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Juan Bms. Vallet de Goytisolo: Ideología, praxis y mito de la tecnocracia

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
J™"' V alfut de <;oytisolo: IDEOLOGIA, PRAXIS Y MITO
DE LA TECNOCRACIA (*).
En una tercera edición actualizada y ampliada reaparece el libro
Juan Vallet

de Goytisolo
Ideulugia, praxis y mita de ú, tecnocracia.
Una segunda edición portuguesa conoció éxito semejante a las cas­
tellanas.
Se trara de un libro fundameatal
-diríamos clásico

ya ea
el
escaso lustro transcurrido desde su aparición- para la comprensión
del mundo espiritual ea que nos movemos
y las raíces profundas
de -su crisis.
V allet de Goytisolo, académico y figura relevante de las letras
jurídicas, es conocido por más de diez libros de política
y derecho,
eatre

los que destaca el todavía recieate
Sociedad de masas y dere­
cho. El que ahora comearamos ----<¡ue complemenra a este último-­
es un diagnóstico profundo y clarividente de la situación por que
atraviesa el hombre contemporáneo, beaeficiario
(y víctima) de pro­
cesos históricos con rafees muy remotas.
Ya ea los albores de la modernidad, el canciller Francisco Ba­
con, ea su
Imtat/.f'atio Magna Scientian,m inteat6 replantear el sen­
tido del saber humano: no ha de
tratarse en

él de una búsqueda
desinteresada o contemplativa de fa verdad como para los antiguos,
ni de una vía de acercamiento a Dios como suprema Verdad, al modo
de los medievales cristianos, sino de un mero
"saber para prever y
para proveer". Aquella aparentemente humilde !imiración de obje­
tivos científicos ha atlminado, a través de casi cinco siglos de ra­
cionalismo, ea el ideal contemporáneo de la tecnocracia. Este libro
pone
el dedo, no sólo en el nudo de nuestra actual mentalidad tele­
dirigida, sino en el seotido del proceso que la ha originado. El descrédito del término
ideologia -como sistema de ideas­
es

ya antiguo y reconoce orígenes diversos. Desde que
la sociedad
post-revolucionaria dejó de regirse por una "ortodoxia pública" de
común acepración -sobre una "unidad
religiosa" en el fondo- y
(*) Edit. Montecorvo, S. A., Madrid, 1975, 3.'ª edic., 340 págs .
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
se abrió paso a un estado de opinión, la "ideología" de partido se
reveló como

un
tan débil y cambiante fundamento del Estado y del
Derecho que hubo
de acarrear el descrédito del término "ideolo­
gía" aun en su sentido amplio. Aún más lejanamente, el espíritu
práctico o realista de los ingleses hacía equivalente la expresión "se
trata de un punto de vista puramente teórico" (ideológico) con una
inepcia o una utopía.
En cierto modo, el mismo anhelo pacificador que alentó en el
liberalismo de Locke frente a
. las
luchas religiosas de su tiempo,
alienta hoy en este anti-ideologismo que sirve de
base al

ideal tec­
nocrático.
Así, se ha pensado -,-escribe Vallet-"que a escala in­
ternacional las luchas ideológicas se evitarían -igual que en un
Estado la lucha de partidos--,
y se superarla la heterogeneidad de
culturas, con una homogeneidad técnico-administrativa. ¡ He ahí el
ideal de la tecnocracia! ".
Sin embargo, el impulso
"desmitifícador" de

las ideologías
-romo antes

el de las religiones-- ¿no implica acaso
(se pregun­
ta

Vallet) una nueva ideología cientificista que se aferra a un nue­
vo mito? Se trata de la misma aporía del racionalismo. Para éste. la Razón es capaz de
penetrar (en un furoro teórico, la meta del Pro­
greso) la realidad universa:! -toda realidad- eliminando en su
avance las zonas de supuesto misterio que se reservaban a la religión
y a la pura existencialidad. La creencia en un Dios creador supone
una fe que el racionalismo trata de eliminar: nadie, en efecto, ha
visto a Dios por vía natural en este mundo. Pero tampoco nadie ha
visto (ni,
por principio, llegará a ver) ese término último del Pro­
greso en que la Razón alcanza
la omnisciencia.. Es decir, que el in­
tento racionalista consiste en sustituir una fe por otra.
El mito que implica la tecnocracia y el "ocaso de las ideologías"
es el de la superación de éstas por su convergencia hacia un "esta­
do de cosas" (no de ideas) que imponga la realidad de
la Técnica
(de una sola técnica) como tratamiento único y sistema universal
de gobierno.
Las consecuencias teóricas de_ este mito de la conver­
gencia tecnocrática son múltiples, insospechadas. Pero todas enca­
minadas hacia el socialismo, hacia
la masificación del. hombre y
hacia el marxismo. V
allet las

analiza de
modo magistral
hasta sus
últimas implicaciones.
La técnica, desprovista de ideología (y, por
supuesto, de fe religiosa) se convierte en ,praxiJ, no meramente cog~
noscitiva ni directiva, sino creadora de un mundo nuevo para un
hombre nuevo. Trasladado el mito al orden religioso (o seudo-reli­
gioso) tendremos el progresismo
y el evolucionismo teilhardiano
basados también en una supuesta convergencia religioso-científica o
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INFOR,MACJON BIBUOGRAFICA
religioso-tecnocrática, previo el desarrollo convergente (o ecumenis­
ta) de las propias religiones.
Frente a este mundo de la utopía (y de la apostasía) que hiere
al hombre mismo en un ensayo de masificación rotal y destruye la
esencia sanamente pluralista de la sociedad, expone Vallet en el
epílogo de su libro los cauces de una terapéutica
reconstractorn, tan­
to a nivel personal, como político. Consecuencia de la tecnocracia
es una actitud de
absentismo en el individuo ante cualquier género
de responsabilidad personal, haciéndole esperarlo todo del Estado
o de otros poderes lejanos y anónimos.
"La preocupación obsesiva
por el bienestar material constituye, entre nosotros ~ice--, un
caldo de cultivo para un materialismo dificil de vencer. Materialis­
mo que ya no se apoya, como antes, en: rriáximas cínicas y provoca­
doras que tenían la ventaja de despertar a los espíritus. Es un mate­
rialismo de hecho, implícito, que conduce al mayor absentismo
cí­
vico y político que el mundo ha conocido tras la decadencia del Im­
perio romano. Y
el Imperio romano desapareció precisamente por
esta causa".
El sentido de responsabilidad personal sólo puede renacer en
el seno de "cuerpos intermedios" de la sociedad vigorosos, condi­
ción de un orden social que pueda llamarse libre. Como escribía re­
cientemente José
M' Arauz de Robles, t!l sentido profundo del ca­
lificativo de "Liberación" que se dio a nuestra guerra de 1936 sólo
puede entenderse como liberación de la sociedad misma eo su di­
námica interna, en sus_ autonomías legítimas y en el entusiasmo y
responsabilidad de sus miembros.
Como es cosnunbre en su obra, utiliza Vallet en este libro gran
número de párrafos de ,utores .diversos al hilo de su propio razo­
namiento. Párrafos brillantes que unen a su expresividad bieo selec­
cionada la autoridad de sus orígenes. Sistema este que no hace perder
originalidad ni vigor al razonamiento y que recuerda al utilizado
por otro gran jurista e historiador del Derecho, Salvador Minguij6n.
Método de humildad
y de continuidad creadora que evoca también
al de la Escolástica (
sic et

non abelardiano
y tomista) de tan dilatada
fecundidad en su época. Libro este para
meditar, porque

incluye un diagnóstico profun­
do de nuestra sociedad y también para abrirse a la esperanza de una
auténtica reconstrucción.
RAFAEL GAMBRA.
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