Volver
  • Índice

El mito del punto Omega del Padre Teilhard de Chardin. Notas a una hipótesis

EL MITO DEL PUNTO OMEGA DEL PADRE TEILHARD
DE CHARDIN.
Notas a una hipótesis ..
En

tres secciones
princi~es dividir_emos
estas notas sobre
el Punto Omega del Padre Teilhard de Chardin. En la primera
expondremos la síntesis de
sti pensamjento a

través
d~l _ propio
autor y de uno de sus .principales críticos_, el Padre Dom Georges
Frenaud. (En la charla que di en la Balmesiana de Barcdona
expuse,

como síntesis
-de -su. pensamiento,
los resúmenes del
Pa­
dre Frenaud, Kopp y Cuénot, es decir, representantes tanto de
las tendencias favorables o desfavorables para las ideas del sabio jesuita. Pero he preferido ahora
sustitór las

de Kopp y Cuénot
por las propias palabras del autor de la
doctrina.) En ségtindd
lugar, daré un br.eve rest,UI1en de

sus
c~ít_icos benév.olos y segui­
damente una panorámíca de sus principales impugnadores. Ter­
minaré con nna nota muy corta sobre Teilhard y San Pablo.
Ante todo tengo que declarar que esta charla se basa sólo en
unas
notas sueltas,

nerviosas, no articuladas. en cuerpo de doc­
trina. Se trata, ante todo y sobre todo, de material de acarreo. No es un estudio doctrinal ni un complejo orgánico, sino una
simple ex.posición sobre
el complejo mundo en el que se mueve
el famoso científico francés. Desde ellas pueden plantearse des­
pués las opiniones personales, pero he -preferido sacrificar en bien
de todos la brillantez a la eficacia.
Por otra
parte, he de recordar a ustedes que como aún no se
han publicado todas las obras del Padre Teilbard es muy posible
que la. aparición de nuevos libros modifiquen alguno de los jui­
cios emitidos aquí. Es necesario también-hacer-constar que el in­
cesante movimiento y trasplante de Teilhard de los planos natu-
47
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
ral al sobrenatural, del biológico al filosófico y teológico, obligan
al lector a prodigiosos esfuerzos por seguirle en la carrera de
obstáculos -muchos de ellos insalvable&- a la que se lanzó en
sus múltiples aventuras intelectuales. También es preciso recor­
dar que nos movemos
con
estas notas en el único plano del Punto
Omega; por lo que no
hay· que

deducir que la crítica· que hago
de esta teOTía pueda también aplicarse a otras ideas -algunas
de ellas válida&-del ilusµ-e autor.
No hay que olvidar
tampoco que, como afirma el Padre
Teilhard en ciertas ocasiones, muchas de sus exposiciones se ba­
san sólo en hipótesis y probabilidades.
Pero lo peligroso en verdad es levantar el edificio de una
teología y de
una filosofía sobre los inciertos cimientos de una
simple
y audaz teoría. Basta recordar aqui a este respecto las
palabras del Papa Pablo VI sobre "las fantasías y ambigüedades"
de este hotnbre inteligente, ·apasionante, lírico y agudísimo que
se llamó Teilhard de Charlin.
l. ExPosICIÓN DE LA DOCTRINA.
A. Las doctrinas del Padre Teilhard explicadas por él mismo.
"Y o me explico".
Un sumario de mi perspectiva fenomenológica del Mundo.
Punto de Partida y Clave de Todo El Sistema.
"Prop.igándose a contracorrientes a· través de la Entropía,
existe
Una deriva cósmica de la 1\1:ateria hacia estados de or­
denamiento cada vez más complicados (y en dirección -o en
el seno--de un· "tercer infinito", el· Infinito de Complejidad,
tan real como lo Infinito o lo Inmenso). Y la conciencia se pre­
senta experimentalmente como el efecto, o propiedad específica,
de esa Complejidad llevada· a unos valores extremos."
Si se aplica a la historia del Mundo esa ley de recurrencia
(d~omináda "de complejidad-consciencia"), se ve cómo se con­
cretan una· serie·

ascendente de puntos
críticos y de desarrollos
singulares que son los
siguientes:
48
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
1.0 Punto crítico de vitalización.
En alguna parte, al nivel de las Proteínas, se produce una
emergencia inicial de la Conciencia en el seno de lo Previvo (por
· lo menos, según nuestra experiencia). Y gracias al mecanismo
concomitante de "reproducción", la subida * la Complejidad se
acelera
sobre la

tierra por vía filética (génesis de las especies o
especiación).
A partir de ese estadio (y en
.el caso ,de los seres vivos su­
periores), resulta posible
"medir'.',la .marcha de

la Complejidad
orgánica mediante los progresos de la cerebración. Gracias a este
artificio, se destaca, en el seno de la biosfera, un eje privilegiado
de Complejidad-Consciencia: el de los Primates.
2.0 Punto crítico de reflexión ( o de Hominización ).
A consecuencia de alguna mutación cerebral ''hominizante"
producida en los Antropoides hacia finales del Terciario, la Re­
flexión psíquica -no sólo saber, sino saber que se sabe-irrum­
pe en el Mundo
y abre un campo enteramente nuevo a la Evolu­
ción.
En el Hombre, bajo lllis apariencias de una simple "familia"
zoológica nueva, lo que de hecho comienza en una segunda es­
pecie de vida (la Noosfera),
3.0 Desarrollo de la Ca-reflexión (y subida de un ultrahu­
mano).
Aplicado el gran fenómeno de
.la Socialización

humana, el
criterio de Complejidad-Consciencia aporta las indicaciones de­
cisivas. Por una parte, en la sociedad humana, un irresistible e
irreversible ordenamiento técnico-cultural, de dimensiones noos­
féricas, progresa de modo manifiesto. Y, por otra parte, por un
efecto de co-reflexión, el espíritu humano no deja de elevarse co­
lectivamente (gracias a las ligazones tejidas por la técnica) hacia
la percepción de dimensiones nuevas: organicidad evolutiva y es­
tructura corpuscular del Universo, por ejemplo. El Binomio "or­
ganización-interiorización" vuelve a aparecer aquí de modo evi­
dente. Lo cual significa que, ante nuestros ojos, el proceso fun­
damental de Cosmogénesis continúa como antes ( o incluso se
reanuda con
mayor impulso).
Considerada

en su totalidad zoológica,
la Humanidad ofrece
49

Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
el espectáculo único de- un phylum, que se sintetiza orgánico psí­
quicamente sobre sí mismo. Verdaderamente, constituye una "cor­
pusculización" y una "centración" (o centraje) sobre sí misma
de la Noosfera· as a whole.
4.0 Probabilidad de un punto crítico de Ultra-reflexión hacia
adelante. Si se la extrapola hacia el futuro, la convergencia técnico­
socio-mental de la Humanidad sobre sí misma impone la previ­
sión de un paroxismo de Ca-reflexión,· a determinada distancia
concreta delante de nosotros en el Tiempo: paroxismo que no
puede definirse mejor (ni de otro modo) sino como un punto
critico de Ultra-Reflexión. No podríamos naturalmente imagi­ nar ni describir dicho fenómeno ( que implica aparentemente una
evasión del Espacio y del Tiempo). Sin embargo, algunas con­
díciones eneigéticas precisas, que ha de cumplir el acontecimiento
previsto (activación creciente, en el hombre, al aproximarse el
hecho del
"gusto por la evolución" y del "deseo de vivir"), nos
obligan a ~sar que coincide con un acceso definitivo a lo irre­
versible (puesto que la perspectiva de una Muerte total detendría
en seco, por desánimo, la marcha de la H-ominización).
Este término súpeFior de la Ca-reflexión ( es decir, de he­
cho de la unanimización) humana es el que he denominado "Pun­
to Omega" : foco cósmico personalizante de unificación y de
unión.
5.0 Verosimilitud de una reacción (o "reflexión") de Omega
sobre lo Humano
en trance
de
Co-reflexión (Revelación
y Fe­
nómeno cristiano).
Cuanto más
se reflexiona
sobre
la necesidad de un Omega
para apoyar y animar la continuación de la Evolución homini­
zada, más se advierten dos cosas:
La primera es que un Omega puramente conjeturado (pu­
ramente "calculado") sería muy débil para alimentar en el cora­
zón del Hombre -una pasión sufidente para hacerle que se ho­
minice hasta el fin.
Y la segunda es que si Omega existe realmente, resulta difí­
cil concebir que su supremo "Ego" no se deje sentir· directarrien-
50
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
te como tai, de algún modo, a todos los "Ego" incoactivos ( es
decir, a todos los elementos reflexivos) del Universo.
Desde ese punto de vista,
la vieja y tradicional idea de "Re­
velación" reaparece
y vuelve a introducirse ( en este caso, p:>r la
vía de la biología y de la energética evolutiva) en la Cosmogé­
nes1s
..
Y

desde ese punto de vista, igualmente, la Corriente Mística
Cristiana cobra una significación
y una _actualidad extraordi­
narias.
Porque, si bien es verdad que, por ineludible necesidad ener­
gética, el proceso de complejidad consciencia exige de modo, ab­
soluto,
para completarse,
el calor de una fe intensa. también es
igualmente ( cosa que salta a la vista en cuanto se torna uno el
trabajo de girar una mirada al horizonte) que ninguna fe de las
que
actualmente existeu es susceptible de asumir del todo
(ar­
moniz~ndola) una Cosmogénesis de convergencia, salvo la fe en
Cristo "pleromizante"
y "parusíaco", in quo ornnia constant.
Nueva York, 14 de enero de 1954.
El Pensamiento del Padre Teilhard de Chardin según él mis­
mo: "Mi postura intelectual" (!).
Esenciahnente, el pensamiento del Padre Teilhard de Chardin
no se expresa en una metafísica: sino en una especie de fenome­
nología. Piensa que, fundando y dominando toda la experiencia,
cierta ley de recurrencia se impone a
nuestra observación
: la ley
de complejidad-consciencia, en virtud de la cual, en el seno de
la Vida,
la trama cósmica se enrolla cada vez más estrechamente
sobre

misma, según

un proceso de organización medido
par
un

aumento correlativo de
tensión (o temperatura psíquica). En
el campo de nuestra observación, el Hombre reflexivo representa
el término elemental más elevado de ese movimiento de ajuste. Pero, por encima del nombre· individual, el enrollamiento se
sigue prolongando, debido al Fenómeno social, en la Humanidad,
(1) Aunque esté escrito -en tercera persona, la redacción es del propio
Padre

Teilhard.
51
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
al término de la cual se vislumbra un punto superior y crítico de
Reflexión colectiva.
Desde ese punto de vista, "la hominización" (íncluida la so­
cialización) es nn fenómeno eonvergente (es decir, dotado de un
límite superior, o punto de maduración interna). Pero ese fenó­
meno convergente es igualmente, por estructura, de naturaleza
irreversible ; en el sentido de que la Evolución, al pasar a ser re­
flexiva y libre, en el Hombre, n9 podría ya continuar su marcha
ascendente hacia la complejidad-consciencia a rio ser que reconoz­
ca que "el enrollamiento vital" no sólo se libra (hacia adelante)
de una aniquilación o muerte total,
sino que
recoge toda la esen­
cia preservable de lo que la Vida haya engendrado en el camino.
Esta exigencia de irreversibilidad implica estructuralmente la
existencia, en el término superior de la convergencia, de un cen­
tro trascendente de unificación, "el punto Omega". Sin ese foco,
simultáneamente irreversibilizante y colector, resulta imposible
salvar la ley de recurrencia evolutiva hasta el fin.
Sobre esta "Física", el Padre Teilhard, en un "segundo tiem­
po", construye :
1.0 Una Apologética, en primer lugar: bajo la influencia ilu­
minadora de la gracia, nuestro espíritu reconoce en las propiec4t­
des

unitativas del fenómeno cristiano una manifestación (reflexión)
de Omega en la conciencia humana, e identifica el Omega de la razón con el Cristo Universal de
la Revelación.
2.0 Una Mística, al mismo tiempo: al quedar reducida toda
la Evolución a un proceso de unión (de comunión) con Dios, se
vuelve íntegramente amante
y amable en el más íntimo y en el
más terminal de sus desarrollos.
Consideradas en su conjunto, las tres ramas (física, apologé­
tica y mística) del sistema, sugieren y esbozan fácilmente una Me­
tafísica

de la Unión, dominada por el amor,
y en la cual el Pro­
blema

mismo del Mal encuentra una solución intelectual
y pausi­
ble (necesidad
estadística de

desórdenes en el seno de una mul­
titud en vías de organización).
Se le
ha re,pr(?"hado a esta "filosofía" que no es más que
un concordismo generalizado. A esta crítica, el Padre Teilhard
52
Fundaci\363n Speiro

DEL PADJUi TEJLHARD DE CHARDIN
responde que conviene no confundir concordi~mo y coherencia.
Religión y Ciencia representan evidentemente, en la esfera mental,
dos meridianos diferentes que sería falso no separar . ( error con­
cordista). Peo esos meridianos han de encontrarse nec~riamen­
te en alguna parte, en u¡¡ polo de visión común (coherencia):
de otro modo, todo se hunde en nosotros en el terreno del pen­
samiento y del conocimiento.
Nueva Y:ork, abril de 1948.
B. Exposición de la teoría teilhardiana por el Padre Frenaud.
La formación o génesis del universo creado ( cosmogé_nesis) va
a establecerse así en prngresión continua de complejidad cuanti­
tativa y
de intensidad cualitativa interna.. (Según mi síntesis,
T. considera que la ley de
complejidad y
de conciencia es una ley
universal en la que en toda la escala de los seres vivos el grado
de conciencia vital es proporcionado siempre al grado de comple­
jidad del organismo nervioso y en los animales superiores a la
complejidad del cerebro.
La otra es la de la energía física y
psíquica que se observa en todas las partículas de la materia, por
lo que hasta la menor partícula material dispone de un germen de
conciencia.)
El ascenso global a la conciencia supondrá tres etapas sepa­
radas entre ellas por dos saltos o transformaciones cualitativas
mucho más profundas. El primer salto será el paso de los seres
no vivos a los seres viyos. Hasta entonce.s la energía interior o
psíquica de

los átomos o de
las moléculas no hacia más que in­
tensifica:rse,

avivarse, sin cambiar profundamente de naturaleza
a medida que crecía la complejidad de las moléculas. Pero este
avivamiento acaba por alcanzar un punto crítico a partir del cual
no puede aumentar sii:i sufrir una profunda y radical transfor­
mación... Pero la complejidad de las moléculas no se detiene y
tiende a hacer aumentar aún más las
energías psíquicas;
entonces
la transformación de esta energía se opera: la previda se con­
vierte en vida en su forma más humilde, pero ya observable. Y
esta vida

a su vez va a awnentar progresivamente con la progre-
53
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
sión siempre creciente de la complejidad. Será la segunda etapa
de la energía psíquica: el desarrollo de la vida sensible
(biogéne­
sis), pero esta segunda etapa tendrá también un punto crítico de
intensificación. Prosiguiéndose la complejidad orgánica siempre
sin parar, la energía animal se transforma a su vez y da naci­
miento a una nueva manifestación, esta vez definitiva, de la con­
ciencia: será la reflexión,
el pensamiento. Esta forma es defini­
tiva, pues la reflexión es el poder de concentrarse totalmente so­
bre sí mismo; es, pues, la autonomía con respecto a la materia
a la que estaba ligada hasta entonces. Se entra así en el campo
del espíritu.
¿ Hay que detener con la aparición del hombre el aumento de
la evolución?
¿ No va el cerebro humano a tender a aumentar y
a convertirse en filas complejo, originando así un progreso in­
tensivo continuo del pensamiento y alcanzando incluso un nuevo
punto crítico, determinante de la aparición de un superhombre o
de un super-espíritu cuya actividad superior no podemos ima­
ginar? El Padre Teilhard rechaza esta hipótesis, pues de ahora en
adelante la conciencia individual ha llegado a una perfecta re­
flexión plenamente centrada sobre sí misma. Su desarrollo y -su
sustancia van ahora a liberarse de las condiciones materiales. El
empuje biológico de la evolución no se detendrá, sin duda, pero
tomará una

forma distinta. Ya no son las células orgánicas las
que vendrán a asociarse en una síntesis orgánica superior para
constituir un cerebro más pesado o complejo : esta vez serán los
centros psíquicos o espirituales (los granos de peusamiento)
quienes se a·sociarán entre sí en una síntesis cietltífica y social.
Esta complejiliración de pensamiento personales que reemplaza a
la. de fas células

corporales presenta do,s caracteres completamen­
te nuevos.
En
primer lugar, no son sola:ménte ·algunos espíritus humanos
privilegiados
·quienes Van a ágrupárse entre

sí para constituir un
nuevo
organismo espiritual superior: son todos los centros de pen­
samiento, todos los hombres quienes son llamados a este reagru­
pamiento

universal de la humanidad. Sólo serán separados quienes
54
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
libremente rehusen asociarse. Pero el carácter más nuevo de este
agrupamiento espiritual procede de que no tiende ya a constituir
un conjunto que, aumentado y perfeccionándose siempre, acabaría
en el límite por transformarse asimismo en un super-hombre o
en una super-humanidad. Esta forma de wmprender la conver­
gencia llevaría, en efecto, una especie de pa.nteísn-io por el cual
todos los espíritus humanos perderían su personalidad propia en
la única personalidad del super-espíritu que resultaría de su
unión.
El pnuto

en el que tienden a encontrarse todos los espíritus
humanos, lejos de ser el
resultado de

su unión, no puede ser
más que un espíritu personal, trascendente y preexistente a to­
dos. Será un centro absoluto de adhesión que les agrupará en su
personalidad superior sin hacerles perder su personalidad propia.
El Padre Teilhard
ha denominado "Punto Omega" (digamos,
simplemente, punto final) a este centro de convergencia natural
de todos los espíritus. Este Punto
Omega anterior

y por encima
de toda evolución, él mismo personal y espiritual, no puede ser.
en definitiva, más que lo que los metafísicos llaman Dios. La
existencia de este Dios aparece así, el término de la investigación
científica no en virtud de los principios de causalidad eficiente o
final, sino como simple consecuencia del hecho de la evolución
científicamente comprobada. Esta evolución no puede realizarse
más que como una marcha hacia ese Centro de convergencia que
ella exige necesariamente. La ciencia física de la evolución prueba
así, sin recurrir a la ·metafísica ni al principio de causalidad, la
existencia de
Dios,-de quien está supeditada -toda esta evolución.
Sin duda, la Metafísica no tendría dificultad para encontrar a
este Punto Omega como causa eficiente y final de todas las co­ sas : pero
el autor del "Fenómeno humano" se mantiene delibera­
damente fuera de esa perspectiva.
Sería preciso añadir aquí que esta reunión de conciencias al­
rededor del Punto Omega se hace simultáneamente de dos mane­
ras: de un lado, por
la asociación individual de cada espíritu per­
sonal a Dios, asociación que se real-iza para cada -hombre en el
momento de su-muerte -corpor-al. Pero se realiza también en -la
· historia del mundo en el seno de la colectividad hwnana en evo-
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
lución, debido a que los hombres actualmente vivos, cada vez
más numerosos y encenados en una tierra de superficie limitada,
son cada vez más dependientes unos de otros. El pensamiento
humano tiende necesaria y biológicamente a "socializarse", es de­
cir, a llegar a ser una gran reflexión colectiva, cuyo término ideal
sería una perfecta comunidad ele pensamiento y amor.
A medida
que los hombres se unan entre ellos, este pensamiento colectivo
se hace más intenso y más rico. Llegará un día en que alcance
también su punto crítico, que exigirá, dice el Padre Teilhard, no
una transformación, sino una evasión colectiva de toda la huma­
nidad fuera de la materia hacia el Punto Omega: éste será el
fin del mundo.
2. Los CRÍTICOS . BENÉVOLOS DKL PADRE 'fEn.HARD.
El Padre H enri de Lubac. El más importante de los defen­
sores de
las tesis

del Padre Teilhard es su hermano en religión
.
y

gran teólogo el Padre de Lubac. Sin temor a propasarnos en
la afirmación podríamos decir que el Padre
Lubac cristianiza
muchas

de las arriesgadas afirmaciones del sabio paleontólogo
jesuita. En ese super-organismo en el que deben desembocar los
hombres antes de sepultarse en el Punto Omega, super-organis­
momo
en el que la pluralidad de las reflexiones individuales se
agrupa y se esfuerza en el acto de una única reflexión un~ime,
como dice Teilhard, el Padre de Lubac no considera demasiado
difídl la

defensa de su compañero de hábito, pero sí cree que
éste no ha percibido
tod;ts las

implicaciones de lo que intentaba
conseguir. ''Es indudable
----escribe-que

no pensaba en el ad­
venimiento de una especie de super-hombres... Pensaba en una
promoción y no en_ una desaparición ... No hay en su-pensamien­
to nada que corresponda al mito nietzscheano que expresadamente
rechazó ... Tampoco cabe ver en él las imaginaciones de un
Pa­
~acelso o de un Renan, renovadas a su modo por J ean Rostand,
que se pregunta por qué en, virtud de las causas que nos han
suscitado, no podríamos procrear algún día un animal nuevo,
horno sapientior o metantropo... Para el Padre Teilhard, la pa-
56
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
labra super-humanidad no comportaba este significado, como tam­
poco la otra palabra ultra-hmnano, que a partir de un estado
determinado empezó a prodigar en sus escritos, ni t.impoco, por
supuesto, la palabra super-humano, que . no vaciló en utilizar al
menos en una ocasión."
El Padre de Lubac considera que si bien todo esto es cierto,
también es muy equívoco. Y añade: "es posible que ciertas fór­
mulas de este tiJ;K> hayan traicionado la intención de su autor".
Y que incluso se podría defender con iguales argumentos la
opinión contraria.
El teólogo de la Compañía, que en un esfuerw realmente ad­
mirable de solidaridad
con el
amigo, intenta bautizar muchas de
las fórmulas que llama
incluso '.'aberrantes"

del Padre Teilhard le
considera en muchos de estos_ puntos y en cierto modo ''víctima
de una representación demasiado empírica y demasiado pura­
mente temporal de las cosas del espíritu... Dicho en otros tér­
minos, quizá no haya sido suficientemente precavido ante la
celada que le tendía. su punto de vista fenomenológico".
La tesis del Padre Teilhard sobre la visión de la reflexión
colectiva en rápida ascensión al mismo ritmo que una organi­
zación cada vez más uniforme, la tacha de irigenua el Padre de
Lubac. "Alguien,
dke, podría
responder en
p~ término que
es un espectáculo que tenernos justo delante . de nuestros ojos.
Solamente ocupa una fracción demasiado pequeña de la dura­
ción como para poder fundamentar una conclusión sólida. Por
otra
parte, si
quisi"éramos discernir
demasiado rápidamente en
ella un síntoma, nos
ex¡xmdríarnos a

ofrecer para un futuro
bastante próximo
nna consumación

que, como en otros lugares
se nos explica, no se producirá, sin duda, antes de millones
y mi­
llones de años. De un modo más · decisivo cabe observar que si
bien el proceso acelerado de la organización unitaria ofrece, en
efecto, un espectáculo "fantástico" ... la inteligencia de los hu­
manos no parece progresar en modo alguno al
mi_smo ritmo."
El

Padre de Lubac critica siempre caritativamente
-a veces
demasiado
caritativament~ a

su hermano. en religión. Y a que si
es verdad que, por un lado, parece ser que toda la hmnanidad
57
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
futura, por el efecto de repliegue y de co-reflexión, juega una
misma carta, por otra parte, ya que esa humanidad está com­
puesta por personas libres responsables cada una de ellas de sus
decisiones últimas, podría el conjunto de .los hombres escindir­
se en dos polos antagónicos~ uno que be centraría sobre el Punto
Omega, mientras que el otro iría a una dirección sin salida. Y
digo que el Padre de Lubac trata caritativamente al Padre Teil­
hard, porque eu ese caso la' unidad realizada por la correflexión
base de su argumentación (pese a que por razones tácticas adrnii.te
su posible escisión) no responde a uno-s principios fundamentales.
Cree el Padre de Lubac que no hay que descartar la idea de que
el Padre Teilhard se ha dejado arrastrar en este caso, como dice
Rabut, a una ''imprudente extrapolación''. ''Aunque consiguió
defender sen ... -escribe-- '·1c0ntra el deseo de imaginarse el por­
venir, quizá no haya vigilado suficientemente su lenguaje y no
parece haber logrado dominar completamente sus tesis de anti­
cipación." Aunque el Padre·de
Lubac cree
que su hermano jesuita
no confunde las perspectiva'S terrestres y sobrenaturales en rela­
ción con la escatología, no creemos suficientemente demostradas
sus afirmaciones. Peto la que él llama "extrapolación última"-,
o sea la mezcla de la humanidad con Dios, la unión de
la misma
con el
Cristo universal,

fuera, claro está, del cuerpo místico
pauli­
no, nos parece, con todos los respectos para el teólogo, un último
servicio rendido al amigo fervorosamente defendido y en el que
no sé si realmente cree.
Se esfuerza el Padre de Lubac en todo momento en acomodar
el sistema teilhardiano con las doctrinas
de la Iglesia. Monseñor
Combes se ha enfrentado con el Padre de Lubac
y considera que
éste ha incurrido al estudiar al Padre
T eilhard

en evidente
par­
cialidad y en una clara- deficiencia de rigor. "Distinguido, hábil,
emocionante, escribe; resulta impotente para mantener su prome­
sa. No nos hace cimocer el pensamiento religioso del Padre Teil­
hard, si no sólo el pensamiento del Padre de Lubac sobre tal
tema".
Lo peor para Monseñor Combes es que la obra de Lubac
"no describe en· su ·integridad la trayectoria seguida por el pen­
sa.miento teilhardiano''.
58
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEIUlARD DE CHARDIN
Hay que reconocer, por otra parte, que el Padre de Lubac
admite corno "incompleto", "inadecuado" y con "expi'esiones defi­
cientes" el pensanúento del sabio jesuita. En otra ocasión habla
de
"fórmulas aberrantes"
en los esfuerzos de Teilhard al rela­
cionar creación., encarnación y redención.
Y o creo que la tentativa del Padre Henri de Lubac ha sido
considerable para iluminar la obra del Padre Teilhard. Que en muchos puntos ha conseguido su objetivo. Por ejemplo, en sal­
var al Padre Teilhard de
la acusación de panteísta y en consi­
derar que, en definitiva, .éste representa en todo caso un panteís­
mo sobrenatural no lejos del sostenido por Sau Pablo, aunque yo crea que las opiniones escatológicas del Padre Teilhard no
tienen el menor fundamento en las epístolas
paulinas,
El Padre D' ArmOJgnac. También jesuita, el Padre D,Armagnac
defiende las teorías del padre Teilhard. Para
él, siguiendo a
Teilhard, el Punto Omega es un ser actual y preexistente a la
evolución, autónomo, personal
y trascendente al universo, al
mismo tiempo que inmanente. Considera que el Padre Teilhard
tiene razón
pnr consi_derar

a este Punto Omega como inmanente
porque centra
y une como centro; personal, porque personaliza
en el amor; trascendente, porque eterniza. El Padre
D' Annagnac,
que hace un gran esfuerzo para entenderle, considera, pese a
todo, que hay muchas "formulaciones en él teológicamente des­ graciadas".
Lo que no se ve por ningún lado, apostillo yo a sus
palabras, cómo con esta tesis determinista del Punto Omega (aun­ que no faltan frases sueltas del Padre Teilhard para modificar
este aserto, muchas de ellas al parecer
"concesiones" a

las críti­
cas de buenos amigos) pueda explicarse la libertad de Dios y la
libertad del hombre.
Riedlinger. La posición fundamental de este ilustre teólogo
alemán no discrepa de
la doctrina de Teilhard, aunque en muchos
aspectos se separa de ella. Por eso
ha escrito recientemente:
"Sus instituciones

teológicas no han sido con mucho pensadas ni
elaboradas
en mutua

conexión, ni integradas en el conjunto de la
teología como seria de desear en -unos
teofogúmenos fundados.
Por

eso se puede
atusar· sin mucho1_ esfuerzo
de. inconsistencia e
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
i111COherencia las ideas de este hombre original que no tenía en
mucho a los teólogos y a los fil6sofos de profesi6n." Pese a que
del contexto de su obra surjan afirmaciones favorables para al­
gunas doctrinas teilhardianas, hay que reconocer que Riedlinger
considera eomo no resuelta la cuestión fundamental: "en la con­
cepción de Teilhard, escribe, unos contemplan en una cercanía
palpable la síntesis tan anhelada de la Cristología y la cosmolo­
gía. Otros presienten, en cambio, un caso manifiesto de gnosis,
de sincretj.smo y de falseamiento del cristianismo auténtico".
Riedlinger critica a algunos oponentes de Teilhard, aunque re­
conoce que su concepci6n sobre el Punto Omega, por ejemplo,
es problemática en más de un sentido. Cree, por ?tra parte, no
defendible del todo las opiniones que afirman que Teilhard ha
mantenido intacta la sobrenaturalidad del misterio de Cristo. Con­
sidera sostenible, en cambio, la postura de Teilhard en algunos
puntos concretos. Por ejemplo, escribe: "la suprema recapitula­
ci6n personal y la unificaci6n de todo el universo s6lo puede te­
ner lugar por medio de nn único espíritu, no por medio de la
pluralidad de espíritus". Y o, como alusión rápida, tengo que aña­
dir que no sé en qué fuentes de la teología puede basarse Reid­
linger
para esta
afirmaci6n tan concluyente y de tantísima sig­
nificación.
M ocmey. Aunque parte de una triple crítica a la tesis de
Teilhard, el jesuita Mocmey parece inclinarse a reconocer el va­
lor de ciertas afirmaciones. La primera de las oposiciones se di­
rige contra
el evolucionismo intransigente del Padre Teilhard.
Para él no hay otra interpretación científica, otra filosofía, otra.
teología que la de la evoluci6n. El Padre Mooney, que, por otra
parte, no cree que los textos c6smicos de San Pablo puedan
ser interpretados de otra forma de como lo hace Tei!hard, con­
sidera que del evolucionismo intransigente de su hermano de
hábito surge el grave peligro de subestimar al individuo en
pr<>­
vecho

de la especie. Escribe:
"el plan de Dios sobre la humani­
dad no subordina la persona a la especie si no gobierna toda la
historia humana en funci6n de los individuos
cuyo valor

es abso­
luto e irreductible". Pese a las tesis teilhardianas sobre lo ultra-
60
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
personal y lo supra-hwnano, hay que reconocer -añado yo- que
es W1 peligro evidente su posición para la persona humana en
su complicado sistema. La seguuda crítica del Padre Mooney es
el "encarnacionismo" teilhardiano, que lleva consigo a casi la
divinificación
del universo. Por último, con su confu~.ión, al me­
nos verbal, entre naturalismo y sobrenaturalismo, tiende Teilhard,
en opinión de Mooney, a minimizar la gratuidad de la gracia. Pese a todo, y aquí está la principal defensa del sistema
teilhardiano por Mooney, éste considera que a excepción de
la
tesis sobre el pecado original todo pertenece al terreno de la libre
discusión teológica. Pero agrega, "en el fondo
la Cristología de
rreilhard debe ser considerada como una tentativa para explicar,
en términos teológicos, la angustia del hombre moderno y su
preocupación respecto a su propio destino".
Rideau. Junto con el Padre Lubac y Monseñor Solages, el
principal intérprete benévolo de la obra de Teilhard es el Padre
Rideau, que, al menos como .los otros dos y algunos otros ele­
mentos sensatos alistados en las banderas del Padre Teilhard,
no llega a
la monstruosidad de afirmar, como tantos de sus dis­
cípulos, que "la Iglesia será teilhardiana o no será nada".
El Padre Rideau adopta una posición polémica -él que es
tan favorable, en general, al Padre Teilhard- en los siguientes
puntos:
a) que éste da más importancia a la encarnación que a
la redención; b) que confunde la historia profana con la sagra­
da;
e) que exagera en forma increíble la idea del progreso;
d) que enlaza la convergencia del fin natural de la historia con
el fin escatológico de
la parusía.
El Padre Colomer -al que tanto debo por sus trabajos pu­
blicados en "Selecciones de Libros" sobre la materia, respecto
a los libros escritos en alemán por -desconocer yo el idioma­
escribe, resumiendo a Rideau cuando éste sintetiza a Teilhard:
"en este sentido la tensión de su pensamiento es un eco actual
del inevitable desequilibrio entre la razón y la fe, entre lo infi­
nito del rnisÍ:erio cristiano y ·1a finihld del pensamiento que quiere
expresarlo''.
En definitiva, el Padre Rideau da luz verde a lo que él llama
61
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
nuevo humanismo cristiano de Teilhard. Considera que éste "ha
sabido ser fiel a su tarea de.hallar a.Cristo en un mundo angus­
tiado".
Reconociendo la verdad de muchas proposiciones del Pa­
dre Rideau, creo que lo esencial de su pensamiento no interpreta
sobre _todos los puntos que nos referimos con exactitud y jus­
teza al Padre Teilbard. Pienso, en- verdad, que todo ello es in­
creíble para fundamentar una Teología.
Monseñor Salages. Después de una frase brillante y apasio­
nada
corno. una

bengala que se pierde en
la oscuridad del error,
"Teilhard es el mayor apologista del cristianismo después de Pas­
cal", examina las pruebas de la existencia de Dios según Teilhard,
o sea- la necesidad del absoluto en la evolución, de la necesidad
de Dios como condición última de la personalización y unifica­
ción de la humanidad y Dios como primer motor de una evolu­
ción ascendente.

Ante las afirmaciones de Monseñor de Solages,
hombre inteligente. por otra parte, uno se prej!Unta si está ha­
blando en serio. Menos mal que después proclama que estas prue­
bas tienen

un valor
co.nrialótfk:<> y no metafísico. Y esto lo dice
un teólogo que escribió un artículo defendiendo a Teilbard con
el ambicioso
y sorprendente titulo de ''Por el honor de la teo­
logía".
Sm,dders. También favorable, en principio, a las teorías teil­
hardianas,
no por ello deja de criticar su postura: "pero Teil­
hard -----escribe-- presenta las cosas como si una necesidad se
encontrase en la base de todos estos misterios.- Su repugnancia
intintiva a todo lo que es contingente parece hacerle olvidar que
la raíz de nueStra existencia y de nuestra salvación está cons­
tituida, por una "contingencia" radical, pero presentando más
solidez que toda necesidad: el amor libre del corazón de Dios.
Creyente y religioso, lo sabe y de ello vive. Su "metafísica" no
se
hace cargo de ello. Su reflexión teológica es aquí deficiente,
por no haber aplicado bastante radicalmente a los misterios de
la Creación y de la Encarnación esta libertad del amor divino,
que
él había, con todo, exaltado en otro lugar".
M erm,ot. Hace grandes elogios de la moral natural de Teil"
hard,

pero se pregunta sobre el valor de su moral sobrenatural.
62
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
La pregunta que se hace es "¿ la moral natural de Teilhard
prepara o más bien entra en consonancia con la ética
. evangé­
lica?".
Mermot agrega: ''una moral de inspiración finalista en fun­
ción de un Dios al que uno se acerca, ya en _ el plano individual
por la búsqueda y el sacrificio, ya en el colectivo pcr el esfuer­
zo apuntalado de todas las conciencias de una noosfera,
¿ puede
conciliarse en la conciencia de los cristianos, de un lado, con la
certeza revelada de que
el Bien ha sido realizado de una vez para
siempre por
J esucristq en la Cruz, y del otro, con el deber de
decidirse personalmente hic et nunc en su conducta no en función
de un fin, sino de un acto libre de gratitud?"
..
CrNlas Pwrís. Para el catedrático de Valencia hay en toda la
obra de Teilhard un sentido de lo absoluto. "Añadamos, dice, que
no es formalmente Teilhard un metafísico ... , pero una
ontofogía
del ser en evolución resulta implícita en el sistema conceptual.
Elaborarla y discutirla confrontativamente con otras sistemáticas de
la evolución es temática
que se plantea al pensamiento ac­
tual."
El profesor París considera que los dos grandes motivos del
pensamiento bergsoniano,
la centralidad significativa de la vida
en el universo
y la irreversibilidad .absoluta de la evolución, se
reintegran en la obra de Teilhard con renovada energía cons­
tructiva y mayor riqueza de matices. Me extraña que este ilustre
metafísico considere constructiva
y sólida la formidable ''deriva
de las tesis teilhardianas hacia el ensueño, -el misterio y la hi­
pétesis".
Garaudy. Este comunista francés es uno de los mayores de­
fensores de Teilhard. Incluso con su entusiasmo, compartido
·por
otros marxistas, ha conseguido que parte de su obra haya sido
traducida en Rusia. Tomemos algunos de sus párrafos : "la fe
en
el hombre, que Teilhard llama religión de la tierra, es la con­
fianza en el poder de la
razón y de la c~encia, la confianza en el
porvenir en lo que el punto. transformado pcr
el hombre podrá
llegar a ser con nuestro esfuerzo, nuestro trabajo y nuestras-lu­
chas ... En este encuentro con el marxismo, Teilhard intenta ca-
63
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
librarlo y comprender su significación ... Teilhard rinde cada vez
una mayor justicia al marxismo al cobrar conciencia de que la
exigencia constante de superación que lo anima resulta incom­
patible con la acusación de adoración o satisfacción beata de sí
mismo ... Los dos extremos, el marxista y el cristiano, llo estarán
destinados, a pesar de sús concepciones antagónicas, a encontrar­
se de nuevo en una misma cima, puesto que ambos están ani­
mados por igual fe en el hombre... Este tema continuará siendo
un

tema
central en
el pensamiento de Teilhard hasta el fin de
su vida cuando escribe en una carta de junio de 1952: "como
otras veces he dicho, la síntesis del Dios ( cristiano,) de lo Alto
y del Dios (marxista) del Adelante, he ahí el
único Dios
que a
partir de

ahora podremos adorar
en espíritu
y en verdad". . . En
el fenómeno .humano, Teilhard desarrolla este panorama del mo­
vimiento ascendente de la creación. Este esquema· de una sínte­
sis de los conocimientos científicos, que tiende a descubrir las
leyes y el sentido general del devenir, es familiar para un marxis­
ta -repito que habla Garaudy-ya que en él encuentra todos
los elementos esenciales de la r'dialéctica de la naturaleza de En­
gels" ...
"La vigilancia intemperante de la ortodoxia no le faci­
litaba la tarea, y el Padre Teilhard en ocasiones se veía forzado
a extrañas contradicciones cuando tenía que dar la impresión de
que era posible concilíar la concepción tradicional de la creación
o del nacimiento del hombre con el análisis científico del
deve­
nir". En otra ocasión, Garaudy escribe inspirándose, según él,
en Teilhard: "Dios no es ya un ser, ni siquiera la totalidad del
ser, porque una totalidad tal no existe y porque el ser está
enteramente abierto sobre el devenir a crear". El traer estos
párrafos aquí no significa que aceptemos las interpretaciones del
µiarxista Garaudy, pero sí nos sirve para comprender en lo que
pueden desembocar las elucubraciones metafísicas cuando se en­
cuentran formuladas

con oscuridad.
Rabut. Para este crítico benévolo del Padre Teilhard la afir­
mación de éste sobre el futuro progreso general y su esperanza
en la construcción de una obra común basada en la ciencia no
es, en manera alguna, suficiente como fuente de posibilidades.
64
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
"Muchos sabios -escribe--, ql!e rinden bomenaje·a la compe­
tencia técnica de T eilhard y están de acuerdo
eon él
en pale­
ontología pura interpretan muy diversamente los resultados ge­
nerales dánd~les otra significación humana." Esta unión plane­
taria, de la que habla con su cándido optimismo el Padre Teil­
hard, no puede estar de acuerdo con "las filosofías, místicas
opuestas y religiones". Más adelante, el Padre Rabut.continúa:
"¿podemos hallar

algunos grandes datos objetivos intermediarios
entre la técnica de las ciencias y las modas filosóficas y religio­
sas?
La esperanza que Teilhard ha hechli nacer en nosotros era
la de un acuerdo casi universal realizable bajo tales condiciones",
pero, como advierte Rabut, en esta tentativa Teilhard ha triun­
fado sólo parcialmente.
"La opinión de Tcilhard ----<:ontinúa-se
presenta poco menos que corno una apuesta. Para empezar su­
pone que existe una sola ley para toda la evolución ( a pesar
de la diversidad de mecanismos), de la
,misma manera

como hay
un solo
grupo de fórmulas, las ecuaciones de Lorenz en la base
de la relatividad íntegra. A continuación admite implícitamente
que el espíritu humano _puede anunciar adecuadamente esta ley,
no examinando. los mecanismos físicos sino mediante una apre­
ciación global e intuitiva de los resultados." Para Rabut esto es
interesante, pero también extracientífico. Por otra parte, nos re­
cuerda el gran fallo de Teilhard: en sus tesis reina, en forma
aplastante, la pura intuición. Como resumen de la tesis de Rabut,
que, pese a todo, se muestra en lo· esencial teilhardiano, lo más,
débil

del ilustre
cieÍ1tífico francés
es su confusión -metodológica.
"Ha querido obtener
~nos recuerda-

de
la ciencia una visión
completa del mundo persiguiendo un solo movimiento del es­
píritu."
Los Padres Chenu y Cangar. Ambos figuran como jefes de
fila en las líneas teilhardianas más entusiastas. El Padre Congar
escribe en su defensa estas palabras:
. "Todo

el mundo presta aten­
ción a su mensaje porque, por muy imperfecto que sea-en-mu­
chos
puntos, es
el único que propone hoy un nuevo hexamerón
cosmológico, antropológico y teológico-cristológico a la medida de
nuestra conciencia del mundo." Menos audaz que su hermano de
65
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL.PUNTO OMEGA
hábito, el Padre Chenu no vacila en -criticar algunos puntos del
pensamiento teilhardiano: "Hay que-· -estar prevenidos-.--escri­
be-contra el riesgo de uil e'v-0h1cionismo ·.inmanentista,. según el
cual el traba jo de los hombres prepara: por sí mismo los· cielos
nuevos
y la nueva tierra."
El Padre Larkin. También devoto partidario de las tesis del
famoso jesuita no duda en oponétsele .en uno de sus-puntos cru­
dales. El Padre Teilhard no se recató en escribir: "El camino
real de la Cruz no es ni más ni
mellas que
el camino del esfuerzo
humano dirigido y prolongado sobrenaturalmente". Con sentido
común Larkin comenta: "Pero- la cuestión está en que la co­
rección y renovación sobrenatural sean un· ascetismo real ... Una
persona puede resultar absorbida por su obra o por su gusto y
querer así identificar sus-proyectos con la voluntad de Dios."
3.. Sus PRINCIPALES IMPUGNADORES.
Vamos a ocuparnos ahora de los. principales críticos del Pa­
dre Teilhard, fijándonos· casi exclusivamente en lo referente al
tema de nuestra exposición, es
decir, "hacia

el Punto Omega".
Las demás cuestiones planteadas. por la crítica antiteilhardiana
(creación, redención, pecado, etc.) no nos afectan de un modo
directo. Por ello centraremos
la polémica en el blanco de ese
misterioso
y gnóstico Punto Omega.
El Padre Frenaud. Para el insigne benedictino la primera y
principal consecuencia de toda la tesis teilhardiana, especialmen­
te en lo relativo al Punto Ornega, es \a formidable confusión en­ tre el orden natural
y· el orden sobrenatural de la gracia. La mez­
cla de conceptos naturales y sobrenaturales caracteriza el Punto
Omega, en el que todas las personas humanas se transforman en
una sola persona universal. Siguiendo a Teilhard, el Padre Fre­
naud no tiene más remedio que admitir, como término
de· la
evolución

en su tesis, la reunión de todas las Almas en la visión
inmediata de Dios. "Por ello
----escribe-nos

vemos obligados
a elegir entre dos hipótesis tan inadmisibles la una
romo la

otra.
O bien admitir con todos los teólogos católicos que la visión in-
66
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
mediata de Dios es un acto de-orden divino_y, por .tanto, esen­
cialmente sobrenatural .para toda-naturaleza creada, y en. este
caso la evolución cósmica de la.que este acto -sería el. térmi_no
propio, Su razón de ser y su clave, es toda entera también de
orden sobrenatural, .y entonces la creación en, bloque, con todos
sus elementos, se convierte en una realidad sobrenatural_ y no
queda nada en el plano .natural. O bien admitir la segunda
. hi­
pótesis,

que parece concordar mejor con las palabras
.del padre
Teilhard,

en la
que. se afirmará,

contra la enseñanza
unánime de
la teología, católica, que -la visión inmediata de Dios no es _un
acto sobrenatural,
y en este caso es todo el orden sobrenatural
de la gracia lo que se hunde ...
Esta segunda solución baJCe des­
cender
el orden sobreriatural al .plano de la naturaleza.".
Con la tesis del Padre Teilhard, el Cristo total, el cuerpo
místico se convierte en. un
todo .. natural, biológico, "en el que se
concentra, naturalmente
¡x>-r medio

de los hombres, el. universo
entero"
.. De

otro lado, según
la .doctrina tradicional. sólo 1,o-s fie­
les
en estado de grwcia. (o .los-·que tienen por lo menos la fe so­
brenatural)

forman los
miembros, actuales
del Cuerpo Místico.
Siguiendo las doctrinas teilhardianas, todas las. energías físicas del
mundo de todas las almas convergerán hacia Cristo,
y el Punto
Omega estará integrado
por todos

o casi todos los hombres.
El Padre Frenaud añade
. en

su crítica de gran peso que la
amalgama establecida por el Padre Teilhard entre la evolución
natural
y la obra esencialmente sobrenatural de santificación y
salvación, liga nuestra fe en la encarnación y en nuestra ·incor­
poración a Cristo a una teoría científica que es. por lo menos
discutible.
La falta de libertad de Dios en muchas de las afir­
maciones teilhardianas la pone de ejemplo el Padre Frenaud
al citar el siguiente pensamiento del
autár estudiado:

"Cristo
tiene necesidad de encontrar un vértice en el mundo
para su con­
sumación, como ha tenido necesidad de encontrar una mujer
para su concepción." En otra parte, el famoso jesuita escribe:
'(Cristo necesita

la evolución; es salvado
por ella." (Dios nos
salve de esta blasfemia que sólo
la frase literaria e increíble de
Teilhard ha podido formular.)
67
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
M einvielle. Sobre la tesis del Punto Omega, que es la que
aquí principalmente nos interesa, el batallador sacerdote argen­
tino Julio Meinvielle asegura, de manera tajante, que si esta
concepción de Teilhard es una simple divagación poética puede
admitirse, pero que como verdad científica no tiene base nin­
guna. Hay que examinar, escribe, con cuidado dos nociones que
rigen el pensamiento tei!hardiano. Una la del progreso, según
la cual la humanidad está alcanzando unas etapas de mayor com­
plejidad Y de mayor conciencia y en consecuencia se estaría
agrupando en torno de sí, atraída más fuertemente por el Pun­
to Omega, que es Dios. "La noción de progreso sería así vincu­
lada a la otra noción teilhardiana
· de
socialización." Para Mein­
vielle la socialización se abre paso
en la humanidad, "peto ni
significa un progreso ni asume carácter de convergencia, ni se
halla atraída por Dios". Por otra parte, Teilhard hace entrar
nada menos que a Dios en el torrente IJ'lJOlutitvo, como si Dios
no
estuviéra al inargen de

esta: antropomórfica e irreverante te­
sis.
"Tariibién es caprichosa, escribe Meinvielle, la pretendida
imaginación del fin del mundo en abierta oposición con la en­
señanza evangélica que llos presente ese momento del fin como
imprevisible e inesperado." El fin del mundo es un
aconteci­
miento sobrenatural
y no nát1.lral, hiológico o cósmico.
Urs V on Baithasar. En líneas generales, el gran teólogo suizo
rechaza las
opiµiones teilhardianas
en
el sentido de que el mun­
do se concibe como un trlisterio eucarístico total, como el Cuer­
po de Cristo en aumento. "Es imposible, escribe, hacer decir a
la escritura que el cristiano es ante todo servidor de la evolu­
ción universal y así servidor de CriSto ( es vendrá escatológicamente el día Omega)." Basándose en
la su­
prema libertad de Dios, Urs von Balthasar recuerda en rela­
ción con el Punto Omega: "el· hombre no puede construir por sí
mismo la convergencia de ambas realidades ( mundo y Dios),
aclaro ( en un
Punto Omega),
en tanto Dios conserve su libertad
de llegar
coroo un

ladrón en
medio de
la noche administrando
por sí mismo la fuerza de la Cruz".
Para Urs von Balthasar -y aquí está uno de los puntos cen-
68
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
trales de la crítica del pensador helvético al Padre Teilhard- la Cruz no ocupa en su obra el puesto que le corresponde. De una
manera tajante
y clara escribe: "es inaceptable que Teilhard pre­
tenda suprimir este misterio del amor de Dios que se anonada con su doctrina de una eoergética biológica total". La auseocia de
la
Cruz es el motivo fundamental de la oposición de U rs von Bal­
thasar ante
la cristología cósmica evolutiva del Padre Teilhard.
Porque la Cruz es
el signo, precisamente, de la convergencia
entre el mundo
y Dios. V on Balthasar establece así las sólidas
posiciones de su pensamiento: con
su. teoría1 el jesuita caerá en
un dilema sin
salid?': o

bien
el mal queda suprimido o reducido a
un mínimÓ y entonces· la Cruz sería despojada progresivamente
de su fuerza y su sentido, o bien sólo una parte de la noosfera,
es decir, la reflexión del hombre, se atrevería a dar el paso hacia
Dios y entonces no existiría una total convergencia.
En su famoso libro CorduJ,a,, Urs von Balthasar se eofreota
con lo que él llama el
Sistemtz en el que está implicado el Padre
Teilhard, sus seguidores
y una legión innumerable de teólogos
progresistas. Las bases de este Sistema son: la libertad como ca­ racterística esencial del espíritu ; el diálogo como solo posible des­
arrollo de las conciencias ; el hombre como fin
y dueño del cos­
mos
y la evolución, y Dios como concepto casi superfluo o absor­
bido por
el Sistema.
"¿ Se puede transformar -escribe von Balthasar-el amor
de
Dit?s en una ciencia y una ciencia cósmica? ¿ No bas-t.a con
saber
que Dios, imprevisiblemente
e incot?-lprensiblemente, nos
ama? Dios no es nosotros, no es nuestra evolución. El es El,
corno fin y no como medio relativo _a nuestros fines~ El en la
locura de
su amor que no puede ser dominado por nue_stro siste­
ma energético ni transformado
en sabiduría humana y cósmica."
Aunque no se
refier~ Urs

von Balthasar concretamente al
Pa­
dre Teilhard, escribe: "las teorías semejantes a éstas todo lo
disuelven en
up pancristismo que rebaja el acontecimiento de Gra­
cia de la Encarnación de Dios_ a un proceso gnóstico en el
cosmos".
Ma,ritain. En su ultima obra, El campesino del Carona, se
69
Fundaci\363n Speiro

. EL MITO DEL PUNTO OMEG./4
ceba con sil estilo agresivo e hiriente en la doctrina teilhardiana, a
la que no vacila en llamar la Gran Fábula. En el problema que
nos interesa en estas notas; es Qecir, sobre el Punto-Omega, Ma­
ritain
· escribe

: ''No
estOy seguro _que -exista

un Punto
. Omega
de la ciencia, pero me siento tranquilo con que en el evangelio
Jesús de N
azaret sea:

algo distinto. -del "germen concreto" del
Cristo Omega, No es que la nueva función
de· Crista

esté des­
provista de grandeza y. de· nobleza, pero es distinto de la anti­
gua. Nos sentimos algo así ·como ante una tumba vacía: nos han llevado a Nuestro Señor y no sabemos dónde lo han puesto;"
Maritain se asombra del "meta-cristianismo-" del que el Pa­
dre Teilhard habló a Gilson. "Este cristíanismo --escribe poco
después---:.-puesto

a la inversa es para el pensamiento religioso,
si éste se hiciera puramente -irnaginarioJ una visión grandiosa,
encantándola con el espectáculo de la divina · ascensión de la
creación hacia Dios; ·pero ¿ qué nos- dice del sendero secreto que
nos importa más que ningún espectáculo? ¿ Qué puede decirnos
de Jo esencial del· misterio de
la Cruz y de la sangre redentora,
de esa · gracia cuya presencia en una sola alma vale más que la
naturaleza entera, de· ese amor que nos hace corredentores con
Cristo
y de· esas bieÍla.venturadas lágrimas a través de las cuales
nos llega su·
paz·? La
nueva gnosis
es, como todas

las gnosis,
una pobre gnosis."
Para Maritain, la gnosis
· teilhardiana
y su complejo meta­
cristianismo han recibido del Concilio un
golpe muy

duro. Con
uila tranquilidad magnánima, escribe,"· el Concilio· ha ignorado
total y perfectamente et··gran esfuerzo hacia ese ci-istianismo me­
jor de Teilhard.
Refiriéndose al Cristo cósmico, en lo que el ilustre científico
apela a San Pablo en ·su Epístola a los romanos, declara Mari­
tain que "es insensato considerar· el término · final en cuestión,
la liberación
esperada por· la creación, como culminación de la
evolución de lo creado en su ascenso hacia Dios y hacia el Punto
Omega, evolución que es de orderi natural.- .. Pero si el texto de
San Pablo da mucho que hacer a los exégetas, una cosa, sin
embargo, está en él perfectamente clara, y es que Jo que la
70
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
creación espera es una cierta culminación de la obra sobrenatu­
ral, puesto que está ligada a una revelación de los hijos de Dios
y a la gloria que se 'ha de manifestar en nosotros y
para parti­
cipar
en

la gloriosa libertad de los hijos de Dios, o dicho en otros
términos, al mundo nuevo que inaugurará la resurrección de los
muertos". , .
Aunque Teilhard afirme que su "plerominación se basa en
San Pablo", Maritain aclara que invoca en falso a San Pablo.
Teilhard toma para su tesis un tema hegeliano más, que sin
muerte al propio cristiano.
El Caráenal Journet. Una de las más sólidas refutaciones a
las tesis de Teilhard sobre el Punto Omega es indudablemente,
por su

claridad y por su fenomenal contundencia, la del Carde­
nal Journet. "Tomando paradójicamente la defensa de Teilhard
~escribe- .diremos que su doctrina es lógica, que su visión del
mundo es coherente, . que es preciso o aceptarla toda entera o
rechazarla toda entera. Pero el c!i-lema es grave. Si la rechaza­
mos, es que nos adherimos a todo el cristianismo tradicional al
que somos fieles, a la revelación cristiana tal como ha sido con­
servada y desarrollada a través de los siglos por el Magisterio
divinamente asistido. Y, a la verdad,' en esta perspectiva, la ta­
rea del pensamiento cristiano será la de estai constantemente
abierto y atento a los prodigiosos progresos de la ciencia de nues­
tro tiempo y notablemente la de asumir en su perspectiva propia
todo lo que podría encontrarse de verdades o aun de verosimili.:
tudes

en
la idea de la evolución del universo entero de la matéria
y, en particular, de los organismos vivos. Si, por el contrario;
.aceptamos la visión teilhardiana del mundo, sabemos desde el
principio -ya hemos sido debidamente advertidos- qué nocio­
nes del cristianismo tradicional deberán ser traspuestas
y"'a las
cuales

deberemos decir· adiós: creación,
espíritu~ mal,
Dios (y
más especialmente pecado original, cruz, resurrección, parusia,
caridad ... )."
Sintéticamente el Cardenal Journet critica, a Teilhard: ai)
por la aplicación arbitraria de las leyes de la biología al campo
71
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
social e histórico; 1,) por su afirmación de que la creación y el
futuro desenvolvimiento de la evolución es un perfeccionamiento
de Dios; e) por estar su filosofía impregnada de la fílosofía ani­
mista ; d) por hablar de una tercera naturaleza en Cristo : la cós­
mica. Como resumen, el Cardenal
J ournet mantiene que Teilhard
ha intentado transustanciar el dogma cristiano y alterar la misma
doctrina de la Iglesia. Para el insigne filósofo suizo respecto de la tesis de Teilhard
sobre el Punto Omega hay que adoptar una posición total, ex­
cluyente. O

se acepta o se niega. No caben términos medios. Y
su repulsa no puede ser
más terminante y categórica.
Gilson. Para Etienne Gilson "la teología teilhardiana, en es­
pecial en su doctrina del Punto Omega, es una auténtica gnosis
que desemboca en una "teología ficción". ·Porque para el insigne
filósofo tomista "el pensamiento de Teilhard no tiene el grado de
consistencia mínimo requerido para que se pueda hablar de una
doctrina". Especialmente Gilson es un enemigo a muerte de las
ideas de Teilhard de convertir al Cristo redentor en Cristo evo­
lucionador. Saliendo al paso de la opinión de Teilhard de que
sus afirma~iones se apoyan en 1a patrística, Gilson defiende que
esto es UII_ absoluto error de concepto. (Y o en la patrística sólo
he visto algunas visiones de
ORÍGENES capaces de anudarse con
las elementales
doctrina"S de

Teilhard.)
El Padre Pkilip,e de la Trin#é. Uno de los primeros y tajan­
tes adversarios del teilhardismo es, sin duda alguna,
el Padre
Philipe de la Trinité, que considera sus doctrinas como "una
transposición, una deformación del cristianismo metamorfoseado
en evolucionismos del tipo naturalista, monista-
y panteísta".
' El confusionismo de la doctrina de Teilhard no proviene,
como muchos han sostenido con cierta ingenuidad, de su método.
La. real.idad es que falla en todo el Sistema la justeza teológica
y filosófica y en
él se pretende hacer mefafísica con el método de
la ciencia positiva.
En su síntesis refuta el Padre Philípe de la Trinité las ideas
teilhardianas basándose en seis puntos fundamentales:
a) el vi­
cio del método que aplica a la teología los principios de la cien-
72
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
cia; b) el ataque a la metafísica con su coucepto de la creación;
e) las equívocas e incomprensibles relaciones entre Dios y el
cosmos que ponen
en. discusión
la trascendencia de Dios ;
d) la
confusión de los órdenes
sobrenaturaLy natural.

con los que en­
laza
el misterio de Cristo con el cosmos evolutivo; e) la unidad
materia-espíritu;
f) el desconocimiento del pecado original.
Referido al concreto Punto Omega, el insigne teólogo escribe
textuahnente: ''el Cristo universal, cósmico, evoluciotlador y
Omega no es ni evangélico ni paulino". Con el Cristo univer­
sal con el que el Verbo de Dios asume todo el universo bajo el
título de una tercera naturaleza, la cósmica, se desemboca --agre­
ga-en una especie de panteísmo de orden sobrenatural.
Chaix-Ruy. En su obra El sup·er-hombre comenta uno de los
runtos fundamentales

del
tema. de

nuestra charla: aquel en
el que la doctrina teilhardiana desemboca en una socialización
que dispondría y ordenaria todas las partes del cuerpo social
con el fin de -for~ar un cuerpo Místico o Crístico. "Esta atre­
vida afirmación -dice Chaix-Ruy- supera y contradice todas
las observaciones hasta tal punto que uno se pregunta cómo ha
podido ser aceptada tan alegremente en tantos medios. En efec­
to, lo que la Iglesia llama Cuerpo Místico o Cuerpo Crístico no
se asemeja en nada, ya lo había clicho San Agustín ,a nuestras
sociedades· humanas, y nuestras comW1idades no se le acercan
más que a mucha distancia." Con la .tesis de Teilhard se acen­
túa peligrosamente el riesgo de panteísmo, sobre todo al contem­
plar cómo el Cristo histórico se borra "ante el Cristo motor de
la evolución". Esta posición de Teilhard no cesa de afirmarse.
"Le vemos despreocupado -dice Chaix-Ruy- por toda restric­
ción y reserva y da la prioridad al "Cristo motor de la evolu­
ción", sit:i darse cuenta de que al final se convierte en un- Cristo
dominado por la evolución." El peligro es claro: ver a. Cristo
comprometido con la materia "actuando y penando con ella, su­
friendo en todos los seres vivientes,
.. tomando
conciencia de sí
mismo en el hombre llevado hasta. la cima de
la evolución por
la reflexión y el esfuerzo humano".
H engsten/:Jerger. Para este teólogo alemán el paleontólogo
73
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
jesuita, como teólogo y filósofo, se enreda en contradicciones in­
solubles. Dios, frente a· la tesis de Teilhard, no puede sumergir­
se en las cosas como una parte de ·éstas, pues la humanidad de
Cristo no constituye una parte· de Dios. Tampoco como hombre
puede Cristo dirigir el proceso de
la evolución porque, como tal
hombre, debería estar sometido· al cosmos y a la evolución. Pero
si
nos basamos para ello en la naturaleza divina de Cristo como
motor de la evolución cósmica, el resultado nos haría caer en el
panteísmo. Hengstenberger sigue, aunque nosotros sintetizamos
su pensamiento : la identificación del Punto Omega de la evolu,
ción del mundo ·con el Cristo - cósmico es contradictoria. en sí
misma; el Punto Omega no puede al mismo tiempo ser el úl­
timo miembro de· una serie evolutiva y estar fuera de esta serie ...
Pero si el Punto Omega fuese solamente la humanidad de Cristo,
ésta, como tal, no podría dirigir y gobernar la evolución. Como
resumen, el teólogo alemán sostiene que el más tetrible error
de Teilhard es su flagrante confusión de los planos natural y
sobrenatural.
M arcel de C <>rte. El inteligente catedrático de Lieja hiere en
su crítica a Teilhard con las más violentas acusaciones. Para él,
el teilhardismo no ··está al margen del catolicismo, ni· en las ri­
beras del catolicismo, sino que ni siquiera es una herejía cristiana.
Es~ nada

más
y nada menos,· que otra religión. El . Punto Omega
es tan ininteligible como gratuito. Su principal problema es que
el Punto Omega puede ser considerado como una super-religión
que engloba a todas las religiones. Esta sustancia ·única es una
especie de individuo gigantesco que recapitula de una manera
fantástica y fabulosa todos los seres de la mónada primitiva al
hombre. En síntesis, afirma Marce! de Corte, Teilhard diviniza
al hombre.
Paupert. Este panfletista, situado a años luz de aquel otro
gran panfletista que se llamó
León Bloy,
en medio de los
erro­
res de lo que vamos a llamar indulgentemen~e sus doctrinas, man­
tiene que Teilhard confunde la Iglesia con una especie de expre­
sión espiritual del
phylum, en evolución; confunde el fin del
mundo físico con el fin del mundo cristiano; el pecado con
la
74
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
convergencia; la naturaleza con la gracia;·"¿ No satisface lo peor
que tenemos
1 es·decir; una necesidad de creer a poco precio?'' ...
Desconfía
de esta síntesis --dice--, en la que ocurre que. todo
está perfecto
.en el mejor de

los mundos posibles: contemplemos
de qué manera tiende
hada el

Punto Omega
la convergencia de
la· evolución. Sí, pero, ¿ a qué precio? ¿ No es al precio. de la
eliminación de fa Cruz? Paupert añade: "Lo que me choca no
es que se nos muestre la trama de la evolución o que se nos
escriba la novela o ·la historia de la evolución del mundo, sino
este Cristo teilhardiano asentado como Zeus en el Punto
Omega!'
Louis Salieron,: "En el plano metafísico ~cribe-el cris­
tianismo es la religión del ser no solamente en -virtud de tma
filosofía mny constante, sino en virtud de la Biblia. "Yo soy aquel
que soy." Esta es la definición de Dios.·
En el plano histórico
-y el cristianismo ·está en la historia, es historia-el cristianis­
mo es la verdad revelada en su plenitud por Jesús Dios hecho Hombre. Todo esto se evapora en Teilhard. Inventa un Cristo
extraordinario, verdadero demiurgo que deviene y se
hace al
misrrio tiempo

que el cosmos
y el hombre .. La persona de Jesús,
a la que, por otra parte, parece muy adicto
por la
religión de su
infancia, deja de- tener un sentido importante en su visión. His­
tóricainente, escribe, a

partir del hombre Jesús
tm phylwm de
pensamiento religioso ha aparecido en la
masa humana. En el
plano religioso;
¿ qué hace con la historia de la. humanidad? Y
en
d plano

cristiano,
¿'qué hace
con la Historia Sagrada? Salieron
sintetiza su pensamiento- con
la sigi.tiente rotunda afirmación-:
"por esto decimos que
su visión no es cristiana'.'~ Más adelante
Salleron se refiere al cristianismo vivido de Teilhard, que es el
de su infancia. "Pero su cristianismo, construido- en su visión, es
un meta-cristianismo, del que
se evapora· toda la verdad del cris.,;
tianismo. ')
"La fe cristiana de Teilhard --- perdido la brújula, se convierte en
úna fe en lo que ocurrirá y
cuya· figura ve cómo va dibujándose en él mundo actual·: la so­
cialización creciente,
el progreso bajo todas sus formas, ~ gran­
des eorrientes comunistas
y ·totalitarias. Cristo, para Teilhard, está
75
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
en el corazón de todo esto, puesto que es la evolución; lu~o es
necesario que también esté el cristianismo. Por la búsqueda, for­
ma suprema de .la ciencia, precipitaremos la evolución del .mundo
hacia el Punto Omega."
Enrique Tiern,o. En su reciente obn! Acotaciones a la hástoria
de la cultura en la edad m,oderria, Tierno estudia, desde su po­
sición socialista, la obra del Padre Teilhard. Sostiene que, aparte
del valor científico de
su obra, que

es muy discutible, su signifi­
cado cultural justifica un comentario aislado. En la obra del
jesuita, el catolicismo, dice, se disluye en -el cristianismo, en la
panergética de la realidad en proceso de organización. Pero, a
mi modo de ver, lo más importante de la muy discutible obra de
Tierno es su
declaración que

no he visto
expres,¡da casi
en nin­
gún autor y que, en cambio, comparto, que la obra del Padre
Teilhard
es uno de los últmos testimt>onio,s del hegelia:nism>o· en
Ewropa. Probablemente el Padre Teilhard ----opino yo ahora­
desconocía la obra de Hegel en toda su amplitud, porque tanto
en filosofía como en historia (esto lo reconocía el propio Teil­
hard) su cultura era muy rudimentaria. No e~ extraño que Tier­
no, adviniendo a la cultura desde los mares marxistas, aunque
su marxismo sea un tanto conformista, considere la obra del
Padre Teilhard como muy atrevida y a su pensamiento -él que
no es, ni mucho menos, un teólogo, pero sí un hombre de sen­
tido común- en muchos aspectos próximo o dentro de la h~
rejía. Por último, el catedrático espa_ñol afir~: "conviene acla­
rar que la obra del Padre Teilhard tiene escaso valor científico.
Es una obra
escrita-en
un lenguaje estético y con mentalidad
estática".
Mawrke Blondel. Aunque es posible que Blondel figure, en
líneas generales, más cerca de los que pudiéramos denominar de­
fensores de Teilhard, su violenta crítica, en puntos esenciales, a
la teoría del científicamente sabio jesuita además de su no en­
tendimiento con sus tesis, demostrado claramente. en su corres­
pondencia con el Padre Teithard, publicada y comentada por Henñ
de Lubac, nos permiten colocarle esencialmente en el lugar de
los anteriores autores examinados, iunque haya que reconocer
76
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
que tampoco puede figurar como un soldado de filas de los
mismos.
El famoso filósofo de la acción, al que tantas equivocaciones
científicas y filosóficas se le pueden achacar, no cayó en el lazo
ingeniosísimo lleno de brillantez y de belleza que el Padre Teil­
hard --discípulo de Bergson, Blande! y Leroy- pusiera en su
camino.
El Padre

de Lubac, que quiere, por encima de todo,
de­
mostrar el acuerdo sustancial entre Blondel y Teilhard, parece
que olvida las palabras del sabio jesuita a Cuenot dos meses
antes de su muerte:
"le debo

mucho (a Blondel), pero al final
no nos hemos entendido". Blondel se queja de que
Teilhard no
afirme de modo claro '1á trascendencia absoluta del don .divino"
y de que rio hay continuidad entre el mundo· actual y el futuro
escatológico. El célebre filósofo puso en guardia al propio Teil­
hard "contra una forma demasiado. naturalista, _demasiado física
de representarse la
funciOtl universalizan
te de
·Cristo.". "No
de­
bemos -sigue- erigir en principios de explicación lo que nos
sugiere nuestra merttalidad de sabios, nuestras imágenes antropo­
mórficas~ .. " ·
Blande! escribe sobre este ·punto: "el peligro ... estriba en su­
poner que
el orden natural tiene una estabilidad· divina en tan­
to que orden natural,
que Cristo
representa
fisica:mente el
papel
que· el pante_ísmo o el monismo atribuyen al Diolr -vago y difuso
con el que se conforman ... Un sobrenaturalismo puramente físi­
co carece de sentido ... El Padre Teilhard parece suponer que
podemos comulgar con el Todo
( comprendido Cristo) sin prime­
ro y ptlramente comulgar con el Uno, el trascendente, el' Verbo
precisamente encarnado ... ·Es importante · no sobrenaturalizar 'lo
natural y no naturalizar lo sobrenatural".
Recientemente- se ha hablado de la semejanza doctrinal e11tre
las doctrinas del Padre Teilhard y San Juan de la Cruz. Este
craso error es puesto de manifiesto por el prop-io Bloitdel; quien
para separar de lo que él consideraba camino peligroso de su
amigo jesuita le puso ante sus ojos la mística sanjuanista. El
Padre Teilhard no atendió a sus ruegos. Como escribe Ruiz Sal­
vador, el p3.dre jesuita sólo tuvo un contacto muy fugaz y su-
77
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
perficial con el pensamiento de San Juan de la Cruz. Y o no lo
entendió o no quiso darle importancia en su peligrosa gnosis.
El Paxtre Roig Gironella. Uno de los más contundentes tra­
bajos publicados
en España
contra las ideas sustentadas por
el Padre Teilhard fue el aparecido· en la revista Espíritu, del
Instituto Filosófico -de Balmesiana. En relación con nuestro tra­
bajo concreto sobre el Punto Omega, el Padre Roig destaca su
naturalización de lo sobrenatural y la aparición de una teología
sin pecado. Siguiendo a Calme! critica la teoría. del Punto Ome­
ga. Respecto de la humanidad de Jesucristo acepta las palabras
del dominico Gerard des Lauriers ~ "en esta humanidad asumida
hay un alma. Así se interpreta la fórmula de Teilhard, que ya
se ha hecho
famosa :
el Cristo de la revelación es el
Omega de
la evolución, incluyendo en la evolución el finalismo tal como lo
atribuyen a Teilhard sus apologistas. Entonces lo que el Verbo
de Dios asume encarnándOse es· inevitablemente el término su­
premo de este finalismo -evólutivo".
Presentá el Padre Roi~ varias páginas sobre la obra de Brun­
ner dedicada a 'feilhard y escribe:
"el juicio
formulado por el
P:,dre Brunner

de que la obra teilhardiana no tiene la seriedad
de una aportación científica, sino que es un mero ideario o men­
talidad, ha sido repetidamente
pronunciado en
diversas formas."
Recuerda tambil-n la postura de Solaguren, para quien Teilhard
·"no prueba'', se basa "en meras analogías"; tiene una filosofía
gratuitamente afirmada.
El Paáre Guerrero. ·Con su habitual profundidad doctrinal,
el Padre Guerrero ha calificado certeramente la debilidad teoló­
gica y filosófica de las ideas teilhardianas. "Es ambiguo
y con­
fuso ---escribe-- cuando, atribuye al cristianismo de sus antepa­
sados
la exclusiva veneración del Dios de Arriba,. del Dios del
Gelo y ninguna de Dios de Adelante o del progreso en el co­
nocimiento y aplicación de los· valores terrenos y asimismo el
acierto de realizar la síntesis de ambos.''
78
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEILHARD DE CHARDIN
4. EL FUTURO DEL HOMBRE.
Es muy conveniente, como disc_iplina intelectual_ y como_ gim­nasia mental, examinar brevemente lo que otros científicos han
ideado sobre el futuro del hombre. No vamos a aludir aqtú a .las
obras

de ciencia ficción tan en
boga en los actuales. momentos.
Ni siquiera a la casi cincuentona de Kapek, l,a; guerra de k,s Sa,/a,mundras, en la que el original novelista checo nos da una
visión del mundo futuro conqtústado por las Salamandras. Como es lógico, sobre el
.futuro del

hombre caben toda clase
de hipótesis. El hombre es el
único animal

que tiene imaginación.
Y la imaginación abarca avasaJladoramente todo. Por la imagi­
nación nos sentimos reyes y señores--de todas Jas posibles_ es­tructuras futuras .. Y creamos irríaginaciones, sueños, hipót_esis de
un valor parecido a las que el Padre Teilhard ha formulado res­
pecto a su famoso Punto
Omega. El
gran fallo de éste ha sido
pre<'isamente en

olvidar el principio de la indeterminación atisba­
do por Heinsenberg, en el que se nos dice, en definitiva, para
nosotros los profanos, que no siempre las mismas causas produ­
cen los mismos efectos. Y que no existe un determinismo total en la historia.
Siguiendo en forma absolutamente lógica -j y cómo pedir
esto a un
genial intuitivo

como
el Padre Teilhard !-el pensa­miento dramáticamente monista del ilustre científico, debía ha­
berle llevado a la concepción de un futuro animal superior al
hombre, tanto física _como racionalmente. Si de la sola y única
evolución de la materia surge
la biogénesis y el hombre, Jo ló­
gico hubiera sido, dentro de sus conceptos,
la aparición. de un
futuro super-hombre, un metántropo. Pero aquí falla el argu­
mento del Padre Teilhard
y, cuando le conviene, cambia decisi­
vamente el eje de su dialéctica y el hombre se convierte, en
vez de un puente hacia otro animal superior, en· un animal social.
El Padre
Teilhard1 que es un irreversible monista sometido a
las más irreversibles e inmutables leyes de la
evolución1 al llegar
al hombre -probablemente por su profundo espíritu . religioso
79
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OME<,'A
del que no se puede dudar- modifica esencialmente su pensamien­
to.
Lo lógico en este momento sería asegurar la existencia del
metántropo, pero no del animal social, la unión de los cerebros
y hasta casi el alma única. Se desprende ahora de todos sus ata­
víos científicos que le han ,acompañado desde el primer instante
de la materia hasta el hombre actual. Considerando como los
precopernic;anos que

el hombre es el centro de la creación, le
hace desernOOcar en un cainino absolutamente nuevo. No niego
que la idea de la evolución sea verdadera, pero lo que sí ase­
guro

es que
la futura evolución del hombre no responde a las
premisas lógicas del sabio· francés. Este es el gran fallo de
la
teoría científica del Padre·Teilhard. Su tesis del cambio de eje
de la evolución es mucho menos factible para él, tan monista y
terminante, que el super-hombre de Nietzsche, aunque éste
se
mueva

oscilante entre
la barbarie y la locura.
El profesor Rol Carvallo, en un estudio sobre el futuro del
hombre, al que seguimos a partir de este momento, enjuicia y
expone las teorías actuales. sobre el mismo, que pueden ponerse
en parangón con las del Padre Tei!hard. Así nos dice que en la
obra El su¡,er-Jw·mbre, resumen de diversos trabajos sobre la
materia publicada por el teólogo de Marburgo, Benz, se atisban
las siguientes direcciones: la tesis de Von Economo, con su afir­
mación de la cerebración progresiva;
la de Gerard, con su teoría
de la reserva fisiológica de las neuronas; la de Klages, quien
no cree que el hombre vaya a tener
más inteligencia; la de Statz,
quien afirma

que la evolución del hombre futuro no será de ma­
yor inteligencia, sino de, mayor moralidad; la de Ankel, que cree
que a consecuencia del desarrollo de la inteligencia la raza hu­
mana perecerá; la de Ziegler, con su tesis del
proto"Adán ton
influencias
de la mística medieval, el más próximo a Teilhard,
para quien el hombre,
la imagen de la divinidad es el hombre
nuevo de San Pablo; la de
Lewis, quien
se inclina porque el
hombre del futuro es un
salto a

otra dimensión. (Lewis critica
indirectamente ·la tesis teilhardiana, porque dice que la evolución
nunca sigue los pasos previstos.)
Rof escribe a continuación, siguiendo a Levvis, sobre el hom-
80
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE TEIIHARD DE CHARDIN
bre futuro: "Una reunión de dinosaurios hace milenios, si tuviera
capacidad para discurrir sobre el futuro, se imaginarían que la
evolución iba .a seguir un camino bien claro: crear un ser toda­
vía 'de más tamaño que el -dinosaurio, de coraza más espesa, de
mayor fuerza, pero siempre dinosaurio. Lo que sería imposible
imaginar es que la evolución iba a tomar un camino paradójico
totalmente diferente."
Después, y con humor, Rof agrega : "Encontramos aquí en
Lewis la crítica más acertada y burlona del antes mencionado
s,m¡,osium de los sabios que especulan sobre el futuro del hom­
bre y también una objeción importante a la interpolación que
"como método científico" ha empleado el Padre Teilhard para
encontrar su Punto Omeg.i."
Sigamos esta línea del pensamiento : ·"Es poco probable ----es­
cribe Lewis--que

el hombre del futuro sea más fuerte, más in­
teligente, más sensible que el
actual. Sin embargo, la mayoría
de los sabios -que escriben sobre este problema incurren en ·el
mismo error que cometerían los dinosaurios antediluvianos si se
les hubiera invitado a discurrir sobre el futuro del hombre: Nun­
ca hubieran podido imaginarlo más frágil que ellos, tan frágil
como un tierno niño acabado de nacer."
Explicando las ideas de Portmann, él gran biólogo moderno,
aunque también un tanto imaginativo
CQ1laO Teilhard,. Rof escri­
be:
'1a idea

de Teilhard, según la cual la,evolución está dirigida
por un principio superior, esto es, la idea de la ortogénesis, no
descansa actualmente sobre una base -científica" ..
Para Porimann "lo esencial de

la hominización no es, como
hasta ahora se ha venido pensando, la aparición de la técnica, ni
siquiera trata de entender cómo ha aparecido la inteligencia. El
gran enigma de la evolución es ver cómo ha aparecido en la
escala biológica la vida espiritual, la imaginación creadora, la
capacidad para la creación artística".
En Es¡,erarn:,a e Hist<>ria, Josep Pieper examina el futuro del
hombre a través del pensamiento de Teilhard. Dice que
ést~ no
solamente

examina el futuro del hombre; sino incluso el estado
final del mundo. Pretende hablar, continúa, "prescindiendo total-
81

Fundaci\363n Speiro

. EL MITO DEL PUNTO OMEGA
mente del apocalipsis". "'La respuesta, :o.os cu_enta Pieper sobre
este problema, es en cierto modo sorprendente. Afirma T.eilhard
que hay dos modos de imaginárselo igualmente posibles, si bien
uno de ellos es casi contrapuesto al otro
.. El

primero, según Teil­
hard, consistirá en que el mal se. verá reducido a su mínima
expresión; ya no habrá que temer el hambre ni la enfermedad
en sus peores formas, pues la ciencia los habrá vencido; por el
sentid~ de .la tierra. y el .hun1ano... serán vencic}os ~in:iismo el
odio y la guerra intestina bajo los destellos, cada vez más ardien­
tes, del Punto Omega; reinará _una cierta unanimidad en el eon­
junto de la esfera espiritual y se logrará pacíficamente la con­
vergencia_ .definitiva, .si bien dentro de la mayor tensió:p.. Esta es
la primera hipótesis posible, formulada con expresiones de una
vaguedad casi sorprendente. Pero Tei!hard no sólo dice que esta
idea sea la expresión_ de esperanzas cuya realización justifique
todos los esfuerzos; añade que . se encontraría e_n la mayor con­
sonancia imaginable .. con la teorí,a. i Es. sorprendente lo hipoté­
tico de la expresión, ya. que la teoría. no puede significar otra
cosa .que_ la misma concepción evolucionista! Se adaptaría, menos
a ella la segunda_ idea fundamental; aunque sea posible . no sólo
mental, sino realmeD:te. El estado final histórico aparecería así:
crecerán
paralelos el. bien y el mal, consiguiendo éste un máximo
de poder en una· riueva forma. Se dividirá la energia de la hu­
manidad;

se enfrentarán ,abiertamente la aceptación de Omega,
y
su repulsa_ agudizará cada vez más el cisma íntimo .de la con­
ciencía.

Un irreconciliable conflicto dividirá la esfera espiritual
en .dos zona.s, cada una de Jas cuales foq.nará en ~ "polo opuesto
a. la adoración'?. Pieper dio.e, seguidamente:, que la interpreta.,
ción que h_ace Teilhard de la época actual de la humanidad cim
rasgos verdaderamente nihilistas, muy difícilmente puede aso-­
c~arse_
con la tremenda q:meepción evolucionista del , ; famosó
sabio.
Frente al irremediable, optimismo teilhardiano ,--c¡ne en el
fondo es su verdadera actitud ante el problema que nos ocupa,
pese a ciertas posibles cautas d~sviaciones de su tesis-:--:--se elevan,
por último, las. teorías del Premio ~óbel de Física Max Bom,
82
Fundaci\363n Speiro

DEL PADRE. TEILHARD pE C_HARDIN
atrozmente pesi:rnista,s _sobr~ el _porvenir del, J:iombre. Para Marx
Born
el hombre va ci~.gament_e coro.o un <¿-u~~mata a_ su· prl?pi~
aniquilamiento.

Esto es
ca~i fatal._ .Pe:ro si así no _fuera, _su_ por­
venir es igualmente ter,ible :, el homb,e pierde su libertad indi­
vidual y se. conyi~te en 1,llla rna_sa informe,. en un ef!.J~·~·nI?re, ~n
un ah1cinante reb~9 dirigi~o _por .up.o~ PS>CO_s j~fes cada vez más
inteligentes
y en, ws~sión _de t?O-o? los resursos, de. qllf:. una ·.cien­
cia
sin

autolímites ni
concien_~ia ha puesi9 eq su~ ~anos. La

dis­
yuntiva es, pues, ~t~rradora.
5. NOTA SOBRE "TEILHA.RD Y S»r Í' ABLO,
Nota so/Jre. Teillw.rd y San Pablo. El propio Teilhard y mu­
chos de sus discípulos han hablado
de la identidad de su pen~
samiento,

dentro de la idea del Punto
Omega, ccm las doctrinas
de

la Parusía de San Pablo. Como el tema es tan importante
y tan ligado a la doctriná
general

de
la cuestión que estamos examinando, queremos sólo
esbozarlo aquí, a pesar de que él sólo es suficiente para que un
teólogo lo examine desde todos los puntos de vista y con la
competencia
y altura que se mei;-ece. Intentamos en este momento,
pues, sólo dar unas cortas notas sobre
el problema.
Pese al entusiasmo teórico de Teilhard por San Pablo
----<¡ue
según su máximo defensor, el Padre de Lubac, es llll panteísta
cristiano en el mismo sentido
en el que se puede llamar panteísta
a San Pablo-- no creemos seriamente que las doctrinas del Punto
Omega coincidan con las palabras del apóstol.
¿ Cuándo se dan
en la teoría teilhardiana los antecedentes históricos de la Parusía,
es decir, la manifestación del anti-Cristo precedida de la apos­
tasía general?
¿ Qué parentesco tienen los últimos tiempos del
Punto Omega con los del "hombre del pecado" de la epístola a
los tesalonicenses?
¿ Qué semejanza hay en el universal optimis­
mo teilhardiano con la_ final traición de la que tan angustiosamen­
te babia el apóstol de las gentes en la segunda epístola a Ti­
moteo? Esa ascensión de la
·humanidad hacia

el Punto Omega
Fundaci\363n Speiro

EL MITO DEL PUNTO OMEGA
y, en definitiva, a Cristo, ¿ qué parecido ofrece con la venida, Pa­
rusía,. Epifanía o manifestación, Apocalipsis o revelación o día
del Señor de las epístolas a los Corintios, Tesalonicenses, Colo­
senses, Hebreos y Romanos?-¿ Cómo conciliar la. seguridad beatí­
fica de Teilhard ert el punto y hora de la ascensión de la huma­
nidad con la súbita e imprevista venida del Señor?
¿ Y la fatali­
dad histórica teilhardiana con la libertad de la Parusía del Juez
de vivos y muertos?-¿ Y, por último, qué lugar tiene el miste­
rio de iniquidad del que habla el apóstol con esa bondad univer­
sal de la teología teilhardiana? Sólo hemos querido afilar estas preguntas para que alguien
con autoridad nos explique algún día
la posible conciliación de
las ideas de Teilhard con las rotundas afirmaciones de San Pa­
blo que nosótros no vemos pór ninguna parte. Esto sin contar el
optimismo desaforado de Teilhard en abierta contradicción con
las palabras evangélicas
y las artgustiosas visiones del Apoca­
lipsis.
84
Fundaci\363n Speiro