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Número 90
Serie IX
- Textos Pontificios
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- Estudios
- Información bibliográfica
- Crónicas
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Documentos
Autores
1970
Plegaria sacerdotal
PLEGARIA SACERDOTAL
Me imagino, Señor, en el úMimo lugO!Y de los sacerdotes de
toda la
historia. ¡ El últitma de todas! Y, can la percepción clara
de
mi absoluta indigwi,dad, quierO' y
desea
apravéchar la gracia que me concedes de senitir necesidad de rogar, de pedir, de suplicar ...
¡ Qwi.én podrá dudar, Señor, q,,e de la scmtidad sacerdotal
depen!da muchedu,mhre
de almas! Ahora mie imagino el día de mi Primera Misa como una enlerucíjada tremenlda, cwgada de millonarias pasibilidades eternas de gloria divina o de
desgracias
definitivas.
Ahwa vea evidentemente el juicio que merecerá mi vida de Semvnaria. Fui seminarista para (]Jprender, por en,cima de
todas
las
cienlcias y asignaturas, d camina de
la
samitidad, el
afán
de la
oración, la
heroica
castidad, la purificadora abnegación, la
alegre abedie-nicia, el
cela
quemante. Toda /,a vida de Semim,ria iba dirigida a
ello y
al servida de
estas arras del
Amar.
Entonces sí, ¡cómo he de centrar mi vida en la Misa, Sm:rificio de Crista que se actualiza y reproduce caáa día ern el altar 1
Y para vivir la Misa, ¡cómo me he de saPurar de oraciim, de in
tensa meditación,
de salJrosas visitas al Santísimo, de jrecuenltes y
devotas
confesiones, de liberadoras mortificaciones! Sólo enton~es amaré más y más mi vida sacerdotal, la catequesis de los
niños, el
despacho
parroquial, la asistenicia a
los
,enferm1os, la Pre
dicaciim misioniera, el servicio sen>éillo de
la
parroquia.
Pera, ¡cómo! ... ;Es que
ya,
sacerdote, na he de cambiar /,as estructuras socia/,es, reivindicar /,a jwticia social, influir :V capitaneM toda clW,e de re'WJindicaciones? Te miro a Ti, Señor, y escucho tu palabra:
"Na soy Yo
el
groo hu"'4>11itari.o de
la
literatwra masónica, un pacifista al usa, un líder social que prepara elecciones. Y a soy
Dios.
Y o
vengo a salvar las almas, a redimirlas, a sootifimrlas."
Empero, Señor, ¡el sacerdote
es
un
ex-traño al '»!JUJfflio, a las lágrimas y al oombre, a la miseria y al subdesarrollo, a la guerra y
a
la dismminaiciim racwl? ...
"Oh, no, no eres un ezt!f'año -oigo lúcidwmenJte-, Per& tu sacerdocio es cdgo se-río. Lo prim.ordial es lo clivino -de cada· hom
bre
y
en la medida
e,, quie se cristil1lni,cen los hombres se 11!1iviarán penas
y conflictos, se
allanarán montañas de
odio y
egmsmo ... "
1017
Fundaci\363n Speiro
Pero} ¿no da:remos apariencias de verdad a la acusación que
n,as tilda de que la religión es el opio de las culpables resi[!YlaCio
nes
y claudicantes aceptacionies de situ
* * *
Medito ... Lo veo claro. E,t mundo jcumás será un edén, un
pa>raíso.
Es
falsa la
utopía de la tota,l felicidad humwna. Qwienes
la propugnan ¡,reparan el campo de concentración, la opresión
colectima,
la
tiranía
despó,tica, la tecniocracia masijicadora. Siem
pre tenmiflfm en cadena,s la'S promesru de emancipació" svlabeadas
por
la serpiente ...
Si esto es así, ¿qué nos pasa a los sacerdotes embroUado·s
en tarntas anécdotas} polémicas} encuestas, bajezas, in1trigas, mnar
gura'S, frustracio .. es, eacártdalos? ¡ Es que la sal se ha convertido
en
tó:dco y la luz en t,í;mebla? ¡ Qué explicación lógica a t®tas
seculwrizaciornes, nl,()Wiados vacíos, serniniarios en quiebra, cmn
pañas contra el celibato, rewni,ones y contrarreumones, díscusio
nes inaca/Jables, fracasos en vidas que ha/Jia sido flor de piedad y
esplendor
de virtudes?
;A qué
tanto
sensacio,nalismo periodístico,
can cardenales y obispos aupados c
admiisioles, y tantas impúdicas negaciones dogmáticas y mora,les,
disóplinares
y apostólicas? ; Quién será el Jeremías que co'»
""evos
trenos estrern¿zca al
pueblo
crístiano ante
la
depravación
de conmentos
y casas
religiosas, de projanacianes eucarísticas, de
aldeas
y
cmdades, oociones y lugt,res de misión tacados ya
por
ateísmos galopantes, en
un
mumdo de juventud mcenagada con
drogas a,lucinantes y niiños degenerados y mult;tudes bestia,liza
das? ;Habremos
de contiwoor Uammr,Jo primavera a la tempes
tad,
a la
sequía y
a
la depredación? ¿Crísis de crecimiento a la
"ootademolición" r
Pues, callan( los pastores ... ¿Continúan1 las tácticas de dos
pasos adelante y u,,10 atrás en la sistemática dcsarboladura de lo
que el Ev1m1gelio fructijicanido a l'l'avés de
santos
y de siglas ha
obrado en la Iglesia? Sí, no teníamos noción de lo qwe era el Apo
cmipsis, "º entendíamos las adivinaciones divinas, el porqué la
cobardla encabe;,a la ,,,,,_.,.,,,,.ación de las pecados típicos de las
últimos tiempos
...
;Sólo quedará, pues, lugar a
la
desesperación, a la fruida, al
sentirse enterrado en vida, a las gal,eras de la total inmovilidad?
;A esperar que C'Ul1!ndo el
Hijo
del
Ham1bre vuelva al mwndo· no
e,;cuentre
fe? No, queda incólume, julmi.nanle y cierto el secreto
de la
victoria. Es la batalla ent>re la Mwjer y el dragón. Es Mi,ria
1018
Fundaci\363n Speiro
Inmaculada la enca;rgada de esta hora de la historia. Y es Ella
la
medianera maternal para ir a Cristo. La Madre que nos hace renovar
el
esquema men,ta,/ de las
legítimos fueros de
la ra.:ón
humana, de
la inteligencia
marlJflJillosa del Ser y de la Verdad,
de la humilde grcmdeza qwe nw permite penetra;r en
el
misterio de
la
Revelacim, a través de
la
filosofía perenne de Santo To
más y
del
magisterio eclesiástico. Es Ella la que nos amaestra en la intimidad sublime de la med,itació.,, del examen de concien
cia, de los
Ejercicios Espirituales
de
Soo Ignacio. La que 1'(JS adentra en el ca,mmo de la infancia espiritual .de Sa,nta Teresa
de Lisieux, fundida
y
alumbrada por el marianismo profética
de
San
Lwis Mwía de
Montfort. La que
ms valoriza la predicació.,
popuJa;r a
lo San Antonio María Claret, a la Padre. Val/et, a lo
Dr. I rurita. La
que nios vuelve dóciles a las llamadas sofí.,ticammte "cosas.sin importancia", al vestido sacerdotal,, a la nwdestia de los sentidos, a preservarnos de ocwsiones voluntarias de pecado, a
la confesión
sema:naJ, a
la
lectwra espiritual,
a la
no asistencia
a
espectá!culos mundanos y familiwidades peligrosas.
Todas
estas cautelas
salvadoras que la irOlnlÍa diabólica ha ridicwlizada hasta la p/ea,ma¡y de los mayores complejos en las oltwras,
siJenciosas ante
la
inmoralidad en
la literatura y en el arte, en
el
cine
y el teatro, en la TV y en la calle, "aprobadas" por la complicidt,d de las prudencias dictadas Por pactos confab!dodos
entre las sinw'quías de las sectas CO'ni · los nuevos Judas, espléndidamente parapetadas.
Es Ma;ría la qwe formará los
pequeños
cenáculos de
jóvenes
con vocación: sacerdomJ, que, para sa/,vagu,ardarse, se apartarán de los teólogos ateos y de los lobos con piel de oveja que o•cupan puestos oficiales. Es María la
que
formará -niños i,nacentes, doncellas Wgin'ales, intelectu'ales valientes, 'UJJ1iiversitarios contrarre
volucionarios, economistas de la pobreza evangélica, familias in-contaminadas, políticos del Reino de Cristo. ¡ Es María! Es Ella,
la que nos dirá aira vez la lección del c{)(Yaje y de la fo'!'toleza de San Fernando y
Santa
h«rma de Arco, de Muret y de Lepanto, de la Vendée y de la IndepenJ.dencia, de los "cristeros" mejicanos,
y de Antonio Rivera y del obispo Pu/aneo que cwmplió su deber
hasta el. martirio .para el
que
hoy
tan pocas vocaciones, también en defensa de
la fe, se
manifiestan ...
* * *
Termino, Señor ... Que no me ·seduzca el comodín1 mundar,w de jugar al hombre sensato y equilibrado, al "vivo" qwe no se
1019
Fundaci\363n Speiro
compromete buscando el punito medio que no e:viste Para siempre
situarse a:n1te el plato de las buenas pita,nz
ciones
que sabe de
cierto que
no son posibles.
Qu'e no propin'e
la anestesia de los tópicos mentirosos que pcurlotea:n de
tensiones,
problemas generacionales, mentalidades y sectür'es cerrados, con
todo el gá,rrwlo embucs-te que
se
oculta en las hegelianos discri
minaciones entre conseroadares y (lf{JO,nzados, abiertos y exclu
yentes, mtegristas y prlJf}resistas, preconciliares y poscamiliares,
jóvenes y viejas. Que por encima de toda la hojcurasca adivine que
el ·rtilenw es taxat11Vo entre fe y áteísmo, entre razón y absurdo,
entre liberto,l cristiana y esclavihl,d, entre castidad y corrwpció'n,
entre Dias e inifi-erno.
Con el corazón lleno de paz vibro en este tiempo de sabroso
trata
Contigo. Tengo la pas de saber qwe nada ni nadie podrá
retrasar el· triunfo Profetizado de Cristo en el mundo, sin fatuos
ilumirm.smos, ni müenarisni.os condnvados. Que vienen y avanzan
legiones de samas de los ultimas tiempos. Que de los humana
mente currollados, como
reliquias del pueblo de Israel, surgirán
dos
nURV
el duelo final reclama.
Será a precia de tnártires., de lágrimas, de ceses, de insultos
vociferados con los miedios potentes de la publicido,l y de las
agencias al servicio de sws amos. Pero Ma:ría, Madre del Sacer
dote
Eterno y de
todos
SUJS sacerdotes, dará la inteligencia que
flecesiten pwra medir la inooidita blasfemia y sarcasmo satánico
de
"·la abominable descJlación !]redicha por el profeta Daniel en
el lugar santo" (Mat. 24, 15),. Ell<» misma nos m,o,strcurá la faz
de la ooténtica Iglesia, después
de los
estragos de la bestia -"su
número
es seiJScien.tos ,seoenta y seis" ( Apoc. 13, 18-ante el
dw dichoso de la realización de la Nueva Jerusalén: "Vi un cielo
nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y .Ja primera
tierira h~bíain desaa_:,arecido, y el mar no existía ya. Y vi rla ciudad
santa la Noova Jerusalen, que descendía del cielo del lado de
Dio.s, a.taviada ,como una e~sa que se engaJana para su e~oso.
Oí una voz grande que del ,trono decía: he aquí el t~hernácU!lo de
Dios entre los ihomibres, y erigirá 1su taibernáculo entre ellos, y
serán su
pueblo y etl mismo -Dios será con ellos, en:jugairá 1:las
lágrimas de sus ojos y 1a muerte no existirá más, ni haibrá -duelo,
ni gritos, ni trabajo, ¡potque esto es ya pasado" (Apoc. 21, 1-4).
Numca, Señor, estuvieste m-ás cerca de la Reswrrección que
en la tcurde de Viernes Sa:n,to y en el sepidcro. Numta, María, se
acercaba más ligera la madrugada de la alegría pascual que en
las
horas
de la Soledad. ;Por IJ"é no gozcurse ya sacerdotalmente
1020
Fundaci\363n Speiro
en la cosecha divin,a qwe se acerc,a~ a .pe.sar ,de la cerrwzón, de la
noche oscwra qUe nas agarrota? ' ·
"Ven, Señor Jesús" (APoc. 22, 20). Con Pío XII, todavía con más estremecimiento y agonifa, té repetimos: Hduántos co-: razones, ¡oh Señor!, te esperan. Cuántas almas se ·con'SU,meni por apresurar el día en que Tú .solo vivirás y reinarás ro los corazones. Ven, jOh Señor Jesús!, hay tantos indicios de que tu vu,elta no está lejana ... Oh María, que le viste resucitado, Maria, a
quien
Jesús quitá la angustia inenar:rable. ca'µsada por la noche
de la Pasiów. María te ofrecem,os las prinn1ic·ias de este día. Pa:ra
ti, Esposa del Divino· Espíritu, nUJestro corazón y· nuestra espe.
ranza. Así sea." (21-4157.)
Ya
siento adelantada
esta hora.
No
puedo flaqusar. Las pro"
mesas divinas no fallarám. Nuestro
optimismo
ni se aprYJ!a en las tablas de las declaraciones cmuisianas, ni en los. ecumenismos -sin-
cretistas, ni en los humanismos naturalistas.
Nuestra firmeza debe
ser sobrenatural. Apoyada en la devoción salvadora y definitiva al Corazó111 de Cristo. Que sólo se alcanza en la consagración abso/,uJa a
María.
JOSÉ. RICART TORRENS, PBRO.
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Me imagino, Señor, en el úMimo lugO!Y de los sacerdotes de
toda la
historia. ¡ El últitma de todas! Y, can la percepción clara
de
mi absoluta indigwi,dad, quierO' y
desea
apravéchar la gracia que me concedes de senitir necesidad de rogar, de pedir, de suplicar ...
¡ Qwi.én podrá dudar, Señor, q,,e de la scmtidad sacerdotal
depen!da muchedu,mhre
de almas! Ahora mie imagino el día de mi Primera Misa como una enlerucíjada tremenlda, cwgada de millonarias pasibilidades eternas de gloria divina o de
desgracias
definitivas.
Ahwa vea evidentemente el juicio que merecerá mi vida de Semvnaria. Fui seminarista para (]Jprender, por en,cima de
todas
las
cienlcias y asignaturas, d camina de
la
samitidad, el
afán
de la
oración, la
heroica
castidad, la purificadora abnegación, la
alegre abedie-nicia, el
cela
quemante. Toda /,a vida de Semim,ria iba dirigida a
ello y
al servida de
estas arras del
Amar.
Entonces sí, ¡cómo he de centrar mi vida en la Misa, Sm:rificio de Crista que se actualiza y reproduce caáa día ern el altar 1
Y para vivir la Misa, ¡cómo me he de saPurar de oraciim, de in
tensa meditación,
de salJrosas visitas al Santísimo, de jrecuenltes y
devotas
confesiones, de liberadoras mortificaciones! Sólo enton~es amaré más y más mi vida sacerdotal, la catequesis de los
niños, el
despacho
parroquial, la asistenicia a
los
,enferm1os, la Pre
dicaciim misioniera, el servicio sen>éillo de
la
parroquia.
Pera, ¡cómo! ... ;Es que
ya,
sacerdote, na he de cambiar /,as estructuras socia/,es, reivindicar /,a jwticia social, influir :V capitaneM toda clW,e de re'WJindicaciones? Te miro a Ti, Señor, y escucho tu palabra:
"Na soy Yo
el
groo hu"'4>11itari.o de
la
literatwra masónica, un pacifista al usa, un líder social que prepara elecciones. Y a soy
Dios.
Y o
vengo a salvar las almas, a redimirlas, a sootifimrlas."
Empero, Señor, ¡el sacerdote
es
un
ex-traño al '»!JUJfflio, a las lágrimas y al oombre, a la miseria y al subdesarrollo, a la guerra y
a
la dismminaiciim racwl? ...
"Oh, no, no eres un ezt!f'año -oigo lúcidwmenJte-, Per& tu sacerdocio es cdgo se-río. Lo prim.ordial es lo clivino -de cada· hom
bre
y
en la medida
e,, quie se cristil1lni,cen los hombres se 11!1iviarán penas
y conflictos, se
allanarán montañas de
odio y
egmsmo ... "
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Pero} ¿no da:remos apariencias de verdad a la acusación que
n,as tilda de que la religión es el opio de las culpables resi[!YlaCio
nes
y claudicantes aceptacionies de situ
Medito ... Lo veo claro. E,t mundo jcumás será un edén, un
pa>raíso.
Es
falsa la
utopía de la tota,l felicidad humwna. Qwienes
la propugnan ¡,reparan el campo de concentración, la opresión
colectima,
la
tiranía
despó,tica, la tecniocracia masijicadora. Siem
pre tenmiflfm en cadena,s la'S promesru de emancipació" svlabeadas
por
la serpiente ...
Si esto es así, ¿qué nos pasa a los sacerdotes embroUado·s
en tarntas anécdotas} polémicas} encuestas, bajezas, in1trigas, mnar
gura'S, frustracio .. es, eacártdalos? ¡ Es que la sal se ha convertido
en
tó:dco y la luz en t,í;mebla? ¡ Qué explicación lógica a t®tas
seculwrizaciornes, nl,()Wiados vacíos, serniniarios en quiebra, cmn
pañas contra el celibato, rewni,ones y contrarreumones, díscusio
nes inaca/Jables, fracasos en vidas que ha/Jia sido flor de piedad y
esplendor
de virtudes?
;A qué
tanto
sensacio,nalismo periodístico,
can cardenales y obispos aupados c
disóplinares
y apostólicas? ; Quién será el Jeremías que co'»
""evos
trenos estrern¿zca al
pueblo
crístiano ante
la
depravación
de conmentos
y casas
religiosas, de projanacianes eucarísticas, de
aldeas
y
cmdades, oociones y lugt,res de misión tacados ya
por
ateísmos galopantes, en
un
mumdo de juventud mcenagada con
drogas a,lucinantes y niiños degenerados y mult;tudes bestia,liza
das? ;Habremos
de contiwoor Uammr,Jo primavera a la tempes
tad,
a la
sequía y
a
la depredación? ¿Crísis de crecimiento a la
"ootademolición" r
Pues, callan( los pastores ... ¿Continúan1 las tácticas de dos
pasos adelante y u,,10 atrás en la sistemática dcsarboladura de lo
que el Ev1m1gelio fructijicanido a l'l'avés de
santos
y de siglas ha
obrado en la Iglesia? Sí, no teníamos noción de lo qwe era el Apo
cmipsis, "º entendíamos las adivinaciones divinas, el porqué la
cobardla encabe;,a la ,,,,,_.,.,,,,.ación de las pecados típicos de las
últimos tiempos
...
;Sólo quedará, pues, lugar a
la
desesperación, a la fruida, al
sentirse enterrado en vida, a las gal,eras de la total inmovilidad?
;A esperar que C'Ul1!ndo el
Hijo
del
Ham1bre vuelva al mwndo· no
e,;cuentre
fe? No, queda incólume, julmi.nanle y cierto el secreto
de la
victoria. Es la batalla ent>re la Mwjer y el dragón. Es Mi,ria
1018
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Inmaculada la enca;rgada de esta hora de la historia. Y es Ella
la
medianera maternal para ir a Cristo. La Madre que nos hace renovar
el
esquema men,ta,/ de las
legítimos fueros de
la ra.:ón
humana, de
la inteligencia
marlJflJillosa del Ser y de la Verdad,
de la humilde grcmdeza qwe nw permite penetra;r en
el
misterio de
la
Revelacim, a través de
la
filosofía perenne de Santo To
más y
del
magisterio eclesiástico. Es Ella la que nos amaestra en la intimidad sublime de la med,itació.,, del examen de concien
cia, de los
Ejercicios Espirituales
de
Soo Ignacio. La que 1'(JS adentra en el ca,mmo de la infancia espiritual .de Sa,nta Teresa
de Lisieux, fundida
y
alumbrada por el marianismo profética
de
San
Lwis Mwía de
Montfort. La que
ms valoriza la predicació.,
popuJa;r a
lo San Antonio María Claret, a la Padre. Val/et, a lo
Dr. I rurita. La
que nios vuelve dóciles a las llamadas sofí.,ticammte "cosas.sin importancia", al vestido sacerdotal,, a la nwdestia de los sentidos, a preservarnos de ocwsiones voluntarias de pecado, a
la confesión
sema:naJ, a
la
lectwra espiritual,
a la
no asistencia
a
espectá!culos mundanos y familiwidades peligrosas.
Todas
estas cautelas
salvadoras que la irOlnlÍa diabólica ha ridicwlizada hasta la p/ea,ma¡y de los mayores complejos en las oltwras,
siJenciosas ante
la
inmoralidad en
la literatura y en el arte, en
el
cine
y el teatro, en la TV y en la calle, "aprobadas" por la complicidt,d de las prudencias dictadas Por pactos confab!dodos
entre las sinw'quías de las sectas CO'ni · los nuevos Judas, espléndidamente parapetadas.
Es Ma;ría la qwe formará los
pequeños
cenáculos de
jóvenes
con vocación: sacerdomJ, que, para sa/,vagu,ardarse, se apartarán de los teólogos ateos y de los lobos con piel de oveja que o•cupan puestos oficiales. Es María la
que
formará -niños i,nacentes, doncellas Wgin'ales, intelectu'ales valientes, 'UJJ1iiversitarios contrarre
volucionarios, economistas de la pobreza evangélica, familias in-contaminadas, políticos del Reino de Cristo. ¡ Es María! Es Ella,
la que nos dirá aira vez la lección del c{)(Yaje y de la fo'!'toleza de San Fernando y
Santa
h«rma de Arco, de Muret y de Lepanto, de la Vendée y de la IndepenJ.dencia, de los "cristeros" mejicanos,
y de Antonio Rivera y del obispo Pu/aneo que cwmplió su deber
hasta el. martirio .para el
que
hoy
tan pocas vocaciones, también en defensa de
la fe, se
manifiestan ...
* * *
Termino, Señor ... Que no me ·seduzca el comodín1 mundar,w de jugar al hombre sensato y equilibrado, al "vivo" qwe no se
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compromete buscando el punito medio que no e:viste Para siempre
situarse a:n1te el plato de las buenas pita,nz
que sabe de
cierto que
no son posibles.
Qu'e no propin'e
la anestesia de los tópicos mentirosos que pcurlotea:n de
tensiones,
problemas generacionales, mentalidades y sectür'es cerrados, con
todo el gá,rrwlo embucs-te que
se
oculta en las hegelianos discri
minaciones entre conseroadares y (lf{JO,nzados, abiertos y exclu
yentes, mtegristas y prlJf}resistas, preconciliares y poscamiliares,
jóvenes y viejas. Que por encima de toda la hojcurasca adivine que
el ·rtilenw es taxat11Vo entre fe y áteísmo, entre razón y absurdo,
entre liberto,l cristiana y esclavihl,d, entre castidad y corrwpció'n,
entre Dias e inifi-erno.
Con el corazón lleno de paz vibro en este tiempo de sabroso
trata
Contigo. Tengo la pas de saber qwe nada ni nadie podrá
retrasar el· triunfo Profetizado de Cristo en el mundo, sin fatuos
ilumirm.smos, ni müenarisni.os condnvados. Que vienen y avanzan
legiones de samas de los ultimas tiempos. Que de los humana
mente currollados, como
reliquias del pueblo de Israel, surgirán
dos
nURV
el duelo final reclama.
Será a precia de tnártires., de lágrimas, de ceses, de insultos
vociferados con los miedios potentes de la publicido,l y de las
agencias al servicio de sws amos. Pero Ma:ría, Madre del Sacer
dote
Eterno y de
todos
SUJS sacerdotes, dará la inteligencia que
flecesiten pwra medir la inooidita blasfemia y sarcasmo satánico
de
"·la abominable descJlación !]redicha por el profeta Daniel en
el lugar santo" (Mat. 24, 15),. Ell<» misma nos m,o,strcurá la faz
de la ooténtica Iglesia, después
de los
estragos de la bestia -"su
número
es seiJScien.tos ,seoenta y seis" ( Apoc. 13, 18-ante el
dw dichoso de la realización de la Nueva Jerusalén: "Vi un cielo
nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y .Ja primera
tierira h~bíain desaa_:,arecido, y el mar no existía ya. Y vi rla ciudad
santa la Noova Jerusalen, que descendía del cielo del lado de
Dio.s, a.taviada ,como una e~sa que se engaJana para su e~oso.
Oí una voz grande que del ,trono decía: he aquí el t~hernácU!lo de
Dios entre los ihomibres, y erigirá 1su taibernáculo entre ellos, y
serán su
pueblo y etl mismo -Dios será con ellos, en:jugairá 1:las
lágrimas de sus ojos y 1a muerte no existirá más, ni haibrá -duelo,
ni gritos, ni trabajo, ¡potque esto es ya pasado" (Apoc. 21, 1-4).
Numca, Señor, estuvieste m-ás cerca de la Reswrrección que
en la tcurde de Viernes Sa:n,to y en el sepidcro. Numta, María, se
acercaba más ligera la madrugada de la alegría pascual que en
las
horas
de la Soledad. ;Por IJ"é no gozcurse ya sacerdotalmente
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en la cosecha divin,a qwe se acerc,a~ a .pe.sar ,de la cerrwzón, de la
noche oscwra qUe nas agarrota? ' ·
"Ven, Señor Jesús" (APoc. 22, 20). Con Pío XII, todavía con más estremecimiento y agonifa, té repetimos: Hduántos co-: razones, ¡oh Señor!, te esperan. Cuántas almas se ·con'SU,meni por apresurar el día en que Tú .solo vivirás y reinarás ro los corazones. Ven, jOh Señor Jesús!, hay tantos indicios de que tu vu,elta no está lejana ... Oh María, que le viste resucitado, Maria, a
quien
Jesús quitá la angustia inenar:rable. ca'µsada por la noche
de la Pasiów. María te ofrecem,os las prinn1ic·ias de este día. Pa:ra
ti, Esposa del Divino· Espíritu, nUJestro corazón y· nuestra espe.
ranza. Así sea." (21-4157.)
Ya
siento adelantada
esta hora.
No
puedo flaqusar. Las pro"
mesas divinas no fallarám. Nuestro
optimismo
ni se aprYJ!a en las tablas de las declaraciones cmuisianas, ni en los. ecumenismos -sin-
cretistas, ni en los humanismos naturalistas.
Nuestra firmeza debe
ser sobrenatural. Apoyada en la devoción salvadora y definitiva al Corazó111 de Cristo. Que sólo se alcanza en la consagración abso/,uJa a
María.
JOSÉ. RICART TORRENS, PBRO.
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