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Número 479-480

Serie XLVII

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Francesco Gentile

IN MEMORIAMFRANCESCO GENTILE
El 24 de n ov i e m b re pasado, a los setenta y tres años, tras larga
y penosa enfermedad, moría nuestro amigo Francesco Gentile en
su casa de Piazza Capitaniato, en el centro de la ciudad de P a d u a .
Nacido en una familia de tradición intelectual, su padre fue el
filósofo triestino Marino Gentile, fundador de la conocida como
escuela filosófica patavina, re n ovadora de los estudios aristotéli-
cos, y sin la menor relación con otro Gentile famoso, de nombre
Gi o vanni. Tras estudiar derecho en la U n i versidad de Padua, con
m a e s t r os del re l i e ve de Enrico O p o c h e r, Alberto T r a b u c c h i ,
Giuseppe Bettiol o Gaetano Arangio Ruiz, Francesco sintió y
siguió también la vocación intelectual. Muy pronto, en 1958, fue
asistente en una cátedra de su alma matery, tras habilitarse en
1965, docente durante más de cuarenta años en las Facultades de
De recho o de Letras de Trento, P e rusa, Nápoles, Catanzaro o,
s o b re todo, Padua. Catedrático de Filosofía del De recho fue tam-
bién decano, en dos ocasiones, de la Facultad de De recho de la
U n i ver sidad de Padua (1989-1995 y 2001-2005).
Su obra, rica y abundante, se encuentra exhausti va m e n t e
catalogada en las primeras páginas del libro homenaje que le ofre-
cimos sus amigos y discípulos en 2006, con ocasión de su jubila-
ción, y que tuve el honor de dirigir y editar: Dalla geometria
legale-statualistica alla riscopert a del diritto e della politica ( Ma rc i a l
Pons, M a d r i d - Ba rcelona, 2006).
En t re tantos textos como los allí consignados, y los posterio-
res a dicha publicación, sin embargo, creo que deben destacarse
dos, quizá los más significativos de su quehacer en los ámbitos
re s p e c t i v os de la filosofía política y jurídica. Son re s p e c t i va m e n t e
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Verbo,núm. 479-480 (2009), 739-744.739
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Inteligencia política y razón de Es t a d oy El ordenamiento jurídico
e n t r e la virtualidad y la r e a l i d a d. El primero vio la luz en italiano
el año 1982 y sólo recientemente, en 2008, tras muchos re t r a s o s ,
ha aparecido su traducción castellana en Buenos Aires, en las edi-
ciones de la U n i versidad Católica Argentina, gracias a los desve-
los del profesor Félix Lamas. El segundo, por su parte, estampado
vernáculamente en 2000, apareció en nuestra lengua el año
siguiente, encabezando la colección Prudentia iuris, de Ma rc i a l
Pons, dirigida por el autor de esta nota, la misma por otra par t e
que editó los Studi in onore antes referidos. Ambos contraponen
el mundo de la filosofía clásica, y por lo mismo perenne, al de la
ideologización moderna, que hoy vemos caduca. En efecto, la
inteligencia política, inteligencia de la justa medida, se opone a la
razón de Estado instrumental. Y el ordenamiento jurídico oscila
e n t re la geometría legal positivista y la naturaleza o rd e n a d a .
Son dignos de re c o rdar también otros dos libros del último
t rec ho de su ejecutoria.
En uno, Politica et/aut statistica (2003), vuelve sobre la pri-
mera de las temáticas apenas esbozadas, ofreciéndonos –como
reza el subtítulo– unos “ p rolegómenos de una teoría general del
o rde namiento político”, que revisan profundamente In t e l l i g e n c i a
politica e ragion di S t a t o, e incorpora también algunos elementos
p rocedentes de L’ o r dinamento giurid ico fra virtualità e re a l i t à. A
p a rtir de un s c h e rzoterminológico, a saber, el que emerge de la
anfibología de “ e s t a d í s t i c a”, palabra que viene d e s t a t u s, y que por
tanto evoca la técnica estatal, aunque también se asocie con el
estado de alguna realidad a través de la descripción de datos
numéricos significativos. Tras un largo y rico prefacio en el que
re f i e r e “la palingenesia del texto”, y en el que repasa su tr aye c t o-
ria intelectual, ent re c ruzada con la de su escuela y amigos, abor-
da siete grandes bloques temáticos, compuesto cada uno de
d i ver sos “c o d i c i l o s ”: p o l i t i k o s , lo público y lo privado, la política
como inconveniente, el juego de la máquina política, la política
como justa medida, lo diverso y lo común y res publica.
El otro, Filosofia del diritto: le lezioni del quarantesimo anno
raccolte dagli allievi (2006), donde en efecto se recapitula todo el
magisterio de su disciplina, que se presenta re n ovado, con una
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n u e va luz, lejos de la cenital que ciega, próxima a la auroral que
a c a r i c i a .
Conocí a Francesco Gentile en octubre 1992 en Bolzano.
Danilo Castellano, a la sazón director del Institut In t e r n a c i o n a l
d´Études E u ropéennes “Antonio R o s m i n i”, pidió al profesor Aldo
Penasa, durante muchos años director del Instituto Italiano de
Cultura en B a rcelona y Madrid, que tomase contacto con Rafael
Gambra a fin de interesarle por las tareas del In s t i t u t o. Ga m b r a
le remitió a Juan Vallet de Goytisolo y éste a mí. De modo que,
sin conocer a nadie, sin tener siquiera rudimentos de italiano
hablado, me presenté en la ciudad altoatesina. Los re c u e rdos de
aquella primera reunión a la que asistí –después lo he hecho inin-
t e r r umpidamente, gracias a Dios, durante dieciocho años, hasta
la fecha– son imborrables. El viaje en tren, sobre todo el tramo
desde V e rona; el aire encantadoramente tirolés de la ciudad; el
hotel Città, donde nos alojábam os, y donde lo hemos seguido
haciendo casi siempre, que antes de la reforma sufrida –y nunca
mejor dicho– tenía un aire antañón y un poco decadente… P e ro ,
s o b re el fondo del paisaje, sobre todo, los personajes. En otras
ocasiones lo he evocado, con motivo de los fallecimientos de
Thomas Chaimowicz, Gonzalo F e r n á n d ez de la Mora o don
Dario Composta. En t re tantas personalidades, extrao rd i n a r i a s
algunas, notables muchas, interesantes todas, una de las más
s o b res alientes era la de Francesco Gentile. Re c u e rdo una conve r-
sación, la primera, en el P a l a z zo Me rcan tile, donde aquel año se
celebró el c o n ve g n o. Muy amablemente se interesó por mis traba-
jos e, inevitablemente entre colegas, por mis amigos y conocidos
en el ecosistema iusfilosófico. P e ro re c u e r do sobre todo sus inter-
venciones públicas, fulgurantes, a comenzar por su discurso inau-
gural. Salí con la impresión de haber tenido el privilegio de tratar
con un c o n d o t t i e r o.
No sé cómo pero la relación se estrechó bien pronto en el
t i e m p o. Yo volví a Bolzano el año siguiente, en 1993, y comenzó
a anudarse la amistad con Francesco y con AnnaLisa, su mujer,
inteligente, elegante y atractiva. En los años siguientes vinieron a
Madrid en varias ocasiones, la primera –que re c u e rde– para par-
ticipar en un curso de verano de El Escorial, en 1995, sobre la cri-
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sis del régimen constitucional. Su intervención, espléndida, dejó
i m p resionados a Dalmacio N e g ro y a Antonio Ga rc í a - Tre v i j a n o.
Ninguno le conocía entonces, por lo que se fiaron de mi re c o-
mendación de invitarle. El primero, querido amigo desde finales
de los años ochenta, tendría ocasión de seguir frecuentando al
colega patavino merced a su integración posterior en el I n s t i t u t o
Rosmini, en el que le introduje; mientras que el segundo se mos-
tró en extremo respetuoso con Gentile, al tiempo que re p a rt í a
mandobles, como es su estilo, a diestro y siniestro. Re c u e rd o
incluso una crónica suya en el diario El Mu n d o, donde se re f l e j a-
ba a la perfección la impresión que le había hecho el italiano. La
segunda –creo que en 1996– con motivo de su nombramiento
como académico honorario de la Real de J u r i s p rudencia y
Legislación. Pronunció una conferencia, en el salón principal,
bajo el cuadro que nos muestra a Carlos III con todo su a l l u re,
leída en un castellano vigor o s o. Y la tercera, en septiembre 1998,
para asistir a las II Jornadas Hispánicas de De recho Natural, cele-
bradas en Córdoba bajo el patrocinio de la Fundación F r a n c i s c o
Elías de Tejada. En t re tanto, yo seguí acudiendo puntualmente a
Bolzano, con Estanislao Cantero, Consuelo Ma rt í n ez - Si c l u n a ,
Dalmacio N e g ro y Gonzalo F e r n á n d ez de la Mora, entre otros, en
lo que se convirtió en una cita otoñal fija. Además, Francesco me
invitó a Padua en varias ocasiones. La primera, creo que en 1994
ó 1995, a tener un seminario sobre el principio de subsidiariedad
en su curso de doctorado; otra, para participar en el cong re s o
“ Identité et intégration” del Institut In t e rnacional de P h i l o s o p h i e
P o l i t i q u e, que él –como vicepresidente del mismo– organizó mag-
níficamente en Padua y Venecia en julio de 1998, y donde cono-
cí entre otros a Raymond Polin. Finalmente, coincidimos,
también en la península italiana, en diversas iniciativas : r e c u e r d o
a este respecto la gratísima invitación que me hizo Da n i l o
Castellano en agosto de 1993 para intervenir en el congreso de
los amigos de In s t a u r a re, en Madonna della Strada, al que
Francesco acudió con Anna Lisa, compartiendo con los tres mesa
en el gratísimo almuerzo. Después de 1998 se introdujo un tercer escenario, más allá de
Padua y Madrid: las Españas ultramarinas. Pues de resultas de las
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jornadas iusnaturalistas recién mentadas, el profesor Félix Lamas,
de la Un i versidad Católica de Santa María de los Buenos Ayr e s ,
comenzó a organizar unas jornadas anuales sobre “Dialéctica y
d e re c h o ”, a las que Francesco Gentile acudió en alguna ocasión,
figurando los últimos años como codirector de las mismas junto
con Lamas. Con tal motivo pudo re c o r rer parte de la Argentina y
de Chile. Para mí fue un placer introducir a Francesco y Anna
Lisa en la vida de Buenos Aires, presentarles a algunos de mis
amigos (a la sazón locales) como Mariano Castañeira y Ma rt a
Sobrino, enseñarles alguna tanguería (¡oh milagro!) sin turistas
japoneses y algún restaurante con encanto. Aunque mis r e c u e rd o s
americanos más simpáticos son chilenos. Francesco y Anna Lisa
c a ye r on en Chile mientras yo estaba lleno de compromisos aca-
démicos y conspiratorios. En algunos tuvieron parte, aunque pre-
f i r i e ron gozar de unos días de vacación. Cuando hube terminado
con mis empeños me sumé a su t o u ry recorrimos juntos el desier-
to de Atacama en un viaje para mí inolvidable. Establecimos
nuestra base en un hotel ve rdaderamente familiar, donde al llegar
a la noche de las distintas excursiones prolongábamos varias horas
la conversación mientras dábamos cuenta de unos extrao rd i n a r i o s
p i s c o - s o u r a la peruana. Una tarde tuvimos un accidente de cir c u-
lación al arrollar nuestro vehículo a un burro. Otra noche, en
Antofagasta, terminamos cenando en un piano-bar misterioso
donde nos abordó un espía jubilado, si es que alguna vez se jubi-
lan los espías. Pe ro, claro está, seguimos viéndonos en Madrid y en la pe-
nínsula italiana. A Madrid volvió por lo menos dos veces más.
Una para formar parte de la comisión juzgadora de la tesis doc-
toral que Estanislao Cantero defendió en la U n i versidad de
Comillas sobre la obra de Juan Vallet de Goytisolo, donde apun-
tó una explicación del “insucesso del diritto naturale in Sp a g n a”
después de haber aparentemente dominado durante varios dece-
nios sin apenas oposición. El texto, bien interesante, fue publica-
do en nuestras páginas. Lo mismo que el que pronunció en el
Colegio Notarial con ocasión precisamente de la presentación de
uno de los tomos de la oceánica obra metodológica de Vallet, en
c o n c r eto, La metodología de la ciencia expositiva y explicativa del
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d e recho de Vallet de Go y t i s o l o. En la otra península seguimos coin-
cidiendo en Bolzano, por lo menos una temporada, pues los últi-
mos años había dejado de acudir, con gran pena de todos. P e ro
también en Padua, Trieste, Venecia o Udine. Los últimos años,
por causa de la enfermedad, y de lo que me pareció un cier t o
retraimiento psicológico, desenvuelto en ocasiones paradójica-
mente en clave polémica, lo ví menos. El año pasado me invitó
n u e vame nte a Padua a un seminario sobre la subsidiariedad, pero
yo tenía un compromiso previo en Guadalajara, en la N u e va
España, que me impidió aceptar. Sintiéndolo mucho. Se g u i m o s
hablando, eso sí, por teléfono. E intercambiando postales de
cuándo en cuándo. Las mías desde Bolzano o Chile, con año-
ranza en ambos casos, o desde la abadía de Le Ba r roux. Las suyas,
últimamente, desde Tierra Santa, a la que acudía en pe re g r i n a-
ción regularmente, con un grupo de amigos y discípulos. Cuando recibí casi simultáneamente la comunicación de
M a rcello Francanzani, desde Padua, y Gian Pi e ro Calabrò, desde
Cosenza, de que había muerto Francesco y de que los funerales
serían el viernes 27, un motivo de pena se añadió a la del amigo
d e s a p a recido, pues ese día, por la tarde, en un horario que no per-
mitía siquiera pensar en el desplazamiento, debía estar en It a l i a ,
p e ro en Nápoles, donde también enseñó en años de los que siem-
p re guardó grato re c u e rdo, dando una conferencia. ¡C u á n t o
hubiera deseado poder compartir con Anna Lisa y tantos amigos
de tantos años y tantas batallas ese momento de oración por su
alma, y la oración más eficaz, que es participar en el Sa n t o
Sacrificio de la Misa, en la hermosísima catedral de P a d u a !
Resquiescat in pace .
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