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Número 579-580

Serie LVII

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Héctor H. Hernández, la discusión académica. Historia del Centro Tomista del litoral Argentino

Héctor H. Hernández, la discusión académica. Historia del Centro Tomista del litoral Argentino, s/l, Centoliar, 2017.

Nuestro conocido y amigo, Héctor Hernández, doctor en ciencias jurídicas de la UCA (Buenos Aires), filósofo del derecho, autor de numerosos libros, pero que seguramente será recordado sobre todo por su monumental biografía de Carlos Sacheri (Buenos Aires, Vórtice, 2007); crítico del positivismo jurídico y de sus variaciones finiseculares, siempre desde la perspectiva fundamental del derecho natural católico, ha censurado esas tendencias en algunas de sus obras, como la publicada por Marcial Pons en 2014, El garantismo abolicionista. Hernández nos ofrece en este hasta ahora su último libro, una combinación de ambas facetas: la de iusfilósofo y la de historiador de la iusfilosofía argentina.

Prologado por el padre Luis González Guerrico, nos relata Hernández la historia del Centro Tomista del Litoral Argentino, fundado en la ciudad de Santa Fe el año de 1994, valiéndose de su conocimiento personal de la institución y de las crónicas de algunos de sus miembros. Figura central de la historia fue el convento de la Orden de los Predicadores, San Pablo Primer Ermitaño, que reunía algunos frailes de enorme valía y recordada memoria como Alberto García Vieyra, Domingo Renaudière de Paulis, Armando Díaz o Rafael Rossi, y daba a la luz unos memorables Cuadernos de Es piritualidad y Teología, que es lo primero que trae a la memoria Hernández y que lo tuvo como uno de sus colaboradores.

Hernández cuenta las actividades nacidas del Seminario, tales como las Jornadas de espiritualidad, las Jornadas para jóvenes, los cursos sobre la Suma teológica de Santo Tomás, a cargo de fray Rafael, o las disputationes organizadas por fray Armando. Allí, de su seno, al amparo de la Virgen del Rosario y la bandera de Santa Fe, nació el Centro, el CENTOLIAR, con el fin de «fomentar los es tudios bajo el espíritu y contenido fundamental del tomismo», proponiéndose «mantener la ortodoxia católica, una inva riable seriedad académica y una preocupación argentina».

El Centro practicaba la disputatio de tan escolástica estirpe y Hernández recuerda haber tomado la idea no sólo del Aquinate sino también del tomista germano Joseph Pieper. Memora también unas jornadas sobre la encíclica libertas de León XIII, para proseguir con la crónica detallada de la vida del CENTOLIAR entre 1994 y 1998, y su lucha por difundir el pensamiento y la moral católicos en la gran variedad de temas y problemas que por entonces se presentaban a los argentinos, siempre girando en torno al iusnaturalismo tomista como eje vertebrados.

El libro concluye con un «homenaje incompleto a Caturelli», esto es, al filósofo e historiador de la filosofía, el cordobés argentino Alberto Caturelli, nacido en 1927 y fallecido tres años ha, de influencia en la formación de filósofos y juristas católicos en el último medio siglo.

Muy interesante libro de Héctor Hernández que viene a rescatar del olvido uno de los núcleos del revivir tomista en Argentina y el capital aporte de los dominicos en ese empeño.

Juan Fernando SEGOVIA