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Los derechos humanos y su fundamento en Dios

WS DERECHOS HUMANOS Y SU
FUNDAMENTO EN

DIOS
La dignidad humana se tiene porque se ha recibido de Dios,
no

de
otros hombres.
«Respeto a la dignidad human,,, a la dignidad de cada hombre,
"muier y niño, a la dignidad que ¡,osee todo ser htm14no. no porque
"le haya sido ad¡11dkada por los otros hombres, sino porque la ha
"recibido de Dios: ésta es la actit11d fundamental a adoptflf' si

se
"quiet'e consegui,- un pro-gresO real-.»
Ju.AN ·PABLO II: Alocución al Presidente de
Kenia en ·1a «Casa del Estado», miércoles 7 de
mayo 1980, VOuervatore Romano. Edición se-­
mana! en lengua Española. Año XII, núm. 20
(594), domingo 18

de mayo de 1980.
Proclamar y defender los derechos fundamentales de toda per­
sona humana, sin anteponerlo a los derechos de Dios ni
silenciar los deberes a que corresponden.
«Pido a Dios que cada . bras>ileiw, de ~ o de adopción,
",espete
y 11ea s,emp,e re,petados. los derechr,s fundamemales . de
"Joda persona humana. ·
»Prodama, y defender .tales derechos, sin anteponerlos a los de­
"rechos de Dios ni silenciar los _debef'es a que co,rresp.onden, es una
"constante de 11ida de. la Iglesia, en virtud de/ Evangelio que le
"está confiado.»
JUAN rABLÓ 11: Alocución al Presidente y
autoridades de la República del Brasil, lunes 30
de junio de

1980,
I.!Osservatore Romano. Edici6h
semanal en lengua Espafiola. Año XII, núm. 27
(601),. domingo 6 de julio de 1980.
951
Fundaci\363n Speiro

El justo significado de los derechos humanos y su correlativi­
dad
con los deberes.
«Es necesario concebir eslos derechos en s« j«sto significado.
"El derecho a

la libertad, por
ejemplo, no incluye evidentemente el
"derecho al mal_ mor(il, fº1'!1º. si_ se_ py_d~ése rec.,lf(lm4f'i. ,entre otro.r, el
"derecho a suprlmir)a :'!ida /,um(lfla, pomo en_ el ca.ru del 1Jborlo1 o
"la libertad para usar materias nocivas para sí o para los demás.
"Del

mismo modo, no se
debería tratar de

los
derechos del
hombre
".rin tener m Clllfnf~ también .r_llS debQt'es cqrrelati:po-s, que trtld~­
,, cen con precisi6n su prtJpia rdsponsabilidad y ¡u respeto d:e los
"derechos de

los
demás y

de
la C()munidad.»
"
< '.'mente "
14 suS/ffflci" de la dignidad del ser humano, comprendido
"en su integridad
y nq: reducido a un" so/4

dimensión.
Muy " ,np­
"nudo he tenido ocasión de insistir en este asunto c"pilal».
Ju.AN P~~o II: Alocución al Cuerpo Diplo­
mático acreditado ante la Santa Sede, el 14 de
enero de
1980, L'OsservaJore Romano. Edición
semana1 en· lengua. Española. Año XII,

núm.
3
(577), dmningo 20:
de

enero de 1980.
Los dereehos objetivos e inviolables de los hombres y el bien
común.. ·
«Vuestra misión de diplomáticos está fundada sobre el mandato
"que habéis redWdo de quienes tienen l" responsabilidad del
bie­
"nestar de vuestras naciones. Y no se puede sepMar ese poder, en
"el que vosotrus tenéis parte, de las exigend "moral
y del destintJ de todo ser humano. Y o me perm#u repetir
""'fuí lo que declaré en mi primera Carta Encíclica: "El deber fun­
,, damental
del poder es la solicitud por

el
bien ctJmún de la socie­
,, dad";
de aquí derivan sus derechos f1111damentales. Precisamente
"en nombre de estas premisas concernientes al orden élku ob¡etivo,
"los derechus del puder rto pueden ser entendido, de otro modo más
"que en base
al respetu de

los
derechos ob¡etivos e inviulables Je/
"hombre.
El bien común al que la autoridad sirve en el Estado, se
"realiza plenamente
sólo cuando todos los ciudadano,, están seguros
"de sus derechos. Sin esfr, se llega a
la destrucción de la suciedad,
"t1 la oposición de los dudadan,,s, a la aut,,ridad, o· también a una
"situación de -pre.ri6n, de intimidación, de 11iolencia, de terrorismo,
952
Fundaci\363n Speiro

"de los ff'" nos han d "nuestro -siglo. Es a.rí cómo el principio de los derechos del hom­
"bre tfJta f11'of11ndtHnente el sector de la justicia wdal· y se con-
1' vierte ·en medida para su verifio,,dlm fundmn.emal en la vida de
"los crganismos polfiicos" (Redemptor hominis 17).»
JUAN PABLO 11: Alocución al Cuerpo Diplo­
mático de Washington del día 6 de octubre ._ de
1979, L'OsseNJdlore Romano. Edición semanal en
lengw! Española. Año XI, núm. 44 (566), do-
mingo-4 de noviembre de 1979. '
Los derechos humanos tienen una doble dimensión referidas
al
hombre concreto
que vive, a la
vez, el
mundo de los va­
lores :materiales y el · de los v:aJores esp~tuales.
«Et 2 del corriente mes de octubre, ante ta Asamblea de las
''Naci "honesta actuación de los derechos del hombre, como ya había afir­
" mado mi predecewr Juan XXIII en la End&Uca Pa= in terris.
"Vr,1otros. sabéis. q11e · e.ftoJ derechos tienen una _ do·ble dimensión~
"en cuanto que el hombre vive "al mismo -tiempo en el -mundo· de
"los vakwes materiales y en el de los valc,-es espirituales. Para
"el hombre toncreto que vive y ·e!pera, las necesidades, las Ji­
,, f,ertádes y las ,elizoiones . con los · deinás_ no co"es-ponden nunca
':únicam_~te
·d_ la tm4 o a la atrd _e.rfera :de vdlores, Jino· que per­
"tenece a ambas esferas" (núm. 14). Po:r lo que también "toda
"amen:,za · a los derechr,s hthiumos; · tanto · en el ámbito de los bie­
" nes materiales como en el 'de los bienes e~s, es igual­
"mente
peligrosa para la p,n, porque mira siempre al hombre en
"su i,1'.egridad'' (cf. nú,ms. 17 y 19).»
JuAN PABLO ·11: Alocución con ocasiófi de
su visita pastoral en la plaza central de Nápoles,
L.'Osservatore Romano. Edición semanal en len­
gua Es¡,afiola. Año XI, nfun. 43 (56l), 4o,
mingo 28 de ~b~ de 1979,
La verdader~ dignidad y libertad del ho~re es -~lvidada en
muchas propuesta~ contelllpo:táneas qu~ propugna~ el d~:­
vorcio, el aborto_ y el "petmisivis~o"· ·moral ·
«Cristo subió a· la cruz como un Rey sing11lt1r: como el testigo
"etern" dé la verd he nacida y ¡,ara esto he venid" al
"mundo, para dar testinioniO dé-la verddti" (]ni 18, 37). Esté tese
95~
Fundaci\363n Speiro

JJ'timonio es la medida de nuestras obras. La medida de la vida. La
"verdad por la q11e Cristo ha dddr, la vida -y qut! la ha confir­
"mado "°" Ad restl4'1'ección--, es la fuenle j,,ndanterlldl de la digni­
"dad del hombre. El reino de CNsl<> se ,,,,,,,,,.fksta, oomo emeña el
nconcilio, en la "realezd' del hombre. Es necesario que, bajo esta
"i11z, sepámos participar en toda esfera de la vida contemporánea y
"formarla. Efectiv"1nente, no faltan en nuestros tiempos ¡,ro¡,uestaI
"dirigidar al
hombre, "" faltan prugramas que Je presentan ¡,ara su
"bien. ¡Sepamos examinarlos de nuevo en la dimensión de la ver­
,, dad ¡,lena ,obre el hombre, de la verddd umfirmada con la, ¡,aia­
"bras y con la MUZ de Cristo! ¡Sepamos discernirlos bien! Lo que
''afirman, ¿se expresa rnn la medida de la verdadera dignidad. del
"hombre?
La libertdd que ¡,roe/aman, ¿sirve a la realeza del ser
"creado a imagen de Dio,s, o por el contrario prepara la privación
"o construcción de la misma? Por ejemplo: ¿sirven a la verdadera
"libertad del hombre o expre,an su dignidad, la infidelidad con­
"yugal, aun cuando e;té legdizada por
el divorci", o la falta de

res­
"ponsabiliddd por la vida cQncebida, aun cuando la técnica moderna
"enseña cámo desenbarazarse
de ella? Ciertamente

todo el
"permi­
" sivismo" moral
no Je basa en la dignidad del

hombre
y no educa
"al hombre pt1ra s11 redleza.»-
Ju.AN PABLO 11: Homilía durante la Misa
celebrada en
1a basí.lica de -San Pedro para los
laicos compremetidos en las tareas pastorales de
la diócesis de Roma, 25 de noviembre 1979,
L'Oue,valore' Romano. Edición semanal en len­
gua Españ.ola. Afio XI, núm. 572, domingo 16
de

diciembre de. 1979.
Nunca se ha oído exaltar tanto la dignidad y derechos del hom­
bre y
nmwa como

hoy
han sido expoliado,.
«N 11nca se ha oído exaltar tanto la dignidad y el derecho del
"hombre a 1111a vid,. hecha a, medida dél hombre, pero también
"nunca como hoy
ha habido ,ifrentas ldn ptllentes a estas decla­
"raciones.
»Me refiero a las tensiMes internacionales ¡,or desgracia siem­
"pr, existentes.
A las guerras y a la, revoluciunes qtte aderná, de
"producir gravfrimo ,maJe,tar económico, sobre todo han llevado
,, consigo 11n corttfr;o muy tri!te de muerte! y destrucciones. Pienso
"en las luchas inteJtinas ,¡u~ ,ifligen a dtgunas naciones. En las vio­
" lacirmes
de principios inconc,uos de derecho internaci<>nal, CM gr«-
954
Fundaci\363n Speiro

vísimos sufrimientos causados a lar per¡onas interesadas y a sus
"familias.
»Pienso
en /(Js osc11ros y le,ribles complots del terrr>rismo, q11e
"amenazan la convivencia de naciones queridisimas para nosotros,
"como la amada Italia, y que,. si no s "son
su inicuo y feroz sucedáneo·. Recuerdo con horror los secues­
~'iros,
IM extorsiones, los robos: ·pt"enso en los secuestrtJt/01 que
'' sufren lo indecible, q11há deisde hace !argot me.res.
»En este contexto no puedo menos de recortlar /(Js punt(Js má.t
"Jien(JS de peligros en alguná.f parles del mundo: la persislenle crisis
"en el Oriente Medio,- fa situarión en S11d-Afrka; las contiendas
"en la península de Indochina: y aqlli el pmsamient(J se dirige
""también a las míseras caravanas humanar, errantes por el ancho
"mar o en busca de un asilo, de los refugiados políticos, de los
"extliados, de los prisioneros, cuya situación es y continúa siendo
"dolorrnísima por la falta de comida, de vestido, de cara, de tra­
" baja, y sobre todo de 1lntt cierta seguridad para el mañant,: /l)s re­
"fugiados son los auténtico, po,bres de h(Jy e,r el plan() internad.o­
" 11,,J, a quienes
debe dirigirse la wlidaridad de todos los pueblos,
"porque todos. tienen la suerte de 11n destino mejor y no pueden
"cerrar los ojre ante 111 tragedia.»
JUAN PABLO 11: Alocución del 22 de di­
ciembre 1979 a los
cardenales y prelados de la
Curia Romana, L'Orservatore Romano. Edición
semanal en
leµ.gua Española. Año XI. núm. '.52
('.574),
domingo

30 de diciembre de 1979.
Las violaciones de los derechos humanos y la violencia co­
lectiva.
«Uno se ve obligado a ronstatar divergmcias, al parecer cre­
"áentes, entre las signifkativar dedart1eiones de las Naciones Uni­
" das y el aumento masivo, a veces, de violaciones de derechos h11-
'·'. manos en ledos fos sectores de la sociedad y del mu11d(J. Est(J sólo
"j,11ede entristecern(Js y de¡arno, msatisfechos del áct11,,J estado de
"Cosas.
»¿Quién puede negar que hoy en día hay persona, individua/es
"y poderes civiles q11e violan impunemente derechos f11ndamentales
''de
la pers&na humana, tales como el derecho, " 11acer, el derecho
"a la vida, el derech(J " la procreaci611 rN{lrmsable, al iraba¡o, a la
"paz, a la libertad y a la ¡usticia socid/, el derecha a participar en
"las deci!iones que conciernen al -pueblo y a -laI naciones?
95'
Fundaci\363n Speiro

·· · >>¿Yí. que' ·se": p-,,ede ··dedr. cllando · ~ "varias de violencia colrctiva, Jales_ como la_ Jiscrimindeión_ ratia/ de
"indivídr,orj grtipos,'ti,'toriura fífica y rrcol¡Jgica de priiiqtieror y
''.diride,,wr políticor/ C'rrce el elenco cufttldu _mframor Jor ejemplos
1~'de /eci/eitr_O's .:.de persOnis .por razo:nes políticas, y contemplamos
~'~os· fú'ueftros fno(ivaáos 'por ·a¡J'! de /ucro ·m~eria:J que.: ~bisten
"con tfttlta dramaticidat/, crmtra_ la 1/Ída familiar .. y la trama ,ocia!.»
Ju.AN P.AM.o· JI: Mensaje én-el_ XX.Y·ahi-
, ;, : \-~atio de Ja. Dedataci_6h ·-un,ive~al. de los De­
.rechos Humanos,. 10 de diciembre de ª 19.78 -~r
la Orsanización _de la5 Naciones.

Unidas,
Z.:()sser­
. Vatbre Romano. 'Edición: seffiana:1 en lengua Es~
-;,añola. Año
X; .núJn. ,2 ('21), domingó 24
de dicieml>r,e de 1978;, ·-·
Las palabras ju"sticia,• paz; desarrollo, solidaridad, derechos
.
humanos queda\, k~«éeé'rehájadós ¡Ít>r una sospecha siste­
, mática. q ·una.-. ce~bra ideolOgica.·'faCCióSa'·y sectaria. .. ... -
«¡E/hombre! Elhomqre es _el criterio decisivo que ordena y di-
1.'rige' IÓ~o! · tJursttr// f'flp~ñr¡}/ et ,_val~::11i,tal cuyo servicio exige in­
"tesantement'e n11et.1as, iniriativas~,::1.A pald!bras más llenas de signi­
"ficilílo ¡Jára él homb~ii' -:-'Paiábri/!.¡ --~ · justicia, p "solidáridad, derechos· humanos-quedan a veces rebajadas cama
"resultado de una sospecha sistemática o· de una censura ideológica
"facdos~ y, se "y atrc1er. Lo recobrarán solamente si el respeto por la persond hu­
"mana
y el empeño en favor de la' misma son puestos de nuevo
"explícitamente al ,entro de todas lásconiideniciones. CuáfJdo ha­
'' blám1Jt'dé derecho
a la ,i/da, a la integridd/Jfisica y moral, al ali­
,,.mriitiJ{-'ª !a _vivietz,dá, ,a·"}a." 'eduéi!éión1_ a !ci ·salud,.-~ fra/jajo, a __ )'!
''.resgo,is',,l,;/úkd
ou¡r,parJ;,¡;, en /d vida, 4e ta ntic/611, hábtar,¡df de
-,; l" persona ·humana. Ei' éstti"p;rson,,'
hÚinana la que la fe nos hace
':rrc~~~rer _ como cre41~_:· ª:_ ~'fagen __ d.ft D~os..i.Y _ rí,est/~~a _a_..zma. me1:1
':~ter'!.ª· .. lis. ll_sta ,perso,ia lt!, qn~ .fe .. enc_u8!1~ra ·jrecuent~ente (flmen_a~
,;záda,. _j\}a,nhriffl.ta,._ .dn _.-;11,ivi.mda. y tr~bojo_ 4ecpntes, sin acceso _al
'1
~ c,dt~a/. de su p,;efa/o o de f,t)um,mid.ad y sin voz ·para
"hacer- pir,
SIIS áfJJll'flÍfJS.' A 'l", gran o~Sa .4el ¡,Jenp-. 4esarrol/o- en , la
"solidarid4d.
0deben 'dar nue1!/k1lilá,{l'f«eilof que en·uno- 110/ro grado
95¡
Fundaci\363n Speiro

'.'ya gozan estos bienes, para el servicio de todos aquellos -y so.n
'!tod(/tlia tdnlos en vuestro ,,mtinente-c-c que ·están .priwidos de ello,
,, en· medida a uece...s dramáticas.»
JUAN, PABLO II. Alocución a la Organización
de
los Esta.dós Americanos

del 6 de
octubre de
i979, L'Osset"vatore Romano~ Edición seinanal en
. lengua Española. Año XI, núm. 44 (566), do­
mingo 4 de· noviembre de· 1979,
El Esiado, los derechos del hombre: objetivos e inviolables y
· el bien . común de 1a sociedad. ,
«Ya,desde la primera mitad de este. siglo, en. el.período en.que
"se estaban desa,rolland11 varios tota/;tarismos .. de Estado,
los cuales
,,__,,,,
es sabkkr- llevaron a i,, hOMible catástrofe béUoa, la Iglesi4
"había

delineado
claramente su poslurti frenJe a e!los regímenes que
"en apariencia act11ahan_ por 1111 .bien .. super:!_or_, comq es el bien del
"Estado, mientras-.. la hj_sloria demostraría _en: cambio que se trataba
"solamente del bien. de un partide identificado cen el Estade, En
"realidad aquellos regímenes hablan -coartado _los der,ches de los
"ciudadanos, negándoles
e/., reconocimiento, .',debida de los invio/11-
"
bles

derechos def hombre
que, hada)a mitad.de nuestre siglo, han
"obtenid!J su formul~cipn · en,
sede intern¡,.ionaL Al JOJPPartirc Ja
"alegría de e.rta, conquista ..
con todas los ·.ho11J,bres _de buena volllf!tad,
'~cot; todos, /a¡-, hombres_ que aman .. de-. veras la ju,sticfa
y la paz, ]a
"Iglesia, consciente de que la .sola_ /'/~rd'. pqet/.~--mat{Jr¡. mientras
"solamente
"el espíritu da vidd', debe pf"eguntdrse continuamente,
"}!lf!!O,º_(l!fl :estos. -hombres de b{ten4_.,.00Jrmtad1 si la Declaración de
"hls ,Detechas del Hombre 1 /a'·áceptadón de su "letrd' significan
"lambiJn por t,,das'_pwtes la .realización Je su "espíritu''. Surgen
"en efecto temores f11ndddos d·rque 1'rttfchas veces estamos aún lejor
"de esta realización y que tal vez el esplritu de la vida social y ptí­
" hlica se halla
en una dolO'rosa oposición con la declarada nJetrd'
"de

los
_derecho! del h~mbre. Este_ estado dr ,cosas, grave{°, para la,
"respertwas soctedades; htlria f,artrcu/arm,m,J hfsponsábfrs, frente
a
"estas sociedades y a la hitaría del hombre, a aquello/ que centri­
" buyen a
determinarlo.
~El sene/de e)encial del Estudo, c1Jm"1,.·.wm11nitlad puU#c,,, con­
"mte en el hechu de qtl(J la sodedad. y qflien 'ta.~' el pt11Jblo,
"es wherano de

la
propia suerté. Este sentide no llega a ,realizarse,
!' si en ,vez' del eferricio del pader, .mediameo,/d participdcwn· mo~al
"de
la wciedad o ,del pueblo, ,tisistimos d · 11.t impesicivn del ·p,,der
Fundaci\363n Speiro

"por parte de un determinado grupo a lodos los demás miembros
"de está sodedaJ ... Esta.r ·C(Jsas -son esenciales en n11estra época, en
'1 que
ha crecido enonnemente ta conrienria so'Ciai de lot hombres
"y
con ella la nece.ridad de una co"ecla parlie'ipación de lo-s ci11da­
,, danrJS en la vida poli tic a- de la co·mtmidad, teniendo en c11ent11 las
"copdiciones de cada pueblo y del vigor necesari(} de la autoridad
"pública. Estos son, pues, pr(Jblemas de primordial importancia des­
"
de
el
punto de vista del prr,gresu del hr,mbre mismo y del des•­
"rotlo g/r,bal
de su humanidad.
»La Iglesia ha enseñado siempre el deber de actuar por el bien 11 común y, al hacer esto, ha ·educado también b11eno:I ci11di:idano.r
"para cada Estado. Ella, además, ha enseñado siempr~ que el deber
"fundamental del

poder
es la 10/icitud por
el
bien cr,mún de

ta so­
" detlad; de v,qtd derivan s,,s derechos fundamentales. Precismnen­
"le .,, nomb,-e de estas premisar, c~es al ordm éti&o ob;e­
"tivo, los derechos del poder no pueden sn' entendidos de otro
"modo más que en base al respetq de los derechos ob¡etivqs e in­
"vir,/ables del hombre. El bien común al que la autoridad sirve en
"el Estadr,, se realiza plenamente sólo cuand(J todo, los ciudadanos
"están seguros de sus derechos. Sin esto se llega a la destr11cdón
"de
/e, sociedad, a la opoi.ridón de los ciudadanos a la a11toridad, o
"tambMn a una sit11ddón de opresión, de intimidación, de 1/Ío/enda,
"de terrorirm<>,
de lo, que nos han dado bastantes e¡emplos los

to­
"l "rechos
del

hombre
toca prufrmdamente el sector del la ¡11stida so­
" cía/ y se convierte en medida para sr, verificación fundamental en
"la 1/Ída
de lor Organismos pofftkr,s,i,
JUAN PABLO II: Carta Encíclica «Redemptor
hominis» del 4 de marzo de 1979, L'O.r.rervatore
Romano, Edición semanal en lengua Española..
Año XI, núm. 11 (533), domingo 18 de mar-
2:0 de 1979.
Los derechos del hombre Y: la distribución global de los bienes
de la tierra.
«... las len!Íones económicas existentes en cdda país, en /a¡ re­
" ladones entre los Estados e incluso entre continentes enleros, lle­
"van en sí elemmtos sustanciales que limitan r, violan los derechos
"del hombre, romo
PM ejemplo, la expl<>tadón en el trabajq y
"múltiples abuws ronfra 1,, dignidad del hombre. Se sigue de ,,hí
958
Fundaci\363n Speiro

"que el criterio fundamenta/., según el cual se puede estaiblecer una
"confrontación
entre lo1 sillemas socio-económico-p-oliticrJJ no· e.r, 1
"no puede ser, el criterio de n4turaleza hegemónica imperialista, sino
"que puede ser,
es más, debe ser, el

de
naturaleza humanística, es
"decir, la verdadera captN:idad de cada uno de reducir, frerrar y eli­
" minar al máximo las diversas formas de explotación ·del hom·bre
"y asegurarle, mediante el traha¡o, no sólo Id justa distribtlción
"de los bienes materiales indispensables, sino tttmbién una -pr,trti­
,, ripación r¡ue corresponda a su dignidad, a todo el procew de pro­
,, d11cción y d la misma vida 1ocial que en torno a este proceso se
"va ¡,,,,,,,,,,,¿o, No olvidemos que el. homlNe, por más que dependa
''.
de los recurso, del mundo m41erial pará vivir, no puede ser es­
" r/avo suyo, sino señor. Las palabras del libra· del Génesis: "Ue­
"nad la tierra y someted/ti' (Gen 1, 28}, constituyen en cierto .sen­
"tido una directriz primordial y esencial en el campo de /,. econo­
"mla y de la pa/ltica deltraba¡o.'I>
JUAN PABLO 11: Alocución del 2 de octubre
de -1979 a la Asamblea General de la Organi­
zación de las Naciones Unidas en Nueva York,
L'Osservatore Romtt.nO. Edición semanal en len­
gua Española. Año XI, núm. 41 (563), domin­
go 14 de octubre de 1979.
959
Fundaci\363n Speiro