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Número 573-574

Serie LVII

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Gabriel Ariza, Conversaciones con Paco Pepe, Madrid, Homo Legens, 2018, 276 págs.

Francisco José Fernández de la Cigoña (Vigo, 1940), abogado y economista, pero también historiador y escritor, se cuenta entre los fundadores de la Ciudad Católica y de Verbo. Muy joven a la sazón, se encuentra hoy todavía en plena madurez. En las páginas de esta revista se pueden ver desde mediados de los años sesenta sus primeras colaboraciones que, a partir del decenio siguiente, discurren las más de las veces por los predios de la historia. En este sentido debe recordarse la serie sobre el pensamiento contrarrevolucionario español del siglo XX, con importantes trabajos sobre fray Atilano Dehaxo, José Cadalso, Pedro de Quevedo y Quintano, el Manifiesto de los Persas, San Ezequiel Moreno, Benito Sotelo, Ramón Nocedal, etc. El segundo eje de sus colaboraciones es el de la información bibliográfica, destacando la abundancia, amplitud y rigor de sus comentarios. Como, además, ha sido fidelísimo tanto a las reuniones anuales como a las de los martes, y sus intervenciones (siempre libérrimas) han sido abundantes, es una fuente imprescindible para la historia de la Ciudad Católica y de Verbo. En este libro que reseñamos hay sobradas muestras tanto en el cuerpo del mismo (que forman las conversaciones de Gabriel Ariza con Paco Pepe, que es como todos sus amigos, y quienes no lo son, le conocen) como en el apéndice (formado por el testimonio de un buen número de los amigos). De hecho, la Ciudad Católica y sus hombres aparecen por doquier, como no podía ser de otra manera.

Pero, ¿por qué este libro? Porque Paco Pepe Fernández de la Cigoña, desde muy pronto también, comenzó una labor de comentarista de asuntos eclesiásticos, sobre todo en la revista ¿Qué Pasa?, dirigida en los años sesenta por Joaquín Pérez Madrigal, que se prolongó en la nueva era tecnológica con una bitácora de éxito (la de más éxito entre las que tratan de asuntos eclesiásticos). Convertido en un personaje conocido su quehacer de los últimos años se ha vertido principalmente en este sector, aunque no por ello nos ha abandonado.

El libro repasa en su primera parte los grandes temas de que se ocupa la información eclesiástica. Y para todos tiene Paco Pepe sus conocidos juicios desenvueltos y rotundos. Miren, si no, los rótulos de los a modo de capítulos: «A mí este papa me insulta todos los días»; «No soy de los que piensan que el Concilio Vaticano II sea lo peor»; «El Opus ha estado educado en la papolatría»; «Muchos jesuitas abandonaron la Compañía de Jesús por la de María… la de María Isabel, la de María dolores, la de María del Mar»; «En el fondo soy una hermanita de la Caridad»; «los sacerdotes jóvenes de hoy suelen ser mucho mejores que sus mayores»… No hace falta más, me parece, para hacernos una idea del contenido del libro, del género a que pertenece y de su interés. La segunda parte comienza reproduciendo un texto publicado en estas páginas «Mis amigos muertos», completándose con los testimonios «de sus amigos vivos», o de algunos, pues de seguro que faltan muchos. Son veintiocho, entre los que encontramos a los también nuestros Carmelo López-Arias, Miguel Ayuso, José Miguel Gambra, Estanislao Cantero, José de Armas, Bernardino Montejano, Maite Cerdá, Luis Zayas, Antonio de Mendoza, Pablo Cervera…

Con gran satisfacción reseñamos, pues, esta iniciativa editorial en homenaje, en el fondo, de uno de nuestros colaboradores más veteranos y queridos.