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Número 381-382

Serie XXXIX

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Homenaje a Carlos Alberto Sacheri a los veinticinco años de su muerte

HOMENAJE A CARLOS ALBERTO SACHERI
A LOS VEINTICINCO AÑOS DE SU MUERTE
ro,
BERNARDINO MONTEJANO Hace unos meses, cerca de Concordia, en las barrancas del
Río Uruguay donde se encuentran las ruinas del Castillo de San
Carlos, tuvimos el
honor de inaugurar el año Saint-Exúpery; en­
tonces afirmamos algo que
podemos repetir hoy al respecto de
Sacheri: "debemos ser veraces y reafirmar nuestra fidelidad a su
persona y a su ideario" contra las falsificaciones y los reduccio­
nismos. Además, cabe resaltar
que ambos se encuentran unidos en su
último testimonio
y en sus razones: afrontaron el riesgo, el sacri­
ficio, la muerte violenta,
por amor; la confesión del aviador fran­
cés vale para los dos: "no
sé vivir fuera del amor; no he hablado,
ni obrado, ni escrito, más que por amor".
A Sacheri lo mató el odio
A Sacheri lo mató el odio, ese odio que tantas veces informa
este
mundo en el que cual vivimos, un mundo en el cual reina
t) El pasado diciembre se cumplieron 25 años del asesinato de Carlos
Alberto Sacheri,
una de las personalidades más prometedoras del catolicismo tra­
dicional
hispánic;o. Catedrático de la Universidad Católica Argentina, ésta ha teni­
do el sentido piadoso de evocar su memoria. Tras la Santa Misa, celebrada por el
Decano
de la Facultad de Filosof'ia, el doctor Julio Méndez, los profesores Me­
drana y Montejano hicieron uso de la palabra en un acto académico. En su día
publicamos el "in memoriamQ escrito por Juan Vallet de Goytisolo. Hoy reprodu­
cimos con emoción el texto del profesor Montejano
(N. de la R.).
Verbo. núm. 381-382 (2000), 7-16. 7
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BERNARDINO MONTE/ANO
una bruma densa que oculta la distinción entre las víctimas y los
victimarios o los ideólogos
de los victimarios. Sacheri fue víctima
y
no victimario ni ideólogo de victimarios.
Y para describir este
mundo en el cual vivimos queremos
apelar a un recordado maestro, porque "este homenaje no es sólo
a Sacheri, sino a la tierra
que lo forjó, a los maestros que quere­
mos hacer participar", y de quienes queremos ser portavoces.
El primer maestro es Tomás Casares. Recordamos cuando ya
hace mucho tiempo
al organizar el Primer Congreso del Instituto
de Promoción Social Argentina, Sacheri nos convocó para hablar
acerca del tema "Orden natural y subversión
en el pensamiento
pontificio", y a Tomás Casares para hacer nuestra presentación.
Tenemos
en nuestro escritorio la fotograffa de los tres en el estra­
do, como
un recuerdo entrañable.
Descripción del mundo contemporáneo
Hoy, el retrato de la fi¡¡ura ·bondadosa de Tomás Casares se
encuentra
en la entrada de la Facultad, pero muchos jóvenes no
saben ni quién era, ni nada de su pensamiento. Para que tengan
una idea de su vigor, de su firmeza, de su claridad, vaya esta des­
cripción del mundo contemporáneo
que alimentó el odio que
mató a Sacheri y que según nuestro maestro, "se organiza según
el modelo del infierno que es
-decía Santa Teresa-un lugar en
el que no se arna ... , es como una encarnación de las legiones
que pronunciaron el
non serviam. Nótese si no cómo el liberalis­
mo lo ha organizado todo contra la Obediencia: a la sociedad,
mediante la negación de toda jerarquía; a
la política mediante la
democracia electoral; a la economía mediante el libre juego
de
todos los intereses; a la familia, mediante el divorcio, la invasión
de la autoridad paternal
por el Estado, so pretexto de liberar al
hijo, y la equiparación de todas las filiaciones; a la educación
mediante el laicismo y las pedagogías de la libertad; a la cultura,
mediante la negación de
una verdad trascendente e inmutable; al
alma de los hombres, en fin, mediante el mito monstruoso de la
autonomía del espíritu ...
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HOMENAJE A CARLOS ALBERTO SACHERI A LOS VEINTICINCO AÑOS DE SU MUERTE
"Reflexionemos sobre las apostasías del mundo contemporá­
neo y veremos que no siempre de forma explicita, virtualmente
todas las medidas
de la abominación están colmadas". ·
Hoy, estas virtualidades se han ido actualizando, y varias
décadas después de lo afirmado
por Casares, el modelo del
infierno
ha perfeccionado sus técnicas y ha extendido hasta lo
increíble el ámbito de su influencia.
La causa del asesinato de Sacherl
Hace casi veinticinco años, esta Universidad fue sorprendida
por el asesinato y Monseñor Derisi, entonces rector, redactó una
resolución que el Consejo Superior hizo suya, en la c1.pl se con­
sidera que el asesinado "como profesor
honró nuestr casa de
estudios con sus sobresalientes cualidades intelectuales, morales
y cristianas ... que sirvió noblemente a la reconquista
de los valo­
res espirituales cristianos
que haoen a la esencia de la Nación,
que ha muerto precisamente por sustentarlos en todo momento
con su lúcida inteligencia y su encendida palabra oral y escrita".
Estos considerandos
no tienen desperdicio, porque no sólo
aluden a las sobresalientes cualidades de Sacheri,
que no son
otras que los talentos de la parábola evangélica que él recibió e
hizo fructificar
en abundancia, sino que también apuntan a la
causa del homicidio: el noble servicio, la reconquista de los valo­
res que hacen a la esencia
de la argentinidad, sustentados "con
su lúcida inteligencia y encendida palabra".
Han pasado casi cinco lustros, la confusión hoy nos abruma,
pero estamos
aqui, como miembros vivos de la Universidad Ca­
tólica, para ratificar en todas sus letras los considerandos escritos
por Monseñor Derisi, a quien también vaya nuestro homenaje.
A propósito de la violencia
En la revista de la UCA, llamada Universitas, hoy desapare­
cida, cuyos magníficos ejemplares
en lugar de ser distribuidos
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BERNARDINO MONTE]ANO
para el cultivo de las inteligencias, fueron quemados, con lo cual
se hizo realidad
uno de ·los anticipos de Bradbury, su director
Santiago de Estrada, publicó
una nota titulada: "A propósito de la
violencia",
en la cual se alude a la escalada del terrorismo, entre
cuyas víctimas se encuentra, afirmaba "intelectuales de la talla de
Jordán Bruno Genta y de nuestro destacadísimo e inolvidable
profesor, el doctor Carlos Alberto Sacheri",
Vaya un recuerdo también al profesor Genta llamado por el
Padre Castellani, el pedagogo del "juremos con gloria a morir",
quien selló su largo y fecundo magisterio
con el testimonio de su
sangre, En dicha nota el doctor Estrada, recordado decano de nues­
tra Facultad, servidor de
la verdad y también de sus profesores y
estudiantes1 critica la teoría de la "violencia de abajo", como res­
puesta a la "violencia de arriba", Y agrega: "cómoda teoría que
dio pie para que
no pocos sedicentes ecuánimes pretendiesen
colocarse
en un imposible justo medio y que ofreció amplio
campo
de difusión a la retórica tercermundista de la liberación y
de la denuncia profética",
Los nuevos ecuánimes
Hoy no faltan nuevos ecuánimes, hombres tuertos de mira­
da torva,
que hablan de una guerra, en cuyo transcurso fue
asesinado Sacheri, "entre
dos concepciones ideológicas de la
misma fe católica", que serían los "cristianos socialistas" cuya
versión más importante fue el tercermundismo montonero, y el
nacionalismo.
Y nosotros preguntamos: ¿Qué tenían que ver el ERP, el ERP
22 de Agosto o las FAR con la fe católica? ¿Fue el comunismo
internacional, el castrismo, un mero espectador?
¿No tendrá por una vez razón el ubicuo periodista Mariano
Grandona, quien escribía
en Carta Política, en abril de 1980: "El
mecanismo de agitación y propaganda del comunismo soviético,
vía Cuba, estuvo detrás de la insurrección terrorista en la Argen­
tina: le dimos su merecido"?
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HOMENAJE A CARLOS ALBERTO SACHERI A LOS VEINTICINCO ANOS DE SU MUERTE
¿En qué obra de Sacheri o de Genta encontramos una lectu­
ra ideológica del Evangelio?
¿Qué responsabilidad tuvo el nacio­
nalismo tradicional
en el gobierno del Proceso y en la represión
clandestina? ¿Sacheri el día
de su muerte no era acaso el secreta­
rio general del Movimiento Unificado del Nacionalismo
Ar­
gentino?
¿Puede un cristiano poner en un mismo plano "la alianza
estrecha entre el poder civil y el poder eclesiástico y la alianza
estratégica de la Iglesia
con el marxismo"?
Victimas y verdugos
No aceptamos poner en una balanza a las víctimas y a los
verdugos; nuestros muertos no son moneda de cambio en nin­
gún mercado, un un mµndo, que al decir de Péguy, se había
transformado
en un inmenso prostíbulo por ser todo negociable;
desde entonces hemos avanzado hacia el abismo,
pues hoy, se
ha ampliado tanto el ámbito del mercado,
que se alquilan hasta
los vientres; incluso
un diario, que se precia ser "una tribuna de
doctrina" y manifiesta su preocupación
por la familia, condena la
prostitución callejera, pero a la vez publicita la otra, pues merca
con ella a través de sus secciones de avisos de cultura física,
masajes y otros, como asimismo negocia con sus avisos de astro­
logfa y tarot, con los mercaderes de la religión mientras publici­
ta prácticas supersticiosas. Ante estas situaciones lamentables
que
siguen extendiendo el campo de lo negociable, levantamos la
bandera de lo no negociable, la bandera de los valores espiritua­
les, la bandera de los
que no se compra ni se vende, porque
como afirma Saint Exúpery
en Tierra de hombres, "tal es la moral
que Mennoz y otros nos han enseñado ... Trabajando sólo por los
bienes materiales, construimos nosotros mismos nuestra pri­
sión ... Si busco en mis recuerdos aquellos que me han dejado un
gusto duradero.. . encuentro los que no me han procurado nin­
guna fortuna. No se compra la amistad de un Mermoz, un com­
pañero a quien las pruebas vividas juntos, han ligado a nosotros
para siempre".
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Bandera que levantaron Estrada y Sacheri que fueron hom­
bres muy parecidos: firmes
en sus convicciones y en la expresión
de las mismas, siguiendo la máxima evangélica: sea
vuestra pala­
bra sí, sí, no, no, y suaves en sus modos ejemplarmente caritati­
vos con sus prójimos; pero ellos jamás disociaron la caridad de
la verdad, porque la caridad se funda en la verdad; como afirma
Fray José López Ortiz: "Transigir
con la verdad no es caridad, es
faltar a ella, es engañar".
Hombres sin medias tintas
Para hombres de la talla de Estrada, de Casares, no cabían
medias tintas.
El primero se definía ya en la tapa de Prudentia luris, de la
cual fue fundador y primer director: alli aparecen dibujados por
Francisco Fomieles, Santo Tomás y su mundo: la Cristiandad. Ello
era explicado así
en la presentación de la revista: "sobre el tras­
fondo del orden natural instituido
por Dios, Creador y Legislador
del Universo, se destaca
la reordenadora Sabiduría Cristiana,
representada
por el más alto exponente de la Teologíá Católica,
Maestro Común de todos los tiempos". Esa portada, con su defi­
nición explícita,
inequívoca, permaneció más allá del alejamien­
to
de su director, mientras estuvo a nuestro cargo la subdirección
de la revista. Después soplaron otros vientos, los vientos de las
indefiniciones, de lo vago,
de lo equívoco, a quienes ella moles­
taba y la eliminaron; los mismos vientos que suprimieron la mate­
ria "Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia", tal vez para
borrar la obra de
ese gran decano.
Por su parte, Casares, fue doctor del derecho cristiano, el
apologista de
un peculiar derecho de la creatura humana,
olvidada
en tantas verbosas declaraciones: el derecho a la espe­
ranza sobrenatural, tan importante
que nos permite una ade­
cuada inserción
en la temporalidad de nuestro peregrinaje
terrestre y nos protege a la
vez contra la presunción y la deses­
peración; derecho
que es reconocido en el contexto de la
Cristiandad definida
por el Padre Meinvielle como "un conjun-
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HOMENAJE A CARLOS ALBERTO SACHERI A LOS VEINTICINCO Afias DE su MUERTE
to de pueblos que públicamente se proponen vivir con las leyes
del Santo Evangelio".
Jirones de la Cristiandad
Hoy, por desgracia, la Cristiandad ha desaparecido. Pero
existen
en nuestras naciones jirones de Cristiandad que hay que
cultivar, y a cuyo laboreo Sacheri dedicó lo mejor de su exis­
tencia.
En 1980, en Le Bourget, Juan Pablo II preguntó: "Francia,
Hija Primogénita de la Iglesia, ¿eres fiel a las promesas
de tu
bautismo? Francia, Hija Primogénita de la Iglesia y educadora de
pueblos, ¿eres fiel
por el bien del hombre, a la alianza con la
Sabiduría?".
Las preguntas no estaban formuladas a ninguna
persona particular, sino a la nación francesa. Rota la alianza
por
los poderes públicos, la nación cristiana, no será nuevamente
pagana sino apóstata. Pero la alianza permanente en las almas
de los bautizados y
en las tradiciones que son la base de la cul­
tura, con la esperanza d€ un nuevo resurgimiento público.
Sacheri
murió por las esencias
En el mismo número de la benemérita revista Universitas,
aparece un artículo que Federico Mihura escribe en recuerdo de
Sacheri. El autor quiere contribuir a que su memoria "además
de salvarse de la caducidad del recuerdo, crezca y fructifique en
obras de su inspiración señala con agudeza que "Sacheri no
buscó el martirio, pero se opuso tranquila e inflexiblemente a
los poderes que,
hoy por hoy, son los únicos que tienen en sus
manos la sentencia
de vida o muerte. A Sacheri la muerte le
llegó sin estridencias ni desplantes, sin siquiera la posibilidad
del gesto; le llegó oculta, terriblemente eficaz, como lo preco­
niza el nuevo método de la tiranía homicida. Pero así como es
hoy solapada la persecución, es oculto y casi secreto el marti­
rio: vean quienes tienen ojos para ver".
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Lo que sucede es que Sacheri murió por las esencias y hoy
hay muchos que sólo ven con los ojos de la carne para los cua­
les ellas son invisibles.
Más adelante, afirma
que Sacheri "no fue un activista", pero
"mucho menos fue un pasivo profesor de gabinete", y alude a
"la fertilidad de su acción formadora".
Y concluye con palabras
que expresamente queremos hacer
nuestras:
"La Universidad Católica en la medida en que se con­
serva fiel a los principios que justifican sú existencia, manifies­
ta su identificación doctrinaria con quien· Supo expresar esos
principios de modo tan coherente ... El día en que ... dudemos
que tal sea su destino tendremos la certeza de que la existencia
de la Universidad Católica
ya no tiene justificación alguna".
Los arquetipos
Sacheri es un modelo, un arquetipo civil para los argentinos
y
en especial para la juventud de nuestra patria, que hoy tantas
veces confundida
por falsos arquetipos salidos del cine, la tele­
visión, el deporte o la farándula, prefiere el placer
al heroísmo,
como
el capitán Giachino y tantos otros caídos en las Malvinas
son arquetipos militares.
Sacheri
no cambia más, su fidelidad adquirió perfiles eter­
nos en el momento de su sacrificio. Pero nosotros podemos
cambiar y debemos rezar todos los días para que, ante tantas
tentaciones que nos rodean, Dios sostenga nuestra fidelidad.
Las traiciones
Han pasado casi veinticinco años. En nuestras filas hemos
sufrido muchas bajas y
no por muertes heroicas: cuántas trai­
ciones, a veces disfrazadas
por interminables discursos y pala­
bras grandilocuentes; cuántas deserciones, para las cuales siem­
pre se encuentran excelentes pretextos; cuántos malos ejemplos
para la juventud; cuántas rendiciones a las modas, a los signos
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HOMENAJE A CARLOS ALBERTO SACHERI A LOS VEINTICINCO ANOS DE SU MUERTE
de los tiempos transformados en normas; al mundo, que con el
demonio y la carne sigue integrando la
trilogía enemiga; cuán­
tos transformados
en cultores de la filosofía de la exterioridad,
vacuos, vacíos, pura etiqueta y embalaje, figurones e ignorantes
engreídos; cuántos que han rematado al mejor postor sus ideas
y sus personas a cambio de famas, honores y emolumentos;
cuántos ingratos que olvidan a sus maestros; cuántos anibistas
que han enterrado antiguas fidelidades.
Perseverancia y gratitud
El modelo de Sacheri nos tiene que ayudar a la perseveran­
cia hasta el
fin. Su modelo de prudencia; que nunca redujo a la
cautela, de seriedad, de hondura, incluso sus
notas periodísticas
en las cuales nunca cayó en la curiosidad, verdadera excepción
en ese género. Modelo de benevolencia, de amabilidad, de fir­
meza, de serena alegria.
Modelo de gratitud hacia sus maestros inmediatos:
.el Padre
Julio Meinvielle y Charles de Koninck y a su maestro mediato
Santo Tomás de Aquino con todo lo anterior
que éste recoge en
maravillosa síntesis, todo un patrimonio despreciado hoy por los
nuevos bárbaros.
Así, en la revista Cabildo, en septiembre de 1973 ante la muer­
te de nuestro común maestro, el Padre Julio Meinvielle, Sacheri
escribió
un articulo titulado "Intelectual combatiente", que conclu­
ye con estas palabras: "sepamos los más jóvenes conservar el
fuego sagrado que nos ha dado
en herencia". El discípulo fue hasta
el final fiel
al legado. Sigamos nosotros su ejemplo.
Impiedad y Cruz
Nuestro libro Curso de Derecho Natural, en sus últimas cinco
ediciones, está dedicado a la memoria de Carlos Alberto Sacheri
y Ernesto Carlos Piantoni, quienes dieron sus vidas por Dios y
por la Patria.
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Sacheri fue asesinado delante de su mujer y de sus siete hijos.
Nuestro querido
ex alumno Carlos Piantoni fue asesinado en Mar
del Plata el día
en que nació su tercer hijo. "¡Pobre mi hijito!" fue­
ron sus últimas palabras. Los asesinos no conocen la piedad. Sus
ideologías perversas multiplicaron los huérfanos,
sembraron el
dolor. Sabían a quiénes mataban, sabían las heridas que abrían
entre sus familiares
y sus amigos; heridas de las que conservamos
las cicatrices.
Señala Leopoldo Marechal
que un pueblo se realiza cuando
traza las líneas de la Cruz en su esfera durable: la vertical de los
santos
y la horizontal de los héroes; que si no podemos trazar­
la como pueblo debemos al menos trazarla como individuos.
Sacheri, como hombre, como marido, como padre de familia,
como filósofo, como profesor, como político, como cristiano,
trazó su Cruz fiel a una celosa geometría.
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