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Número 75-76

Serie VIII

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Acapitalismo y socialismo: un estudio de Juraj Domic

ACAPITALISMO Y SOCIALISMO: UN ESTUDIO
DE JURAJ DOMIC
l'OR
MARIO 5oRIA JIMÉNEZ DE TEJADA.
Los días 15, 16 y 17 de diciembre publicó el diario santia­
guino
El M ercwrio un artículo del escritor J urac Domic acerca
de la bárbaramente llamada
"vía no

capitalista de desarrollo" o,
para decirlo con corrección, sistema acapitalista de desarrollo
económico (1). Asombraron al Chile dividido por innumerables banderías las afirmaciones de Domic, y también influyeron en
las pasadas elecciones parlamentarias del 2 de marzo, que han
sido catastróficas para la democracia cristiana_, el partido que
más ardientemente propugnaba y propugna todavía el acapitalismo.
Empero, menos nos interesan aquí las vicisitudes de la política
chilena que las ideas
y el origen del discutido sistema; y noo
interesan

no sólo para prevenir males y para admirar, a fuer de
adversarios inteligentes, la habilidad con que Rusia imagina
y
acredita nuevas interprretaciones del marxismo, sino también
para denunciar 1a ingenuidad
y la ligereza de los grupos cató­
licos

y nacionalistas que en todas las latitudes (no siendo
España,
por

supuesto, excepción de esta regla) secundan cuanto desig­
nio, concepto, método o consigna salga de los conciliábulos mos­
covitas. A continuación publicaremos, refundido, el artículo de Domic,
pero conveniente nos
pfirece, antes

de hacerlo, determinar algu-
(1) Abreviándolo, ha reproducido el artículo )a revista Fuerza
Nueva
en su n,Úm.. del 15 de marzo, y lo ha publicado in ext.enso el
boletín

de febrero del Centro Iberoamericano de Documentación
i0uropea.
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MARIO SORJA JIMENEZ DE TEJADA
nos conceptos que todo el mundo usa y que, justamente por
ser tan usados, no siempre
se usan

con acierto.
Negación no sólo de la ¡,ropiedad capitalista, sino de cualquier
clase de
¡,ropiedad ¡,rivada, ¡,retende ser el aca¡,italismo, ya que
se define corno fase transitoria del proceso económico, por la
cual se pasa del sistema capitalista al socialista, colectivizándose
poco a poco los medios de producción, sin importar que los pro­
pietarios particulares sean individuos o corporaciones. Mas, ¿ qué
es el capitalismo y qué es la propiedad privada? ¿ Puede dis­
tinguirse ésta de aquél? Así los distinguió Eduardo Drumont (y permítasenos citar la
contraposición, aunque aparezca en una obra que tiene bastante
de libelo antisemita): "Como la obra de un falsario hábil se
parece a tina pieza auténtica, .parécese el capitalismo a la pro­
piedad. Verdadero, es uno de los pergaminos; apócrifo, el otro;
no sólo son diferentes, sino fundamentalmente opnestos; son
lo contrario y la negación el uno del otro ... El capitalismo se
parece a la propiedad como el sofisma al rawnamiento, como
tal vez se
parecía Caín

a Abe]"
(2). Más sobriamente, Osvaldo
Spengler y el profesor Jorge Ripert determinan que
propiedad
es

la cosa de la que se
dispone libremente
y con la cual, por
trabajo, costumbre o afecto, tiene el dueño una relación
perso­
nalísima,

intransferible e insustituible; en cambio, la propiedad
capitalista es
tan sólo el precio de la cosa, de tal modo que se
es propietario si se posee dinero, aunque con éste, y casi huelga
decirlo, sea inconcebible una relación personal como la que pueda
haber con una casa donde se haya vivido largo tiempo, con una
finca rústica poseída durante varias generaciones, o con cuales­
quiera objetos que además de su precio, que todo el mundo es
capaz de conocer, tengan un valor afectivo, sólo del dueño cono­
cido (3). Con la sociedad anónima, que transforma a los propie-­
tarios en simples acreedores, culmina el régimen capitalista, y
(2) La Francia judía, cit. por Juan Vallet de Goytisolo. La sociedad
de
masas y

el
Derecho~ iMadrid, 19'68, pág. 48.
(3) Osvaldo Spengler, Años decisivos, núm. 12, citado por Vallet,
op. cit., pág. 49.
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ACAPIT AUSMO Y SOCIAUSMO
con ella también culminan la desmaterialización y la consiguiente
desnaturalización de
la propiedad (4).
Ahora bien, el acapitalismo de que habla Domic no corrige
los defectos del sistema que se imugna, pues aparte de ser sólo un
estado transitorio, agrava la despersonalización de la p¡ropiedad
colectivizándolo
todo, lo mismo los bienes de los individuos
que los pertenecientes a
corporaciones autónomas, tanto

la in­
dustria y el comercio como las posesiones agrícolas, sin parar
mientes, en este último caso, en que sean latifundistas opulentos
o pegujaleros los perjudicados (5). Si hubiera un acapitalismo
legítimo,
¿ cuál podría ser sino el que reanudara la relación directa
del hombre con las cosas, a saber: del dueño con su dominio, y
que le_ devolviera a ese dueño, ahora despojado, casi de todas sus
prerrogativas, la
capacidad de
decidir por sí mismo, sin la autori­
zación anónima de la multitud? Y puesto que el sistema patrocina­
do por el marxismo termina lógicamente en una inmensa y des­
pótica ciudad industrial,
¿ no será un retorno a la naturaleza el
otro sistema
y no devolverá a los hombres su condición de agri­
cultores
l~bres,
quibus ipsa, proc,d discordibus armis,
fwndit humo facilem, vichlni iustissima tellus?
Advirtamos, por último, que casi íntegro aparece aquí el
artículo del autor chileno, pues sól.o se han omitido algunas re­
ferencias a la política local, y que para aclarar 1a exposición
hemos reordenado y dividido la obrita en dos partes, una eco­
nómica y otra política, disponiendo consecuentemente los párrafos.
En cuanto a las citas, se transcriben del original.
(4) Jorge Ripert, Aspects juridiques du capitalisme moderne, París,
1951, núm. 73, pág. 170, citado por Vallet, op. cit., ¡,ág. 49.
(S) Es sumamente clara la tesis que al respecto enunció Stalin y
que no han modificado sus sucesores : "Estriba la solución de los pro­
blemas agrícolas en substituir las granjas, dispersas, por enwresas grandes
y centralizadas; que se basen en el trabajo colectivo de la tierra y en
una técnica
nueva, superior" (cit. por Helion de Beaulieu, El campesvnado,
en VERBO, núm. 20, págs 63 y sigs.
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MARIO SORIA JIMENEZ DE TEJADA
EL ESTUDIO DE J uRAJ DoMIC.
I
En Moscú, en noviembre de 1960, se lanzó pública y oficial­
merite
la

consigna del método acapitalista de desarrollo durante la
reunión internacional de partidos comunistas. Así se establece en
la declaración final, subscrita por los ochenta y un partidos asis­
tentes, y en el capítulo dedicado a lo que la jerga partidaria deno­
mina movimientos de liberación nacional, "que las masas popula­
res se están convenciendo de que la
mejor manera
de terminar con
el atraso-secular es el sistema acapitalista. Unicamente por este
medio podrán liberarse de la explotación, de la miseria y del
hambre. Un papel principalísimo en la solución de tan importante
problema social lo tendrán los obreros
y campesinos" (1). En
el mismo documento se expresa que el sistema político más ade­
cuado para el acapitalismo es
la democracia nacional, y se insta
a los partidos comunistas a que luchen para realizar, por medio
de "estados de democracia nacional", "la revolución democrática,
antifeudal
y antiimperialista" (2). También en el programa del
partido comunista ruso, aprobado
en 1961, se propugna el aca­
pitalismo

para las naciones subdesarrolladas
(3), y durante el
vigésimo segundo congreso de esta facción, al informar del nuevo programa, exaltó Kruschev el acapitalismo como la panacea de
las naciones pobres
y sostuvo que sólo sería instaurado mediante
la lucha obrera
y "la unión de todos los grupos democráticos en
un amplio frente nacional" (4).
Lo mismo se lee en las resoluc~ones
finales

del congreso
(5).
Sin duda alguna, por iniciativa de los estadistas rusos nació la
(1) Pravd-a de 6 de diciembre de 1%0.
(2) [bid.
(3) Pravda de 2 de noviembre de 1961.
(4) Pravda de 19 de octubre de 1961.
(5)
Informe taquigráfico del vigésimo segundo congreso del partido
comunista
ruso.
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ACAPIT ALISMO Y SOCIALISMO
idea del acapitalismo. En 1%1, declaró Miguel Suslov (miembro
del parlamento
[presidium,] soviético y secretario del comité
central del partido comunista ruso) que la elaboración de las
tesis acapitalistas es una valiosa aportación ideológica del mar­
xismo-leninismo
y enriquece la experiencia del comunismo in­
ternacional (6), y, en 1964, aseguró saber todo comunista que el acapitalismo fue ya por Lenin formulado, que lo ha ratifi­
cado la experiencia de muchas excolonias
y que se difunde
más
y más en Asia, Africa y America latina, "lo cual signi­
fica
un gran triunfo del socialismo"· (7). Finalmente, declaraba
no hace mucho Kosiguin que Rusia seguirá relacionándose amis­
tosamente con las naciones de los tres continentes citados, al
mismo tiempo que advertía francamente: "No ocultamos que sobre
todo simpatizamos con quienes eligieron el Sistema acapitalista" (8).
Pese a lo mucho que han especulado al respecto, hasta ahora
no han logrado los ideólogos comunistas definir convincentemente
el sistema acapitalista de desarrollo económico. Considerándolo
como un elemento de la revolución comunista internacional, así lo define el joven teorizante soviético Jorge Mirsky: "Medio de
transición al socialismo en los países subdesarrollados, supuesta
la división del mundo en dos sistemas sociales contrarios, y rea­
lizado con la ayuda de los países socialistas" (9). Por su parte,
Alejandro Soboliov, dedicado especialmente a estudiar y ela­
borar esta tesis, la Considera más bien en su
aspecto económico
y social como "un estado revolucionario, una etapa de trans­
formaciones de creciente intensidad
y rapidez que desembocan
en el socialismo" (10), las cuales constituyen, además, "una fase
(6) El partido revolucionario y las transformaciones sociales, en la
revista
Probleniy Mira i Sotsializma (Problemas de la Paz y del

So­
cialismo), núm. 90 de 1966.-En lo sucesivo, se citará estru publicación
con la sigla V~,LS.
(7) Pravda de 3 de abril de 1964.
'8,' Discurso

del 4 de
a:gosto de 1966.
(9) Prm1da de 31 de enero de 1965.
(10) A. Soboliov, La ·demacrada nacional, método de prog.reso social,
en
PMS, núm. 54, de febrero de 1%3.
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MARIO SORJA JIMENEZ DE TEJADA
particular de las transformaciones revolucionarias que abarc.an
toda la vista social" (11). Sostiene, a su vez, Nicolás Chaui, se­
cretario general del partido comunista libanés, que el sistema
acapitalista "es el período transitorio de aquellos países sub­
desarrollados donde no haya las circunstancias necesarias para
pasar directamente al socialismo" (12). También se puede acotar
lo que se lee en la revista chilena
Prim'Cipios, del comité central
del partido comunista de ese
,p¡lÍS: "Se puede concluir que el
método acap~talista no es una solución distinta del socialismo,
no es un ter:cer camino, sino una política que, impulsada por
la lucha de las rnasas y desarrollada hasta sus últimas consecuen­
cias, conduce a la sociedad comunista ...
Es el sistema acapitalista
un proceso revolucionario de reformas antiimperialistas y anti­
oligárquicas y el consecuente desarrollo de las mismas hasta
suprimir la explotación capitalista. Como resultado de este pro­
ceso
aparece una
economía acapitalista, formada de las empresas
estatales
y de las cooperativas, corn¡puestas, a su vez, de los
productores menores; con
.esas empresas y cooperativas coexis­
ten los capitalistas y
los empresarios

individuales".
Consideran los doctores comunistas que todavía es útil el
capitalismo en los países
subdesarrollados y que mucho puede
progresarse económicamente con este sistema, sobre todo allí
donde ya hay capitalismo industrial; = obstante, en las actuales
condiciones es imposible que esta organización económica re­
suelva las divergencias sociales y los problemas de toda clase
que suscite el progreso mismo. Además, por encontrarse supe­
ditados al capitalismo mundial, los países subdesarrollados que
hayan aceptado tal sistema de producción tendrán que someterse a
la división internacional del trabajo impuesta por el imperialismo,
lo cual es el principal obstáculo ,para su desarrollo autónomo.
¿ Qué harán, pues, los países subdesarrollados que no recha­
zaren
el capitalismo? Si creemos a Soboliov, muy bien conoce el
(J.!) [bid.
(12) N. Chaui, De algunos nuevos fenómenos del actual movimiento de
~beración naci"onal, en PMS, núm. 95 de 1966.
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ACAPIT AUSMO Y SOCIAUSMO
marxismo cómo han de desarrollarse tales países, pues además de haber demostrado
cuán funesto
es
el capitalismo, rechaza
"categóricamente la idea de un sistema intermedio ( o tercer
ca­
mino,

como se dice en la germanía partidiaria), carente de todo
fundamento,
ya que está probado de forma convincente que es
el socialismo el futuro de todos, los pueblos"
(13). Como, con
arreglo
a la teoría marxista, al feudalismo sigue el
capitalismo
naturalmente, y a éste el comunismo, los países subdesarrollados,
que
están todavía en el precapitalismo o que, en el mejor de los
casos, apenas han logrado crear un capitalismo industrial inci­
piente, no pueden ,pasar de imnediato al socialismo, hallándose,
además, impedidos de llegar a este
fin natural de la evolución
económica por el. imperialismo y otras trabas internacional es. Sin embargo, es posible crear, en
la tercera etapa crítica del im­
perialismo, las condiciones
políticas, económicas y sociales del
advenimiento del socialismo omitiendo-
la época capitalista, pues
el sistema intermedio, que rechaza
el capitalismo aunque sin pro­
pugnar la instauración
·inmediata del

socialismo, sólo es el comien­
zo del
de,;arrollo económico

y social que desembocará indefectible­
mente en
la sociedad colectivista (14). Por consiguiente, pueden
aceptar el acapitalismo los países subdesarrollados que ya posean
un capitalismo en ciernes y que en cierto modo dependan del impe­
rialismo
y continúen conservando mucho de feudalismo; así,
se da la ocasión de poder limitar e incluso impedir el des­
mesurado incremento del capital privado,
y después, la ocasión
de apartarse definitivamente del capitalismo. En resumen, el aca­
pi_talismo es el medio con el que países de "economía
semicolo­
nial

y semifeudal y más o menos relacionados con el capita­
lismo", pasan
"a una

economía socialista, excluyendo la fase del
capitalismo industrial maduro" (14).
En un seminario celebrado en octubre de 1966 en El Cairo,
expuso Soboliov un esquema del acapitalismo que resumimos a
(13) Soboliov, art. cit.
(14) !bid.
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MARJO SORJA JIMENEZ DE TEJADA
continuación, prescindiendo de las referencias africanas (15),: l.º,
el acapitalismo es "una revolución históricamente reprimida, que
hace recorrer en decenios un camino que en otras circunstancias
tardaríase siglos en recorrer"; 2.0
, "cuanto se haya realizado
en muchas sociedades durante el feudalismo y el capitalismo, se
hará durante el período presocialista conforme al acap.italismo,
pero siguiendo métodos. socialistas, por lo cual la eco_nomía y la
política del acapitalismo superan las transformaciones corrientes
de las evoluciones democráticas y llevan en sí una buena cantidad
de socialismo"; 3.0
, "da un gran salto histórico el acapitalismo,
pues
pasa del

feudalismo
y del semicapitalismo a una auténtica
democracia, sin necesidad de desarrollar el capitalismo
para lle­
gar a la etapa socialista" ; 4.0
, "es esencialmente transitorio el
acapitalismo, y también son precarias la sociedad y la economía
que organiza". Durante este ,período, y siempre de acuerdo con la exposición
de Soboliov, se
fonnan varios

grupos económicos, algunos de
los cuales son intrínsecamente contradictorios, pues sintetizan a
la vez técnicas del
'Pasado con

la organización del porvenir. Con­
cretamente, éste es el esquema de la organización productiva
transitoria : 1) grupo estatal, germen del futuro socialismo ; 2)
grupo estatal y capitalista ( empresas de las cuales son
copm­
pietarios

el Estado y empresarios privados), naturalmente, tran­
sitorio; 3) empresas capitalistas extranjeras, organización
neta­
mente

capitalista, que encarna lo
peor del imperialismo actual;
4)

empresas capitalistas
'Privadas, también netamente

capitalistas;
5) empresas cooperativas, que, si bien al principio, por debilidad
del _Estado, pueden no ser todavía socialistas, iránse socializando
en tanto se consolidare el Estado ; 6) comercio menor y economía
natural, a los cuales, según 'Keuneman, hay que tratar prudente­
mente, pues de ellos suele surgir el capitalismo (16).
(15) Soboliov, De algunos problemas del progreso social, en PMS,
núm. 101 de 1966.
(16) Pedro Keuneman, Nuevas características del movimiento de li­
beración
nacional, en PrMS, núm. 76 de 1964.
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ACAPIT AUSMO Y SOCIALISMO
La historia del acapitalismo es la historia de la recíproca
influencia de estos
grupo,s y de sus divergencias, durante la cual
triunfan los gnwos socialistas de los anacrónicos
y decadentes (17),
pues acaban predominando, según Rumiantzev (miembro del
comité central del partido comunista ruso), las empresas públicas, mediante las cuales elimina el Estado proletario a las clases ex­
plotadoras y va instaurando gradualmente el socialismo (18). Particularmente, he aquí los principales fines del Estado democrá­
tico nacional: 1) suprimir toda economía precapitalista mediante
la reforma agraria, la expropiación de los latifundios
y la trans­
formación de lo
que quedare

de las comunas; 2) independizar
el país del imperialismo, confiscando los bienes de los monopo­
listas extranjeros, diversificando la producción industrial
y agro­
pecuaria, relacionando con
la de los países socialistas la economía
nacional; 3,) industrializar más y más el país (19).
Añade Soboliov que "la solución de estos problemas exige
el atacar a las clases más reaccionarias, que probablemente re­
sistirán desesperadamente, lo cual
petmite prever

una violenta
lucha entre la liga democrática, de un lado,
y los terratenientes
feudales
y los intermediarios, de otro ... Para derrotar a los reac­
cionarios debe estar bien respaldado el Estado democrático
nacio­
nal;

ese respaldo, fundamento económico del progreso social,
lo
constituyen las empresas públicas" (20). Por su parte, los países socialistas propugnan la consolidación de
los sistemas
econó­
micos más progresistas
y ayudan insustituiblemente a crear y
robustecer l.as empresas del Estado (21) ; además, como no es
fácil de conseguir
y mantener la independencia económica nacio­
nal, según advierte Rumiantzev, pues
"una economía moderna
exige

cuantiosos capitales e innumerables especialistas, de todo
lo cual no suelen disponer los
países que

se emancipen, tiene
ex-
(17) Soboliov, De algunos problemas ...
(18) PMS, núm. 43 de 1962.
(19) Soboliov, La democracia nacional ...
(20) [bid.
(21) [bid.
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MARIO SOR/A JIMENEZ DE TEJADA
traordinaria importancia la ayuda de las naciones socialistas,
naciones empeñadas en ayudar a los pueblos de recién estrenada
independencia a emanciparse del imperialismo" (22).
II
En una reunión efectuada en Praga el verano de 1962, seña­
laba Rurniantzev que acucia a los partidos comunistas latino­
americanos el problema de aunar todas las fuerzas democráticas
y nacionales del continente, de modo que los comunistas deben
dirigirse a todos los grupos sociales, deben trabajar con todos
los que de una u otra forma protesten
de las actuales condiciones
económicas y sociales; así será posible unir al proletariado, a
los campesinos, a
los estudiantes,
a la burguesía urbana inferior
y a la burguesía rural (23). Y como "el imperialismo norteame­
ricano

es el principal enemigo
de· los
pueblos latinoamericanos,
el principal culpable de la opresión económica y de la reacción
política que aún impera en casi todas las naciones del Nuevo
Mundo", es necesario que a este imperialismo y a sus aliados
asesten el golpe más fuerte los obreros y sus aliados (24).
V arias formas puede tener la liga propugnada por los comu­
nistas: liga antiimperialista y antioligárquica, liga democrática
de -liberación nacional, liga nacionalista democrática, etc. ; sin
embargo, no cabe duda de que sólo luchando con el imperialismo
se unificará verdaderamente la acción, aunque ptl,eda suceder
que
la contienda no se denomine claramente lucha antiirnperia-
1ista y que sea un com·bate con los regímenes dictatoriales, las
tiranías y la oligarquía; .pero fundamentalmente será antiimperia­
lista y sus éxitOs minarán las posiciones del imperialismo, pri­
vándolo de su mejor apoyo (25),. ¿ Y cómo se ha de organizar
(22) PMS, núm. 55 de 1963.
(23) PMS, núm. 53 de 1966.
(24) !bid.
(25) Ibúi.
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ACAPITALISMO Y SOCIALISMO
esta liga? Según Rumiantzev, muchos son los medios de formarla
y no se puede dar una sola receta para todos los .países; no obs­
tante,

lo fundamental de la alianza es la lucha antiimperialista,
la actividad concreta bien organizada, que no sólo tenga en cuenta
el designio final, sino también la tarea de cada etapa del com­
bate (26).
E1 objeto de esta liga de la revolución nacional "no se reduce
a terminar con el sojuzgamiento del país y el dominio imperialista
expreso, sino que va más lejos, proponiéndose nuevos fines, que
al ser realizados pondrán la base del socialismo" (27), de manera
que "por sus características
y su probable desarrollo, en última
instancia tiende la liberación nacional a suprimir el capitalismo
y a organizar ¡>aulatinamente el socialismo" (28); por tanto, siendo
dueña del gobierno, la revolución nacional modificará profun­
damente la estructura económica y social, que pasará del régimen
feudal y semicapitalista a la fase acapitalista, que en definitiva
conduce al socialismo (29). El Estado democrático nacional representa a la liga demo­
crática
y tiene por fin realizar la política del período de transi­
ción, de la etapa acapitalista. Ya fue enunciado por la declaración
moscovita de 1%0 el concepto que hace del Estado nacional la
forma política más adecuada para
el acapitalismo, el cual, a su
vez, permite el paso gradu_al al socialismo; así, "la democracia
nacional aúna la independencia nacional,
la democratización de
la sociedad y el desarrollo de la economía capitalista, economía
que, desarrollándose
prn-medio de la lucha, provoca el triunfo
del socialismo" (30). La democracia nacional no es una democracia
burguesa, en la cual intei,psete el papel más notable la burguesía
nacional ; tampoco es uua democracia
popular (socialista),
diri­
gida por el partido comunista junto con aquellas facciones que
(26) Ibid,
(27) Nasser y AI-Hajj, El movimiento de liberación nacional y el
proceso revolucionario mundial, en PMS, núm. 57 de 1964.
(28) [bid.
(29) [bid.
(30) Soboliov, La democracia naciona.l ...
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MARIO SORIA JIMENEZ .DE TEJA.DA
acepten su hegemonía (31); es un Estado en el cual gobierna
una coalición de clases
y partidas políticos, siendo su base política
la victoriosa liga antiimperialista o, en otras palabras, un Estado
donde gobierna una coalición pluripartidaría. Una de las principales tareas del nuevo Estado consiste en
democratizar la

sociedad, es decir, en allanar el camino
para que
se

enseñoreen
del gobierno los comunistas. Dice Keuneman que
"la teoría del Estado democrático nacional se deduce de la doc­
trina leninista del Estado
y la revolución y, en particular, del
sentido revolucionario de la lucha democrática para establecer
las condiciones de
la revolución socialista", y apuntalando su
tesis cita a Lenin: "Nosotros, socialdemócratas, siempre somos
partidiarios de la democracia, pero no en nombre del capitalismo,
sino para desbrozar el
canúno de
nuestras ideas" (32).
Advierten, además, los doctores comunistas
al hablar del aca­
pitalismo, que la "lucha democrática" será lucha de clases; incluso entre los grnpos de
la alianza pluripartidaria, de modo que en la
coalición habrá simultáneamente conc9rdia y discordia entre las
clases
{33). "Entraña el

acapitalismo una exacerbada lucha con
el imperíalismo y la reacción interior y el desplazamiento de
ambos de una ,posición a otra" (34);
y como durante el desarrollo
del acapitalismo crece muchísimo
la importancia de la política (35),
se

consiguen más
completa y consecuentemente los fines de la
revolución nacional, siempre que se instaure la hegemonía de la
clase obrera, la más revoluciona.ria de la socieda.d, a saber, si
aswne el
gobierno el partido comunista, autotitulado vanguardia
de los
obreros (36}. "El

dominio de los trabajadores aliados
(31) G. D. Adhikari, El problema acapitalista y el Estado democrático
nacional, en P'MS,, núm. 75 de 1964.
(32)

Pedro
Keuneman, Nuevas cMacterísticas d.el movimiento de li-
beración nacional, en PMrS, núm. 76 de 1964.
(3J) Soboliov, ort. cit.
(34) Keuneman, op. e#.
(35) Conferencia científica de Berlín, en PMS, núm. 75 de 1964.
(36) Arz.uma.ni~ Intervención

en la conferencia
de Praga de diciem­
bre de 1962, en
PIMJS, núm. 55 de 1963.
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ACAPIT ALISMO Y SOCIALISMO
con los campesinos -remacha Keuneman- es conditio sine qua
non para transformar la sociedad burguesa en sociedad socialista
y desarrollar continua e irrevocablemente la democracia nacional
y
el acapitalismo (37). Por otra parte, sólo será posible la trans­
formación socialista si el Estado democrático nacional pusiere
las "premisas ideológicas" indispensables: "impugnar la ideología
burguesa, batir en brecha el anticomunismo, criticar sin piedad
el obscurantismo y los prejuicios de toda índole ... y popularizar
el socialismo científico" (38).
Correctamente sostiene el académico Arzumanián que no es
fin directo e inmediato de la revolución nacional instaurar la dic­
tadura proletaria
(39), si bien dicha
revolución constituye, de
creer a Soboliov, "el primer peldaño del auténtico poder del
pueblo"
(4-0), es decir, el preámbulo de la autocracia colectivista.
Sin embargo, afirman los ideólogos comunistas que no se pueden
prever
las características
de esta etapa, pues
"la vida social y
política del país acapitalista y del Estado revolucionario nacional
cambiará de aspecto a lo largo del ascenso, hasta ser muy distinta
al final del recorrido, cuando llegare a la etapa socialista" ; igual­
mente, variará la duración del período aca,pitalist.a, pues en' unos
casos reduciráse a un simple episOdio de
la vida nacional, mien­
tras en otros consistirá en largos
años de transfonTI.aciones sociales
y económicas cualitativas", dependiendo la duración de la fuerza
de los grupos políticos disidentes, de las vicisitudes de la lucha
de clases y, en suma, de todo género de circunstancias nacionales
e internacionales ( 41 ).
Pese a la dificultad de prever las características· y la duración
del proceso, no han resistido los ideólogos soviéticos a la tenta­
ción de bosquejarlo,
por lo
menos. Así, escribe Levkovski que
"con el acapitalismo empieza un largo y complicado período de
transición, afectado ,por las disidencias tanto de los grupos sociales
(37) Keuneman, op. cit.
(38) [bid.
(39) Loe. cit.
( 40) Art. cit.
(41) Soboliov, art, cit.
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como de las facciones gubernamentales; el estudio de estas disi­
dencias permite conocer las leyes del acapitalismo y distinguir lo
necesario de lo accidental en dicha fase de transición" ( 42).
Como se propone a los países subdesarrollados seguir el ejemplo
de Rusia
y de los demás países socialistas ( 43), las vicisitudes
de la historia soviética proporcionan abundantes datos esclarece­
dores: 1)
"En los primeros años de la revolución rusa, se intentó
acabar de golpe con el capitalismo o, en palabras de Lenin, se trató de
pasar pOT el medio "más breve, rápido y directo a la
técnica socialista de producción
y distribución"; 2) "también
mediante el desarrollo del comercio, incluso del privado, entre la ciudad
y el campo, fortalecióse, durante los años de la domi­
nada «nueva política económica»
(NEP), la a:Iianza entre obreros
y campesinos, y en esta misma época se toleró un capitalismo li­
mitado y se concedieron algunas explotaciones a compañías ex­
tranjeras";
3) "durante la colectivización y la industrialización,
se incrementó forzad.amente la producción y se reorganizaron,
de acuerdo con el socialismo, la agricultura y la ganadería" (44).
Sintetizando esta experiencia de paso al socialismo, se pueden
determinar dos métodos básicos: 1) "El de la destrucción rápida
y radical de la anticuada estnictura social y económica, incluso
por medios que no fueren económicos; el vigoroso desarrollo de
la producción
y la creación forzada de nuevas relaciones socia­
les"; 2)

"el de la competencia entre dos grupos económicos,
competencia en la qne triunfarán, mediante el respaldo revolu­
cionario, los grupos progresistas, y habrán de ser derrotados los
conservadores y decadentes" (45). Claro está que sobre todo en
el segundo método se apoya el acapitalismo, aunque no se ex­
cluya que por "imposición de acuciantes circunstancias políticas"
se utilice
el método drástico; por esto, escribe Sobo1iov que
aunque frecuentemente se haya de realizar mediante reformas
(42) Levkovski, La situación de Birmania, en P'MS, núm. 95 de 1966.
(43)
PMS, núm. 55 de 1963.
(44) Soboliov, De algunos problemas ...
(45) [bid.
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Fundaci\363n Speiro

ACAPIT AUSMO Y SOCIAUSMO
la revolución acapitalista, sólo "después de aplastados los reac­
oionarios será pacífica y democrática la lucha de clases de la
democracia nacional" ( 46}. Dan ejemplo del paso del acapitalismo y de la democracia
nacional al socialismo "la experiencia de la postguerra" y "la
Cuba revolucionaria" (47). En efecto, enseña la historia reciente
cómo se fueron fijando, durante el período de transición, las
condiciones para que se apoderaran los comunistas del gobierno de
Cuba y de los países de la Europa oriental, empleando en cada
caso_ diferentes artimañas: en Checoslovaquia, se triunfó gracias
al "golpe de Praga" ; en Hungría1 utilizóse la cínicamente llamada
por Rakosy "táctica del salchichón" ( 4S); en Alemania oriental.
se
practicó "el :plan estratégico
del tránsito del
capitalismo al
socialismo

en dos etapas" (49); en Bulgaria, eliminados los miem­
bros disidentes del gobierno de coalición, se unieron los comunistas
con algunos dóciles miembros de la unión agraria
popular búl­
gara, lo cual comentó así Mitko Grigorov, miembro de la comi­
sión política del partido comunista del país: "Después de haber
valorado
acertadamente la enseñanza de
la historia y el éxito
obtenido
por la alianza de obreros y ,campesinos, la unión agraria
ha desarrollado de manera muy notoria su ideología política, re­
nunciando a la anticientífica teoría de los estamentos y a la
pretensión de mantener un gobierno
ca.mpesino ''autónomo'',
sin

obreros e incluso contra ellos; se
ha liberado de la ilusión
de organizar una sociedad justa sin subvertir las bases del ca­
pitalismo; ha aceptado los prindp,ios de la lucha de clases y el
programa socialista, reconociendo el papel principalísimo de la
(46) Soboliov, La democracia. nacional ...
(47) [bid.
(48) Conferencia de Matías Rakosi, Nuestra democracia popular,
de 29 de febrero de 1952; G. Kallai, De nación burguesa a nación socialis­
ta, en PMS, núm. 86 de 1965.
(49) Pablo Verner, La wvión de las masas trabajadoras y la instaura­
ción

del
socialismo~ en PIMS,, núm¡. 69 de 1964.
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Fundaci\363n Speiro

M,1RIO SORJA JIMENEZ DE TEJADA
clase obrera y la función dirigente que había asignado al partido
comunista la
historia de
nuestro país" (SO).
Por último, según Keuneman, depende
de varias condiciones
exteriores e interiores el paso del
acapitalismo al
comunismo:
1) Ante todo, de la consolidación del socialismo mundial y de la
creciente influencia política, económica
y militar rusa; asimismo,
del "éxito de la política de coexistencia pacífica entre Estados de
regímenes sociales opuesto,s" (51), ya que, con arreglo a la
de­
claración

moscovita de 1960,
la coexistencia
pacífica "es una
forma de la lucha de clases entre socialismo
y capitalismo, que
crea condiciones favora:bles para provocar disturbios sociales en
los países
ca,phalistas y

para
Hberar a los pueblos
de las colonias
y países dependientes", y "sur¡x.me se intensifica la lucha de los
obreros y los partidos. comunistas en pro del triunfo del socialis­
mo/' (52). Lo mismo se deduce de las palabras de Boris Pono­
mariov,
secretario
del comité central del
part'ido comunista so­
viético, quien _afirma ser uno de 1os fines de la política exterior
de la gran potencia eslava el mantenimiento de la coexistencia
pacífica, la cual fortalece a los :partidos comunistas de los países
capitalistas y "da al proletariado y a sus aliados la oportunidad
de combatir f)Or la victoria del socialismo en las naciones que
aún
no sean socialistas" (53). Establece, además, Ponomariov
que otro objeto de la política exterior de su patria es respaldar
la liberación
nacional, que es "ideológica, política y militar" (54).
2) Y por lo que a las drcunstancias interiores respecta, es la
principal, evidentemente, el triunfo de la liga de liberación
nacio­
nal y la consiguiente creación del Estado democrático nacional.
(50) Grigorov, M o&ificación de las clases sociales durante la instaura-
ción del socialism,o, en PMS, núm. 92 d:e 1966.
(51) Keuneman, op. cit.
(52) PrC11Vda de 6 de diciembre de 1960.
(53) Ponomariov,
La revolución de octubre. Comienzo de· la época
del
sadalismo y del _comunismo, en PM:S, núm. 111 de 1967.
(54)
Intervención en

la conferencia de
Praga de

diciembre de 1962,
en PMS, núm. 55 de 1963.
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