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Número 589-590

Serie LVIII

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Rémi Fontaine, Itinéraires de Chrétienté

Rémi Fontaine, Itinéraires de Chrétienté, París, Presses de la Délivrance, 2018, 153 págs.

En este año de 2020 se ha cumplido el centenario del nacimiento de Jean Madiran (1920-2013), filósofo y escritor francés, fundador y director de la legendaria revista Itinéraires. Madiran, llamado realmente Arfel, en quien Charles Maurras puso sus complacencias, era un cronista político que se mudó en religioso mediado el decenio de los cincuenta. Defensor entre los primeros de la misa tradicional, sus argumentos fueron siempre tan medidos como contundentes y tan agudos como matizados. Danièle Masson le dedicó una excelente biografía intelectual en 1989, que sigue siendo la mejor introducción a su obra, que –de todos modos– no terminó sino el día de su muerte, pues hasta el final siguió escribiendo y publicando. Colaborador de Verbo desde los primeros años de la revista, tras un paréntesis su firma volvió a comparecer en los últimos años, gracias a su relación con Miguel Ayuso, que fue precisamente quien redactó su obituario en nuestras páginas.

Este pequeño volumen brota de la mejor intención de rendir homenaje a Madiran, con el que el autor colaboró en el diario Présent, también fundado por aquél en el decenio de los ochenta. Lo completa una bio-bibliografía comentada del escritor, debida en parte al historiador Yves Chiron. Quizá, aunque puramente informativa, sea la parte más interesante. El texto de Fontaine, en cambio, no es acertado. Y toda la finura de Madiran se torna ideológica y elemental. Pondré sólo un ejemplo entre otros muchos que pudieran traerse a colación. En la pág. 89, a propósito del politique d’abord maurrasiano, extrae un corolario: dissidence d’abord, que requeriría alguna explicación adicional. Pero desde luego no la que ofrece el autor: Rod Dreher y Marcel Clément. El comunitarismo y el conservadurismo. El primero, además, en su peor versión. Es verdad que el Madiran final, en la polémica que se suscitó sobre el comunitarismo en el mundo tradicionalista, no captó todos los matices del problema, cambiando la comunidad con el comunitarismo. Pero lo de Fontaine es otra cosa, no menos burda por bienintencionada.

Vicente BERROCAL