Índice de contenidos
Número 75-76
Serie VIII
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- Crónicas
- Documentos
Autores
1969
Diálogo y dialéctica
DIALOGO Y DIALECTICA
POR
Fll.ANCISCO CANALS VIDAL (*).
•tcuando arraiga la _opinión del antagonismo entre lo
verdadero y lo falso, dicha opinión suele esperar, ante un
sistem:a dado, el asenrim.riento o la, contra.dicción .. No con
cibe que la dwersidaJ de lo,s sistemas en el desarrollo
progresimo de la verdad, sino que sólo, ve en /,a dwersidad
la cont:radicci6n. El capullo desapwece al abrirse la flor,
y podria decirse
que aquél es refutado
por éstaJ; a.sJ como
el fruto hace
aparecer la
fiar como un
falso ser de la plan
ta, al mastrarse como la verdad de la planta en vez de la
flor. Estas formas no sólo se distinguen entre sí, sino que
se eliminan unas a otras como incomipatibles. Pero·, en su
fluir, constituyen otros
tantos
rnomentos de
una
u,n,jdad
orgánica, en la que son todos igualmente necesarios, y
esta igual necesidad es cabalmente la que constituye la vida
de este todo que es /,a pia;ntaJ. Pero al contradeciir un sís
tema filosófico, o /nen, no se concibe así la contradicción,
o bien
/a.conciencm del
que la aprehende no
srobe liberar
la
de unüateralidad, ni
sabe alcanzar
a ver bajo
la fi[J'U.ra
de
lo
po'1émico y lo contradictorio m,omentos
que son en
tre sí mutuam1ente necesarios."
"No es difícil, por /o, demás, darse cuenta de que vivi
mos
en tiemp,os de
gestación
y de tran";ci6n haciro una
(*) Del número 456, de febrero de 19159, de la fraterna revista Cris
tiandad~ de Barcelona, tenemos el gusto de reproducir estas meditaciones
del
profesor Canals Vidal que nos han parecido de tanto interés como
actualidad.
443
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO CANALS VIDAL
nueva era. El espíritu ha roto con el mundo anterior de
su e·.zistencia y de sus representaciones y se dispone a
hundirlas
en el
pasado, entregándose
a
la ta.rea de su pro
pia trainsformación. El espíritu, ciertamente, no per'YJ1,(J,ne
ce nunca quieto, sino que se halla siem1pre en mov-i·im~ento
incesantemente progresivo. Pero, así como en el niño, tras
un largo p·eríodo de silenciosa nutrición, el primer ~lieni
to rompe
bruscamente
la
gradualidad del
proceso
acumu
lativo
y
sobreviene
uin salto cualitat1!Vo, y
el
niiio nace,
así también el espíritu que se forma va madurando lenta
y silendosam1ente hacia la nueva figura, va desprendién
dose de una partícula tras otra de la, estructura de su
mundo anterfor, y los estremecimientos de este mundo se
anuncian so,Zamente por ni.:.e·dio de síntmnas CMslados; la
frivolidad y
el tedio
que se
apoderan de lo
existente y
el
vago presentooiento
de lo
desconocido son
los
signos P•e
monitarios
de que algo
otro se avecina. Estos
parU!atinos
desprendimientos, que
no alterain la fisono-mtÍa de
la to
talidad, se ven brusca1111ente interrwmpidos por
la aurora
que de pronto
ilum;vna como un rayo la wn1J{Jen del mundo
nue'Vo" (
del Prefacio a
la. Fenomenología del
Espíritu de
Hegel).
Como nota intencionadamente Bloch, estas palabras fueron
contemporáneas del retumbar de los cañones de la batalla de
J ena.
El
choque del
Imperio revolucionario que conmovió todo el edi
ficio político europeo con el liberalismo alemán antiimperialista
en que se iniciaban las futuras revoluciones nacionales. Las citamos aquí como una invitación al examen de concien
cia. Muchos dirigentes
y responsables de la orientación de las
generaciones nuevas no han reflexionado probablemente nunca sobre estas páginas, protervas
y seductoras. Tal vez, por extraño
que :parezca, muchas personas de influencia y con prestigio de hombres cultos no las han leído nunca.
No disciernen, así, la tentación más profunda de la vida con
temporánea. No comprenden entonces la razón de los grandes
444
Fundaci\363n Speiro
DIALOGO Y DIALECTICA
hombres de Iglesia que tuvieron conciencia del deber de apartar
se a sí mismos y a los fieles cristianos de la tentación de "con
ciliarse" con el "progreso" y la "modernidad".
Diálogo
y progreso tienen -¡ cómo podrían no tenerlo !
puesto de honor entre las exigencias de la verdad teológica y
metafísica.
Lo que hay que saber es discernir del diálogo y del
progreso en la verdad, el diálogo dialéctico y el
"progreso" consti
tutivamente
desintegrador de la verdad eterna
y divina.
El presupuesto profundo de la exigencia hegeliana y marxista
del diálogo es la hostilidad al "dogmatismo". Y si muchas con
fusiones racionalistas han puesto a veces en mala posición a com
batientes, que de este modo parecen destinados a la ruina, tam
bién
aquí la mejor estrategia se encuentra en el retomo a las
fuentes, el retorno a Santo Tomás y a San Agustín.
El torbellino de la dialéctica, que es el "álgebra de la revo
lución", arremete contra el "ayer, hoy y siempre" de la mismi
dad de Cristo. Contra el "Amén" eterno, contra el Verbo de Dios
que subsiste eternamente.
El estímulo y la creatividad, el dinamismo progresivo perte
necen, en la mentalidad dialéctica, al momento negativo, antitéti co: a "lo que se opone", lo satánico. "La luz brilla en las tinie
blas", dice la palabra evangélica.
Para la
mentalidad impulsada
por el "misterio del desorden" son las tinieblas las que hacen lu
minosa la luz.
* * *
Lo "establecido", el "sistema" a que apunta, como pretexto y
blanco inmediato, el ataque desintegrador
y anárquico, se siente
irreversiblemente destinado
a hundirse en el pasado. Y lo está,
precisamente por cuanto
ha sido establecido como síntesis, cons
titutivamente inestable, de opuestos que se implican al enfren tarse.
Así, la monarquía de derecho divino, síntesis de una teocracia
reducida con
el antropocentrismo del renacimiento, se sintetizó a
su vez con la Ilustración en
el "despotismo ilustrado".
445
Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO CANALS VIDAL
La monarquía ilustrada realizó su síntesis con la revolución
burguesa en el constitucionalismo conservador. Por las ulteriores
síntesis liberal-conservadora, liberal-democrática
y iOcial-demo
crática nos sentimos situados "inexorablemente" en el centro
izquierda coexistellcialista y a la espera del "socialismo" ( comu
nismo) democrático
y "humanista", como se viene a decir con
fesando así indirectamente
la inhumanidad del adversario cuyo
tri un fo se da en el fondo por memta/Jle.
El egoísmo conservador de la revolución no puede ofrecer prin
cipios trascendentes, ordenadores y unificantes de la multiplicidad
rebelde
y masificada. Por esto, la sedicente fe en el progreso,
que es lo mismo que el m~edo ante la revolU"ción~ impone la
''apertura''.
Su necesidad es defendida en nombre del progreso irreversi
ble de
la historia. Pero no se cae en la cuenta entonces que el
álgebra de la revolución, de la que se aceptan los axiomas
y los
métodos, impone la ruina de todas las síntesis que se intente es tablecer, el hundimiento urgente también de las "nuevas estruc
turas", la revolución permanente. Las concesiones que permiten a la fuerza destructora de la
dialéctica marxista causar la muerte de Dios en el alma de los
hombres de nuestro tiempo expresan una actitud de mala con formidad al siglo. El olvido de que Dios es eterno,
y de que no
es nunca neutral ante el curso de la historia, deforma la afirma
ción de la trascendencia de la religión sobre lo político, para im
plicar en aquélla el desprecio de la consistencia del orden natu
ral. El mismo olvido confunde la misteriosidad del Dios escon
dido con
la negación de la verdad racional y de la firmeza
dogmática del misterio,
y lleva al hundimiento de la conciencia
contemporánea en el
dogniatisn1.10 de la dialéctica.
* * *
El tema del diálogo queda insuficientemente aclarado y se
plantea también de modo inadecuado si se dice sólo que "tiene que mantenerse la unidad en lo necesario"
y no conmover algunos
446
Fundaci\363n Speiro
DIALOGO Y DlALECTICA
principios inmutables. Porque no bastaría que no se pusiese en conmoción el misterio revelado o la ley natural. Ni siquiera so
bre lo contingente o sobre lo práctico puede confundirse el diálo
go en la verdad y al servicio de la misma, con
e{ que tiene com.10
ley inmanente el im1peratWo de las tensiones y oposiciones en
que se desarrolla el •tdevenir" en la lit-cha de los contrarios.
Radica aquí la última razón -y no sólo en un problema de
táctica-que
quita sentido al diálogo con el marxismo, o al que
quisieran desarrollar los creyentes con los modernistas y con los
' 1radicales" de la Teología.
447
Fundaci\363n Speiro
POR
Fll.ANCISCO CANALS VIDAL (*).
•tcuando arraiga la _opinión del antagonismo entre lo
verdadero y lo falso, dicha opinión suele esperar, ante un
sistem:a dado, el asenrim.riento o la, contra.dicción .. No con
cibe que la dwersidaJ de lo,s sistemas en el desarrollo
progresimo de la verdad, sino que sólo, ve en /,a dwersidad
la cont:radicci6n. El capullo desapwece al abrirse la flor,
y podria decirse
que aquél es refutado
por éstaJ; a.sJ como
el fruto hace
aparecer la
fiar como un
falso ser de la plan
ta, al mastrarse como la verdad de la planta en vez de la
flor. Estas formas no sólo se distinguen entre sí, sino que
se eliminan unas a otras como incomipatibles. Pero·, en su
fluir, constituyen otros
tantos
rnomentos de
una
u,n,jdad
orgánica, en la que son todos igualmente necesarios, y
esta igual necesidad es cabalmente la que constituye la vida
de este todo que es /,a pia;ntaJ. Pero al contradeciir un sís
tema filosófico, o /nen, no se concibe así la contradicción,
o bien
/a.conciencm del
que la aprehende no
srobe liberar
la
de unüateralidad, ni
sabe alcanzar
a ver bajo
la fi[J'U.ra
de
lo
po'1émico y lo contradictorio m,omentos
que son en
tre sí mutuam1ente necesarios."
"No es difícil, por /o, demás, darse cuenta de que vivi
mos
en tiemp,os de
gestación
y de tran";ci6n haciro una
(*) Del número 456, de febrero de 19159, de la fraterna revista Cris
tiandad~ de Barcelona, tenemos el gusto de reproducir estas meditaciones
del
profesor Canals Vidal que nos han parecido de tanto interés como
actualidad.
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nueva era. El espíritu ha roto con el mundo anterior de
su e·.zistencia y de sus representaciones y se dispone a
hundirlas
en el
pasado, entregándose
a
la ta.rea de su pro
pia trainsformación. El espíritu, ciertamente, no per'YJ1,(J,ne
ce nunca quieto, sino que se halla siem1pre en mov-i·im~ento
incesantemente progresivo. Pero, así como en el niño, tras
un largo p·eríodo de silenciosa nutrición, el primer ~lieni
to rompe
bruscamente
la
gradualidad del
proceso
acumu
lativo
y
sobreviene
uin salto cualitat1!Vo, y
el
niiio nace,
así también el espíritu que se forma va madurando lenta
y silendosam1ente hacia la nueva figura, va desprendién
dose de una partícula tras otra de la, estructura de su
mundo anterfor, y los estremecimientos de este mundo se
anuncian so,Zamente por ni.:.e·dio de síntmnas CMslados; la
frivolidad y
el tedio
que se
apoderan de lo
existente y
el
vago presentooiento
de lo
desconocido son
los
signos P•e
monitarios
de que algo
otro se avecina. Estos
parU!atinos
desprendimientos, que
no alterain la fisono-mtÍa de
la to
talidad, se ven brusca1111ente interrwmpidos por
la aurora
que de pronto
ilum;vna como un rayo la wn1J{Jen del mundo
nue'Vo" (
del Prefacio a
la. Fenomenología del
Espíritu de
Hegel).
Como nota intencionadamente Bloch, estas palabras fueron
contemporáneas del retumbar de los cañones de la batalla de
J ena.
El
choque del
Imperio revolucionario que conmovió todo el edi
ficio político europeo con el liberalismo alemán antiimperialista
en que se iniciaban las futuras revoluciones nacionales. Las citamos aquí como una invitación al examen de concien
cia. Muchos dirigentes
y responsables de la orientación de las
generaciones nuevas no han reflexionado probablemente nunca sobre estas páginas, protervas
y seductoras. Tal vez, por extraño
que :parezca, muchas personas de influencia y con prestigio de hombres cultos no las han leído nunca.
No disciernen, así, la tentación más profunda de la vida con
temporánea. No comprenden entonces la razón de los grandes
444
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DIALOGO Y DIALECTICA
hombres de Iglesia que tuvieron conciencia del deber de apartar
se a sí mismos y a los fieles cristianos de la tentación de "con
ciliarse" con el "progreso" y la "modernidad".
Diálogo
y progreso tienen -¡ cómo podrían no tenerlo !
puesto de honor entre las exigencias de la verdad teológica y
metafísica.
Lo que hay que saber es discernir del diálogo y del
progreso en la verdad, el diálogo dialéctico y el
"progreso" consti
tutivamente
desintegrador de la verdad eterna
y divina.
El presupuesto profundo de la exigencia hegeliana y marxista
del diálogo es la hostilidad al "dogmatismo". Y si muchas con
fusiones racionalistas han puesto a veces en mala posición a com
batientes, que de este modo parecen destinados a la ruina, tam
bién
aquí la mejor estrategia se encuentra en el retomo a las
fuentes, el retorno a Santo Tomás y a San Agustín.
El torbellino de la dialéctica, que es el "álgebra de la revo
lución", arremete contra el "ayer, hoy y siempre" de la mismi
dad de Cristo. Contra el "Amén" eterno, contra el Verbo de Dios
que subsiste eternamente.
El estímulo y la creatividad, el dinamismo progresivo perte
necen, en la mentalidad dialéctica, al momento negativo, antitéti co: a "lo que se opone", lo satánico. "La luz brilla en las tinie
blas", dice la palabra evangélica.
Para la
mentalidad impulsada
por el "misterio del desorden" son las tinieblas las que hacen lu
minosa la luz.
* * *
Lo "establecido", el "sistema" a que apunta, como pretexto y
blanco inmediato, el ataque desintegrador
y anárquico, se siente
irreversiblemente destinado
a hundirse en el pasado. Y lo está,
precisamente por cuanto
ha sido establecido como síntesis, cons
titutivamente inestable, de opuestos que se implican al enfren tarse.
Así, la monarquía de derecho divino, síntesis de una teocracia
reducida con
el antropocentrismo del renacimiento, se sintetizó a
su vez con la Ilustración en
el "despotismo ilustrado".
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Fundaci\363n Speiro
FRANCISCO CANALS VIDAL
La monarquía ilustrada realizó su síntesis con la revolución
burguesa en el constitucionalismo conservador. Por las ulteriores
síntesis liberal-conservadora, liberal-democrática
y iOcial-demo
crática nos sentimos situados "inexorablemente" en el centro
izquierda coexistellcialista y a la espera del "socialismo" ( comu
nismo) democrático
y "humanista", como se viene a decir con
fesando así indirectamente
la inhumanidad del adversario cuyo
tri un fo se da en el fondo por memta/Jle.
El egoísmo conservador de la revolución no puede ofrecer prin
cipios trascendentes, ordenadores y unificantes de la multiplicidad
rebelde
y masificada. Por esto, la sedicente fe en el progreso,
que es lo mismo que el m~edo ante la revolU"ción~ impone la
''apertura''.
Su necesidad es defendida en nombre del progreso irreversi
ble de
la historia. Pero no se cae en la cuenta entonces que el
álgebra de la revolución, de la que se aceptan los axiomas
y los
métodos, impone la ruina de todas las síntesis que se intente es tablecer, el hundimiento urgente también de las "nuevas estruc
turas", la revolución permanente. Las concesiones que permiten a la fuerza destructora de la
dialéctica marxista causar la muerte de Dios en el alma de los
hombres de nuestro tiempo expresan una actitud de mala con formidad al siglo. El olvido de que Dios es eterno,
y de que no
es nunca neutral ante el curso de la historia, deforma la afirma
ción de la trascendencia de la religión sobre lo político, para im
plicar en aquélla el desprecio de la consistencia del orden natu
ral. El mismo olvido confunde la misteriosidad del Dios escon
dido con
la negación de la verdad racional y de la firmeza
dogmática del misterio,
y lleva al hundimiento de la conciencia
contemporánea en el
dogniatisn1.10 de la dialéctica.
* * *
El tema del diálogo queda insuficientemente aclarado y se
plantea también de modo inadecuado si se dice sólo que "tiene que mantenerse la unidad en lo necesario"
y no conmover algunos
446
Fundaci\363n Speiro
DIALOGO Y DlALECTICA
principios inmutables. Porque no bastaría que no se pusiese en conmoción el misterio revelado o la ley natural. Ni siquiera so
bre lo contingente o sobre lo práctico puede confundirse el diálo
go en la verdad y al servicio de la misma, con
e{ que tiene com.10
ley inmanente el im1peratWo de las tensiones y oposiciones en
que se desarrolla el •tdevenir" en la lit-cha de los contrarios.
Radica aquí la última razón -y no sólo en un problema de
táctica-que
quita sentido al diálogo con el marxismo, o al que
quisieran desarrollar los creyentes con los modernistas y con los
' 1radicales" de la Teología.
447
Fundaci\363n Speiro