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Número 133-134

Serie XIV

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La «razón histórica» en Hegel

LA "RAZON IDSTORICA" EN HEGEL
POR
· MlcHBLB FEOBlUCO, SCIACCA t.
C.atedtático de Filosofía-de la Universidad de Génova.
Nue,tro admwado maestro y muy querido amigo el Profesor Mi­
chele
Federico Sciacca (

e. p.
d.), en su última e inolvidable estancia
entre nosotros,
con motivo de su participación en la XIII Reuni6n
de mn.igos de la Ciudad Católica y una vez concluida ésta, pronunció
dos luminosas conféf'encias sobre 'temas que por sus derivaciones se
hal/an tal
vez

hoy
tan candentes como cuando sus autores las for­
mularon.
El 4 de diciembre, en la Fundaci6n Universitaria Española, con
selecta
y muy numerosa asistencia, a la que fue presentado por el
Rector de la
Universidad Complutense de Madrid, Profesor

Angel
González Alvtirez, desarrolló con derlumbrante brillamez el tema
REFLEXIONES "INACTUALES" SOBRE EL HISTORICISMO HEGELIANO.
Y el dla 6 en Segovia, ·,n · el Colegio Universitario, donde trató
con su penetrante agudeza de LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE EN BL
PENSAMIENTO DE
MAQUIAVBLO. Previamente, el Recto, del Colegio y
Catedrático de
la Unwersidad Complutense, Dr. Pedro Herranz, pro­
nunció unas palabras
de salutación al Profesor Sciacca, bien conocido
y muy querido en Segovia.
A continuaci6n, con el título que antecede a estas Uneas, tenemos
el honor de publicar unos extractos del principio y de la conclusión
de

la
primera de las dos referidas conferencias del Profesor Sciacca.
Su texto. lmegro
lo acaba de publicar la Fundaci6n Unwersilaria Es-
pañola. ·
Una de las casacterísticas del Romanticismo literasio y filosófi­
co alemán, ciertamente la que más. le caracteriza, es la tentativa de
actuar o realizar lo infinito o lo. absoluto en lo finito, lo eterno en
el tiempo.
¿ En qué forma? En la poesía por Navalis, en el momen­
to estético en general
En· filosofía, en el sistema -del saber absoluto
como es típico no solamente en Hegel, sino
tasnbién en
Fichte
y en
Schelling:
capta, lo Absoluto en la acción moral (Fichte), en la in­
tuición estética (Schelling), en el concepto puro (Hegel), etc. Hegel,
desde este punto de
vista, representa ciertasnente la culmina.ci6n · de
todo

el movimiento romántico e idealista·
alemán.
Según la dialéctica hegeliana c:le tesis, antítesis y síntesis, de sin-
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Fundaci\363n Speiro

LA «RAZON HISTORJCA» EN HEGEL
tesis en síntesis, a través del prQceso del espíritu humano, Jo Abso­
luto llega a la
transpar~nciade símismci"en,el cónceptoo eri el ~o-
mento filosófico. · · · · · · ·
Para Hegel, lo r~_en cuantq Q\1,_ no: es: _el ser, .co,rno en 1a :meta­
física aristotélica, sino,,9ne-es .r~tQsiJ-_~ PriPri ttia/~qtica,-ª~4úe su
dialéctica es nna dialéctica distinta, de la dialéctica de Platón.
La fórmula hegeliana que expresa'.
la total
identidad de la razón
y de la realidad, por un
lado, resulta

la
realídad. o
lo finito
· en
la
razón (lo infinito)
y, pór cl otro, resuelve ésta en la realidad misma.
Por eso ·· tampoco

puede decirse· que Hegel disuelva lo finito en lo
infiniio o viceversa; simplemente establece su
identidad substan­
cial, por lo cual lo real~ o sea el mundo, es lo racional rri~~o o la
Idea, y la Idea es Jo teaL Esto se · haiJa perfectamente · justificado
desde
el momento en que lo real
es identificado con lo racional; por
su._ pa.lte la razón actúa enterametÍte ~n sí misma y nada la so_b.[epaSa.
El

sistema hegeliano es el sistema de la
Razón absoluta:
el
pan­
logismo. Desde este punto de vista, Hegel, que sigue siendo un ro­
mfotico, es antirromántico. No por Casualidad es el filósofo del con­
cepto
(Begriff) ye! crítico de lás filosofías "edificadoras·· del sen­
timiento, de la
fe, etc. Pero su Razón, como la Unidad indiferencia­
da

de Schelling, es también
la "noche negra donde todas las vacas
son negras··, Todo

se hunde· en la
Razón; no hay lugar para lo que
huye

a la meditación racional: o se deja
mediar, y con ello se deja
reabsorber

por la razón, o es lo
no-verdadero, lo abstracto. El indi­
viduo; por

ejemplo, como
dice Hegel,

"no es verdadero"', precisa­
mente porque no es mediable en su singulaiidad; el
arte, como mo­
metlto autónomo, es abstracto~ a5í · también la relígión: ambos se
hacen concretos en la filosofía (razón), esto es, cuando se núigan
como arte y como religión. Todo se conserva y _rodo se pierde en la
Razón; se pierden la singularidad, el sentimiento, los hombres.
Efectuado, con Fichte,
el "salto"· del Y o como función trascenden­
tal al Yo trascendental, como principio metaflsico, cae
la distinción
entre

la ciencia de lo Absoluto
y el conocimiento del fenómeno; se
identifica

la metafísica con la
niisma crítica del

conocimiento. Ra­
éional
y real Se adecúan: la metafísica de la naturaleza se identifica
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Fundaci\363n Speiro

MICHELE FEDERJCO SClACCA
con el pensamiento, dado que el principio del antinomismo dialéc­
tico es el fundador de una
y del otro. Cada aspecto de lo real no es
más que un momento del proceso dialéctico: los daros de la expe­
riencia

se
resuelv'en en

el devenir del
espíritu, todo

este está en
la
concreción

de
sus deterininaciones. La filosofía se dirige, a través
de

Hegel
y de la crítica efectuáda por el hegelianismo efe "izquier­
da"

(Feuerbach,
Marx, etc.), a resolverse en .la ciencia y en la téc­
nica y a considerar como únicos problemas "significativos" suyos
los sociales
y políticos: Naturalización del espíritu: naturaleza y es­
píritu se
adec6an. El hegellsmo se puede convertir indiferentemente
en naturalismo y en espiritualismo, que no· son dos abstracciones,
sino dos absttactismos. Se llega así a la identificación de los con­
trarios, que

equivale a no decir
nada. Se llega también a la seculari­
zación

rotal
y absoluta a la divinización del Estado. El filósofo no es
un humilde buscador de
la verdad,

sino un "funcionario" del Estado;
la lectura de los periódicos, dice Hegel, tiene que substituir las ora­
ciones.
La mundanización del ser lleva fatalmente a estas consecuencias,
es decir, a la negación del ser o del principio que funda el pensa­
miento y lo real, a la negación de la filosofía en la "no-filosofía"
en
el momento de la praxis y del hacer de la vida social-económica­
po!ítica, que es verificación de
toda opinión o hipótesis. Hegel, como
ha dicho Engels, marca el punto c.-ulroinaote del sistema de la Ra­
zón y, en el interior del mismo hegelianismo, el final de la .filosofía
clásica.
La concepción hegeliana de la historia lo confirma, aunque hay
que reconocer a Hegel el mérito de haber contribuido a darnos un
sentido más profundo de ésta. Para Hegel, los acontecimientos
his­
tÓricos no solamente ti\'Den un sentido profundo en el significado
de
la historia total -cosa .que se encuentra ya en San Agustín,
Bousset y Vico-, sino que por el hecho de que han ocurrido sig­
nifican.· siempre . la victoria de una forma de vida superior y de un
pueblo; es
como decir

que
quien prevalece

tiene siempre
la razón,
está siempre en la verdad,
De este mqclo el "hecho" es, como tal, un
"valor"
y por ello mismo quedan "justificadas" cualquier iniqui­
dad
y cualquier matanza por el simplé hecho de q~e han conseguí-
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LA «RAZON HISTORJCA» EN HEGEL
do llegar a ~no y realizarse. Hegel confirma a Maquiavelo. A
Hegel se le escapa el sentido profundo de
la Providencia o,istiana
-sustituida

por la
ast\lcia de la Razón, realmente demasiado "asru,
ca"
paca

ser "inteligente"-, Providencia que él considera insufi­
ciente para explicar el
cucso de la historia como 1,llla unidad que se
manifiesta_ esporádicamente en casos particulares, como ayuda para
un individuo en dificultades, como una especie de "comercio de
decall de la fe". De aquí la ne<;esidad de considerar toda la historia
"sagrada" y racional -que en Hegel significa que hay .sólo lo "pro­
fano" y que solamente éste es "sagrado"-, verdad y bien por el
solo
he<;ho de

haber
ocucrido: la historia es el "tdbunal del mun­
do", el juicio que todo lo lleva a
cabo en
el
mismo "Espíriru del
mundo", los "espírirus de

los pueblos". Así
la historia se autojus­
tifica como una especie de "cosa -en sí" y, realmeIJ:te, pierde todo
sentido.
Por otra pacte, si lo Absoluto y
la Historia coinciden por el
hecho de que el principio y el fin de la historia se encuentran taro·
bién en la misma historia, dado que la vida de lo Absoluto es uo
"círculo", la historia no puede sino cerrarse: su fin u objetivo, el
despliegue
total
de la Idea y el recomo de la Idea a sí mísmo, en su
final Si, por el contrario, no terminase y continuara indefinidamenw
te, Hegel caería en el "infinito malo" que ha reprochado a sus ad­
versarios. Así, para este autor., la historia se cierra: como historia del
pensamíento con su filosofía, como historia política con la que en
el fondo,
mundanfaando e, hiscorfaando el

principio de
la verdad,
se identifica el pensamiento con
la constirución prusiana y el predo­
mínío
del

pueblo alemán en el mundo. Pero
esto es la negación del
movimíento, que es progreso. Entre un infinito "cerrado"
y contra·
dicrorio y un infinito siempre abierto, pero "'malo", no queda, si se
permanece en la-posición del inmanentismo,. más que concebir una
hístoria que se mueve en círculo paca reJornar periódicamente al
mismo p\lllto. Esta es la concepción de Nietzsche, pero esta concep­
ción,

desde el momento que niega
la historia como ¡,,ogreso infali­
ble hacia 1,llla meca final de plenitud, níega el historicismo, denun­
cia su
nihilismo por pérdida del ser y, con el ser, de los valores.
Hegel tiene el gusto de
la destrucción como los románticos, el vér-
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MICHELE FEDERICO SCIÁCCA
tigo de la_ dialéctica que -afirma y niega, niega y afirma. Su-opti0
mismo se identifica con el gozo del nihilismo: es la ironía román­
tica que se enmascara -de felicidad. Nietzsche quita esa máscara, to·
das las "estatuas blancas" que esconden el abismo del mundo sin set.
Nietzsehe es la tragedia del nihilismo, la seriedad de la desespera­
ción del hombre sin ser. Y lo trágico es siempre más serio que lá
máscara.
El· pensamiento moderno, en uno de sus aspectos más sigDifica­
tivos y difusos, · está caracterizado por la "soberbia" del · hombre. El
inglés. Francis Bari>n se considera el -·"ginecólogo"-del "parto Irias­
cttlino" del siglo o de la instaurtltio ah wds para la instauración del
regnum hominis del mundo. El -francés René Descartes se considera
el "Arquímedes" de la filosofía: le basta
un "punto de apoyo" (el
cogito, no el ser) "para .levantar el mundo". El alemán Emmanuel
Kant se proclama el Copérnico de la filosofía, el realizador de la "revolución" en virtud de la cual no
es el pensamiento el

que gira
en torno del mundo, sino el mundo el que- gira en torno al peilsa­
mienro .. ·Jorge Hegel no se corttentá can esto: afirma que su filoso­
fía es la filosofía, o sea el cumplimiento definitivo del filosofar; Fe­
derico
Nietzsche, poniendo -al
desnudo
él nihilismo
radical de seme­
jantes instauradores, Arquímedes revolUcionarios y padreternos, li­
quida esta nueva metafísica del pensar y del conocer, nacida en apo­
sición a la del ser. Aceptamos tal desesperada declaración de quie­
bra, pero
para volver

a tomar serenamente
y para profundizar la
clásica filosofía del ser,
objetivo iniciado

por Rosmini en Italia
y
por otros pensadores.
Coó.cluyamos poniendo

de relieve, puesto que se Celebra este año
el centenario de la muerte de Santo Tomás, la humildad de este gran
represelltant-e de la-metafísica del ser, que ntinca afirma ser original,
ni haber-hecho descubrimientos~ pei'o que, sin embargo, con su con­
sabida modestia ha dispensado verdades válidas para siempre. Esa
es
la diferencia enrre el hombre que se considera partícipe de la
verdad y el_ hombre que se considera a sí mismo como el creador
de
la -verdad.

Este último
se convierte
en ídolo
de sí mismo o bien
en el adorador idólatra de la sociedad
o del Estado, o incluso de un
partido
político.
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