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Hugo Rhaner, Humanismo y teología de occidente

INPORMACION BIBUOGRAFICA
culsa, de Madrrid, ha ¡mblica Gutiérrei C. M.
F., uu intelectual de cuerpo ,erutero, titUJJ,;da "'San
Atlltonio Maria
Olaret, A¡póstol de Canarias".
El P. Gutiérrez, religioso olaretiano, de vastísima cul1tura,
orador de un wtidsmo atrayente y comunicativo, ha pisado las
misma,;
huellas

de Claret,
para rastrear

el dato
¡y encotlltrarlo
avivado y enriquecido con el más mínimo dewUe. EJ nos ha!Jla y
nos nanra, con tJ?r.eci.lSión de historiador y amenidad de '1iiterato,
con ¡pormenores poemáticos, Ja vida laboriosa, de incansaible ope­
rario, que el P. Olaret llevó a cabo du.rame su estancia en Cana­
rias. El nos relata el paso del "Pad.rito" por cada ,uno de los
pueblos
misionados, los frutos conseguidos,

y
el recuerdo per­
durable de sus bendiciones.
Escrita con un estiJo limpio, laboriosametllte trabajada, con no­
tidas y datos abundantísimos de primera mano, transvenberada
toda ella por el mismo e~kitu daretiano que el autor vivió en
su
~ecorrido, la obra se
lee
,con ,fruición y deja un

regusto de
fres­
cor
en el a.lma. Creo, sincernmerute, que el mejor homenaje a'1
"Padriito" aairet, en es:te centenario que ahora comienza, es ad­
quirir e91:a obra-, a fin de que no se ¡pierda en las famiJias canarias
el recuerdo de .este santo Rundador, misionero, escritor,- místico
y aütivo, q.ue infutltdió en nuestro catolicismo una nueva savia
que, a
Dios

gracias,
aún ¡per Quien
amará a la lg1esia, a fa que él, fidelísimamente, se entregó en cuer­
po y
a.lma.
GABRIEL DE ARMAS.
Rahner, Hugo: HUMANISMO Y TEOLOGIA .
DE

OCCIDENTE
(*)
Para nadie es un secreto que, en €1feoto, en Eur,qpa !hace rtiem­
po

que se
vienen multi¡plicando los esfuerzos para implantar [a es­
truotura de un nuevo humanismo. Muchas y muy difíciles cir­
cunstancias se oponen a
e&te sugestivo proyecto.

Por
lo pronto,
cabe señail.ar
que ;bajo la expresión "humanismo" se comprende
en
Europa todo

lo concerniente a los
¡:,roblemas que
plantea
1a
filosofía y ,la ciencia. Filosofía y ciencia tienen en Europa un matiz
diferente
al que
a.mbas entidades intelectuailes presentan en cua;l-
(*) Ediciones Sígueme. Salaman'ca, 1969, 336 págs.
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quier otra pa,nte del Un;verso. Europa posee un estilo propio y,
desde luego,
in.translferil,le. Digamos, siguiendo a Husserl (1),
que

la historia
de Europa es

un
enca,denamieruto de la más alta
significación. Por consiguiente, la primera pregunta que hay ,que
tratar de rnsol,ver es la siguiente: ¿<¡ué es lo que caracteriza Ja
figura espiritual de Europa? El Dr. Rahner, sin embargo, no
trata
en su profundo ensayo teriormente expuestas, sino, ¡por el conttrario, de .examinar, con has~
tarute deteuimiento, ,las principales causas que han llevado ai hom­
bre
occidental a

dudar de sus
propios ralores inteleatuaies y

teoló­
gicos. He
aquí una colección

de
dieciooho valiosos e111Sayos, fruto
de
la erudición y ex¡periencia del profesor de la F acu[,tad T eoló­
gica
y

Rector
Magnífico de
la
Universi.daJd de Innsbr,nck, doctor
Hugo
RAHNER que,

bajo
el sugestivo titulo HUMANISMO
Y TEOLOGIA DEL
OCODEN'l'E, está
a
disposición del leotor
en lengua castellana. Las ,tres par,tes en que

está
dividida la obra
llevan
los subtítulos ,(epígr.¡tfes) siguientes: I)

Humanismo cris­
tiano en occidente; II) Forjadores de occidente, y III)
La Iglesia
en occidente.
A,! Dr. Rahner, como ¡pe1'Íectameute podrá advertir el futuro
lector de es1a obra, le inquieta enormemente la imagen es¡piriitual
que presenta Europa. Nadie, ¡,or lo tanto, puede sentirse defrauda­
do ¡por el hecho de

que,
en este ilibm, a,penas si

se
habla ,de Eurn­
pa, en dos o tres ocasiones, como algo que tiene una evidente
presencia geográfica. Desde las primeras páginas de su obra ,tra­
ta el autor de fijar con ,toda nitiooz sus propósitos, a saber: afir­
mar que no todo, desde el
¡plano de vista espiritual, es.tá perdido.
No constiituy,e, a nue9tro rpairecer, una utopía el ¡pensar que el
hombre europeo
puede encontrarse a sí mismo. El ¡prdfesor
RaJmer. nos habla en sus, bellos y densos ensayos de que hay una
luz -de e&peranza en ]a formación de una vida nueva, de una vida
mucho
más dig-m ~' consecuentemente, más

,sincera.
Considera el autor que. no existe motivo rulguno ipa,ra dejar
de i11ll:entar,
entre otras ,cosas, 1a creación ide una nueva forma
de vida en el hombre ocidental. El ¡progreso técnico y científico
aconsejan, quiérase o no, que el hombre se_ torne mejor, es dec.iir,
más humano. Uno de [os principales aciemos del hbro que comen­
tamos es el referente a cómo debe A juicio del autor es claro que tiene que ser e:iotremadamente
(1) Husserl, Edmund: Crisis de la hwmamdail eiwopea. Eco, Revista
de la Cultura de
Occidente, ·Bogotá, núm. 119, págs. 400

y
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seocillo y, ·sobre todo, auténtico. Hay, pues, que huir de los pseu­
dohumauismoo
(o
humanismos
Msos) y, co11JSiguientemente, que
desenmascarar

a
los ídolos.
El
humanismo, sefula Rahner, a[e­
j ado de Dios ,termina ,en un despotismo ,sin fronteras. El izn­
pu1so esencia,l que

mantiene
en ¡pie el verdadero humamsmo se
asienta en aigo m~ slmple: que Dios, muy a pesar de Nietzsche,
no ha muer.to.

Por eso
niismo, ieon itoda agudeza rlo :Señala el
autor; lo eterno en el hombre no es sólo la apertura a la itraa:is­
cendenda, sino 1a eternidad en el Dios heaho hombre, Cristo.
Por
eso, subraya Rahner, la iruterpmtación cristiana de la

his­
toria edílfica esenda1rnente 1Sdbre la irevelación de Dios, que hizo
romper
-el drculo del acontecer unirv.ersail: es decir, Ja esperanza
y construcción, aJ mismo :ti~po, El! Dr. Rahner es nn teóllogo de espíritu profundamente
eurqpeo. Esto, ¡precisamente, es 1lo que rev-e1a la rCa[)Ítal irnipor­
tancia de ,Ja5 ¡páginas que comentamos. El autor sabe, y m~ bien,
que el auténtico hombre cristiano de nuestro tiempo ·transita, la
mayor parte de ,lais ocasiones, por ambientes que le riamente,
adversos.
El auténtico cr.i.sitiano, aJ. que no hay que con­
fundir con fa imagen del "beato", sue1e ser considerado como
algo ex1raño a la sociedad. Y, efectivamente, en una sociedad en
la que nadie parece -eSitar rpredi~uesto a renunciar a na-da, 1a
fi,g,ura del .cristiano, hombre que renuncia 'ª sí mismo, sui-ge .como
aLgo antagónico. El autor, efectivamente,

,para
,d1bujar la imagen
exacta de ,lo ,que ha pelido a ex¡poner, en dograda -sí111tesis histórica, fa actuación ejem­
plar de unos cuantos cristianos ,europeos insignes. Preguntándose
el

autor
cuál era la fuerza misteriosa que unía a todos esos espí­
ritus
de

ocidente en una
comunidad, dice: "Esa /fuer.za era e1
poder vincuJatorio que brota de la dootri.na y de Ja ,tradición y que
es guardado por la
mater ecclesia, Ja madre de toda cultura."
En
,tc,do caso, a nuestro ¡,arecer, Ja pregunta ala ve del encierra en -la sugestiva i.nrt:errogante que el autor nos exipone en
las
primeras páginas

de su
obra, a

.saber:
¿ha exisitido un huma­
nismo cristiano? El Dr. Ranher dedica 1a parte más voluminosa
de su ensayo a la investigación de .todos aquellos dail:os históricos
que, en efe.oto; de al.guna manera perm1tan corn¡probar ,si existió
un humanismo cristiano. Es muy difícil aceptar Ja existencia del
humanismo dásico desligada de un humanismo esenchclmente cris­
tiano. En
todo caso, [a razón esen-ci<1Jl que animó a[ humanismo
c1ársico

no
fue, precisamente,
la misma que
alentó los movimientos
es¡¡pi,rituaJes de la Edad Media y Ec!ad Moderna. Glaro está, es
preciso subra,yar muy bien esto, que en esos movimientos espiri-
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tuales, en hombres ,de profunda ,fe cristiana, existió una fuerza
apoyada en Ja fe en el "'l[)Íritu, en Ja nobleza del hombre, en ilo
verdadero, ,en ,la bueno y en, '1o bello.
Conviene, en
conc1usión, adweritir que paira el Dr. Rahner sí
que existe un
humaWsmo cristiano. Este humani&no, a dirferencia
de

cualquier otro, presenta
,la ,peculiaridad de ser a,bsoluto. Quiere
esto
decir ,que {seguimos aJ aiuitor aJ pie de la •etra) para el teó!logo
oristiano
parece que ,todo

es, ¡por
de pronto, muy sencillo. Sabe
del
hombre, sabe de Dios,
sabe de Dios-hombre.

Y así,
insistimos
en 11a idea, confiesa .un humanismo absoilu.to en el sentido de que
no aisla al hombre de Dios Creador ni de Cr\sto Redentor. Pue­
de,

pues,
decirse que

nadie
roma al
hombre
más en_
.serio que
el
cristiano. Por eso mismo, ·lo ¡primero que el iteólo.go se pregunta
es si sabe prqpiamente qué y quién, es el hombre.
Y he
aquí, en conclusión, unas breves pero claras advertencias
del

,profesor H
ugo Rahner : .
"Con

un
puro humanismo, .Iloble y

sin
compromiso, que se dis­
tancia

de
la Iglesia, no podremos saJlvar el mundo occidental."
"El amplio horizonte de la Iglesia Católica es la única y gran­
diosa
antigüedad que nos

quedó en
oocidenite ...

"
"Oocidente
solamente puede ser hijo

o
a,póst ecclesia."
"Queremos .ser de nuev,o hombres, hombres de un noble hu­
manismo, pero esto sólo será ¡posible ,si nos hacemos de nuevo
cristianos."
JosÉ MARÍA NIN DE CARDONA.
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