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Número 78-79

Serie VIII

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Ante un mundo en transformación

ANTE UN MUNDO EN TRANSFORMACION
La religión y la verdad objétiva no cambian, a pesar del pro­
greso y el dinamismo contemporáneos, no están a merced
de la nada.
"Podemos decir que en la ment01lódad del hombre moderno, de "todos nosoitros, existe la persuasión de que «todo cOJmbia». La "observación de !.a vida contemporánea nos da la t.ln.presión de
"que todo está en 'lJÍas de transfor11uz:diÓ1'(,. está en movimiento.
"Ninguna
de l@s cosas que ajectwn a nuestra experiencia se de­"m"estra est<>ble y segura: todo c<>m/Ji,,., todo evol"ciona, todo "decae y todo se renueva. Estamos d0111Jinados e inwdiáos por JJ este sentido de inestabilidad de las cosas/ y-si este sentimiento ''nos infuinde aJ, principio un cierto temor y algún senümiento, muy n pronto se tra,nsfo'N1U1J en sentido de complacencia,, porque vemos "que este fenómeno grande y generres ''sugestivos: ;evolución, progreso, dinamismo, descubrimiento, con­
" quista, su.p1eración1 desarrollo, renaómiento, navedad) etc. "La experiencia, de este fenómeno genera/, se hace cada día más "impresionante ante el incremento acelerado y mararuillo:so1 de /,a,s "ciencias, especialmente de ú,s fÍS'Íc'o-mmemátic.as; se diría que el "hombre aprende ahora a conocer el mundo; y de la e:rploración "ci-ent~fica) de la búsqueda) como h-o,y se dice, se saca.in f:arntos re­" snlfO!dos 1Vl,U!'l/Qs que el hombre de estudio, el científico, permanece
"embriagado;
y mkntras por un<> parte continúa perfeccionomdo
"sus inagotables investigaJCiones, por otra pasa inmediatamente a "la aplicación práctica·,, utilitaria, áe los nu,evos conocirJnientos/ a "/,a ciencia sucede la téc'fl4ca) y ésta se desa:rroill)a.) y median.te ,m.ái­" quinas e instrumentos novísimos y organiza'Ciones poderosas se "convierte en indus.tria; con todo lo que sigue en el ca.mp10 econó­"'WIA'co y sOC'ial, en la vida del hombre moderno. Consideraciones "(flnáJogas podemos hacer sobre lu,s ciencias relati~·as Di hom/Jre: "la medicvna, la psicología, la sociología, la: política. Ahora le llega nez turno a /,a religión: ¿qué-sucederá a la religión a ca.usa de "esta transform " otros lo sabéis.
"Pero otros dkm: no/ no sólo no ha terminado, sino que se "impone con tanta mayor razón cuanto más racional y urgente es "la necesidad de deci:r, sobre todo la primera y la última palabra,; n el alfa y el o'l'JU!g 693
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"la oscura luz de acontecim4'entos _vial.entos e irracionaites, o, de es­
''tados de ániinio oogustW'sos, en términos ta.in implorantes y des­
" esp,eraxlos que la hacen añorar, y bafo ciertas expresiones, incluso
"desea,rla, V ue/we al p,ensamiento el vaticinio del profeta J ere­
"mJas: «Me hmn abandonado (dice el Señor) a mí, que soy fuente
"de agua viva; y se :Zan cavado cisternas agrietadas, que no con­
,, riguen contener agur;, (2, 13).
"Y .entonces se presenta, de nue,vo el problema religioso. Y
"es ¡,reci,smmente sobre este punto solJ.re el que hoy nosotros tra­
"tamas de atr(J)(J'Y vuestra atención PDr un instante, y acaso con
"p11Jlabras demnsiado sencillas. Y el punto es éste. ¿No estwrá
"tarmblén sujeta
w religión a algún cambio importante? Y de
''hecho, para circunscNqir et discurso al camp,a que le conrierne,
"¿no
está tmm-bién nuestra religión en camffio de transjormaciónl'
"A este respecto Nos os dirigimos un primer ruego: ¡estad
"atentos! Prestad atención a la complejidad del problema. Se
"puede considera.- la cuestión religiosa bajo el aspecto subjetivo;
"es decir, el prap;o, del hombre, menta!l, p,sicalógico, filos6f;co, Y
''todo-s sabernos a qué carmbios, a. qué arbitrariedades, a qué des­
''varíos, a qué dudas, a qué negaciones, en una palabra, a qué
"metamorfosis
ki; idea religiosa ha sido sometida en estos últim.as
"tiemp,os.
La discu~ón p·ermcmece siempre abierta; pero, soste­
"nemos que nuestra razón ( cfr. p. ej. De Lubac, «Sur les C'hemms
"de Dieu», Aubier 1955), nuestra experiencia (cfr. A. Frossard,
"«D;eu existe», Fayard 1969), nuestra fe ( cfr. Guwrdini, «Vom
"Leben des Glawbens», Grümewald 1939; trad. Vie de la Foi,
)JCerj, 1958) están hoy, más que nunca, en disposición, como en
"el pasado (cfr. S. Th. «Summa contra Gentes») de testimowimr­
" se luminosarmente y de p·erseverar con nuievalS' ¡manifestaciones
"de pensamiento y de vida, afrontando el choque,·o las discusione·s
''de las objeciones propios de la mentalidad, ya sea filos6fica, ¡;..
"teraria o práctica del día de hoy.
"El hombre, este ser de las cien caras, puede configurmrse
"en asp,ectos y en actitudes mu.y di•'[Jersas, mul"tlifonnes, respec'to
''a
/,a, re'ligión, p·ero permanece hombre, es decir, un ser sustan--­
"ciaJmente cam-o es, no sólo capaz, si-no neceritado de Dios,· por
'' ello, cuanto más hombre es y más hombre se hace, tanto mayor
"se 111,(J,nifíesta .en él la exigencia de DWs; y por eUo, lai religión,
"entendida como virtual relación con f.a divinidad, no cambia,
"cambiando las ex-presiones de la vida hwmana.
"Pero es necesario considerar el aspecto objetivo de la reli-
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ngión, es deci.r, su verdad) su contenido/su realidad. La cuat P'ara
JJnosatros creyentes) pan1, nosotros católicos de fe univO'(:a~ con­
,, servada, expuesta, defendida, por aquella instituci6n providendal
"que es el magisterio eclesiástico, siempire intentó repetir la p-a,._
"labra de Jesús: «Mi doctrina no es mú,, sino de Aquel que me
"ha enmi.ad01» (lo., 7, 16), y es aquello que es, y no cambia, P'or
"cmmbiar de tiempos y de costmnbres; y debe ser acep,tada en su
"formulación genuina, origiMJria y autorizada, aunque sea difícil,
n a!Wnque no sea conforme ai la psicología d.e qu.ien !.a escucha,) aune­
"que sea misteriosa (cfr. S. Th., «Summa contra Gentes», 4,
"76). ¿ Os recordá'is cómo terndna el Evangelio la discusión de
"Cafarnaum sobre l(Jj Eucaristía?' Las oyentes encontraban absur­
" da /,a palabr-a, del Señor: «Este discurso es duro, y ¿ quién lo
"comprende?» (lo., 6, 60). Y Jesús, aJbandooodo por la muche­
,, dumbre
de ,sws o,yentes, se ditrige a los discípulos, que también
nestaboo desconcertados e ffldecisus: «¿También os queréfS ma?"­
"ch(])J' vowtro,s?» (lb., 67).
"Es algo graroe, especialmente hoy, cua,ndo el hombre no, quie­
"re
arep,tar sino aquilllo que co,nprende.
"Pero debemos vivir de fe) es decir, dando crédito a la palar
nbra, de Dios) ·naturalmente sup1erior a n.uestra inteligencia. Con
"do·s obseY 'Jtiene títulos qué la justifica.in, exterior e interiormente. Y a lo
,;hemos dicho a,tras veces con-San Agustffl: «La fe tiene sus ojos»
"(Ep. 120; P. L., 33,456). Y todavia más: admite ser estudiada,
"escwdriñada, confrontada
con el saber natural, apliwda; y, ditre­
"mos, verificada en la experiencia de la vida; vivida, la fe se con­
"'l!ierte en 'buz; OJ'l11,(JaaJ se convierte en fuerza; meditada, se con­
"vierte en espíritu. Y pvr ello puede, perfectamente, perma,ne­
)J C"iendo ín.teyra y pura, rompcnefrarrse con todas las honestas,
"nwe'llaS y gramdes transformaciones de la vid,a moderna, y se
reroela por lo que es: principio de vida eterna."
PAULO VI : alocución en la Audiencia del
miércoles 28 de mayo (texto italiano en L'Os­
servatore Romano de 29 de mayo de 1%9;
texto en castellano, Ecclesia, núm. 1.443, sá­
bado 7 de junio de 1%9).
El pensamiento moderno y el conocimiento de Dios.
"Nosotros no creemos que el desarrollo del P'ensamiento mo"
n derno, para que esté de acuerdo con sus exigencias intrínsecas,
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"lleve necesa:rianr,,ente a, la, negacion de Dios. Más aún) aunque
"(]Jdmidmos que el conodmimto de Dio-s requiere wna atyuda que
"sólo Dio,s puede dar ( cfr. Salmo XXXVI, 10; Denz-Sch.,
"n. 2.732), nosotros
no creemqs que la certeza de la, existen­
), cia de Dios sea inaccesible para el entendimiento humano· ( con­
"fróntese Rm. 1, 20; Denz-Sch., n. 3.004); es decir, no creemos
"que la ciencia y la fe en Dios sean términos antitéticos, que
"rn,utuam-ente se excluyan el uno aJ. otro)· no creemos que las
nformas teóricas y prácticas de la moderoo ne,qación de D~os seatn
"beneficiosas para el p,rog-reso de la cultura y de la felicidad hUr
''mana; no creemos que la liberaci6n económica) SO'cial y civil de'l
"hombre exija la, necesidad de desterrar la reUgión como si, fuera
nun'(J, de.wioc1Jón pa:ra consegui,r fijM las verdaderas dimensiones
"humanas y construir la ciudad terrestre ( cfr. «Gaudium et sp,es,,,
"n.
21); y, finalmente, no creemos que el inefwble, misterio­
n so, trascendental y desconocido Dios sea fflacce~ble y distante."
PAULO VI : discurso a los participantes en
el Symposium sobre Cultura de los no . cre­
yentes
('Zl de. marzo de 1969-; texto inglés en
L'Osservatore Romano de 28; texto en cas­
teilano, Ecdesia., -núm. 1.435, sábado 12 de
abril de 1969}.
La actual embriaguez por el cambio y la revolución.
"Nos hemos hahituado a este gran fenómeno de trwnsfor,na..
"ción que {J)b'a'f'c'a a todo -cosas, instrumen·fos, persmw;s, lnsti­
"tuciones~ y en: manera tan rápida y wnimers{J)l, que todos tene­
"mos la impresión de ser a.rrastr(J)dos 'V .envueltos en una corriente
"irresistihle,
cvrno de un riio que nos absorbe y nos lleva consigo.
"Más
aún, no puede negM:se que lp, presente generación está
"como embriagada por esta trwnsformación, la llwma progreso
"y participa en ella, o mejor dicho, colabora con fuerza y entUr
"siasmo, y, a menudo, sin reserva algu,,na.: el pasado queda oh,i,­
"dado; "la tradición, interrumpida,· las costumbres, abandonadas.
"Incluso se notam signas de imp•acfen-cia e in.to.Zerancia, Cffl1/rUÍ,o
"cierta estabüidad o cierta lentitud tienden a evitar, o frenar, en
"algún sector, la transforma1ción que se quiere sea genera.l y que,
"en lodo caso, se estima necesaria, benéfica, liberadora.
"Así,
se habla siempre de revohtdón, así surge hay, en cual­
"quier ámbito, la «coritestacfón», sin que muchas veces esté jus­
"tificado el motivo, ni se vea la finalidad. Novedades, nO'/!edades.
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"Tado se pone en duda, todo tiene que estar en crisis. Y como
"hay tantas· cosas que realmen"te tienen necesidad de correcciió'n,
"de refurma, de renovadón, y conw el hombre de hoy ha adqwi­
" rido la conciencia, tanto de las deficiencias en que se desarrolla
"su vida como de las posibilidades prodig>iosas con que se pueden
"fl'rodwcir medios y formas nuevas de existencia, ya no se siente
"tranquilo con nada. Se pone frenético, el vértigo le entusiasma
"y a veces le invade una locura que le hace volcar todo (he aquí la
"«contesta'C1ón» globral), en la ciega confianza de qu,e un orden
"nuevo (palabra vieja), un mundo nuevo, un.a paling,énesis toda­
'Jvía no bien vislumbrada, deben fcntalmente surgir."
PAULO VI: discurso en la Audiencia Ge­
neral (15 enero 1969; texto italiano en L'Os­
servatore Romano del 16; texto en castellano,
Ecclesia, núm. 1.425, sábado 25 de enero de
1969).
Sentido critico ante el mundo en transformación.
"Con frecuencia se escucha el fácil apelativo de «sup,erados»,
"dado
a los ancianos; y por todas partes se difunde una inquie­
)Jtud permanente porqu,e la paJ,abra novedGJd se-considera1 ·casi
"palabra y orientación definítwa de nuestra víd11J. Queremo,s vivir
"a la moda, se oye decir. Anhelamos las cosas del futuro y nos
n asociamws, incluso iinconscientemente, al movimiento que arras­
,, tra. a nuestra, sociedad a no pocas transformaciones. ¿Cómo
"goberna;rno-s entonces ante las troosformacione-s en curso que
"a:fectam a nuestras costumbres personales, sacdes, dmnésticas,
'1 cultwrales, etc!
"Siempre hay,
es verdad, un tip'o de personas que P'ermanece
J)imp,ertérrita ante el vasto fenómeno y dicen: yo me_ quedo con
"el p-a,sado. ¡Qwé &ien se estaba entonces! Yo nunca carm.biaré ...
nEsto es estancamiento, itnmovilism,o, deseo de no hacer nada, de
"seguir síeruÍ-0 el de ayer más que de unir se a los de hoy.
''Por atra pmrte, hay quienes aceleran las transformaciones,
"dando paso a Un programa radical. Dicen: quitémonos de en­
,1 cima todo lo de a1yer, lo del mño pasado y hagámoslo todo co'11't­
n pletamente nuevo. Po,stura contrwria,, que es como decir postura
"de precariewd, pro,pia de las cosa~ que se cambian inconside­
,, radctrmente.
n ¿ Qué hacer! La cosa es de particular importancia. Prime­
"ra-mente tenemos
que hacer un análisis de /,as ideas, de las
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"teMÚJis que hemos recibido y se nos han enco-m,.endado. Por
"ejemplo, en li> generadón P'asada, en el siglo anterior al nuestro
"Ju, habido formas sociales y espiritw:des que han P'ermanecido
"impresas en nuestras abnas, dando una, configuración a nuestro
"pueblo. Recordemos las diferentes corri-entes anticlericales, mar­
u.%1stas, etc. ¿Estas fortnas son válixias o na? El solo enunciado
''de la pregunta, indica que debemos tener, adem,ás de un espvritu
"vigilamite
un espíritu critico. Saber escoger, saber juz{/(J)r', saber
"ver dónde están --como se dice ahorci---los valores que merecen
'}ser conservados y dónde, en cambio, 'to-s seudovaloresJ 'las cosas
"que se conservwn exclusivmmente por formalismo_. por rutina, por
"traxi/iciom,/;ism,o y por perem. ¡Cuá;nta pereza hay también en
""nuestq{aJ .so'C'ieda'a ! Estái --lo hemos vista-en una Wden·te y
"fermentan.te evo,Z,ux:Mn; frues bien, nvirad cómo se aferra a nvw­
,, chas de sus fórmulas que hay '.)"' son viejas y superadas, y que
"no tienen 'llalidez PMa ser conservadas y deso;rro/,úuias hoy.
"La necesidad de ponerse al día atañe también a teorias y
"movim-ien.tos, que O),YBr parecían, denitro del armbiente propio}
u intocables."
PAULO V1 : alocución a los fieles de Albano
(3 de septiembre de 1%7; texto italiano en L'Os­
serva.tore Romn.no del 6; texto en castellano,
Ecclesia, núm. 1..3:581 23 de septiembre).
Las conquistas modernas pueden aplastar al hombre si no se
las sostiene con el cemento del Cristianismo.
"«Estote fortes in fide» ( manteneos firmes en la fe) (1
"Petr., 5, 9))· firmes en la adhesión interna, corroída actualmen­
"te por el indiferentismo religioso ambiental, minada por la.-s de­
"mo,Zedoras ideologías de toda creencia teológica po,siflrva, in,ti­
"m,ida,da por la arrogancia despreocupada contra, todo sentido
"s<»grOJ.do qu,e reno.ce ahora en tarntas manifestaciones de la opi­
"nión pública, y sed firmes en la profesión exterior de vuestra
"fe, profesión libre de toda intemperancia, gazmoña o irreverente
"con las opiniones ajenas, P'ero S1Jncera y sencilla, como la lóqi.ca
"de la propia vida, y a;fanosa por afianzar la imcertidumbre ajena
"con un testimonio a:misto-so y apostólico."
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PAULO VI: discurso a una peregrinacion
de Milán {texto italiano en L'Osservatore Ro­
numo del 18-19 de marzo; texto en castellano,
Ecclesia, núm, L393, sáhado 8 de junio),
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