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1978

Armonía y dialéctica

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Palabras finales en el acto litúrgico de la clausura de la XVII Reunión de amigos de la Ciudad Católica

PALABRAS FINALES EN EL ACTO LITURGICO DE LA CLAUSURA
DE LA
xvn REUNION DE AMIGOS DE LA.CIUDAD CATOLICA
PRONUNCLIDAS POB. BL R. P.
VIcr0RIN0 RODIÚGUBZ, O; P.
Amigos de la Ciudru:l Católica:
Las pabbras finales de acción de gracias a Dios delante del
Santísimo
Sacramento, este año podemos formularlas con los tér­
minos
propias de esta XVII Reunión: armoma 'Y d4aléctica, enten­
diendo
aquí 1a dialéctica no como discusión o lucha, sino como d,á.
logo, propio de la caridad, que es amistaJ, que es red"1TU1ti,;.
¡Gncias, Señor, por el diálogo armonioso que hemos praa:i­
cado "'tos rres días!
Diálogo armonioso con Dios, que nos habla perennemente en
su Verbo y perennemente se nos da como Don de Amor en el Es­
píritu Santo. Nuestra respuesta ha querido ser de fe cierta, de es­
peranza optimista y de caridru:l amplia:, aunque sin condescenden­
cias daudicantes. Y, como aman#, est -•, te darnos gracias
porque nuestra oración a Ti y a· tu Santísima Madre pudo expre­
sarse en canto bello y tierno.
Diálogo armonioso entte nosorros, porque prorelió siempre en
clave de sabiduría cristiana. El orden o armonía inmanente del hom­
bre, de la sociedad y de la historia descansa en Dios, principio y
fin de 'la vida de los hombres, cuyos pasos --<(Ue son sus ideas y
afa:co&-no se escapan a su Providencia, concretísirna y ~onal,
en razón precisamente de su tmsóendencia. "En El vivimos, nos
movemos· y existimos" (Hech, 17, 28). El anttopocenttismo hege­
liano
empequeiiece al hombre y es incapaz de un juicio armonioso
de la Histmia. La dialécrica perfectiva o superadora de la mística
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VICTORJNO RODRJGUEZ, O, P.
a1snaoa tiene perspectivas trinitarias: "S Padre cekstial
es perfecto" (Mt. 5, 48); "para que todos sean uno,
como Tú, Padlre, escls en mí y yo en ri, para que también ellos sean
en nosotros" i(Jn. 17, 21); "como el Padre me amó, yo también os
he amado; pemianeced en mi amor" Un, 15, 9).
La armonía de la vida aistiana, que incluye contemplación y
dinamismo perfectivo, podría verse sintetizada en una bella idea
de Santo Tomás que quiero recordar a!b.ora. Trata de explicar por
qué los pocífkos serán llamados hijos de Dios (última de las bie­
naventuranzas evangélicas). Ello se debe ......Yiene a decir él! en la
Suma Teológica y en el Comentario a: San Mateo-a que la paz
es la tranquilidad del orden, y el orden es el objeto y efecto propio
de la Sabiduría. De alhí que fa aeación u otdenarión primera y la
redención o
,estauración del orden se atribuyan a la Sabiduría eter­
na o Hijo de Dios. De ahí que los que viven en paz y difu.oden la paz,
que es el orden querido por Dios, que es la caridad, ofrezca,:¡ espe­
cial similitud a¡n la Sabiduría eterna, con <11 Hijo de Dios, y me­
rezcan por eso llamarse hijos de Dios. Redondeando esta misma
idea, nos dirá que la paz, fruto del Espírlnu Santo, efecto de la ca­
ridad, tiene su correspondencia en el don de la sabiduría. Ahí están
fas claves de la dialéctica armoniosa del aistianismo: Sabiduría­
caridad-paz.
En el Oficio Divino de. v.ísp<Íras de los días que preceden a Na­
vidad, la antífona del Magni-ficat es una invocación al Hijo de
Dios, rontemplado en alguno de sus atributos. La primera, del día
17, se refiere a la Divina Sabiduría. Quiero recitarla, como despe­
dida,
delante del Santísimo:
"¡Oh
Sabiduría!, que brotaste de los labios del Altísimo, abar­
cando del
uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y
suavidad, ven y muéstranos di camino de la salvación".
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