Índice de contenidos
Número 279-280
Serie XXVIII
- Textos Pontificios
-
Actas
-
Crónica de la XXVIII Reunión de amigos de la Ciudad Católica: 589-1789
-
589 - 1789. Presentación de dos centenarios
-
Palabras del padre Victorino Rodríguez, O.P. en el acto litúrgico final de la XXVIII Reunión de amigos de la Ciudad Católica
-
Significado y frutos del III Concilio de Toledo
-
La unidad religiosa, encrucijada de la teología y la política
-
La confesionalidad del estado y la unidad católica en las leyes fundamentales de España
-
La Dignitatis humanae y la unidad católica
-
La unidad católica y la España del mañana
-
- Miscelanea
-
Información bibliográfica
-
Louis de Wohl: El hilo de oro. Vida y época de San Ignacio de Loyola
-
Araceli Martínez-Peñuela Virseda: Antecedentes y primeros pasos del nacionalismo vasco en Navarra, 1878-1918
-
Jesús López Medel: Enseñanza de la religión en una sociedad democrática
-
Maria Adelaide Raschini: Le cerebroteche
-
Eusebio Ferrer: Exigir para educar
-
Federico Prieto Cali (Director responsable): Catecismo de doctrina social
-
- In memoriam
- Noticias
- Verbo
Autores
1989
En torno a la Perestroika «soltanto Stalin»
MISCELANEA
EN TORNO A LA PERESTROICA "SOLTANTO STALIN"
POR
JORGE USCATESCU
Es difícil ya, por no decir imposible, que tenga eco o sim
plemente cabida material en los medios de comunicación occi~
t!entales, incluidos los de estos pagos, la duda sobre las buenas
intenciones y
la veracidad de la «perestroika». Es imposible insi
nuar que mucha de la receptividad favorable de la gran manio
bra estratégica
de Mijail Gorbachov, confunde los deseos, bue
nos deseos, sin duda, con la realidad. La misma era Reagan se
cierra con un evidente entusiasmo por la «perestroika». Nadie
o casi nadie quiere recordar grandes vueltas que marcaran ver
daderas etapas de ampliar esperanzas libertadoras en el pasado
de la Unión Soviética. Nadie quiere recordar lo que significó
con Lenin mismo la N.E.P. y
lo que vino después de ella. Ni la
fórmula de la definición del agresor, coincidiendo con
los Frentes
Populates
y la promulgación de una de las Constituciones más li
berales del mundo, de Stalin, para que en seguida después vi
nieran las grandes «purgas» en Rusia, el ataque a Polonia, Países
Bálticos, Finlandia y la ocupación de las provincias rumanas de
Besarabia
y Bucovina del norte. Nadie quiere recordar el mano
a mano, a
escala mundial, de Roosevelt y el Tio Joe, el buena
zo, para que una
vez alcanzada la victoria, la Unión Soviética
ocupara media Europa
y viniera la «guerra fría», y Corea, y
Cuba y el «muro de Berlín», Vietnam y Afganistán.
El comienzo del «pandemonium» de las nacionalidades
y de
los derechos del hombre,·
la resistencia tenaz de la «nomenklatu
ra», la inseguridad de la posición del ejército soviético ante el
gran cambio de la «perestroika» implicaría, en materia de desar
me, todo ello al contrario de aumentar las dudas sobre el futuro
de la distensión a través de
la «perestroika», hace que con cierta
naturalidad de buenos impulsos
y buenas intenciones aumente la
confianza en
el mundo sobre la política de indudable alcance
de Gorbachov.
1441
Fundaci\363n Speiro
JORGE USCATESCU
En este contexto leíamos hace no mucho un editorial publi
ca'do en JI Giornale, de Milán, cuyo autor es el director de este
rotativo, el magnífico periodista y escritor Indro Montanelli.
Lo
leíamos con verdadero interés, no solamente en virtud de la
admiración por
Montanelli y tampoco por venir lo suyo, con
gran. brillantez y claridad, a coinci.dir con lo que hemos ido pu
blicando en este mismo periódico cuando hemos tenido la
oca
sión de hacerlo. A parte esto, el editorial de Montanelli ofrecía
una más que sugestiva imagen de la situación. «Solamente Sta
lin». Admirado ante las bellas perspectivas de la parestroika den
tro del Imperio soviético y fuera en sus relaciones con el mun
do, Montanelli remarcaba la enorme dificultad de tamaña ope
ración, capaz de dejarnos a todos, a sirios y troyanos, estupe
fectos.
Viene a
decir Montanel!i, que para tener una idea de lo que
ocurre en Rusia
-y lo decía antes del discurso en la ONU y
del terremoto de Armenia-, no hace falta ser kremlinólogo. Bas
ta con conocer un poco de historia. La historia rusa. Así se sa
brá cuán difícil ha sido siempre «tener juntas poblaciones que
.durante siglos
se ha metido en el cuerpo». Enorme conglome
údo, decimos, de nacionalidades, lenguas y religiones sobre un
inmenso territorio, dominadas durante siglos por
un poder cen
tral y por una minoría, si se piensa que naciones como Ucrania
nunca han dejado de manifestar deseos evidentes de indepen
dencia. Tan importante problema
es éste, que la propia carrera
y
el poder omnímodo de Stalin nacen con un estudio, que en
tusiasmara al propio Lenín, sobre el problema de las nacionali
dades en Rusia. Montanelli cree en la posibilidad de que los pa
dres de la Unión Soviética «obraran en buena
fe» cuando a Rusia
dejaron de llamarla por su nombre y la rebautizaran
como Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Nadie, ni los zares, ni
Le
nin, ni Stalin, ni Kruschov y tampoco Gorbachov, pensaron
nunca en la independencia de estas nacionalidades. Para Monta
nelli, lo de las nacionalidades y su agitación
ya espectacular ha
sido una sorpresa.
El había esperado la resistencia de la no
menklautra del partido y el Estado, pero no el despertar nacio
nalista. Y ello a pesar de
los avatares del nacionalcomunismo.
El problema
es escuetamente éste: ¿con qué métodos doma
rá Gorbachov este nuevo y según parece inesperado incendio?
Montanel!i
se declarara convencido de su buena fe, de su capaci
dad de maniobrar y de su categoría. «El hombre tiene visión
es
tratégica y coraje para vender. Y si realizara sólo una mitad de
lo que evidentemente pretende, pasaría a la historia como el más
1442
Fundaci\363n Speiro
EN TORNO A LA PERESTROICA «SOLTANTO STALIN»
grande protagonista de este siglo». Peto estamos en el campo
de lo hipotético. Lo cietto, según Mantonelli, son dos lecciones
que se pueden deducir de cuanto
ocurre. «La primeta, es que si
setenta años de
internacionalismo proletario no han bastado P81"ª
desttuir los nacionalismos, quiete decir que la sangre, la lengua,
la religión, la culruta son más fuettes que c;ualquier ideología.
La
segunda, es que los totalitarismos son más difíciles de mon
tar que de desmontat. Para liberalizar a Rusia
y curarla del st
liuismo hubiera, quizás, tener éxito un solo hombre: Stalin».
Seguramente una paradoja, peto como
tal paradoja acaso la
única salida lógica en una grave encrucijada de
la historia. ¿Pero
no
es acaso una pa1"adoja el hecho de que sea Georgia, patria de
Stalin, la primeta bañada por él en la sangre de la represión an
tinacionalista, el lugar donde todavía se mantenga su culto?
1443
Fundaci\363n Speiro
EN TORNO A LA PERESTROICA "SOLTANTO STALIN"
POR
JORGE USCATESCU
Es difícil ya, por no decir imposible, que tenga eco o sim
plemente cabida material en los medios de comunicación occi~
t!entales, incluidos los de estos pagos, la duda sobre las buenas
intenciones y
la veracidad de la «perestroika». Es imposible insi
nuar que mucha de la receptividad favorable de la gran manio
bra estratégica
de Mijail Gorbachov, confunde los deseos, bue
nos deseos, sin duda, con la realidad. La misma era Reagan se
cierra con un evidente entusiasmo por la «perestroika». Nadie
o casi nadie quiere recordar grandes vueltas que marcaran ver
daderas etapas de ampliar esperanzas libertadoras en el pasado
de la Unión Soviética. Nadie quiere recordar lo que significó
con Lenin mismo la N.E.P. y
lo que vino después de ella. Ni la
fórmula de la definición del agresor, coincidiendo con
los Frentes
Populates
y la promulgación de una de las Constituciones más li
berales del mundo, de Stalin, para que en seguida después vi
nieran las grandes «purgas» en Rusia, el ataque a Polonia, Países
Bálticos, Finlandia y la ocupación de las provincias rumanas de
Besarabia
y Bucovina del norte. Nadie quiere recordar el mano
a mano, a
escala mundial, de Roosevelt y el Tio Joe, el buena
zo, para que una
vez alcanzada la victoria, la Unión Soviética
ocupara media Europa
y viniera la «guerra fría», y Corea, y
Cuba y el «muro de Berlín», Vietnam y Afganistán.
El comienzo del «pandemonium» de las nacionalidades
y de
los derechos del hombre,·
la resistencia tenaz de la «nomenklatu
ra», la inseguridad de la posición del ejército soviético ante el
gran cambio de la «perestroika» implicaría, en materia de desar
me, todo ello al contrario de aumentar las dudas sobre el futuro
de la distensión a través de
la «perestroika», hace que con cierta
naturalidad de buenos impulsos
y buenas intenciones aumente la
confianza en
el mundo sobre la política de indudable alcance
de Gorbachov.
1441
Fundaci\363n Speiro
JORGE USCATESCU
En este contexto leíamos hace no mucho un editorial publi
ca'do en JI Giornale, de Milán, cuyo autor es el director de este
rotativo, el magnífico periodista y escritor Indro Montanelli.
Lo
leíamos con verdadero interés, no solamente en virtud de la
admiración por
Montanelli y tampoco por venir lo suyo, con
gran. brillantez y claridad, a coinci.dir con lo que hemos ido pu
blicando en este mismo periódico cuando hemos tenido la
oca
sión de hacerlo. A parte esto, el editorial de Montanelli ofrecía
una más que sugestiva imagen de la situación. «Solamente Sta
lin». Admirado ante las bellas perspectivas de la parestroika den
tro del Imperio soviético y fuera en sus relaciones con el mun
do, Montanelli remarcaba la enorme dificultad de tamaña ope
ración, capaz de dejarnos a todos, a sirios y troyanos, estupe
fectos.
Viene a
decir Montanel!i, que para tener una idea de lo que
ocurre en Rusia
-y lo decía antes del discurso en la ONU y
del terremoto de Armenia-, no hace falta ser kremlinólogo. Bas
ta con conocer un poco de historia. La historia rusa. Así se sa
brá cuán difícil ha sido siempre «tener juntas poblaciones que
.durante siglos
se ha metido en el cuerpo». Enorme conglome
údo, decimos, de nacionalidades, lenguas y religiones sobre un
inmenso territorio, dominadas durante siglos por
un poder cen
tral y por una minoría, si se piensa que naciones como Ucrania
nunca han dejado de manifestar deseos evidentes de indepen
dencia. Tan importante problema
es éste, que la propia carrera
y
el poder omnímodo de Stalin nacen con un estudio, que en
tusiasmara al propio Lenín, sobre el problema de las nacionali
dades en Rusia. Montanelli cree en la posibilidad de que los pa
dres de la Unión Soviética «obraran en buena
fe» cuando a Rusia
dejaron de llamarla por su nombre y la rebautizaran
como Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Nadie, ni los zares, ni
Le
nin, ni Stalin, ni Kruschov y tampoco Gorbachov, pensaron
nunca en la independencia de estas nacionalidades. Para Monta
nelli, lo de las nacionalidades y su agitación
ya espectacular ha
sido una sorpresa.
El había esperado la resistencia de la no
menklautra del partido y el Estado, pero no el despertar nacio
nalista. Y ello a pesar de
los avatares del nacionalcomunismo.
El problema
es escuetamente éste: ¿con qué métodos doma
rá Gorbachov este nuevo y según parece inesperado incendio?
Montanel!i
se declarara convencido de su buena fe, de su capaci
dad de maniobrar y de su categoría. «El hombre tiene visión
es
tratégica y coraje para vender. Y si realizara sólo una mitad de
lo que evidentemente pretende, pasaría a la historia como el más
1442
Fundaci\363n Speiro
EN TORNO A LA PERESTROICA «SOLTANTO STALIN»
grande protagonista de este siglo». Peto estamos en el campo
de lo hipotético. Lo cietto, según Mantonelli, son dos lecciones
que se pueden deducir de cuanto
ocurre. «La primeta, es que si
setenta años de
internacionalismo proletario no han bastado P81"ª
desttuir los nacionalismos, quiete decir que la sangre, la lengua,
la religión, la culruta son más fuettes que c;ualquier ideología.
La
segunda, es que los totalitarismos son más difíciles de mon
tar que de desmontat. Para liberalizar a Rusia
y curarla del st
Seguramente una paradoja, peto como
tal paradoja acaso la
única salida lógica en una grave encrucijada de
la historia. ¿Pero
no
es acaso una pa1"adoja el hecho de que sea Georgia, patria de
Stalin, la primeta bañada por él en la sangre de la represión an
tinacionalista, el lugar donde todavía se mantenga su culto?
1443
Fundaci\363n Speiro