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Número 78-79

Serie VIII

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En torno a la significación de Jacques Maritain

EN TORNO A LA SIGNIFICACION
DE JACQUES MARITAIN
POR
EUGENIO VEGAS LATAPIE.
Una vez más se ha confirmado la verdad del proverbio: "El
que siembra vientos, recoge tempestades." Los errores :políticos
y sociales que a partir de 1930 ha venido sembrando Maritain
han sido causa
muy ¡principal del casi aniquilamiento del orden
social cristiano, . magníficamente compilado y enseñado por
León XIII, avalado por la razón, la e~periencia secular de la
historia y la constante enseñanza de otros Romanos Pontífices,
desde Pío VI a Juan XXIII. En su lugar, ha pretendido Ma­
ritain entronizar otros principios contrarios por él forjados_ para
"una nueva Cristiandad" y un "humanismo integral", en los
que se percibe el eco del abate Lamennais y de Marc Sangnier,
ambos condenados por Roma.
A diferencia de Lamennais, ha tenido Maritain la suerte
de que sus errores sociales y políticos no han contaminado su
fe religiosa que conserva intacta. Por ella, arremete ahora con­
tra los nuevos modernistas que han provocado la actual crisis.
El libro Le Pa-ys= de la Garonrne, que ha publicado en 1%6,
nos recuerda el famoso "No es eso; no es eso", que en 1931
profirió Ortega y Gasset a poco de implantarse la Segunda
Re­
pública, a cuyo advenimiento prestó importante ayuda: Le Pays(JYflJ
de la. Garonne es un nuevo y angustioso "No es eso; no es eso",
frente al ,progresismo que se esfuerza en vaciar o adulterar los
dogmas y la organización de la Iglesia.
Por ello, no es de ex­
trañar la consternación y airada repulsa que ha producido entre
los antiguos admiradores
de su autor, el dominico P. Biot, Hen­ri Fesquet, Padre Congar y -otros. Mas ,corno era de esperar,
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no todas las críticas fueron adversas; han publicado alabanzas del
libro,
Frarn;ois Mauriac, Guitton y Furnet; la revista lntinéra;ires
le dedicó un número especial en abril de 1967.
No se pretende en este trabajo estudiar Le Pwysoo de la Ga-­
ron-ne, sino tan sólo esbozar los grandes rasgos de la compleja y
contradictoria figura del autor francés y su trascendencia al pen­
samiento social
y político.
La biografía de Maritain hasta la fecha se puede esquematizar
en tres etapas.
PRIMERA.-Jacques Maritain y Favre nació en París en 1882
y fue bautizado en una secta protestante. Desde su primera ju­
ventud se reveló en Maritain un apasionante anhelo por conocer
la verdad
y· un ardiente ansia por lo absoluto. Perdida toda fe
religiosa, pone
su entusiasmo en redimir a los pobres y luchar
contra la esclavitud del
"proletariado" en las filas socialistas.
En estas actividades conoció a una estudiante judía rusa, llama­
da Raissa, con
la que se casó en l'XJ4.
En su magnífico libro Les Grandes Amitiés, refiere Raissa
cómo en los
primeros tiempos de su amistad con Jacques, pa­
seando una tarde de verano por el Jardín de las Plantas de París,
se pusieron a dialogar sobre si era posible la justificación del
mundo, lo que no ,podía hacerse sin
un conocimiento verdadero,
o, en otro caso, la vida no merecía
la pena de ser tenida en
consideración. "Decidimos, sin embargo, conceder durante algún
tiempo todavía confianza a
lo desconocido ; íbamos a conceder
crédito a la existencia, como
una experiencia a realizar.
De resultar fallida esta experiencia, la so~ución sería el sui­
cidio;
el suicidio antes de que los años hubieran acumulado su
polvo, antes de que nuestras jóvenes fuerzas estuvieran gastadas.
Queríamos
morir por una voluntaria negativa si resultaba im­
posible vivir según la verdad." Sin embargo, la Gracia Divina
venía acechando a esa
pareja de estudiantes, y un día Jacques
se
puso a rezar espontáneamente: "Dios mío, si existís y si sois
la verdad, hacédmelo conocer.''
La ,lectura de una obra de León Bloy, La F emme Pauvre,
puso a Jacques y a Raissa ante la realidad del cristianismo. Hi-
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cieron amistad con León Bloy y su esposa; ésta ora especialmen­
te por la conversión de Raissa. El 11 de junio de 1906, Raissa,
su hermana Vera y J acques Maritain recibían
el bautismo eo la
iglesia
de San Juan Evangelista, de Montmartre, apadrinados por
Bloy, su mujer y su hija.
SEGUNDA 11/TAPA.-Maritain y su esposa se confían a la direc­
ción espiritual del dominico P. Humbert de Clérissac, que fue
para ellos amigo entrañable y admirado guía. Raissa enferma
gravemente y no tiene otra ocupación que la lectura del
Tratado
de Dios, de la Suma Teológica de Santo Tomás; pronto se des­
vanecen los prejuicios que tenía contra él y comenta sus excelen.,
cias con su esposo; éste ha renunciado por razones religiosas a
su cátedra oficial de filosofía,
y para salvar las consecuencias
económicas de esta decisión tiene que ocuparse algún tiempo en
trabajos ajenos a la filosofía.
Van a vivir a Versailles, y en su
casa se reúnen figuras tan interesantes como Peguy, Psichary
y Henri Massis, comentando todos bajo la dirección del P. Clé­
rissac las operaciones de la gracia en sus almas.
En octubre de 1912, Maritain fue nombrado profesor de Fi­
losofía del Colegio Stanislas, de Paris, y decidió que
la filosofía
de Aristóteles y de Santo Tomás fueran el eje de sus enseñanzas.
Se temió que ello dificultara a los alumnos aprobar
el bachille­
rato ante los tribunales del Estado, pero
el porcentaje de a,pro­
·bados superó ese año ampliamente el número de otros años. De
este modo el tomismo adquirió derecho de ciudadanía en un es­
tablecimiento católico, no sin esfuerzo.
Pero
la revelación de Maritain corno filósofo católico se pro­
dujo con ocasión del curso
de conferencias que pronunció en la
primavera de 1913 sobre la filosofía de Bergson y la filosofía
cristiana en
el Instituto Católico de París. Este curso se ha
calificado como la primera manifestación del renacimiento del to­
mismo
en Francia. En una de esas conferencias no vaciló en
afirmar que "un pobre campesino que cree que Dios ha hecho el
cielo y la tierra y que cree eo el Santísimo Sacramento del Altar,
sabe más que el Sr. Bergson sobre la verdad, sobre el ser y so­
bre la sustancia". A fines de 1913 publica Maritain su primer libro
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con.el título La Phüosophie Bergsoniewr,e.-Études Critiques, en
el que recoge y amplía sns conferencias en
el Instituto Católico.
Al principio,-"el ~-Clérissac -escribe Raissa-se burla sin
piedad de nuestras tendencias democráticas y de las ideas socia­
listas que seguían siendo gratas al corazón de Jacques. Todo
eso era a sus ojos residuos del hombre viejo que era preciso de­
jar". Después, mediante u11 esfuerzo de docilidad a los consejos
del
P. Clérissac y de León Bloy, entró Maritain en la órbita po­
lítico-cultural de l' ActiO'fl., Franiraise. Aunque sin intervenir en las
actividades
y luchas políticas, Maritain no vaciló en hacer pú­
blico su entusiasmo hacia Maurras y hacia su obra-de -refutación
racional de los principios del llamado Derecho Nuevo derivado
de la Revolución Francesa. Al terminar la primera guerra mun­
dial,
lo$ directores de l' Actioo Frar1traise estimaron precisa la
fundación de i..;na nueva revista, "aliada y autónoma",. que propa­
gara_ en los medios intelectuales con mayor rigor científico los
principios que inspiraban al diario. La Rn:ue Uwiverselle fue
la concreción de ese proyecto que fue financiado poc la generosa do-­
nación que Maurras y Maritain hicieron de una herencia recibida
de un admirador suyo muerto en la guerra. Maritain se preocupa
de la pérdida de la fe de Maurras, y en 1924 le dice en una
carta: "Que la oración del gran Pío X, que la del cardenal Mer­
cier os precedan y os sigan como una luz amiga. Usted sabe que
muchas almas, conocidas
y desconocidas, mezcl_an su _oración a la
de ellos pensando pagar de este modo una deuda de agradeci­
miento. Y que el que suscribe estas líneas no está exduido de
esa multitud"·.
El 25 de agosto de 1926, el cardenal Andrieu, arzobispo de
Burdeos, inicia el conflicto que había de concluir cuatro meses
más tarde con la condena vaticana de
l' Action Fran{aise. En
octubre de ese año publica Maritain un libro titulado U ne opin:ion
sur Charles Maurras et le devovr des catholiques, en que pretende
demostrar la perfecta ortodoxia de ciertas fórmulas maurrassianas
que los demócratas cristianos
y los antiguos modernistas con­
sideraban contrarias a la doctrina católica. Poco después de la
condena, Maritain publica
un nuevo libro, Primauté du spirituel,
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en que fundamenta la docisión pontificia basándola en el poder
indirecto
de la Iglesia. Tesis que rectifica a los pocos meses al
justificar la intervención
del Papa en el poder dirocto de la
Iglesia, en
el capítulo V del libro Pourquoi Rome a parlé. En
catorce meses, el filósofo Maritain mantuvo tres posiciones di­
versas
para juzgar una misma cuestión. Por cierto que en el
capítulo citado de este último libro declara: "La Iglesia no re,..
trocederá. Es una ilusión mortal imaginarse que absolverá más
tarde lo que condena hoy. Se está, pues, comprometido y se com­
prometen cada día más en un conflicto sin salida". N_o-obstante
este solemne aserto de Maritain, en julio de 1939 levantaba el
Papa Pío XII la condena de l'Action Fran,aise.
TERCERA ETAPA.-Sobrevenida la condena de la Acción Fran­
cesa, Maritain se separa de ella. Frente a las tesis defensivas de
ése movimiento de que su condena se basaba en consideraciones
políticas, Roma· siempre afirmó que se debía a razones religiosas
y moraJes. Por tanto, la separación de Maritain no exigía el aban­
dono de sus tesis hasta la fecha sobre el orden público cristiano,
la Revolución, la democracia, etc., expuestas en sus obras Theo­
nas, Trois Reformatewrs (Luther, Descartes, Rowsseau) y Anti­
moderne.
En este último libro, publicado en 1922, sostiene que los
principios espirituales con los que hemos de enfrentarnos son el
irunanentista y el trascendentalista, y para-la verdadera doctrina
se remite al S yllabus y a la P ascmdi. En estos documentos ---,pre­
cisa-se advierte de la gravedad de la proscripción de Dios de
la vida social, lo cual es contrario a la Naturaleza. Asombra com­
probar que al combatir al neomodernismo en 1966 con Le Paysan
de la Garonne, ni siquiera mencione esas encíclicas, de terrible
actualidad. Y es que, separado de sus amigos de Acción Fran­
cesa, ocuparon su lugar otros del movimiento Le Sillon, con­
denado por San Pío X en 1910; los cuales
le h_icieron revivir las
ideas
republicanas,_ democráticas y socialistas anteriores a su con­
versión.
La evolución radical de su posición ideológica se percibe cla­
ramente en sus libros Réligion et Culture y Du Regime temporel
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et de la liberté, publicado en 193,3,. Tres años más tarde publica
H umanisme integral, que el P. Ives Congar ha calificado de
"carta de una~cristiandad post-constantiniana", en el que recoge
y amplía las conferencias pronunciadas en el verano de 1934 en
la Universidad Internacional de Santander. Maritain plantea en
este 'libr~, como primer principio, la necesidad de ,evitar que se
confunda el cristianismo, religión revelada
y la civilización cris­
tiana ''conjunto de formaciones culturales, políticas
y económicas,
características para una determinada edad de la Historia y cuyo
espíritu típico es debido principalmente a los elementos sociales
que tienen en ese conjunto
un papel rector y preponderante". Re­
pudiando tácitamente cuanto había escrito hasta los cuarenta y
cuatro años de edad sobre
la Revolución, la francmasonería, la
confesionalidad del Estado, etc., acomete con arrogancia la mi­
sión de·definir un nuevo orden social que titula "nueva cristian­
dá.d" que tendrá como signo distintivo su aspecto "comunitario
y personalista". Muy calurosa acogida tuvo este libro en los me­
dios progresistas y demócratas cristianos de Francia y de otros
países.
Ha sido inmensa la influencia que ha ejercido Maritain en
el clero joven -con su retórica pseudo-tomista y pseudo-cristiana,
sin que sirviesen para atajarla las refutaciones de Charles de
Koning, del P. Santiago Ramírez,, e incluso del episcopado ar­
gentino que
se creyó obligado a publicar una pastoral colectiva
denunciando
los peligros del Humanismo integral, documento
que fue reproducido
en el número 79 de la revista N ouvelles de
Chrétienté.
En mayo de 1936, la revista Accwn Española publicó un ex­
tenso trabajo de Joseph Desclausais descubriendo y refutando
los errores que en materia política y social venía propagando últi­
mamente Maritain. A fines de junio escribió a la revista argu­
mentando contra dicho artículo. Ramiro de Maeztu redactó la
respuesta que había de publicarse con la carta en cabeza del nú­
mero de julio que estaba ea preosa
al estallar el Movimiento Na­
cional. Este interesante original se perdió en la imprenta, y su
autor Maeztu, moría asesinado
·pocos meses después.
Bien conocida es la hostilidad que mantuvo Maritain contra
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EN TORNO A LA SIGNIFICACION DE JACQUES MARITAIN
la España nacional. Fue la personalidad de mayor relieve del ca­
tolicismo mundial que proclamó su repulsa contra los católicos
españoles que en desesperado gesto se alzaron en armas
en defen­
sa de su religión y cios ideológicos, no vio en el Movimiento Nacional más que una
reacción de las clases privilegiadas . españolas contra .los anhelos
del pueblo de alcanzar una vida social y política más
conf01'll1e a,
la dignidad de la persona humana y de salir de miseria.
Con arrogancia y reiteración impugnó Maritain el calificativo
de "cruzada" aplicado al Movimiento Nacional. Concretamente
impugna al dominico P. Menén Gomá, arzobispo de Toledo y a
todos los firmantes de la pastoral
colectiva del episcopado espafiol. Ninguna importancia tuvíeron
para Maritain las
palabras que el 14 de septiembre de 1936 pro­
nunció el Papa Pío XI ante un grupo de 500 sacerdotes, religio­
sos y seglares evadidos de Espafia, entre los que
figuraban los
obispos de Urge!, Vich, Tortosa y Cartagena,
en las que dijo
que
bendecía "a aquellos que han asumido la difícil y peligrosa
tarea de defender y de restaurar los derechos y
el honor de Dios
y de la Religión".
El análisis y refutación de los errores filosóficos y políticos
de Maritain en esta tercera etapa puede verse en las siguientes
obras: El mito de la nueva cristiandad, por Leopoldo Eulogio
Palacios (Ediciones
Rialp,_ Madrid, 3.• edición, 1953); De Lar
mennais
a Marifain y Crítica de la concepci6n de Maritain sobre
la persona humana, por Julio Meinvielle (Ediciones Nuestro Tiem­
po, Buenos Aires,
1945 y 1948); Jacques Maritain. As somln-as de
sua oln-a, por Antonio P. C. Femándes, S. J. (Separata de Fron­
teiras, Pernambuco, 1941); la
Civil/a Cattolica, números de 3
de marzo, 5 de mayo, 2 de junio
y 7 de julio de 1956, artículos
del P. Messineo, S. J. sobre Maritain.
¿ CuARTA ETAPA ?-Una lectura superficial Le Paysan de la GMonne, ha hecho creer a algunos que el filósofo
franeés iniciaba con él una nueva ,etapa de su vida, más prfocirna
a la segunda que a 1a tercera descritas. Por desgracia no es así.
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No hay cuarta etapa. En este libro arremete briosamente contra
los neo-modernistas y los progresistas que tratan de adulterar
el
dogma, lo cual, dicho sea en su honor, no es nuevo en él; siem­
pre lo hizo y bien. Pero expresamente aunque de pasada, se ra­
tifica en sus erróneos principios sociales y políticos. A-sí, en la pá-­
gina 78 de su libro, Maritain denuncia: "la confusión y la unión
( coalescense), admitidas desde hace dos siglos como naturales,
entre los intereses
de la religión y los de una clase social furio­
samente apegada a sus privilegios", y en nota a pie de página
añade que "la fecha de la fundación de la revista Esprit, en Fran­
cia (1932) y, aproximadamente en la misma época, la del Cathalic
Worker en Estados Unidos, pueden ser miradas como señalan­
do, al menos simbólicamente, el punto de ruptura que anunciaba
el fin de esta confusión".
J ean Madiran ha puesto de relieve, con su habitual claridad
y agudeza, las gravísimas consecuencias tan ofensivas para fa
Iglesia que se deducen de las consideraciones que preceden y el
desconocimiento despectivo de la doctrina social cristiana con­
tenida en las encíclicas pontificias desde hace cien años. En la
imposibilidad.de extractar la penetrante crítica de Madiran remito
al lector a las páginas 19 a
27, del número 112 ya citado, de la
revista / tinéraires, si bien como conclusión de estas notas re­
produzco aquí el siguiente pasaje:
"Se puede filosofar sobre los hechos históricos· con una ins­
piración profundamente cristiana,
. con un alma verdaderamente
orante, con principios de filosofía moral generalmente justos :
pero
si esos hechos son irreales, toda la especnlación forjada a
partir
de ellos será formalmente verdadera y materialmente falsa."
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