Índice de contenidos

Número 553-554

Serie LV

Volver
  • Índice

Breve historia económica y social de tres generaciones (1930-2006): Una faceta de la historia de España, contada a través de datos y hechos a la nueva generación del siglo XXI

 1. Introducción

Parece preciso mostrar la historia de la España contemporánea de los últimos 75 años (1930-2006), a través de los datos y hechos contrastados, emergiendo de la avalancha de retórica en la que suele prescindirse de los datos y hechos, incluso en el ámbito académico. Lo que pretendo es mostrar los datos y los hechos económicos y sociales de cada una de las tres generaciones de 1930-1955, 1956-1980 y 1980- 2005, con explicaciones lo más breves posibles, y que el lector saque sus propias conclusiones.

Tratando de aplicar a la historia reciente el principio jurídico de «las cosas son lo que son y no lo que las partes dicen que son», presento una serie de datos y hechos relevantes esquemáticos y concatenados referentes al aspecto social y económico del período que corresponde aproximadamente a las tres últimas generaciones españolas, que van desde el año 1931 al 2006. He obviado los aspectos puramente políticos, que se prestan más a la polémica.

Se han tomado como generaciones, períodos de 25 años que es una cifra comúnmente aceptada y que se corresponde aproximadamente al período de fertilidad práctica de la mujer (de 20 a 45 años), aunque biológicamente sea un poco más amplia.

En cada uno de los tres períodos de 25 años se presentarán los datos sociales en paralelo con los económicos, que en gran parte están correlacionados.

Dentro de los aspectos sociales tienen especial relevancia en España las actuaciones de la Iglesia –o mejor dicho la estructura eclesial y jerárquica de la misma–, sin las cuales no se puede entender la sociedad española por el protagonismo e influencia que ejercieron con su dirección y diplomacia, pero que también tuvo su importancia cuando se inhibieron o aparentemente se automarginaron. Aparte de la indudable influencia de la Iglesia como institución en los aspectos sociales que se refieren al sustrato profundo de la moral, se extienden a la educación media e incluso profesional, que representó durante un largo período más de un tercio del total de España. Esa influencia se extiende incluso a aspectos económicos de cierto peso, pues aparte de la educación, es o ha sido importante su peso en el sistema financiero a través de la creación de Cajas de Ahorro y Monte de Piedad, la industria editorial y los medios de comunicación, a lo que hay que añadir su actividad a través del conglomerado de instituciones de Caridad, Hospitalario y de ONG´s más importante del mundo, sin contar la influencia y desarrollo en el arte o la ciencia en todas sus manifestaciones a pesar de que su influencia actual es claramente decreciente.

Cada una de las tres generaciones tiene características peculiares tanto por los protagonistas como por la época que les tocó vivir. El primer período considerado 1930-1955 es el de la generación de la II República y la Guerra Civil y de los años duros de reconstrucción y aislamiento internacional; el segundo período 1956-1980, es el del desarrollo económico y de cambio social y el fin de un Régimen y un sistema, que se puede considerar que se prolongó claramente hasta 1979, pues estuvo bajo la dirección de personas provenientes del Régimen anterior y con su sistema legal, con su misma estructura apenas arañada, y con el sistema económico financiero –incluso en las Cajas de Ahorro e importantes cooperativas y mutualidades– anterior y que fue progresivamente desmontándose; por último en el período que nos encontramos, 1981-2006 e inmediato posterior, en el que está ya consolidado un sistema político de Monarquía parlamentaria y un sistema económico y social en plena crisis y en la que están desmontados en gran parte todos los centros de decisión y poder económico anterior, salvo los del sistema financiero privado que se ha mantenido e incluso ha multiplicado su peso relativo.

Estas tres generaciones están diferenciadas de la época siguiente a partir del siglo XXI con la revolución tecnológica implantada, pues los 130 años anteriores a 1930 fueron de una dureza parecida a la sufrida por la primera generación considerada, ya que socialmente estuvieron también carentes de estabilidad y paz y económicamente se redujeron a una sucesión de crisis encadenadas, que de alguna forma hicieron explosión con la proclamación de la II República. Como entre los historiadores hay bastante consenso en esta visión, nos ahorramos aportar datos y repasar hechos que harían demasiado extenso este trabajo.

Algunas consideraciones sobre los cuadros incluidos en el anexo

Todos los cuadros son comunes para las tres generaciones que van de 1930 a 2006 y que se tomarán segmentadamente para cada generación en lo referente a comentarios, y requieren algunas aclaraciones o explicaciones.

– En casi todos los campos, los datos correspondientes a los años 1930 a 1936, son escasos o inexistentes y obligan a presentar complementariamente algunos datos aislados significativos.

– Casi todos los datos son tomados del INE, de los ministerios y de los informes económicos que publicaba el BBV desde 1974 hasta 1996. Algunos datos son complementados con datos de los Anuarios del Mercado publicados por Banesto.

– La conversión a moneda constante en el Cuadro IX sobre la renta, se ha realizado convirtiendo los datos en pesetas, primero en euros y a continuación el valor se han actualizado aplicando los datos oficiales de IPC.

2. Los años convulsos y duros (1930-1955)

Para evaluar la evolución social y económica y la velocidad de la movilidad de la sociedad española, se aportan una serie de datos reflejados en cuadros estadísticos que en lo referente a la sociedad reflejan la evolución de la educación, la esperanza de vida y mortalidad infantil, el número de reclusos y delitos contra la vida, la Iglesia católica, los movimientos migratorios, el turismo, la evolución de la industrialización y del PIB (Producto Interior Bruto) y de la renta per cápita así como la evolución de la deuda pública, que en definitiva implica un gasto anticipado que deben pagar las generaciones futuras.

Evolución social

Napoleón decía: «Un cura me ahorra diez gendarmes».

La inclusión de la evolución de la Iglesia en España se debe, como se dice anteriormente, a que es un elemento determinante en la evolución de la sociedad española. Ello no porque sea una religión, sino porque una sociedad no puede vivir sin un sistema de cualesquiera normas morales asumidas y aceptadas por la sociedad de forma generalizada, pues a falta de ellas sería obligada la existencia de una sociedad policial duramente represiva –como ocurrió en el sistema soviético– que mantenga la vigencia de unas normas puramente positivas sin una vinculación ética y a ello se refería Napoleón.

Hay algunos elementos que considero muestran claramente y de forma correlacionada, la evolución y movilidad social e incluso la velocidad de cambio. Dichos elementos son los siguientes:

– La trayectoria de la educación.

– La evolución de la esperanza de vida y de la mortalidad infantil, pues ellas son el resultado del nivel de la higiene y salud pública, junto con el Seguro de Enfermedad.

– La población reclusa, y los delitos contra la vida. Pues estos datos son la punta del iceberg del grado de libertad real y la valoración de la vida en la sociedad.

– La tasa de matrimonios, la tasa de natalidad y abortos y la evolución de seminaristas. Ya que por un lado son indicadores de la vitalidad y estabilidad de la sociedad y su esperanza en un futuro y por otro reflejan el vigor e influencia de la Iglesia e indirectamente el respeto a una ética compartida.

– El fenómeno migratorio y el nivel de paro, puesto que indica la capacidad de una sociedad de integrar a sus miembros de manera equilibrada, dinámica y estable.

Estos elementos, no son los únicos, pero he considerado que son los más relevantes y a su vez existe entre ellos una estrecha correlación. A su vez, existen otros parámetros que aún siendo menos relevantes tienen cierta importancia y evolucionan de manera paralela a los aportados, pero de los que frecuentemente hay pocos datos, como son: los referentes a cultura y deportes, respeto y rehabilitación de obras artísticas, sistemas de suministro de aguas y llevada de agua corriente a las viviendas y sistemas de alcantarillado, edición de obras literarias, jurídicas, religiosas y técnicas, procesos electorales y sindicales, vigor de asociaciones y colegios profesionales, vecinales, etc.

Cuadro I

– En las tasas de analfabetismo de los mayores de 10 años, se parte de cifras muy altas en los años 30, sobre todo en las mujeres y se reducen rápidamente a una tasa baja ya que el analfabetismo de adultos es de muy difícil reducción.

– Más significativo es el incremento de alumnos de Bachillerato y Universidad. Sorprendentemente su número se mantiene casi estable, entre 1931 y 1935. La única explicación que me parece lógica es la reducción o eliminación de la enseñanza privada, en su mayoría de orientación y dirección religiosa, lo que oscurece un cierto esfuerzo en la enseñanza estatal. Entre 1935 y 1956, el número de alumnos de bachillerato se multiplica por 3 y el de universitarios duplica, concretamente se multiplica por 2,13. Más sorprendente es la escasa participación de la mujer en la Universidad que en 1935 es solo de 2.588 mujeres (8,8%) sobre un total de 29.249 alumnos y que entre 1931 y 1935 aumenta en número en un 28% y entre 1935 y 1956 se multiplica por más de cuatro (aumenta un 439%). Más significativo es que, en los incrementos de alumnos, el número de hombres y mujeres tiende a igualarse en la Universidad, concretamente, del aumento total de alumnos del curso 1955 a 1956, que es de 5.185, de ellos son mujeres 1.307, es decir el 25,2%. Las cifras de alumnos corresponden a las facultades universitarias y entre paréntesis se refleja el número de mujeres matriculadas hasta el curso 56-57. A partir de esta fecha no aparecen desglosados los datos por sexo, pues del incremento de 2.066 alumnos en el curso 57-58, 817 (40%) eran mujeres por lo que la tendencia a igualarse hace el desglose poco significativo.

– Los alumnos de magisterio se reducen fuertemente y de manera regular cada año, entre 1931 y 1941, para comenzar a recuperarse a partir de ese año hasta 1956.

Cuadro II

– La esperanza de vida y los índices de mortalidad infantil, son muestras que reflejan de manera muy precisa no sólo los medios sanitarios sino la educación e higiene en este aspecto. En el período 1931- 1956 se pasa de una esperanza de vida y mortalidad infantil que sitúa a España en una posición casi africana y muy alejada de Francia o Suiza, y en 15 años –hacia 1956– se acerca a cifras de esos países europeos, que son los más avanzados.

– Por decreto de 11 de julio de 1941, se produce un salto cualitativo, al iniciarse en septiembre de 1944 la implantación del Seguro Obligatorio de Enfermedad y el inicio de lo que ha venido en llamarse el «Estado de bienestar», que ya en 1946 cubre el 40% de la población y en 1956 casi el 50% de la población y que en 1976 sería el 80%. Antes de esa fecha no había más que el seguro de Maternidad que cubría solamente el coste sanitario del embarazo y parto, el seguro de Accidentes de Trabajo cubierto a través de entidades de seguros privados y el seguro de Retiro Obrero a partir de 1921 con aportaciones de la empresa, del Estado y del trabajador y basado en un sistema de capitalización primitivo. El seguro de Retiro Obrero, más adelante de Vejez e Invalidez, lleva una existencia lánguida con una repercusión modesta, de forma que los pensionistas, alcanzan en 1933, después de 12 años de vigencia, la casi simbólica cifra de 107.025, en 1946, 300.944, en 1956, 735.266 pensionistas.

Cuadro III

– Las cifras población reclusa y los delitos contra la vida y suicidios, son indicativos por un lado del grado de seguridad jurídica e indirectamente de libertad y por otro de valoración de la vida humana y en alguna medida el termómetro de la pérdida de esperanza en el caso de los suicidios. Llama la atención que el número de presos en época tan próxima al final de la Guerra Civil durante la que se cometieron innumerables crímenes, el número total de presos en 1946 sea muy inferior al existente en los años del siglo XXI.

– Los reclusos por delitos políticos, tomados en sentido amplio, incluyendo los delitos contra la seguridad del Estado, terrorismo y delitos derivados de la Guerra Civil, dan lugar a una serie de cifras altas hasta 1951, si bien la reducción de reclusos después de una guerra resulta sorprendentemente rápida. A partir de 1951 las cifras de reclusos incluso llegan a ser inferiores a las que se producen a partir de 1986.

Cuadro IV

En este cuadro se reflejan datos relacionados con la familia y la religión católica.

– La tasa de nupcialidad (matrimonios por cada 1.000 habitantes), se mantiene bastante estable entre 1931 y 1976, con un bache en los años de la II República y por supuesto durante la Guerra Civil. En paralelo, la tasa bruta de natalidad, se mantiene relativamente alta hasta 1935, sin que le afecte la situación política de la II República y se reduce significativamente entre 1941 y 1956 y se mantiene hasta 1976 con una ligera tendencia a la baja.

– Todo ello está en consonancia a su vez con la evolución del número de sacerdotes y seminaristas después de la tremenda sangría que supusieron los asesinatos de sacerdotes en especial en los años de la Guerra Civil (1936-1939) durante la cual fueron asesinados 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 monjas en la mitad de España controlada por el gobierno del Frente Popular y el gobierno nacionalista vasco en Vizcaya, a los que hay que sumar los 34 sacerdotes y religiosos asesinados en Asturias en 1934 y con influencia significativa sólo en esa provincia. El número de sacerdotes y de seminaristas mayores crece rápidamente entre 1941 y 1961.

– La evolución de la Iglesia en España va acompasada con la de la sociedad española y se influyen mutuamente y de ahí que en el cuadro IV se incluya la cifra y evolución de los seminaristas menores y mayores, pero en este caso es preciso complementarlos con otros datos dispersos y parciales pero que me parecen significativos y complementan los del cuadro. Como muestra de la situación social de las zonas suburbiales de las grandes ciudades con respecto a la religión Católica, en la obra de José Andrés Gallego y Antón M. Pazos La Iglesia en la España contemporánea (1936-1999) (Ediciones Encuentro), en las págs. 52 y sigs., se recoge la situación de un suburbio de Madrid entre 1939 y 1940, pues bien: en los 362 matrimonios canónicos que se celebran en esa barriada de Madrid en esos años, el 80% no sabía hacer la señal de la cruz, el 72% ignoraban el padrenuestro, y el 92% eran incapaces de recitar le Credo. Desde luego, esa situación social de lo que era la «clase baja y obrera» desde el punto de vista religioso, se explica en parte por el abandono de la religión por la clase obrera durante el período de la II República 1931-1939, pero esto había comenzado ya al menos desde principios del siglo XX con la incipiente proletarización. Durante ese período se presentan como enemigos irreconciliables la Iglesia y la clase obrera y a juzgar por la muestra, parece evidente que eso viene de época anterior a la II República, es decir es una situación consolidada en la que un sector importante de la población española había abandonado la religión como norma de conducta u orientación moral, desde comienzos del siglo XX.

Cuadro V

– En este cuadro se recogen datos de emigración, población activa, paro y número de policías, que reflejan el grado de equilibrio de la sociedad al complementarlo con la evolución de la población reclusa del cuadro III. Debe tenerse en cuenta que los datos estadísticos de todo tipo anteriores a 1946 son muy pobres y especialmente escasos entre los años 1931- 1939, y que por ejemplo, en lo referente a reclusos, hay que tener en cuenta que al finalizar la guerra en 1939, se rinde el Ejército del Frente Popular a las fuerzas nacionales y que estaba formado por cerca de un millón de hombres, por lo que incluso la cifra de 233.373 reclusos de 1941, es relativamente modesta pues indica que la mayoría de los prisioneros de guerra fueron puestos en libertad en el mismo año 1939, nada más finalizada la Guerra Civil.

– Las cifras de población activa son crecientes desde 1931, tanto en valores absolutos como relativos, alcanzando el 39,8% de la población en 1956.

– Las cifras de policías en España se mantienen en proporción parecida a la población entre 1933 y 1976 con tendencia a la baja, aunque las cifras del cuadro de algunos años están incompletas.

Evolución económica

Si bien los datos económicos son el equivalente a hechos que hablan por sí solos, conviene añadir algunos comentarios a modo de aclaración.

Cuadro VI

– Se refiere a la enseñanza técnica, puesto que la extensión de la enseñanza es el factor que mayor incidencia tiene en la movilidad social y la enseñanza técnica en su aspecto económico y anticipa su dinamismo o parálisis.

– El número de alumnos de arquitectura e ingeniería parte de cifras relativamente bajas en los años 30 y sufre un bache en los años de la Guerra Civil no recuperándose hasta el año 1946, creciendo muy rápidamente hasta 1956 en el que se alcanza un 50% más de alumnos que en 1933. En cambio el número de aparejadores y peritos se recupera muy rápidamente hasta el punto que ya en 1941 el número de alumnos era 4 veces mayor que en 1933 y en 1956, 12 veces más.

– La enseñanza media técnica, prácticamente inexistente antes de 1941, partiendo de 21.330 alumnos en 1941, alcanza la cifra de 59.236 alumnos en 1956. Por el contrario la cifra de alumnos de las escuelas de Comercio aunque aumenta su número hasta multiplicar por cuatro en 1946 las cifras de los años 30, a partir de esa fecha su número se va reduciendo, probablemente por la aparición de las Facultades de Económicas.

– El número de alumnos de las Facultades de Ciencias aumenta rápidamente entre 1933 y 1956, hasta pasar a ser más del doble, en consonancia con las enseñanzas técnicas superiores. De esta época es la creación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) creado por Ley de 24-11-1939 y la Junta de Energía Nuclear creada por Ley de 22-10-1951.

Cuadro VII

– El movimiento de turistas, además de su fuerte repercusión económica, tiene considerable influencia en los usos y costumbres sociales y es un buen indicador del grado de aislamiento o integración internacional.

– Los datos sobre la entrada de turistas en España, comienzan en 1951 con unas cifras que ya son considerables y que en fechas anteriores en los años 20 y 30 y en los años de guerra civil y mundial son poco más que anecdóticos. En el año 1955 representan unas cifras ya importantes, e incluso la de los españoles que salen al extranjero empieza a ser significativa. El crecimiento de turistas es muy rápido y continuaría hasta 1973. Remitiéndonos al período considerado 1930-1955, en 1956 España ya recibe 2.728.002 turistas y 633.522 españoles salen al extranjero. En cuanto a las cifras de salarios, los datos hasta 1965 son muy incompletos.

Cuadro VIII

Los datos se refieren a la evolución de la producción de ciertos bienes que indican indirectamente la dinámica de la industria, como son acero o cemento.

– A través de los datos del cuadro VIII, he estimado que la producción industrial de 1935 fue entre el 60% y 70% de la de 1929, pero es indudable que siguió cayendo hasta el comienzo de la Guerra Civil el 18 de julio de 1936, habiendo acelerado su desplome a partir de febrero de 1936 con el gobierno de Frente Popular. Indirectamente, y sólo fijándose en los datos de repercusión económica directa, se puede comprobar que en la primera mitad de 1936 la economía española quedó prácticamente paralizada en el sector industrial. El 16 de junio de 1936, José Mª Gil Robles como jefe de la oposición al Gobierno del Frente Popular, en su discurso en las Cortes hace un balance social y económico de los primeros 4 meses de gobierno, que se relaciona resumido a continuación:

Balance 16 de febrero a 15 de junio de 1936:

– Iglesias totalmente destruidas 160

– Asaltos a templos 257

– Muertos en atentado personal 269

– Heridos 1.287

– Atracos consumados 138

– Huelgas generales 113

– Huelgas parciales 228

– Periódicos totalmente destruidos 10

– Periódicos asaltados 33

– Bombas estalladas 146

Con esta lista parcial, fijándose especialmente en las huelgas generales, prácticamente una por día, se comprende que la actividad industrial ya de por sí modesta, había dejado de existir, con el agravante de la desaparición de inversión y de reposición de equipo. Con esto se muestra que el quebranto a la actividad económica se produce antes de la Guerra Civil durante la que paradójicamente se producen escasas destrucciones ocasionadas por la actividad bélica, salvo en las vías férreas debido a su uso intensivo.

Cuadro IX

– De acuerdo con los datos de este cuadro, el desarrollo económico sufre un fuerte deterioro entre 1929 y 1934, y como se carece de datos directos, de acuerdo con indicadores indirectos, es seguro que entre 1934 y agosto de 1936, antes del inicio de la Guerra Civil, la caída de la actividad económica se aceleró. Por el contrario, en plena Guerra Civil, entre 1936 y 1939, todo indica que la contracción de la actividad económica se contuvo e incluso se produce una cierta recuperación, en ambos bandos, como resultado del esfuerzo bélico.

– Entre 1940 y 1956, todos los datos indican que la expansión económica es muy elevada: el PIB en términos reales (moneda constante) se multiplica por 2,44, el PIB per cápita en términos reales se multiplica por 2,15. Paralelamente, la Deuda pública, que parte de cifras relativamente altas (59,9% del PIB en 1940), se reduce de forma significativa hasta solamente el 22% del PIB en 1956.

– Especialmente significativa es la evolución de la producción de electricidad que se incrementa entre 1931 y 1934 en un 13% y entre 1940 y 1956 se multiplica por 3,8, a pesar de las dificilísimas condiciones de aislamiento económico, permitiendo la generalización del suministro eléctrico incluso en el medio rural y favoreciendo el ritmo de industrialización.

3. Los años de trabajo y desarrollo (1956-1980)

Evolución social

Como complemento de los datos recogidos en los cuadros, hay estudios sociológicos que manejan tanto datos como encuestas representativas y que complementan e iluminan los fríos datos puramente estadísticos. Un estudio amplio es el publicado como Informe sociológico sobre el cambio social en España (1975-1983) (Fundación FOESSA, 1983): en el que por ejemplo cabe destacar que en la Tabla 4, pag. 68 del volumen II, «La distribución de la clase social de los entrevistados por la de sus padres», como dato relevante se recoge que en 1981 el 4,7% de los hijos de peones alcanzaron a integrarse en la «clase media», subiendo 4 escalones en la escala social y el 0,4% llegaron a la «clase media alta». En cuanto a los hijos de obreros especializados el 0,5% alcanzaron la «clase alta», el 1,6% la «clase media alta» y el 7,3% la «clase media». A primera vista puede parecer que la movilidad social no es elevada, pero a nadie se le escapa que casi el 20% del colectivo eran hijos de peones y casi el 50% lo eran de obreros especializados, mientras que solo el 0,4% del colectivo de padres pertenecía a la «clase alta». Para hacerse una idea gráfica de la tremenda movilidad social, basta decir que aproximadamente el 60% de los que integran el minúsculo colectivo de la «clase alta» en 1981 y el 18% de la denominada «clase media alta» eran hijos de obreros especializados. Todo ello al margen del incremento de nivel de vida generalizado.

En la misma obra, en el capítulo IV dedicado a la Universidad, en la tabla 105 se reflejan «Alumnos matriculados por Facultades y sexo». En él se confirman los datos recogidos en el cuadro I de este estudio, sobre la participación de la mujer en la enseñanza universitaria, de forma que si en 1935, eran solo 2.588 mujeres (8,8%) de un total de 29.249 alumnos y en 1956 pasa a 11.359 mujeres sobre un total de 62.215 alumnos, es decir no alcanzan el 20%, en cambio en el curso 1977 el número de mujeres en la Universidad Estatal, pasa a ser el 42,6% del total de 416.364 alumnos.

En este período es en el que la influencia de la Iglesia se hace más patente en la sociedad española y provocó que hiciese fortuna en los años 70 y 80, la etiqueta de nacionalcatolicismo, como resumen caricaturesco y crítico del Régimen y de la propia Iglesia. Sin embargo resulta paradójico constatar que la evolución de la Iglesia en España, precedió no sólo a la del Régimen sino incluso a la de la propia sociedad española e incluso precedieron y rebasaron las orientaciones del propio Concilio Vaticano II (octubre de 1962-diciembre de 1965).

De las cifras y análisis de la ya mencionada obra, La Iglesia en la España contemporánea (1936-1999), de José Andrés Gallego y Antón M. Pazos, es curioso constatar que el número total de seminaristas en España permanece casi estable entre 1958 (24.406) y 1964 (24.350), pero sin embargo los alumnos del último curso pasaron de representar el 19,2% al 15,5% y los alumnos de teología de 4.678 a 3.672. Tan llamativos datos, no parecen tener otra explicación que un porcentaje muy alto de alumnos y que estaban a punto de ordenarse y que habían expresado su vocación con una determinada orientación tradicional de la Iglesia, no se sentían identificados con la nueva orientación que se impartía a través de las clases en los seminarios y que estaba influido por un sector de los nuevos teólogos europeos, que pretendía aproximar los postulados de la Iglesia a la evolución de la sociedad y a posturas morales más lasas y permisivas.

En el repetidamente citado Informe sociológico sobre el cambio social en España (1975-1983), de la Fundación FOESSA, se recoge en el capítulo dedicado a «La Iglesia católica en España», en la página 545, que en 1982 el porcentaje de ateos e indiferentes alcanzaba el 18,8% de la población y el de católicos practicantes el 32,5%. Esto confirma lo dicho anteriormente sobre que la evolución religiosa de la sociedad española con el abandono progresivo de su fe religiosa, precedió al cambio político e incluso da la sensación de que lo impulsó.

Aunque los comentarios a las muestras estadísticas reflejados en los 9 cuadros, son válidos los que se hacen para el período 1930-1956 y posterior, conviene hacer alguna ampliación correspondiente al período 1956-1980.

Entre 1950 y 1975, la emigración fue muy fuerte hasta 1972, en el que a partir de ese año en los siguientes 3 años las cifras de retornos superan a las de emigrantes. El número total de emigrantes en esos 25 años, fue de 1.178.131.

Cuadro I

– La tasa de analfabetismo sigue reduciéndose a un ritmo muy rápido, hasta casi desaparecer en 1981, pero ello debe atribuirse en su mayor parte no solo a la elevación de la tasa de escolarización, que ya en los años 40 alcanza casi el 100%, sino a la desaparición de las generaciones anteriores a 1930, entre las que se daba un analfabetismo próximo al 50%.

– El número de alumnos, entre 1956 y 1978, se multiplica por 2,7 en el caso de alumnos de bachillerato y por 6,5 en el caso de alumnos universitarios, superando ampliamente el ya fuerte incremento producido en el período 1935-1956.

Cuadro II

– Los indicadores de salud llegan a cifras muy parecidas a las de Francia e incluso en la significativa de «esperanza de vida», se superan ligeramente.

– En 1961 el número de pensionistas alcanza ya 1.077.000 y en 1966 1.600.000 y ya en la modalidad de jubilación, alcanzan la cifra de 1.919.012 en 1976. En la modalidad de invalidez, la cobertura es de 713.107 pensionistas en 1976.

– Por Ley de 21 de julio de 1961 se establece el Seguro Nacional de desempleo. El 27 de diciembre de 1963, se publica la Ley de Bases de la Seguridad Social, que integra y coordina todos los seguros sociales.

Cuadro III

– Los comentarios de este cuadro para este período ya se han realizado parcialmente en el apartado anterior referente al período 1930-1956.

– Basta resaltar que la población reclusa en los años 70 es similar o inferior –tanto en hombres como en mujeres– a la de los años de la II República (1933), a pesar del aumento de población en un 50%. Más sorprendente es que los reclusos por delitos políticos y terrorismo sea apreciablemente inferior, e igualmente los reclusos por delitos contra la vida.

Cuadro IV

– Las tasas de natalidad y nupcialidad se mantiene constantes con una ligera tendencia a la baja.

– Las cifras de sacerdotes se mantiene estable y proporcionalmente con tendencia a la baja, pero resulta significativa la gran reducción del número de seminaristas desde finales de los años 60, adelantándose a la transformación de la sociedad, y que muestra que la crisis de la Iglesia en España precede a la de la sociedad, en la que no se percibe esa crisis hasta el año 1980.

– Teniendo en cuenta que la ley del aborto es de 1985, no hay datos sobre el número de abortos ilegales, solamente estimaciones acudiendo a métodos indirectos. El sociólogo Salustiano del Campo estimaba que el número de abortos ilegales en España en los años 1960 y principios de los 70, era de 22.453 al año, y esta estimación en relación con las cifras conocidas de abortos de españolas en Inglaterra (2.863 en 1974, 4.230 en 1975, 6.022 en 1976 y 10.171 en 1977 y 17.688 en 1985), unido a que el número de abortos legales en 1987, dos años después de su legalización, que fue de 16.206, indica que la estimación del profesor Salustiano del Campo era exagerada. Dada la curva creciente de abortos, es realista deducir que en los años 40 a 60 la cifra de abortos ilegales en España era muy inferior a 10.000 al año y casi seguro que no llegaba a 5.000 si se hace una extrapolación de las cifras conocidas de los años 70. Eso se ve confirmado por las modestas cifras de mortalidad femenina de mujeres entre 15 y 50 años en que como consecuencia del aborto natural o provocado, entre los años 1965 y 1974, el número de muertes fue de 173 mujeres, con una media de 17,3 muertes/año.

– Se ha incorporado una columna, con datos a partir de 1976, en el que se incluye la evolución del número de ocupados y el porcentaje de mujeres. La razón es que la tasa de empleo total y femenino, es un dato relevante de influencia social y probablemente correlacionado con las tasas de nupcialidad, natalidad y abortos.

Cuadro V

– El porcentaje de población activa se mantiene entre el 37% y 38% hasta 1976 y elevándose en fechas recientes, si bien con unas cifras de paro muy altas. Debe tenerse en cuenta que en los años de 1950 a 1978, la estimación de las cifras de la denominada economía sumergida se desconocen pero se sabe que eran muy elevadas. Existían sectores en el que la mayoría del empleo no estaba registrado: industria del calzado y del juguete, de la confección y el servicio doméstico (muy elevado hasta los años 60), además de una alta proporción del empleo en hostelería, en la construcción y en el pequeño comercio de autónomos, al que hay que añadir los empleos a tiempo parcial en la pequeña y mediana empresa, cubiertos por empleados de grandes empresas que estaban pluriempleados.

– Es característico de este período la exagerada sobreprotección a la clase trabajadora, creciente desde la Ley de Contrato de Trabajo de 31-3-1944, que alcanza las más elevadas cotas con las Ordenanzas de Trabajo sectoriales en 1970. Basten como ejemplo dos muestras de la «Ordenanza de Trabajo para las Empresas de Seguros y Capitalización», de 14 de mayo de 1970: aumento de salario por antigüedad, del 3% anual acumulativo y una prestación complementaria por jubilación a los 65 años, consistente en la diferencia entre lo percibido anualmente por la seguridad social y lo que reglamentariamente le correspondería como base en la categoría en que se encontraba al momento de la jubilación. Toda la legislación laboral anterior quedó consolida y en algún aspecto ampliada en la Ley de Relaciones Laborales de abril de 1976, durante el último gobierno de Arias Navarro. Posteriormente sería recortada por consenso en varios aspectos –por ejemplo en las indemnizaciones por despido– en repetidas ocasiones a partir de los pactos de la Moncloa en octubre de 1977 y del Estatuto de los Trabajadores por Ley 8/1980 de 10 de marzo, o por la derogación de las Ordenanzas Laborales de Trabajo el 1-1-1996.

– Las cifras de población extranjera en España eran muy bajas hasta los años 90.

– El número de policías y miembros de la Guardia Civil se mantiene con una ligera subida, pero proporcionalmente inferior al incremento de población.

Evolución económica

Cuadro VI

– Como complemento de lo ya comentado para el período 1930-1956, solamente añadir que entre 1956 y 1976-1980, el número de alumnos de arquitectura y Escuelas Técnicas de Ingenieros, se multiplica por 10,6, impulsando y aprovechando el fuerte desarrollo económico. De forma importante, pero en menor grado, lo mismo ocurrió con el resto de las enseñanzas técnicas o de Facultades de Ciencias.

Cuadro VII

– Ampliando lo comentado para el período 1930-1956, referente al turismo, el crecimiento de turistas es muy elevado hasta 1973 en el que España se convierte en la primera potencia turística del mundo. A partir del año 73 el crecimiento del turismo es mucho más lento, incluso con altibajos. A su vez, la salida de españoles al extranjero, es ya algo habitual a partir de 1965 y comienza a aproximarse a la de otros países europeos. La sola cifra de casi 40 millones de turistas a fines de los años 70 y de más de 7 millones de españoles que salen al extranjero indican y explican el fuerte grado de convergencia e integración social, cultural y de costumbres con la Europa occidental.

– Las cifras de porcentajes de población activa entre el 37-38.7%, son relativamente bajas en comparación con otros países occidentales, pero deben tenerse en cuenta tres aspectos destacados: la alta proporción de población menor de 14 años en España en comparación con otros países, la generalización de una fuerte proporción de economía sumergida y la importante cifra de población activa emigrante.

– El paro registrado se mantiene a niveles muy bajos, aunque creciente, sobre todo a partir de 1976 en el que se alcanza la cifra de 704.200.

– El salario mínimo interprofesional comienza a implantarse a partir de los años 60 y puede comprobarse su evolución en la última columna medido en términos reales (valor en euros de 2006). Se constata un crecimiento muy rápido hasta 1978 y una paralización y reducción a partir de esa fecha, en contraste con el crecimiento del PIB per cápita también en términos reales, que duplica entre 1981 y 2011.

Cuadro VIII

– La evolución de los datos industriales en este período 1956-1980, y de manera especial a hasta 1976, es elevadísima y se corresponde con la percepción que se tiene a través de todos los comentarios económicos sobre la etapa de desarrollo. Por ejemplo, en esa etapa la producción de acero –el pan de la industria mecánica– se multiplica por más de 12 entre 1951 y 1976 y casi otro tanto ocurre con el cemento. Todo esto llevó a la plena integración en una sociedad de consumo, en la que por ejemplo la producción de automóviles en 1956 fue de 17.478 turismos y 2.761 furgonetas y pasó en 1974 a 706.758 turismos y 71.003 furgonetas, cifra muy semejante a la de ventas en aquellos años y muy próxima a las ventas alcanzadas en los años 2000 en relación a la población. Ello muestra la plena integración en una sociedad de consumo semejante a la europea y refrendando esto, es el acuerdo con la CEE en 1970, que demostró la capacidad de competencia comercial de la economía española y que se interpretó como paso previo a la plena integración. En paralelo la producción de electricidad, se multiplicó por 5,5 entre 1956 y 1976. Como muestra de la velocidad de convergencia de la economía y de la sociedad española con la de Francia, basta mostrar que en 1935 el consumo de electricidad per cápita en 1935, era en Francia 3,15 veces el de España y en 1976, ese consumo era en Francia solo un 37% mayor que en España.

Cuadro IX

– En este período, el PIB nacional (medido en moneda constante de euros 2006), se multiplica por 4,14 y el PIB per cápita por 3,4, mientras que la Deuda Pública se reduce apreciablemente, pasando del 22% del PIB en 1956 al 13,65% en 1976, a pesar de un ligero repunte entre 1971 y 1976 coincidiendo con la crisis del petróleo, y sufriendo una elevación constante a partir de esa fecha.

4. Los años de Monarquía parlamentaria (1980-2006)

Evolución social

El fenómeno de la emigración española, muy importante en los años 60, volvió a acelerarse a partir de 1985 y de manera especial de 1990, de forma que el número de españoles residentes en el extranjero se elevó a 1.471.691 en 2009 y 1.931.248 en 2013.

Cuadro I

– A partir de 1980, los datos son poco homogéneos pues en Bachillerato hubo varias reformas, en la Universidad se crearon varias carreras que tenían anteriormente la consideración de estudios medios. A esta distorsión en la comparación de datos, por falta de homogenización se une que la población infantil y joven se redujo drásticamente como consecuencia de la reducción de la natalidad en la que confluyen tanto la generalización de anticonceptivos como la práctica del aborto, unido a la tendencia normal a la reducción de la natalidad por diversas causas entre las que están los matrimonios a edades cada vez más tardías o el incremento de la incorporación de la mujer al trabajo retribuido. A pesar de ello se puede estimar que el aumento cuantitativo de la enseñanza, es apreciable.

Cuadro II

– En este período continúa mejorando tanto la «esperanza de vida» como la tasa de mortalidad infantil, manteniéndose en cifras similares a las de Francia.

– La cobertura de población protegida por la Seguridad Social continúa aumentando desde casi el 80% de la población cubierta en 1976, pero sin que se corresponda con un aumento paralelo de cotizantes.

– La cobertura de pensionistas por jubilación, desde la cifra de 1.919.012 pensionistas, continúa creciendo hasta llegar en 1996 a la cifra de 3.398.186 de pensionistas, en parte potenciado el crecimiento por las jubilaciones anticipadas hasta entonces prácticamente inexistentes.

– La cobertura de invalidez, que en 1976 era de 713.107 pensionistas, pasa a 1.626.859 en 1991 y 1.879.340 en 1996, con un incremento totalmente desproporcionado. Tal incremento se explica a que como consecuencia de la crisis y cierre de numerosas empresas, se concedieron invalideces con un criterio tan laxo, que de hecho no se podían considerar tales invalideces, sino concedidas con el fin de reducir artificiosamente las cifras de paro, con repercusión muy negativa en los recursos de la Seguridad Social. De hecho después de ese período se pasó a criterios mucho más restrictivos en la evaluación de invalidez y semejantes a los seguros privados.

Cuadro III

– El fuerte aumento de población extranjera, sin ningún tipo de filtro sobre la delincuencia habitual, unida a que una situación de paro favorece que haya una alta proporción de marginalidad en ese colectivo, a su vez genera que el número de reclusos extranjeros sea desproporcionadamente alto. Sin embargo ello no es suficiente para explicar la alta cifra de reclusos a partir de los años 1981 y siguientes.

– En paralelo tanto los delitos contra la vida registrados en las Audiencias, como los reclusos por esta causa han aumentado considerablemente a partir de 1981. En cambio el número de suicidios, si bien se han incrementado, no lo han sido en una gran proporción.

– Resulta inexplicable el apreciable incremento del número de reclusos por delitos políticos y terrorismo, en contraste con la implantación de un Régimen de democracia parlamentaria.

Cuadro IV

– La estimación de parejas de hecho entre paréntesis en la columna 4 del cuadro IV, se ha realizado considerando que el número relativo de convivencias se mantiene bastante estable, sea esta convivencia legalizada mediante matrimonio o no.

– En cuanto al número de abortos legales hay que tener en cuenta que la ley del aborto es de julio de 1985. El número de abortos ilegales de los períodos anteriores sólo puede hacerse mediante una estimación por métodos indirectos. Una de las justificaciones a favor de la promulgación de una ley de aborto y que se difundían desde 1977, basado en supuestas estimaciones no se sabía por qué método, es que el número de abortos ilegales en España variaba entre 70.000-110.000. Sin embargo, tal como se recoge en los comentarios al cuadro IV en el período 1956- 1980, no parece que tenga base una estimación que suponga que en los años 40 a 60 y 70 el número total de abortos ilegales de españolas tanto en España como en el extranjero, superara los 5.000. En cuanto a los abortos legales desde la Ley de 1985 han crecido rápidamente desde cifras inferiores a 1.000 abortos/año, hasta estabilizarse en la cifra comprendida entre 100.000 y 120.000 abortos al año desde el año 2006, que nos da las cifras relativas más altas del mundo.

– Como método indirecto de valorar la evolución social en general y la de la Iglesia en España, se incluye junto a la columna que recoge las cifras de matrimonios, la tasa bruta de los mismos (matrimonios por cada 1.000 habitantes), incluyendo, entre paréntesis, a partir de 1980 la tasa estimada de parejas de hecho y la cifra total estimada de las mismas; por ejemplo, en 1980 la tasa de nupcialidad es de 5,9 y la tasa estimada de parejas de hecho es 1,6, que nos da una cifra estimada de 56.200 parejas de hecho. La finalidad es estimar la cifra aproximada de «parejas de hecho», como indicativo de la evolución de la sociedad española y de la influencia de la Iglesia en ella.

– La tasa media de nupcialidad entre 1941 y 1976, es aproximadamente de 7,5, y la diferencia entre esa tasa y la que se produce a partir de 1980, nos da la cifra aproximada de la tasa parejas de hecho.

– En la columna en la que se reflejan los datos de ocupación y el porcentaje de mujeres trabajando, resulta sorprendente la duración del largo período de depresión de 20 años entre 1976 y 1996. Y todavía más que el aumento significativo de incorporación de la mujer al trabajo, no se produce hasta 1996.

Cuadro V

– Las cifras de población extranjera en España eran muy bajas hasta los años 90, crecen muy rápidamente en un período muy corto desde cifras muy modestas en 1996 (539.000), hasta cifras muy altas en 2011 (6.307.300), que mantiene un cierto paralelismo con las cifras de paro, presionando a su vez sobre el nivel salarial e impidiendo su elevación.

– Las cifras de policías en España, que se mantienen en proporción parecida a la población entre 1933 y 1976, a partir de 1986 se disparan los efectivos policiales, y ello sin contar los efectivos de policías locales y autonómicas o las organizaciones de empresa privadas de seguridad, de carácter parapolicial. Si se sumaran las policías autonómicas, habría que sumarle unos 8.000 de Vascongadas, 16.869 de Cataluña en 2015 y 1.300 de Navarra.

– Entre 1950 y 1975, el número total de emigrantes en esos 25 años, fue de 1.178.131, y el fenómeno de la emigración volvió a acelerarse a partir de 1985 y de manera especial de 1990, de forma que el número de españoles residentes en el extranjero se elevó a 1.471.691 en 2009 y 1.931.248 en 2013. A diferencia de la emigración española de los años 50, que era de personas con muy escasa formación, la emigración de los últimos 25 años, es de jóvenes de muy alta calificación.

Evolución económica

El cuadro IV requiere una aclaración en relación con el cuadro IX referente a la renta per cápita. Desde 1930 hasta 1978, la tasa de natalidad se ha ido reduciendo de manera constante y suave, pero a partir de 1978, la tasa de natalidad baja de manera brusca hasta llegar a partir de 1996 a una tasa prácticamente la mitad de las de los años 1975 y 1976. Eso hace que las tasas de fertilidad femenina españolas hayan llegado a ser las más bajas del mundo y con un nivel que sólo permitirá mantener una población de aproximadamente el 60% de la existente en 1976. Es decir, unos 24 millones de habitantes con una distribución de la pirámide poblacional equilibrada, en la que los mayores de 65 años serán unos 8 millones. Según las estimaciones del INE en 2015, en el año 2045 se llegará a unos 42,4 millones de habitantes, de los que aproximadamente 14,8 millones serán mayores de 65 años y unos 27,6 millones menores de 65 años. Sin embargo mi estimación es un poco diferente aun teniendo en cuenta la corriente migratoria y la mayor fertilidad de las mujeres inmigrantes, y es que en esa fecha la población mayor de los 65 años, superará los 15 millones, mientras que la población menor de 65 años será aproximadamente de 23 millones (unos 4 millones menos que la estimación del INE), con un total de unos 38 millones pero con una pirámide de edades que estaría equilibrada con una población superior a 50 millones, y lo que es más significativo, con una población femenina en edad fértil, entre 15 y 45 años, menor de 6 millones.

La drástica reducción de la natalidad a partir de 1980 tuvo como efecto económico, a corto plazo, un incremento considerable de la renta per cápita española de al menos un 10%, al ser muchos menos a repartir la riqueza nacional, pero que a su vez implica sacrificar el futuro de la sociedad. Hay que tener en cuenta que sólo como efecto directo de los abortos legales del período 2006-2016, se eliminaron más de un millón de futuros ciudadanos.

Cuadro VI

– El número de alumnos de enseñanzas técnicas se mantiene estable con tendencia a reducirse, lo que es indicio de la crisis del sector industrial. En cambio el número de alumnos de enseñanza media técnica se multiplica por más de dos en sólo 10 años, entre 1976 y 1986.

Cuadro VII

– La cifra de turistas sigue incrementándose de forma elevada. En cuanto al turismo exterior de españoles se convierte en algo habitual en este período.

– El paro alcanza cifras muy elevadas, en torno a los 5 millones, en paralelo con las cifras de población extranjera residente en España.

– El «Salario mínimo interprofesional» en términos reales, medido en euros de 2006, permanece paralizado e incluso con tendencia a la baja, desde 1978, en contraste con la elevación de la renta per cápita.

Cuadro VIII

– Los indicadores de actividad industrial muestran la contracción de la actividad, pero actualmente son indicadores inapropiados pues la industria de los países avanzados se ha desplazado a nuevos productos, como bioquímica, informática y telecomunicaciones en las que España ha «perdido el tren».

Cuadro IX

– El PIB medido en moneda constante (euros de 2006), tiene un incremento modesto 1976-1986, y aumenta considerablemente su ritmo de crecimiento a partir de esa fecha, al igual que el PIB per cápita.

– La Deuda Pública se multiplica por 7,3 entre 1976 y 2015, llegando a ser igual al PIB anual de España, representando una pesada carga para las futuras generaciones.

5. Resumen y conclusión

Advertencia previa

Como consideración general previa debo confesar una carencia de importante influencia y que no he sabido subsanar. Se trata de que no haber podido cuantificar la proporción de la titularidad española de las empresas, en cada período y su evolución en el tiempo, con significativa influencia no sólo en la economía sino en tejido social. Sólo he accedido a la que se refiere a la propiedad de la tierra, dato secundario ya que precisamente la agricultura y la pesca es el sector menor influencia puesto que afecta a menos del 4% de la población y el 2,5% de la economía nacional y se mantiene con una estructura de la propiedad bastante estable. Aun no habiendo accedido a datos precisos sobre el desmantelamiento industrial de España en el período 1980- 2006, concentrado a partir de del año 1985, sí se conoce a través del INE que el empleo en la industria pasa del 27,2% en 1980 al 16,2% en 2005, mientras el porcentaje en Francia permanece casi constante. Más importante socialmente es la venta de un gran número de empresas tanto de titularidad pública como privada en todos los sectores –o mejor dicho sus cuotas de mercado– a multinacionales foráneas, que convirtieron a muchas familias de la llamada clase alta en inmensamente ricas en dinero efectivo al vender sus empresas familiares.

Faceta importante, sería la cuantificación de la economía controlada por organizaciones delictivas entre las que incluso podría incluirse ETA y otras organizaciones menores, y sus ingresos por extorsión, junto con los sistemas de corrupción organizados, parásitos de entidades y corporaciones públicas, con importante influencia económica y en el tejido social, y sobre la que no hay más que datos indicativos. Baste considerar que según declaraciones del Ministro del Interior, el tráfico de drogas en España produjo un beneficio de 5.717 millones de euros. En la contabilidad nacional del año 2013 comienza a incluirse en el PIB la estimación de lo generado por el tráfico de drogas, la prostitución, el contrabando de tabaco y otros por un importe de 26.193 millones. A esto habría que añadir la evolución de gasto en juegos de azar y en sentido amplio en gastos suntuarios. Todo el enorme flujo de ingresos generado por actividades delictivas, necesita entrar en otro circuito delictivo y quizás el más importante, difícil de detectar y cuantificar: el del blanqueo de capitales.

Comentarios finales

En otro orden de cosas tratadas en estas páginas, sorprende la evolución social y económica en los 15 años siguientes a la Guerra Civil, que fue poco menor que en los 25 años sucesivos 1956-1980, conocidos como los años del desarrollo. Tan fuerte ritmo de recuperación y desarrollo durante el período 1940-1956, muestra el tremendo esfuerzo de la sociedad española en esos años teniendo en cuenta las circunstancias en las que se realiza, con las reservas de oro y divisas esquilmadas, una embrionaria industria descapitalizada y desmantelada, carencia de recursos energéticos (petróleo y carbón) y un comercio internacional yugulado durante 10 años, como consecuencia de la II Guerra Mundial prolongado por los años de aislamiento internacional. A ello se unió que como consecuencia de la II Guerra Mundial, España se vio obligada a emplear parte de sus escasos recursos en mantener un Ejército relativamente fuerte para hacer creíble su neutralidad en el conflicto.

El tópico sobre el escaso ritmo del desarrollo en los difíciles años de la II Guerra mundial y del aislamiento, nace de que en la mayoría de los estudios se suelen comparar los años 50 con el año 1929, en el que se alcanzó el mayor desarrollo industrial del primer tercio del siglo XX, y la escasez de datos de los años 30, quedan en una especie de nebulosa. Pero complementando los escasos datos con indicios complementarios, se puede comprobar que la actividad industrial hasta el año 1935 se redujo en no menos de un 35% respecto a 1929 y en 1936 quedó prácticamente laminada, no sólo por la inactividad sino por las destrucciones revolucionarias y ausencias de inversión.

En cuanto al desarrollo social, anclado prácticamente a finales del siglo XVIII hasta los años 30 del siglo XX, hay que tener en cuenta que las inversiones en este campo tienen un período de maduración prolongado: por ejemplo los esfuerzos y aciertos o desaciertos en el campo educativo, se perciben unos 15 ó 20 años después. Casi otro tanto cabe decir del campo sanitario y de abastecimientos de aguas o alcantarillado, o de la implantación del Seguro Obligatorio de Enfermedad entre los años 1942 y 1944 en el que la plenitud de sus efectos se produce en los años 60 y 70. En menor medida lo mismo cabe decir de la economía en el que el período de maduración de las inversiones es de no menos de 5 años.

Ejemplo del impulso dado al cambio social y a su enfoque, a título de muestra, es la creación de la ONCE por Decreto del 13 de diciembre de 1938, que representa un salto cualitativo en el tratamiento de los discapacitados ciegos, que pasan de una situación de marginalidad dedicados preferentemente a la mendicidad, a ser independientes económicamente y a tener una organización modelo en el mundo que imparte una educación especializada, investiga la atenuación y corrección de la ceguera y proporciona asistencia sanitaria y social.

Lo mismo cabe decir de la Iglesia en el que el asesinato de casi 7.000 sacerdotes y religiosos, produjo un efecto demoledor que tardó no menos de 15 años en reponer las pérdidas humanas.

Cultura en los años 40 y 50

La cultura española en todas sus facetas –incluida la técnica y científica– cae en un estado de postración que comienza al iniciarse el siglo XIX y en el que todavía nos encontramos en la actualidad. Salvo en el arte y en especial en la pintura y algunas individualidades en la ciencia, aisladas e incomprendidas, como Monturiol, Isaac Peral, Torres Quevedo, Ramón y Cajal, La Cierva, Arturo Duperier, Marañón, Severo Ochoa, Rodríguez de la Fuente…, se cae en una especie de desierto cultural en el que apenas asoma la sobrevalorada generación del 98 y los modestos atisbos en todos los campos durante el período 1940-1976.

En el aspecto cultural, la mayoría de los intelectuales que huyeron del Frente Popular durante la guerra, como señala Marañón en una carta escrita en 1937 en la que cifra en el 88% de los profesores de las universidades huidos de la zona del Frente Popular, o los que huyeran de la zona nacional, mucho más pobre económica y culturalmente, regresaron a España en los años 40, se incorporan a la actividad académica y a la producción intelectual.

Pero dejando al margen ese colectivo de emigrados y retornados, lo cierto es que los intelectuales que comenzaron a desarrollar su actividad en los años 40, dentro de su modestia, es relativamente brillante en comparación con los que le precedieron y los que les sucedieron y ello en todos los campos incluido el técnico y científico. Baste citar como muestra a Cela, Francisco Umbral, Rafael García Serrano, Buero Vallejo, Miguel Mihura, Tapies, Antonio Saura, Juan de Ávalos, Chillida, Berlanga, Bardem, José Luis Sáenz de Heredia, Fernando Fernán Gómez y una larga lista que sería interminable.

En cuanto al desarrollo económico y social durante las tres últimas generaciones, no precisan más comentarios, pues los datos muestran claramente los altibajos que se han producido o se están produciendo.

Como colofón, es preciso subrayar que, para los lectores familiarizados con las cifras y series estadísticas, basta la lectura de los nueve cuadros estadísticos y acudiendo principalmente a los anuarios estadísticos del INE, prescindiendo de los comentarios. Con ello se harán una idea objetivamente real de la historia social y económica de España de las tres últimas generaciones.

 ANEXOS

Ver en el pdf.