Francisco José Fernández de la Cigoña: Os bispos de Tui no século XIX

INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Francisco José Fernández de la Cigoña Núñez: OS BISPOS DE TUI NO SÉCULO XIX
(*)
Es una osadía por mi parte hacer la reseña de una obra de
Francisco José F e r n á n d ez de la Cigoña, sobradamente conocido
tanto por los lectores de Ve r b o , como por cualquier aficionado a
la historia, y de imprescindible lectura para cualquiera que se
i n t e rese por la historia eclesiástica o la historia de España del
siglo
X I X. De su impresionante obra y actividad en di ve r s o s
ámbitos, se da sucinta cuenta en las solapas del libro que re s e -
ñ a m o s . Fe r n á n d e z de la Cigoña tiene la envidiable virtud de con ve r-
tir en interesantes y amenos temas que a primera vista pueden
p a recer áridos y ello se debe no sólo a la agilidad de su pluma sino
a que es capaz de conjugar todos los aspectos y facetas del
momento, r e c reando la atmósfera completa de una época de tal
forma que se nos presenta como viva, lo que escasos historiado-
res logran. Esto se refleja en el prólogo del canónigo y ar c h i ve ro
de la catedral de Orense, D. Miguel Ángel G o n z á l ez Ga rcía, que
muy acertadamente resume estas cualidades. El que se acerca a la historia del episcopado de Tuy puede
pensar a primera vista que es un tema localista y muy especializa-
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(*) E d. Asociación Galega para a C ultura e a Ecoloxía (140 págs.), V igo (Ponte-
vedra), 2006.
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511Verbo,núm. 445-446 (2006), 511-515.
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do, pero el tratamiento al que nos tiene acostumbrados este his-
toriador convierte estas biografías en unos re t a zos de sumo inte-
rés para entender la historia de la España del siglo
X I Xy comien-
zos del siglo
X X, entrelazada a veces con la historia de la Ig l e s i a
católica a través de los sucesivos P a p a s .
Así, como si de una película se tratara, vemos transcurrir la
historia eclesiástica de este episcopado gallego, desde el p re l a d o
D. Juan Ga rcía Benito (1797-1825), hasta el último de los bio-
grafiados, D. Valeriano M e n é n d ez Conde y Álva rez (1894-1914),
que terminaría sus días como arzobispo de Valencia; todos ellos
imbricados en el acontecer de ese difícil siglo
X I X, en el que la
Iglesia, y por tanto España, sufrieron unas horas tan bajas que
casi nos hacen pensar que nuestra época es un remedo muy dete-
riorado de aquella. La historia de Eu ropa —y con mayor razón la de España—
no se comprende sin el cristianismo. Ello es así, no sólo por la
a p o r tación directa e indirecta del cristianismo a la cultura o la
política, sino lo que es más importante, porque lo que no es
cristiano carece de originalidad y es simplemente anticristiano.
En España la historia de la Iglesia re p resenta una buena parte de
su Historia, hasta el punto de que difícilmente se podría enten-
der la una sin la otra, pero eso sólo se ve claro si el historiador
es capaz de ponerlo en evidencia y eso es lo que ocurre en esta
obra en que, a pesar de su br e vedad, percibimos el vibrar junto
con la historia de un pequeño episcopado la de España y las
r a zones por las que transcurrió de esa forma y no de otra. Sin ir
más lejos, las sucesivas desamortizaciones no solamente r e p re-
s e n t a r on un despojo para la Iglesia y consecuentemente para los
p a r t i c u l a r es que re a l i z a r on donaciones a la Iglesia, sino que ese
despojo, más que fav o recer al Estado, supuso el enriquecimien-
to de una oligarquía autocalificada como liberal y pr o g re s i s t a
que adquirió esas propiedades casi regaladas generando una
n u e v a clase social curiosamente más próxima a la p ro p i e d a d
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feudal que al capitalismo moderno y que paradójicamente
contribuyó a paralizar la entrada de España en la economía
moderna. Ese entramado entre la historia de la Iglesia y la historia
general de España, se pone de manifiesto ya en la primera bio-
grafía del obispo D. Juan Ga rcía Benito (1797-1825), con la
más que probable influencia de su paisano G o d oy en el nom-
b r a m i e n t o . A su vez, esta circunstancia concordaría con su doci-
lidad al poder y la inclinación afrancesada de la que fue acusa-
d o . Los va i venes de los gobiernos liberales y absolutistas no
podían por menos que r e p e rcutir en los obispados hasta el
punto que en este caso se produce una extraña situación con su
nombramiento como arzobispo de Santiago, del que no termi-
na de tomar posesión. El prelado que le sucede gobierna la diócesis desde 1825 a
1855 y el autor destaca sus dotes diplomáticas —en gráfica expre-
sión del autor “nada y guarda la r o p a”— para desen vo l verse en un
período tan difícil como son las regencias de Mª Cristina y
E s p a r t e r o durante las que defiende los derechos de la Iglesia con
una habilidad no exenta de firmeza y a pesar de sus inclinaciones
por la causa liberal. Se suceden cinco prelados en la diócesis durante la segunda
mitad del siglo, desde D. Telmo Maceira P a zos al que le cupo
regir la diócesis desde 1855 a 1864, en época que continúa sien-
do difícil, con la guerra de África o la invasión de los Estados
Pontificios y la sucesión de unos gobiernos poco inclinados a la
c o m p rensión de las necesidades de la Iglesia. Con la excepción de Monseñor Mac eira, de origen gallego,
todos los demás provienen de las diferentes regiones españolas,
sin que eso causara especiales dificultades. Este aspecto del
origen de los obispos frecuentemente desconocedores de la
idiosincrasia de los fieles tiene desde luego la desventaja de la
toma de decisiones no pocas veces equivocadas, pero a mi juicio
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esto queda sobradamente compensado con la independencia
que pro p o rciona la escasa vinculación a intereses temporales
locales. Los cuatro siguientes obispos que rigen la diócesis de T u y,
desde Ramón G a rcía Antón, Osh, de 1865 a 1876, hasta el últi-
mo Valeriano Me n é n d ez Conde y Álva rez (1894–1914), que
adentra su pontificado en el siglo
X X, continúan viviendo tiempos
difíciles de tipo social y económico agravado a veces por la divi-
sión política que sufren los españoles y se refleja en los fieles y en
el clero. Todos ellos se distinguieron como hijos de su tiempo, con lo
que parece demostrarse que al margen de su energía e inteligen-
cia el entorno condiciona en gran medida la actuación de los pre-
lados, pudiendo ser superada solamente con una santidad y otras
cualidades en muy elevado grado. Fe r n á n d e z de la Cigoña con el profundo conocimiento que
tiene de las cuestiones eclesiásticas, corrige y completa algunos
datos y no sólo escribe unas biografías que resultan inte re s a n t e s
desde el punto de vista histórico sino que aprovecha para pun-
tualizar y matizar determinadas apreciaciones sobre los p re l a d o s
tomando en consideración la situación histórica o las dificultades
con las que se enfrentan y que re q u i e ren un planteamiento que
no sea meramente teórico. Al terminar la lectura, me surgió la reflexión de que hasta qué
punto es difícil para un sector importante de la sociedad o para
una institución, escapar a la influencia de todo su entorno, de
forma que lo eclesiástico, lo militar, lo artístico o lo científico
junto con lo político y económico padecen un grado de deterio-
ro parecido como si de algo orgánico se tratara. Una ad ve rtencia al lector; la obra está escrita en gallego, lo
que limita su difusión a pesar de ser una lengua fácil para el cono-
cedor del español. Cuando se publique en castellano la H i s t o r i a
del episcopado español en el siglo
X I X, espero que incluya tam-
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bién el episcopado de Lugo (1), editado también en gallego, y
e s t oy seguro que la obra alcanzará la difusión que se merece, pues
será de obligada consulta para cualquier trabajo sobre la historia
de la Iglesia en España.
A
N TO N I OD EME N D O ZACA S A S
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(1) F rancisco J osé Fernánde z de la Cigoña, “Os bispos de Lugo o século
XIX”,
Revista de estudios provinciais (Pontevedra), n.º 20/2004, págs. 195-226.
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