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Número 573-574

Serie LVII

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AA. VV., The Oxford history of Anglicanism, Oxford, Oxford University Press, 2017, 5 vols.

En esta breve reseña daré cuenta nada más de la aparición de esta importante historia de la iglesia anglicana de la editorial de la Universidad de Oxford. La idea de la obra fue propuesta por el profesor de la Universidad de Perth, Australia, el anglicano Rowan Strong, bajo la concepción de proporcionar una visión de la identidad anglicana abarcadora de su historia, su teología, su eclesiología, su derecho canónico, su liturgia, su expansión por el mundo, etc. Cada uno de los volúmenes cuenta con una introducción o presentación de toda la serie y la lista de colaboradores de ese tomo.

El volumen primero tiene como editor al conocido historiador inglés Anthony Milton y lleva por título: Reforma e identidad, c.1520-1662, al que contribuyen veinticinco colaboradores que consideran en 500 páginas temas como la emergencia de la iglesia nacional inglesa, su asentamiento, las cuestiones no resueltas, la relación con el Estado, las parroquias, los magistrados, el arte, los puritanos, la Biblia, Cromwell, la liturgia, la expansión hacia Irlanda, Escocia y América, etc., todo un arco de cuestiones de gran importancia en los orígenes del anglicanismo. El segundo volumen, editado Jeremy Gregory, otro especialista, se titula: Establecimiento e Imperio, 1662-1829, y cubre el período de apogeo, la expansión imperial de la iglesia nacional de Inglaterra, tratado en veinticuatro colaboraciones, a lo largo de 527 páginas, divididas en tres secciones. La primera trata sobre la definición e identidad del anglicanismo; la segunda sobre los anglicanismos regionales (Caribe, India, África, Nueva Zelanda, Australia, además de los países británicos); y la tercera desarrolla la identidad anglicana en variadas cuestiones: las iglesias europeas, la arquitectura, la música, el arte, la teología, los metodistas, los evangélicos y otros más.

El tercero de los volúmenes está a cargo del ya mencionado Rowan Strong y tiene el siguiente título: La iglesia partisana y su expansión global, 1829-c.1914, comprende 23 colaboraciones a lo largo de 490 páginas que versan sobre el anglicanismo en el Imperio, en Europa, las misiones, el Caribe y América, el Movimiento de Oxford, el anglicanismo liberal, la feminización del anglicanismo, el compromiso económico y social de la iglesia, y muchos más. El cuarto volumen fue editado por Jeremy Morris y tiene por título: Anglicanismo global occidental, c.1914-presente, un fresco de 449 páginas en dieciséis capítulos y otros tantos colaboradores, que busca dar cuenta de la situación del anglicanismo hasta nuestros días en occidente, teniendo en cuenta no sólo los países, sino también los temas o las materias de mayor interés, como son la sexualidad, la perspectiva de género, la renovación teológica, la descolonización, la unidad de los cristianos, la guerra, etc. Por último, el volumen quinto que concluye la obra se titula Anglicanismo global, c. 1910-2000, fue cuidado por William L. Sachs y se divide en tres secciones. La primera encara el crecimiento del anglicanismo global en América latina, África, Oceanía y otras regiones, teniendo presente el diálogo interreligioso; la segunda se detiene en la construcción cultural de la iglesia anglicana, especialmente en África, y las innovaciones litúrgicas; la tercera parte versa sobre los desafíos del anglicanismo, como son las relaciones entre las iglesias anglicana y no anglicanas, el ministerio social en Asia, los musulmanes, etc.

El tono general de la obra no es polémico, tiene mucho de apologético y me parece interesado en dejar un mensaje sobre el vigor y la permanencia de la iglesia anglicana, ahora global, en un mundo de crisis de las religiones. En este sentido, como ocurre también en la Iglesia Católica, el conservarse a nivel de los cambios en el mundo, es decir, «a ras de la tierra», no parecen percibirlo ellos como un peligro, salvo algunas minorías tradicionalistas recalcitrantes. Tal vez por eso mi preferencia es para con los dos primeros tomos de la obra, los más históricos si se quiere, que pintan un cuadro muy claro y aceptable de la iglesia anglicana cuando fue solamente nacional. Aunque en este sentido hay algunas debilidades o ausencias. Por caso, en volumen inicial falta un tratamiento más dedicado de las corrientes arminianas; y en el siguiente se echa de menos las implicaciones políticas de las decisiones eclesiásticas, por ejemplo, en torno a la exclusión de los católicos y de los jacobitas.