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Sociología del protestantismo (I)

SOClOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
POB.
MIGUEL PORADOWSKI.
Vivimos en los tiempos del ecumenismo.
El
ecumenismo -
un
esfuerzo para
la realización
del gran deseo de Cristo, expresado en su
oración durante

la
Ultima
Cena, para que todos los cristianos constituyan una sola familia-se
presenta hoy día como una de las· principales. preocopaciones · de
la Iglesia.
.
Pero

una verdadera
unidad de
todos los
cristianos puede ser al­
canzada solamente por la unión en la Fe, es decir por creer en los
mismos -dogmas, por confesar y vivir el mismo Credo, el mismo -a.
lo largo de toda la historia de la Iglesia-Deposit11m Fidei, como
la base de un
verdadero y sincero amor a Cristo. Todos los esfuerzos
por alcanzar una

unión puramente
formal nunca
podrían llevar a los
cristianos de distintas confesiones a una verdadera unión,
es decir a
una unificación en la edificación· de la Iglesia como Cuerpo Místico
de
Cristo.
Por esta razón, wi seriO ecumenismo tiene que etnpezar -pot una
objetiva investigación de la, realidad de lo que son las distintas
confesiones que se reclaman ·ser· cristianas, -sin cerrar· los ojos a la
existencia de los posibles. e,;rores o desviaciones a la verdad revelada
y siempre enseñada por la .Iglesia;
Además, el cerrar los ojos a los errores
de los «hermanos separa­
dos>> sería no solamente un pecado contra la Fe, sino también. contra
la
Caridad, pues
contribuirá a

mantenerlos
:en él error, · mientras

que
el verdadero amor del prójimo
exige que compartamos con los demás
nuestros bienes y no hay un bien más grande que la verdad, revelada;
guardarla

exclusivamente
para nosotros .

mismos sería un
imperdona­
ble

egoísmo.
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
El asunto de la unión de todas las corrientes cristianas, que en
distintas
épocas y por muy variadas causas se separaron de la Iglesia,
es sumamente complicado, pues estas
separociones se

produjeron,
casi en todos
Jos casos,

no solamente por razones de fe o de disciplina
eclesiástica, sino también por otras causas. No se trata entonces so­
lamente de un problema
religioso, si.¡,o también

de problemas cultura­
les, históricos, sociológicos e incluso políticos.
Seria, pues, muy inge­
nuo reducir todo el problema a los
aspectos exclusivamente
religiosos.
Si se busca una verdadera .unión hay que tomar en cuenta toda la
relidad, todos
los aspectos y todas Ias causas

de las
sepuaciones ocu­
rridas.

Muchas de
ellas ya están caduoas, obsoletas,• fuera de actua­
lidad y pertenecen exclusivamente al pasado, mientras que las otras
siguen en
pJena vigencia, demuestran una uan vitalidad y siguen
actuando
y, por ende, imposibilitando una verdadera unión.
El
protesblntismo es
un ejemplo muy elocuente de esta situación,
pues aparece en la historia no
solamente como

un fenómeno religioso,
sino
taml¡i.én o,

tal
vez ante
todo como un
fenómeno cultural,
político,
social, histórico, es decir un fenómeno sociológico.
Dejando de lado
el aspecto dogmátieó del protestantismo, ( como
ya bastante estudiado y conocido), vamos a ocuparnos, en una serie de ensayos, de su aspecto sociológico,
pues sin tomarlo en cuenta es
imposible valorar
exattamente el

fenómeno
< en con­
secuencia, buscar sinceramente una verdadera unión con
los protestantes.
De los

muchísimos aspectos sociológicos del protestantismo nos
proponemos
· analizar sólo

los
que consideramos los más

importantes
y
Jos más sinceMmente vinculados con el protestantismo como religión
y
con el probelma ecuménito, es deck los que más dificultan la mutua
comprensión entre
los católicos y

los protestantes, a saber: primero,
el protestantismo como
reforma, es

decir
como una reacción contra
el
resurgimiento del

paganismo antiguo
greco-romano en
la época del
Renaci1I1iento; segundo,

el protestantimo como una vuelta a las tradi­
cíones paganas germánicas; tercero, el protestantismo como una reac­
ci6n 'de
lo gennáriico contra todo lo latino, roma.no, mediterráneo;
cuarto, el· protestantismo como judaización del cristianismo; quinto, el
protestantismo como laicización del cristianismo.
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SOCIOLOGIA DBL PROTBST ANTISMO
l. El protestantismo como· reforma.
Es una opinión general de los historiadores que al final de la Edad
Media muchos países europeos, hasta algún punto, vuelven al paga­
nismo. Esta vuelta no se limita solamente al aspecto puramente · reli­
gioso,

sino que se manifiesta en toda la cultura, en
la moral, en el
arte
y en la civilización.
Después
de
un período largo, pues, de casi
mil años, de una vida
profunda
cristiana, de

vivir sinceramente la fe, tal como lo concebía
la gente de
entonces, muy

a menudo de una manera
severa, ascética,
sacrificada,
pero

al mismo tiempo
llená de alegría, serenidad y be­
lleza (1), viene la época de Renacimiento, que es esencialmente el
período de redescubrimiento y vuelta. a la antigua cultura precristiana
greco-romana,
como también a las creencias y f1losofías de vida que
se encuentran en las bases de estas culturas, es decir un' renacimiento
del antiguo paganismo greco-romano.
A

medida que el hombre del
Renocimiento se
aleja del cristia­
nismo, se

acerca
al paganismo, pues el mundo del espíritu, de ma­
nera parecida como
el de la materia, no tolera el vacío;
Todavía en el

humanismo
de esta época claramente se notan las
dos corrientes, uua cristiana, abierta a todos los valores de las precris­
tianas culturas griegas
y romanas .compatibles con el cristianismo y
la otra, pagana, que con desdén rechaza todo Jo cristiano o, peor to­
davía,
;mprime un carácter. pagano

sobre lo que conserva de un
cristianismo
vaciado de sus auténticos· valores, es decir lai~do el
crist>anismo.
La corriente hUllllanista cristiana, empezada por Dante y Petrarca,
es desarrollada por santo Tomás Moro ( el canciller del rey Enrique
VIII

de Inglaterra), quien, con serenidad e
incluso buen humor,
( 1) Muchas obras históricas -- Pernoud, La lt1miire d11 Moyen Age y la de Cohen, La cla,-té d11· Mayen. Age,
ambos profesores de la Sorbooa-ponen atento sobre estas características de la.
Edad Malla. ·También es muy significativo que Inglaterra, antes de su p.ro­
testantfaacl6n, llevaba el nombre' de· «merry England»: la Inglaterra. alegre.
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MIGUEL PORADOWSKI
ofrece su vida en la defensa de la Fe y de la moral crisllana, y
por su gran amigo y admirador Erasmo de Rotterdam, seguidos
por uoa enorme pléyade de la gente más culta de todos los paises eu­
so_¡ieos, que siempre -saben -unir nova con velera, evitando las rup­
turas con el pasado, pues entienden que la cultura, por ser cultunt,
es
una continuación, sin interrupciones, de los esfuerzos y trabajos
de

las
generaciones.
Mientras
tanto,

la segunda corriente humanista del Reoacimiento,
la
pagana, • rompiendo

con
la Edad Media cristiana, se esfuerza_ por
resucitar
las antiguas culturas precristianas griegas y romanas, pre­
cisamente para

oponerlas a todo lo cristiano. Para ella el Renaci­
miento es uoa consciente
y- delibemda vuelta

a los valores paganos,
como lo opuesto al cristianismo, que desprecian y aborrecen.
No todos, en ,esta épooa, se dan cuenta de esta situación; el mal­
entendido -Y lo. confusión llegan incluso a la corte papal ( el poder
puramente temporal

de
los papas en los Estados Pootificios se coo­
fuode, en esta
época, con el poder espiritual eclesiástico), provo­
can merosos religiosos,
no siempre
muy
cultos, pero
sí muy influyentes
en la sociedad renacentista.
El desastre
moral, traldo por el renacimiento del paganismo, es
especialmente lamentable

en la
vida-cívica
( en
la civilización).
En
casi todas las civilízaciones precristianas el hombre es trata­
do

con muy
poco respeto, casi cómo una cosa rualquiera, pues si es
tomado
eo consideración por

las
leyes, sus «derechos humános» no
se

Je:
deben por su <<'humanidad», és decir por su riaturaJeza hurnána,
por

ser hombre, sino por su
carácter de
ciudadano. Incluso
ún
«civis roman11s», cuando por algún motivo perdía su «ciudadanía>>
(

o
como se

suele
decir actualniente, su «nacionalidad»), caía

al
nivel de objeto
cwrlquiera: -podía-ser

vendido o
cambiado por otro
objeto

e, induso,
,en algunas
circuostancias, muerto (2). Es
solarnen-
(2) Podía ser Oluerto también, a veces, siendo ciudadano romano, como
por ej. en· el caso ·previsto por la «ley» ooniuetudinaria «sexagenarios de pon­
tu), (¡al Tíber ron los ancianos!), según-la cual los·hijOs podían deshacerse
de

su anciano padre
(sesentón), arrojándolo

del puente
a las aguas del

Tíber,
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SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
te gracias al cristianismo que aJ. hombre, poco a poco, se le reconoce
su dignidad huma.na, basada sobre su .naturaleza huma.na, considerada
como

obra
de Dios; gradualmeute se acepta 1a euseñanza de la
Biblia sobre la
creación del

hombre
«a 1a imagen y semejanza de
Dios»
y las e:xpHcitas doctrinas del Evangelio, sobre la dignidad
del hombre como hijo adoptivo de Dios-Padre (la oración. enseñada
por

Cristo el
«Padre Nuestro»),

redimido
por la Pasión de Cristo y,
eu consecueucia, teuieudo el valor de la sangre de Cristo, con el des­
tino
de una vida
eterna, concebida como participación en

la
feli­
cidad eterna de Dios. Entonces, e! homl>re no puede ser ni esclavo,
ni objeto de
la propiedad

con
e! cual se pueda hacer lo que se le
antoje
a su
propietario.
Así, gracias aJ. cristiani9Jl10, nace una nueva civilización, que
merece e! nombre de 1a «cvilización cristiana», pues está basada sobre
la
enseñanza de

Cristo,
una. civilización para el

hombre, eu
la cual
el hombre está concebido como un «ser-para-Dios». Durante más de
diez siglos

el cristiano trabaja
y ludha para edificar esta civi­
lización cristiana, llamada también la «Ciudad de. Dios»; una civi,
lización basada sobre las verdades de la Fe y animada por 'la Ca­
ridad,
respetuosa del hombre como ,hijo de

Dios. Poco a
poco,. las
leyes
y las instituciones de esta nueva civilización se adaptan a las
exigencias de la
moral cristiiana y al concepto cristiano. de la vida,
para asegurar para cada hombre las óptimas condiciones para su
complejo
desarrollo espiritual.
En esta civilización cristiana, que
se construye durante los mil
para. no seguir con la molestia de cuidarlo. ·¡La crueldad en· los tiempos
precrist!íaoos no renía limites!
Otro ejemplo, muy ilustrativo respecto a la verdadera situación del hombre
en una sociedad pagana, lo constituyen las famosas arae perusitiae, Vale la
pena recordarlas, pues cónstitu.yen un "testimonio harto elocuente. ·En. el aniver~
sario de la. trágica muerte de su antecesor (Julio César), el emperador AugÚsto
ordena que
doce

de ios más
desta.cados patricios romanós sean· cebados durante
cuarenta· días y después, en una solemne d!remonia réligi.os'ti, -sacrificados,
como holocausto a la memoria del divifio César. ¡Y· a estOS tiempos se coMi­
dera como la época del apogeo de la civilización romana!
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MIGUEL PORADOWSKI
años .de la Edad Media ( desde la mitad del siglo cuarto hasta la
mitad del siglo catmce), el hombre es respetado como nunca en la
historia, , pues ésta es una verdad.era civilización humanista: todo en
ella está al servicio del hombre, el cual, a su vez, está al servicio de
Dios
su Creador y Padre, su Redentor y Hermano, su Santificador;
el Espíritu

Santo.
Es una mentira que la civilización medieval no
fuera
«hnmanista»; lo era en un grado mw:,ho más elevado que en
la época del Renacimiento, pues el humanismo renacentista, divini­
zando ,al hombre y por eso separándolo de Dios; en vez de ensalzarlo
lo rebaja, pues

lo despoja de su dignidad de criatura
diyina, de
su
condición de hijo de Dios
y su heredero, destinado a compartir
la

fe!licidad eterna de
su Creador. Colocando ·al hombre en el lugar
que

sólo
corresponde a

Dios, el humanismo renacentista
rebaja al
hombre al nivel en el cual· se encontraba antes del cristianismo y del
cual, con
tanto costo los elevó la Iglesia.
La descristianizaci6n y la repaganización de la civilización du­
rante
el tiempo

del
Renacimiento es la · principal causa de todos los
infortunios
y calamidades siguientes
hasta nuestros días, pues con la vuelta al · paganismo se
vuelve también a las principales instituciones inhumanas. de ia civi­
lización
precristiana, como la esclavitud (3) de distintos tipos y
grados, como Ja crueldad, el odio, el materialismo en todas sus for­
mas, el
concepto del

hombre exclusivamente como
un anima:!, o
( 3) La esclavitud, como una institución básica. y la más característica. de
la civilización pagana, poco a poco eliminada de la sociedad europea, a me­
dida que se extiende el proceso de la cristianización durante la Edad A(,edia,
reaparece junto con el paganismo del Renacimiento, primeramente como_ una
institución -del -der:echo privado, con la. base jurídica en el «asiento» otorgado
en el afio 1538, por el gobierno español, a los mercaderes alemanes, para
:facil!ita.r el coniercio de los negros y des.pub;, en el siglo XX, como una insti•
tucíón del derecho público, no en la forma legislativa, sino de hecho, en los
regímenes comunistas
(GULA_G), impuesto por la. revolución_ marxista, donde,
de hecho, el hombre está tratado como una propiedad del Estad<>, igual que
todos los animales. Véase:· René Gonnard, Hist París, 1943, pág. 100.
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Fundaci\363n Speiro

SOCIOLOGI4 DBL PR.OTBSTANTISMO
como un nada, completamente aboorl>ido por la sociedad, sea en un
régimen de

tipo
hitlerista ( 4),. sea comunista ..
No

faltaron los que se dieron
=ta de
esta situación
y de inme­
diato salieron a
combatir todos los síntomas de la repaganización
de

la sociedad. Unos, con fanatismo,
como Savooarola, otros con
prudencia
como el ya mencionado santo Tomás Moro.
En
la
época del Renacimiento no sólo se
vuelve a la instituci6n
de
la esclavitud, sino también a muchas otras formas de servidumbre,
incompatibles con
el cristianismo y que poco difieren de la esclavi­
tud en el estricto sentido de la palabra. Inoluso algunas institucio­
nes introducidas en
la· Edad Media, .. para la defensa de algunos
grupos !> estratos sociales contra los abusos por parte de los otros,
en la
época del Renacimiento se transforman en instituciones de opte­
sión. Com!>
ejemplo

ilustrativo
. se
puede. mencionar la institución
llamada «glebae ddscripfio», 1a cual fae introducida en la Edad
Media
para defender a los inquilinos, impidiendo al comprador de
un
terreno
agrícola la expulsión de
los campesinos asentados por
el
dueño anterior. Esta .institución que primeramente, en la Edad Me­
dia,

es un privilegio de los campesinos (
5) se transforma, en la
época del Renacimiento, en el privilegio del dueño de la tierra, el
cual, vendiendo el terreoo, al mismo tiempo puede < pesinos asentados en ella, de tal manera que ellos llegan a estar des­
pojados de
la libertad

de abandonarla, hasta
que, en los siglos si­
guientes,

en algunos
palses de Euro¡,a Centra,!, llegan

a una condi­
ción casi

de esclavos.
& sólo al final del siglo .,,vm ( el caso .de Po­
lon1a) y

en la segunda mitad del sigló
XIX (el caso de Rusia y otros
países), que

por
las reformas

agrarias,
· recuperan la libertad per­
dida (6).
La reaparición de la institución de
la esclavitud y

el cambio
esencial en la institución de
«glebae ddscripfio» y las otras formas
(4) Según la conocida frase de Hitler: «du bist nichts, das Volk ist
alles».
(5) Los documentos de la época dicen: « ... ta.li gaudent privilegio quod
a
terra, ammoveri non potenmt»,
(6) Véase del autor: «Les réformes agraires en Pologne», París, 194-7.
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de servidumbre, reñidas con los principios cristianos, demuestran los
concretos cambios sociológkos
que se
producen en la época del Re­
nacimiento por .Ja vuelta al paganismo.
Algo

parecido se nota
también en
el
campo de
la vida polltica:
volviendo al paganismo se vuelve a las
formas· del poder absoluto,
ilimitado,
que no respeta nioguna norma moral. Se trata de .Ja vuelta
al principío de Ulpiano, de que el gobernante está por encima de la
ley y de la moral, lo que se expresa en Já frase «quod prmcipi pla­
c11it 1#-gis habet vigorem».
Recordemos que este principio está introducido por Ulpiano alre­
dedor de la mitad del siglo segundo, es decir en los tiempos cuando
todavía, en el Imperio Romano, . plenamente reinaba el paganismo.
También
hay que
recordar que se
trata de un concepto completamente
ajeno al pensamiento
y al éspiritu del derecho romano y de las tra­
diciones de .Ja civilización latina, las que casi siempre reconocen y res­
petan la ley natural, n¡uy bien conocida por el pensamiento tanto
griego como romano.
Es solamente cuando el Imperio Romano se
extiende al

Oeste
y abarca .a los pueblos orientales, que este prioci­
pio bizantino llega hasta el Occidente junto con las
otras influencias
de

la civilización
bizantina, partidaria
del
poder civil absoluto, al cual
toldo está subordinado,

incluso la vida espiritual
y religiosa y, por con­
siguiente, también la Iglesia (7). La
frase acuñada y difundida por Ulpiano, siendo contraria al de­
recho
natural y al concepto cristiano del poder político, sólo puede
ser aceptada
y · acatada por una sociedad pagana, pues el cristianismo
exige del gobernante no solamente el respeto de las leyes, sino tam­
bién la sumisión a la
ley natural, (a la cual considera una ley divina),
y a la ley positiva divina, es decir al Decálogo, y a las expresas ór­
denes
de Cristo.
El
hecho de

que
durante el

período del Renacimiento, en
muchos
países europeos, se

vuelva al principio
«quod principi placllit lf!giJ
habet vigorem>>, demuestra basta qué punto la sociedad renacentista
vuelve al paganismo.
(7) Véase: Feliks Koneczny, On the P/11ralily of Civilisations, London,
1962.
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SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
Esto consta también de la polémica que hubo aJ réspecto entre los
destaca
de la época. Por un lado, unos
defendían el
prin­
cipio ulpiano, mientras que por otro no faltaron quienes !o•comba­
tieron.
Los primeros, • es decir los partidarios del poder absoluto, no­
limitado por ningúna norma_ moral o'jurídica, están encabézados por
el
eminente escritor y jurista franci!s Jean Bodin (153!1-1596), quien,
en la

obra
La Rép11bliq11e, recuerda el principio ulpiano y fo de­
fiende,

considerando que el gobernante está por
encima de la: ley. Los
segundos, es decir los defensores del tradicional concepto ''del ¡,oder
en

el derecho
romano, todavía
libre de
las nefastas influencias bizan­
tinas,
siempre aceptado
y defendido por el cristianis1no, como un
concepto acorde al derecho natural y al derecho positivó divino, -están
representados -entre otros--pot el gran jurista y escritor polaco
Laurentius Goslicki (1530-1607), contemporáneo a Jean Bodin, Gos­
lidci, en su obra De Optimo Settatore, bien cofüicida •en Occidente,
inqluso traducida• tres veces al inglés, que rechaza el toocepto de lJI,
piano del poder absoluto y defiende la tradicionaJ doctrina del dere­
cho
rOIIlll.llo sobre la sumisión del gobernante a la ley natural f a las
leyes divinas
(8). Pero la paganizada sociedad renacentista se hace
_ sorda a los argumentos del jurista polaco y acepta el nefasto princi­
pio de Ulpiano;
lo que· la lleva,-poco a poco, en tnuchos paises, a
adoptar las formas absolutistas de gobierno, las que, con el tiempo,
degeneran en
las tiranías y regímenes totalitari0& del siglo veinte,
llegando hasta
-las atrocidades del hitlerismo y del cómunismo mar­
xista.
En el campo po!itiCQ, el pagafüsmo re!lace!ltista se manifiesta tam­
bién

en
el rechazo de lll 1Dlltal en las actividades-políticas y, ·especial­
mente,
en la misma ejecución del poder. Es lll doctrina de Nicolás
Machiavello

(1469-1527),
quien en sus numerosas obras politicas y
literarias, especialmente en el ensayo JI príncipe' (1513 ), SÓStiene
que_

en las actividades pollticas, es
decir en

la
· lucha -por -el poder y
en la ejocución del poder, no obligan -las normas morales; al contra-
(8) Véase: E. Jarra. Laurenlius' Go;llcki en tant_ que __ philosoph_e d11 droÍt,
1931, y del mismo autor, -Le _hoáinfrme en Polf.7gne; Taltlbién Stankiewicz~ The
Accomplished Senator of Laure'ntius 'GoS/icki, 1946. -· -
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MIGUEL PORADOWSKI
rio, es lícito recurrir a los procedimientos comúnmente considerados
como inmorales. Es
.evidente que .Ja inmoralidad en la vida polltica, de la cual
tanto sufren las sociedades en· los últimos siglos y, especialmente, en
nuestro siglo veinte, tiene
sus raíces en el paganismo del Renacimiento.
Otro aspecto ~ esta pagaruzación de fa, sociedad· renacentista lo
constituye el casi. completo olvido de Ja finalidad última de la vida
humana: la eternidad.
El
hombre

cristiano medieval siempre
vivía Sflb tpede aeternitatit.
De ahí la serenidad y moralidad de su vida. El hombre pagano. del Re­
nacimiento

vive sólo
para el presente, para la vida temporal, la cual
considera como su. vida única, pues no cree en 1a vida .eterna. El-.cris­
tianismo medieval peregrina . por la vida terrenal hasta la casa del
Señor, hasta el
Cielo (de ah( tantas «peregrinaciones», que

simbo­
lizan
la peregrinación). Pero sabe que su felicidad eterna tiene que
ganada lleyandp una vida tC!"rena, moral y llena de ¡,uenas obras. De
ahí que
el cristianismo

medieval tanto
aprecia -la vida temporal

y se
esfuerza
para aprov Renacimiento sólo está
preocupado de
vivir
su. 'l'ida terrenal para sus
placeres,
sin pensar

en
apr-0vecharla para ganarse su

salvación
eterna,
El

ideal de su vida es el placer,
sea sensi¡al, sea

espiritual (
el orgullo,
la Jama, las ambici'?'les etc.). Acepta y hace suya la vieja máxima del
antiguo paganismo romano: ¡Carpe diem ! Muchos autores _de la época
renacentista,

inspirados por
los escritores -de los antiguos paganos
griegos
y r-0manos, ensalzan el placer sensual. Las obras como De 1/0·
luptate (14H) de Valla, son las másJeídas y vividas.
Una
vez rechazada la fe en la existencia de Dios y el respeto de
sus
leyes y normas morales, el hombre renacentista se considera él
mismo la fuente . de todas l¡¡s normas: homo mentura; lo e¡® le' lleva
a
la divinización . de lo humano.
Los

ingenuos
. de
siempre
quieren ver
en este principio
la base _del
humanismo, mientras
que, en realidad, la divinización del hombre es
la tumba del humanismo, pues en vez de contribuir a Ja hnmaniza­
ción de la civilización, la deshumaniza; pues sin Dios, el hombre
- bido por la sociedad.
El concepto cristiano del hombre como persona
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SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
-Wl ser razonable; libre, con destino etemo-'-'-' va a set -reemplazado
por

el
concepto del mdividno como fra.gmento y parte de la sociedad,
la cnaJ lo va a absorber completame;nte (9).. ·
Cada vez que

se debilita
la fe y la re!i¡¡ión verdadera (Ía revela­
da} polulan las prácticas y_ creencias que fas sustituyen. La gente cae
en

las
supersticiones, prácticas de magia, siendo vidima de los-hechi­
ceros,

de
las adivinas, de las brujas, etc. Eso es lo que ocurre en la
época del Renacimiento. Nunca durante ·Ja Edad Media, a la cual los
ignorantes consideran «obscura» y «bárbara», hubo tanto fanatismo;
crueldad

y luchas fratricidas como durante el
Renacimiento: Es preci­
samente

en el
Renacimiento cuando empiezan la persecución y la
quema horrorosa de las brujas (10); renacen los antiguos, precristia­
nos
cultos paganos éOl1 sacrificios de animales-y hechicetias,-especial­
mente durante las

epidemias, cuando
ce! hómbre, asustado por la
inminencia de
la mnerte, quiere a cualquier precio evitarla, recurrien­
do incluso a los sacrificios en honor de los imaginarios -«dioses»:
Burckhardt
(11)
cuenta innumerables hechos
espantosos, de los males
hablan

los
dOCúllientos ·de la época. El famoso sacrificio de un 'toro
en

una de las plazas de
Roma, con
el beneplácito del
papa León X
(12), para calmar
la_ira de

los «dioses», no
es-una excepción;
(9) -Véase:. D. Fahey, The MyJticaJ BodJaf, Chirit dnd.the reorganiüíiion
of Jociety, · Dublín; 1945; ·capítulo: Huoian personality and-.. individwilify~ Se­maines Sociales de France, XXIX, La -personne, .humaine--_"en_ périJ, Par.is, 1938. Descoqs, Indi11idu el personne (Archives de Philos~phie,-vol .. XIV, II, págs 235-292). J .. Ma.ri.tain, T,-t>i.s réformBeur.1;. París,.-1945, pág: 274 y sigs.
(10) «Les,abUS des prricCs·-en sorcellerie ont été stitriagti-sés,dans-un· ou­vrage du

P. von Spes, S.
J., la Cailtio crimindlis,· paro en 1631. On ·s'étonnra.
peut &re
de

cette
date: c'est que les proces en question, s'il.s commenéent á appara.itre sur le déclin du Mjoyeó. A.ge, a la fin du XV si Cele, n' ont été ré-­
ellement nombreux: -

qu'au
,début du «Grand Si&Ie». Régine Pernoud; La la­miere du Moyén Age, París, 1944, pág. 264.
(11)
Me· sirvo·:aquí. de

su obra
en·· la traducción francesa: La' c11/tNre
de /¡¡-Re'naim:mce · en Italie. -
(12)
Sobre "el-presu..ri.to-·paganismo de·León· x·escribe A. Poi2at: ·«León
X, pai la plwne de :.Son secrétaire Bembo, ne craignaít pas, en des lettres officielles et publiques 'de parler· de 1a.-Dív:inité au· plW"iel et d'écrire «Díi
immortales», pour désígnet la Sainte Trinité; mais á.utour d' eux les gens un
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Fundaci\363n Speiro

MIGUBl, PORADPWSKI
]ln el plall!> eCQnómiro, los cambios producidos por la vuelta al
paganislllQ no son menos desast,QSQS. Cuando los hombres están po­
seídos
por el
deseo del placer y sólo bucan lo que -usando la ex­
presión !le hoy día~ es para ellos la «dolce vita», en la vida econó­
m,ica
también sólo l,usq¡n el dinero, la riqueza, el bienestar, es decir
todo
lo que les puede pennitir llevar esta «tlolce vita». &i, en la épo­
ca del Renacimiento,
en la vid• económica,

el hombre deja el princi­
pio
mediev.i de

producir
los bienes económicos para satisfacer las
reues necesidades de los clientes y empieza a buscar el lucro, el enri­
quecimiento,

la
riqueza por

la
riqueza (13

). De esta
manera, ya en la
época del ReoaciroiPQto aparecen las primicias del futuro régimen
capitalista. En
el otro plano, característicos para el Renacimiento, como lo son los ctwalleros para
la Edad Media; Claro está que la oposición entre ellos se refiere
sólo
al aspecto moral, pues unos y otros son jinetes armados y con la
función social de
militares, comprometidos

en
la defensa d Los caballeros (14) son los más típicos representantes de la europa
peu avertis souriaient, sacha.nt bien que ces fa~ons d'écrire éta.ient une simple
questi.on de mode». La r:ivilisalion et .re.r t,ournants, París, 1936, pág. 271.
( 13) René Goanard =ribe: «On va franchement rechercher la richesse
pour
la rich,.,e ... L'idéal médiéval de modération, sinon de détad,e.ment,
est délaissée ... Les grands marchand, ,de la Renaissance pourront reprendre
póur devise el «Salve, luaum!» des boutiqu'iers- rómains». Histoire des doctrines
ér:onbfniques, o. c .. pág. 55.
(14) «En-el idioma de la. cultura! latina., el caballero es el eques. Eques
y equ11S están ·retacioilados·. El caballero es un jinete. Asi era ya en la cuJ.
tura de los griegos, desde Homero hasta la constitución ateniense de Sol6o:
el hit,P,as em el hombre de armas, el ciudadano que podía disponer de un
caballo para sí y de su escudero para. defender la patria.. Por encima del
sentido militar y político, el caballero es en Arenas, &parta y Ro-el hom­
bre de u.na elevada posición. social~ es decir, un· hombre que tiene que sobre­
salir sobre los d bolizado por su elievada posición a caballo, un hombre libre, humildemente
elevado: sobre
lo ordinario,· que -5':h'Ve y que manda, que marcha delante y
que es el último en abandonar el campo de batalla. El aihallero es, por así
decirlq, un hombre alado, que tiene debajo. de sí la _ tietn., que se puede
defender a sí mismo, ágil como ninguno de los infantes. El caballero es el
100

Fundaci\363n Speiro

SOCIOLOGIA DEL PKOTESTANTlSMO
medieval. Parece que· esta institución vino a Europa desde el cerca­
no
Oriente; La encontramos ya en las antiguas cu.lturas de Asiria y
Persia. Según André Mourois, la caracterizaoan los. tres elementos
esenciales: < (15). Para
ser
un
caballero no

bastaba ser un jinete
amiado; se necesitaba taw-­
bién

ser
virtuoso: servir

a la
verdad, Lo mi:¡n¡o caracterizaba a los
caballeros en
. la antigua

Grecia
y lwma .. Pero es sólo bajo la in­
fluencia del

cristianismo cuando,
en. la Edad Media,

los caballeros son
los
<
el
más estricto y bello sentido, de la palabra.· Además
es
una institución dentro de todo
el sistema feudal, en la. cumb.re
del cual está el Señor Supremo, Dios. En el intermedio hay muchos
«señores»,

en una larga y alta
jerarquía, que
en Ja tierra termina con
los reyes o el emperador,
pero que continúa en

el Cielo con el «señor»
Sart Miguel Arcángel y otros «señores», pasando por la Nuestra
Señora (Notre Daine), la.Santísima Virgen
~la y terminando con
Cristo-Caballero (16)
y el Supremo Señor, Dios-Padre.
noble, en el mejor sentido de la palabra..» Hugo Rahner: Ahendland, Reden
11ml
Aufsatze, Herder, Freiburg/Br., 1966. Estoy citando ·aquí según la tra­
ducción castellana, de la edición bajo el título: -Humanismo Y Teologid de
Occidente, Salamanca, 1968, ·pág. 159.
(15) En la novela: Les sil.enc-es· da colonel Bramble,
(16) Los caballeros de la Edad Media veneraban a San Miguel Arcán­
gel no solamente como-. a. Su patrono;:· ·al· cual edificaron muchísimos templos,
sino también como a wi «caballero»~ El hfil'mosísiino castillo-templo de Mont
Saint-Michel, en Nonnandía; a las orillas del Canal de la Mancha, ccnside­
rado como la más preciosa joya de la arquitectura en esta, parte de ·Francia,
es· también un fantástico poemá. ·en piedra.· al honor del .«caballero» San. Mi­
guel Arcángel; como lo· es el poema en verso de Charles Maurras, en. el cual
se
habla de «MODSieu.r Saint Michel». De nianeia parecida, la Santísima
Virgoen. ~ está venerada por los -caballeros. medievailes no solamente como
Pat:roná y protectora de la .caballe:ríá. ·cristiana, ,sinO también como la Primera
Dama de la Cristiandad. Respecto a Cristo como Caballero, Hugo Rahner, en
la obra ya mencionada, nos da -el esbozo de lo" que él_ mi-Smo llama «la
teología. del caballero ·Cristo»; de la' cual nos permitilÍJ:o& citar algunos-· ex­
tractos: «La. palabra de Dios ·del Nuevo .Testamento, que nos habla de Je~
sucristo

como del
ca-ballero enviado por Dios, nos debe hacer recordar-todo
ese mundo_. de ideales caballerescos. -La. palabra ·etei-na del Apocalipsis nos
describe a Nuestro Señor de la siguiente" manera: «Vi el-cielo abierto, y he
aquí un caballo, y el ·que lo montaba és llamad.o fiel~ -verídico. y con justicia
101
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PO/!ADOWSKI
Lo que puede hacer reir al escéptico hombre inculto de. hoy día,
para el

hombre cristiano de Edad Media fue
wia institución seria,
respetable, bella y noble.
jlllga Y hace la guerra ... Tielle sobre su manto ... escrito su nombre: rey
de reyes, señor de
Síefiores (19,
11-16)».
Este jinete era Cristo, el caballero,
nuestro rey y señor;-el jinete apocalíptico de la: victoria de la historia uni­
versal,

victoria.
que ganó mediante la muerte de sangre en la cmz; el que
dijo con una audacia sin igual: «Ú>JlÍiad, yo he vencido al mundo»-- (Jn. 16,
3 3) . Este el es caballero Cristo, que cabalga. a través de los siglos de la
historia Wliversal, el rey, el libre que ~ la tierra ha.jo sus pies, que es
elevado y siive, que va delante y es e1 último -en abandonar el cámpo de
batalla. _

Es el
señor Cristo, que fue

fiel
hasta la muerte y _ por eso recibió
la corona real de la vida: por eso se le llama fiel y verídico, pistos kai
alethincs. Es un hombre coirio nosotros, vivo, con sangre, auténtico, un hom­
bre entero; pues la sangre que él derramó y que empapó sus vestidos de
caballero, es sangre humana., _sangre que su madre había preparado. Tiene
una patria. terrenal co!D.o nosotros, amigos y em:m.igos; se entllSiasmó y llegó
a agotarse, sintió ánimo y desaliento: un hombre como ningún otr-o de la
tierra,· que ISe alegró y murió. Y precisamente por eso es vencedor, el jinete
real, la pi,Iabra sublime de Dios.
Todavía debemos profundiaar más en esta ima¡¡en bíblica del caballero
Cristo. El Sefior, como da a. entender el Apoc-alip,siJ, se hizo rey precisamente
por
su
entrega. a la. muerte, .por el deria.tnamiento de sangre en su muerte en
la Cruz. Immó/at11s vincil, se dice en un himno de·ta fgles.iá: fue sacrificado,
y así se hizo rey. De esta forma, la muerte en el infame patíbulo de 1a..cruz
es el punto aítiro de la victoria. La cruz se convirtió en t,opaion, en. trofeo
del caballero vlictorioso. F.ste cori.cepto de 1,opt1ion es parte de la. teología
del caballero Crislto.
Cuando los griegos y los romanos alcanzaban una.· victoria/ sobre el ene­
migo, erigían
en el lugar donde éste se había dado definitivamente a la
huida una: señal ·c1e la victoria que llamaban «punto aftico» (-tropaion).
Y en este signo colgaban las armas OOtlqu!istadas al enemigo. El · mismo sím­
bolo em.pl~ Pablo · para significar la
victoria

de
Crisro, c.uando dice del
Sefior
que fue crucifica.dó en

la
cruz por nuestra Sálvad6n, que nos ·vivificó
«clavando

en
la cruz el acta. de los decretos que nos era contraria; y despo­
jando a los principados y a 1as porestades, los exhibió públicamente, triun­
fando de ellos en la cruz» (Col. 2, 15), Y, precis.a.trrente en esta oposición
aparente
está la esencia. más profunda de la. obra de nuestro Señor».
«... e1 jinete Cristo busca jinetes, .luchadores; solda.dos, · conmilitones. que
luChen cori él. 'Cristo necesita. hombres que sean y quieran ser· caballeros,
libres,

nobles
qué· rengan la tierra bajo sus pies, que puedan ·cabalgar jubi-
102
Fundaci\363n Speiro

SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
En la época del Renacimiento, el lugar del caballero es ocupado
por el
condottiere, también un jinete, también un hombre atmado,
tambiéii
un

militar que
domina a la perfección
el arte de combate,
pero ... un
hombre sin moral, sin valores espirituales, sin virtudes. De
un condottiere _no se exige ---<:0mo de un caballero cristiano me,
dieval-

ni la fidelidad a Dios, a la Fe, a la Patria, al
rey, al señor
del
cual es vasallo, ni Ia honradez consigo mismo y con los demás, ni
la bondad, justicia y carid<1d. Un condottiere es más bien un guerri­
llero-aventurero que sirve a quien
paga mejor, sin escrúpulo5 morales
de

ninguna clase. Dificil es encontrar un mejor ejemplo ilustrativo
de la diferencia
moral entre

la Edad Media y el Renacimiento.
No hay que olvidarse que la vuelta al
paganismo, en la época del
Renacimiento, se
efectúa ante todo en la clase más alta de la so­
ciedad: entre la gente muy culta y de buena situación económica. El
paganismo renacentista no es un
paganismo del
pueblo, de los cam­
pesinos.
Contrariamente a

lo que sugiere
la misma palabra «paganis­
mo» renacentista no es un paganismo
del pueblo,
de los campesinos.
Contrariamente a lo que sugiere la misma palabra
«paganismo» ( que
viene

de la latina
pagtmism11s, pagan11s, quiere decir el campesino,
el habitante
inrulto de loo booques), no

se trata de
vivfr segón las
creencias precristianas de loo pueblos inrultos e igoorantes, todavla
no cristianizados, sino de vivir segón
loo conceptoo filosóficos OlA!teria­
listas,

presentados de una manera atrayente y alabados por la litera­
tura antigua· griega y romana, en loo tiempos precristianos, pero
también leída
y

admirada por la alta clase de la sociedad renacentista.
Es precisamente por la educación, por los estudios lingülsticos, litera­
rios y
filooóficos por lo que esta alta clase social renacentista se acer­
ca al pensamiento y ,maneras de vivir de la antigua Grecia o Roma.
Las obras de Homero ya escandalizaban a Platón, quien; en su Politea,
propone excluirlas de l_a educación de 1a juventud, como inmorales,
corruptoras y contrarias a la moral natural. Con mayor razón están
!osos, que se eleven hum.iidemente sobre lo vulgar, sirviendo y mandando
qúe marchen al frente y tean los . últimos en abandonar el campo de batalla,
hombres
que adivinen algo de la victoria. qlie solamente se consiguió en la.
cruz, hombres qué, como una guardia, ·rodean al tropaion del rey ... »~ _O. c .•
p,lgs. 159, 160, 161, 162.
103
Fundaci\363n Speiro

MJGUBL PORADOWSKI
ellas opuestas a la moral revelada, es decir a la moral cnsttana.
BI hombre reoocentista, ·
encantado

por esta
literatura antigua y enamo'
.rado ·de.ella, no.solamente la-aprecia como:-obra artística, Sino ·como
modelo de . vida y. cae en la misma inmoralidad, buscando sólo el
placer, la vida fácil, el
sibaritismo, Y esta

manera pagana de vivir se
extiende como una
moda, como la peste, en toda la clase alta, incluso
en la coite papal, lo que
escandaliza (y

con• razón) a la gente menos
culta
y por ende menos influenciada por la litet'atura y filosofía
paganas griega y romana, lo que se manifiesta especialmente fuera de
Italia.
BI hecho es.que esta.inmciraJidad se extiende desde Italia

a toda
Europa
y que el focci principal está en la corte papal, pues es en los
Estados-Pontificios donde, para mucha gente, especialmente en Ale­
mania, lo-

neo-pagano se
identifica con lo-italiano, latino, medite­
rráneo, papal, romano, eclesiástico. Es una simplificación peligrosl­
sima, a

la
cnaI se debe que los que, con buena fe, rechazaban este
paganismo, al mismo tiempo
rechazaban junto

con él, todo lo latino,
italiano, papal, .eclesiástico, romano (17). Los que se
rebelan contra este paganismo, los que

«protestan»
contra -esta

situación, toman una actitud de
rechazo de
todo lo que
viene de
:Roma. Primeramente esta reacción se manifiesta en Alema­
nia
y toma el nombre de protestantismo.
En realidad, el paganismo renacentista no se limita geográfica­
mente

sólo al territorio de Italia;
penetra también a otros países euro­
peos y los cr1stianos alemanes que protestan· contra la situación rei­
nante en Italia también

están algo
influené:iadoo por loo males
que
combaten.
( 17) «La. Réfonne pr~tante_ fut avant. tout _ un mou.vement de pro­
testation contrei l'~Prit _de la R~ssance, la révolte d'un monde eocore tout
pfongé da,ns "le Moye:n A.ef!. oontre la submersion dont le menac;;ait la révolu­
tion intellectuelle produit:e par la découverte en la diffusion de rette lit­
téra.ture grecque si peu connue jusque-li mais qui portait en elle, providen­
tielleinent rassemblées,
tous les éléments constitutifs .d'une civilisation totale
et .jamais"égalée,_ce.qui.-devait pandtre une blasphéme et un sca.ndale a des
gens qui.-_ possédant _ le chfrtianisme, ne pollvaint se résoudre á reconriattre
la supériorité de ce · qu'ils c.onsidé.raien.t comme -l'expression de la pensée
paien:ne.» Pdiza.t, o. c., pág. 286.
104
Fundaci\363n Speiro

SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
El protestantismo, ante todo en sus · comienzos, indudablemente
tiene catácter de

una
reforma: quieren
limpiar la religión cristiana
de las
influencias paganas, de todo lo que vino de l:as antiguas mitolo­
gías
griegas,.
buscan sinceramente un cristianismo puro, auténtico.
El
camino más. seguro $e ve en la vne1ta a la lectura de la Biblia.
Pronto se agrega otra razón
para dar la prioridad a la Biblia: .la ne­
cesidad de .encontrar úna nueva autoridad, que podría reemplazar a la
autoridad
papal, a la cual rechazan por considerarla comprometida
con la confusión reinante.
La vuelta a la Biblia fue un hecho,. en si mismo, muy positivo,
pero el considerar la Biblia como la única fuente de la Revelación
y, al mismo tiempo,
el rechazar al Magisterio pontificio, como el
único auténtico interpretadot de la palabra de Uios y el rech.azar la
Tradición,
tenla que llevar a

los protéstantes
a posiciones erróneas,
pues

la
.Biblia quedó· a merced. · de Jas interpretaciones de los · lec
tores,
cada uno según
su parecer, según su
conciencia;. de ahí tantas in­
terpretaciones como lectores, lo que
fata:lmente tenla

que
terminar
con · 1as opiniones distintas e incluso a veces opuestas, rompiendo la
unidad de los cristianos en la Fe. El sectarismo está pues en la base
misma del protestantismo, lo que
explica que, actualmente, haya
más
de
mil sectas protestantes en el mundo, que se combaten mutuamente.
La lectura personal de la Biblia estaba facHitada por el descu­
brimiento de la
imprenta por

Gutenberg y la publicación por
él de
la
Biblia en
el año 1455.
Hay

que
reconocer que
la
paganización, incluso
de las ceremonias
religiosas cristianas fue, en
esta época, espantosa. Muchas fiestas re­
ligiosas,

procesiones, peregrinaciones etc., se
presentaban como
puras
diversiones de
catácter inmoral, incluso -..egún muchos historiado­
res-
más
inmoral que las auténticas celebraciones del antiguo culto
pagano. Lutero dice al respecto:
< las
h1Xch a

sus ídolos con tanta indecencia como
actualmente se festeja a los
santos. ¡Ni un
puerco aceptada

tal culto!» (18). Lo que
explíca la
(18) &ta frase de Lutero- está citada .por ·Bauclá.ir: ·L111her et son temps,
París, 1946, pilg. 54.
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MIGUEL PORADOWSKI
supresión casi total del culto por el protestantismo o la limitación
solamente a· las

reuniones muy
serias, severas,
sombrías, dedicadas a
la
lectura de la Biblia, a las predicaciones y al canto de los salmos.
Parece que a los protestantes, · que en · este tiempo son casi exclu­
sivamente
alemanes, les disgusta
y escandaliza no tanto el paganismo
del Renacimiento, como la presencia en él· de 'las antiguas culturas
griega
y romana y sus costumbres refinadas y delicadas (19). ·
( 19) «Ita:l.ie ... avait voulu se transformer en unci hOtellerie de plaisit et
d'allégresse épicurienn.e». Thureau-Dangin: SI, Bernardin de Sie,,ne, pág. XI,
citado por A. Baudrillart: Z.:Egliss catho/ique, la Renai.rsance, le Protestan~
tisme,
o. c., pág. 30.
«L'aesptiit class:ique de l'Antiquité n'est jama.is entré da.ns la substance
m&ne de la culture allemarule; il est resté en cld,ors, powj devenir un élé­
meo.t d'inte.rpréta.tion phild.logique,
.alol'S qu'i1 s'est ~pletement intégré dans
notre· civilisation natiooale pour en· devenir un des éléments consitutifs».
Oberklrch A.: Le probleme politiq•e allemand, París, 1945, pág. 75.
«Le fait qui
nous importe ici~ e' est que 1e germa.nistne ait trouvé .dans
ce grand mouvement ,spirituel l'occasion de désavouer sept siecles de tutelle
étrangere. Depuis O,a,Jemagne, !' esprit allemand était colonisé par culture
latirie dont l'Eglise romaine se trouvait ila dispensa.trice. En :;e<;ouant ce
protectora~ en tédamant le droit de pr&:her les Evangileo dans sa · Iangne
matero.elle;
-Luther

n'
a. pas seulement a.ffmnchí la. littérature allemaru:le comm.e
la Divine Comédie aVait affra,w:hi la ·littératu.re italierure; il a, du coup,
libéré Je génie ~lemand, révélé 1' Allemagn.e i elle-mame. Sa révolte contre
le
seconde
Rome renouvelle la révolte d' Arminius.» R. Grousset: Bilan de
llfistoire, París_, º~ c., pág._ '.50._
«L' Aflemagn(!,
restée

en majorité,
médiévale et tres en arriere du m.ou­
vement de la Renaissa.nce, était violement scandalisée par ce ·pa.gan1sme et
cette ídola.trie vraiment .effrontée, que

les
.Papes avaient l'air d,encourager,
emportés pa.r un cou.rant ~e
libéralis.me esthétique qui" ne connaissait plw
de-
freins». Pofaat A,_, o.

-c.,
págs. 277-8.
«C' était ce ca.thoiJ.i.dsme tOQ18lO. que· les protestants qualifiaient de pa­
~. mais dans lequel Erasme reconnaissait la fonne la plus envía.ble
d'ub.e civilisation
qui unissait tou.t ce qu' on peu.f rever -de culture súpérieure
et de jowssai>.ces délicats, d'éléganre, de liberté pour !'esprit A des puissan­
ces
de safoteté dont précisément aJ.ors se . levait une m.oisson. Les ordres re­
ligieux nouvea.ux

se
~uJtipliaient spontanémen.t pour faire face aux dangers,
toute une armée de jeunes mdines héroiques et merveilleux, entre autres
cette illustre companie de Jésus, dont 1 .. doctenrs allaient dominer le Con­
die de
Trente et qui, dans le mame temps, organisaient l' enseignement das-
106
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SOCIO LOGIA DEL Pl/.OTEST ANTISMO
m rechazo del celibato por el protestantismo, en este tiempo, foe
una reacción comprensible

contra el libertinaje del clero, Desde qne
el celibato dejó de ser,
para muchoo .sacerdotes de la ép<>91 renacen,
tista, el símbolo de una vida interior basada sobre el amQ!"_ d~ la cas­
tidad
y se transformó más bien en un privilegio jurídico de los sol­
terones dedicados a una vida
cóiruxla, libertina y sin responsabilidades
familiares, su
rechazo se

imponía
para fos reformadores, más todavía
porque ellos mismos no creían
en la posibilidad de llevar un'a vida en
castidad,

como
lo expresa, con una gran cantidad de argumentos, el
mismo líder del
protestantismo, Martín Lutero

(20). En
realidad la
sique, tel qu'il allait s"im.poser en tous pays, reforma.nt_ en pa.rtie por l'unité
de cwture l"unlib! détruite sur le terrairi ,e,ligi.eux. Ainsi l"étude des lettres
grecques et latin semble de la. bourgeoisie ta.ndis que «-lui de l'Ecriture Saín.te restalit réservé
aux éli:s supérieura, de théologie, d' ou ll redescendait, mesuré et dO<é,
au peuple dans les catédüsmes et les écoles· parp;is.,aiales», Poizat, A., o. c., pá­
ginas 294-5.
El carácte, «g,iego» de la cultura del Renacimiento se explica también
por el hecho que, en este tiempo, desde el Oriente vienen a Itailia; y a qtros
4>aíses europeos grarules cantidades de inmigrantes gru,gos. Se trata de la
gente de una cultura muy superior de la da Europa Occidental y que mucho
tiempo antes vivieron su _ propio «ReoadllllÍento»~ todavía más pagano que
el de Occidente; ellos huyen de Constantinopla espantados · por el acerca­
miento de las tropas musulmanas ( Constantinopla cae en ol año 1453). Mu­
chos de ellos reciben ·cátedras· en las Universidades europeas,,_ lo que facilita
la influencia de esta gente ·sobre la. cultura renacentista occidental.
(20) J. ·Marit.ain, que es buen conocedor del protestantismo~· -escribe lo
siguiente: «Luther, tout en déclarant, confo.rmément a sa thCse fc,ndaaieotal~
sur la concu.pisrence, que le devo.ir conjuga! ne s' accomp1it jamais sans péché
(Weim. X, P., II., 304, 6, 1522), et que «Dieu couvre le péché, saos lequel
il
ne
peu.t y avoir de gens-ma.riés» (Opp. exeg. iat., IV, 10, vers 1538,
Weim.,
XLII, 582, 29-31), dira plus nettement encare: «Cette parole de
Dieu: Croissez et multipliez-vous, n'est ·pas un précepte, elle est plus qu'un
précepte,-elle est une oeuvre divine, qu'il n' est pas en notre pouvoir d' emp@­
cher

ou
permettre; 'elle m'est

aussi
nécessa.ire· que d'etre un. hom.m.e, et plus
nécessaire que de ma.nger, de baire, d' aller a la salle, de cracher, de dormir et
de me réveiller. c.ette oeuvre est nature m&ne, iostinct auss,i profoodément
enraciné que les membres que nous avoos a cet effet»: (Sermon sur _mariage,
1522, Weim. X; ·P., II, 2'76, 21-26.) «Dieu n'enleve _pas a. l'homme et a la
femme leur conformation pa.rticu1iCres, les organes sexwls-, la. semence et
107
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refomia introducida en este asunto ¡,or, los protestantes solamente se
li1Qita al rechazo de un indignante fariseismo, pues los pastores pro­
testantes llevaban en este tiempo

una vida no menos licenciosa que la
ses ftuits: le cci-rps d'uri. clirétiCll doit· ptodUI.Íte "des gerine8, s·e multiplier et
se comporter ·,a;mune celµi dés autres hom.tl1es, comme celúi ·des -oise&ux: et
.de tous les animau:x:; c'est A cette fin.qu'il a été créé par Dieu., en· sorte que
1á oú Di~ .ne fait pas miracles, la nécessité demande-qµe_ l'homme s'unisse
a la. femme e11 Ja femme i l'homme .•. » (1523, Weim., XII, 113, CT. XII, 66,
31). I;xemple sigoificatif de la maniere de pea.ser duRéformateur. Le précepte
moral, iml>OSé a l'hummanité daos son ensembie, . dé cortserver r espeC'e de la
créature doués de raison, afín, en définitive, que soit parfait le nombre des
élus (cf. Sum. theol., lla-Ilae, 152, ad 1), "5t confondu -par lui avec la
pressi.on naturelle exetcée en chaque individu pa.r l'instinct de son animaHté.
La pensée de Luther est bien typique pour tout un aspee! de la. pensée
modeme, elle .matéria:lise tout ce qu' elle- tou.che. Cette prédication sur le
ma.riage· fait un digne-portique aux mi:5eres-d'un Age qui balt la chastété no"n
moins que la pauvreté». J. Maritaiin: Trois réfoNTJatears, o. c., pág. 246.
J. Maritain reprocha a Lutero no solamente la defensa de la lujuria, sino
también del-odio
y de la mentira., romo consta-de los textos siguientes: «On
sait,la. cha.toe féroce de Luther· pour la pe.pauté; les papistes et les-religieux:
«Plaise a Dieu d'-envoyer sur eux la pluie de soufr-e et de feu qui consuma
Sodome et Gomorrhe, et de les précipiter a.u fond de lá roer; afin qu'il périsse
jusqu·a la mémoire (Weim., VIII, 624; 1521); des bons chrétiens devraient
la.ver leurs maios
devraít pendre pape, oudi.naux et toute ·1a dique de-l'idolatrie et sa.inteté
papiste,
tirer

la
lan.gue i ces blasphémeteurs jusque-derriere le Cou, et les
clou.er a despoterites da.ns le m@me orde qu'ils alignent leurs sceaux sur les
bulles»-
(Weim., LIV, 143, 11-15; '1545); il voue la. -pe.pauté et toute sa
dique aux ablm.. infernaux (Weim., XXX, P. III, 388, 9-10; 1531), pour
lui un -des signes qu'on plait a Dieu c'est -de ha.ir le pape (la Galat., 1531,
1535, Weim., XL, I, 576, 25); en 1537, quittant Schma.lkalde et se croyant
sur le point de mourir, i'l donnait .a son entourage ce sialut supr@me:· «Impleat
vos Dóminus benedictione sua et odio papa.e» (Préf'. de Veit Dietrich, in
Opp. eireg. Ja.t., XXV, 135). Marilllin, o. c., pág. 268.
, Respecto a la mentira escribe Maritain: «Le mensonge ne l'a jama.is arrété.
Un -·mensonge néc-essaire, disait-il lui-m@me, a propos de fa bigamie de Phil­
lippe de Hesse, un
mensonge utile, Ún. mensonge secoutablé, aucun de ces
mensonges ne va contre Dieu ... -Quel ma1 y auraít-il a ce que pour un plus
grand bien,
et en coo.sfdération de l'Eglise chrétienne on fit un bon et gros
mensonge» (l.en2, Briefwechsel
La.ndgraf Philipps von Hessen mit Burer,
I, 373-376). Sur Luther et le mensonge, cf. Denifle-Paquiet, I, 218-224;
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Fundaci\363n Speiro

SOCIOLOGIA [)EL PROTESTANTISMO
del clero romano, pero con la diferencia que lo .haclan abiertamente
(21).
La vuelta a la Biblia es también una· reacción muy sana contra la
influencia de la mitología clásica en
·la teología y, especill!imente, en
la
homilética.
Pues durante el período del R.enll romano se
dedicaba más

a la lectura de
Jas ol>ras de la literatura an­
tigua griega

que
a la

de la Biblia, además ingenuamente•
se acepta­
ban muchas costumbres y prácticai; religiO&lS de los distintos pueblos,
hasta
hace poco paganoo, muy

superficialmente
l:tistianizados. En
8!'1leral el nivel cultural

del clero y
sus estudios . teológicos

estaban
muy bajos.(22). Por otra
parte los

sacerdotes
más cultos y con estudios
universitarios
eran precisamente los

que
más asimilaban, por . sus
lecturas
de la
antigua literatura

griega
y romana, {Ji$ ideas· paganas y
los que, en sus homilías, más citaban a . Ovidio o Virgilio, que a
Isaías
o
Jeremías;
El protestantismo es

la
.reacción (H) contra ~ta·iiúluencia 'f ve
kúnica solución en el retomo
a la Bi!,lia como.fuente

de
Revelación.
Grisar, 111, 1016-1019. Ce n'est pas sans fondement que le duc Georges de
Saxe
appelait Luther

«le plw froid
menteQ.r qu'il ait jama.is coruiu». «Nous
sommes obltigés de¡ dire
et d' écrire de lui que ce moine aposta.t nous ment
en face comme un <4mné scélérat, déshonnete et pujure» (19 décembre 1528,
i. propos de !'affaire Paclc.)». Maritain, o. c., págs. 258-9. El mismo lestimónio
da Cristiani L-.: Llllher_ et le Luthér_aniJme, o. c., sobre lujuria_ de Lutero: pá~
ginas 221 y sigs.; oohre el odio: págs. 259 y sigs.; ,obre fa mentira: página,i
118 y sigs. Sobre el paganismo de Lurero ""' Booth E.: LuJher, Parls, 1934;
Denifle: -Luther et fe Lllthhanisme, París, 1913; Fwick-Brentano: Luther,
París, 1933; Gogu.e(, M.: Luther, París, 1925; G.ris:a.r, H.r Lllther, sa vie, son
oeuvre, París, 1931; Kuhn, F.·: Lulher, sa vie, .ron oeuwe, París, 1883; Merej­
kowski, D.: Luther,-París, 19'41.
(21) Una información i:nuy· abundante

sobre este
punto proporciona·Bau­
drillart: Z:Eglise catholique, ltt-Rlmaissance, le· Prolestantisme, o. c., páginas
306 y si.ge.; también Ccistiani, L.: Luther el Luthhanisme, o. c.,. págs. 207
y siguienres.
(22) Baudrillart, o. c., págs., 234 y sigs.
(23)· Much08.,nocristianos también ven en el protestantismo una reac­
ción contra el Renacimiento. Como·

ejemplo citemos
á Niemche, del cual
anota: Gonnard: «Nietzsche n'hésite pas a ¡,roclamer que lá Réforme est une
,réadfon du médiévalisme contre _fa Rmaissance». Histaire. des doctrines éco-
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
El taó. famoso asunto · de las indulgencias se presenta más bien
como una ocasión para que el descontento y la indignación, provocados
por el proceso de paganizaci6n, se manifiesten en toda m amplitwl.
Este

aspecto
positivo del protesta.fitismo ( como una reacción con­
tra los aspectos paganos del Renacimknto J, es niuy bien conocido e
incluso hasta exagerado, especialmente por

los autores protestantes,
pero Ja
reforma. protestante tenla también sus defectos.

Una reforma
verdadera
salió; ·del seno de la Iglesia como obra del Concilio de
Trento
(1545-1563).
Actualmente la Iglesia pasa por una crisis no menos grave que la
de los tiempos del Renacimiento.
Esta vez

las
causas son distintas,
pero lo. esencial es lo mismo: Ia vuelta al paganismo. No se trata
ahora de una vuelta al paganismo antiguo, a algún período histórico
definido,

como
en lo,: tiempos del Renacimiento, pero sí al paganismo
como tal, es decir como una categoría cultural y sociol6giéa.: uria re-
ligión puramente humana, que rechaza la. Revelación. ·
Recordar
el proceso de la paga.fiización de Europa en la época del
Renacimiento

no solamente nos permite comprender mejor la
génesis
del

protestantismo, sino
también la trágica situación de la Iglesia
de
hoy dia.
nomique.r~ o .. C., ·pág. 6,. He aqut el texto corteSpondientC':- ·«La Reruússance
·contenait virtu.ellement tóutes les forces positiVes auxquellt!S · (}D. do"it la: civi•
lisation inteliectu.elle m.oderne ... U-dess.us la Réforme allemande ·tranche
coninie
la. P,rote.,tation énergique . d' esprits' ar.11iéres, non . encore 'rassassiés" . des
idées · du Moyen. Age, et .-qui, a.u lieu de re9Selltir avec joie, romme i1 a.ura.it
convenu, les indices de sa décompos.ition, et ceux d'une vie religieuse ·de plus
en

plus.
superfiidclle :et extéríeuie, --en resSentaient un profond-ennui. Avec
leur vigueur
et leur opiniitreté septentrionales, ils ont rejeté l'hummanité en
arriere; ils ont amené de force la contre-Réforme, c'est-i-dire un christiárustne
catholiqué de défense légitime, accompagné de toutes les violencés d'un -état
de sie'ge. Ils ont retardé de deux ou trais si«les l'éveil ét le re'gne des scien­
ces. Ils ont peut-etre ·rendu impossible a jama.is la Jusion · de la perisée an­
tique et de la pe:nsée modeme. La grande tiche de la Renaissance. n'a pu· @tre·
menée A bien. Elle en fut empéchée par la protestation de· la menta.lité al­
lemande
arrie.tée alors. M"enschliches, Allzumen.rchlkhes, fP· 273. Esto}' ci­
tando según el re:xto francés de Bemouilli, C. A.: La IUforme de Luther ( en
Etudes .rur la R.éfinme, París; 1919~ pág .. 551). Estoy citando· a Nietzsche
siguiendo el principio: aurliatur et--altera frdrs.
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