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1978

Armonía y dialéctica

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Armonía y dialéctica en los medios de comunicación social

ARMONIA Y DIALECTICA EN LOS MEDIOS
DE COMUM:CACION SOCIAL
POR
ENRIQUE MBNDOZA DELGADO
l. Introducción
Puede con,iderarse el siglo comprendido entre 1870 y nuestros
días como el siglo de la sociedad de masas. En ese período es cuan­
do un conjunro de causas confluyen para producir una profunda
rransformación de la anterior
sociedad hasta el punto de hacerla
prácticamente irreconocible.
Este proceso se inició en las naciones europeas en las que
coincidieron una serie de factores de orden filosófico, político y
económico, que tendrían, posteriormente, una profunda repercusión
en todos los aspectos de la vida personal y social.
En el orden filosófico, las ideas de la ilusrración, su fe en la
bondad
natural del hombre y en la autonomía de su razón, condn­
jeron a la exaltación del individuo y al
redhazo de rodos sus víncu­
los sociales y religiosos En el plano de lo político, estas ideas
se
expresaron en el dogma de la igualdad social y en la consiguien­
te
lucha conrra los poderes monáJ:quicos, la abolición de las an­
tiguas instituciones obreras y la implantación de los régiruenes
de­
mocráticos ron la burguesfu como nueva clase dirigente. En el cam­
po de la economía, la mentalidad capitalista del lucro y principal­
mente el progreso científico
y técnico se dieron cita para producir
la revolución indusrrial, poniendo en manos de las nuevas clases
un enorme poder. Todas estas causas, en su ronjunto, producirían la
despoblación del campo
y la aparición de las grandes ciudades in­
dusrriailes, con su secuela de proletatización y paro en gran escala,
la disolución del individuo en la masa, la pérdida de sus rafees his-
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tóricas y cu!turale,, y finalmente la soledad en medio de la multitud.
Se
creó así una sociedad cuyas notas caroctetfsticas son la unifor·
midad, la falta de
estructura jerárquica, su manipulación desde fue­
ra y su falta
de responsabilidad (1).
Este . tipo de sociedad se extenderla por todo el mundo después
de
la segunda guerra mundial, cuando tras la derrota del Eje, se
impuso como modelo de progreso el existente en las democracias
occidentales, poniéndose a su setvicio el enorme potencial cientí­
fico, tecnológico e industrial desarrollado durante la conflagración.
A lo largo de este período se han revelado como factores decisivos
en este proceso los llamados medios de comunicación social -como
les llamó por ve,: primera el Concilio Vaticano 11 (2)-y que han
pasado de tener un papel secundario a convertirse en una causa
pe, se. A la evolución de este factor y a su incidencia en la socie­
dad de masas vamos a referirnos a continuación.
2. Desarrollo de los medios de comunicación social
Los medios de comunicación social son el conjunto de instru­
mentos que permiten poner en contacto individual y a la ve,: si­
multáneo a
un. gran número de personas a partir de una sola fuente
de difusión. Su desarrollo. ha sido
tan fulminante y sorprendente
como el de la misma revolución tecnológica
de la que son producto.
Su primer impulso fue dado
en 1434 con la invención de la
imprenta
por Gutenberg, que se difundirla con rapidez y por la
cual
el libro dejarla de ser un ol,jeto exclusivo de sabios y estu­
diosos para
. llegar al gran público. La invención de la tinta para
imprenta
en 1818, la fabricación de nuevos tipos de papel y el de­
sarrollo de la
técnica de impresión conducirían a la difusión ma·
siva del libro en nuestros días, con 700 millone,, de ejemplares
anuales.
(1) Valle! de Goytisolo, Jua.n: Derecho y Sociedad de M,i,a.r. Edito­
rial Taurus, Madrid, 1969. Passim.
(2) C.Ondlio Vaticano 11, Decreto:· Inter mirffica, Ed. B. A. C., Madrid,
196,.
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La prensa presenta una evolución semejaute. El primer diario
aparece en Inglaterra en 1702, donde al calor de la defensa de inte­
reses partidistas nacetfa el periodismo moderno. En 1850, Julius
Havas funda la primera agencia de noticias, a la que veinte años
más tatde seguiría la de su antiguo colaborador Reuter. En 185 3"
se envtiaron los primeros corresponsales al extranjero; el desarrollo
del telégraifo, en 1845; del teléfono, en 1876; de la radiotelegrafía,
en 1920; del teletipo, en 1931, y del telefoto, más tatde, consolidaron
definitivamente a la prensa como "'el cuarto poder". En la actuali­
dad existen, aproximadamente, 7.500 diarios en el mundo, con una
tirada en conjunto de 314 millones de
ejanpla.tes cada doce horas (3).
Sin
embargo, la prensa escrita tenía romo limitación la necesi­
dad de
la alfabetización previa del receptor, que sólo podía ser
salvada por
el teatro, pero la aparición de los m de comunicación social
--radio, cine y televisión-superó la difi­
cultad.
El cine, cuyos inicios se encuenttau en. 1895 con los hermauos
Lumiere,
dejó de ser mudo en 1926, y con los hermanos W arner se
transformó en empresa comercial de proporciones gigantescas. En
los años setenta existlan en el mundo . un cuarto de millón de salas
de cine, con una
asistencia auual de 20.000, millones de espectado­
res, según daros de la UNF.SCO (4) ..
Las primeras emisiones regula.tes de radio se inician en 1920;
en 196o había en el mundo 3 70 millones de receptores, y para
1970 est!a cifra correspondía tan sólo a los Estados Unidos. los des­
cubrimientos para almacenar
el sonido en discos o cintas magné­
ticas aumentaron aún mlis la versatilidad e importancia de este
medio.
La televisión, prototipo de los medios de comunicación social,
fue
desarrollada ya hada 1926 por John l.ogie Baird y continuada
por Paul Vipkow, e hizo su aparición comercial masiva hada fi­
nales de
la década de los cincuenta, para alcanzru: en la de los se-
(3) Beneyto, Juan: Conodmiento ti.e la Información, Madrid, 1973.,
pág. 117.
(
4) Ibitl., pág. 215.
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tenta la ttanmsi6n a color y 300 millones de receptores en el
mundo.
Estos avances tecnol6gkos no se han detenido y otros nuevos
medios
sed.n pronto frecuentes: el cine autorrevelado, el videotelé­
fono, el videocasette, etc., así corno la aplicaci6n a nivel doméstico
de las posibilidades de la informática, que conectará por medio de
la
pantalla casera de televisión a la familia más modesta con el sabet
acumulado
en los bancos de datos de todos el mundo.
Todas estas conquistas legítimas del ingenio humano no están,
sin
embargo, exentas de riesgos. La mayor complejidad técnica de
los medios, en especial de los aparatos emisores, ha incrementado
su coste y
el de su explotación a niveles considetables, lo que deja
en ~os de las grandes fur.tunas, sean públicas o privadas, un
importante·
poder de influencia social. La posibilidad de establecer
una comunicación unilateral entte un pequeño
número de hombres
que posea los medios técnicos adecuados con la gran masa, otorga
a los medios de comunicación
soaia:l un poder que se acrecienta
correlativamente a la
masificación social, por lo que se ha desa­
rrollado una conciencia muy viva de que el uso de estos medios
debe estar subordinado a imperativos de carácter ético y moral,
pues está claro que el
carácter instrumental de los medios de co­
municación social perm,ite su utilización para fines diversos, ya sea
pata provedho del hombre y la sociedad --contribuyendo a la armo­
nía
---0 bien, como insttumento dialéctico de focha y disgregación
social.
3. Acción de los medios de comunicación socfa.l sobre el in­
dividuo
Cuando los medios de comunicación
social son utilizados con­
forme a principios éticos congruentes con el orden natural de las
cosas, permiten el desarrollo de muchas facultades del individuo.
Pueden
ser un excelente medio para aprender a escuchar, a obser­
var, a comunicar las propias ideas y

a recibir las
de otros; para
aceroarse a la comprensión del mundo y para alimentar el espíritu
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con las obrns más importantes del género humano; de aquí la aten­
ción
que la Iglesia católica ha presmdo a estos medios como instru­
mento
pata la superación humana.
Es preciso reconocer, sin embargo, que, en la mayoría de las oca­
siones, los medios de comunicación
social han contribuido de forma
definitiva
al proceso de masificación social. Una vez formadas las
grandes masas, desprovistas de conciencia critka y de estructura je­
rátquica,
éstos se han convertido en un eficaz instrumento de di­
rección y manipulación, reforzando el proceso e impidiendo con
frecuencia su solución.
La influencia de los medios de comunicación social sobre los
individuos varía, ¡x>r supuesto, según las características peculiares
de cada uno, pero al nivel estadístico --caregoría por excelencia,,
de la sociedad de masa&-se acrecienta; como lo han puesto de ',
relieve los estudios realizados en 1978 en la República Federal Ale­
mana sobre audiencia televisiva. Este poder
de influencia varía
también
para cada uno de los diferentes medios; frente .al lengua­
je escrito del Hbro, revista o periódico, SOmetido a "vigilancia,".
que obliga al lector a reflexionar sobre las palabras y conceptos,
se sitúa el lenguaje ''desencadenado" de los medios aúdiovisuales,
con la fluidez romo característica, que impide el juicio Y sitúa al
receptor frente a hedhos, y en los cuales el lenguaje va acompañado
de los infinitos matices expresivos de entonación, gestos, etc., que
le sustraen del campo de la raz6n abstracta para llevarle a zonas
más profundas del psiquismo y del inconsclentre (5). Es por esto
que estos últimos medios han sido
considerados los más arriesgados
y sobre los cuales debe existir un m<>yor control.
El campo en donde se ha puesto a la vista con mayor relieve la
posibilidad de manipulación de estos medios,
y de los efectos no­
civos de su uso incontrolado, ha sido d oampo de la información.
Las posibilidades técnicas han conducido a la creación de una in­
dustria
de la información que puede orientar, con relativa facilidad
y ventaja,
las opiniones y juicios de los individuos sobre determi­
nados
temas; y aún más, producir actirudes y juicios. El hombre
(5) Beneyto, Juan: op. cit., pág. 22.
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de la sociedad de masas, con su mayor o menor grado de desarraigo
social, busca saber Jo que pasa en lugares remotos o en esferas muy
alejadas de él, en tanto que con frecuencia carece de la información
necesaria sobre los asuntos próximos o roncretos que deberían in•
teresarle mayormente. Los efectos del alud informativo son oon
frecuencia
la evasión de la realidad y la abdicación de las respon­
sabilidades que exigen esfuerm, pues dada la romplejidad del mun·
do
que percibe " través de la información y ante la cual es impo­
tente,
no puede sino esperar la solución de todos los problemas
por
grandes cambios de sistema y ciertas direcciones del "sentí·
do de la historia".
La· gravedad de estos hechos ha oonducido a muchos a tratar
de reglamentar este uso, y a otros mlWhos a reclamar el "derecho
a
la ignorancia", que no estaría lejos del ptensanri!ento del O>ncilio
Vaticano II, que ha proclamado el derecho a la infoonación, pero
no
de una forma abstracta o genérica, sino "de aquellas rosas que
co1Wienen a los hombres, según las cwcumtancMs de cada cu"1-" (6).
Se ha llegado también a ronfundir la difusión masiva de la cul­
tura con la fotmación aJ!tural, apareciendo el fenómeno de la "ci­
vilización de la imagen" donde la verdad deja de ser un "jaque a
la verdad"
-a feliz expresión de Ortega-y fruto del esfuerzo
y la disciplina, para oonvertirse en el subproducto de unos mi­
nutos de descanso frente al receptor. Thibon ha sefialado por qué
este tipo de información es antitética con el coooepto de cultura,
a saber: por su anonimato, pues se dirige a todo el mundo y a na­
die, ignora el diálogo y el interlocutor, todo se trata a "nivel me­
dio" o "para todo públiro''; por su cantidad, lo que hace imposi­
ble asimilarla y simplificarla; por su movilidad, las informaciones
se anulan unas a otras, tanto por su suoesión como por su número
y, finalmente, por su ausencia de orden y /erarqufa (7).
Resultan también
interesantes los estudios realizados por la Xa­
vier Univlersit:y sobre el efecto en el aprendizaje infantil de la afie
ción a la televisión. La visión continuada de este medio produce
(6) Op. cit. Ed. B. A. C. pág. 665.
(7) Thibon, Gustave: «La información contra la cultura», en Verbo,
42-43.
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una pérdida progresiva de la capacidad de atención y concentra­
ción,
la imaginación queda sin conttol, la capaoidad de comunica­
ción
y relación par'ece disminuir, y en algunos temperamentos ner­
viosos puede producir impresiones
profundas que dejan honda hue­
lla. Deben destacarse, por otra parte, las posibilidades de este mis­
mo medio para la enseñanza cuando es correctamente utilizado.
4. Acción de los medios de comunicación social sobre la so­
ciedad
V amos a referirnos, en primer lugar, a las posihilidades de los
medios de comunicación social como instrumento dialéctico; en­
tendiendo aquí por dialéctica la acción de escindir, enfrentar y pro­
ducir
la lueha socia[ con la pretensoión de implantar un nuevo or­
den. O sea, la dialéctica como praxis política marxista.
La posibilidad de aoción dialéccica de los medios de comunica­
ción social
es, sin embargo, mucho más antigua. Martín Lutero se
valió
de la imprenta en su lucha contra la Iglesia; en cinco días
imprimió 4.000 ejemplares de su opúsculo A 1" noMeza alema­
na; en 1522, cuatro imprentas se encargaron de lanzar los 5.000
ejemplares de su Nuevo Testamento en la versión conocida co­
mo
de Wittemberg; quince años más tarde las Biblias editadas
ascendían a 200.000.
Los protestantes holandeses encontraron en
la
edición de libros un buen negocio, además de un arma exce­
lente en su
lucha contra la Corona española. La edición de la En­
ciclopedia diseminó por el mundo el espíritu de la "República
de las letras", que terminaría con el antiguo régimen. Pero estas
posibilidades se han incrementado en forma paralela al desarrollo
de los mismos medios de comunicaci6n; aún está bastante próximo
el caso Watergate para comprender su poder y su influencia.
La fotma en la que 1os medios de comunicación son empleados
como
instrumento dialéctico difieren ,entre los regímenes liberales
y en los autoritarios, con toda una enorme posibilidad de matices.
En las sociedades liberales, ,la acción de los medios de comuni­
cación social
obedece al principio del pluralismo ideológico. El Es-
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tado asume como función la de g:aranti2al: la igualdad de. oportu­
nidades a las diversas mwlogías sin pronunciruse sobre alguna o
sin tratllr de imponer un aiterio moral. La explotación de loo me­
dios tiene por objeto principal la difusión publicitaria, pata Jo cual
se recurre generalmente a!l panem ,t cwoiences de la violencia y el
sexo, difwidiéndose los valores de la llamada moral permisiva. Es­
ta situación se agrava por el hecho de que la mayor parte de la pro­
ducción de este tipo tiene su origen en aquellas naciones en las
que a una
abwidancia de recursos técnicos se surma el liberalismo
más
desencarnado, y que va a difundirse en otras naciones con usos
y costumbres diferentes, con un enorme efecto nocivo. Este proceso
conduce además a la unlformización masificante del mundo en cuan­
to a preocupaciones, dist:rilcciones, gustos, etc.
El fruto de esta acción de los medios d,, comunicación social es
el debilitamiento de la sociedad en general, de sus instituciones y
de sus hombtes. La fa!lta de unidad profunda en las convicciones,
la apatía y el confort adormecedor dejan a merced de las minorías
enérgicas
· los destinos de millones. de hombtes. Los ejemplos histó­
ricos podrían arrancar desde el Imperio romano hasta Cuba.
Sin embargo, la sociedad
liberal va aún más lejos, y en virtud
de su pluralismo proporciona a sus enemigos la oportnnidad de
usar sus armas
contra ella misma. Esta acción es emprendida de
forma
particu,lar en el mundo de 'l,oy por el marxismo, que repre­
senta la doctrina revolucionaria más importante, por Jo que vamos
a dedicar algunas líneas a este terna.
El proceso revolucionario es la abolición del anterior orden
social
parra sustituirlo por el socialismo, rompiendo los principios
en que
se sustentaba y haciendo imposible el retorno al estado
anterior. Este proceso se da en qes grandes etapas: subversión,
en
'la que predomina la acción de erosión contra la sociedad cons­
ti11nida; lucha y toma del poder, cuando se ha alcanzado la fuerza
necesaria para asegurar
el éxito, y transformación de la sociedad e
instauración del nuevo orden revolucionario, utilizando
para ello las
propias fuerzas del vencido (8).
(8) Yuste, Carlos I.: Subversión j reversión en· la España t:Klud, Edi­
torial San Martín, Madrid, 197'; pág. 30.
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Guiados por estos principios estratégicos, los grupos revolucio­
narios
adoptarán diversas tácticas, según el análisis que hagan del
estado de
la sociedad a conquistar y de las propias fuerzas. De este
análisis podrán elegir entre una línea de carácter reformista, ac­
tuando
dentro de la legalidad, de aspecto moderado y pacífico; o
una
de carácter revolucionario, radical y violenta; clandeitina en
la mayoría de las ocasiones. Generalmente existirán ambas líneas,
a menudo enfrentadas entre sí
respecro a la táctica, pero la acción
revolucionaria,
en su conjunto, resultará beneficiada; la línea revolu­
cionaria señala un objetivo, levanta una bandera y pide el cambio
radical
aquí y ahora, empujando, en tanto que los otros realizan la
ocupación de las instituciones abiertas por el pacto y el temor a los
radicales, consolidan posiciones y cultivan uua imagen de modera­
ción
y orden que les gana el apoyo de muchos ingenuos (9).
A la doctrina revdlucionaria eliitborada por Marx y Lenin se han
hecho nuevas aportaciones, derivadas de la experiencia revolucioua­
ria de
sesenta años y del absoluto &acaso teórico del marxismo co­
mo . ciencia y doctrina politicas. El proletariado ha perdido su ca­
pacidad revolucionaria en
las sociedades liberales, la descomposi­
ción
interna e inminente calda del capitalismo no se vislumbra, las
doctrinas .rnuxistas enruentran tan sólo escasos simpatizantes en
los medios intelectuales.
Por otra parte, un estudio minucioso de las revoluciones triun­
fantes en los últimos años (Argelia, Cuba, China) ha puesto de re­
lieve la
importancia del factor psicológico en el proceso revolucio­
nario. La revolución es la explosión del descontento general de un
gran número de hombres, convencidos de la necesidad y urgencia
de un cambio político. No importa si esa necesidad obedece a con­
diciones objetivas de opresión e injusticia; basta que
sean subjeti­
vamente seÓtidas y tenidas como tales. La revolución es siempre pro­
ducto de una pequeñ!simla minoría de hombres audaces y organi,.a,
dos que cuenta con la simpatfa o indiferencia de una gran masa.
De
aquí surge de inmediato la posibilidad de realizar una revolu­
ción utilizando adecuadamente
los medios de comunicación social.
(9) Cfr. Correa de Oliveira, Plinio: Revolución y Contrarrevoludón,
Ed. Femando el Santo, Madrid, ·1979.
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No se trata ya de imitar los modelos heroiros y míticos del pue­
blo asaltando el Palacio de Invierno; al contrario, se trata de parali­
zar a la masa, de evitar que intervenga, dejando aislados a sus di­
rigenres frente
a la minoría revolucionaria. Esta es la nueva forma
de toma del poder que los medios de comunicación social ofrecen
a la revolución.
Utilizando adecuadamente estos
medios, una

minoría violenta
-JlTA, GRAPO, OLP, FIN, etc.-puede coaccionar al poder
y obligarle a entregarse.
Los dbjetivos del proceso revolucionario
deben cumplirse a través de los medios de comunicación social, pa­
ra lo que es prociso lograr tres objetivos:
l. Desmoralizar a la nación y desintegrar los grupos que la
forman.
2. Desacreditar a la autoridad, a sus funcionarios y a sus di­
rigentes.
3. NeutrlllWJat a las masas para impedir toda intervención es­
pontánea en favor del otden establ gido pata la ocupación del poder. Esto se logra creando un
sentimiento de aislamiento de los grupos y fu.er:ms que
combaten la subversión, atomizando a los individuos y ol,li­
gándoles a
refugiarse en sus intereses privm!os, creando el
"p'1,iro mudo" y la ronvicción de que es mejor no interve­
nir
por conveniencia propia.
Es imposible comprender .cómo pneden lograrse los objetivos
revolucionarios en las sociedades
l:r'berales, con un mínimo de recur­
sos humanos, sin di papel de los medios de romunkación social en
la estrategia general, como certeramen~e ha mostrado Mucchielli, a
quien seguimos
de cerca en este aspecto (10).
El
material que Vll a alimentar a los medios de comunicación
social, y que Vll a ser utilizado pata esta estrategia, viene de cinro
fuentes: las acciones violentas de pequelios grnpos de acción direc­
ta dentro del territorio
nacional, la información sobre las acciones
directas
de grupos similares en el extranjero, los errores y fallos del
adversario,
Ios hechos de las autoridades y fallos de las mismas en
(10) Mucchielli, Roger; La S11b11ersión, Ed. C. L. C., París, 1976,
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otros países en la lucha contra la subversión y los hechos e inior­
lllllciones cotidianas.
Frente a esta estrategia de utilización de los. medios de. comuni -
cación
social, la postura de estos será diferente.
a) En los medios dirigidos directamente por los grupos revolu­
cionarios: su objetivo es man11ener la cohesión. y e.,pfritu de los mi­
litantes, atraer nuevos
y proporcionar a los grandes medios, general­
mente ansiosos de informar, de
material propagandístico.
b) Los medios que participan directa e intencionalmente en la
difusión de la subversión, en especial .fos grandes medios: su papel
es fundamental, porque tienen toda la apariencia de buena Í!! y ob­
jetividad y pueden conservar a su público. Esroo se valen para su
propósito de
las técnicas de la información tendenciosa, ampliamen­
te
desarrolladas por los organismos de inteligencia aliados desde
la segunda guerra mundial (11).
e) Los medios de difusión "neutros", que difunden la acción
de los grupos subversivos
y les dan a conocer, y
d) Los medios de comunicación socia,] contrarios a la subver­
sión, entre los que no faltan aquellos que, creyendo servir a su causa,
exageran
1os hechos, se indignan y protestan violentamente contra
la
autoridad y sus fuerzas, provocando así un efecto no previsto, a
saber, la .certeza de la superioridad de fuerza, moral y organización
de los grupos revolucionarios y de la impotencia de quienes los com­
baten;
y esms ,irnagenes son precisamente las que los grupos sub­
versivos tratan de producir. Cuando el dafio que alguno de esroo me­
dios infringe a IJ.os grupo5 revolucionarios es grave, pasan a la ac·
dón directa contra ellos.
Algunas formas concrems de acción sobre la opinión pública pue­
den ser: la organizaci6n del descrédito de las autoridades esmbleci­
das, para lo que es necesario presentar el poder del Estado como
ilegítimo
y opresor; dar la imagen de un Estado policial y repre­
sivo, desacreditar al poder desacreditando . a sus fumamentos: la po­
licía o el ej&cito; atacar a las personas
que se oponen a la subver­
sión produciendo
el pánico y el miedo entre quienes se encuentran
(11) MucchieUi, Roger: op. cit., con abundante bibliografía incluida.
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en situación semejante. La. sociedad de masas carece de hombres
wlienres y el revollucionario Jo sabe,
Otras formas son el .utilizar los incidenres fortuitos o los errores
y faltas del enemigo. También resultan eficaces la utilización de
las [eyes y reglamentos contra abundantes
en la sociedad liberal, denunciar toda contra ofensiva
como una maniobta de la propaganda enemiga, crear tribunales po­
pulares, ete.
En los países con regímenes autoritarios, especiaJmenre en los
socialistas, los. medios de comunicación socia[ aunplen una función
diferente, que es la de servir "l enCU!lldramiento de [os hombres se­
gún los planes centrales. Son utilizados para el adocrtinamieoto ideo­
lógico, para refotzar la moral revolucionaria y para aplastar el me­
nor indicio
de disidencia. El control absoluto de los medios de co­
municación, la censura política y los órganos de seguridad del Esta­
do garantizan así la pervivencia del sistema. En estos lugares los
medios
de comunicación social se eocuadran dentro de la tercera
etapa del proceso rev los medios de los vencidos.
Hemos visto hasta ahora cómo los medios de comunicación SO·
cial han contribuido a la acción dialécrica sobre la sociedad y el in­
dividuo, y liemos mencionado también cómo podrían contribuir a
su armonía;
vamos llihora a dar algunas ideas muy generales sobre
la forma en que, a nuestro juicio, podría aicanzarse este último
propósito.
5. Hacia la recuperación de l'os medios de comunicación so­
cial oomo instrumento para la armonía social
Dada la gran importancia de los medios de comunicación social,
los ·hombres
que deseen trabajar por la restauración de los tejidos
sociales
desgarrados_ por la dialéctica revolucionaria tienen aquí un
eootme y rewndo campo de acción. Es1la acción puede desarrollarse
a nivel preventivo
y con un carácter geoetal, o bien a nivel especia­
lizado y específico en los propios medios de comuni01d6n social. _
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ARMONIA Y DIALBCTICA BN LA COMUNICACION SOCIAi
La ooción peJ+SOnal de caráoter general no es sólo un deber mo­
ral, sino una necesidad. Esta acción está el al= de . todo hombre
y reviste especial importancia en la fam& y en la escuela. La omni­
presencia de estos medios y la im,posibhlidad de una vigilancia con­
tinuada sobre ellos hace indispensable la educación de la niñez· y
de la juventud para que sepan utilizarlos correctamente y evitar su
influencia negativa.
El primer medio es la educación de la inteligencia,
el desarrollo del pensamiento propio, de la capaicidad crítica y de
reflexión. Enseña.r a ver, int""!'retar y juz1!"4'. No desaprovechar las
oportunidades,
comentar las películas o los programas, mostrar las
diferentes presentaciones de las noticias y
a
saber prescindir del
uso de estos medios, a relacionarse
ron lo real y concreto, huyendo
de las
abstracciones.
El ejercicio de las virtudes cívicas es necesario, sobre todo cuan­
do la sociedad de
masas tiende a sustituirlas por la planificaci6n u
el paternalismo estatal; escribir una carta al director de un medio
de comunicación social e insistir, aunque no se obtengan resultados
aparentes, es importante; los res¡,on.sables de estos medios son es_pe~
cia1mente sensibles respecto a las pocas opiniones que pueden con­
cretar. Al igual que todas las virtudes cívicas, su ejercicio obliga a
todos, pero
el pensar que otros asumirán el deber propio es la
mejor forma de
aoegurarse de que no se haga nada. Debe recordarse
también que los medios de comunicación sociail dependen en gran
medida de la publicidad; negar ésta a quienes favorecen la acción
dialéctica y otorgai,la a quienes la combaren se ron.,ierte en una ac­
ción senci1la y eficaz. Finalmente, el apoyo prestado a un medio
determinado, generalmente con aportaciones mínimas
-«>mprar un
peri6diro, p. ej.-, son el bajísimo precio para conservar la libertad
de esos medios.
Si de estas sencillas acciones individuades se pasa a la acción
organizada, la eficacia aUIIDellta. La creación de tele-clubs o de gru­
pos de
lectores, etc., que se presentan romo interlocutores de los
medios de
comunicación social, ofrecen grandes posibilidades, romo
lo ha probado la e,q,eriencia. Su organización es sumamente ele­
mental y no requiere prácticamente de ningún medio económico.
Pero además de estas acciones estrictamene. preventivas y de
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salvaguardia, pueden emprenderse otraS mucho más importantes, con
el trabajo específico . en este campo, tanto a. nivel individual como
colectivo, ya sea en pequeña o gran escala.
En primer término es necesaria · la formación doettinal y téc­
nica de los hombres. La complejidad y au10D00Úa de los mooios. de
comunicación socia[ hace necesario el trabajo profesional, las im­
provisadones siempre resultan fracasadas. El campo no es para los
aficionados. Los
periodistas, escritores, actores, productores, reali­
zado,res, emibidores, disttibuidores, directores y vendedores, críti­
cos y den$ técnkos que de algún modo intervienen en. la reali,a­
ción y difusión de las comunicaciones deben ser con.cientes de
su responsabilidad moral y
prepararse adecuadamente para el ejer­
cicio
de sus funciones.
En este campo entra =bién la po•ibllidad de desarrollar me­
dios
de comunicación propios, y aquí es importante evitar la tenta­
ción del gigantismo. Lanzar una revista de gran tirada, un periódico
o
U!lla cadena de televisión r,quiere de grandes recursos financieros,
humanoo y técnicos, que pocas veces se encuenttan disponibles. La
falta de conocimiento sobre la forma de operación de los mismos
medios
ha hecho fracasar innumerables iniciativas de este tipo, de­
rrodhando gran cantidltd de recursos y produciendo un sentimiento
de frustración y de impotencia que desanima a los mejores. Los
avances de la tecnología permiten, oon pocos medios, realizar obras
importanlleS, oon la oondición de ser realistas; en este sentido es
prefer;ble una reali,ación a pequeña escala exitosa que diez in­
tentos !itllidos a gran escala. El poder de los grandes me:lios invita ·
a imitarles y a entrar en el juego de la manipulación, pero estos
intentols no oontribuirán a la restauración del orden social enfermo.
Los malios de comunicación social puestos al servicio de hom­
.bres concretos, con intereses . comunes y en la escala adecuada, son
de una efioicia comprobada contra la acción subversiva. Los descu­
brimientos de la P5icología social han demostrado ampliamente que,
mientras más identificados estén los individuos en grupos cohesi­
vos, menos
permeables son a la propaganda y a la subversión (12).
(12) Mucchieli, Roger: op. rit., pág. 128.
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ARMONIA Y DIALBCTICA BN LA COMUNICACION SOCIAL
Finalmente, se impone la necesidad de circunscribit el valor o
influencia de ,los medios de wmooicación sociall dentro de una
perspectiva realista; no cabe ni la idolatría ni la ceguera. Los gran­
des
medios de wmunimción social pueden magnificar eventos y
aún crear seres imaginarios, pero estie juego tiene límites, si bien
no muy precisos, sí claros, pues la realidad no puede ocultarse per­
manentemenre. Es posible que tras la voz estentórea que escuche­
mos no exista sino un hombrecillo con un micrófono, pero saber
distinguir esto es importante, pues en ello nos jugamos la libertad.
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