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Número 535-536

Serie LIII

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Jean Madiran, Chroniques sous Benoît XVI. Tome II (2010-2013)

Jean Madiran, Chroniques sous Benoît XVI. Tome II (2010-2013), Versalles, Via Romana, 2014, 398 págs.

Jean Madiran (1920-2013) es una de las grandes figuras del catolicismo íntegro francés de la segunda mitad del siglo XX. Filósofo y, a partir de un cierto momento, sobre todo cronista, su obra impresiona por la solidez y la acribia de todas sus páginas. También por su agudeza. En esta misma revista, sobre todo en sus primeros quince años y también en los últimos, pueden hallarse abundantes testimonios: sobre la ley natural, el sentido de la historia, la justicia social, mayo del 68, Maritain, el totalitarismo… Todos extraordinarios. Su obra en buena medida está dispersa entre las páginas de Itinéraires, sobre todo, y Présent, en los últimos años. Cronista político al inicio y, poco a poco, siempre más cronista religioso. En 2010 publicó una recopilación de sus escritos religiosos de Présent desde 2005: eran las crónicas del pontificado de Benedicto XVI. Que ahora se completan con este segundo tomo, que alcanza hasta la muerte del autor. Pues, nonagenario, estuvo lúcido y activo hasta el final. Miren, si no, las últimas líneas salidas de su pluma para la estampa: «Las élites oficiales del catolicismo están actualmente mal preparadas para comprender que la Revolución francesa, su Declaración de derechos y su divisa no suponen principalmente una fundación política sino una permanente agresión religiosa. Se podía, sin embargo, comprenderlo desde los inicios: incluso antes de que los derechos del hombre fueran aplicados por una Constitución política (no fue sino en 1791 y todavía era regia), el espíritu de las Luces y su Revolución comenzaron por imponer prioritariamente desde 1790 una Constitución civil del clero, que sometía la Iglesia de Jesucristo a la ley política. Es a lo que, hoy más que nunca, tenemos que hacer frente».

Una crónica –nos advierte– es un artículo de periódico que reflexiona, ironiza o filosofa sobre alguna de las noticias del día. Recogerlas en un volumen, por eso, no lo torna en libro de historia o tratado de teología. Se trata, tan sólo, de un haz de reacciones inmediatas al hecho y constituyen un testimonio sobre acontecimientos que están a punto de sucumbir bajo el exceso de información cotidiana.

La relectura, aun en diagonal, que hemos hecho de todas estas páginas, vuelve a dejarnos la impresión imborrable que en su momento nos hizo. Madiran pudo haber perdido, por el avance inexorable de los años, ese punto de apertura intelectual necesario para comprender algunas tesis o interpretaciones. Pero nunca perdió la imponente capacidad de penetración de los hechos que le acompañó desde su juventud.

Manuel ANAUT