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Número 445-446

Serie XLIV

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El problema de la enseñanza entre el laicismo y la laicidad

EL PROBLEMA DE LA ENSEÑANZA
ENTRE EL LAICISMO Y LA LAICIDAD
POR
JOSÉFERMÍNGARRALDAARIZCUN
SUMARIO: 1. El actual laicismo político radical.—P ARTE I: LAS EXIGENCIAS—NO
LAICISTAS
—DE LA VERDADERA EDUCACIÓN: 1. La educación de la persona ; 2. La
pr esente situación educativa en las aulas; 3. La educación cr istiana perfecciona y
salv a al hombr e:3.1. Los tr es carismas de la educación cristiana, 3.2. El modelo de
educación personalizada ;4. La escuela católica, comprometida con la calidad y
la v erdad: 4.1. Relación entr e ciencia y fe, 4.2. Las mejoras pedagógicas y didácticas,
4.3. La educación en la verdad y los actuales “ valores cívicos ”.—PAR TE II: L
A MUTUA
INFLUENCIA DE LAS LEYES Y EL QUEHACER EDUCATIVO
: 1. La discr epancia; 2. Las
dos caras del laicismo : 2.1. ¿Qué es el laicismo?, 2.2. Rechazo al laicismo educativ o,
2.3. Dos modelos moder ados:2.3.1. El neoliberalismo, 2.3.2. S ociedad católica que
ocupa instituciones “ neutras”.—3. Conclusiones .
También en el ámbito de la educación se manifiesta esa sutil y
radical prueba moral de nuestr os días. Se trata de una seculariza-
ción que va más allá de la legítima autonomía de las r ealidades tem-
por ales.
Este trabajo entiende la laicidad en un sentido divergente al
l a i c i s m o radical o moderado (suave) imperante, pues, hoy día, l a
laicidad que muchos propon en no es más que laicismo moder a d o,
dejando así patente la expansión del liberalismo en el mundo
c a t ó l i c o . Lo pondremos en evidencia. A la vez que analizamos el
laicismo aplicado a la educación, lo diferenciamos de una re c t a
l a i c i d a d, o, mejor, mentalidad laical( d i f e rente a clerical), cuya
primera forma puede ser la legítima autonomía de las r e a l i d a d e s
temporales.
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1. El actual laicismo político radical
¿Qué hechos atraen hoy la atención de los españoles? Les agita
la persecución abierta contra la educación católica por par te del
partido del G obierno. El laicismo radical repr oduce situaciones his-
tóricas cuando persigue a lo católico y la moral natural, no sé si de
forma más recia que los errores del laicismo moderado en boga. Lo
triste es que, hoy como ayer , sólo el laicismo radical “levanta ampo -
l l a s ” en la sociedad católica, de manera que existe el peligro de per d e r
de vista que ambas posturas —la radical y la moderada o suave—
son dos modalidades del mismo laicismo, que, en aras a una impo-
sible neutralidad del Estado y las instituciones públicas, las separa
del cristianismo . Dicha neutralidad afecta siempr e a la sociedad en
div erso grado, aunque no quier an admitirlo los católico-liber ales.
El laicismo radical se mueve en dos ámbitos. En el ámbito ins-
titucional se pr etende expulsar lo religioso de la A dministración,
incluida la escuela llamada pública, negando así de hecho que dich\
a
escuela pertenezca a las familias. E l paso siguiente sería actuar con-
tra las creencias de las familias en todos los centr os escolares, inclui-
dos los de titularidad privada. En el segundo ámbito (como verdad
oculta que soporta lo anterior , al igual que el catolicismo-liberal se
funda en falsos principios más que en tácticas políticas), des\
tacados
miembros del partido político en el poder han declarado contra la
r eligión y la Iglesia católica. Yendo al fondo de las cosas, puede
decirse que hoy no existe un supuesto “ neutralismo” político colocado
como cebo , sino un menosprecio dir ecto hacia la religión y la Iglesia
católica. T odo ello puede leerse en la pr ensa nacional (1).
Desde el radicalismo de los mencionados hechos, tomados
como punto de partida y escalón más bajo, queremos constr uir,
pieza a pieza, el edificio social y educativo hasta su cima, basado en
una educación católica par a toda la juventud católica en un Estado que
se subor dine a los derechos de N. S. J esucristo.
____________
(1) Rev . “Época ”, n.º 1.029, 3 a 9-XII-2004; R ev. “Escuela Libre. F ederación de
S indicatos Independientes de Enseñanza ” (FSIE), n.º 106 (oct. 2004), pág. 15; Dossier
de la Plataforma Hazteoir .org,recogida en el Semanario “La Verdad” (P amplona), n.º
3.554, 3-XII-2004, págs. 16 y 17.
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Este trabajo se divide en dos partes. En primer lugar, explica-
mos las exigencias —no laicistas— de una verdadera educación,
rechazamos el laicismo aplicado al quehacer de las aulas, pasillos y
patios, y ponemos en entredicho el laicismo en la relación alumno-
profesor , o bien padres-Centro educativ o.También reivindicar emos
la primacía de la escuela católica en la verdadera educación, y su
liderazgo en la ciencia pedagógica, en el ar te de la didáctica, y en las
ciencias empíricas y humanas. N o en vano, por muchas razones los
educador es católicos tienen la obligación de ser modélicos en la
totalidad de la práctica educativa. En segundo lugar, que complementa lo anterior , este trabajo
explica la influencia política de las leyesen el quehacer educativo, y
plantea la recuperación de la educación católica en los centros de
titularidad pública. Sin embargo, lo más no vedoso que planteamos
es la propuesta de rescatar la legislación, tanto para hacer posible la
recuperación de la educación católica, como para que el poder civil
cumpla sus obligaciones hacia Dios y las familias católicas. Es pr e-
ciso recuper ar la nor ma fundamental de la sociedad, pues la resolu-
ción de los principales problemas educativos y la solidez de la edu-
cación dependen, en buena medida, del sentido moral, ético y reli-
gioso de los poder es civiles. Advierto al lector que no todos los
autor es de la bibliografía citada compar ten todos nuestros criterios.
PAR TE I:
L
AS EXIGENCIAS—NO LAICISTAS—DE LA VERDADERA
EDUCACIÓN
Esta primera parte analiza los caracter es de la verdadera educa-
ción en las aulas, y algunos aspectos esenciales que afectan a la
juventud en general confor me a la ley natural inherente a todos los
hombr es, y a la juv entud católica en particular .
N os referimos por igual a la escuela de iniciativa social o titula-
ridad priv ada, y a la de titularidad pública. Ambas son de alguna
manera públicas por varias razones. Primero, porque están abiertas
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a todos los destinatarios posibles. Segundo, porque, respecto a sus
contenidos, toda ciencia es univ ersal. Por último, porque los fines
formativos comunes pretenden educar a toda la persona.
1. La educación de la persona Todos los autores serios están de acuerdo en que la educación
depende de una concepción concreta sobre el hombre. Desde estas
líneas, afirmamos que educar es ayudar a configurar la personalidad
del educando, y enseñarle a apr ender a vivir en plenitud conforme
a su ver dadero ser (2). Educar es desarrollar los gérmenes de la per-
fección, “ es el arte de transmitir a los demás lo mejor que uno ha
adquirido a lo largo de la vida ”. Supone un “ traspaso de la realidad
espiritual de una generación a otra (como) condición indispensab\
le
para el cr ecimiento de las personas, de la sociedad y de la humani -
dad entera ”, y está estrechamente vinculada a la bondad moral y a
la v erdad que hace cr ecer y calificarse como personas (3). Por eso,
la vinculación entr e libertad y v erdad es muy profunda (4), sin que
sea posible una educación neutra ni neutral (5). E n última instan-
cia, sabemos que la V e rdad es Quien nos hace v e rdaderamente lib re s .
E n el orden natur al,todo hombr e, por el hecho de ser persona,
debe r ecibir un educación plena, que no admite la separación de la
moral objetiv a y del verdadero Dios. S e trata de una educación con -
forme a la Ley , Derecho y religión naturales, y a unos “ postulados
morales (objetiv os) aceptados y respetados por todos ”. Otra cosa es
____________
(2) G
ARCÍAHOZ, Víctor, Introducción gener al a una pedagogía de la persona,
M adrid, Rialp, 1993, 323 págs., es el vol 1 de VV .AA. Tratado de Educación P ersona-
lizada, dir .Víctor García H oz, Madrid, Rialp , 1988-1997, 33 vols.; VV.AA. El concep -
to de persona, Madrid, Rialp , 1989, 293 págs., en vol 2 del Tratado..., ob . cit., donde
destacan las colaboraciones de Leopoldo-E ulogio Palacios, págs. 42-54, y E udaldo
F orment, págs. 55-95; VV .AA. Enseñanza y for mación religiosa en una sociedad plur al,
M adrid, Rialp, 1993, 361 págs., en vol 17 del Tratado…, ob. cit.
(3) S
EBASTIÁNAGUILAR, F ernando, Ar zb. de P amplona y Ob . de Tudela, “E ducar,
tar ea urgente ”, “Diario de N avarra”, 5-V -2002.
(4) C
A R D O N A, Carlos, Ética del quehacer educativo, Madrid, Rialp, 1990, 179 págs.
(5) D ocumento “E ducación, Liber tad y calidad”, en Rev. “Escuela Libre ” (FSIE),
n.º 100 (marzo, 2002), págs. 7-22, punto 1.4.
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laicismo aplicado al orden natural. A ello, los bautizados añaden la
realidad sobr enatural, núcleo ver tebral de la educación cristiana,
llegando a un laicismo pleno quien niega dicha r ealidad.
Según la D eclaración “G ravissimum E ducationis” del Concilio
V aticano II, debe buscarse:
“una educación, que responda al pr opio fin, al carácter propio, y a la
diferencia de sex o, que sea conforme a la cultura y a las tradiciones patrias,
y que al mismo tiempo esté abierta a la asociación fraterna con los otros
pueblos para fomentar la verdadera unidad y la paz en la tierra. Pero la ver-
dadera educación se pr opone la formación de la persona humana en orden
a su fin último, y al mismo tiempo al bien de las sociedades, de las que el
hombre está ahí como miembro y en cuyas tareas tomará parte tan pron-
to como llegue a adulto . Es, pues, preciso que, teniendo presente el pr o-
greso de la ciencia psicológica, pedagógica y didáctica, se ayu\
de a los niños
y a los adolescentes a desarrollar armónicamente sus cualidades físicas,
morales e intelectuales (...) (P or eso) los niños y los adolescentes tienen
derecho a que les estimule a estimar los valores morales con conciencia
recta y a abrazarlos con adhesión personal, así como a conocer y am\
ar más
per fectamente a Dios. En consecuencia, ruega encarecidamente a todos los
que gobiernan los pueblos o están al frente de la educación, que c\
uiden de
que la juv entud nunca se vez privada de este sagrado derecho ” (6).
En el ámbito natural, hay que adver tir el tópico del llamado
cambio social yeducativo , porque junto al cambiocoexiste la perma -
nencia fundamental de la naturaleza humana, el arraigo de las cos -
tumbr es, lo particular , y, sobr e todo —como explicaremos—, la
realidad sobr enatural de la Redención. Es decir , permanencia y
cambio se necesitan mutuamente a imagen del crecimiento de la
persona, de modo que la escuela no sólo enseña disciplinas huma-
nas, sino que educa la persona, y pr opone una moral unida —no
podía ser menos— a la r eligión. Pues bien, demos un paso más al
recor dar que la dignidad ontológica de la persona, que tiene su
cumplimiento en la realidad cristiana de dignidad humana, toda
ve z que la G racia no destr uye la naturale za sino que la perfecciona,
y eleva al hombre a un rango de hijo de Dios. De esta manera, sólo
la verdader a educación, la educación católica, sabe qué propone y tiene\

____________
(6)Concilio Vaticano II, Declaración “G ravissimum Educationis”, n.º 1.
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los medios para proponer la salvación propiamente dicha de la persona
y las comunidades.
2. La pr esente situación educativa en las aulas
Los hechos muestran hoy el estado de la educación en España.
¿C uáles son los fr utos de la educación laicista? ¿Cuáles son las con-
secuencias del “ideario constitucional ” de Centro, y de reducir la
educación sólo a él? Veamos:
11º) Es habitual que los G obiernos utilicen la educación como
un arma ideológica, reformándola cada v ez que llegan al
poder.
12º) Se asiste a la interrupción arbitraria de las clases por los alumnos. También hay violencia hacia los pro f e s o res (6
b i s) .
13º) Ahí está el acoso escolar de un alumno hacia otro —“bull- ying” le llaman— en las dependencias escolares de la
enseñanza S ecundaria: “M e encontré que un alumno
había encerrado a otro alumno en un contenedor porque
no quería darle dinero para comprar dr oga” (7). Y, hace
____________
(6
bis) El Fiscal del juzgado de lo P enal número 2 de Pamplona, pide una multa de
2.160 eur os para un joven de un I nstituto público —aunque había unos diez o doce
alumnos más implicados— por injuriar grav emente en la weba seis de sus profesor es.
E l F iscal solicita también 3.005 euros de indemnización a favor de cada uno de cuatro
pr ofesores afectados, mientas otros dos profesor es más han renunciado a cualquier
indemnización (“D iario de Navarra”, 10-III-2005).
(7) E l Gobierno de Nav arra muestra gran interés por el bullying(“Diario de
Navarra ”, 8-IX-2004, y 25 y 26-XI-2004), e icluso ha activ ado un teléfono y un correo
para denuncias al r especto (“Diario de Navarra”, 5-II-2005).
Las noticias sobre la conflictividad de las aulas saltan a la prensa (Pilar del Castillo,
“D iario de N avarra”, 14-IV-2002). También r ecoge esta las amenazas o el acoso que
sufr en los profesor es (“Diario de N avarra”, 7-V -2002), que el 65% de los españoles con -
sidera no haber suficiente disciplina en las aulas (CIS, “D iario de Navarra”, 25-IV -
2002), y que no es tolerable el hecho de que haya alumnos que pasen mie\
do en la escue -
la por el acoso de sus compañeros (“Diario de N avarra”, 15-IV -2002). U no de los
aspectos de la Ley de Calidad del 23-XII-2002 fue combatir la violencia en las aulas
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muy poco, en un colegio que llaman “de pago”, un alum -
no metió a otro en un contenedor por motiv os menos
económicos.
14º) Fr uto del desor den del alumnado, hay profesores que se
organizan para sustituir a los or denanzas, llegando algu-
nos a proponer la presencia de policía en algunos
Centros, como en varios países europeos como F rancia,
Inglaterra...
15º) Ahí está la llamada instrucción preventiva en materia
sexual y de la salud, realizada al margen de las familias, y
no pocas veces de contenidos erróneos, contrarios a la ley
natural y la Ley de Dios, lo que no extraña si se tiene en
cuenta determinadas campañas del Ministerio de Sanidad
y de las Consejerías autonómicas.
16º) Se señala la coeducación como única forma educativa, ignorando que lo propio en educación es la difer enciación
de sexos. Así, se olvida que elegir la educación diferencia -
da es un derecho irr enunciable de los padres, amparado
además por el Concilio Vaticano II (8). También lo reco -
noce la Constitución de 1978 y la Audiencia N acional en
España (1999). Mientras tanto, en importantes países se
está revisando el modelo coeducativo (9).
____________
escolar es (Por ej. Cap. II, De los derechos y deber es de padres de alumnos , Art. 2, Alumnos)
(“Diario de N avarra”, 27-II-2002).
Sobr e la violencia escolar vid.,A
YERBEECHEBERRÍA, P., “Convivencia y violencia en
la ESO: aspectos didácticos organizativos ”, en VV.AA., Las organizaciones educativas en
la sociedad neoliber al, G ranada, G rupo Editorial U niversitario, 2000, vol. I: 851 págs.,
págs. 339-367; Z
URBANODÍAZ DECERIO, José Luis, Educación par a la convivencia y
par a la paz , Pamplona, G obierno de N avarra, 2001, 252 págs., págs. 11-14.
(8) Conc. Vat. II, D ecl. “Gravissimum E ducationis” n.º 1 y 8.
(9) Según sentencia de la Audiencia N acional, la LOGSE (Art. 2.c.) no exige la
coeducación, ni la separación de sex os es una práctica discriminatoria. Conforme a
diversas fuentes, cito a países como Alemania, A ustralia, Canadá, Estados Unidos,
R eino U nido, Japón y S uecia. En estos países, se ha originado una corriente a fav or de
la separación de sex os en las aulas, fundada en el mejor desarrollo de la personalidad
—fr uto de la difer encia evolutiva entre la chica y el chico—, en la mejora del proceso
de socialización personal, y en el aumento de la eficacia académic\
a. Ahí está la experien-
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17º)Ahí está la escolarización ex cesivamente temprana, aun-
que no se puede identificar la educación obligatoria con
la escolarización obligatoria (10). Dicha escolarización
sólo par ece justificarse moralmente como respuesta a las
necesidades originadas en una sociedad mal organizada.
18º) H ay una forma sutil de negar de hecho la organización
social, así como la v alidez de instancias inter medias—el
centr o escolar y el claustro de profesores— que decidan
sobre aspectos de la vida individual. S e trata del plantea-
miento —por otra parte muy yankee—, según el cual es
la vida y no una instancia escolar , la que sitúe a cada
alumno. Con este eufemismo, todos los alumnos promo-
cionarían de curso con el pretexto de “ no cerrar puertas”
a nadie, aconsejando todo lo más en vez de prohibir la
promoción al curso siguiente. Esto implica una huida
hacia adelante, un afán de quedar bien ante las familias,
y no quer er disgustar a nadie. La vuelta de los exámenes
de septiembr e en la ESO, por otra parte tan necesaria,
par ece es un insuficiente remedio .
T ambién en relación con la enseñanza personalizada y
la pr omoción del alumno, creo que no conviene abusar
de la necesaria atención a la diversidad, cuando esta impi -
de una razonable homogeneidad en el aula, pues otra cosa
imposibilita la labor docente del pr ofesor.
19º) Se asiste al pr eocupante fracaso escolar en la Educación
Secundaria y en los primer os años de la Universidad,
aunque ho y día, hablando en general, haya mejorado
mucho el niv el de los profesoresy de los mediosdocen-
____________
cia educativa y las investigaciones académicas. S obre el debate internacional, vid.“El
País ”, 18-X-1994, pág. 31; Dossier del “ ABC”, 6-XII-1994, 13 págs.; C
OFAPA, “La edu-
cación diferenciada. U na opción por la diversidad ”, Madrid, 2004, 23 págs. Sobr e la
cuestión jurídica, vid.“La actualidad de F omento”, n.º 13, febrer o 2000.
(10) Vid.nota 5. Documento “Educación, Libertad y calidad”, en R ev. “Escuela
Libre ” (FSIE), n.º 100 (mar zo 2002), 23 págs., págs. 7-22, punto 6.1. y nota 17.
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tes (11). ¡Qué desánimo profesional puede provocar, a
unos profesor es cada vez más preparados para su noble
misión, las anomalías en el aprendizaje y r esultados de
sus alumnos!
Desde este punto de vista, las grandes reformas didác -
ticas y tecnológicas, r ealizadas durante décadas (Villar
P alasí 1970, LOGSE 1990, etc.) (12), no han hecho ni
mejores ni más sabios a los educandos. Como el índice de
fracaso escolar es hoy altísimo, a pesar de los enormes
esfuerzos para mejorar el pr oceso de enseñanza-aprendi-
zaje por parte de los profesores, es pr eciso plantear didác-
ticamente en la escuela niveles básicos de apr endizaje, lle-
gando al extremo de pr omover como prioritario el gusto
por leer y escribir , la capacidad de concentración, la
memoria comprensiv a, el trabajo autónomo, el apr endi-
zaje significativo, la cooperación del trabajo escolar , etc.
De hecho, son numer osas las voces que identifican el fra -
caso escolar como un fracaso social, y que replantean los
deber es del alumno, la familia, la sociedad y la estr uctura
académica (13). P or ejemplo, las medidas de P rotección
____________
(11) P or ejemplo, menos de la mitad de los alumnos de ESO pasa el curso con
todo aprobado en N avarra (“Diario de Navarra”, 15-XII-2004). S egún el Informe de la
OCDE de 2001, en 1999 el fracaso escolar en España se situaba en torno al 30%. Para
E urostat, en 1999 más del 25% de los alumnos españoles (y el 21’1 % de\
la media eur o-
pea) abandona el sistema educativo sin ninguna titulación al acabar S ecundaria. Según
el Instituto IDEA, las causas del fracaso escolar son las siguientes: el 80% la desmotiv a-
ción del alumno, el 65% la implantación de la LOGSE, el 63% la heter ogeneidad del
alumnado, y el 56% el diseño de dicha LOGSE. Al igual que en Reino U nido, la escue-
la compr ensiva ha fracasado en España. U n resumen sobre el Infor me PISAde la OCDE
en 2003, que muestra el fracaso escolar en España, véase en R ev. “Escuela Libre”
(FSIE), n.º 107 (febrer o, 2005), pág. 14.
(12) G
ARRALDAARIZCUN, José F ermín, “P olítica educativ a en España. Conflicto,
crisis y futuro en la enseñanza ”, Rev. Verbo, n.º 397-398, págs. 633-664; n.º 399-400,
págs. 869-902; n.º 401-402, págs. 91-131; n.º 403-404, págs. 299-321. Vid.también:
C
ANTERONÚÑEZ, Estanislao, Educación y enseñanza: E statismo o libertad,Madrid, Ed.
S peiro, 1979, 334 págs.; Í
DEM,Paulo F reire y la educación liberador a, Madrid, Speiro,
1975, 71 págs.; Í
DEM, “Educación libradora y educación para la liber tad”, en La verda -
der a liber ación, Madrid, S peiro, 1988, 320 págs., págs. 217-248; S
ANZGARCÍA, Agri-
pina, “La enseñanza: ¿Liberación o ser vidumbre?”, en ob . cit., págs. 249-256.
(13) J avier M arcotegui R os, “Diario de N avarra”, 16-I-2005.
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Integral contra la denominada violencia de género (14),
trasladadas al ámbito educativo, son una muestra del fra-
caso del ambiente social.
10º) La administración docente del Estado par ece desconcer-
tada sobre qué cosa sea educar (a pesar del larguísimo pr e-
ámbulo de la L OGSE, B.O.E., 3-X-1990). S in duda, ello
se debe a las actuales tendencias materialistas, tecnicistas
y utilitarias, que ha conllevado el decaimiento en la edu-
cación de la juventud.
11º) Es fácil advertir el laicismo aplicado al ámbito de la edu-
cación. S e trata de la expulsión, abier ta o taimada, que
sufr e la Ley , el Derecho, y la r eligión naturales. Con
mucha más razón podemos hablar de laicismo cuando se
expulsa a la r eligión católica, aunque difer enciar la reli-
gión natural y la revelada en España, a efectos prácticos y
sociales, en relación con el laicismo, no tiene mucho sen -
tido, pues, al menos hasta ahora, hay una mayoría de
católicos y una minoría de agnósticos o ateos prácticos, si
bien la r ealidad social puede ser cada vez más compleja.
12º) Ahí están, por último, los esfuerzos de la F ederación de
Sindicatos I ndependientes de E nseñanza (FSIE) ante las
nuevo Gobierno PSOE, en defensa tanto de los derechos
paternos a la educación de sus hijos, como de los dere-
chos de los Centros educativ os privados o de iniciativa
social. Para ello, pero aceptando el criticable marco cons-
titucional actual, dicha F ederación solicita una legislación
básica estatal asentada en los pilares de libertad, calidad e
igualdad de trato respecto a los Centros administrados
por el Estado y las CC.AA. (15). A dvirtamos la diferen-
cia que existe entr e aceptar el marco constitucional por
un conv encimiento ideológico afín a las ideologías liberal
____________
(14) Ley Orgánica 1/2004 de 28-XII, BOE 29-XII-2004.
(15) D ocumento de 110 propuestas de FSIE titulado: “U na educación de calidad
en libertad, y en igualdad de trato para todos y entre todos ”, en Rev. “Escuela Libr e”
(FSIE), n.º 107 (febr ero, 2005, XII págs.).
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y socialista, o un tipo diferentede aceptación —llamado
tolerancia— por posibilismo práctico . En éste último
caso, tengamos en cuenta que los padres actuarían en
materia de educación desde la sociedad, pero no —y esto
es importante— desde la política. Pues bien, esta última
insuficiencia sólo puede evitarse si los Centros educativos
gozan de repr esentación en las instituciones política.
T ambién los hechos indican que una enseñanza sin
D ios, sin aper tura a lo trascendente, sin moral objetiva
según la ley natural, y sin un mínimo de autoridad, ha
conducido a la juventud a la barbarie. H ace años, en su
discurso al Congreso sobre la organización política mun -
dial del 6-V -1951, y sobr e el ámbito cultural y moral,
Pío XII afirmó que “la libertad individual, liberada de
todo lazo, de toda regla, de todos los v alores objetivos y
sociales, no es, r ealmente, sino una anar quía mortal,
sobre todo en la educación de la juventud”. A todas luces,
una vida sin verdadero sentido, sin cauce, marco y lími -
tes, y sin finalidad, ha conllevado el llamado fracaso esco -
lar global en la ESO, el Bachillerato y hasta la U niversi-
dad española. Digamos que, aunque el motiv o moral y
religioso no sea el único motivo del fracaso escolar , sí lo
profundiza. A ello se suman: a) la huida de la cultura del
esfuerzo debido a la excesiva cultura del ocio (que da
dinero al sector Ser vicios), b) unas formas de vida que
dificultan el aprendizaje de los jóv enes, y c) el hecho a
que a los padres no les urge el rendimiento escolar de sus
hijos toda vez que el Estado paga —según dicen— la
educación.
3. La educación cristiana per fecciona y salva al hombre
V ayamos más allá del ámbito natural. ¿Qué decir de la educa-
ción católica, y la elev ación de la naturaleza humana a un plano
sobrenatural? Repito que considerar la educación católica, es soci\
al -
mente lo único realista en España, por que, en los centros públicos
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y privados, las familias españolas siguen siendo de mayoría católica,\
y optan por la asignaturade religión católica. S i no piden una edu-
cación integral católica es, sin duda, porque lo único que se les per-
mite es optar por la asignatura de r eligión.
Analicemos la educación cristiana que, vinculada a la familia en su
d e s a r r ollo, hunde sus raíces en la persona creada, caída por el pecado
original y redimida por N. S. J e s u c r i s t o. Además que por su misma
n a t u r a l e za la escuela es “una institución subsidiaria y complementaria
de la familia y de la Ig l e s i a” (16), todos los elementos que conforman
la educación deben estar unidos y ser armónicos, pues, según Pío XI:
“(...) —escuela, familia e Iglesia— constituyen un único santuario de
la educación cristiana, so pena de que la escuela quede desvirtuada y
cambiada en obra perniciosa para la adolescencia” (17).
3.1. Los tr es carismas de la educación cristiana
Después de mencionar los derechos propios de la juv entud en
general, la Declaración “G ravissimum Educationis” se refiere a los
der echos propios de la juventud cristiana, “ que mira principalmen-
te a que los bautizados (....) se vayan haciendo cada día más cons-
cientes del don de la fe ” (18).De esta manera, a los aspectos edu-
cativos propios de la persona, y al desarrollo las ciencias pedagógi-
cas y didácticas, la educación cristiana eleva el acto educativo a una
r ealidad, contenidos y vivencia sobrenatural, por lo mismo que la
G racia no anula la naturaleza sino que la perfecciona.
A decir de Pío XI, el laicismo contradice “la historia entera del
cristianismo y de sus instituciones, que se identifica con la historia
de la v erdadera civilización y del genuino progr eso hasta nuestros
días ” (19). U n análisis somero sobre la educación es suficiente para
mostrar que, la educación cristiana, es la única educación que puede
d e s a r r ollar los gérmenes de la perfección del alumno, respetar y ayu-
dar a la familia donde éste crece, y hacer posible la vida social.
____________
(16) Pío XI, E ncíclica “D ivini illius magistri” (1929), n.º 61.
(17) Pío XI, Ibidem, n.º 61.
(18) Conc. Vat. II, D ecl. “Gravissimum E ducationis”, n.º 2.
(19) Pío XI, E nc. “Divini...”, n.º 84.
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En efecto, “(...) después que Dios se nos ha revelado en su unigénito
Hijo, único que es camino, ver dad y vida, no puede existir otra completa
y perfecta educación que la educación cristiana ” (20). Dicho de otra
manera, “ yerran gravemente los que (...) piensan poder formar buenos ciu -
dadanos con otras normas y con métodos distintos de los que contribuy\
en
a formar el buen cristiano” (21).
La educación cristiana, además de tener que ser modélica en
relación a los adelantos pedagógicos y didácticos, entiende que el
cristiano es una persona r edimida por N. S. Jesucristo, y que está
elevada a la dignidad de sacerdote, profeta y r ey, en calidad de hijo
adoptivo de D ios. Esto no es ideología; es r eligión revelada. ¿Quien
ofr ece más? ¿N o es ésta la máxima aspiración del hombre? ¿N o es
ésta la maravilla de las maravillas, sólo “ideada ” por el Amor mise-
ricor dioso y salvador de la S antísima Trinidad? Ésta es la seguridad,
el futuro, y la felicidad colmadas para toda persona, siendo los jóv e-
nes especialmente sensibles a ello . Pues bien; hablemos de los tres
carismas de sacer dote, profeta y rey,propios del cristiano, a cultivar en
la educación, que el laicismo no puede admitir y de los que se
escandaliza.
SACERDOTE.—P or el carisma sacerdotal, todos los que inter vie-
nen en la educación de la juventud cristiana gozan de la G racia san-
tificante, que cada cual debe acr ecentar, aún con sacrificio, en el
P an y la P alabra. Los padres y sus hijos, los educandos, la dirección
y organización del Centr o educativo, los profesores delegados de la
familia, y los compañeros de aula, deben de ser un ejemplo como
H ijos de D ios. Este es el ver dadero motor , Norte y ver dadero fin de la
educación de la niñez y la juventud, que parte de la gracia santifican-
te para dominar malas pasiones, paso imprescindible para caminar
hacia la per fección sobr enatural. Por eso, los laicos también están
llamados al apostolado, lo que expresa una segunda forma de menta-
lidad laical que deseo subrayar .
Este sacerdocio supone la educación de toda la persona. Dado
que el sujeto de la educación cristiana es todo el hombre, “ es, por
____________
(20) Pío XI, I bidem, n.º 5.
(21) Pío XI, I bidem, n.º 41.
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tanto, necesario —dice Pío XI— desde la infancia corregir las incli-
naciones desor denadas y fomentar las tendencias buenas, y sobre
todo hay que iluminar el entendimiento y fortalecer la voluntad
con las v erdades sobr enaturales y los medios de la gracia, sin los
cuales es imposible dominar las pr opias pasiones” (22).
J uan P ablo II afirma en su reciente Carta A postólica Mane
N obiscum domine sobre la Eucaristía (octubre 2004, nº 26): “Encar-
nar el proyecto eucarístico en la vida cotidiana, donde se trabaja y
se vive —en la familia, la escuela, la fábrica y en las diversas condi-
ciones de vida—, significa, además, testimoniar que la realidad
humana no se justifica sin r eferirla al C reador: «Sin el Creador la cria -
tura se diluye»”.
P R O F E T A.—Como profeta, el cristiano y la escuela anuncian el
Evangelio, lo que es misión propia y principal de la Iglesia (23).
De r i v ado de ello, todos en la educación deben trabajar por una
cultura cristiana, por una fe hecha cultura, respetando —lógica -
mente— la recta autonomía de las disciplinas humanas, como t e r -
c e r a forma de mentalidad laical. Destaquemos que, según el
Concilio Vaticano II, la enseñanza católica estimula la legítima
autonomía de las ciencias, de modo que “cada disciplina se culti-
ve según sus propios principios, su propio método y la liber t a d
p rop ia de la investigación científica, de manera que (...) se llegue
a ver con mayor claridad cómo la fe y la razón convergen en una
sola ve rd a d” (24).
La sola ciencia no basta, porque no da sentido a la r ealidad en
su debida pr ofundidad, finalidad y sentido. Esto significa que las
asignaturas del currículo escolar deben explicarse con una visión
cristiana de la vida y del mundo . En tal caso, no deben temerse
absorciones indebidas o falta de rigor científico, porque la ciencia y
la fe se completan mutuamente. P or eso, según Pío XI: “En la
escuela católica, que concuer da con la Iglesia y con la familia cris-
tiana, no podrá jamás suceder que la enseñanza de las diversas dis-
____________
(22) Pío XI, Ibidem, n.º 44.
(23) Conc. Vat. II, D ecl. “Gravissimum E ducationis”, n.º 4 y 5.
(24) Conc. Vat. II, Ibidem, n.º 10; Juan Pablo II, Enc. “Veritatis splendor” (1993).
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ciplinas contradiga, con evidente daño de la educación, la instruc-
ción que los alumnos adquieren en materia r eligiosa” (25).
REALEZA.—El cristiano sabe que el hombr e es rey de la creación,
y que ésta r efleja al Creador , en cuyo acto de Amor se sostiene pro-
videncialmente todo lo creado . También por esto, y como cuarta
for ma de mentalidad laical, el cristiano es quien tiene más motivos
para desarrollar las ciencias humanas y plantearse el ver dadero sen-
tido de las ciencias humanas, como algo propio de los hijos de Dios. Además de esta realeza originaria conferida por el C reador para
explicar y ordenar lo creado, el cristiano es reycon realeza restaur a -
da y par ticipada de N. S. J esucristo. Basta leer la encíclica Quas
Primas (1925) de Pío XI. La autoridad de Cristo, sobr enaturaliza la
autoridad que el hombre tiene participada del Creador . Ante el des-
orden de la naturaleza humana herida por el pecado original, el
hombre encuentra aquí la autoridad necesaria para ender ezar los
comportamientos que deshumanizan al hombr e y la sociedad. Esta
quinta for ma de mentalidad laical supone que el hombre ejerce
dicho poder temporalbajo su exclusiva r esponsabilidad, aunque ilu -
minado por la F e y fortalecido por la G racia.
D e otra parte, la realeza en el ámbito natural participada del
Creador , también se aplica a enderezar los compor tamientos que
deshumanizan al hombre y la sociedad. P or eso, según el arzobispo
de P amplona don Fernando Sebastián, no es adecuada la actuación
de aquellos padres:
…cuya “forma de proceder sacrifica la autoridad a la condescendencia y deja
a los jóvenes en manos de sus tendencias más instintivas, no les presenta idea-
les de vida, no corrige sus defectos ni desarrolla su responsabilidad personal,
f a v o rece una idea falsa del propio valer de los propios derechos, los deja a
m e r ced de las manipulaciones ideológicas y comer c i a l e s”. Y continúa: “Lo más
p e l i g r oso que veo en la juventud actual es la prematura confianza en sí mis-
mos. Se ven más cultos, más dueños de la situación que los adultos. Llegan
fácilmente a la convicción de que no pueden confiar en los ma yo res ni ap re n-
der nada de ellos. Se cierran en su mundo y organizan su vida, por el día o
por la noche. No faltan quienes fomentan estos sentimientos para hacerlos
más influenciables y explotarlos mejor, económica o ideológicamente” (26).
____________
(25) Pío XI, Enc. “Divini...”, n.º 71.
(26) F ernando Sebastián Aguilar ,Vid. nota 3.
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La experiencia demuestra todo esto. Pero también expresa el
rotundo fracaso de las tendencias angelistas seguidoras del mito
liberal-socialista del buen salv aje de Rousseau, o bien de Freud. Ahí
está la ya mencionada violencia, el desgobierno y la falta de rendi-
miento en las aulas. Estas teorías, que pr eviamente olvidan el carác-
ter sacer dotal y profético del cristiano, suponen una dejación de la
autoridad por confusión sobre la verdadera naturale za de ésta, igno-
rando que la autoridad es un elemento insustituible para ayudar a
crecer , especialmente en la etapa de la adolescencia que tanto apo yo
necesita de padr es, maestros y orientadores, delegados ambos de los
padr es como “ primeros y principales educador es”(27).
Sobre la actual escuela, don F ernando Sebastián es clarificador
y terminante. Considerando que algunos de los motiv os más
impor tantes del fracaso escolar son la dejación del esfuerzo, la falta
de finalidad en el alumno, y unas ley es indebidas, dice así:
“La escuela de estos años ha tenido que trabajar con unas ley es y unos
criterios pedagógicos de inspiración r oussoniana y anticristiana que no ha
sido capaz de ofr ecer a nuestros jóvenes motivaciones de orden moral para
el esfuerzo impr escindible en cualquier aprendizaje, r eforzando las defi-
ciencias de la educación familiar . Nadie que sea honesto y sensato puede
negar la necesidad de un cambio radical en nuestr os sistemas pedagógicos.
P ero no será posible cambiar de v erdad el tono educativo de los colegios si
no mejora también en las familias ” (28).
La autoridad paterna y escolar, cuando ejercen la debida correc -
ción, nada tiene que v er con el despotismo y la violencia, pues la
autoridad es la otra cara de la libertad. E l primer servicio insustitui -
ble que la autoridad hace al alumno, es orientar su r esponsabilidad.
F undada la enseñanza cristiana en los carismas del sacer dote,
profeta y r ey, Pío XI afirma:
“Ningún maestro público o privado tiene derecho educativo absoluto, sino
participado; ya porque todo niño o jo ven cristiano tiene estricto derecho
a una enseñanza conforme a la doctrina de la Iglesia, columna y funda-
mento de la ver dad, y le causaría una grave injuria todo el que turbase su
____________
(27) Conc. Vat. II, D ecl. “Gravissimum E ducationis”, n.º 3 y 6.
(28) Conc. Vat. II, Ibidem.
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fe abusando de la confianza de los jóvenes en los maestros y de su natural
inexperiencia y desordenada inclinación a una libertad absoluta, ilusoria y
falsa” (29).
3.2. El modelo de educación personalizada
P asemos a las aplicaciones. La educación cristiana se pr esenta
como modelo con múltiples realizaciones a lo largo de la historia y
en la actualidad. Ahí está, por ejemplo, la educación personalizada,
que, desde el concepto cristiano y científico de la educación, y con
un carácter ético y religioso inequívoco, ha ofrecido Víctor García
H oz en España. Son muchos los que hablan de educación persona-
lizada, quizás por la atracción propia del término, pero sobr e todo
por el bien que supone. A pesar de ello, Gar cía Hoz ha llev ado la
delantera con sus investigaciones (30). Citemos aquí su obra Edu-
cación personalizada (31) y su vasto Tratado (32), que “ es algo más
que un simple método pedagógico (pues), se trata de una concep-
ción educativ a fundada en el concepto de persona y presenta unas
exigencias prácticas determinadas ” (33). Lo mejor es que la educa-
ción personalizada ya ha sido puesta en práctica en varias decenas
de colegios y durante más de 30 años.
____________
(29) Pío XI, Enc. “Divini...”, n.º 42.
(30) P ara conocer las obras, y algunas aportaciones y semblanza de Víctor García
H oz, vid. VV.AA., “ Acto académico en el CSIC con motiv o de la presentación del
Tr atado de educación personalizada”, Madrid, F omento de Centros de Enseñanza, 1997,
74 págs. (31) G
ARCÍAHOZ, Víctor, Educación personalizada , Madrid, Ed. Rialp , 8.ª ed.,
1988, 348 págs. (1.ª ed., 1970); G
ARCÍAHOZ, Víctor / PÉREZJUSTE, Ramón, La
inv estigación del pr ofesor en el aula, Madrid, Ed. Escuela Española, 1989, 551 págs.,
págs. 11-18.
(32) Este tratado, publicado por la editorial Rialp, contiene 33 volúmenes con un
total de 13.000 páginas, en los que han participado más de doscientos autor es entre
1988 y 1997. VV .AA., Tratado de E ducación P ersonalizada ,vid. nota 2. Don Víctor
escribe los volúmenes 1, 2, 6 de esta colección. S us aportaciones también las recogen,
entre otr os, M
ORENO, Juan Manuel, y otros, Historia de la educación , Madrid,
P araninfo, 1980, 4.ª ed., 544 págs., págs. 489-491; VV.AA., dir . Óscar Sáenz B arrio,
Didáctica gener al. Un enfoque curricular , Alcoy, Marfil, 2.ª ed., 1994, 527 págs.,
págs. 362-367. (33) Vid.nota 30, ob. cit., pág. 39.
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Refiriéndose al núcleo de la educación personalizada, G arcía
H oz afirma que es en “la condición de hijos de Dios que todos los
cristianos tenemos, de donde arranca nuestra dignidad, nuestra r es-
ponsabilidad y nuestra alegría (...) que nace del ejer cicio de la li-
bertad responsable, del trabajo bien hecho y de la solidaridad bien
vivida ” (34).
4. La escuela católica, comprometida con la calidad
y la v erdad
P or lo mismo que la escuela católica está comprometida con la
calidad de la educación, la instrucción, la enseñanza-aprendizaje, y
con la v erdad, par ece evidente que dicha escuela tiene la especial
obligación de liderar las mejoras pedagógicas y didácticas.
4.1. Relación entr e ciencia y fe
El método y los contenidos de las ciencias empíricas y huma-
nísticas (r elativas al hombre y la sociedad), no contradicen la fe si
son v erdaderas ciencias. P ero tampoco enfrían —lo que depende de
la comunicación didáctica— la explicación y vivencia de la r\
eligión
católica, esto es, los contenidos y vida de F e. Insistamos que para
Pío XI: “En la escuela católica, que concuer da con la Iglesia y con
la familia cristiana, no podrá jamás suceder que la enseñanza de las
div ersas disciplinas contradiga, con evidente daño de la educación,
la instrucción que los alumnos adquieren en materia religiosa ” (35).
Si nos referimos al ámbito de la ciencia, la ciencia sola no basta,
por que no da sentido a la realidad en profundidad y en todas sus
r elaciones, en su finalidad y sentido . Por eso, las realidades científi-
cas y humanas deben explicarse en una concepción cristiana de la
____________
(34) Vid.nota 30, ob. cit., pág. 65.
(35) P or ejemplo, G
ÓMEZPÉREZ,Rafael, Represión y liber tad,Pamplona, E unsa,
1975, 188 págs. D e alguna manera este autor critica al liberalismo, el Estado neutro, la
antr opología liberal a la que califica ya de optimista, ya de pesimista y siempre de r ela-
tivista, habla del agotamiento del liberalismo, y critica el r elativismo ético.
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vida y el mundo. Por citar algunos ejemplos, ¿qué decir del abuso
del argumento de autoridad, que ignora que, en materia de ciencia,
lo más importante es la demostración de las proposiciones? ¿Qué\
de
los abundantes tópicos anticristianos en materias r elacionadas con
la H istoria, y de la manipulación sistemática de algunos de sus con -
tenidos? ¿Qué decir de la explicación materialista del mundo
tomando la biología y geología como pretexto? ¿Y de la explicación
de las filosofías de diferentes autores sin iluminar sus tesis con la
debida crítica? ¿Y qué —por ejemplo— de la burda confusió\
n entre
la reproducción humana y la repr oducción animal? Sin duda, el lec-
tor puede alargar sin límite esta somera relación. La enseñanza de las ciencias y el ámbito estrictamente académi -
co, incluye expr esamente aspectos educativos, pues toda ciencia
debe formar las capacidades y facultades del alumno. P ero también
incluye v aloraciones sobr e la realidad y vir tudes humanas y cristia -
nas, por lo mismo que —por ejemplo— no se puede separar la F e
de la razón, la ciencia del acto de aprender, el apr endizaje significa-
tiv o de la educación de la voluntad, y ésta de la motivación que
implica aspirar a los difer entes bienes individuales y sociales. A ello
sin duda debe sumarse la influencia y perspectivas educativ as de
cada familia. Fruto de lo anterior , la educación incluye la asignatura de r eli-
gión (evaluable, y en igualdad de condiciones con las r estantes
materias), la enseñanza de la historia de la religión católica para los
no crey entes, y la ética conforme al derecho natural objetivo para
todos los alumnos. Sobre todo, la educación busca la armonía entr e
todas las asignaturas científicas o humanas y la r eligión, el mutuo
apoyo entre todas ellas, iluminadas por la armónica relación entre
fe y razón. También supone el ejemplo intelectual, humano y cris-
tiano de los pr ofesores y educador es, la existencia de un signo reli-
gioso en el aula, diferentes actos de culto público y celebraciones
religiosas, etc. Entender el carácter profético del cristiano implica afirmar la
persona como centro de la educación. En este sentido, nos llev aría
lejos desarrollar las cualidades del hombre como ser personal, libr e
y cr eador , con su pr opia historia e identidad, que la comunidad
escolar de los Centros de titularidad pública (incluido el sistema de
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mayorías de los Consejos Escolares) o priv ados, deben respetar. Nos
llev aría también lejos profundizar sobre el ser vicio que la escuela
ofr ece a los padres para desarr ollar el proyecto personal de mejora
del hijo, que no pocas veces pasa por la mejora de los mismos
padr es como primeros y principales educadores. Es fácil compren -
der que los padr es, el Centro escolar con su I deario de Centro, el
profesor como educador , los equipos educadores y los gabinetes del
Centro, deben saben educar desde su puesto, complementario entr e
sí, aunque los padres sean los principales r esponsables de la educa-
ción de sus hijos.
4.2. Las mejoras pedagógicas y didácticas
Algunos han vuelto al viejo debate mantenido en los siglos
XVIII
yXIX. Son quienes identifican la enseñanza sin Dios y sin moral
objetiv a con el progr eso de la humanidad. Los que contraponen la
Iglesia con la ciencia y el desarrollo humano y social. Lo malo es
que, a fuerza de afirmar esto, muchos se lo han cr eído. No en vano,
significativos socialistas sitúan sus orígenes ideológicos en l\
a ilustra -
ción de carácter racionalista y enciclopedista del siglo
XVIII, como
r aíz del laicismo r adical en el ámbito educativ o. Ante esto, digamos
— re c o r dando a San Agustín— que la Iglesia es la Institución que
más ha impulsado la ciencia y la cultura, que ha perfilado los mejo-
res jóvenes, los mejores padres de familia y ciudadanos, los mejo-
res profesionales y educadores, los mejores contribuyentes, los
m e j o res súbditos, y quien hace posible las mejores virtudes perso-
nales y cívicas.
Educar es más que instr uir (36). Ningún verdadero avance en
el ámbito de la instrucción y la educación, ninguna v erdadera mejo-
ra en el ámbito de psicología, la pedagogía y la didáctica, \
choca con
la escuela católica. Todo lo contrario . La escuela católica debe ser
adalid, pionera y guía en todas estas materias. M e parece lógico que
el Concilio Vaticano II anime a los católicos a estar en la cr esta de
____________
(36) Vid.nota 5. Documento “Educación, Libertad y calidad”, en R ev. “Escuela
Libre ” (FSIE), n.º 100 (mar zo 2002), págs. 7-22.
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la ola del conocimiento y aplicación de dichas novedades, siempre
que sirvan a la educación de la persona y del cristiano, pues la
escuela católica “no menos que otras escuelas, busca los fines cultu-
rales y la formación humana de la juventud ” (37). Muchos profeso -
res —tengo experiencia de ello— han desarrollando pr oyectos edu-
cativos durante intensos años (38). Hoy podemos apr eciar que los avances y mejoras pedagógicas,
procedimentales y en los materiales, no han significado muchas
v eces una mejora en la educación de la juv entud, pues tanto la edu-
cación moral como la mera instrucción, han sufrido un significati-
v o retroceso en España. N o me refiero a aquellos centros que se han
conver tido en auténticos r eferentes educativos en su entorno de
pertenencia. P ues bien, a pesar de las mejoras planteadas por los
investigador es de la educación y en el quehacer de los docentes:
“La política moderna —desligada de la ley natural— ha degenerado
muchas veces en una tecnocracia según la cual establecer un fin en la esfe-
ra pública se hace super fluo, ya que éste es reemplazado por la lógica obje -
tiva de los medios —el funcionamiento es el fin supremo, y las decisiones
políticas pasan a ser decisiones de expertos (...) el cientificismo\
de que ado -
lecen (tales sistemas educativos) hace consistir los adelantos humanos en
una mera exterioridad, material o técnica. Sin embargo, se ha denunciado en nuestros días el hecho de que la gran
multiplicación de plaza escolar es y de metodologías pedagógicas —con
toda la instrumentalización técnica que conllevan— no haya significado
que la juventud se encuentre mejor educada; sino que, al contrario, el c\
r e-
cimiento de estas dos coor denadas parece hallarse, actualmente, en rela-
____________
(37) Conc. Vat. II, Decl. “G ravisisimum Educationis ”, n.º 1 y 8.
(38) Sólo mencionaré el peligro real que tienen algunas mejoras pedagógicas en el
caso de complicar mucho el arte de enseñar (por ejemplo, div ersos curriculum simultá-
neos y muy diversos en la misma aula), y en el caso también de olvid\
ar las actuales nece -
sidades, fruto de la sociedad de la imagen y el consumo, del poco esfuer zo y lo fácil, de
la masificación y el retraimiento ante lo social. Así, cada vez es más necesario desarro-
llar la compr ensión lectora, la escritura, las matemáticas, el arte de la oratoria, la refle-
xión, la memoria, la educación de la sensibilidad y el gusto, la c\
apacidad de trabajo per -
sonal (mediante las Guías de Trabajo A utónomo y deberes), la elegancia en el v estir, las
formas sociales etc. Es pr eciso volver a la cultura del esfuerzo. A claremos que no hay
estudios que relacionen el fracaso escolar con los videojuegos;otra cosa es la tendencia
al aislamiento, sus contenidos de violencia, la confusión que generan entr e lo real y lo
virtual, etc. (“El M agisterio Español”, 21-III-2001).
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ción inversa. La constatación de estos hechos nos hace ver la necesidad de
recuperar la calidad de la educación —y no solamente su cantidad, que se
refier e a los medios—, lo cual tienen mucho que ver con los auténticos
fines de la educación y de la política (...)” (39).
4.3. La educación en la v erdad y los actuales “valores cívicos ”
¿Qué relación existe entr e la educación, la verdad y los actual-
mente llamados “ valores cívicos”? Plantear esto es importante, pues
permite examinar los “ valores cívicos ” proclamados por la LOGSE,
y puestos en práctica en las aulas durante años.
Toda educación debe ser en la verdad, nota que culmina en la
educación católica. En efecto, la educación engloba a todo el hom-
br e y hace referencia a los fines y valor es últimos de su existencia.
Por eso, no es posible una educación neutra ni neutral. Toda escue-
la que se pr ecie de tal, tiene un I deario —el que sea—, pues en nin -
gún caso es suficiente —ni posible— la mera instrucción de las
div ersas disciplinas científicas curriculares, ni la mejora de los mate -
riales y procedimientos didácticos. Es necesario alcanzar la dimen-
sión moral, educar la responsabilidad, y , en última instancia, añadi-
mos los cristianos, iluminar conscientes de la dimensión sobrenatu -
ral del hombr e (40).
S o b re los actuales “ va l o res cívicos” o “ideario constitucional”
d i rem os lo siguiente. En primer lugar, constatar que la escuela
neutra o laica (al menos en ese momento previo que algunos lla-
man pacto institucional ) recogida o diseñada en la Constitución
española (Art. 27.2, LOGSE, Preámbulo nº 3), ha incluido un
elenco de va l o res como ejes tra n s ve r s a l e s re l a t i vos a la educación
cívica o social. Es lo que algunos denominan “ideario constitu-
cional, común y obligatorio para todos los cent ro s”, privados o
públicos. Digamos que es saludable una adecuada formación cívica.
Pío XI reconocía que el Estado tiene derecho a que “todos los
____________
(39) E
LTON, María, El derecho de los padr es a la educación de sus hijos, P amplona,
E unsa, 1982, 230 págs., págs. 154-155.
(40) Conc. Vat. II, D ecl. “Gravissimum E ducationis”, n.º 5.
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ciudadanos tengan el necesario conocimiento de sus dere c h o s
civiles y nacionales” (41). Sin embargo, en la práctica surgen v arios problemas sobre
dichos “ valores cívicos ”. Tal es pr ecisar sus contenidos, constatar su
diversidad interpr etativa, advertir que han sido elevados al rango de
lo indiscutible, y ver cómo se incrementan con otras exigencias para
dar la imagen de una educación sana porque suficiente.
Sobre el “ideario constitucional ”, interesa resaltar su obligato-
riedad y sus contenidos. R especto a su obligatoriedad, este “ideario”
obliga tanto a los centr os de titularidad pública como privada.
R especto a sus contenidos, algunos consideran que “ el ideario edu-
cativo de la Constitución ” se reduce al Art. 27. 2, según el cual: “La
educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad
humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia
y a los der echos y liber tades fundamentales ”. No obstante, para
otr os, y creo que en mayor coher encia con otros artículos constitu-
cionales, la Constitución, lejos de todo reduccionismo, admite
ampliar este ideario básico a un ideario educativ o de Centromás
v asto, fundado en la liber tad de enseñanza, aplicada a centros de
titularidad privada y pública. E n todo caso, este ideario más amplio
debería respetar el mínimo común del “ideario constitucional\
”. Ello
nos obliga a continuar el análisis sobre este último. Los contenidos del “ideario constitucional ” se reducen a los ejes
transversales de la ESO, que, en sí mismos, admiten diversas inter-
pretaciones. M e refiero a la educación para la vida, los der echos
humanos, la liber tad, la sociabilidad, la paz, el pluralismo, la tole-
rancia, el diálogo, la solidaridad y cooperación, las valores cívicos,
la salud, etc. Bien entendidos dichos “ ejes transversales”, los católi -
cos pueden ser sus máximos defensor es, hasta la excelencia, fruto de
la Ver dad y de la fuerza del verdadero Amor . Sin embargo, hay
v arios problemas que quiero r esaltar:
a) Los ejes transversales sólo hacen refer encia a los valores
sociales, y no a los nuclear es de la persona. Además, la “neu-
tralidad ” moral y religiosa de las instituciones y administra-
____________
(41) Pío XI, Encl. “Divini...”, n.º 38.
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ciones públicas que diseñan sus aplicaciones, exige omitir el
verdadero fundamento de dichos valores. Y cuando esta
omisión es indebida, puede decirse que el fundamento se
quita. Así, la omisión supone una verdadera supresión.
b) Por otra parte, las ideologías imperantes, la costumbre ciu-
dadana, y los instr umentos ofrecidos por la administración
pública educativa y por el propio ideario y organización de
Centro, pueden legalmenteexplicar hoy dichos “ valores
cívicos ” en contra de la ley natural objetiv a y la enseñanza
de la Iglesia.
c) Los contenidos del “ideario constitucional ” suponen el libe-
ralismo socio-político, y el agnosticismo relativista del
Estado, donde las instituciones públicas —y la escuela lo
es— son inicialmente neutrales. En dichos contenidos, hay
aspectos que presentan serios reparos para la conciencia de
un católico, fundada en la ley natural objetiv a y la revela-
ción cristiana, sobre el origen y límites del poder político,
las libertades y derechos cívicos, etc.
d) Puede preguntarse si las instituciones públicas democráticas
son siempre neutrales, o si pueden estar influidas por los
cristianos en su desarrollo . Según algunos, dichas institucio -
nes sólo estarían inicialmentesin determinación r eligiosa,
quedando su orientación, en la práctica concreta,a merced
de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos. Lógicamen-
te, este planteamiento establece una profunda fisura entre
las instituciones y la realidad sociológica católica del país.
A demás, cuando se sigue sistemáticamente la ley de la
mayoría en materias fundamentales o básicas, este pr ocedi-
miento traslada a la sociedad múltiples problemas prácti-
cos. Desde luego, con este sistema, la influencia de los cató -
licos no supondría el reconocimiento por las instituciones
de la soberanía social de N.S. J esucristo conforme a la Quas
Primas de Pío XI.
e) De hecho, la L OGSE (Preámbulo) ha desarr ollado el “idea-
rio constitucional ” como único ideario propuesto desde el
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Estado para la escuela pública, de manera que, en ésta, los
católicos sólo podrían influir en cuestiones no nucleares
como la asignatura libr e de religión. Por otra parte, es con -
tradictorio que la formulación del contenido de la Ley
quede en la indeterminación, y que el pacto social que
implica la ley , permita otro posterior de diferente signo.
Ante estos y otr os aspectos, digamos que el fracaso educativo en
materia de costumbres y moral natural, así como en relación al
conocimiento y vivencia de la juventud en materia r eligiosa, ha sido
horroroso. H oy todos lloramos los males de nuestra juventud espa -
ñola. P or eso pr opugnamos una educación que abarque toda la per -
sona, y que sea posible la enseñanza de una concepción cristiana d\
e
la vida tanto en los centr os de titularidad privada como pública.
D e todas manera, los contenidos cívicos citados no son sufi-
cientes por car ecer de la debida fundamentación y sopor te. No se
apo yan en la unidad y totalidad del ser humano, pues sólo atienden
su dimensión social, relegando los fines personales de la educación.
N o llegan al núcleo interior de cada persona, e ignoran la educació\
n
en las vir tudes (42). O miten unos “postulados morales (objetivos)
aceptados y r espetados por todos ”, y, sobre todo, prescinden de la
religión y de la r evelación cristiana. A demás, dichos contenidos
cívicos admiten que el r elativismo y la ley del consenso —por ejem -
plo, sobr e la sexualidad humana— puedan vulnerar la dignidad
humana. A dmiten subor dinarse a lo “ políticamente correcto ”,
mientras “ existe el peligr o de una instrumentalización de la educa-
ción —que es un fin eminentemente personal— en vista de los
fines que se pr efije una política reduccionista ” (43). Reducir la edu-
cación a esto es contraproducente, por lo mismo que es antinatural
un alma salvajecon supuestas formas civilizadas.
U na ve z más, el pr oblema no son las formulaciones sino los
contenidos. En una confer encia a la que tuve el gusto de asistir , el
____________
(42) I
SAACS, David, La educación de las virtudes humanas , Pamplona, E unsa, 1.ª
ed., 1976, y 8.ª ed., 1986, 462 págs. (43) E
LTO N,Ma r í a , El derecho de los padres a la educación de sus hijos , cit.,
pág. 153.
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profesor Alejandro Llano afirmó que cualquier formación cívica
debe expr esar la dignidad de la persona humana y su derecho y
deber de participar en la sociedad. Para ello, es necesaria la dimen-
sión ética, no r educir la moral a lo ex clusivamente personal, fami-
liar o pr ofesional, mantener una debida unidad entr e ética pública
y ética privada, y lograr que el interior del hombre se irradie a todo
el quehacer del hombre. U na formación cívica adecuada exige el
arraigo familiar y la adquisición de virtudes morales e intelectuales.
S e opone al estatismo agobiante, al economicismo consumista, al
nar cisismo individual que se aísla del bien común. Se opone tam-
bién a la actual cultura del espectáculo, de las apariencias, y del
éxito . Supera el modelo técnico y anónimo del llamado tecnosistema
que tanto perjudica a la r evitalización de las comunidades ciudada-
nas y a la activ a participación en la esfera pública. P ero lo que es
más importante, una formación cívica adecuada exige amar la ver-
dad, y saber decir que no,así como oponerse a las leyes inmorales
que exigen la desobediencia civil. P ues bien, continúa Alejandro
Llano:
“… una actitud así, de seria rebeldía ante los poder osos de este mundo, no
se puede mantener si no es con la ayuda de D ios. Por eso, el humanismo
puramente secular o laico acaba en la inconsistencia y en el drama. La r\
eli-
gión es el lazo de solidaridad más fuer te que une a personas de las más dis-
tintas condiciones e ideas. Y el cristianismo no solo nos habla acerca de la
ver dad, sino que es la Verdad misma, encarnada por J esucristo, que al
mismo tiempo es Camino y Vida” (44).
____________
(44) L
LANO,Alejandro, “F ormación cívica ”, Pamplona, U niversidad de N avarra,
confer encia del 23-II-2000. En un orden menor , una formación cívica adecuada nece-
sitaría el cultiv o de las Humanidades que evitan aquel aislamiento que tanto favorece al
pretotalitarismo . En este marco, afirma Alejandro Llano: “I nformática e inglés, como
pr eparación para estudiar empresariales o ingeniería, y conseguir as\
í una buena posición
económica. E n esto se agota el panorama cultural y social que se suele abrir ante la\
s pr o-
metedoras inteligencias, potencialmente infinitas, de quienes pr onto tomarán el relevo
en la dir ección de la cosa pública y de las empresas privadas. ¿Qué se hiz o del frondo-
so árbol de las ciencias? ¿Dónde quedan las humanidades clásicas y los grandes libros?
¿Q ué fue de los ideales para cambiar el mundo que germinan en la primera juventud?
S e ignora: no saben, no responden. Sobr e base tan somera es inviable que se desarrolle
una formación cívica, r educida hoy a ser una pintoresca línea transversal de la ESO,
según la r eglamentación de la L OGSE”.
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Volvamos al actual fracaso escolar , fruto de r educir las vir tudes
al ámbito cívico o social. Esta situación tiene una profunda r elación
con el desdén o quebranto hacia la moral y la ética, hacia el senti-
do de la vida, y hacia la religión positiv a cristiana, que es verdade-
ramente educadora. Tiene r elación con las alteraciones sufridas en
la inteligencia emocional (45), con la falta de exigencia y de forma -
ción de la v oluntad (46), y con el desequilibrio en el binomio for-
mado entre la autoridad (que ayuda a crecer) y la libertad personal.
El fracaso escolar se relaciona con la falta de virtudes humanas, con
la car encia de los “ postulados morales aceptados y respetados por
todos ”, con la ausencia de un proyecto personal de mejora y del
gusto por la ex celencia, con la dejación de algunas familias de sus
deber es debido a la ignorancia y la comodidad, etc. Como vemos,
la educación es mucho más que la instr ucción, y está unida a una
concepción teórico-práctica de persona y a su puesta en práctica.
PARTE II:
L
A MUTUA INFLUENCIA DE LAS LEYES Y EL QUEHACER EDUCATIVO
1.La discr epancia
Identificada la v erdadera educación, analicemos su fundamen -
to legal objetivo, más allá de la mera legalidad actual. Así, podr e-
mos examinar por qué el actual laicismo moderado se aleja del ideal
sociopolítico educativo, pues es evidente que, por lo que respecta al\
laicismo radical, éste se sitúa frontalmente contra la verdad y el
der echo irrenunciable de los padr es a la educación.
____________
(45) La llamada inteligencia emocional explica aspectos importantes del fracaso
escolar . Según estudios, el coeficiente intelectual aporta un 20% en los factores que
determinan el futuro éxito pr ofesional; el 80% restante se debe a la autoestima, la
empatía, la persev erancia, el autocontrol, el dominio de las emociones etc. (“E l
Magisterio Español”, 4-IV -2001, pág. 27).
(46) VV .AA., Dimensiones de la voluntad , Madrid, Ed. Dossat, 1988, 243 págs.
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Este es el aspecto más complejo del presente trabajo. Así, desde
un fundamento filosófico y teológico, se pueden identificar el mar-
co legal planteado por el laicismo moderado o suav e. Se trata del
laicismo en su v ersión neoliber al, o bien en aquella otra versión
práctica que omite referirse a los principios políticos , pero secundaria-
mente y de hecho —aunque sin necesidad alguna— acepte los prin-
cipios liberales. Esta última versión puede presentarse —ya lo diji-
mos— cuando las familias actúan en su calidad de cuerpo interme-
dio que defiende sus der echos, pero sin posibilidad de tener una
repr esentación política.
Antes de seguir adelante, la dependencia entre las leyes y el que -
hacer educativ o exige recordar tr es aspectos teórico-prácticos de lo
que las cosas deben ser:
a) Debido al carácter moral y r eligioso del Estado, éste debe
favorecer la religión católica de los españoles en materia de
educación tanto en los Centros públicos como r espetarla en
los privados. N o en vano, el laicismo (para algunos laici-
dad) de las instituciones públicas es la causa de los principa -
les males y las actuales dificultades prácticas en materia de
educación. Esta perspectiva, que recuer da las obligaciones
del Estado, div erge de la que tienen algunos padr es católi-
cos, que defienden la enseñanza católica en las escuelas pri -
vadas y públicas, pero omiten r eferirse a la configuración
del Estado. Quizás esto se deba a que, en este tema, ellos
hablan únicamente desde el cuerpo intermedio al que per-
tenecen en materia de educación, dejando la política a los
políticos.
b) El Estado tiene una naturaleza subsidiaria respecto a los
derechos de las familias, las instituciones intermedias, y la
Iglesia católica, debido a la naturaleza específica y al carác-
ter prepolítico de todas estas instituciones
c) Es pr eciso rescatar la enseñanza íntegr amente católica en las
escuelas públicas, y no sólo en las privadas. En efecto, ciertas
ideologías se han apr ovechado de que más de la mitad de la
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juventud española estudia en la red de titularidad pública.
Así, de aspirar a descristianizar a la juv entud, les ha basta-
do incorporar el laicismo a la red pública bajo la apariencia
de “ neutralidad ” moral y religiosa —siempre imposible—,
y r estringir así la enseñanza católica a la red de centros pri -
v ados. P or otra par te, la crisis espiritual de algunos centros
de inspiración católica, y una indebida interpr etación de los
“valores cívicos ” recogidos en la Ley de educación, han
hecho el r esto.
Como el Estado “ neutro” o laico (laicista) origina enormes difi -
cultades cuando se quier e impartir una enseñanza verdaderamente
católica en la red pública —teóricamente posible en base al argu -
mento sociológico—, desde hace décadas se ha ido declarando con
los hechos la imposibilidad de tal educación. Ello se ha unido al
hecho de confundir la educación con la instrucción, de reducir la
enseñanza católica a las dos horas de asignatura de religión —igno -
rando así que la educación es una unidad que abar ca todas las dis-
ciplinas y vida escolar—, y a desviar la enseñanza católica a la red
privada.
2. Las dos caras del laicismo
2.1. ¿Qué es el laicismo?
Ahora bien, ¿qué es el laicismo? F ijar esto es importante porque
algunos utilizan el término nuevo de laicidadpara expresar un lai-
cismo (moderado o suave) que no persigue a la religión y la Iglesia,
y r eservan el v ocablo laicismo para identificar el laicismo radical, es
decir , el anticlerical y anticristiano .
D iscrepamos de este planteamiento, pues el laicismo tiene una
doble cara, una radical o abiertamente anticristiana, y otra modera -
da o suave, fruto ambas del racionalismo, la secularización, y el
naturalismo aplicado al ámbito social y a las instituciones civiles y
políticas. Esta gradación del error laicista, fue analizada por León
XIII en la encíclica “Libertas ” (nº 12-14) y “Annum ingressi ” (nº 9-
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12), por Pío XI en “Quas primas” (nº 12) y “Ubi arcano” (nº 21-
24, 41), entr e otras muchas. Ambas caras son dos formas complemen-
tarias de laicismo ,que sólo se diferencian en el grado . Su perfil es el
siguiente:
a) El laicismo, moderado o radical, omite (expulsa) de la ense -
ñanza, la educación y las leyes, de forma abierta o taimada,
con los hechos o desde la ley y las posibilidades que ésta ofrece,
la Ley y el Derecho natural, la r eligión positiva —católi-
ca—, y al mismo D ios. La escuela “neutra” (como tal sólo
aparente) es, de hecho, contraria a la religión natural y po-
sitiva. U na omisión tal, ignora el carácter constitutivo y
orientativo —y no sólo coercitiv o— de toda ley civil.
Si el laicismo moderado separa el Estado de la religión
positiva, de la religión católica, y del Derecho natural obje-
tivo, es porque afirma que “la laicidad es pr opia del Estado
democrático y consiste en asegurar que tanto él como las
instituciones públicas están por encima de cualquier con-
fesión religiosa guar dando en todo momento una estricta
neutralidad ideológica ” (47).Sin embargo, digamos que eso
no es laicidad, sino laicismo ,una v ez que el magisterio tradi-
cional de la Iglesia ha identificado claramente la configura -
ción cristiana del Estado .
b) El laicismo moderado no pr otege con las leyes el derecho de
los padres a la educación de sus hijos, pues desvía el ejerci-
cio de dicho derecho a la conquista sociológica que los
padres, que desean conseguir una educación plenamente
católica para sus hijos, deben realizar de los Consejos
Escolares. Esta conquista es siempre difícil, inestable y , creo
yo , hasta contr aria a la actual legislación, si no en su letr a
—fácilmente controver tible— sí en su espíritu.
c) El laicismo ignora el carácter orientativo de toda ley civil
(también de las permisivas). I gnora que un Estado bien
____________
(47) P or ejemplo, José María Cor ella, “Diario de Navarra”, 17-XI-2004.
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constituido debe declarar en su ley fundamental que la edu-
cación católica es un B ien (declaración que negarán los
católico-liberales), que es un derecho efectiv o de los padres
católicos, y que se trata de un der echo independiente de la
may oría numérica paterna en los Consejos Escolar es.
e) El laicismo no quiere pr edeterminar en la Constitución y
ley es del Estado que las instituciones públicas deben cum-
plir con las expectativ as y derechos de los padres católicos.
T odo se deja en el vacío, y el r esultado ha sido “la nada”.
E n consecuencia, no sólo es laicismo el radicalismo de creer que
“ el Estado debe extirpar toda manifestación o actividad religiosa en
la vida pública y muy especialmente en la actividad educativ a”, sino
también la “ neutralidad” (siempre apar ente) del Estado en materia
moral y r eligiosa, así como su desvinculación de la religión católica\
.
E l laicismo radical hace que el laicismo moderado, en calidad de
defensor de la tolerancia dogmática en las leyes y en cuanto nega-
dor la dimensión orientativ a de la ley debido a predicar el indife-
rentismo del Estado, cultive y prepare el terreno al laicismo radical,
intolerante en la práctica contra la educación cristiana. El error del laicismo moder adoabre las puertas y conduce per se
al laicismo r adical. Tengamos en cuenta los principios laicistas, y la
lógica de sus consecuencias. P or ejemplo:
a) El Estado, debido a su peculiar naturaleza y fin, se convier-
te en un agente anticristiano por omisión, cuando soslaya
sus deberes hacia la verdad objetiva y la r eligión católica,
consecuencia de lo cual deja abierta la caja de P andora en
la legislación y praxis posterior . El primer paso del laicismo
es la aconfesionalidad y la libertad jurídica de cultos que da
por bueno lo que la tolerancia declara permisión negativa del
mal. A clarar por qué algunos sectores se pr evienen contra
esto exige otras explicaciones.
b) En poder civil tiene un carácter ejemplar que suele proyec-
tarse sobre la sociedad y los individuos. P or eso, el Estado
laicista tiene la cualidad de extender , positiva y directamen-
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te, dicho laicismo (o indiferentismo) en la sociedad. Las
insuficiencias y vacíos existentes en la configuración del
Estado así como en la propia educación tienden, debido a
su dimensión ejemplar, a deformar positiv amente al educan -
do y al propio ciudadano, r educiendo así el deber ser a los
hechos . Este carácter ejemplar es consecuencia del deber que
tiene el Estado de orientar moralmente a la sociedad en
aquellos aspectos fundamentales del or den moral que afec-
tan a la comunidad.
c) El or den natural es tal que, todo modelo adecuado de edu-
cación reclama su correlativ o orden natural en la sociedad
y , ambos, en el ámbito Estatal, pr ecisamente porque el
poder civil supremo tiende a proyectarse en la sociedad.
Esta dependencia está, sin embargo, lejos de un modelo
totalitario . Como el modelo de educación tiende a repro-
ducir el modelo que se tiene de sociedad y el Derecho
público, si estos últimos están afectados de ideología liber\
al
también lo estará la educación, al menos los Centros edu-
cativ os de titularidad pública.
Citemos algún ejemplo del magisterio pontificio que rechaza
tanto el laicismo r adical como el moder ado. Pío IX condena en el
Syllabus la proposición siguiente: “P orque es falso que la libertad
civil de cultos y la facultad plena, otorgada a todos, de manifestar
abierta y públicamente sus opiniones y pensamientos sin excepción
alguna conduzcan con may or facilidad a los pueblos a la corr upción
de las costumbr es y de las inteligencias y propaguen la peste del
indiferentismo ” (Proposición 79).
Según León XIII, la consecuencia práctica del Estado laicoes el
“ d e s p r ecio de las leyes y de la autoridad pública y una general licencia
de las costumbres, que trae consigo una v e rdadera decadencia de la civi-
l i z a c i ó n ”. Dicho Estado hace tambalearse y echa por tierra “las bases de
la convivencia civil”, y ataca el matrimonio, la familia, así como el
“ d e r echo natural de los padres a la educación de los hijos” (48).
____________
(48) León XIII, Encl. “ Annum ingressi”, 1902, n.º 10-11.
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En fechas trágicas tras la P rimera Guerra Mundial, Pío XI, en
su encíclica “Ubi arcano ” (1922), es muy explícito sobre la necesi-
dad de que, para mantener la paz, los Estados deban subor dinarse
“ a las enseñanzas y mandatos de J esucristo en su vida política inte-
rior y exterior ” (nº 36). Su diagnóstico puede aplicarse a nuestr os
días. En r elación con la enseñanza, se refier e a la situación que
excluye:
“ a Dios y a Cristo de la educación de la juventud, y la consecuencia inevi-
table ha sido no ya la mera ausencia de la religión en las escuelas, sino la
guerra, abierta o encubier ta, contra la religión en la enseñanza y la convic-
ción en los niños de la nula o escasa importancia que para vivir rectamen -
te tienen aquellos principios sobre los cuales se obser va un absoluto silen-
cio o que son el objeto de explicaciones saturadas de desprecio ” (nº 24).
En fechas tan difíciles o más que las actuales de 2005, y una
ve z establecidas las condiciones de una sana democracia si fuera el
caso (49), Pío XII afirmó que “la política del siglo
XXno puede
(ignorar) ni tolerar que se insista en el error de querer al Estado
separado de la religión en nombr e de un laicismo que no ha podi-
do ser justificado por los hechos ” (50). En otra ocasión, este mismo
pontífice rechaza la ex clusión de Cristo “de la vida moderna, y esen -
cialmente de la pública ”, que conlleva la pérdida de “todas las nor -
mas y principios morales ”. Esto significaba rechazar el “llamado lai -
cismo (...), (mientras advierte que) donde el laicismo logra sustraer
al hombre, a la familia y al Estado del influjo benéfico y regenera -
dor de Dios y de la Iglesia (apar ecen) señales cada vez más eviden-
tes y terribles de la corr uptora falsedad del viejo paganismo ” (51).
Así mismo, J uan XXIII señala en su encíclica “M ater et
Magistra ” (1961):
“La causa de todo esto parece hallarse en que los hombres, per o sobre
todo los jefes de los Estados, se inspiran para su acción en diversas\
concep -
ciones de la vida. Hay quienes se atreven a propalar que no existe ley algu -
na, ni de verdad ni de rectitud, que trascienda las cosas externas ni al
mismo hombr e; que sea absolutamente necesaria y que abar que a todos los
____________
(49) Pío XII, Radiomensaje “B enignitas et humanitas”, 1944; “Il popolo”, 1953.
(50) Pío XII, Encl. “L ’ inesauribile mistero ”, 1956, n.º 20.
(51) Pío XII, Encl. “S ummi pontificatus ”, 1939, n.º 23.
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hombres; que, finalmente, sea igual para todos. Con ello sucede que, pue\
s-
to que no existe una única y misma ley de justicia para todos, no hay\
posi -
bilidad de que los hombr es puedan hallarse plena y totalmente de acuer -
do en nada ” (52).
Es evidente el actual desconcierto del Estado español sobre qué
es educar . Es fruto de las tendencias materialistas, técnicas y utilita-
rias. En efecto, y como acumulación de males, uno de los grandes
problemas de la sociedad y política de ho y es reducir el Bien al
ámbito priv ado, creer que el Estado debe ser “indifer ente respecto
a los pr oblemas de la vida buena ”, separar la moral y la política, con
la lógica “ desconexión entr e la teoría política —que se ha hecho
utópica o se ha tecnificado— y la vida r eal”, caer en la tecnocracia
“ según la cual establecer un fin en la esfera pública se hace super-
fluo ”, y llegar en un cientifismo que reduce el adelanto humano a
“ una mera exterioridad, material o técnica ” (53).Consecuencia de
ellos, ahí están los graves males en la educación de la juventud. Una vez más, es preciso partir de los deberes y derechos del
Estado bien configurado . Conocerlos es básico.Y aquí está el pro-
blema, porque hoy predomina el laicismo, sea moderado —suav e —
o bien radical. H oy, que la izquierda ideológica aplique en España
el laicismo radical, no debiera sorpr ender a quien defiende un lai-
cismo moderado que algunos ocultan bajo el neologismo de laici -
dad . Al parecer , dicho neologismo se acuña en F rancia en vísperas
de 1914, adquiriendo plena vigencia en 1946, cuando el Estado
francés se declara constitucionalmente laico, basado en las “leyes
laicas ” de 1905 (54).
2.2. Rechazo al laicismo educativ o
P asemos al gran tema del laicismo —moderado o radical— del
Estado en educación.
____________
(52) J uan XXIII, Encl. “Mater et magistra ”, 1961, n.º 205.
(53) E
LTON, María, El der echo..., vid. nota 39, págs. 147-164.
(54) F
LORISTÁN, Casiano, “U na Europa laica ”, en “Diario de N avarra” 21-II-
2005, pág. 14.
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En primer lugar , recordemos que el Estado bien configurado
tiene un carácter moral, que debe r eflejarse en materia educativa. El
Estado “ vive, y obra en y por los ciudadanos que lo integran” (Eijo
Garay). N o es una entidad subsistente por sí misma (“ ens subsi-
tens ”), sino un pueblo políticamente organizado . Tampoco es un
instrumento de gestión utilitario, puramente administrativo, de
obras, ni se ordena sólo a la comodidad y pr ogreso materiales.
D ebido a que el Estado es “ un organismo moral fundado en el
orden moral del mundo ”, debe orientar los impulsos de la tecnocra -
cia o de “los pur os técnicos de la organización ” (Pío XII, 5-VIII-
1950), toda vez que la r ealidad moral debe moralizar y dar sentido
a los medios que se utiliza. Este planteamiento descubre las obligaciones morales y r e l i g i o s a s
del Estado, su deber de velar por el bien común, y la necesidad de que
r e c o n o z ca los derechos primarios tanto de las familias a la educación
de sus hijos, como de la Iglesia en el orden sobrenatural. De ahí que
el Estado tenga obligaciones hacia Dios, se deba a las familias como
p a rte principal de la sociedad en materia de educación, y las faculta-
des estatales sean limitadas y subsidiarias en servicio al Bien Común.
Por eso también el Estado y la comunidad educativa del que él forma
p a rte , se sitúan en el orden de los bienes, de la moral, del desarr o l l o
integral de la persona y las instituciones sociales. El Estado, en ser vicio a la sociedad, debe supervisar que la edu -
cación impar tida por las instituciones sociales fav orezca el bien
integral de la persona, conforme al principio de totalidad. P or ejem-
plo, y desde un punto de vista negativo, el poder civil no puede
legalizar la utilización de libros de texto contrarios a la verdad ci\
en-
tífica, natural o r eligiosa, esta última entre la juventud católica.
Como dice el P . Victorino Rodríguez (1966): “La distinción entr e
‘ orden público ’ y ‘bien común’ no es distinción esencial en derecho
natural y teológico, sino accidental (...), sin que el or den público
pueda considerarse como la parte principal del bien común ” (55).
____________
(55) R
ODRÍGUEZ, Victorino, “Estudio histórico-doctrinal de la declaración sobr e
liber tad r eligiosa del Concilio Vaticano II”, Rev . “La Ciencia Tomista”, Salamanca,
tomo 93 (1966), págs. 193-339 y págs. 323-324; Í
DEM, “Sobr e la libertad religiosa ”,
ídem tomo 91 (1965), 117 págs.
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El Estado también debe ayudar —y no absorber— la iniciativa
social conforme al principio de subsidiariedad desde cualquier pers -
pectiva —y no sólo la económica—, incluida la participació\
n de las
familias en los Centros educativ os. Así mismo, debe actuar allá
donde la sociedad no llegue, cr eando centros educativos al servicio
de las familias. Pasemos a las aplicaciones. Queda dicho que la escuela neutrao
laica excluy e la religión, sea natural o bien rev elada. Así, como esta
escuela “ sólo puede ser neutra aparentemente, porque de hecho es
o será contraria a la r eligión” (56), según Pío XI un cristiano no
debe asistir a las escuelas abiertas a católicos y acatólicos sin distin-
ción (57). Si proyectamos lo anterior al derecho político, es ho y revelado-
ra la siguiente afirmación de Pío XI: “ Y no puede tampoco tolerar-
se la escuela mixta (sobr e todo si, siendo “única”, es obligatoria para
todos), en la cual, aun r ecibiendo aparte la instr ucción religiosa, es
acatólico el pr ofesorado que enseña ciencia y letras conjuntamente
a los alumnos católicos y no católicos” (58). La razón es bien senci-
lla porque:
“ no basta el mer o hecho de que en la escuela se de la instr ucción religiosa
(frecuentemente con ex cesiva parquedad) para que una escuela resulte
conforme a los der echos de la Iglesia y de la familia cristiana y digna de ser
frecuentada por los alumnos católicos. Ya que para este fin es necesario que
toda la enseñanza, toda la organización de la escuela —pr ofesorado, plan
de estudios y libr os— y todas las disciplinas estén imbuidas de un espíri -
tu cristiano bajo la dir ección y vigilancia materna de la Iglesia, de tal
manera que la r eligión sea verdaderamente el fundamento y la cor ona de
la enseñanza en todos sus grados, no sólo en el elemental, sino ta\
mbién en
el medio y superior ” (59).
En el caso recogido por el Concilio Vaticano II, de que los cató -
licos se eduquen “ en escuelas no católicas ”, es decir, cuyo ideario de
Centro no se declare o no sea católico, el Concilio pone importan-
____________
(56) Pío XI, E ncl. “Divini...”, n.º 38.
(57) Pío XI, Ibidem, n.º 64.
(58) Pío XI, Ibidem, n.º 64.
(59) Pío XI, Ibidem, n.º 65.
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tes condiciones, pues desea que los jóvenes “progresen en la forma-
ción cristiana armónicamente a igual paso que en la pr ofana”. Estas
condiciones son: “ el testimonio de la vida de aquellos que les ense-
ñan y dirigen, (...) la acción apostólica de los condiscíp\
ulos, y sobr e
todo (...) el ministerio de los sacer dotes y seglares que les enseñan
la doctrina de la salvación” (60). Pues bien; son evidentes las dificultades existentes para que
estas condiciones se den en la actual escuela pública denominada
“democrática y aconfesional”. No sólo me re f i e ro a hecho de pre-
tender la supresión tanto de la clase de religión como de su eva-
luación en el curriculum escolar, ni a lo maltratada que estuvo la
asignatura de la religión con el Gobierno del P a rtido P o p u l a r
durante años, ni al ambiente adverso que generan ciertos condis-
cípulos. Me re f i e ro —sobre todo— al carácter relativista y agnós-
tico que ofrecen numerosos libros de texto, p ro f e s o res y ambien-
tes, así como a su mal ejemplo. En este caso, es sin duda lamen-
table que sean “ m u c h í s i m o s” los jóvenes católicos que acuden a las
escuelas de titularidad pública (como también a determinadas
escuelas privadas). Por eso, nos acogemos a la citada De c l a r a c i ó n
del Vaticano II cuando afirma que: “(...) la Iglesia alaba a aquellas
autoridades y sociedades civiles que, en razón del pluralismo de la
actual sociedad y atendiendo a la debida libertad religiosa, ayudan
a las familias para que en todas las escuelas pueda darse a sus hijos
una educación conforme con los principios morales y religiosos de
las familias” (61). Está clar o que el Concilio habla de la educación católica en
todas las escuelas, de titularidad privada o pública. Lograr esto es
posible y fácil en la r ed pública cuando el E stado profesa una mor al y
r eligión, y en la r ed privada cuando está concertada con eficacia con -
for me a la justicia distributiv a(62), lo que algunos llaman “justicia
educativa ”. Sin embargo, hoy día no se dan de hecho ambas condi -
ciones, sobre todo la del carácter moral y religioso del Estado, que
es laico o —mejor— laicista.
____________
(60) Conc. Vat. II, Decl. “G ravissimum Educacionis ”, n.º 7.
(61) Conc. Vat. II, Ibidem, n.º 7.
(62) Conc. Vat. II, Ibidem, n.º 6.
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2.3.Dos modelos del “ moderantismo”
2.3.1. E l neoliberalismo
¿Qué decir del laicismo en su versión liberal moderada o suave?
S e trata de un laicismo inicialmente pasiv o, en cuanto que aspira a
seguir la máxima del “Estado gendarme ”. Sin embargo, con el tiem -
po se ha transformado en un Estado impulsor de la vida social,
incluso en un sentido mar cadamente intervencionista, aunque, ho y
por ho y, de talante moderado. Es más, sin olvidar su sentido laicis-
ta, dicho Estado ha tenido algunas felices contradicciones —subra-
yadas y criticadas no obstante por el laicismo radical—, tales como
los signos r eligiosos de las instituciones de un Estado constitucio-
nalmente “ neutro”, la pr esencia de cargos públicos en actos r eligio-
sos, etc. Insisto que, las v ersiones moderada y el radical del laicismo,
proceden del mismo error: la separación del Estado respecto a la
r eligión positiva y el derecho natural objetiv o. El laicismo modera-
do debe saber que el Estado tiende a configurar con su ejemplo a la
sociedad y a los individuos sobr e los que se proyecta. Si el Estado
siembra apar ente “neutralidad ”, la sociedad la r ecoge en versión de
indiferentismo . Por su par te, el laicismo radical agudiza este mal a
extender positiva y directamente el laicismo en la sociedad, vulne-
rando de esta forma los der echos de las familias y la misma perso-
na. Como siempre, el problema no es de gradaciones, sino de cómo
se concibe a la persona y la comunidad. Así decía San Agustín:
“Los que afirman que la doctrina de C risto es enemiga del Estado,
que pr esenten un ejército tal como la doctrina de C risto enseña que deben
ser los soldados; que pr esenten tales súbditos, tales maridos, tales cónyu -
ges, tales padr es, tales hijos, tales señores, tales sier vos, tales reyes, tales jue -
ces y , finalmente, tales contribuyentes y exactor es del fisco cuales la doc-
trina cristiana forma, y atrévanse luego a llamarla enemigo del Estado. N o
dudarán un instante en proclamarla, si se obser va, como la gran salvación
del Estado ” (63).
____________
(63) San Agustín, en Pío XI, Encl. “Divini...”, n.º 42.
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¿Cómo justifica su posición el llamado neoliberalismo? Seña-
lemos algunos aspectos:
a)El neoliberalismo considera imposible armonizar todas las
libertades individuales cuasi-absolutas propuestas por el
racionalismo, y en ello no le falta razón. Así, pr evalece la
libertad individual, el que a mi me dejen elegir. Quien quie-
ra una educación católica, debe ir a la enseñanza priv ada,
concertada o no, lo cual pr omueve la identificación de la
enseñanza pública con la enseñanza laica o laicista.
b) El neoliberalismo añade un elemento práctico, como es evi-
tar que el partido político triunfante imponga sus afirmacio-
nes morales y creencias, por ejemplo, la ideología materialis-
ta y hedonista. De ésta manera, oponiéndose a lo peor,
como es la imposición del materialismo a las conciencias de
niños y jóvenes, el liberalismo señala como únicos y ex c l u s i-
vos “v a l o r e s” de la escuela pública los principios constitucio-
nales basados en lo que supone “ n e u t r a l i d a d” moral y re l i-
giosa del Estado y la educación. Sin embargo, esto es hacer
d i r ectamente un mal para evitar otro formalmente peor.
c) El neoliberalismo aporta una razón económica a beneficio
de las sub venciones o concier tospara la enseñanza priv ada. Si
los dos argumentos anterior es son falsos, este lo considera -
mos verdadero, pues se basa en: a)El elevado coste actual
de la vida para la economía doméstica. b)Que el propio
“Estado llamado del bienestar ” haya convertido la enseñan -
za en un servicio social básico y obligatorio, permite dedu-
cir que éste debe ser gratuito en cualquiera de sus modali -
dades —priv ada o pública—, atendiendo a los derechos y
libertad educativa de los padr es. Sin embargo, téngase en
cuenta que la mentalidad actual es que quien pone diner o,
compra.
Pues bien, este “neoliberalismo”, que hace imposible la enseñan-
za íntegramente católica en las escuelas de titularidad pública, está
expuesto a las críticas siguientes:
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a)El “neoliberalismo ” supone un Estado “ neutro” en el ámbi-
to moral y religioso, lo que conduce al indifer entismo y al
nihilismo en la vida política, social e individual. Ello es así
porque el Estado es una realidad moral, que no se r educe al
ámbito administrativo y de gestión.
b) El vacío moral del Estado “ neutro” (como tal apar entemen-
te) en materia de enseñanza, es imposible de mantener
largo tiempo, y abre la puerta, por exigencia natural, a una
enseñanza de valores, pero, en este caso, lejos de unos “ pos-
tulados morales aceptados y respetados por todos ” con
cuanto que sean objetivos y universales. Según el uso social
o la presión ideológica, dichos valorespodrán ser de hecho
entendidos desde una perspectiva antinatural y anticristia -
na, conforme al materialismo y hedonismo de cier tas ideo-
logías y costumbres.
c) La gran mayoría de los padres españoles desea una enseñan -
za de orientación católica, que ellos expresan en la elección
de la asignatura de religión, toda vez que ésta es lo único
que el Estado permite en las aulas de los Centros de admi-
nistración pública. Tras la pérdida de la unidad jurídica católica en 1967 y
de la confesionalidad católica del Estado en 1978, es tam-
bién con unas instituciones secularizadas y una sociedad de
varias religiones como el Estado puede hacer posible la
enseñanza católica para la juv entud católica. Lo hará favo-
reciendo la creación de escuelas privadas católicas, ayudan-
do financieramente al respecto, y ofr eciendo esta alternati-
va en las escuelas de administración pública. Si esto es así,
pensemos qué puede decirse cuando la religión católica
tiene una profunda raíz histórica y es socialmente muy
mayoritaria en España.
d) Establecer una oposición entre las líneas educativas priv ada
y pública repugna a la unidad social, así como al principio
moral y unitario de la comunidad y del poder civil. La frac -
tura entr e las líneas educativ as privada y pública propuesta
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—según se ha dicho— por el neoliberalismo, es incoheren-
te e injusta, enfrenta a la sociedad, cr ea una situación ines-
table, y deja algo tan importante como la educación a mer-
ced de los v aivenes políticos. Además, sería indigno que el
Estado identificase la educación impar tida en los centros de
titularidad pública con una enseñanza de contenidos con -
trarios a la educación católica y, quizás también, al derecho
natural.
e) Más que la propiedad de los Centros públicos o privados,
lo importante es —en ambos casos— el derecho de las
familias en la educación de sus hijos, así como las obligacio -
nes del poder civil hacia ellas.
f ) Son muchos los jóvenes católicos que viv en alejados de cen-
tros priv ados, sobr e todo en zonas rurales. P ues bien, tales
quedarían sin educación católica al no ofertarla la escuela
de titularidad pública. Es posible que otros jóv enes no
pudiesen pagar el “ plus” —a veces elevado— en la enseñan -
za concertada , pues el famoso conciertosólo cubre una parte
del gasto educativo . Así mismo, existe una costumbre arrai -
gada en muchas familias de llev ar a sus hijos a los centros
públicos, cuya calidad en materias científicas puede ser , en
principio, tan buena como los privados.
g) Lo cierto es que el laicismo anticristiano militante ha apro-
vechado el legítimo arraigo de la enseñanza pública en
muchas familias, y ha logrado descristianizar a su juventud
apr opiándose de dicha enseñanza, y desvinculándola del
ideario católico de aquéllas.
2.3.2. U na sociedad católica que ocupa instituciones
“neutras”.
Planteemos el supuesto de una sociedad católica que intente
ocupar las instituciones constitucionalmente neutras. Este es el
punto final y más interesante del pr esente trabajo. En tal caso,
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deberemos explicar los hechos desde los principios doctrinales, a
la vez que justificamos estos principios en el intento práctico de
encauzar r ectamente la realidad que vivimos (64).
Este supuesto obliga a analizar la táctica del “ entrismo” en una
sociedad dirigida por un Estado “ neutro”, partidario de una estric-
ta neutralidad ideológica y r eligiosa en las instituciones públicas. La
crítica fundamental a esta táctica se pone en evidencia cuando no
sólo se considera esta situación jurídico-política como un hecho, sino
como un ideal (“ tesis”), o bien cuando se defiende doctrinalmente como
“hipótesis ”, convirtiendo ésta última en “ tesis”. Alguno dirá que la
Constitución de 1978 no ex cluye a N. S. Jesucristo de la educación,
sino que tan sólo no lo incluye, y que deja la presencia de la educa-
ción católica en centros públicos a la v oluntad de los padres.
E xpliquemos.
Según la situación planteada en este epígrafe, el Estado ofrece \
a
la sociedad un Centro escolar “ vacío de cualquier determinación
idearia particular y en ese sentido —y sólo en ese—, marcado ins-
titucional y originariamente por la neutralidad ideológica ”, de
manera que los padres sean los llamados a llenar después de conte-
nido este v acío originario en los Centros de titularidad pública.
Es evidente que esta postura es diferente a la “ neoliberal”. En
r ealidad, atenúa (pero mantiene) la “ neutralidad” del Estado en
materia moral y religiosa, mientras pr etende que la sociedad —los
padr es en materia de educación—, apor ten un Ideario católico a los
Centros educativ os de titularidad pública, precisamente en función
de la libertad de enseñanza y del peso sociológico de los católicos. Analicemos esta posición teórico-práctica, que en otros ámbi\
tos
nada tiene de nuev o. Supone que el colegio público debe tener , en
principio, neutralidad ideológica y r eligiosa, para que los padres
puedan después llenarlo de contenido educativ o según sus preferen-
cias. De esta manera, afirman que podría llegar a existir una educa-
ción confesional católica en Centros de titularidad pública. Planteemos algunas preguntas sobr e esta anunciada posibilidad:
¿es ho y viable en la práctica?, ¿colma las aspiraciones del ciudadano
católico?, ¿configura bien el Estado de cara a D ios creador y a la
____________
(64) D ocumento “Educación, Liber tad y calidad”, vid. nota 5, puntos 4.5. y 5.6.
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religión revelada? De todas maneras, sin que suponga una aceptación
de la neutr alidad del Estado ,algunos aspectos de esta postura pue-
den defenderse circunstancialmente en la práctica actual de la vida
escolar , aunque no parece que el Estado “ neutro” sea capaz de acep -
tarlos. Los aspectos vulner ablesde esta postura son, por ejemplo, los
siguientes:
a)Legalmente choca con la L OGSE (1990), que desarrolla un
peculiar I deario de Centro y un Reglamento de G obierno
de los centros públicos (BOE, 1985, Art. 3), según el cual:
“Los órganos de gobierno velarán porque las actividades de
los centros públicos se desarrollen con sujeción a los prin-
cipios constitucionales, garantía de la neutralidad ideológi -
ca y respeto de las opciones religiosas y morales de los
padres r especto de la educación de sus hijos. Asimismo
v elarán por la efectiva realización de los fines de la educa-
ción y por la mejora de la calidad de la enseñanza ”. Según
esto, en los Centros debe existir una neutralidad que r edu-
cirá la opción religiosa y moral a la clase de r eligión, exclu-
yendo la posibilidad de abar car toda la educación.
b) Debido a las diversas interpretacionesideológicas actuales
sobr e la posibilidad descrita, motivadas por la inconsisten-
cia de una Constitución más política que jurídica, par ece
que la posibilidad apuntada en este epígrafe r eviste un
carácter utópico .
c) Una manera de excluir a N. S. J esucristo es omitir el acto
positiv o que se debería poner , toda vez que, en el peor de
los casos, el Estado no puede ser totalmente permisivo, ya
que debe tener principios prácticos de naturaleza moral y
r eligiosa. El Estado se conver tiría en un agente anticristia-
no por una omisión, lo que es una forma de comisión , dejan-
do abierta la caja de Pandora a la legislación y práctica pos-
terior. T ambién en materia de enseñanza, cuando el Estado
no declara lo que debe ser, la neutralidad que predica deja
de ser tal neutralidad para conv ertirse en una forma de opo-
sición . Así, la omisión inicial que aspira a leyes “ neutras”, se
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transforma en pecado de comisión. En la práctica, en el
pecado está la penitencia, pues quebrar los deberes hacia
Dios proclamando un Estado laico o “neutro”, conlleva
fácilmente en la práctica a la quiebra de los derechos de los
padres.
P ero nuestra crítica también reviste un carácter práctico, pues el
problema se recrudece en tr es ocasiones, considerando: a)los nue-
v os padres que acceden al Centro, b)los padres minoritarios en las
v otaciones del Consejo Escolar y c)el personal docente. N o diré
que la pr opuesta que estamos analizando eleve el cálculo de mayo-
rías a la categoría de principio doctrinal, pero sí a la categoría de
único principio práctico posible ho y. Así, la pr opuesta utiliza para
justificarse algo tan evidente y fácil, como es la existencia de un
númer o suficiente de padres para constituir un Centro educativo
público con un I derario católico de Centro . En el momento cons-
titutiv o ello supondría el traslado de alumnos y personal docente de
un Centr o a otro, una segregación susceptible ho y de una fácil cri-
tica, y un desbarajuste práctico . A ello se añade que:
d) La llegada al Centro educativo de nuevos padres supone un
p roblema añadido, porque tendrían la posibilidad de cam-
biar el Ideario, generando así una inestabilidad debido a la
continua puesta al día de dicho I d e a r i o. Ello sería así, salvo
que los nuevas familias tengan que amoldarse a un Ideario de
C e n t r o previo, ya establecido, y sin posibilidad de cambio.
e) Los Consejos Escolares funcionan por la ley de la mayo-
ría (65). Ahora bien, ¿qué derecho queda a los padres en los
centros de titularidad pública cuando todo se subordina a
las mayorías cuantitativas? A demás, ¿no está la “neutrali-
dad” del Estado liberal para proteger , por ejemplo, a las
minorías en la administración pública? En el caso de ganar
los padres católicos las elecciones al Consejo Escolar , ¿no es
la aparente “ neutralidad” del liberalismo la que garantizará
____________
(65) Reglamento, BOE, 27-XII-1985.
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la convivencia de todos, incluidas las minorías, como pana -
cea de la convivencia democrática, lo que significa escuela
para “ todos”, es decir, de apariencia “ neutra”?
f ) El nuevo I deario de enseñanza católica elaborado por los
padres en un concreto Centro público, comprometería al
personal docente. P ara salir del apuro, los defensores del
supuesto que analizamos, dicen que: “ en tal caso los profe-
sores y demás personas al servicio de aquéllos, en el centr o,
habrían de adoptar la postura de, al menos, respeto a ese
ideario, tal como expr esamente el Tribunal Constitucional
exige, en general, a los pr ofesores que ejercen como tales
en centros caracterizados por un ideario par ticular explíci-
to ” (66). Sin embargo, aunque la libertad de cátedra (67)
está limitada por el Art. 27 conforme lo expuesto en el Ar t.
20.2.4. de la Constitución de 1978, esta limitación no
satisface en materia de la educación, por la sencilla razón de
que el profesor es un agentepositivo para poner en práctica
el I deario de los padres, y no sólo “ respetuoso” con él. E n
efecto, en el actual régimen liberal nadie puede obligar al
profesor a actuar positivamentecontra su propia conciencia,
y tampoco con sólo un r espeto negativo.
E n resumen. Que hoy los padres católicos logren de hecho un
Ideario católico en la escuela de titularidad pública es muy compli-
cado. Ojalá se logre. Y ojalá nadie pudiera decir que va contra el
actual der echo positivo. D igamos también que la propuesta r ecogi-
da y criticada en este epígrafe, hace que dicha complicación sea tal
que, si en el ámbito institucional se reconoce a la sociedad der echos,
se le deja huérfana en su ejer cicio. En efecto, no se debe dejar a los
padr es la difícil tar ea de conquistar la r ed pública en condiciones tan
conflictiv as y penosas. En fin, esta propuesta es complicada, contra -
dictoria en cualquier institución, y parece ho y ilegal.
R esaltemos una importante cuestión, como pieza que cierra el
puzzle. La pr opuesta analizada omite la necesidad de respetar la
____________
(66) Documento “Educación, Libertad y calidad”, v i d .nota 5, punto 4.2. y nota 12.
(67) Constitución Española de 1978, Art. 20.1.a , Art. 20.1.c, y Art. 20.2.
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naturaleza moral y religiosa del Estado,y de evitar las dificultades
prácticas a las que nos hemos r eferido, pues también par a esto último se
encuentr an las instituciones públicas. Si el Estado se subordinase ins-
titucionalmente —como debe— a una moral objetiva y a la religió\
n
católica, que además es la de la mayoría de los españoles, el pr oble-
ma de impartir una educación íntegramente católica en los coleg\
ios
públicos estaría r esuelto. No se puede dejar , a la sociedad, huérfana
del apo yo directo de las instituciones políticas. Así, no sólo desde los
deber es del Estado bien configur ado, sino también desde los der echos
cívicos y la sociología de una población católica, es preciso r ecuperar las
instituciones política par a el Reinado social y político de N. S. J esucris-
to. Sé que esto chocará a quienes sólo aspiran a que se les r espete la
libertad individual, a quienes son partidarios de la histórica demo-
cracia cristiana (liberal), adolecen de sensibilidad social, tienden a
r educir cualquier tipo de institucionalización, y , por último, huyen
de todo lo que signifique pr oyectar las propias creencias religiosas
— r efugiándose en el D e recho Natural— en las realidades temporales.
Digan lo que digan los partidarios del laicismo moderado, los
hechos mandan. E l Estado aparentemente “neutro” en las leyes
(laico o laicista), se ha puesto a impartir una enseñanza aparente-
mente “ neutra” en los centr os de enseñanza de titularidad pública,
independientemente de los der echos de los padres católicos a la
educación de sus hijos. Pues bien, la culpa no es de los padr es cató-
licos en los centros públicos, sino de las instituciones, de sus va c í o s ,
de la interpr etación liberal de la realidad política, que asume la
imposibilidad de una educación verdaderamente católica en los
centr os públicos.
Para empeorar las cosas, el laicismo r a d i c a lha querido confundir
la “ n e u t r a l i d a d ” (aparente) del Estado, con el derecho-obligación del
Estado a “ n e u t r a l i z a r” —descristianizar— la sociedad a donde él
llega. Y cada vez el poder del Estado llega más lejos. De esta mane-
ra, el Estado gobernado por el PSOE se ha propuesto que, en todos
los ámbitos donde él esté presente, respondan a la lógica de la “ n e u-
tralidad originaria” de la Constitución, llevando el germen laicista
hasta sus últimas y lógicas consecuencias. Para ello, mantiene la fuer-
za de la lógica re l a t i vo al significado y naturaleza del Estado, que
—afirmamos nosotros— no debe ser ni totalitario ni “ n e u t r a l”.
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O el Estado es neutro sólo aparentemente, o bien goza de una
orientación moral y religiosa. Dicha apariencia de neutralidad a
v eces oculta una política más o menos inter vencionista sobr e la
sociedad, sea indir ecta (laicismo moderado) o bien directa (si es
radical). S i el laicismo moderado reduce mucho la presencia del
Estado y su aparente “ neutralismo” es más bien pasivo—un “no
hacer ”—, el laicismo radical es más activoy extiende mucho el ár ea
de influencia del Estado . En tal caso, digamos que, lo que es virtud
en el bien (inter vención moderada en un Estado confesional cató-
lico) se transforma en vicio en el mal (absorción de la sociedad en
un Estado “ neutral” en apariencia o bien beligerante del mal). El
bien es sanamente intervencionista a beneficio de la moral natural y
la religión católica en España, mientras que el mal tiende a absorber
la r ealidad social, es enemigo de las liber tades, y de cualquier ver-
dad colectiva (salvo —¡oh contradicción!— la verdad del raciona-
lismo o liberal-socialismo). Dicho de otra manera, el Estado “ neu-
tro ”, sea suave o radical, es la inversión del Estado cristiano.
F ruto del principio práctico del consenso político, ha sido redu -
cir la enseñanza católica a la asignatura de religión en la escuelas
públicas. Esto ha quedado reforzado por la separación entre cienci\
a
y fe, y , a veces, por determinado ejer cicio de una libertad de cáte-
dra, orientada contra la fe y la moral natural en el área de la filoso-
fía, la biología, la historia, la ética, los ejes transversales etc. Los
males de esta enseñanza “ neutra” o laica en materia religiosa, están
a la vista, con un saldo muy negativo para la fe y moral de los jóve-
nes católicos en las escuelas públicas —neutras o laicas—, pero
también para todos los jóvenes cuando se vulnera hasta la religión
y moral inscritas en la misma naturaleza del hombr e.
3. Conclusiones El Estado y la A dministración pública, “ neutras” en materia
religiosa y r elativo a la concepción de la vida, no deben influir pr o-
pagando en la sociedad dir ecta o indirectamente, por acción u
omisión, y a través de las instituciones públicas como es la escuela,
su falta de valores objetivos y su car encia de religión natural o sobre-
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natural, su falta de “postulados morales (objetiv os y universales)
aceptados y r espetados por todos ”, y sus resoluciones contrarias a la
moral natural (por ejemplo en materia de sexualidad humana).
A unque pedir esto es solicitar una incoherencia al Estado liberal,
podemos hacerlo toda v ez que dicho Estado “neutro” alardea de ser-
vir a las familias, a la sociedad, y no quier e presentarse como tota-
litario . Otra cosa es que dicho Estado laico (neutro o laicista),
admita y pueda admitir esta petición. Esto es uno de los grandes
problemas que tiene un Estado mal constituido, contrario al der echo
natur al objetivo y la doctrina social de la I glesia católica.
Los padr es tienen un der echo prioritario a la educación de sus hijos.
Esta debe entenderse como un todo evaluable, e impide reducir la
educación católica a la asignatura de religión. P or eso, y por volun-
tad de los padr es, la clase de religión debe ser una materia ev alua-
ble, en igualdad de condiciones con quienes no la desean. También
es básico educar en el cr ecimiento en las virtudes humanas y cristia-
nas, que no debe quedar r educidas a los valores cívicos.
La verdadera y más perfecta educación es la educación católica,
que abarca todo el quehacer docente, las asignaturas, la conviven-
cia, y no sólo la asignatura de r eligión. La educación laicista, prime -
ro convierte a la juv entud en bárbaros instruidos, y después en
ignorantes masificados y amorales. P or eso, hay que poner en evi-
dencia la ideología laicista, más o menos anticristiana, que ha ap\
r o-
v echado el sano arraigo que en muchas familias ha tenido la ense-
ñanza impartida en los Centr os educativos de administración pú-
blica, para descristianizar a su juv entud, apropiándose de dichos
Centros y desvinculándolos del I deario católico de las familias.
Los alumnos tienen derecho a gozar de una educación íntegra -
mente católica (no reducida a la signatura de r eligión) en los centros
de la administr ación pública. A sí, la educación católica no puede
r ecluirse en los Centros de iniciativ a social o privados. En ambos casos,
la familia es el primer y principal agente educativo, con plenos der e-
chos en el Centr o educativo. Por ello, es preciso r espetar la libertad
de elección de centr o escolar, mientras la justicia distributiva tipifica
la enseñanza concertada. Que los padr es católicos logr en un Ideario católico en la escuela
de titularidad pública es de hecho muy complicado. Ojalá se logr e
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en algún lugar. Dicha complicación supone que los derechos decla-
rados de las familias —en el caso que lo sean— se dejan huérfanos
de ejercicio . Para evitar tal situación están precisamente las insti-
tuciones públicas. Si el Estado se subor dinase institucionalmente
—como debe— a una moral objetiva y a la r eligión católica, que es
la de la may oría de los españoles, el pr oblema estaría resuelto. En
efecto, no se puede dejar a una sociedad huérfana del apoyo dir ec-
to de las instituciones políticas, ni se puede dejar de institucionali -
zar un derecho fundamental con todas las consecuencias. La naturaleza moral y religiosa del Estado, que los neoliberales
y demócrata-cristianos ignoran, exige recuperar las instituciones pú-
blicas par a hacer factible la educación católica en la escuela de titula -
ridad pública. Como no se puede dejar a la sociedad huér fana del
apoyo directo de las instituciones políticas, propongo rescatar la
legislación de manos del laicismo moderado por dos motivos: a)
para hacer posible la recuperación de la enseñanza católica para la
juventud católica, y b) para que el poder civil cumpla sus obligacio -
nes hacia con Dios —por ser Vos quien Sois— y las familias espa-
ñolas, de gran mayoría católica. En educación debe respetarse el principio clásico de subsidiarie-
dad. D icho principio de derecho natural y cristiano, exige el reco -
nocimiento de la jurisdicción privativa de cada institución social, y
frena las excesiv as intromisiones de la A dministración pública —del
Estado o autonómica— en el ámbito familiar o escolar . Reconoce
la v erdadera dimensión de cada agente en la educación —especial-
mente de los profesores y equipos educador es— y exige que cada
Centro se organice de forma descentralizada. Ello conllev a recono-
cer que los derechos de los agentes educativos son anteriores y supe-
riores al Estado, potenciar la autonomía pedagógica y docente de cada
Centro respecto a la A dministración pública, reducir el ex ceso de
normatividad y control público, y evitar un exceso de burocratiza -
ción ante la inspección pública y en la pr opia vida de Centro.
R econozcamos también que la red de enseñanza privada con -
certada cuesta al Estado bastante menos que la pública, y que dicho
concierto no cubre los gastos del Centro . Es necesario asegurar la
financiación de los centros de iniciativa social, tanto en función de la
justicia distributiva a beneficio de las familias, como en atención a
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las buenas condiciones laborales y económicas del profesorado, de
manera que los Centr os opten libremente por esta solución econó-
mica. Como para algunos quien aporta ho y dinero es como si
“comprase ”, la libertad de ésta opción es impor tante para que los
v aivenes políticos actuales no puedan poner en entredicho el futu-
ro de la educación. Recordemos la necesidad de atender a las necesidades básicas de
los profesor es en un variado or den de aspectos, y que es del todo
conveniente hacer un esfuerzo que sintetice la escuela comprensiv a
(niveles comunes para todos los alumnos) y la diversificada (cada
cual según su ritmo y capacidades).
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