Índice de contenidos
Número 168
Serie XVII
- Textos Pontificios
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- In memoriam
- Estudios
- Actas
- Información bibliográfica
Autores
1978
Sociología del protestantismo (IV)
SOCIOLOGIA DEL PRO'llES.TANTISMO (IV)
POB.
MIGUEL PORADOWSKI
4. El protestantismo, oomo judaizaioión del cristimtlsmo
Cuando se reprocha al protestantismo la judaización del cristia
nismo, ante todo conviene aclarar qué se entiende por
judaísmo. Sin
embargo, los
límites del presente ensayo no permiten hacer aquí
un análisis
más detallado del judaísmo y, por eso, sólo nos limitamos
a recordar, primero, la diferencia entre el judaísmo y el mosaísmo,
en seguida señalar a1gunos elementos judaicos y lll()6aicos presentes
en
el protestantismo, como también demostrar que en
el protestan
tismo
lo judaico predomina sobre lo cristiano
y, al fin, explicar
de ,:qué manera el protestantismo se judaizó.
¿Cuál es, pues, la diferencia entre el judaísmo y el mosaísmo?
Por el
mosaísmo entend.ernos aquí la religión revelada, es decir
comunicada a la humanidad por Dios,
por intermedio de los diri
gentes del pueblo judío y especialmente por intermedio de Moisés ( de
ahí su
nombre: el mosaísmo).
Lo esencial en el mosaísmo es
que sus conocimientos sobre Dios (la. teología) y también
sus pre
ceptos de
la vida moral (la
ética) son
expresa
y categórica.mente
comunicados por Dios.
Parece que
al principio esta religión revelada era practicada sólo
por los judíos, el «pueblo escogido» por Dios precisamente
para
este fin, es decir, para recibir y practicar esta religión verdadera,
revelada
por el mismo Dios. El contenido de esta Revelación co
munica al hombre no sólo la verdad respecto a Dios, como un Ser
Supremo y Unico, Creador y Señor de todo · el universo, sino tam
bién lo referente al comienzo de la vida del hombre en la tierra, su
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creación directa por Dios, su caída por el pecado original y, ante
todo,
la promesa de su Redención por el anunciado Mesias. De ahí
que
la vida del pueblo judio, en comparación con los otros pueblos,
todos paganos, tiene un sentido especial,
excepcional, pues
tiene
u.na misión·, vive de la esperanza, de su vocación, con el permanente
contacto con Dios, bajo su mirada, en continua espera de la llegada
del Mesias.
Muchas de estas ideas, poco a
poco, llegan al conoci
miento también de
otros pueblos, de manera que, durante largos
siglos,
el mosaísmo prepara a toda
la humanidad para la llegada
del Mesías-Redentor, quien debía salvar a
toda la
ihumanidad, en
señarla sobre Dios e indicarle
el camino
a la felicidad eterna. El
mosaísmo, pues, es nna religión revelada por Dios, viene desde
arriba, desde el Cielo; es una obra divina y no humana, mientras
qne el judaísmo es una religión judia, siendo sinresis de las creencias
del
puebl¿ judío,
duraute
siglos elaborada
por el mismo pueblo ju
dío. Por tanto,
el judaísmo es una obra humana, es un producto de
la mentalidad judía, de su historia,· de sus experieocias
y vivencias
a lo largo
de los siglos, como una 1parte de la cultura judía y como
ta'! es una religión
tribal
y después nacional. Incluso el judaísmo
es algo
más que
una religión, pues es también
la cosmovisión judla
(Weltansch"11tmg} y, 'fundada sobre esta cosmovisión, es la civili
zación judía.
La civilización judía está vinculada con la religión
judía, con
el judaísmo Clo que no excluye la presencia también de
la influencia mosaica), siendo una civilización sacra!. El judaísmo
es
la religión judía pagana.
El mosaísmo, como otras religiones, ha tenido
gran influencia
sobre el desarrollo del
judaísmo. En efecto, el judaísmo asimiló mu
chos elementos del
mosaísmo, pero nunca se identificó con él; al
contrario, siempre estuvo y está en permanente conflicto con él. Los
judíos siempre confesabau ambas religiones: unos se identificabau
más con
el judaísmo, mientras que los otros con el mosaísmo. Hubo
períodos durante los
cuales el mosaísmo se imponía en el pueblo
judio,
· pero también hubo otros en que ocurría lo contrario, es decir,
cuaudo
el
judaísmo
se imponía, esforzándose por asimilar el ¡no
saísmo, transformándolo en una religión. tribal, quitándole su ca
rácter monoteísta
y reduciéndolo a la monolatría. Nunca lo alcanzó,
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SOCIOWGIA DEL PROTESTANTISMO
porque el mosaísmo recibía permanentemente una ayuda y defensa
de parte de Dios, por intermedio de los profetas
(Moisés es
uno de
ellos).
La Divina Providencia velaba sobre la pureza de la Revela
ción
y la autenticidad de la
,fe, inspirando a los santos varones, los
profetas.
Además, por intermedio de ellos, la Divina Providencia
completaba la
Revelación, poco
a poco, dosificándola didácticamente
durante los siglos y preparando al «pueblo escogido» a la llegada
del Mesías y al
recibimiento, por
intermedio de El, de la plenitud
de la Revelación, en la misma persona de Jesucristo.
Pero durante todo el tiempo de la Antigna
Alianza se está li
brando una dura ludia entre el mosaísmo y el judaísmo,, entre el
monoteísmo
y la monolatría. El judaísmo se esfuerza en interpretar
las ideas y los dogmas del mosaísmo según los intereses temporales,
contingentes e históricos del pueblo
judío. Como un ejemplo muy
elocuente, se puede mencionar el caso de
la idea-dogma del
Mesías.
El Mesías del mosaísmo -anunciado como Hijo del Hombre y como el Hijo de
Dios, como
una persona
individua:!, un
descendiente de
la estirpe real de David, que
nacerá de la Virgen y que con sus
sufrimientos. y
pasión redimirá a toda la humanidad-, bajo la in
fluencia del judaísmo
y dentro de su interpretación, se transformará,
primero, en un líder político y déspués, íncluso, en un-a persona
colectiva, moral, pues se identificará con el mismo pueblo judío.
Cuando, por fin, viene Cristo, sólo una parte del pueblo
judío sigue
confesando
la auténtica fe mosaica,
mientras que la mayoría de la
población es judaica. Incluso entre los mosaístas predomina una
falsa idea del Mesías, como consta de
las opiniones al respecto de
los
mismos discípulos de Cristo. «¿Acaso es
ahora que
vas a
liberar
a Israel?», con frecuencia le preguntan a Cristo sus discípu105, siem~
pre pensando en una liberación política de la doo,jnación romana.
Este hecho ( el
de la falsificación del
mosaísmo por el judaísmo) ex
plica la enemiga
actitud de
una parte del pueblo
judío frente
a Cris
to; no lo entendían, lo encontraban extraño, incomprensible, pues
no correspondía a la idea que ellos se formaron sobre la persona del
Mesías, y por eso lo crucificaron. El Antiguo Testamento es un libro religioso, sagrado, pues con
tiene una importante parte de la Revelación.
Está. escrito
por los
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autores inspirados por Dioo. Sin embargo, estos autores nos comu
nican no solamente los
mismos
preceptos divinos,
no
solamente las
ideas básicas del mosaísmo, las prescripciones morales y todo lo re
lacionado con el culto, sino al mismo tiempo
también describen la
vida diaria de la gente a la cual esta religión revelada es _dada. Pues
bien,
la
vida del pueblo
jud!o no
siempre
y no en todo correspon
de
11 los principios de la fe revelada, no solamente por la sencilla
razón que
esta gente confiesa también otras religiones, especial
mente el judaísmo, como ya lo
hemos visto,
sino
también porque
los
judíos -igual
como ocurre con otros pueblos, incluso con no
sotros,
fos cristianos-
no siempre, en su
vida. diaria,
son
comple~
lamente
fieles
a su fe. El
pueblo judío
ha
recibido la
Revelación;
sabia, pues, cuál es la voluntad de Dios y cómo debería comportarse,
pero no siempre respetaba esta voluntad divina. El mismo Antiguo
Testamento, describiendo la vida del pueblo judío,
nos proporciona
los
elatos concretos
y
los testimonios,
de
los cuales
consta que sola
mente una
parte del pueblo judío respetaba los preceptos de la reli
gión
revelada, mientras
que
los demás cayeron
en un. formalismo,
con el
cual tranquilizaban
sus conciencias.
Además, el
Antiguo
Tes
támento nos describe
no solamente a los que
vivían según las
exi
gencias
del mosaísmo, sino
también a los que guardaban los prin
cipios del judaísmo; de hecho, pues, contiene ambas religiones mez cladas, hasta el punto de que no todos
los lectores
de la Biblia están
en condiciones de distinguirlas;
de ahí que, para un lector común
y corriente, no todo lo que
hay en
el Antiguo Testamento es edi
ficante.
El Antiguo T estamenro, siendo un libro religioso que contiene
una importante
parte de
la Revelación,
es una
fuente singular de
los conocimientos humanos sobre Dios
y por esta razón el cristia
nismo
lo reconoce como un libro suyo.
Además, este
libro «intro
duce» al Nuevo Testamento. Sin el Antiguo Testamento muchos
dogmas de
la fe cristiana serían incomprensibles. El Antiguo Testa
mento no solamente preparaba a los judíos para la llegada de Cristo,
sino que también
prepara a todos los hombres de
todos
los tiempos.
El
protestantismo da la prioridad al Antiguo Testamento frente
al
Nuevo. En el protestantismo predominan las ideas, principios
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y el «espíritu>> del Antiguo Testamento sobre el Nuevo y en este
hecho vemos
la judaización
del
cris.tian.ismo por
el protestantismo,
Veamos algunos
ejemplos ilustrativos.
En
la teología protestante predomina el concepto de Dios según
el Antiguo Testamento. Dios cristiano, Dios-Padre de todos los
hombres, misericordioso, tierno, cordial, cercano del hombre; Dios
Amor, que quiere al hombre y espera el amor humano, que crea al
hombre por el amor y para el amor. Dios-Hermano, Jesucristo, uno
de los hombres, quien se acerca al hombre hasta el extremo por la
Eru:arnación y por
la Eucaristía, haciéndose el alimento del hombre,
en el protestantismo toma de nuevo, como en el judaísmo, el aspecto
de un Dios judío, \In Jehová inaccesible, lejano; un Legislador se
vero y un
Juez terrible,
y,
anre todo,
un Dios tribal (pues los
pro
testantes,
como los judíos, muy a menudo confunden el monoteísmo
de Moisés
con la
monolatrla pagana del pueblo judío, ya que
ambas
religiones están, de hecho, mezcladas en el Antiguo Testamento),
Protector sólo de su «pueblo escogido» y preocupado por la
feli
cidad temporal sólo de su pueblo, protegiéndolo de sus enemigos, de
los infortunios, de las calamidades, y apoyándolo en sus conquistas
temporales, históricas, incluso en las no siempre justas,
honestas y
morales. Los soldados
alemanes, llevados por el protestantismo
a
asimilar
el judaico
concepto de Dios, van. a poner en los broches de
sus cinturones
la inscripción
«Gott mit uns», pensando en un Dios
tribal, un Dios pagano de la monolatría, a
la cual reducen el cristia
nismo.
La aceptación por el protestantismo del judaico concepto de Dios
trae consigo, también, la asimilación de la actitud judaica frente a
Dios. Desaparece la anterior actitud, profundamente cristiana, -sen
cilla, cordial, desinteresada, «infantib>, llena de confianza y amor.
La reemplaza el respeto frío, el temor y, ante todo, una rela
ción «comercial»
calculada. Si
Dios es el Ser Supremo, el Señor y
Dueño del mundo, el Todopoderoso, conviene estar con El, servirle
por
la recompensa, la que viene en forma de sus bendiciones, de
asegurada prosperidad y el éxito terrenal, temporal. En la prospe
ridad económica en el bienestar y en la riqueza, el protestantismo
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( el calvinismo) ve la pru~ de la bendición divina, la protección
y la «elección» por Dios, exactamente como el judaísmo.
Otra manifestación de
la judaización del cristianismo por el pro
testantismo la constituye el
rechazo de la 'institución del sacerdocio.
Históricamente
el protestantismo rechaza el sacerdocio de Cristo por
la ruptura con Roma, es decir con romper el entroncamiento con la
jerarquía eclesiástica. Pero esto no explica todavía el porqué de la
desaparición completa del sacerdocio en el procestantismo, pues,
rompiendo con Roma y con la continuación del sacerdocio de Cristo
y de fos Apóstoles, el protestantismo podría conservar la institu
ción sociológica del sacerdocio (lo que
ha ocurrido en el anglica
nismo), mientras
que
él rechaza la misma institución del sacer
docio
cotno tal, reemplazándola con la institución de .los «pastores»,
la
que es casi igual a la de
los rabinos en el judaísmo.
Desde el
punto de vista sociológico, lo esencial en la institución
del sacerdocio es
que la sociedad aparta un grupo de personas con
la finalidad
propia y exclusiva de interceder por ella ·ante Dioo. La
persona
que pertenece a este grupo está
«consagrada», según
un
rito prescrito,
para subrayar su carácter singular. El
concepto de
la
«consagración», como un acto por el cual una persona o un objeto
está dedicado exclusivamente al culto, a servir a Dios, se encuentra
en casi todas las religiones. El sacerdote es una persona «consagra
da», es decir excluida de
la vida profana y dedicada exclusivmente
al papel de
intermediario entre
la sociedad
y Dios, fo que cumple
por la oración
y la ofrenda-sacrificio.
La
institución del
sacerdocio, conocida
por casi
todas las reli
giones, incluido
el
masaísmo, solamente en el cristianismo llega a
su pleno y verdadero siguificado. El
Sacerdote, en
la plenitud de la
palabra, el único Sumo
y Eterno Sacerdote, como un perfecto in
termediario entre la humanidad entera
y Dios, es Jesucristo. El,
uniendo en su persona el papel de la
vlctima-ofrerula con
el de vic
timario-sacrificador, en el
altar de la
Cruz, presenta
a
Dioo la
única
ofrenda verdadera
y plenamente efectiva, redimieodo con su sangre
a toda la humanidad, de una vez para siempre.
la instituci6n mooaica del sacerdocio del Antiguo Testamento
es la figura, el símbolo
y el aouncio del sacerdocio de Cristo, como
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SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
lo es también el sacerdocio de Melquisedec. Cristo, instituyendo du
ran!e la
Ultima
Cena la Eucaristía, como un perpetuo sacrificio, en
el
cual se perpetúa su sacrificio en la Cruz, al mismo tiempo insti
tuyó el nuevo sacerdocio, como participación en el suyo. Es el mismo
Cristo quien -misteriosammte presente en la Iglesia, en cada sa
crificio de la Santa Misa, sirviéndose de la persona del sacerdote sacrificante que por la ordenación
recibida esta
entroncado en el
sacerdocio de Cristo-- convierte
el pan y el vino en su cuerpo y su
sangre.
Ca.da Santa Misa no es un nuevo sacrificio, ni la repetición
de
la Ultima Cena, sino su continuación, su perpetuación, simbo
lizada
,en el
milagro de la multiplicación de los panes, que ya, en la
Eucaristía, no son solamente el alimento del cuerpo, sino ante todo
el alimento del alma, siendo misteriosamente transformados en el
Cuerpo de Cristo.
Según el cristianismo, el hombre no puede salvarse exclusiva
mente
con sus propias fuerzas, no puede vivir plenamente la fe y
modular su personalidad a imagen de la de Cristo sin la aiyuda de
Cristo, es
_ decir
sin
la Gracia, la cual Dios se la proporciona por los
sacramenros.
Los sacerdores, injertados por la ordenación en el sa
cerdocio de Cristo, son distribuidores
de los sacramentos y, con ellos,
de la Gracia. La función intermediaria del sacerdocio cristiano entre
el hombre y
Dios es, _pues, muy distinta de la de otras religiones.
Siendo el sacerdocio lo
esencial en
el cristianismo, no hay cristía
nismo sin sacerdocio de Cristo.
'El judaísmo no conoce la institución del sacerdocio, pues los
rabinos no son sacerdotes, sino los «doctos en las Escrituras», o más
bien los especialistas, los peritoo en la legislación mosaica y tradi
cional judía, es decir
loo expertoo en la Tora y en el 'Ilalmud. La
institución
mosaica del sacerdocio se terminó con la llegada del
Sumo Sacerdote Jesucristo y
con su sacrificio en la Cruz. Después
del
sacrificio de
la Cruz perdieron su significado los sacrificios en
el Templo, y es muy significativo que, una vez destruido el Templo,
los
judíoo nunca
se
preocuparon de
reedificarlo o de
continuar sus
ritos en otro lugar. Ya no--tienen más ni el Templof ni sacrificios,
ni
sacerdotes activos;
sólo tienen
las. -. sinagogas y los rabinos, pero
las sinagogas no son temploo y loo rabinos no tienen nada que ver
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con el sacerdocio. En el judaísmo cada uno es su propio «sacerdote»
y prácticamente algunas funciones sacerdotales las cumplen los pa
dres
de
la familia,
presidiendo las
oraciones y algunos ritos tradi
cionales.
El protestantismo abandonó el sacerdocio de Cristo (salvo al
gunas sectas), pues prescindió del sacrificio de la Santa Misa. Al
gunas sectas protestantes conservaron· algo al respecto, pero sus cere
monias y celebraciones no tienen carácter de sacrificio, sino de me
morial de la Ultima Cena,· donde se coomemo-ra este histórico even~
to. El protestantismo también prescindió de la Gracia y, por ende,
de los sacramentos (prácticamente guardando sólo el bautismo), pues
considera que el hombre no se salva por sus acciones y su vida
lle
vada
en el estado de Gracia, sino por
.fa fe. No teniendo el sacrifi
cio
y no preocupándose por la Gracia, el protestantismo no necesita
al
sacerdocio.
En su lugar introduce la institución de los «pastores»,
muy semejante, como se ha
dicho, a
la institución judaica de los ra
binos. El pastor es solamente una persona instruida,
algo más que
otras, en los conocimientos de la moral, a
base de
la Biblia. No
hay
ninguna diferencia esencial ientre el papel del pastor y el del ra
bino
en sus respectivas comunidades religiosas.
Junto con el
reohazo del
sacerdocio vino también el rechazo
de
la Iglesia. Las Iglesias protestantes, fuera del término «Iglesia»,
no tienen nada de común con
la Iglesia como institución jur!dico-re
Iigioso-m!stica.
Las Iglesias protestantes son solamente «comunida
des
religiosas» o
agrupaciones de ellas, es decir organizaciones o
asociaciones religiosas,
mientras que
la Iglesia Católica se considera
como
una institución, de origen
divino, siendo
fundada por
Cristo,
indispensable
y absolutamente necesaria para mediar entre los hom
bres
y Dios, y cnmple esta misión precisamente por el sacerdocio de
Cristo, que le es intrínseco, de manera que
«fuera de
la Iglesia no
hay salvación»
posible.
En
el protestantismo la relación entre hombre
y Dios es indi
vidual
y directa, mientras que en el catolicismo, es decir en la Igle
sia Católica, esta relación es
«sociab> e
indirecta, pues sólo por in
termedio ·de la Iglesia, concebida no solamente como una «comu
nidad dé los fieles», sino ante todo como el Cuerpo M!stico de
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SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
Cristo, del cual los fieles, es decir los bautizados, son miembros, y
del
CWL! sólo una pequeña parte es visible, la que constituye la
«Iglesia Militante», mientras que las
otras partes de ella, las invisi
bles, pero principales, son la «Iglesia triunfante» en el Cielo, enca
bezada por Cristo mismo y compuesta por la Santísima Virgen y
los innumerables {según el Apocalipsis) Santos y la «Iglesia su
friente» en el Purgatorio. El protestantismo, al reducir
la misteriosa realidad de la Iglesia
sólo a
la «comunidad de los fieles», una comunidad de
fe y de cuJ.
to, se asemeja a la sinagoga del judaísmo.
También
la ética ¡;rotestante contiene muchos elementos judai
cos.
Del judaísmo viene el principio de la «doble moralidad»; una
moralidad en las relaciones con sus: correligionarios y otra con los
demás. A pesar de que no son tan extremados al respecto como los
judíos, los protestantes distinguen entre los correligionarios y los
que no lo son, y si en las relaciones con los suyos demuestran una
moralidad muy severa y escrupulosa, en las relaciones con los de'
más poco se preocupan por las exigencias del Decálogo y del Evan
gelio. Bl principio típicamente judaico de que «el fin justifica los
medios» también pasó al protestantismo ya eo los
tiempos de
Lu
tero ( 1).
Según el judaísmo, moralmente es bueno todo lo que
sirve al bien del
pueblo judío,
pues este pueblo es uo «pueblo es
cogido» por Dios y en
consecoencia es
uo «pueblo santo». La cruel
exterminación de varios pueblos, habitantes de
la «tierra prometida»,
con ocasión de la
ocupación de
estos terrenos por el
«pueblo esco
gido»
bajo
la dirección de Josué, encontró plena justificación en las
descripciones de
la Biblia. La aceptación de este principio por los
pueblos protestaotes viene juoto
con la
asimilación
por ellos de la
idea del
«pueblo escogido».
Es sabido que lo más típico en la moral judaica es el forma
lismo.
Eso es también lo que Cristo especialmente reprocha a los
judíos de su tiempo.
Los Evangelios están lleoos de ejemplos con-
(1) Véase, al respecto, lo's Sermones de Lutero; Maritain, en Trois refor
mateurs, op. ~it., cita muchos ejemplos.,
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cretos del recha20 del formalismo fariseo por Cristo, según el cual
el cumplimiento exterior de los preceptos era lo único que impor
taba (2). Esta actitud
pasa al protestantismo y se manifiesta espe
cialmente en el puritanismo (3), en el
cual los elementos judíos son
muy
evidentes.
También por intermedio del protestantismo
pasó a la sociedad
cristiana el concepto judaico del trabajo como maldición o castigo de
Dioo, algo
como
md/11m necessari11m. I!l concepto cristiano del
trabajo, ya
elaborado en
la
temprana Edad Media,
como acción llena
de dignidad, pues facilita al hombre su propio desarrollo, compro
metiendo
sus capacidades y facultades físicas y espirituales; como
acción asociada con la oración (
ora et labora), pues también glori
fica a
Dioo; como
acción en
la cual el cristiano ve su cousciente par
ticipación
en la obra creadora
de Dios, en el protestantismo está
abandonada, pues el protestantismo, oto
al Antiguo Testamento sobre el Nuevo, vuelve al concepto del tra
bajo como
consecuencia del pecado original
y como
castigo de Dios.
En vez de buscar por el trabajo el perfeccionamiento del hombre,
se
empieza a
buscar el
enriquecimiento y el bienestar, con lo
cual el
protestantismo coutribuye al nacimiento del capitalismo y del materia
lismo
práctico, económico.
Dentro de la sociedad protestante
aparece
nn nuevo ideal: el hombre económico, «ho·mo oeconomicil.r>>; el hom
bre dedicado al enriquecimiento, a la acumulación de los bienes eco
nómicos,
especialmente a la acumulación del dinero. Como los
judioo
en
el desierto en los tiempos de Moisés, los
paganizadoo y
judaizados
pueblos protestantes
empiezan a
adorar
el oro,
símbolo de la riqueza y
del bienestar. El culto del dinero, tan caracteristico
para los judios ( 4),
(2) El judaísmo confunde la norma moral con la norma. jurídica e
incluso llega,
en el
Talmud, a identificarlas, d_e
ahí vi~e el minucioso
formalismo ético y la casuística.
(3) El puritanismo es un fenómeno muy complicado y, fuera del pro
testantismo ,tiene también otras raí~. Véase: · Barcker, The NaüonaJ Chtt
ra&tet',
(4) Karl Marx, nacido en una familia rabínica, en su ensayo Zur /uden
frage, escribe: «Welches ist der weltliche Kultus des Juden? Der Schacher. Wel
ches ist sein weltlicher Gott? Das Geld. Das Geld ist der eifrige-Gott Israels,
vor welchem kein anderer Gott bestehen darf.-Das Geld erniedrigt alle
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SOCIOLOGIA DEL PIWTESTANTISMO
pasa a las sociedades protestantes y lleva a la
economía ( 5).
El síntoma más importante, por
sus
consecuencias, de
la judai
zación del pueblo
alemán por
el
protestantismo ,es la
asimilación del
concepto
del «pueblo escogido» (
6).
En general no se aprecia
. adecuadamente
el
papel de la Biblia
en la formación de
las naciones
europeas. Sin embargo, la Biblia
es el primer libro en el
cual aparece en una forma elocuente el con
cepto de
nación. El pueblo judío,
el protagonista principal de los
acontecimientos relatados
por la Biblia, segón el testimonio bíblico,
es una
nación en
el pleno
sentido de
esta palabra. En todos los re
latos bíblicos, el pueblo judío está presentado no solamente como
una comunidad tribal
y racial, lo que esta allí frecuentemente su
brayado,
sino
también como una . comunidad
histórica, es decir como
sujeto de la historia.
Además, los
judíos
forman una
comunidad
Gotter des Menschen ~und . verwandelt sie in eine W a.re. Das Geld ist der
allgemeine,
für sich selbst konstituierte W ert aller Dinge. Es hat daher
die ganze W elt, die Menschenwelt wie die Natur, ihres eigentümlichen
Wert,s beraubt Das Geld ist das dem Mooschen entfremdete Wesen sei
ner Arbeit und seines Daseins, und dies fremde W esen beher.rscht ihn,
und
er
betet es an. Der Gott der Ju.deo. hat sii.ch verwcltlicht, er ist zum
Weltgott geworden. Der W e'Chsel ist der wirlcliche Gott des Juden. Sein
Gott its nur der illusorische Wechsel.» Fischer Taschenbuch Verlag, Frank
furt am Main, 1972, pág. 57.
( 5) Las obras que destacan la influencia del protestantismo sobre el
nacimiento del
capitalismo moderno son muy
abundantes. Se empieza. · con
el estudio de Max Weber, Die protestanlische Ethik und Geist des Kapi
talismus,
y con los trabajos de Wemer Sombart, Der- mdderne Kapitalis
mus
(1902-3), Die Juden 11nd das Wirtschafts/eben (1911) y Der Bonr
geoi.I
(1913); los siguen: Ernst Troeltsch, Die Bede11t11ng des Prole.rtantismus
für
die Entstebung der moderne Welt (1911); R. H. Tawney, Religion and
the rise uf Capitalism (1926), con muy abundante bibliografía; George
O'Brien, An es-say on the economk effects of the Reforma/ion (1944); P.
Bemard,
Protestantisme et Capitalisme (1970); son las obras más impor
tantes sobre el tema.
(6) Véase, al respecto, la
obra de
H. G. Wells, The Fate of Romo
Sapiens. Recordemos que Wells pertenecía a Godless Society. El autor destaca
también la
judaización de Inglaterra por
la lectura de
Ja Biblia ( el ca
pítulo The Jewish influence).
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cultura:! y religiosa personificada ( una persona moral), con un pro
fundo sentido de la responsabilidad colectiva frente
a Dios y a su
propio destino. El
¡meblo b!blico,
judío,
desde su
más remota anti
güedad, tiene consciencia de su: unidad y de las diferencias entre
él y los otros. pueblos. Existe también el sentido de la unidad de las
generaciones
pasadas, presentes y futuras, vinculadas entre sí por la
común responsabilidad en
el cumplimiento de su misión histórica,
encomendada por
Dios, una misión mesiánica.
Como
Wla entidad
histórica, recibe de Dios bendiciones
y castigos. Parece que nunca en
la historia antigua se da un
concepto tan
claro e indiscutible de
la
nación como lo es el caso del pueblo judío.
Desde el punto de vista sociológico, hay que .reconocer que el
pueblo judío es una nación por excelencia. Y es ante todo por la
influencia de
la imagen ,bíblica de esta nación por
fo que los pueblos
europeos se
transforman en
las naciones. Cuando el cristianismo llega
a los pueblos de Europa, la Iglesia empieza su
!abo< educadora y
el .clero, en sus e_nseñanzas, usará con frecuencia _los textos bíblicos
que hablan de la nación judía. Antes de que estos pueblos adquie
ran el carácter de personas jurídicas, como sujetos de la ley, se hacen
persooas
morales, como
sujetos de
la responsabilidad
ante Dios,
y
este proceso de la «personificación» se presenta como uno de los
factores de la
maduración de
los pueblos en las naciones. La pru
dente
,lectura de Ja Biblia,
introducida por la Iglesia, contribuye a
la transformación de
loo puebloo cristianos
en naciones,
pero una
imprudente asimilación de los conceptos e imagenes
bíbliC06, prac
ticada
por el protestantismo, termina con
la aceptación
por los pue
blos protestantes del
judaico concepto
del
«pueblo escogido».
Los judíos aparecen en la Biblia como un pueblo escogido por
Dios entre los pueblos paganos
para conservar y preservar de cual
quier deterioro la Revelación y, ante todo, para que de ellos salga
el prometido Mesías, el Redentor de toda la humanidad.
De esta
manera los judíos han recibido de Dios una misión religiosa, en
favor de
toda la
familia humana,
y para esta misión fueron esco
gidos de entre todos los pueblos descendientes de Adán y Eva, la primera
pareja humana.
Esta misión se
terminó con la llegada de
Jesucristo
y con la realización por El de la redención en la Cruz.
1130
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
La idea del «pueblo escogido» aparece a lo largo de la Biblia
de una manera extraordinariamente sugestiva e inipresionante, lo
que hace que no solamente loo mismos judíos quedaron P"f" siem
pre impregnados durante toda su historia por ella, sino que, también
otros pueblos, asiduos lectores de la Biblia, la apliquen a sí mismos,
sea por la vía de la analogía, sea por considerarse, a su vez, esco
gidos por la Providencia p
favor de la humanidad.
Como el
protestantismo otorgaba a la lectura
del Antiguo Testamento mayor importancia que a
la lectura del
Nuevo ---contrariamente ,al catolicismo---, la influencia. de la idea
bíblica del «pueblo escogido» se notaba mucho más entre los pueblos
protestantes que en
loo cat6licoo.
Pero
hay _también otro aspecto de este problema, a
saber :
la
enorme diferencia entre las ideas mesiánicas
del «pueblo, escogido»
mosaica
y judaica. La idea mosaica del «pueblo escogido», relativa
al Mesías, con toda claridad
y evidencia se refiere a la persona
individual, concreta; y, poco a poco, especialmente en los escritos
de los profetas, la individualiza y hasta identifica con el futuro
descendiente de la farnila real de David, presentando muy detalla
damente ( especialmente es el
caso de
!salas) su vida, su carácter,
sus obras
y milagros y, ante todo, describiendo minuciosamente su
pasión redentora. En resumen: el concepto
mooaico del
mesianismo
y del «pueblo escogido» es exclusivamente religiosa; la misión del
pueblo judío como de un «pueblo escogido» es
rigurosamente reli
giosa:
guardar la Revelación
y dar de su seno al Mesías-Redentor
de la humanidad, el cual, por su pasión y muerte, va a reconciliar a
todoo loo hombres con Dios.
No es así el concepto judaico del «pueblo escogido»
y su mesia
nismo. El judaismo coge la idea mosaica del «pueblo escogido»
y
la transforma, adaptándola a las exigencias políticas del pueblo
judío. En primer lugar, la seculariza
y la temporaliza, y, en segundo
lugar, la politiza.
La seculariza, pues le quita su carácter religioso y sagrado. Se
gún el judaísmo, el pueblo judío es un «pueblo escogido» por Dios
en el sentido de ser un pueblo privilegiado frente a los demás, no
por
la misión religiosa que deberla cumplir, sino por una situación
1131
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
especial de la cual va a gozar durante toda la historia de la huma
nidad, siendo un pueblo gobernante sobre los demás pueblos,
es
decir
una casta superior,
destinada por
Dios a gobernar a todos los
pueblos del mundo,
gozanc!Q de
los
efectos del trabajo de
los
pue
blos
gobernados. De esta
manera la misión
del pueblo judío como
un «pueblo
escogic!Q» se seculariza, desacraliza y temporaliza, pues
es
una misión «temporal», es
decir en
este mundo y
para fines tem
porales, para la grandeza y bienestar del pu,blo judío en este mun
do. También se
la politiza, pues
se trata ante todo de
una misión
política:
gobernar a otros pueblos,
llegar a
ser una
casta gobernante,
una clase superior en
todos los países y en todos los pueblos.
Además, respecto al mismo
Mesías, esta deformación judaica
llega
a concebirlo
primero como a un líder político, quien va a
li
berar al pueblo judío de la opresión política del Imperio romano;
lo que
esperaban de
sus
varios personajes históricos todavía
antes de
Cristo, lo
mismo esperaban de Cristo, incluso sus discípulos, como
lo
leemos en los
Evangelios, y esto también esperaron de otros des
pués de
Cristo. Después,
cuando el
pueblo judío
quedó desilusio
nado con esta
interpretación judaica
del
mesianismo mosaico, apa
rece la otra interpretación judaica, todavía más deformante, pues
ve ail Mesias en el mismo pueblo judío. Esta vez se trata de una
persoruficación del
pueblo judío. El Mesías mosaico, concebido como
una persona individual,
es concebido
por el judalsmo como una per
sona colectiva:
es el
mismo pueblo judío. Ahora, a él, como pueblo,
se aplican
ras profecías de. Isaías, insistiendo en que es el mismo
pueblo judío quien
por sus sufrimientos, sieudo perseguido por
otros pueblos, está redimiendo a la humanidad. Este concepto del
«pueblo escogido» indentificado con el Mesías, con un Mesías ya
colectivo,
se klivulga después de
la destrucción del Templo
y de
Jerusalén
(año 70), y la consiguiente diáspora (7). Este concepto
del
Mesías colectivo
y del «pueblo escogido», que debe sufrir dis
perso entre los pueblos no judíos, se afirma en la
d!)Ctrina rabinica
( 7) Lo5-judíos vivían en la diáspora ya antes, pero la diáspora anterior
a la
destrucción del Templo y de Jerusalén era vOiluntaria., mientras que
la siguiente ya tenía en los ojos de los judíos el carácter de un destino
impuesto por Dios a través de
los acontecimientos políticos.
1132
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
después del advenimiento del cristianismo y se manifiesta eu el Tal
mud. Cuando vienen los
tiempoo de
la
Cáhala, la
mística
ju.da.ica va
a
llegar hasta un nuevo
concepto horroroso
de la redeución por
el
pecado ( 8), pero esto ya no tiene nada que ver con el tema aquí
tratado.
Hubo que
recordar estos
distintos conceptos del «pueblo escogi
do»,
pues ellos pasan, a través del protestantismo, de nuevo defor
mados,
a los pueblos protestantes,
especialmeute a
los
alemanes
e ingle
ses. Por la lectura de la Bibilia pasa a los pueblos
p
sóla
mente el concepto mosaico del «pueblo escogido», sino
también el
judaico. Según Wells ( 6), tanto 106 ingleses como los alemanes que
dan profundameute impresionados por el concepto del «pueblo esco
gido>> y lo aplican a sí mismos. Lo más importante es que estas dos
naciones toman este
coru:epto ya judaizado,· es decir secularizado, tem
poralizado y politizado.
Los ingleses se van a considerar un «pueblo
escogido»
para gobernar a otras naciones y pueblos ( especialmente en
la
época de la reina Victoria, según W ells), llevándoles la cultura
occidental, civilizando a los
puebloo bárbaroo y
salvajes e incorporán
doles a la civilización occidental
europea, admitiéndoles
a
la Comu
nidad
Británica de las Naciones. Así ven
loo ingleses,
según W
ells,
su misión como un «pueblo escogido», prácticamente hasta la se
gunda guerra
mundial, la
cual
pone fin
al colonialismo
y al Imperio
británico. Se puede observar que
en este
caso la
judaización del
pue
blo británico
por ,el protestantismo anglicano es muy superficial, sua
ve
y no perjudicial ni para los mismos británicos ni para loo pueblos
coloniales, y
se manifiesta sólo en un corto período
de la historia
de
Inglaterra. No es
así en eil caso de Alemania, pues el protestantismo alemán,
siendo
profundamenre judaizado, transforma el
alma alemana, impreg
nándola con el
concepto ju.da.ico del
«pueblo escogido»,
como un
pueblo
destinado
por Dios para dominar, subyugar y gobernar a otros
pueblos e incluso a todo el
mundo, Más todavía: los alemanes, asi
milando el concepto judío del «pueblo escogido»,
lo interpretan se-
(8) Véase: Gershom G. Scholem, Le me.rsianisme ¡uif, París, 1974, el
capítllllo «La réd,mption par le péché», p!gs. 139-217.
1133
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKl
gún sus propias tradiciones y antiguos anhelos, concibiéndose como
una
raza superior.
No tanto por un destino providencial, sino
más
bien por su superioridad racial, biológica, por su sangre aria, nórdica,
alemana; es que están destinados a ser un «pueblo de señores» del
mW1do, un Herrenvi,/k. En Alemania, por la influencia protestante,
las antiguas tradiciones
germánicas de carácter panteísta
se
mezclan
con las ideas mesiánicas judaicas, llegando a una síntesis deil pensa
miento germánico-judío que encuentra una presentación simplificada,
pero
sumamente atrayente
y peligrosa, en
el hitlerismo.
Recordemos al respecto que
el concepto judaico
del
Mesías colec
tivo
en algunas doctrinas rabínicas, fieles
aJ. misticismo religioso y ali
mentados
po< los concept05 mosaicos de la Biblia respecto al Mesías
Hijo de
Dios, al identificar aJ. Mesías con el pueblo judío, llegan a la
divinización
del mismo
pueblo judío,
pues si éste es el Mesías y Pl
Mesías
es
el Hijo de Dios, el pueblo judío es el Hijo de Dios. En
otras palabras: es Dios
mismo quien
se manifiesta en el
pueblo ju
dío
y por eso éste es su «pueblo escogido».
Cuando
la mística alemana, nutrida por las antiguas creencias
germánicas de
carácter panteísta, asimila
el concepto judaico del «pue
blo escogido» identificado
con el Mesías, también llega a considerar
al suyo como
W1" pueblo divinizado, un pueblo en
el
cual se
mani
fiesta lo divino. El pensamiento alemán,
preparado ya
desde siglos
tanto
po< sus propias tradiciones germánicas, paganas y panteístas,
como
también
por el pensamiento panteísta filosófico judío de
Es
pinosa y después por el pensamiento inmanentista-panteísta de Hegel,
quien
-recordemos-en
el
Estado prusiano ve la manifestación
del Absoluto, con facilidad llega a una síntesis de estos elementos
y
se considera un «pueblo escogido», por su naturaleza superior a otros
y destinado a gobernar a todo el mundo, lo que lo lleva después has
ta el fanatismo hitlerista.
De ahí que el nacionalismo alemán en el
, siglo
xx, confundido por sus propios líderes con el
racismo de
inspi
ración judaica del
«pueblo escogido» y penetrado por la mística pan
teísta germánica
y po< la filosofía inmanentista, será el objeto de la
severa condenación por parte del Papa Pío XI, en su enáclica Mit
brennender SfJf'ge.
Veamo5 a:hora las causas de esta judaización del protestantismo.
1134
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
Parece que la causa principal y más importante es la lectura sin
criterio
de
la Biblia.
La aparición del protestantismo coincide con
la época del hwna
nismo
y del entusiasmo por la antigua cultura griega y latina. En la
clase culta se difunde la cootumbre de leer las obras clásicas en origi
rutles, es
decir en griego
y en latín, y este entusiasmo se extiende
también a
la lectura
de la Biblia. Pero los protestantes se dedican
a la
lectura de
la Biblia mucho más que los católicos por una razón
muy especial, pues al
rechazar la autoridad del
Papa en los asuntos
de fe, tenían que buscar otra autoridad,
y la encontraron en la Biblia.
La Biblia, una vez tomada por los protestantes no solamente como la
única fuente de la Revelación -pues rechazaron la Tradición (9)-,
sino también la única autoridad en materia de fe, llega a ser un libro
absolutamente indispensable, y su lectura y estudio se hace, para los
protestantes,
imprescindilile. Además, rechazando el sacerdocio y apli
cando el principio de que cada cual es
su propia autoridad
en materia
de religión, recurriendo sólo a su propia razón, hicieron de la lectura
de
la Biblia una necesidad
diaria. Cada
protestante se sentía obligado
a buscar
personalmente en los versículos
de la Biblia las directrices
concretas para su conducta y para la orientación de su conciencia.
Mientras los
católicos, en
casos de duda, seguían recurriendo
al con
sejo de sus sacerdotes u obispos, los protestantes podrían recurrir
sólo a la lectura de
la Biblia.
Esta lectura es facilitada por el hecho de
que en la misma época viene el invento de la imprenta
y el primer
libro que se imprime es precisamente
la Biblia. Por otra parte, el pro
testantismo es el primero que insiste
en la introducción de los idio
mas
vernáculos en
el culto especialmente en
la lectura de
la Biblia.
Aparecen muchas
traducciones de las Escrituras Santas, y antes de que
se imprima toda la Biblia en alemán, salen
algunas de sus partes,
como
el Salterio,
etc. También la necesidad de leer personalmente
la Biblia urge a muchos a aprender el arte de leer. El protestantismo
introduce
poco a
poco la costumbre de la lectura familiar de la Bi-
(9) Actualmente algunos teóil)go6 protes-aceptan la Tradición (pero
concebida de una manera distinta de los católicos), pues los estudios bíbli
cos les demostraron que una
parte de la Biblia es la descripción de: la Tra·
dición prebíblica.
1135
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
blia, de manera que, en poco tiempo, esta lectura entre los protes
tantes se populariza. Una vez introducida esta costumbre, deviene
una práctica, si no diaria, al· menos dooúnical, y el hombre protes
tante, desde su
más tierna niñez, queda bajo la influencia de estas
lecturas. Hay
que tener presente también que, en estos tiempos, la
Biblia es
prácticamenre el
único libro difundido
y la suya es la úni
ca lectura; de ahí su extraordiuaria influencia sobre la mentalidad
del
hombre protestante,
pues fos otros
libros
son escasos
y
raras veces
leídos, mientras
que la Biblia se encuentra después de algún tiempo
en casi cada hogar
y es permanentemente leída.
Esta
influencia de las lecturas bíblicas aumenta también
por otras
razones, como, por ejemplo, por el respeto con
el cual se la lee y se
la
escucha como la «palabra ,de Dios>>, como un libro sagrado, que
contiene la Revelación. Bajo esta influencia,
los protestantes empiezan
a rezru: con el lenguaje
bíblico, a pensar con las categorías bíblicas,
a
meditar los acoutecimientos narrados por los libros sagrados e impre
si?Darse con las ihistórias de sus· personajes. Durante varios siglos esta
lectura, estas meditaciones y estos ejemplos de los protagonistas de
los acontecimientos
bíblicos son,
para los protestantes, casi los únicos
conocidos y vividos. El hombre de
hoy, quieo durante
toda su vida tal vez ni siquiera
una vez ha leído
toda la Biblia,
no está capacitado
para imaginarse
esta
extraordinaria influeocia
sobre el
hombre protestante de los si
glos
XVI, xvit, xvm y hastra la mitad del siglo XIX. Pero los que leeo
los escritos, memorias, discursos, etc.; de "los protestantes de estos si
glos quedan asombrados al constatar que el lenguaje, las expresiones,
el estilo y a veces todas
las frases
-sin hablar de las ideas- son bí
blicos. Incluso
los discursos
políticos de esta época son casi idénticos
a los sermones
y ,homilías ( 10).
La Biblia es un libro extrarnrdinariamente sugestivo, pues contieoe
no solamente algunos ,¡,receptos, recomendaciones y reglas de la vida
(como, por ejemplo, el
Corán), sino también la detallada descripción
de
la vida de las personas
y de los pueblos a los cuales .estas prescrip
ciones
están
dadas. Algunas
partes de
fa Biblia son de carácter épico,
(10) Véase, por ejemplo, Carlyle, Cromwe/l's Letters and Speeches.
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
incluso de un género literario muy parecido al de las novelas, escritas
con excepcional talento li!erario y extrnordinaria belleza, y por eso
hablan no solamente a
la razón, sino también a la imaginación del lec
tor.
Casi cada lector de la Biblia encmentra en ella personajes a los que
se
asemeja en distintas ocasiones y situacioo.es de la vida in
social
y nacional. Tal vez no existe ningún problema humano que no
esté en alguna forma tratado por la Biblia; de
alú que los griego< an
tiguos
la
llamaron «biblión»,
es decir el libro por
excelencia. Casi cada
lector de la Bil>lia encuentra en ella un ejemplo concreto de comporta
miento en
una situación dada, pero ... este ejemplo no siempre es edi
ficante, !'U'"' la Biblia contiene no solamente la Revelación, sino tam
bién
las descripciones de la vida diaria de la gente a la cual esta Re-
velación
es
dada. Los pueblos bíblicos no siempre se comportaban se
gún las reglas de la moral revelada, no •iempre en su vida respetan
los
Diez Mandamientos y otras prescripciones de Dios; al contrario,
mwy a
menudo llevan una vida completamente opuesta a lo exigido
por la Revelación,
pues viven
no según
el mosaísmo (la religión re
velada), sino según el judaísmo, es d~ir según sus religiones · paganas.
No
todo lector
de la Biblia es capaz de entender estas diferencias;
de
ahí que algunos
lectores tomen
las
descripciones de
la
vida inmoral
de
la gente de los
relatos. bíblico6 corno
modelo o,
a1 menos, como
algo autorizado o sugerido
por la Biblia. Para una persona de poca
cultura y sin previos estudios bíblicos no es fácil discernir en los rela
tos bíblicos lo
revelado y recomendado de Jo, no revelado pero real
mente
vivido, entre el ideal bíblico y la vida diaria de los pueblos bí
blicos,
y por eso la influencia de estas lecturas no siempre es positiva,
edificante y
moralizante. Más
todavía si se toma en cuenta que la Bi
blia
es un
libro muy voluminoso; a muchos lectores falta tiempo
para llegar a la lectura del Nuevo Testamento y sólo alcanzan a leer
el Antiguo. Por
otra parte, también los qúe llegan a leer toda la Biblia
quedan
más impresionados por la lectura del Antiguo Testamento que
por la lectura del Nuevo, por la sencilla razón de que la primera dura
mucho
más tiempo, pnes
el Nuevo
Testamento
ni siquiera ocupa la
quinta parte del espacio. Además hay que recordar que muchas edi
ciones
de
la Biblia ni siquiera incluyen el Nuevo Testamento, sien.do
ediciones judías,
pero muy
divulgadas entre
los cristianos. Es
lógico que
1137
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
los judíos publiquen la Biblia sin el Nuevo Testamento, pues no lo
consideran como parte «canónica»; pero ··estas ediciones sin el Nuevo
Testamento están especialmente difundidas entre los cristianos por las
distintas sectas protestantes.
La
moral
del Nuevo Testamento es muy distinta de la .del Anti
guo, no solamente porque es mas exigente, sino ante todo porque
es universal, es decir que se extiende por igual a las relaciones
entre todos los seres humanoo. Según la enseñanza de Cristo, ex
presada en la
parábola sobre el buen Samaritano, para el cristiano
el prójimo es cada persona, cada hombre y no solamente el
corre
ligionario,
como lo entendían los judíos.
Algunoo lectores
de la Bi
blia podrían sentirse
dispensadm de
las
severas exigencias morales
del
Nuevo Testamento por los ejemplos de
vida presentados
por el
Antiguo,
más todavía cuando .al Antiguo se ponía en primer lugar.
El hombre
que lleva una vida muy alejada de las
exigencias mo
rales
del Nuevo Testamento encuentra en el Antiguo la justifi
cación de su conducta. Prácticamente,
cuaudo se habla de
la influen
cia
de la Biblia, se piensa en el Antiguo Testamento.
La Iglesia acogió el Antiguo Testamento como una parte inte
gral
de
las Escrituras Santas, pues en él se encuentra una importante
parte
de la Revelación
y, además, el Antiguo Testamento introduce
al Nuevo, facilitando su
entendimiento. Pero
la .Iglesia siempre se
ha dado
cuenta
de la inconveniencia de la lectura del Antiguo Testa
mento por las
persoruis sin adecuada preparación y también siempre
ha exigido que las edicioues de la
Bibliá tengan la
debida autoriza
ción
eclesiástica, tanto
para que
el lector tenga seguridad de que
loo
·
textos
sagrados son auténticos, completos y no deformados por
las
traducciones,
como también para que estén acompañados de los
ade
cuados comentarios y explicaciones, sin los cuales podrían presen
tarse malentendidos.
La Iglesia siempre ha estado principalmente
preocupada por
la difusión del Nuevo Testamento, mientras que el
Antiguo prácticamente quedaba reservado
a
fa lectura del clero y de
los
estudiosos. De ahí que
entre los católicos no se produjera el fe
nómeno de la tan
extraordinaria inflúencia del
Antiguo Testamento,
como entre los protestantes. Incluso, cuando se extiende
la costum
bre
protestante de
la
lectura de la Biblia,
la Iglesia recuerda a los
113&
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
fieles que los cristianos debían vivir según la moral del Nuevo
Testamento
y no según la del Antiguo, .lo que expresa con claridad
el
Coru:llio de
Trento:
praecepta Veteri Testamenti sunt mortua et
mortífera, lo que .quiere decir que . ya no obligan y que a los que
quisieran observarlos podrían ser dañinos. Sin
embargo, la. Iglesia
nunca
puede permitir que
se tilde al Antiguo Testamento con el
nombre de
«libro judío», pues él cootiene una
parte de la Reve
lación (11).
Se puede suponer que en el cristianismo de los primeros siglos
la
influencia del
Antiguo Testamento era
casi nula.
Pues,
probable
mente,
sólo se leía en las
sinagogas, durante
los primeros
decenios,
cuando el cristianismo se prog~gaba casi exclusivamente entre los ju
díos dispersos en el Imperio romano. Pero, a medida que el cris
tianismo toma el carácter
de una religión universal y se extiende a
todos
los pueblos,
son las Cartas
de. los Apóstoles las que
son leídas
y comentadas con fervor y, en seguida, los Evangelios. La lectura del
Antiguo
Testamento tal vez reaparece en las comunidades cristianas
sólo cuando
viene del Oriente
el movimiento
monástico, lo
. que
ocurre al final del siglo IV. Sólo. los conventos y los monasterios
podrían permitirse el lujo de copiar íos
larguisimos textos del An
tiguo Testamento y de tener la gente dedicada a estudiarlos, y esta
situación se prolonga
pcicticaml'[lte hasta
el
final del
siglo
XV, cuan
do
se empieza a imprimir la Biblia. Esto explica el porqué de la
nula influencia del Antiguo Testamento entre los
católicos. Mien
tras
que los protestantes, tomando
la Biblia como la única fuente
de
fa Revelación y la única autoridad en materia de fe, quedan ba
jo fa profunda influencia del Antiguo Testamento, influencia no
tanto mosaizante como judaizante.
Otra causa de la judaización del protestantismo es el hecho de
que los primeros «estudiosos de las Escrituras Santas» son los judíos
o los protestantes de origen judío. Hay una analogía entre
el proce
so
de la
paganización del
cristianismo en
la época del
Renacimiento
y del proceso de su judaización en la época de la aparición del
protestantismo. Si, corno ya lo hemos visto, la
vuclta al estudio de
los clásicos de la
literatura antigua
resulta ser uno de los factores de
(11) Véase: Cardenal Faulhaber, Christentum, Judentum, Germanentttm.
1139
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
la vuelta al antiguo paganismo greco-romano, la asidua lectura del
Antiguo Testamento, introducida por el
protestantismo, provoca la
judaización del cristianismo protestante. Ahora bien, . así como los
emigrantes de
Bizanoio, ya mur paganizados, muy
a menudo soo los
maestros de los que desean estudiar las antiguas obras de la litera
tura clásica griega, del mismo modo los, emigrantes de España, es
decir los i.udíos sefardíes,
expulsados en este tierupo de
España por
los Reyes Católicos, Fernando e Isabel (1468-1516),
y que soo re
cibidos
con entusiasmo en .Memania, soo
los maestros de los que
quieren dedicarse
a
ios estudios
del Antiguo
Testamento en
hebreo.
Y así como a los emigrantes griegos de Bizancio se ofrecen las cá
tedras
en las Universidades del
idioma griego
y de la literatura
clásica
griega, a los
emigrantes judíos
de
España se ofrecen las cá
tedras del idioma
hebreo y de
la exégesis del Antiguo Testamento.
Pues los
protestantes querían
estudiar
la Biblia, especialmente el
Antiguo
Testamento, pero les falt.ban los especialistas en
esta ma
teria, pues la Iglesia, · desde hacía muchos siglos, se servía de la tra
ducción latina, llamada Vulgata, atribuida prmcipalmente a San Je
rónimo. Los protestantes aleruanes odiaban el latín, como todo lo
romano, mediterráneo, italiano;
querían estudiar el Antiguo Testa
mento en sus originailes, en anuneo y
en hebreo. Casi los únicos
especialistas en estos Jdiomas, en esta época, eran los judíos; por
eso se recurre a ellos, se les ofrece las cátedras en las Universidades.
Los marranos y los judíos soo los primeros maestros de los protes
tantes. Ellos les enseñan no solamente el idioma blblico, sino tam
bién les interpretan
fa Biblia y los inician en los estudios bíblicos
judíos: en la crítica
del texto,' de
su
originllilidad, de
su proceden
cia,
auroría, historia,
etc. Siendo los marranos y los judíos los maes
tros de
los primeros líderes del protestantismo, tenían una extraor
dinaria influencia sobre la formación «teológica» de ellos. Huelga
decir que estos
maestros no siguen la enseñanza mosaica, sino la
judaica; de
ahí que sean uno
de los factores
de la judaización del
protestantismo.
·
La
influencia
de
los maestros marranos y judíos
sobre
los pro
testantes
tenía que ser mucho más importante que la de los maestros
griego-bizantinos sobre
sus
ailumnos, pues entra aquí en juego el
1140
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
problema de la extraordinaria diferencia entre el idioma griego y
el hebreo ( o el arameo). El idioma griego exprea la mentalidad y
la
rultura griega:
la clara
y desinteresada búsqueda de la verdad,
abierta para todos. Otro
es el caso del
idioma hebreo,
el que también
refleja
la mentalidad y carácter de la cultura hebrea: ,1a iniciación
en
los misterios reservados
sólo para
algunos
privilegiadoo. En
efec
to, el idioma hebreo ( o
el arameo) es un idioma de los iniciadoo, es
misterioso.
Teniendo sólo las consonantes, no expresa
el pensamiento
plena
y claramente, sino parcial y simbólicamente; supone y exige
una iniciación.
Casi cada
palabra de este idioma puede
ser leída de
distintas
maneras;
según las
vocales que se !e agrega, en cada caso
puede expresar otra idea, otro pensamiento y tener otro
sentido.
Cuáles
vocales es preciso agregar y cómo leerlas sólo se puede
saber
por iniciación, lo que supone una ciencia esotérica, misteriosa, reser
vada sólo para los iniciados y transmitida por la Tradición. De ahí
la
autoridad de
los «estudiosos de las Escrituras Santas», como
per
sonas que conocen no solamente el id;oma hebreo ( o el arameo),
sino que también saben leer la Biblia,
escrita en este idioma.
Las monografías sobre la historia de las Universidades europeas
de
los siglos
XVI y XVII proporcionan muy interesante material infor
mativo
sobre
la presencia en ellas de emigraotes de España, marra
nos
y judíos (12).
La judaización del protestantismo es también efecto de la pre
sencia de una cantidad importante de judíos en las
comunidades pro
testantes convertidos a.J protestantismo. Es un hecho muy destacable
que, precisamente al mismo tiempo que aparece el protestantismo, muchos
judíos se
convierten
:d cristianismo protestante, engordando
sus ftilas.
B1 carácter masivo
de estas conversiones justifica
las dudas
sobre
la sinceridad de ellas y la sospecha de que no se trata de pura
coincidencia. Es curioso_ que estas «conversiones.» masivas ocurren
precisamente pocoo años antes de la rebelión .de Lutero e inmediata
mente después de ella (13). Estos judlos, recién
convertidoo, en
trando
en masa en la Iglesia, introducen en ella sus costumbres, sus
(12) Véase: Karl Eschweiler, Die Philosophie Jer spanis,hen Spau
cholastik a.uf den Deutschen Universit;Jten des siebzehnten Jahrh11nderts, 1928.
(13) Véase: Tharaud, Histoire des ftúfs.
1141
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
tradiciones, su mentalidad. Esta gran masa d,, conversos no podía
ser inmediatamente asimilada por el ambiente cristiano, y más aún
si se tiene en cnenta la profunda crisis por la cual pasa la Iglesia
en esta época, a raíz del
Renacimiento y
de la vuelta de muchos
al paganismo,. Estos
neófitos, de inmediato manifiestan, en el seno
de la Iglesia,
afán de
reformas, de cambio y, ante todo, de vnelta
al Antiguo Testamento. De esta masa de neófitos
salen los
prin
cipales líderes del protestantismo,
especialmente en
el campo de la
teología y de la exégesis de la Biblia. Por
esta razón
se puede
sospe,,
char que el mismo protestantismo, como reforma y como rebelión
contra Roma, es, hasta cierto punto, una manifestación del afán de
adaptación del cristianismo al judaísmo que espontáneamente sale de las filas de los neófitos, pues ellos
constituyen, en
esta época,
dentro de
la Iglesia,
un elemento
cu:lturalmente muy
distinto. Desde
este punto de vista se puede considerar el protestantismo
co,:no un
judaísmo
no completamente «digerido» por el cristianismo.
Que el protestantismo, hasta cierto punto, es un cristianismo
juda,izado se confirma por el hecho innegable de que son d pro-
testantismo,
desde su aparición,
casi todas las conversiones de judíos,
especialmente las masivas, lo que es muy comprensible, pues la vida
de un judío que se convierta
al protestantismo
poco cambia.
Prácti
camente, entrando en fa comunidad protestante~ un converso judío
se encuentra entre los suyos y, al mismo tiempo, sale del «ghetto»
y entra en
la sociedad cristiana, sacando todas fas ventajas de este
hecho.
Por otra parte, es
bien conocida
la simpatía que las sectas
protestantes gozan
entre •los judíos.
Estas conversiones de
,[os judíos
que abrazaron el protestantismo
en distintas ocasiones también explican el porqué del relativamente
pequeño porcentaje de judíos en las sociedades protestantes,
pues en
las
estadísticas
ellos fignran
como protestantes,
mientras en
realidad
siguen sierido judíos, conservando su CW.tura, su sentimiento nacio
nal y, inuy a menudo, también su fidelidad al judaísmo.
Esto
explica también,
al menos paroialrnente, el fenómeno de la
judaización. de la cu:ltura de las sociedades protestantes.
En las so
ciedades católicas, a
pesar de
su gran cantidad numérica, los judíos
tienen muy poca influencia sobre la culrura y las costumbres, pues
1142
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
presionan sólo desde fuera, mientras que en las sociedades protes
tantes esta presión se
efectúa dentro de la misma sociedad. En las
sociedades protestantes los judíos constituyen un elemento integrado,
asimilado, esencial,
característico. El
cristianismo protestante es ju
daizado
no, solamente por la asimilación de las ideas judías, sino
también por la asimilación de los elementos biológicos judíos, de
la raza judía. Completamente distinto es el problema de la permanente
pre
sencia
dentro
del cristianismo
de los así llamados
«judaizante,:» (tér
mino latino). Este movimiento
se manifiesta
dentro de la Iglesia
desde los
primeroo días
de
la existencia del cristianismo, lo que
consta en varias
Cartas de los Apóstoles y en los Hechos dé lm
Apóstoles. Los «judaizantes» son auténticos cristianos, en la mayoría
de los casos de origen judío, que consideran la previa conversión
de
un pagano al mosaísmo como condición indispensable para su
posterior conversión al cristianismo. Según ellos, un pagano puede
entrar en la Iglesia sólo pasando
por la sinagoga. Prácticamente exi
gían, antes
del bautismo, la circuncisión. Esta actitud, muchísimas
veces condenada por los mismos Apóstoles,
especia:lmente por
San
Pablo, reaparece a lo largo de la historia
de. la
Iglesia, pero ya no
como exigencia del previo paso por
el mosaísmo, sino por el judaís
mo. Más todavía, desde los tiempos del protestantismo, los
«judai
zantes» presentan sus exigencias en. una nueva forma, a saber, que el
·cristianismo, según ellos, no es W1a_ religión nueva, fundada por
Cristo, sino el pleno desarrollo de la antigua religión judía, la de Abraham
y de Moisés, que es la plenitud del judaísmo. Los «judai
zantes>>, siempre presentes en la Iglesia, dentro del protestao.tismo
encontraron condiciones muy favorables para su actividad y manifies
tan su actitud
ante todo
en
la teología protestante. Algunas sectas
protestantes casi se identifican con
los «judaizanter>> y la práctica
de fa circuncisión la consideran como el signo externo de esta acti
tud. De ahí que pretendan imponer esta práctica incluso a los demás
e incluso contra la
vrountad de loo padres, circuncidando en los hoo
pitales
a los ñiños
recién nacidos
sin
el conocimiento de sus padres,
lo que ocurre actua:lmente con frecuencia en los Estados Unidos y
en Inglaterra.
1143
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
La judaización del protestantismo se debe también en algunos
casos
a la
imprudente
enseñanza de
la religión cristiana.
Me refiero
aqui al caso de no hacer distinción entre la historia de la Revelación
y la historia del pueblo judío. Es evidente que los que enseñan la
religión cristiana rienen que tomar en cuenta la historia del pueblo
al
cual la Revelación está dada, pero la historia. del pueblo judío
no debería
ser confundida
o identificada con
la historia. de la Re
velación. Desgraciadamente,
eso ocurre
muy amenudo, y los niños,
que reciben esta enseñanza tan confusa, careciendo toda.vía no sola
mente de la madurez intelectual, sino también de los indispensab!es
conocimientos históricos, quedan, a veces para
toda la vida,
bajo la
influencia
de esta enseñanza, confundiendo
para siempre la historia
de la Revelación con la historia del pueblo judío,
identifipndo lo
tmo con
lo otro, lo que les predispone a
las futuras
simpatías en
favor de los «iudaizanteJ'>>. Más todavía si eso ocurre no solamente
por falta de prudencia por parte de los catequistas, sino también
por
fa actitud con,¡,:iente de ellos, cuando los mismos, siendo de
origen
judío, o
de
tendencias de
los
«¡,,daizantes>>, lo hacen a sa
biendas y con el propósito de judaizar al máximo el cristianismo. El pueblo
aiemán, adaptando
en su vida un cristianismo
pro
testante,
es decir judaizado,
encontró en
él lo que le
gustaba, pues
éste estimulaba una de las antiguas pasiones germánicas, tal vez la
peor de todas, la libido dominandi. Judaizándose, por el protestan
tismo,
·los alemanes encontraron la justificación de esta pasión, que
les
autorizaba, por motivos
bíblicos, a
sentirse predestinados a ser
un nuevo «pueblo escogido»
para dominar
al mundo y gobernar a
todos los demás. En el protestantismo hay no
solamente la primacía del Antiguo
Testamento sobre el Nuevo,
sino también la primacía de lo judaico
sobre lo cristiano. Tal
vez esto
podría explicar el odio del protestan
tismo contra Roma, contra la
Rom~ Mterna, pues solamente los
judíos tienen razones para odiarla; para odiar a
la Roma antigua,
la del Imperio romano, que destruyó el Estado judío y el Templo,
condenandc, a
este pueblo a vivir en la
diáspe>ra, y
a
la Roma cris
tiana, la de
'los Papas,
como un doloroso testimonio de la Verdad y
un permanente
reproche para
la
conciencia judía por
el crimen del
Deicidio.
1144
Fundaci\363n Speiro
POB.
MIGUEL PORADOWSKI
4. El protestantismo, oomo judaizaioión del cristimtlsmo
Cuando se reprocha al protestantismo la judaización del cristia
nismo, ante todo conviene aclarar qué se entiende por
judaísmo. Sin
embargo, los
límites del presente ensayo no permiten hacer aquí
un análisis
más detallado del judaísmo y, por eso, sólo nos limitamos
a recordar, primero, la diferencia entre el judaísmo y el mosaísmo,
en seguida señalar a1gunos elementos judaicos y lll()6aicos presentes
en
el protestantismo, como también demostrar que en
el protestan
tismo
lo judaico predomina sobre lo cristiano
y, al fin, explicar
de ,:qué manera el protestantismo se judaizó.
¿Cuál es, pues, la diferencia entre el judaísmo y el mosaísmo?
Por el
mosaísmo entend.ernos aquí la religión revelada, es decir
comunicada a la humanidad por Dios,
por intermedio de los diri
gentes del pueblo judío y especialmente por intermedio de Moisés ( de
ahí su
nombre: el mosaísmo).
Lo esencial en el mosaísmo es
que sus conocimientos sobre Dios (la. teología) y también
sus pre
ceptos de
la vida moral (la
ética) son
expresa
y categórica.mente
comunicados por Dios.
Parece que
al principio esta religión revelada era practicada sólo
por los judíos, el «pueblo escogido» por Dios precisamente
para
este fin, es decir, para recibir y practicar esta religión verdadera,
revelada
por el mismo Dios. El contenido de esta Revelación co
munica al hombre no sólo la verdad respecto a Dios, como un Ser
Supremo y Unico, Creador y Señor de todo · el universo, sino tam
bién lo referente al comienzo de la vida del hombre en la tierra, su
1119
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
creación directa por Dios, su caída por el pecado original y, ante
todo,
la promesa de su Redención por el anunciado Mesias. De ahí
que
la vida del pueblo judio, en comparación con los otros pueblos,
todos paganos, tiene un sentido especial,
excepcional, pues
tiene
u.na misión·, vive de la esperanza, de su vocación, con el permanente
contacto con Dios, bajo su mirada, en continua espera de la llegada
del Mesias.
Muchas de estas ideas, poco a
poco, llegan al conoci
miento también de
otros pueblos, de manera que, durante largos
siglos,
el mosaísmo prepara a toda
la humanidad para la llegada
del Mesías-Redentor, quien debía salvar a
toda la
ihumanidad, en
señarla sobre Dios e indicarle
el camino
a la felicidad eterna. El
mosaísmo, pues, es nna religión revelada por Dios, viene desde
arriba, desde el Cielo; es una obra divina y no humana, mientras
qne el judaísmo es una religión judia, siendo sinresis de las creencias
del
puebl¿ judío,
duraute
siglos elaborada
por el mismo pueblo ju
dío. Por tanto,
el judaísmo es una obra humana, es un producto de
la mentalidad judía, de su historia,· de sus experieocias
y vivencias
a lo largo
de los siglos, como una 1parte de la cultura judía y como
ta'! es una religión
tribal
y después nacional. Incluso el judaísmo
es algo
más que
una religión, pues es también
la cosmovisión judla
(Weltansch"11tmg} y, 'fundada sobre esta cosmovisión, es la civili
zación judía.
La civilización judía está vinculada con la religión
judía, con
el judaísmo Clo que no excluye la presencia también de
la influencia mosaica), siendo una civilización sacra!. El judaísmo
es
la religión judía pagana.
El mosaísmo, como otras religiones, ha tenido
gran influencia
sobre el desarrollo del
judaísmo. En efecto, el judaísmo asimiló mu
chos elementos del
mosaísmo, pero nunca se identificó con él; al
contrario, siempre estuvo y está en permanente conflicto con él. Los
judíos siempre confesabau ambas religiones: unos se identificabau
más con
el judaísmo, mientras que los otros con el mosaísmo. Hubo
períodos durante los
cuales el mosaísmo se imponía en el pueblo
judio,
· pero también hubo otros en que ocurría lo contrario, es decir,
cuaudo
el
judaísmo
se imponía, esforzándose por asimilar el ¡no
saísmo, transformándolo en una religión. tribal, quitándole su ca
rácter monoteísta
y reduciéndolo a la monolatría. Nunca lo alcanzó,
1120
Fundaci\363n Speiro
SOCIOWGIA DEL PROTESTANTISMO
porque el mosaísmo recibía permanentemente una ayuda y defensa
de parte de Dios, por intermedio de los profetas
(Moisés es
uno de
ellos).
La Divina Providencia velaba sobre la pureza de la Revela
ción
y la autenticidad de la
,fe, inspirando a los santos varones, los
profetas.
Además, por intermedio de ellos, la Divina Providencia
completaba la
Revelación, poco
a poco, dosificándola didácticamente
durante los siglos y preparando al «pueblo escogido» a la llegada
del Mesías y al
recibimiento, por
intermedio de El, de la plenitud
de la Revelación, en la misma persona de Jesucristo.
Pero durante todo el tiempo de la Antigna
Alianza se está li
brando una dura ludia entre el mosaísmo y el judaísmo,, entre el
monoteísmo
y la monolatría. El judaísmo se esfuerza en interpretar
las ideas y los dogmas del mosaísmo según los intereses temporales,
contingentes e históricos del pueblo
judío. Como un ejemplo muy
elocuente, se puede mencionar el caso de
la idea-dogma del
Mesías.
El Mesías del mosaísmo -anunciado como Hijo del Hombre y como el Hijo de
Dios, como
una persona
individua:!, un
descendiente de
la estirpe real de David, que
nacerá de la Virgen y que con sus
sufrimientos. y
pasión redimirá a toda la humanidad-, bajo la in
fluencia del judaísmo
y dentro de su interpretación, se transformará,
primero, en un líder político y déspués, íncluso, en un-a persona
colectiva, moral, pues se identificará con el mismo pueblo judío.
Cuando, por fin, viene Cristo, sólo una parte del pueblo
judío sigue
confesando
la auténtica fe mosaica,
mientras que la mayoría de la
población es judaica. Incluso entre los mosaístas predomina una
falsa idea del Mesías, como consta de
las opiniones al respecto de
los
mismos discípulos de Cristo. «¿Acaso es
ahora que
vas a
liberar
a Israel?», con frecuencia le preguntan a Cristo sus discípu105, siem~
pre pensando en una liberación política de la doo,jnación romana.
Este hecho ( el
de la falsificación del
mosaísmo por el judaísmo) ex
plica la enemiga
actitud de
una parte del pueblo
judío frente
a Cris
to; no lo entendían, lo encontraban extraño, incomprensible, pues
no correspondía a la idea que ellos se formaron sobre la persona del
Mesías, y por eso lo crucificaron. El Antiguo Testamento es un libro religioso, sagrado, pues con
tiene una importante parte de la Revelación.
Está. escrito
por los
1121
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
autores inspirados por Dioo. Sin embargo, estos autores nos comu
nican no solamente los
mismos
preceptos divinos,
no
solamente las
ideas básicas del mosaísmo, las prescripciones morales y todo lo re
lacionado con el culto, sino al mismo tiempo
también describen la
vida diaria de la gente a la cual esta religión revelada es _dada. Pues
bien,
la
vida del pueblo
jud!o no
siempre
y no en todo correspon
de
11 los principios de la fe revelada, no solamente por la sencilla
razón que
esta gente confiesa también otras religiones, especial
mente el judaísmo, como ya lo
hemos visto,
sino
también porque
los
judíos -igual
como ocurre con otros pueblos, incluso con no
sotros,
fos cristianos-
no siempre, en su
vida. diaria,
son
comple~
lamente
fieles
a su fe. El
pueblo judío
ha
recibido la
Revelación;
sabia, pues, cuál es la voluntad de Dios y cómo debería comportarse,
pero no siempre respetaba esta voluntad divina. El mismo Antiguo
Testamento, describiendo la vida del pueblo judío,
nos proporciona
los
elatos concretos
y
los testimonios,
de
los cuales
consta que sola
mente una
parte del pueblo judío respetaba los preceptos de la reli
gión
revelada, mientras
que
los demás cayeron
en un. formalismo,
con el
cual tranquilizaban
sus conciencias.
Además, el
Antiguo
Tes
támento nos describe
no solamente a los que
vivían según las
exi
gencias
del mosaísmo, sino
también a los que guardaban los prin
cipios del judaísmo; de hecho, pues, contiene ambas religiones mez cladas, hasta el punto de que no todos
los lectores
de la Biblia están
en condiciones de distinguirlas;
de ahí que, para un lector común
y corriente, no todo lo que
hay en
el Antiguo Testamento es edi
ficante.
El Antiguo T estamenro, siendo un libro religioso que contiene
una importante
parte de
la Revelación,
es una
fuente singular de
los conocimientos humanos sobre Dios
y por esta razón el cristia
nismo
lo reconoce como un libro suyo.
Además, este
libro «intro
duce» al Nuevo Testamento. Sin el Antiguo Testamento muchos
dogmas de
la fe cristiana serían incomprensibles. El Antiguo Testa
mento no solamente preparaba a los judíos para la llegada de Cristo,
sino que también
prepara a todos los hombres de
todos
los tiempos.
El
protestantismo da la prioridad al Antiguo Testamento frente
al
Nuevo. En el protestantismo predominan las ideas, principios
1122
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
y el «espíritu>> del Antiguo Testamento sobre el Nuevo y en este
hecho vemos
la judaización
del
cris.tian.ismo por
el protestantismo,
Veamos algunos
ejemplos ilustrativos.
En
la teología protestante predomina el concepto de Dios según
el Antiguo Testamento. Dios cristiano, Dios-Padre de todos los
hombres, misericordioso, tierno, cordial, cercano del hombre; Dios
Amor, que quiere al hombre y espera el amor humano, que crea al
hombre por el amor y para el amor. Dios-Hermano, Jesucristo, uno
de los hombres, quien se acerca al hombre hasta el extremo por la
Eru:arnación y por
la Eucaristía, haciéndose el alimento del hombre,
en el protestantismo toma de nuevo, como en el judaísmo, el aspecto
de un Dios judío, \In Jehová inaccesible, lejano; un Legislador se
vero y un
Juez terrible,
y,
anre todo,
un Dios tribal (pues los
pro
testantes,
como los judíos, muy a menudo confunden el monoteísmo
de Moisés
con la
monolatrla pagana del pueblo judío, ya que
ambas
religiones están, de hecho, mezcladas en el Antiguo Testamento),
Protector sólo de su «pueblo escogido» y preocupado por la
feli
cidad temporal sólo de su pueblo, protegiéndolo de sus enemigos, de
los infortunios, de las calamidades, y apoyándolo en sus conquistas
temporales, históricas, incluso en las no siempre justas,
honestas y
morales. Los soldados
alemanes, llevados por el protestantismo
a
asimilar
el judaico
concepto de Dios, van. a poner en los broches de
sus cinturones
la inscripción
«Gott mit uns», pensando en un Dios
tribal, un Dios pagano de la monolatría, a
la cual reducen el cristia
nismo.
La aceptación por el protestantismo del judaico concepto de Dios
trae consigo, también, la asimilación de la actitud judaica frente a
Dios. Desaparece la anterior actitud, profundamente cristiana, -sen
cilla, cordial, desinteresada, «infantib>, llena de confianza y amor.
La reemplaza el respeto frío, el temor y, ante todo, una rela
ción «comercial»
calculada. Si
Dios es el Ser Supremo, el Señor y
Dueño del mundo, el Todopoderoso, conviene estar con El, servirle
por
la recompensa, la que viene en forma de sus bendiciones, de
asegurada prosperidad y el éxito terrenal, temporal. En la prospe
ridad económica en el bienestar y en la riqueza, el protestantismo
1123
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
( el calvinismo) ve la pru~ de la bendición divina, la protección
y la «elección» por Dios, exactamente como el judaísmo.
Otra manifestación de
la judaización del cristianismo por el pro
testantismo la constituye el
rechazo de la 'institución del sacerdocio.
Históricamente
el protestantismo rechaza el sacerdocio de Cristo por
la ruptura con Roma, es decir con romper el entroncamiento con la
jerarquía eclesiástica. Pero esto no explica todavía el porqué de la
desaparición completa del sacerdocio en el procestantismo, pues,
rompiendo con Roma y con la continuación del sacerdocio de Cristo
y de fos Apóstoles, el protestantismo podría conservar la institu
ción sociológica del sacerdocio (lo que
ha ocurrido en el anglica
nismo), mientras
que
él rechaza la misma institución del sacer
docio
cotno tal, reemplazándola con la institución de .los «pastores»,
la
que es casi igual a la de
los rabinos en el judaísmo.
Desde el
punto de vista sociológico, lo esencial en la institución
del sacerdocio es
que la sociedad aparta un grupo de personas con
la finalidad
propia y exclusiva de interceder por ella ·ante Dioo. La
persona
que pertenece a este grupo está
«consagrada», según
un
rito prescrito,
para subrayar su carácter singular. El
concepto de
la
«consagración», como un acto por el cual una persona o un objeto
está dedicado exclusivamente al culto, a servir a Dios, se encuentra
en casi todas las religiones. El sacerdote es una persona «consagra
da», es decir excluida de
la vida profana y dedicada exclusivmente
al papel de
intermediario entre
la sociedad
y Dios, fo que cumple
por la oración
y la ofrenda-sacrificio.
La
institución del
sacerdocio, conocida
por casi
todas las reli
giones, incluido
el
masaísmo, solamente en el cristianismo llega a
su pleno y verdadero siguificado. El
Sacerdote, en
la plenitud de la
palabra, el único Sumo
y Eterno Sacerdote, como un perfecto in
termediario entre la humanidad entera
y Dios, es Jesucristo. El,
uniendo en su persona el papel de la
vlctima-ofrerula con
el de vic
timario-sacrificador, en el
altar de la
Cruz, presenta
a
Dioo la
única
ofrenda verdadera
y plenamente efectiva, redimieodo con su sangre
a toda la humanidad, de una vez para siempre.
la instituci6n mooaica del sacerdocio del Antiguo Testamento
es la figura, el símbolo
y el aouncio del sacerdocio de Cristo, como
1124
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
lo es también el sacerdocio de Melquisedec. Cristo, instituyendo du
ran!e la
Ultima
Cena la Eucaristía, como un perpetuo sacrificio, en
el
cual se perpetúa su sacrificio en la Cruz, al mismo tiempo insti
tuyó el nuevo sacerdocio, como participación en el suyo. Es el mismo
Cristo quien -misteriosammte presente en la Iglesia, en cada sa
crificio de la Santa Misa, sirviéndose de la persona del sacerdote sacrificante que por la ordenación
recibida esta
entroncado en el
sacerdocio de Cristo-- convierte
el pan y el vino en su cuerpo y su
sangre.
Ca.da Santa Misa no es un nuevo sacrificio, ni la repetición
de
la Ultima Cena, sino su continuación, su perpetuación, simbo
lizada
,en el
milagro de la multiplicación de los panes, que ya, en la
Eucaristía, no son solamente el alimento del cuerpo, sino ante todo
el alimento del alma, siendo misteriosamente transformados en el
Cuerpo de Cristo.
Según el cristianismo, el hombre no puede salvarse exclusiva
mente
con sus propias fuerzas, no puede vivir plenamente la fe y
modular su personalidad a imagen de la de Cristo sin la aiyuda de
Cristo, es
_ decir
sin
la Gracia, la cual Dios se la proporciona por los
sacramenros.
Los sacerdores, injertados por la ordenación en el sa
cerdocio de Cristo, son distribuidores
de los sacramentos y, con ellos,
de la Gracia. La función intermediaria del sacerdocio cristiano entre
el hombre y
Dios es, _pues, muy distinta de la de otras religiones.
Siendo el sacerdocio lo
esencial en
el cristianismo, no hay cristía
nismo sin sacerdocio de Cristo.
'El judaísmo no conoce la institución del sacerdocio, pues los
rabinos no son sacerdotes, sino los «doctos en las Escrituras», o más
bien los especialistas, los peritoo en la legislación mosaica y tradi
cional judía, es decir
loo expertoo en la Tora y en el 'Ilalmud. La
institución
mosaica del sacerdocio se terminó con la llegada del
Sumo Sacerdote Jesucristo y
con su sacrificio en la Cruz. Después
del
sacrificio de
la Cruz perdieron su significado los sacrificios en
el Templo, y es muy significativo que, una vez destruido el Templo,
los
judíoo nunca
se
preocuparon de
reedificarlo o de
continuar sus
ritos en otro lugar. Ya no--tienen más ni el Templof ni sacrificios,
ni
sacerdotes activos;
sólo tienen
las. -. sinagogas y los rabinos, pero
las sinagogas no son temploo y loo rabinos no tienen nada que ver
1125
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
con el sacerdocio. En el judaísmo cada uno es su propio «sacerdote»
y prácticamente algunas funciones sacerdotales las cumplen los pa
dres
de
la familia,
presidiendo las
oraciones y algunos ritos tradi
cionales.
El protestantismo abandonó el sacerdocio de Cristo (salvo al
gunas sectas), pues prescindió del sacrificio de la Santa Misa. Al
gunas sectas protestantes conservaron· algo al respecto, pero sus cere
monias y celebraciones no tienen carácter de sacrificio, sino de me
morial de la Ultima Cena,· donde se coomemo-ra este histórico even~
to. El protestantismo también prescindió de la Gracia y, por ende,
de los sacramentos (prácticamente guardando sólo el bautismo), pues
considera que el hombre no se salva por sus acciones y su vida
lle
vada
en el estado de Gracia, sino por
.fa fe. No teniendo el sacrifi
cio
y no preocupándose por la Gracia, el protestantismo no necesita
al
sacerdocio.
En su lugar introduce la institución de los «pastores»,
muy semejante, como se ha
dicho, a
la institución judaica de los ra
binos. El pastor es solamente una persona instruida,
algo más que
otras, en los conocimientos de la moral, a
base de
la Biblia. No
hay
ninguna diferencia esencial ientre el papel del pastor y el del ra
bino
en sus respectivas comunidades religiosas.
Junto con el
reohazo del
sacerdocio vino también el rechazo
de
la Iglesia. Las Iglesias protestantes, fuera del término «Iglesia»,
no tienen nada de común con
la Iglesia como institución jur!dico-re
Iigioso-m!stica.
Las Iglesias protestantes son solamente «comunida
des
religiosas» o
agrupaciones de ellas, es decir organizaciones o
asociaciones religiosas,
mientras que
la Iglesia Católica se considera
como
una institución, de origen
divino, siendo
fundada por
Cristo,
indispensable
y absolutamente necesaria para mediar entre los hom
bres
y Dios, y cnmple esta misión precisamente por el sacerdocio de
Cristo, que le es intrínseco, de manera que
«fuera de
la Iglesia no
hay salvación»
posible.
En
el protestantismo la relación entre hombre
y Dios es indi
vidual
y directa, mientras que en el catolicismo, es decir en la Igle
sia Católica, esta relación es
«sociab> e
indirecta, pues sólo por in
termedio ·de la Iglesia, concebida no solamente como una «comu
nidad dé los fieles», sino ante todo como el Cuerpo M!stico de
1116
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
Cristo, del cual los fieles, es decir los bautizados, son miembros, y
del
CWL! sólo una pequeña parte es visible, la que constituye la
«Iglesia Militante», mientras que las
otras partes de ella, las invisi
bles, pero principales, son la «Iglesia triunfante» en el Cielo, enca
bezada por Cristo mismo y compuesta por la Santísima Virgen y
los innumerables {según el Apocalipsis) Santos y la «Iglesia su
friente» en el Purgatorio. El protestantismo, al reducir
la misteriosa realidad de la Iglesia
sólo a
la «comunidad de los fieles», una comunidad de
fe y de cuJ.
to, se asemeja a la sinagoga del judaísmo.
También
la ética ¡;rotestante contiene muchos elementos judai
cos.
Del judaísmo viene el principio de la «doble moralidad»; una
moralidad en las relaciones con sus: correligionarios y otra con los
demás. A pesar de que no son tan extremados al respecto como los
judíos, los protestantes distinguen entre los correligionarios y los
que no lo son, y si en las relaciones con los suyos demuestran una
moralidad muy severa y escrupulosa, en las relaciones con los de'
más poco se preocupan por las exigencias del Decálogo y del Evan
gelio. Bl principio típicamente judaico de que «el fin justifica los
medios» también pasó al protestantismo ya eo los
tiempos de
Lu
tero ( 1).
Según el judaísmo, moralmente es bueno todo lo que
sirve al bien del
pueblo judío,
pues este pueblo es uo «pueblo es
cogido» por Dios y en
consecoencia es
uo «pueblo santo». La cruel
exterminación de varios pueblos, habitantes de
la «tierra prometida»,
con ocasión de la
ocupación de
estos terrenos por el
«pueblo esco
gido»
bajo
la dirección de Josué, encontró plena justificación en las
descripciones de
la Biblia. La aceptación de este principio por los
pueblos protestaotes viene juoto
con la
asimilación
por ellos de la
idea del
«pueblo escogido».
Es sabido que lo más típico en la moral judaica es el forma
lismo.
Eso es también lo que Cristo especialmente reprocha a los
judíos de su tiempo.
Los Evangelios están lleoos de ejemplos con-
(1) Véase, al respecto, lo's Sermones de Lutero; Maritain, en Trois refor
mateurs, op. ~it., cita muchos ejemplos.,
1127
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
cretos del recha20 del formalismo fariseo por Cristo, según el cual
el cumplimiento exterior de los preceptos era lo único que impor
taba (2). Esta actitud
pasa al protestantismo y se manifiesta espe
cialmente en el puritanismo (3), en el
cual los elementos judíos son
muy
evidentes.
También por intermedio del protestantismo
pasó a la sociedad
cristiana el concepto judaico del trabajo como maldición o castigo de
Dioo, algo
como
md/11m necessari11m. I!l concepto cristiano del
trabajo, ya
elaborado en
la
temprana Edad Media,
como acción llena
de dignidad, pues facilita al hombre su propio desarrollo, compro
metiendo
sus capacidades y facultades físicas y espirituales; como
acción asociada con la oración (
ora et labora), pues también glori
fica a
Dioo; como
acción en
la cual el cristiano ve su cousciente par
ticipación
en la obra creadora
de Dios, en el protestantismo está
abandonada, pues el protestantismo, oto
bajo como
consecuencia del pecado original
y como
castigo de Dios.
En vez de buscar por el trabajo el perfeccionamiento del hombre,
se
empieza a
buscar el
enriquecimiento y el bienestar, con lo
cual el
protestantismo coutribuye al nacimiento del capitalismo y del materia
lismo
práctico, económico.
Dentro de la sociedad protestante
aparece
nn nuevo ideal: el hombre económico, «ho·mo oeconomicil.r>>; el hom
bre dedicado al enriquecimiento, a la acumulación de los bienes eco
nómicos,
especialmente a la acumulación del dinero. Como los
judioo
en
el desierto en los tiempos de Moisés, los
paganizadoo y
judaizados
pueblos protestantes
empiezan a
adorar
el oro,
símbolo de la riqueza y
del bienestar. El culto del dinero, tan caracteristico
para los judios ( 4),
(2) El judaísmo confunde la norma moral con la norma. jurídica e
incluso llega,
en el
Talmud, a identificarlas, d_e
ahí vi~e el minucioso
formalismo ético y la casuística.
(3) El puritanismo es un fenómeno muy complicado y, fuera del pro
testantismo ,tiene también otras raí~. Véase: · Barcker, The NaüonaJ Chtt
ra&tet',
(4) Karl Marx, nacido en una familia rabínica, en su ensayo Zur /uden
frage, escribe: «Welches ist der weltliche Kultus des Juden? Der Schacher. Wel
ches ist sein weltlicher Gott? Das Geld. Das Geld ist der eifrige-Gott Israels,
vor welchem kein anderer Gott bestehen darf.-Das Geld erniedrigt alle
1128
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PIWTESTANTISMO
pasa a las sociedades protestantes y lleva a la
El síntoma más importante, por
sus
consecuencias, de
la judai
zación del pueblo
alemán por
el
protestantismo ,es la
asimilación del
concepto
del «pueblo escogido» (
6).
En general no se aprecia
. adecuadamente
el
papel de la Biblia
en la formación de
las naciones
europeas. Sin embargo, la Biblia
es el primer libro en el
cual aparece en una forma elocuente el con
cepto de
nación. El pueblo judío,
el protagonista principal de los
acontecimientos relatados
por la Biblia, segón el testimonio bíblico,
es una
nación en
el pleno
sentido de
esta palabra. En todos los re
latos bíblicos, el pueblo judío está presentado no solamente como
una comunidad tribal
y racial, lo que esta allí frecuentemente su
brayado,
sino
también como una . comunidad
histórica, es decir como
sujeto de la historia.
Además, los
judíos
forman una
comunidad
Gotter des Menschen ~und . verwandelt sie in eine W a.re. Das Geld ist der
allgemeine,
für sich selbst konstituierte W ert aller Dinge. Es hat daher
die ganze W elt, die Menschenwelt wie die Natur, ihres eigentümlichen
Wert,s beraubt Das Geld ist das dem Mooschen entfremdete Wesen sei
ner Arbeit und seines Daseins, und dies fremde W esen beher.rscht ihn,
und
er
betet es an. Der Gott der Ju.deo. hat sii.ch verwcltlicht, er ist zum
Weltgott geworden. Der W e'Chsel ist der wirlcliche Gott des Juden. Sein
Gott its nur der illusorische Wechsel.» Fischer Taschenbuch Verlag, Frank
furt am Main, 1972, pág. 57.
( 5) Las obras que destacan la influencia del protestantismo sobre el
nacimiento del
capitalismo moderno son muy
abundantes. Se empieza. · con
el estudio de Max Weber, Die protestanlische Ethik und Geist des Kapi
talismus,
y con los trabajos de Wemer Sombart, Der- mdderne Kapitalis
mus
(1902-3), Die Juden 11nd das Wirtschafts/eben (1911) y Der Bonr
geoi.I
(1913); los siguen: Ernst Troeltsch, Die Bede11t11ng des Prole.rtantismus
für
die Entstebung der moderne Welt (1911); R. H. Tawney, Religion and
the rise uf Capitalism (1926), con muy abundante bibliografía; George
O'Brien, An es-say on the economk effects of the Reforma/ion (1944); P.
Bemard,
Protestantisme et Capitalisme (1970); son las obras más impor
tantes sobre el tema.
(6) Véase, al respecto, la
obra de
H. G. Wells, The Fate of Romo
Sapiens. Recordemos que Wells pertenecía a Godless Society. El autor destaca
también la
judaización de Inglaterra por
la lectura de
Ja Biblia ( el ca
pítulo The Jewish influence).
1129
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
cultura:! y religiosa personificada ( una persona moral), con un pro
fundo sentido de la responsabilidad colectiva frente
a Dios y a su
propio destino. El
¡meblo b!blico,
judío,
desde su
más remota anti
güedad, tiene consciencia de su: unidad y de las diferencias entre
él y los otros. pueblos. Existe también el sentido de la unidad de las
generaciones
pasadas, presentes y futuras, vinculadas entre sí por la
común responsabilidad en
el cumplimiento de su misión histórica,
encomendada por
Dios, una misión mesiánica.
Como
Wla entidad
histórica, recibe de Dios bendiciones
y castigos. Parece que nunca en
la historia antigua se da un
concepto tan
claro e indiscutible de
la
nación como lo es el caso del pueblo judío.
Desde el punto de vista sociológico, hay que .reconocer que el
pueblo judío es una nación por excelencia. Y es ante todo por la
influencia de
la imagen ,bíblica de esta nación por
fo que los pueblos
europeos se
transforman en
las naciones. Cuando el cristianismo llega
a los pueblos de Europa, la Iglesia empieza su
!abo< educadora y
el .clero, en sus e_nseñanzas, usará con frecuencia _los textos bíblicos
que hablan de la nación judía. Antes de que estos pueblos adquie
ran el carácter de personas jurídicas, como sujetos de la ley, se hacen
persooas
morales, como
sujetos de
la responsabilidad
ante Dios,
y
este proceso de la «personificación» se presenta como uno de los
factores de la
maduración de
los pueblos en las naciones. La pru
dente
,lectura de Ja Biblia,
introducida por la Iglesia, contribuye a
la transformación de
loo puebloo cristianos
en naciones,
pero una
imprudente asimilación de los conceptos e imagenes
bíbliC06, prac
ticada
por el protestantismo, termina con
la aceptación
por los pue
blos protestantes del
judaico concepto
del
«pueblo escogido».
Los judíos aparecen en la Biblia como un pueblo escogido por
Dios entre los pueblos paganos
para conservar y preservar de cual
quier deterioro la Revelación y, ante todo, para que de ellos salga
el prometido Mesías, el Redentor de toda la humanidad.
De esta
manera los judíos han recibido de Dios una misión religiosa, en
favor de
toda la
familia humana,
y para esta misión fueron esco
gidos de entre todos los pueblos descendientes de Adán y Eva, la primera
pareja humana.
Esta misión se
terminó con la llegada de
Jesucristo
y con la realización por El de la redención en la Cruz.
1130
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
La idea del «pueblo escogido» aparece a lo largo de la Biblia
de una manera extraordinariamente sugestiva e inipresionante, lo
que hace que no solamente loo mismos judíos quedaron P"f" siem
pre impregnados durante toda su historia por ella, sino que, también
otros pueblos, asiduos lectores de la Biblia, la apliquen a sí mismos,
sea por la vía de la analogía, sea por considerarse, a su vez, esco
gidos por la Providencia p
Como el
protestantismo otorgaba a la lectura
del Antiguo Testamento mayor importancia que a
la lectura del
Nuevo ---contrariamente ,al catolicismo---, la influencia. de la idea
bíblica del «pueblo escogido» se notaba mucho más entre los pueblos
protestantes que en
loo cat6licoo.
Pero
hay _también otro aspecto de este problema, a
saber :
la
enorme diferencia entre las ideas mesiánicas
del «pueblo, escogido»
mosaica
y judaica. La idea mosaica del «pueblo escogido», relativa
al Mesías, con toda claridad
y evidencia se refiere a la persona
individual, concreta; y, poco a poco, especialmente en los escritos
de los profetas, la individualiza y hasta identifica con el futuro
descendiente de la farnila real de David, presentando muy detalla
damente ( especialmente es el
caso de
!salas) su vida, su carácter,
sus obras
y milagros y, ante todo, describiendo minuciosamente su
pasión redentora. En resumen: el concepto
mooaico del
mesianismo
y del «pueblo escogido» es exclusivamente religiosa; la misión del
pueblo judío como de un «pueblo escogido» es
rigurosamente reli
giosa:
guardar la Revelación
y dar de su seno al Mesías-Redentor
de la humanidad, el cual, por su pasión y muerte, va a reconciliar a
todoo loo hombres con Dios.
No es así el concepto judaico del «pueblo escogido»
y su mesia
nismo. El judaismo coge la idea mosaica del «pueblo escogido»
y
la transforma, adaptándola a las exigencias políticas del pueblo
judío. En primer lugar, la seculariza
y la temporaliza, y, en segundo
lugar, la politiza.
La seculariza, pues le quita su carácter religioso y sagrado. Se
gún el judaísmo, el pueblo judío es un «pueblo escogido» por Dios
en el sentido de ser un pueblo privilegiado frente a los demás, no
por
la misión religiosa que deberla cumplir, sino por una situación
1131
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
especial de la cual va a gozar durante toda la historia de la huma
nidad, siendo un pueblo gobernante sobre los demás pueblos,
es
decir
una casta superior,
destinada por
Dios a gobernar a todos los
pueblos del mundo,
gozanc!Q de
los
efectos del trabajo de
los
pue
blos
gobernados. De esta
manera la misión
del pueblo judío como
un «pueblo
escogic!Q» se seculariza, desacraliza y temporaliza, pues
es
una misión «temporal», es
decir en
este mundo y
para fines tem
porales, para la grandeza y bienestar del pu,blo judío en este mun
do. También se
la politiza, pues
se trata ante todo de
una misión
política:
gobernar a otros pueblos,
llegar a
ser una
casta gobernante,
una clase superior en
todos los países y en todos los pueblos.
Además, respecto al mismo
Mesías, esta deformación judaica
llega
a concebirlo
primero como a un líder político, quien va a
li
berar al pueblo judío de la opresión política del Imperio romano;
lo que
esperaban de
sus
varios personajes históricos todavía
antes de
Cristo, lo
mismo esperaban de Cristo, incluso sus discípulos, como
lo
leemos en los
Evangelios, y esto también esperaron de otros des
pués de
Cristo. Después,
cuando el
pueblo judío
quedó desilusio
nado con esta
interpretación judaica
del
mesianismo mosaico, apa
rece la otra interpretación judaica, todavía más deformante, pues
ve ail Mesias en el mismo pueblo judío. Esta vez se trata de una
persoruficación del
pueblo judío. El Mesías mosaico, concebido como
una persona individual,
es concebido
por el judalsmo como una per
sona colectiva:
es el
mismo pueblo judío. Ahora, a él, como pueblo,
se aplican
ras profecías de. Isaías, insistiendo en que es el mismo
pueblo judío quien
por sus sufrimientos, sieudo perseguido por
otros pueblos, está redimiendo a la humanidad. Este concepto del
«pueblo escogido» indentificado con el Mesías, con un Mesías ya
colectivo,
se klivulga después de
la destrucción del Templo
y de
Jerusalén
(año 70), y la consiguiente diáspora (7). Este concepto
del
Mesías colectivo
y del «pueblo escogido», que debe sufrir dis
perso entre los pueblos no judíos, se afirma en la
d!)Ctrina rabinica
( 7) Lo5-judíos vivían en la diáspora ya antes, pero la diáspora anterior
a la
destrucción del Templo y de Jerusalén era vOiluntaria., mientras que
la siguiente ya tenía en los ojos de los judíos el carácter de un destino
impuesto por Dios a través de
los acontecimientos políticos.
1132
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
después del advenimiento del cristianismo y se manifiesta eu el Tal
mud. Cuando vienen los
tiempoo de
la
Cáhala, la
mística
ju.da.ica va
a
llegar hasta un nuevo
concepto horroroso
de la redeución por
el
pecado ( 8), pero esto ya no tiene nada que ver con el tema aquí
tratado.
Hubo que
recordar estos
distintos conceptos del «pueblo escogi
do»,
pues ellos pasan, a través del protestantismo, de nuevo defor
mados,
a los pueblos protestantes,
especialmeute a
los
alemanes
e ingle
ses. Por la lectura de la Bibilia pasa a los pueblos
p
sóla
mente el concepto mosaico del «pueblo escogido», sino
también el
judaico. Según Wells ( 6), tanto 106 ingleses como los alemanes que
dan profundameute impresionados por el concepto del «pueblo esco
gido>> y lo aplican a sí mismos. Lo más importante es que estas dos
naciones toman este
coru:epto ya judaizado,· es decir secularizado, tem
poralizado y politizado.
Los ingleses se van a considerar un «pueblo
escogido»
para gobernar a otras naciones y pueblos ( especialmente en
la
época de la reina Victoria, según W ells), llevándoles la cultura
occidental, civilizando a los
puebloo bárbaroo y
salvajes e incorporán
doles a la civilización occidental
europea, admitiéndoles
a
la Comu
nidad
Británica de las Naciones. Así ven
loo ingleses,
según W
ells,
su misión como un «pueblo escogido», prácticamente hasta la se
gunda guerra
mundial, la
cual
pone fin
al colonialismo
y al Imperio
británico. Se puede observar que
en este
caso la
judaización del
pue
blo británico
por ,el protestantismo anglicano es muy superficial, sua
ve
y no perjudicial ni para los mismos británicos ni para loo pueblos
coloniales, y
se manifiesta sólo en un corto período
de la historia
de
Inglaterra. No es
así en eil caso de Alemania, pues el protestantismo alemán,
siendo
profundamenre judaizado, transforma el
alma alemana, impreg
nándola con el
concepto ju.da.ico del
«pueblo escogido»,
como un
pueblo
destinado
por Dios para dominar, subyugar y gobernar a otros
pueblos e incluso a todo el
mundo, Más todavía: los alemanes, asi
milando el concepto judío del «pueblo escogido»,
lo interpretan se-
(8) Véase: Gershom G. Scholem, Le me.rsianisme ¡uif, París, 1974, el
capítllllo «La réd,mption par le péché», p!gs. 139-217.
1133
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKl
gún sus propias tradiciones y antiguos anhelos, concibiéndose como
una
raza superior.
No tanto por un destino providencial, sino
más
bien por su superioridad racial, biológica, por su sangre aria, nórdica,
alemana; es que están destinados a ser un «pueblo de señores» del
mW1do, un Herrenvi,/k. En Alemania, por la influencia protestante,
las antiguas tradiciones
germánicas de carácter panteísta
se
mezclan
con las ideas mesiánicas judaicas, llegando a una síntesis deil pensa
miento germánico-judío que encuentra una presentación simplificada,
pero
sumamente atrayente
y peligrosa, en
el hitlerismo.
Recordemos al respecto que
el concepto judaico
del
Mesías colec
tivo
en algunas doctrinas rabínicas, fieles
aJ. misticismo religioso y ali
mentados
po< los concept05 mosaicos de la Biblia respecto al Mesías
Hijo de
Dios, al identificar aJ. Mesías con el pueblo judío, llegan a la
divinización
del mismo
pueblo judío,
pues si éste es el Mesías y Pl
Mesías
es
el Hijo de Dios, el pueblo judío es el Hijo de Dios. En
otras palabras: es Dios
mismo quien
se manifiesta en el
pueblo ju
dío
y por eso éste es su «pueblo escogido».
Cuando
la mística alemana, nutrida por las antiguas creencias
germánicas de
carácter panteísta, asimila
el concepto judaico del «pue
blo escogido» identificado
con el Mesías, también llega a considerar
al suyo como
W1" pueblo divinizado, un pueblo en
el
cual se
mani
fiesta lo divino. El pensamiento alemán,
preparado ya
desde siglos
tanto
po< sus propias tradiciones germánicas, paganas y panteístas,
como
también
por el pensamiento panteísta filosófico judío de
Es
pinosa y después por el pensamiento inmanentista-panteísta de Hegel,
quien
-recordemos-en
el
Estado prusiano ve la manifestación
del Absoluto, con facilidad llega a una síntesis de estos elementos
y
se considera un «pueblo escogido», por su naturaleza superior a otros
y destinado a gobernar a todo el mundo, lo que lo lleva después has
ta el fanatismo hitlerista.
De ahí que el nacionalismo alemán en el
, siglo
xx, confundido por sus propios líderes con el
racismo de
inspi
ración judaica del
«pueblo escogido» y penetrado por la mística pan
teísta germánica
y po< la filosofía inmanentista, será el objeto de la
severa condenación por parte del Papa Pío XI, en su enáclica Mit
brennender SfJf'ge.
Veamo5 a:hora las causas de esta judaización del protestantismo.
1134
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
Parece que la causa principal y más importante es la lectura sin
criterio
de
la Biblia.
La aparición del protestantismo coincide con
la época del hwna
nismo
y del entusiasmo por la antigua cultura griega y latina. En la
clase culta se difunde la cootumbre de leer las obras clásicas en origi
rutles, es
decir en griego
y en latín, y este entusiasmo se extiende
también a
la lectura
de la Biblia. Pero los protestantes se dedican
a la
lectura de
la Biblia mucho más que los católicos por una razón
muy especial, pues al
rechazar la autoridad del
Papa en los asuntos
de fe, tenían que buscar otra autoridad,
y la encontraron en la Biblia.
La Biblia, una vez tomada por los protestantes no solamente como la
única fuente de la Revelación -pues rechazaron la Tradición (9)-,
sino también la única autoridad en materia de fe, llega a ser un libro
absolutamente indispensable, y su lectura y estudio se hace, para los
protestantes,
imprescindilile. Además, rechazando el sacerdocio y apli
cando el principio de que cada cual es
su propia autoridad
en materia
de religión, recurriendo sólo a su propia razón, hicieron de la lectura
de
la Biblia una necesidad
diaria. Cada
protestante se sentía obligado
a buscar
personalmente en los versículos
de la Biblia las directrices
concretas para su conducta y para la orientación de su conciencia.
Mientras los
católicos, en
casos de duda, seguían recurriendo
al con
sejo de sus sacerdotes u obispos, los protestantes podrían recurrir
sólo a la lectura de
la Biblia.
Esta lectura es facilitada por el hecho de
que en la misma época viene el invento de la imprenta
y el primer
libro que se imprime es precisamente
la Biblia. Por otra parte, el pro
testantismo es el primero que insiste
en la introducción de los idio
mas
vernáculos en
el culto especialmente en
la lectura de
la Biblia.
Aparecen muchas
traducciones de las Escrituras Santas, y antes de que
se imprima toda la Biblia en alemán, salen
algunas de sus partes,
como
el Salterio,
etc. También la necesidad de leer personalmente
la Biblia urge a muchos a aprender el arte de leer. El protestantismo
introduce
poco a
poco la costumbre de la lectura familiar de la Bi-
(9) Actualmente algunos teóil)go6 protes-aceptan la Tradición (pero
concebida de una manera distinta de los católicos), pues los estudios bíbli
cos les demostraron que una
parte de la Biblia es la descripción de: la Tra·
dición prebíblica.
1135
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
blia, de manera que, en poco tiempo, esta lectura entre los protes
tantes se populariza. Una vez introducida esta costumbre, deviene
una práctica, si no diaria, al· menos dooúnical, y el hombre protes
tante, desde su
más tierna niñez, queda bajo la influencia de estas
lecturas. Hay
que tener presente también que, en estos tiempos, la
Biblia es
prácticamenre el
único libro difundido
y la suya es la úni
ca lectura; de ahí su extraordiuaria influencia sobre la mentalidad
del
hombre protestante,
pues fos otros
libros
son escasos
y
raras veces
leídos, mientras
que la Biblia se encuentra después de algún tiempo
en casi cada hogar
y es permanentemente leída.
Esta
influencia de las lecturas bíblicas aumenta también
por otras
razones, como, por ejemplo, por el respeto con
el cual se la lee y se
la
escucha como la «palabra ,de Dios>>, como un libro sagrado, que
contiene la Revelación. Bajo esta influencia,
los protestantes empiezan
a rezru: con el lenguaje
bíblico, a pensar con las categorías bíblicas,
a
meditar los acoutecimientos narrados por los libros sagrados e impre
si?Darse con las ihistórias de sus· personajes. Durante varios siglos esta
lectura, estas meditaciones y estos ejemplos de los protagonistas de
los acontecimientos
bíblicos son,
para los protestantes, casi los únicos
conocidos y vividos. El hombre de
hoy, quieo durante
toda su vida tal vez ni siquiera
una vez ha leído
toda la Biblia,
no está capacitado
para imaginarse
esta
extraordinaria influeocia
sobre el
hombre protestante de los si
glos
XVI, xvit, xvm y hastra la mitad del siglo XIX. Pero los que leeo
los escritos, memorias, discursos, etc.; de "los protestantes de estos si
glos quedan asombrados al constatar que el lenguaje, las expresiones,
el estilo y a veces todas
las frases
-sin hablar de las ideas- son bí
blicos. Incluso
los discursos
políticos de esta época son casi idénticos
a los sermones
y ,homilías ( 10).
La Biblia es un libro extrarnrdinariamente sugestivo, pues contieoe
no solamente algunos ,¡,receptos, recomendaciones y reglas de la vida
(como, por ejemplo, el
Corán), sino también la detallada descripción
de
la vida de las personas
y de los pueblos a los cuales .estas prescrip
ciones
están
dadas. Algunas
partes de
fa Biblia son de carácter épico,
(10) Véase, por ejemplo, Carlyle, Cromwe/l's Letters and Speeches.
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
incluso de un género literario muy parecido al de las novelas, escritas
con excepcional talento li!erario y extrnordinaria belleza, y por eso
hablan no solamente a
la razón, sino también a la imaginación del lec
tor.
Casi cada lector de la Biblia encmentra en ella personajes a los que
se
asemeja en distintas ocasiones y situacioo.es de la vida in
y nacional. Tal vez no existe ningún problema humano que no
esté en alguna forma tratado por la Biblia; de
alú que los griego< an
tiguos
la
llamaron «biblión»,
es decir el libro por
excelencia. Casi cada
lector de la Bil>lia encuentra en ella un ejemplo concreto de comporta
miento en
una situación dada, pero ... este ejemplo no siempre es edi
ficante, !'U'"' la Biblia contiene no solamente la Revelación, sino tam
bién
las descripciones de la vida diaria de la gente a la cual esta Re-
velación
es
dada. Los pueblos bíblicos no siempre se comportaban se
gún las reglas de la moral revelada, no •iempre en su vida respetan
los
Diez Mandamientos y otras prescripciones de Dios; al contrario,
mwy a
menudo llevan una vida completamente opuesta a lo exigido
por la Revelación,
pues viven
no según
el mosaísmo (la religión re
velada), sino según el judaísmo, es d~ir según sus religiones · paganas.
No
todo lector
de la Biblia es capaz de entender estas diferencias;
de
ahí que algunos
lectores tomen
las
descripciones de
la
vida inmoral
de
la gente de los
relatos. bíblico6 corno
modelo o,
a1 menos, como
algo autorizado o sugerido
por la Biblia. Para una persona de poca
cultura y sin previos estudios bíblicos no es fácil discernir en los rela
tos bíblicos lo
revelado y recomendado de Jo, no revelado pero real
mente
vivido, entre el ideal bíblico y la vida diaria de los pueblos bí
blicos,
y por eso la influencia de estas lecturas no siempre es positiva,
edificante y
moralizante. Más
todavía si se toma en cuenta que la Bi
blia
es un
libro muy voluminoso; a muchos lectores falta tiempo
para llegar a la lectura del Nuevo Testamento y sólo alcanzan a leer
el Antiguo. Por
otra parte, también los qúe llegan a leer toda la Biblia
quedan
más impresionados por la lectura del Antiguo Testamento que
por la lectura del Nuevo, por la sencilla razón de que la primera dura
mucho
más tiempo, pnes
el Nuevo
Testamento
ni siquiera ocupa la
quinta parte del espacio. Además hay que recordar que muchas edi
ciones
de
la Biblia ni siquiera incluyen el Nuevo Testamento, sien.do
ediciones judías,
pero muy
divulgadas entre
los cristianos. Es
lógico que
1137
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
los judíos publiquen la Biblia sin el Nuevo Testamento, pues no lo
consideran como parte «canónica»; pero ··estas ediciones sin el Nuevo
Testamento están especialmente difundidas entre los cristianos por las
distintas sectas protestantes.
La
moral
del Nuevo Testamento es muy distinta de la .del Anti
guo, no solamente porque es mas exigente, sino ante todo porque
es universal, es decir que se extiende por igual a las relaciones
entre todos los seres humanoo. Según la enseñanza de Cristo, ex
presada en la
parábola sobre el buen Samaritano, para el cristiano
el prójimo es cada persona, cada hombre y no solamente el
corre
ligionario,
como lo entendían los judíos.
Algunoo lectores
de la Bi
blia podrían sentirse
dispensadm de
las
severas exigencias morales
del
Nuevo Testamento por los ejemplos de
vida presentados
por el
Antiguo,
más todavía cuando .al Antiguo se ponía en primer lugar.
El hombre
que lleva una vida muy alejada de las
exigencias mo
rales
del Nuevo Testamento encuentra en el Antiguo la justifi
cación de su conducta. Prácticamente,
cuaudo se habla de
la influen
cia
de la Biblia, se piensa en el Antiguo Testamento.
La Iglesia acogió el Antiguo Testamento como una parte inte
gral
de
las Escrituras Santas, pues en él se encuentra una importante
parte
de la Revelación
y, además, el Antiguo Testamento introduce
al Nuevo, facilitando su
entendimiento. Pero
la .Iglesia siempre se
ha dado
cuenta
de la inconveniencia de la lectura del Antiguo Testa
mento por las
persoruis sin adecuada preparación y también siempre
ha exigido que las edicioues de la
Bibliá tengan la
debida autoriza
ción
eclesiástica, tanto
para que
el lector tenga seguridad de que
loo
·
textos
sagrados son auténticos, completos y no deformados por
las
traducciones,
como también para que estén acompañados de los
ade
cuados comentarios y explicaciones, sin los cuales podrían presen
tarse malentendidos.
La Iglesia siempre ha estado principalmente
preocupada por
la difusión del Nuevo Testamento, mientras que el
Antiguo prácticamente quedaba reservado
a
fa lectura del clero y de
los
estudiosos. De ahí que
entre los católicos no se produjera el fe
nómeno de la tan
extraordinaria inflúencia del
Antiguo Testamento,
como entre los protestantes. Incluso, cuando se extiende
la costum
bre
protestante de
la
lectura de la Biblia,
la Iglesia recuerda a los
113&
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
fieles que los cristianos debían vivir según la moral del Nuevo
Testamento
y no según la del Antiguo, .lo que expresa con claridad
el
Coru:llio de
Trento:
praecepta Veteri Testamenti sunt mortua et
mortífera, lo que .quiere decir que . ya no obligan y que a los que
quisieran observarlos podrían ser dañinos. Sin
embargo, la. Iglesia
nunca
puede permitir que
se tilde al Antiguo Testamento con el
nombre de
«libro judío», pues él cootiene una
parte de la Reve
lación (11).
Se puede suponer que en el cristianismo de los primeros siglos
la
influencia del
Antiguo Testamento era
casi nula.
Pues,
probable
mente,
sólo se leía en las
sinagogas, durante
los primeros
decenios,
cuando el cristianismo se prog~gaba casi exclusivamente entre los ju
díos dispersos en el Imperio romano. Pero, a medida que el cris
tianismo toma el carácter
de una religión universal y se extiende a
todos
los pueblos,
son las Cartas
de. los Apóstoles las que
son leídas
y comentadas con fervor y, en seguida, los Evangelios. La lectura del
Antiguo
Testamento tal vez reaparece en las comunidades cristianas
sólo cuando
viene del Oriente
el movimiento
monástico, lo
. que
ocurre al final del siglo IV. Sólo. los conventos y los monasterios
podrían permitirse el lujo de copiar íos
larguisimos textos del An
tiguo Testamento y de tener la gente dedicada a estudiarlos, y esta
situación se prolonga
pcicticaml'[lte hasta
el
final del
siglo
XV, cuan
do
se empieza a imprimir la Biblia. Esto explica el porqué de la
nula influencia del Antiguo Testamento entre los
católicos. Mien
tras
que los protestantes, tomando
la Biblia como la única fuente
de
fa Revelación y la única autoridad en materia de fe, quedan ba
jo fa profunda influencia del Antiguo Testamento, influencia no
tanto mosaizante como judaizante.
Otra causa de la judaización del protestantismo es el hecho de
que los primeros «estudiosos de las Escrituras Santas» son los judíos
o los protestantes de origen judío. Hay una analogía entre
el proce
so
de la
paganización del
cristianismo en
la época del
Renacimiento
y del proceso de su judaización en la época de la aparición del
protestantismo. Si, corno ya lo hemos visto, la
vuclta al estudio de
los clásicos de la
literatura antigua
resulta ser uno de los factores de
(11) Véase: Cardenal Faulhaber, Christentum, Judentum, Germanentttm.
1139
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
la vuelta al antiguo paganismo greco-romano, la asidua lectura del
Antiguo Testamento, introducida por el
protestantismo, provoca la
judaización del cristianismo protestante. Ahora bien, . así como los
emigrantes de
Bizanoio, ya mur paganizados, muy
a menudo soo los
maestros de los que desean estudiar las antiguas obras de la litera
tura clásica griega, del mismo modo los, emigrantes de España, es
decir los i.udíos sefardíes,
expulsados en este tierupo de
España por
los Reyes Católicos, Fernando e Isabel (1468-1516),
y que soo re
cibidos
con entusiasmo en .Memania, soo
los maestros de los que
quieren dedicarse
a
ios estudios
del Antiguo
Testamento en
hebreo.
Y así como a los emigrantes griegos de Bizancio se ofrecen las cá
tedras
en las Universidades del
idioma griego
y de la literatura
clásica
griega, a los
emigrantes judíos
de
España se ofrecen las cá
tedras del idioma
hebreo y de
la exégesis del Antiguo Testamento.
Pues los
protestantes querían
estudiar
la Biblia, especialmente el
Antiguo
Testamento, pero les falt.ban los especialistas en
esta ma
teria, pues la Iglesia, · desde hacía muchos siglos, se servía de la tra
ducción latina, llamada Vulgata, atribuida prmcipalmente a San Je
rónimo. Los protestantes aleruanes odiaban el latín, como todo lo
romano, mediterráneo, italiano;
querían estudiar el Antiguo Testa
mento en sus originailes, en anuneo y
en hebreo. Casi los únicos
especialistas en estos Jdiomas, en esta época, eran los judíos; por
eso se recurre a ellos, se les ofrece las cátedras en las Universidades.
Los marranos y los judíos soo los primeros maestros de los protes
tantes. Ellos les enseñan no solamente el idioma blblico, sino tam
bién les interpretan
fa Biblia y los inician en los estudios bíblicos
judíos: en la crítica
del texto,' de
su
originllilidad, de
su proceden
cia,
auroría, historia,
etc. Siendo los marranos y los judíos los maes
tros de
los primeros líderes del protestantismo, tenían una extraor
dinaria influencia sobre la formación «teológica» de ellos. Huelga
decir que estos
maestros no siguen la enseñanza mosaica, sino la
judaica; de
ahí que sean uno
de los factores
de la judaización del
protestantismo.
·
La
influencia
de
los maestros marranos y judíos
sobre
los pro
testantes
tenía que ser mucho más importante que la de los maestros
griego-bizantinos sobre
sus
ailumnos, pues entra aquí en juego el
1140
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
problema de la extraordinaria diferencia entre el idioma griego y
el hebreo ( o el arameo). El idioma griego exprea la mentalidad y
la
rultura griega:
la clara
y desinteresada búsqueda de la verdad,
abierta para todos. Otro
es el caso del
idioma hebreo,
el que también
refleja
la mentalidad y carácter de la cultura hebrea: ,1a iniciación
en
los misterios reservados
sólo para
algunos
privilegiadoo. En
efec
to, el idioma hebreo ( o
el arameo) es un idioma de los iniciadoo, es
misterioso.
Teniendo sólo las consonantes, no expresa
el pensamiento
plena
y claramente, sino parcial y simbólicamente; supone y exige
una iniciación.
Casi cada
palabra de este idioma puede
ser leída de
distintas
maneras;
según las
vocales que se !e agrega, en cada caso
puede expresar otra idea, otro pensamiento y tener otro
sentido.
Cuáles
vocales es preciso agregar y cómo leerlas sólo se puede
saber
por iniciación, lo que supone una ciencia esotérica, misteriosa, reser
vada sólo para los iniciados y transmitida por la Tradición. De ahí
la
autoridad de
los «estudiosos de las Escrituras Santas», como
per
sonas que conocen no solamente el id;oma hebreo ( o el arameo),
sino que también saben leer la Biblia,
escrita en este idioma.
Las monografías sobre la historia de las Universidades europeas
de
los siglos
XVI y XVII proporcionan muy interesante material infor
mativo
sobre
la presencia en ellas de emigraotes de España, marra
nos
y judíos (12).
La judaización del protestantismo es también efecto de la pre
sencia de una cantidad importante de judíos en las
comunidades pro
testantes convertidos a.J protestantismo. Es un hecho muy destacable
que, precisamente al mismo tiempo que aparece el protestantismo, muchos
judíos se
convierten
:d cristianismo protestante, engordando
sus ftilas.
B1 carácter masivo
de estas conversiones justifica
las dudas
sobre
la sinceridad de ellas y la sospecha de que no se trata de pura
coincidencia. Es curioso_ que estas «conversiones.» masivas ocurren
precisamente pocoo años antes de la rebelión .de Lutero e inmediata
mente después de ella (13). Estos judlos, recién
convertidoo, en
trando
en masa en la Iglesia, introducen en ella sus costumbres, sus
(12) Véase: Karl Eschweiler, Die Philosophie Jer spanis,hen Spau
cholastik a.uf den Deutschen Universit;Jten des siebzehnten Jahrh11nderts, 1928.
(13) Véase: Tharaud, Histoire des ftúfs.
1141
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
tradiciones, su mentalidad. Esta gran masa d,, conversos no podía
ser inmediatamente asimilada por el ambiente cristiano, y más aún
si se tiene en cnenta la profunda crisis por la cual pasa la Iglesia
en esta época, a raíz del
Renacimiento y
de la vuelta de muchos
al paganismo,. Estos
neófitos, de inmediato manifiestan, en el seno
de la Iglesia,
afán de
reformas, de cambio y, ante todo, de vnelta
al Antiguo Testamento. De esta masa de neófitos
salen los
prin
cipales líderes del protestantismo,
especialmente en
el campo de la
teología y de la exégesis de la Biblia. Por
esta razón
se puede
sospe,,
char que el mismo protestantismo, como reforma y como rebelión
contra Roma, es, hasta cierto punto, una manifestación del afán de
adaptación del cristianismo al judaísmo que espontáneamente sale de las filas de los neófitos, pues ellos
constituyen, en
esta época,
dentro de
la Iglesia,
un elemento
cu:lturalmente muy
distinto. Desde
este punto de vista se puede considerar el protestantismo
co,:no un
judaísmo
no completamente «digerido» por el cristianismo.
Que el protestantismo, hasta cierto punto, es un cristianismo
juda,izado se confirma por el hecho innegable de que son d pro-
testantismo,
desde su aparición,
casi todas las conversiones de judíos,
especialmente las masivas, lo que es muy comprensible, pues la vida
de un judío que se convierta
al protestantismo
poco cambia.
Prácti
camente, entrando en fa comunidad protestante~ un converso judío
se encuentra entre los suyos y, al mismo tiempo, sale del «ghetto»
y entra en
la sociedad cristiana, sacando todas fas ventajas de este
hecho.
Por otra parte, es
bien conocida
la simpatía que las sectas
protestantes gozan
entre •los judíos.
Estas conversiones de
,[os judíos
que abrazaron el protestantismo
en distintas ocasiones también explican el porqué del relativamente
pequeño porcentaje de judíos en las sociedades protestantes,
pues en
las
estadísticas
ellos fignran
como protestantes,
mientras en
realidad
siguen sierido judíos, conservando su CW.tura, su sentimiento nacio
nal y, inuy a menudo, también su fidelidad al judaísmo.
Esto
explica también,
al menos paroialrnente, el fenómeno de la
judaización. de la cu:ltura de las sociedades protestantes.
En las so
ciedades católicas, a
pesar de
su gran cantidad numérica, los judíos
tienen muy poca influencia sobre la culrura y las costumbres, pues
1142
Fundaci\363n Speiro
SOCIOLOGIA DEL PROTESTANTISMO
presionan sólo desde fuera, mientras que en las sociedades protes
tantes esta presión se
efectúa dentro de la misma sociedad. En las
sociedades protestantes los judíos constituyen un elemento integrado,
asimilado, esencial,
característico. El
cristianismo protestante es ju
daizado
no, solamente por la asimilación de las ideas judías, sino
también por la asimilación de los elementos biológicos judíos, de
la raza judía. Completamente distinto es el problema de la permanente
pre
sencia
dentro
del cristianismo
de los así llamados
«judaizante,:» (tér
mino latino). Este movimiento
se manifiesta
dentro de la Iglesia
desde los
primeroo días
de
la existencia del cristianismo, lo que
consta en varias
Cartas de los Apóstoles y en los Hechos dé lm
Apóstoles. Los «judaizantes» son auténticos cristianos, en la mayoría
de los casos de origen judío, que consideran la previa conversión
de
un pagano al mosaísmo como condición indispensable para su
posterior conversión al cristianismo. Según ellos, un pagano puede
entrar en la Iglesia sólo pasando
por la sinagoga. Prácticamente exi
gían, antes
del bautismo, la circuncisión. Esta actitud, muchísimas
veces condenada por los mismos Apóstoles,
especia:lmente por
San
Pablo, reaparece a lo largo de la historia
de. la
Iglesia, pero ya no
como exigencia del previo paso por
el mosaísmo, sino por el judaís
mo. Más todavía, desde los tiempos del protestantismo, los
«judai
zantes» presentan sus exigencias en. una nueva forma, a saber, que el
·cristianismo, según ellos, no es W1a_ religión nueva, fundada por
Cristo, sino el pleno desarrollo de la antigua religión judía, la de Abraham
y de Moisés, que es la plenitud del judaísmo. Los «judai
zantes>>, siempre presentes en la Iglesia, dentro del protestao.tismo
encontraron condiciones muy favorables para su actividad y manifies
tan su actitud
ante todo
en
la teología protestante. Algunas sectas
protestantes casi se identifican con
los «judaizanter>> y la práctica
de fa circuncisión la consideran como el signo externo de esta acti
tud. De ahí que pretendan imponer esta práctica incluso a los demás
e incluso contra la
vrountad de loo padres, circuncidando en los hoo
pitales
a los ñiños
recién nacidos
sin
el conocimiento de sus padres,
lo que ocurre actua:lmente con frecuencia en los Estados Unidos y
en Inglaterra.
1143
Fundaci\363n Speiro
MIGUEL PORADOWSKI
La judaización del protestantismo se debe también en algunos
casos
a la
imprudente
enseñanza de
la religión cristiana.
Me refiero
aqui al caso de no hacer distinción entre la historia de la Revelación
y la historia del pueblo judío. Es evidente que los que enseñan la
religión cristiana rienen que tomar en cuenta la historia del pueblo
al
cual la Revelación está dada, pero la historia. del pueblo judío
no debería
ser confundida
o identificada con
la historia. de la Re
velación. Desgraciadamente,
eso ocurre
muy amenudo, y los niños,
que reciben esta enseñanza tan confusa, careciendo toda.vía no sola
mente de la madurez intelectual, sino también de los indispensab!es
conocimientos históricos, quedan, a veces para
toda la vida,
bajo la
influencia
de esta enseñanza, confundiendo
para siempre la historia
de la Revelación con la historia del pueblo judío,
identifipndo lo
tmo con
lo otro, lo que les predispone a
las futuras
simpatías en
favor de los «iudaizanteJ'>>. Más todavía si eso ocurre no solamente
por falta de prudencia por parte de los catequistas, sino también
por
fa actitud con,¡,:iente de ellos, cuando los mismos, siendo de
origen
judío, o
de
tendencias de
los
«¡,,daizantes>>, lo hacen a sa
biendas y con el propósito de judaizar al máximo el cristianismo. El pueblo
aiemán, adaptando
en su vida un cristianismo
pro
testante,
es decir judaizado,
encontró en
él lo que le
gustaba, pues
éste estimulaba una de las antiguas pasiones germánicas, tal vez la
peor de todas, la libido dominandi. Judaizándose, por el protestan
tismo,
·los alemanes encontraron la justificación de esta pasión, que
les
autorizaba, por motivos
bíblicos, a
sentirse predestinados a ser
un nuevo «pueblo escogido»
para dominar
al mundo y gobernar a
todos los demás. En el protestantismo hay no
solamente la primacía del Antiguo
Testamento sobre el Nuevo,
sino también la primacía de lo judaico
sobre lo cristiano. Tal
vez esto
podría explicar el odio del protestan
tismo contra Roma, contra la
Rom~ Mterna, pues solamente los
judíos tienen razones para odiarla; para odiar a
la Roma antigua,
la del Imperio romano, que destruyó el Estado judío y el Templo,
condenandc, a
este pueblo a vivir en la
diáspe>ra, y
a
la Roma cris
tiana, la de
'los Papas,
como un doloroso testimonio de la Verdad y
un permanente
reproche para
la
conciencia judía por
el crimen del
Deicidio.
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