Índice de contenidos
Número 143-144
Serie XV
- Textos Pontificios
- Noticias
- Actas
- Estudios
- Monográficos
- Información bibliográfica
- Ilustraciones con recortes de periódicos
Autores
1976
Juan Bms. Vallet de Goytisolo: Ideología, praxis y mito de la tecnocracia
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
J™"' V alfut de <;oytisolo: IDEOLOGIA, PRAXIS Y MITO
DE LA TECNOCRACIA (*).
En una tercera edición actualizada y ampliada reaparece el libro
Juan Vallet
de Goytisolo
Ideulugia, praxis y mita de ú, tecnocracia.
Una segunda edición portuguesa conoció éxito semejante a las cas
tellanas.
Se trara de un libro fundameatal
-diríamos clásico
ya ea
el
escaso lustro transcurrido desde su aparición- para la comprensión
del mundo espiritual ea que nos movemos
y las raíces profundas
de -su crisis.
V allet de Goytisolo, académico y figura relevante de las letras
jurídicas, es conocido por más de diez libros de política
y derecho,
eatre
los que destaca el todavía recieate
Sociedad de masas y dere
cho. El que ahora comearamos ----<¡ue complemenra a este último-
es un diagnóstico profundo y clarividente de la situación por que
atraviesa el hombre contemporáneo, beaeficiario
(y víctima) de pro
cesos históricos con rafees muy remotas.
Ya ea los albores de la modernidad, el canciller Francisco Ba
con, ea su
Imtat/.f'atio Magna Scientian,m inteat6 replantear el sen
tido del saber humano: no ha de
tratarse en
él de una búsqueda
desinteresada o contemplativa de fa verdad como para los antiguos,
ni de una vía de acercamiento a Dios como suprema Verdad, al modo
de los medievales cristianos, sino de un mero
"saber para prever y
para proveer". Aquella aparentemente humilde !imiración de obje
tivos científicos ha atlminado, a través de casi cinco siglos de ra
cionalismo, ea el ideal contemporáneo de la tecnocracia. Este libro
pone
el dedo, no sólo en el nudo de nuestra actual mentalidad tele
dirigida, sino en el seotido del proceso que la ha originado. El descrédito del término
ideologia -como sistema de ideas
es
ya antiguo y reconoce orígenes diversos. Desde que
la sociedad
post-revolucionaria dejó de regirse por una "ortodoxia pública" de
común acepración -sobre una "unidad
religiosa" en el fondo- y
(*) Edit. Montecorvo, S. A., Madrid, 1975, 3.'ª edic., 340 págs .
• ;33
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
se abrió paso a un estado de opinión, la "ideología" de partido se
reveló como
un
tan débil y cambiante fundamento del Estado y del
Derecho que hubo
de acarrear el descrédito del término "ideolo
gía" aun en su sentido amplio. Aún más lejanamente, el espíritu
práctico o realista de los ingleses hacía equivalente la expresión "se
trata de un punto de vista puramente teórico" (ideológico) con una
inepcia o una utopía.
En cierto modo, el mismo anhelo pacificador que alentó en el
liberalismo de Locke frente a
. las
luchas religiosas de su tiempo,
alienta hoy en este anti-ideologismo que sirve de
base al
ideal tec
nocrático.
Así, se ha pensado -,-escribe Vallet-"que a escala in
ternacional las luchas ideológicas se evitarían -igual que en un
Estado la lucha de partidos--,
y se superarla la heterogeneidad de
culturas, con una homogeneidad técnico-administrativa. ¡ He ahí el
ideal de la tecnocracia! ".
Sin embargo, el impulso
"desmitifícador" de
las ideologías
-romo antes
el de las religiones-- ¿no implica acaso
(se pregun
ta
Vallet) una nueva ideología cientificista que se aferra a un nue
vo mito? Se trata de la misma aporía del racionalismo. Para éste. la Razón es capaz de
penetrar (en un furoro teórico, la meta del Pro
greso) la realidad universa:! -toda realidad- eliminando en su
avance las zonas de supuesto misterio que se reservaban a la religión
y a la pura existencialidad. La creencia en un Dios creador supone
una fe que el racionalismo trata de eliminar: nadie, en efecto, ha
visto a Dios por vía natural en este mundo. Pero tampoco nadie ha
visto (ni,
por principio, llegará a ver) ese término último del Pro
greso en que la Razón alcanza
la omnisciencia.. Es decir, que el in
tento racionalista consiste en sustituir una fe por otra.
El mito que implica la tecnocracia y el "ocaso de las ideologías"
es el de la superación de éstas por su convergencia hacia un "esta
do de cosas" (no de ideas) que imponga la realidad de
la Técnica
(de una sola técnica) como tratamiento único y sistema universal
de gobierno.
Las consecuencias teóricas de_ este mito de la conver
gencia tecnocrática son múltiples, insospechadas. Pero todas enca
minadas hacia el socialismo, hacia
la masificación del. hombre y
hacia el marxismo. V
allet las
analiza de
modo magistral
hasta sus
últimas implicaciones.
La técnica, desprovista de ideología (y, por
supuesto, de fe religiosa) se convierte en ,praxiJ, no meramente cog~
noscitiva ni directiva, sino creadora de un mundo nuevo para un
hombre nuevo. Trasladado el mito al orden religioso (o seudo-reli
gioso) tendremos el progresismo
y el evolucionismo teilhardiano
basados también en una supuesta convergencia religioso-científica o
~34
Fundaci\363n Speiro
INFOR,MACJON BIBUOGRAFICA
religioso-tecnocrática, previo el desarrollo convergente (o ecumenis
ta) de las propias religiones.
Frente a este mundo de la utopía (y de la apostasía) que hiere
al hombre mismo en un ensayo de masificación rotal y destruye la
esencia sanamente pluralista de la sociedad, expone Vallet en el
epílogo de su libro los cauces de una terapéutica
reconstractorn, tan
to a nivel personal, como político. Consecuencia de la tecnocracia
es una actitud de
absentismo en el individuo ante cualquier género
de responsabilidad personal, haciéndole esperarlo todo del Estado
o de otros poderes lejanos y anónimos.
"La preocupación obsesiva
por el bienestar material constituye, entre nosotros ~ice--, un
caldo de cultivo para un materialismo dificil de vencer. Materialis
mo que ya no se apoya, como antes, en: rriáximas cínicas y provoca
doras que tenían la ventaja de despertar a los espíritus. Es un mate
rialismo de hecho, implícito, que conduce al mayor absentismo
cí
vico y político que el mundo ha conocido tras la decadencia del Im
perio romano. Y
el Imperio romano desapareció precisamente por
esta causa".
El sentido de responsabilidad personal sólo puede renacer en
el seno de "cuerpos intermedios" de la sociedad vigorosos, condi
ción de un orden social que pueda llamarse libre. Como escribía re
cientemente José
M' Arauz de Robles, t!l sentido profundo del ca
lificativo de "Liberación" que se dio a nuestra guerra de 1936 sólo
puede entenderse como liberación de la sociedad misma eo su di
námica interna, en sus_ autonomías legítimas y en el entusiasmo y
responsabilidad de sus miembros.
Como es cosnunbre en su obra, utiliza Vallet en este libro gran
número de párrafos de ,utores .diversos al hilo de su propio razo
namiento. Párrafos brillantes que unen a su expresividad bieo selec
cionada la autoridad de sus orígenes. Sistema este que no hace perder
originalidad ni vigor al razonamiento y que recuerda al utilizado
por otro gran jurista e historiador del Derecho, Salvador Minguij6n.
Método de humildad
y de continuidad creadora que evoca también
al de la Escolástica (
sic et
non abelardiano
y tomista) de tan dilatada
fecundidad en su época. Libro este para
meditar, porque
incluye un diagnóstico profun
do de nuestra sociedad y también para abrirse a la esperanza de una
auténtica reconstrucción.
RAFAEL GAMBRA.
535
Fundaci\363n Speiro
J™"' V alfut de <;oytisolo: IDEOLOGIA, PRAXIS Y MITO
DE LA TECNOCRACIA (*).
En una tercera edición actualizada y ampliada reaparece el libro
Juan Vallet
de Goytisolo
Ideulugia, praxis y mita de ú, tecnocracia.
Una segunda edición portuguesa conoció éxito semejante a las cas
tellanas.
Se trara de un libro fundameatal
-diríamos clásico
ya ea
el
escaso lustro transcurrido desde su aparición- para la comprensión
del mundo espiritual ea que nos movemos
y las raíces profundas
de -su crisis.
V allet de Goytisolo, académico y figura relevante de las letras
jurídicas, es conocido por más de diez libros de política
y derecho,
eatre
los que destaca el todavía recieate
Sociedad de masas y dere
cho. El que ahora comearamos ----<¡ue complemenra a este último-
es un diagnóstico profundo y clarividente de la situación por que
atraviesa el hombre contemporáneo, beaeficiario
(y víctima) de pro
cesos históricos con rafees muy remotas.
Ya ea los albores de la modernidad, el canciller Francisco Ba
con, ea su
Imtat/.f'atio Magna Scientian,m inteat6 replantear el sen
tido del saber humano: no ha de
tratarse en
él de una búsqueda
desinteresada o contemplativa de fa verdad como para los antiguos,
ni de una vía de acercamiento a Dios como suprema Verdad, al modo
de los medievales cristianos, sino de un mero
"saber para prever y
para proveer". Aquella aparentemente humilde !imiración de obje
tivos científicos ha atlminado, a través de casi cinco siglos de ra
cionalismo, ea el ideal contemporáneo de la tecnocracia. Este libro
pone
el dedo, no sólo en el nudo de nuestra actual mentalidad tele
dirigida, sino en el seotido del proceso que la ha originado. El descrédito del término
ideologia -como sistema de ideas
es
ya antiguo y reconoce orígenes diversos. Desde que
la sociedad
post-revolucionaria dejó de regirse por una "ortodoxia pública" de
común acepración -sobre una "unidad
religiosa" en el fondo- y
(*) Edit. Montecorvo, S. A., Madrid, 1975, 3.'ª edic., 340 págs .
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Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
se abrió paso a un estado de opinión, la "ideología" de partido se
reveló como
un
tan débil y cambiante fundamento del Estado y del
Derecho que hubo
de acarrear el descrédito del término "ideolo
gía" aun en su sentido amplio. Aún más lejanamente, el espíritu
práctico o realista de los ingleses hacía equivalente la expresión "se
trata de un punto de vista puramente teórico" (ideológico) con una
inepcia o una utopía.
En cierto modo, el mismo anhelo pacificador que alentó en el
liberalismo de Locke frente a
. las
luchas religiosas de su tiempo,
alienta hoy en este anti-ideologismo que sirve de
base al
ideal tec
nocrático.
Así, se ha pensado -,-escribe Vallet-"que a escala in
ternacional las luchas ideológicas se evitarían -igual que en un
Estado la lucha de partidos--,
y se superarla la heterogeneidad de
culturas, con una homogeneidad técnico-administrativa. ¡ He ahí el
ideal de la tecnocracia! ".
Sin embargo, el impulso
"desmitifícador" de
las ideologías
-romo antes
el de las religiones-- ¿no implica acaso
(se pregun
ta
Vallet) una nueva ideología cientificista que se aferra a un nue
vo mito? Se trata de la misma aporía del racionalismo. Para éste. la Razón es capaz de
penetrar (en un furoro teórico, la meta del Pro
greso) la realidad universa:! -toda realidad- eliminando en su
avance las zonas de supuesto misterio que se reservaban a la religión
y a la pura existencialidad. La creencia en un Dios creador supone
una fe que el racionalismo trata de eliminar: nadie, en efecto, ha
visto a Dios por vía natural en este mundo. Pero tampoco nadie ha
visto (ni,
por principio, llegará a ver) ese término último del Pro
greso en que la Razón alcanza
la omnisciencia.. Es decir, que el in
tento racionalista consiste en sustituir una fe por otra.
El mito que implica la tecnocracia y el "ocaso de las ideologías"
es el de la superación de éstas por su convergencia hacia un "esta
do de cosas" (no de ideas) que imponga la realidad de
la Técnica
(de una sola técnica) como tratamiento único y sistema universal
de gobierno.
Las consecuencias teóricas de_ este mito de la conver
gencia tecnocrática son múltiples, insospechadas. Pero todas enca
minadas hacia el socialismo, hacia
la masificación del. hombre y
hacia el marxismo. V
allet las
analiza de
modo magistral
hasta sus
últimas implicaciones.
La técnica, desprovista de ideología (y, por
supuesto, de fe religiosa) se convierte en ,praxiJ, no meramente cog~
noscitiva ni directiva, sino creadora de un mundo nuevo para un
hombre nuevo. Trasladado el mito al orden religioso (o seudo-reli
gioso) tendremos el progresismo
y el evolucionismo teilhardiano
basados también en una supuesta convergencia religioso-científica o
~34
Fundaci\363n Speiro
INFOR,MACJON BIBUOGRAFICA
religioso-tecnocrática, previo el desarrollo convergente (o ecumenis
ta) de las propias religiones.
Frente a este mundo de la utopía (y de la apostasía) que hiere
al hombre mismo en un ensayo de masificación rotal y destruye la
esencia sanamente pluralista de la sociedad, expone Vallet en el
epílogo de su libro los cauces de una terapéutica
reconstractorn, tan
to a nivel personal, como político. Consecuencia de la tecnocracia
es una actitud de
absentismo en el individuo ante cualquier género
de responsabilidad personal, haciéndole esperarlo todo del Estado
o de otros poderes lejanos y anónimos.
"La preocupación obsesiva
por el bienestar material constituye, entre nosotros ~ice--, un
caldo de cultivo para un materialismo dificil de vencer. Materialis
mo que ya no se apoya, como antes, en: rriáximas cínicas y provoca
doras que tenían la ventaja de despertar a los espíritus. Es un mate
rialismo de hecho, implícito, que conduce al mayor absentismo
cí
vico y político que el mundo ha conocido tras la decadencia del Im
perio romano. Y
el Imperio romano desapareció precisamente por
esta causa".
El sentido de responsabilidad personal sólo puede renacer en
el seno de "cuerpos intermedios" de la sociedad vigorosos, condi
ción de un orden social que pueda llamarse libre. Como escribía re
cientemente José
M' Arauz de Robles, t!l sentido profundo del ca
lificativo de "Liberación" que se dio a nuestra guerra de 1936 sólo
puede entenderse como liberación de la sociedad misma eo su di
námica interna, en sus_ autonomías legítimas y en el entusiasmo y
responsabilidad de sus miembros.
Como es cosnunbre en su obra, utiliza Vallet en este libro gran
número de párrafos de ,utores .diversos al hilo de su propio razo
namiento. Párrafos brillantes que unen a su expresividad bieo selec
cionada la autoridad de sus orígenes. Sistema este que no hace perder
originalidad ni vigor al razonamiento y que recuerda al utilizado
por otro gran jurista e historiador del Derecho, Salvador Minguij6n.
Método de humildad
y de continuidad creadora que evoca también
al de la Escolástica (
sic et
non abelardiano
y tomista) de tan dilatada
fecundidad en su época. Libro este para
meditar, porque
incluye un diagnóstico profun
do de nuestra sociedad y también para abrirse a la esperanza de una
auténtica reconstrucción.
RAFAEL GAMBRA.
535
Fundaci\363n Speiro