Índice de contenidos
Número 168
Serie XVII
- Textos Pontificios
- Noticias
- In memoriam
- Estudios
- Actas
- Información bibliográfica
Autores
1978
Jean Montaldo: El Partido comunista francés: advertencia de un futuro posible
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
EL PARTIDO COMUNISTA FRANGES: ADVERTENCJA
DE
UN
FUTURO POSIBLE
JEAN MoNTALDO: J. Les finm>ces du Parti Commurúste Fran
,;
El interés de comentar los dos libros recientes de Mootaldo, de
diicados
a W1a materia francesa, radica en el objeto del estudio rea
lizado, porque si
bien trata del
&rtido Comunista francés, el
sustan
tivo lo
conshtuye el Parhdo Comunista, mientras
que
la palabra
francés
no es
más que un adjetivo, y no sólo gramaticalmente, sino
fundamentalmente en
lo político
y social, de tal modo que puede
servir,
sin lugar
a dudas, de pauta indicativa
respecto a
otros par
tidos comunistas distintamente adjetivarlos que
operan en las socie
dades occidentales.
1ln «las finanzas del Partido Comunista francés», se demuestra
claramente fo que el autor annncia en sus primeras páginas: i<
análisis de los hechos pone claramente de relieve la contradicción
existente entre l.a crdeología anticapitalista
de
los comunistas y los
métodos puramente
capitalistas
que
utilizan>> (!, 11). Sin embargo,
no
debe
extrañar a
nadie,
como tampoco
le extraña al autor, puesto
que
la praxis ,marxista, la praxis del P. C. se caracteriza por utili
zar en
cada momento
los métodos más decuados para alcanzar el
fin perseguido, aunque tales -métodos, cara al público,
sean apa
rente y ostentosamenre rechazados
y condenados.
Por ello, como anuncia
Montaldo en sus primeras
páginas,
y
queda demostrado al finalizar la lectura de su obra, «se trata de ún
imperio de · tipo capitalista, con todas las características que los co
munistas
reprochan
a
los capitalistas: ramificaciones en
el
extranjero;
monopolios en el interior de ciertas zonas de influencia; convenios
i1ícitos; boicots ; intereses o comis.iooes usureras ; burocracia. des-
(*) Editions Albin Michel, París, 1977, _pág. 236; ibjd.,. parís, 1978
pág. 358,
1114
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
pilfarro, tecnocracia inhumana; desprecio por 106 asalariados, etc.».
(1, 12-t3). «Se le puede comparar (al P. C. F.) con un truts colosal
que
vive, a
la vez, según las reglas económicas del capitalismo ( inte
reses, beneficios, patronos y obreros ... ) y según lis normas politicas
del
comunismo» (1, 12).
En efecto, Montaldo demuestra que todos los métodos emplea
dos por el capitalismo,
rechazados en teoría por la doctrina co
munista, son utilizados por el P. C. F., del mismo modo en que lo
hace el
«capitalismo
explotador». Y no, se trata tan sólo de emplear
unos métodos que
estarían impuestos
por
la economía de mercado
propia de la sociedad occidental
eu la que el P. C. F. se desenvuelve
necesariamente, aunque a disgusto y a su pesar, sino que, además
de
aquéllos, se utilizan
y ponen en práctica aquellas características
más odiosas pa;ra el marxismo y el comunismo, tal como no cesa de
calificarlas .. La explotación del hombre por el hombre es una autén
tica realidad en la actividad del
P. C. F. Sin Jugar a dudas, el P. C. F.
es un verdadero párásito de la sociedad, pues vive a expensas de ella.
Señala Montaldo la falsedad de la exposición de los ingresos del
P. C. F. que éste muestra. Según éste, los ingresos provienen de
las
cotizaciones de
los
afiliados, de
los sueldos de
J05 diputados y
senadores y de las suscripciones de todo ti¡x,
tido. Sin
embargo, detrás de todo, se mueve un inmenso imperio
económíco, en
el
que los
dirigentes del
P. C. F. obtienen unos in
gresos tremendamente superiores a los que tiene su base (dr. 1, 21
y sigs.) : un patrimonio inmobihla.rio considerable (1, 72 y sigs.),
más de 300 empresas y centenares de trendas de todo tipo (1, 139-
176), con librerías, editoriales, imprentas, periódicos, revistas ... , di
seminadas por toda Francia, de modo que alcanzan a todas las ac
tividades de
.Ja nación. Se tr•ta del partido más capitalista de Fran
cia (1, 11-82).
«Un Estado dentro del Estado». Tal es el subtitulo del segundo
volumen, que es el que reviste mayor interés : Si el anterior vo
lumen describía y analizaba el sistema utilizado por los comunistas
para
llenar sus arcas,
en éste se expone el conjunto de la acción de
los comunistas en Francia.
Comienza señalando que el P. C. F. es «un partido diferente de
los demás»
(II, 13-38) ; parte para ello de la afirmación del co
munista
Jean Elleinstein, el cual presenta una imagen del P. C. F.
lo
suficienremente amable
como
para no '.SUSf:ar al público, defi
niéndolo como <
tiene una originalidad profunda. No pretende imponer esta origi
nalidad a
quienes la
rechazan. No
propone esta originalidad como
modelo de la sociedad
futura» (II,
16); Montaldo demuestra que
1175
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
el P. C. F. es todo lo contrario de esa presentación almibarada. El
P. C. F. no es un partido como los demás y sí pretende imponer lo
que Elleinstein niega, cuyo análisis y descripción es el objeto del
estudio de
Montaldo.
Como indica éste, «el partido, tal como lo
quiso (y consiguió)
Lenin, es una. formación tentacular con estructura militar, de la que
toma cierto número de principioo caractedsticOS: clisdplina, subor
dinación, jerarquía, convergencia de esfuerz06 y medios, nnidad de
mando. Cada pa:rtido comunista, por consiguiente, es un ejército
pero -insistimos sobre este punto--------de tipo nuevoi un ejército per
manentemente movilizad.o, siempre en acx:ión, que no establece fron
teras entre tiempo de paz y tiempo de guerra>>.
«El ejército de los comunistas ( de Francia, como de cualquier
otro lugar) simplemente usa medios diferentes
según las circunstan
cias: Subversión pacífica o subversión violenta pero siempre sub
versión.»
«La existencia en Francia de tal partido siguifica un estado
de guerra permanente que no puede
acabo,: más que con la destruc
ción de
la sociedad. Esta destrucción es la razón de ser del Parti
do comunista, de todo Partido
comunista» (II,
19).
En el interior del P.
C. F. no hay nada que pueda parecerse a la
democracia (II,
27-29); su funcionarmento es estrictamente jerár
quico,
existiendo
una
obediencia ciega respecto a cualquier orden
(II,
29 y sigs.); actuando siempre un aparato clandestino, que cons
tituye la estructura oculta que lo dirige todo (I, 24 y sigs.)
El segundo tema que
aborda Montaldo es el
de «la
rruinipulación
de la información»· por el P. C. F .. (II, 42-61), tomando como
ejemplo
la actitud del P. C. F. durante la II Guerra Mundial, y
lo que
ahora dice el
mismo P.
C. F. respecto a su actuación en aquel
entonces, pone de relieve cómo la
manipulación alcama a
la historia
misma, para
hacerla y no sólo
interpretarla, al
gusto comunista, a
los
intéreses actuales
del P.
C. F.
Así, lo que Orwell vislumbraba para 1984 en su Oceanf" imagi
nada, el P. C. lo ha hecho rea.lidad. En su nov
cómo según
loo intereses del
Partido,
se confeccionaba, a
través
del
Ministerio de la Verdad, los hechos históricos presentes y pasa
. dos, porque cuando
la
memoria fallaba y los testimonios escritos
eran falsificados, las pretensiones del Pa:rtido tenían que
ser acepta
das nece'Sariamente porque no existía nada con lo que pudieran
ser comparadas. .
Hoy,
vemos cómo
Oceanía está ya próxima, y no sólo en el
Gulag, sino también en el P. C., y no solamente en el francés -Ca
rrillo, quizá preparando el terreno para la recolección, ya lo siem-
117d
Fundaci\363n Speiro
INPORMACION BIBUOGRAFICA
bra, y recientemente ha afirmado que la quema de conveutos eu
1936 fue obra de la ultraderecha y no de los comunistas---que ma
nipula la información falsificando la historia si lo considera preciso.
El tercer
terna. tratado
por Montaldo se
refiere a
la
«organización
teutacular»
del P. C. F.
(II, 65-128), que Jo abarca y aJcauza todo,
señalando
que «no hay una célula del tejido de Fraucia en
la que
no
se encneutre un núcleo snbversivo alimeutando el P. C. F. Com
probación que debería hacer reflexionar a los que, por
inconsciencia,
se
creen
capaces de dominar más tarde el desarrollo de un cáncer
que
hor alirnentau»
(11,
67).
De la C. G. T. a las empresas de turismo, desde los· jóvenes a
los ancianos, de las vacaciones para jóvenes a las confederaciones
nacionales de la vivienda, de los deportes y la gimnasia a las mu
tualidades, desde
los movimientos
para la
paz a las asociaciones de
autiguos combatientes,
de los teledubs
a las asociaciones de amigos
de
países del Este, es decir, en todos los ámbitos se encnentrau los
núcleos del
P. C. F., que trabajau en beneficio del Partido
y en la
destrucción de 'la sociedad liberal que les alimenta.
El
enarto aspecto aualizado
y estudiado por Montaldo es el que
se refiere
a la actividad de los comunistas· en los municipios: «los
dossiers
negros de los municipios rojos» (11,
131-226), amplíau el
aspecto
económico, ,bordado al tratar de «los ingresos negros de
los
municipios rojos» (I, 87-136). A nuestro juicio, es éste el as
pecto
de
la actividad comunista que reviste· mayor interés, pues po
ne de relieve tanto la dictadura comunista, allí donde se instala ( en
este caso en los municipios), como la nefasta
dirección y admi
nistración de los
mismos, en perjuicio directo de sus habitantes y de
toda la
naci6n.
De la fuerza e importaucia de la actividad comunista en este te
rreno
da idea el importante número de 28.000 concejales
y 1.813
alcaldes comunistas que habla en Fraucia al publicar
Montaldo su
libro (11, 131 ).
«El Partido comunista dirige un formidable aparato de acción
sindical, política
y administrativa. Se comporta como un Estado
dentro del Estado. Busca hacer prevalecer el punto de vista de sus
grupos de presión en los
arbitrajes polít:icoo e imponer su ley y
su doctrina en los establecimientos públicos y en las comunidades
locales. No
posee el
poder central, pero
goza de
contra-poderes
considerables, utilizados en una
doble perspectiva:
Como
partido de la
o¡x;;ici6n, se
dedica a
paralizar la actividad
del
gobierno y a bloc¡uear las reformas. ·
Como
partido
eventualmente en el poder, el P. C. dispone, fren
te a sus acompañantes o a sus adversarios, de poderosas carrecM de
1177
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
tr4nsmisión que le permitirán desbordarlos y atarlos. Lo que bue
ya en todos loo lugares
en los que
.es influyente.
La
estrategia actual del P. C. F. no se funda ni en el pustchismo
( el
ejemplo
de
Alvaro Cunhall, secretario general
del Partido
Co
inwústa portugués ha comprometido una interpretación aventurera
del leninismo.),
ni sobre el electorado ( ningún partido comunista
del
mundo ha
llegado al
poder
por vía legal), sino sobre la reali
zación
progresiva del
objetivo que el
,italiano Palmiro
Togliatti asig
naba a
su partido en 1964: «Penetrar
más a fondo la sociedad ci
vil». Lo que significa conquistar el Estado por etapas sucesivas. El
totalitarismo clásico en el que un partido se apodera brutalmente
del Estado
y reorganiza la sociedad por medios autoritarios, deja
entre noootros paso a1 totaiitarismo desde la base. El P. C. F. intenta
estrangular,
romper por etapas la democracia liberal, gracias a la
constitución de contra-poderes en
los
municipios, en
las
empresas,
en los centros escolares, en las universidades, en los centros cultu
rales, en
la
admlnistración, en todos loo sectores
clave» (II, 133).
Montaldo
señala cómo los comunistas, al desempeñar cargos
públicos,
se convierten en «agentes
del Estado contra el Estado»
(1, 86);
laJ documentación empleada, .Jas citas
transcritas resultan
indiscutibles y no dejan lugar a la duda. As!, por ejemplo, el dipu
tado
y alcalde de Choisy-le-Roi, Fernand Dupuy, afirma que «el
alcalde comunista es un militante como los demás, con los mismos
derechos
y los mismos deberes. Participa, por tanto, con toda natu
ralidad en
la aplicación de la política de su ,partido, en todas las
acciones contra
'1a politica gubernamental» (1, 87).
Los que resultan elegidos son controlados en todo momento por
el P. C. F. (1, 89
y sig;s.), implantándose el totalitarismo en aque
llos 1o/lllltamÍentos donde se
instalan
fos comunMas, de tal modo
que resulta
imposible en ellos cualquier actividad que no d= el
Partido, según
afirma
el socialista Roger AttaJ (1, 94).
Bn los ayuntamientos controfados por el P. C. F., éste emplea di
versos métodos para vivir
a
expensas de
los habitantes de
esos mu
nicipios; entre ellos, «acordar subvenciones municipales a sus cori"eas
de transmisión, que es el método más simple» y «centralizar los
contratos municipales con
alguna:s empresas controladas, en las
que
los beneficios
están afectados
al partido, que
es un
método discreto,
casi
inocente... y particularmente rentable» (!, 97).
En
estos municipios, donde los comunistas dominan los ayunta
mientos,
resudta que, en comparación con los no comunistas, hay
una mayor presi6n fiscal, un endeudamiento superior y más buro
cracia
(II, 135
y sigs.; I, 107 y sigs.), as! c0010 gastos munici
paies más grandes,
con menores beneficios
para sus habitantes
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
(I, 120 y sigs.); a
no
comunistas
para que se afilieu al partido y se conviertau eu agentes
del· P.
C. F., ameuazándoles con echarles y .haciéndolo ·así cuando no
se
someten a Ias presiones
(I, 107
y sigs.; II, 146 y sigs.).
Como
afirma· Montaldo, «la mala gestión no es debida al azar o
a errores desafortunados, ·sino que son consecuencia ineluctable de
su sistema>> (II, 136); «(la) exagerada presión fiscal, ( el) endeu
damiento
excesivo,
(los) gastos de
personal demasiado
elevados:
tales
son las
principailes características de
la politica financiera de
los
ayuntamieuto6 comuniotas» (II,
143).
A continuación se refiere a la «corrupción de la
cultura» por
el
P.
C. F. (II, 229-250); sólo hay una cuiltura, sólo existe la cultura
marxista, la cultura revolucionaria para el P. C. F. (II, 230 y sigs.).
«Los organismos de
información, de
educación y de cultura contro
lados por los municipios comunistas no son más que las correas de
transmisión de las directrices
políticas e ideológicas del P.
C. F.»
(II,
229).
En la
sexta parte
se refiere a
«la grau conquista de
las em
presas»
realizoda por
el P.
C. F. (II, 253-308); de su poder dan
idea las 9.558
células existentes en fas empresas,
lo que resulta ser
el arma suprema del partido (II, 253).
«El P.
C. F. constituye un grupo de presión sabiamente ramifi
cado,
capaz de
pesar en las decisiones del gobierno, no solamente
por su
peso político, sino por su formidable capacidad para desor
ganizar toda la economía» (II, 256). «Eurocomunismo, democrati
zación,
abandono de
la "dictadura del proletariado", son
lemas con
los
que se distrae a la opinión, mientras que la conquista tenaz,
concreta, constante ,de las empresas desde su interior, queda en se~
gundo plano» (II, 256-257); y queda ampliamente puesto de re
lieve cómo para d P. C. F. no se trata para na:da de conseguir re
formas -sociales en
las empresas,
sino de
la primacía de las ideas
re
volucionarias (II, 260).
Finalmente, concluye el autor refiriéndose al
«asalto del
Ejército»
practicado por el P.
C. F., señalando algunas de las líneas maestras
puestas en práctica hoy
por los comunistas para infiltrarse, y
poste
riormente
adueñarse del Ejército, tras la depuración correspondiente
(II, 315-323). Y es que «Lenin
aconsejaba a
los comunistas des
truir todo el aparato del Estado inmediatamente después de
la toma
del poder, y construir en todas sus piezas
el aparato estatal nece
sario
para d ejercicio de la dictadura del proletariado. Progresiva
mente, esta
noción ha cedido su lugar a otra: los comunistas
deben
infiltrarse
en el
aparato del listado (la
administración, la policía,
el Ejército) no para destruirlo, sino para que
el partido pueda ser-
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
vii:se de este aparato después de la toma del poder, sin estar obligado
a construir otro: bastará con una depuración parcial de las anti
guas administraciones para . volverlas dóciles a las ordenes del nue
vo
poder revOllucionario» (II,
315).
Resulta imposible, en
el espacio, necesariamente breve, de una
recensión,
seña.lar todos y cada. uno de los aspectos tratados por
Montaldo; por lo que hay que concluir
señailando la importaocia
del
estudio
realizado, con
el cúmulo de datos en que se basa, que
no ha sido discutido por el P. C. F., porque resulta indiscutible.
F.stamos
ante un
estudio
actual del Partido Comunista francés, que
nos
muestra la realidad de la
actuación comunista
en
el mundo occi
dental
y nos advierte de lo que puede ocurrir en un mañana previ
sible
en la
sociedad. occidental, que
a fuerza de dormir
sobre el
plano
inclioado
del liberalismo, puede despertar
en el abismo del
comunismo,
al que aquél conduce.
ESTANISLAO CANTERO.
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DE
UN
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JEAN MoNTALDO: J. Les finm>ces du Parti Commurúste Fran
,;
diicados
a W1a materia francesa, radica en el objeto del estudio rea
lizado, porque si
bien trata del
&rtido Comunista francés, el
sustan
tivo lo
conshtuye el Parhdo Comunista, mientras
que
la palabra
francés
no es
más que un adjetivo, y no sólo gramaticalmente, sino
fundamentalmente en
lo político
y social, de tal modo que puede
servir,
sin lugar
a dudas, de pauta indicativa
respecto a
otros par
tidos comunistas distintamente adjetivarlos que
operan en las socie
dades occidentales.
1ln «las finanzas del Partido Comunista francés», se demuestra
claramente fo que el autor annncia en sus primeras páginas: i<
existente entre l.a crdeología anticapitalista
de
los comunistas y los
métodos puramente
capitalistas
que
utilizan>> (!, 11). Sin embargo,
no
debe
extrañar a
nadie,
como tampoco
le extraña al autor, puesto
que
la praxis ,marxista, la praxis del P. C. se caracteriza por utili
zar en
cada momento
los métodos más decuados para alcanzar el
fin perseguido, aunque tales -métodos, cara al público,
sean apa
rente y ostentosamenre rechazados
y condenados.
Por ello, como anuncia
Montaldo en sus primeras
páginas,
y
queda demostrado al finalizar la lectura de su obra, «se trata de ún
imperio de · tipo capitalista, con todas las características que los co
munistas
reprochan
a
los capitalistas: ramificaciones en
el
extranjero;
monopolios en el interior de ciertas zonas de influencia; convenios
i1ícitos; boicots ; intereses o comis.iooes usureras ; burocracia. des-
(*) Editions Albin Michel, París, 1977, _pág. 236; ibjd.,. parís, 1978
pág. 358,
1114
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pilfarro, tecnocracia inhumana; desprecio por 106 asalariados, etc.».
(1, 12-t3). «Se le puede comparar (al P. C. F.) con un truts colosal
que
vive, a
la vez, según las reglas económicas del capitalismo ( inte
reses, beneficios, patronos y obreros ... ) y según lis normas politicas
del
comunismo» (1, 12).
En efecto, Montaldo demuestra que todos los métodos emplea
dos por el capitalismo,
rechazados en teoría por la doctrina co
munista, son utilizados por el P. C. F., del mismo modo en que lo
hace el
«capitalismo
explotador». Y no, se trata tan sólo de emplear
unos métodos que
estarían impuestos
por
la economía de mercado
propia de la sociedad occidental
eu la que el P. C. F. se desenvuelve
necesariamente, aunque a disgusto y a su pesar, sino que, además
de
aquéllos, se utilizan
y ponen en práctica aquellas características
más odiosas pa;ra el marxismo y el comunismo, tal como no cesa de
calificarlas .. La explotación del hombre por el hombre es una autén
tica realidad en la actividad del
P. C. F. Sin Jugar a dudas, el P. C. F.
es un verdadero párásito de la sociedad, pues vive a expensas de ella.
Señala Montaldo la falsedad de la exposición de los ingresos del
P. C. F. que éste muestra. Según éste, los ingresos provienen de
las
cotizaciones de
los
afiliados, de
los sueldos de
J05 diputados y
senadores y de las suscripciones de todo ti¡x,
embargo, detrás de todo, se mueve un inmenso imperio
económíco, en
el
que los
dirigentes del
P. C. F. obtienen unos in
gresos tremendamente superiores a los que tiene su base (dr. 1, 21
y sigs.) : un patrimonio inmobihla.rio considerable (1, 72 y sigs.),
más de 300 empresas y centenares de trendas de todo tipo (1, 139-
176), con librerías, editoriales, imprentas, periódicos, revistas ... , di
seminadas por toda Francia, de modo que alcanzan a todas las ac
tividades de
.Ja nación. Se tr•ta del partido más capitalista de Fran
cia (1, 11-82).
«Un Estado dentro del Estado». Tal es el subtitulo del segundo
volumen, que es el que reviste mayor interés : Si el anterior vo
lumen describía y analizaba el sistema utilizado por los comunistas
para
llenar sus arcas,
en éste se expone el conjunto de la acción de
los comunistas en Francia.
Comienza señalando que el P. C. F. es «un partido diferente de
los demás»
(II, 13-38) ; parte para ello de la afirmación del co
munista
Jean Elleinstein, el cual presenta una imagen del P. C. F.
lo
suficienremente amable
como
para no '.SUSf:ar al público, defi
niéndolo como <
nalidad a
quienes la
rechazan. No
propone esta originalidad como
modelo de la sociedad
futura» (II,
16); Montaldo demuestra que
1175
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el P. C. F. es todo lo contrario de esa presentación almibarada. El
P. C. F. no es un partido como los demás y sí pretende imponer lo
que Elleinstein niega, cuyo análisis y descripción es el objeto del
estudio de
Montaldo.
Como indica éste, «el partido, tal como lo
quiso (y consiguió)
Lenin, es una. formación tentacular con estructura militar, de la que
toma cierto número de principioo caractedsticOS: clisdplina, subor
dinación, jerarquía, convergencia de esfuerz06 y medios, nnidad de
mando. Cada pa:rtido comunista, por consiguiente, es un ejército
pero -insistimos sobre este punto--------de tipo nuevoi un ejército per
manentemente movilizad.o, siempre en acx:ión, que no establece fron
teras entre tiempo de paz y tiempo de guerra>>.
«El ejército de los comunistas ( de Francia, como de cualquier
otro lugar) simplemente usa medios diferentes
según las circunstan
cias: Subversión pacífica o subversión violenta pero siempre sub
versión.»
«La existencia en Francia de tal partido siguifica un estado
de guerra permanente que no puede
acabo,: más que con la destruc
ción de
la sociedad. Esta destrucción es la razón de ser del Parti
do comunista, de todo Partido
comunista» (II,
19).
En el interior del P.
C. F. no hay nada que pueda parecerse a la
democracia (II,
27-29); su funcionarmento es estrictamente jerár
quico,
existiendo
una
obediencia ciega respecto a cualquier orden
(II,
29 y sigs.); actuando siempre un aparato clandestino, que cons
tituye la estructura oculta que lo dirige todo (I, 24 y sigs.)
El segundo tema que
aborda Montaldo es el
de «la
rruinipulación
de la información»· por el P. C. F .. (II, 42-61), tomando como
ejemplo
la actitud del P. C. F. durante la II Guerra Mundial, y
lo que
ahora dice el
mismo P.
C. F. respecto a su actuación en aquel
entonces, pone de relieve cómo la
manipulación alcama a
la historia
misma, para
hacerla y no sólo
interpretarla, al
gusto comunista, a
los
intéreses actuales
del P.
C. F.
Así, lo que Orwell vislumbraba para 1984 en su Oceanf" imagi
nada, el P. C. lo ha hecho rea.lidad. En su nov
loo intereses del
Partido,
se confeccionaba, a
través
del
Ministerio de la Verdad, los hechos históricos presentes y pasa
. dos, porque cuando
la
memoria fallaba y los testimonios escritos
eran falsificados, las pretensiones del Pa:rtido tenían que
ser acepta
das nece'Sariamente porque no existía nada con lo que pudieran
ser comparadas. .
Hoy,
vemos cómo
Oceanía está ya próxima, y no sólo en el
Gulag, sino también en el P. C., y no solamente en el francés -Ca
rrillo, quizá preparando el terreno para la recolección, ya lo siem-
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bra, y recientemente ha afirmado que la quema de conveutos eu
1936 fue obra de la ultraderecha y no de los comunistas---que ma
nipula la información falsificando la historia si lo considera preciso.
El tercer
terna. tratado
por Montaldo se
refiere a
la
«organización
teutacular»
del P. C. F.
(II, 65-128), que Jo abarca y aJcauza todo,
señalando
que «no hay una célula del tejido de Fraucia en
la que
no
se encneutre un núcleo snbversivo alimeutando el P. C. F. Com
probación que debería hacer reflexionar a los que, por
inconsciencia,
se
creen
capaces de dominar más tarde el desarrollo de un cáncer
que
hor alirnentau»
(11,
67).
De la C. G. T. a las empresas de turismo, desde los· jóvenes a
los ancianos, de las vacaciones para jóvenes a las confederaciones
nacionales de la vivienda, de los deportes y la gimnasia a las mu
tualidades, desde
los movimientos
para la
paz a las asociaciones de
autiguos combatientes,
de los teledubs
a las asociaciones de amigos
de
países del Este, es decir, en todos los ámbitos se encnentrau los
núcleos del
P. C. F., que trabajau en beneficio del Partido
y en la
destrucción de 'la sociedad liberal que les alimenta.
El
enarto aspecto aualizado
y estudiado por Montaldo es el que
se refiere
a la actividad de los comunistas· en los municipios: «los
dossiers
negros de los municipios rojos» (11,
131-226), amplíau el
aspecto
económico, ,bordado al tratar de «los ingresos negros de
los
municipios rojos» (I, 87-136). A nuestro juicio, es éste el as
pecto
de
la actividad comunista que reviste· mayor interés, pues po
ne de relieve tanto la dictadura comunista, allí donde se instala ( en
este caso en los municipios), como la nefasta
dirección y admi
nistración de los
mismos, en perjuicio directo de sus habitantes y de
toda la
naci6n.
De la fuerza e importaucia de la actividad comunista en este te
rreno
da idea el importante número de 28.000 concejales
y 1.813
alcaldes comunistas que habla en Fraucia al publicar
Montaldo su
libro (11, 131 ).
«El Partido comunista dirige un formidable aparato de acción
sindical, política
y administrativa. Se comporta como un Estado
dentro del Estado. Busca hacer prevalecer el punto de vista de sus
grupos de presión en los
arbitrajes polít:icoo e imponer su ley y
su doctrina en los establecimientos públicos y en las comunidades
locales. No
posee el
poder central, pero
goza de
contra-poderes
considerables, utilizados en una
doble perspectiva:
Como
partido de la
o¡x;;ici6n, se
dedica a
paralizar la actividad
del
gobierno y a bloc¡uear las reformas. ·
Como
partido
eventualmente en el poder, el P. C. dispone, fren
te a sus acompañantes o a sus adversarios, de poderosas carrecM de
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Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
tr4nsmisión que le permitirán desbordarlos y atarlos. Lo que bue
ya en todos loo lugares
en los que
.es influyente.
La
estrategia actual del P. C. F. no se funda ni en el pustchismo
( el
ejemplo
de
Alvaro Cunhall, secretario general
del Partido
Co
inwústa portugués ha comprometido una interpretación aventurera
del leninismo.),
ni sobre el electorado ( ningún partido comunista
del
mundo ha
llegado al
poder
por vía legal), sino sobre la reali
zación
progresiva del
objetivo que el
,italiano Palmiro
Togliatti asig
naba a
su partido en 1964: «Penetrar
más a fondo la sociedad ci
vil». Lo que significa conquistar el Estado por etapas sucesivas. El
totalitarismo clásico en el que un partido se apodera brutalmente
del Estado
y reorganiza la sociedad por medios autoritarios, deja
entre noootros paso a1 totaiitarismo desde la base. El P. C. F. intenta
estrangular,
romper por etapas la democracia liberal, gracias a la
constitución de contra-poderes en
los
municipios, en
las
empresas,
en los centros escolares, en las universidades, en los centros cultu
rales, en
la
admlnistración, en todos loo sectores
clave» (II, 133).
Montaldo
señala cómo los comunistas, al desempeñar cargos
públicos,
se convierten en «agentes
del Estado contra el Estado»
(1, 86);
laJ documentación empleada, .Jas citas
transcritas resultan
indiscutibles y no dejan lugar a la duda. As!, por ejemplo, el dipu
tado
y alcalde de Choisy-le-Roi, Fernand Dupuy, afirma que «el
alcalde comunista es un militante como los demás, con los mismos
derechos
y los mismos deberes. Participa, por tanto, con toda natu
ralidad en
la aplicación de la política de su ,partido, en todas las
acciones contra
'1a politica gubernamental» (1, 87).
Los que resultan elegidos son controlados en todo momento por
el P. C. F. (1, 89
y sig;s.), implantándose el totalitarismo en aque
llos 1o/lllltamÍentos donde se
instalan
fos comunMas, de tal modo
que resulta
imposible en ellos cualquier actividad que no d= el
Partido, según
afirma
el socialista Roger AttaJ (1, 94).
Bn los ayuntamientos controfados por el P. C. F., éste emplea di
versos métodos para vivir
a
expensas de
los habitantes de
esos mu
nicipios; entre ellos, «acordar subvenciones municipales a sus cori"eas
de transmisión, que es el método más simple» y «centralizar los
contratos municipales con
alguna:s empresas controladas, en las
que
los beneficios
están afectados
al partido, que
es un
método discreto,
casi
inocente... y particularmente rentable» (!, 97).
En
estos municipios, donde los comunistas dominan los ayunta
mientos,
resudta que, en comparación con los no comunistas, hay
una mayor presi6n fiscal, un endeudamiento superior y más buro
cracia
(II, 135
y sigs.; I, 107 y sigs.), as! c0010 gastos munici
paies más grandes,
con menores beneficios
para sus habitantes
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
(I, 120 y sigs.); a
comunistas
para que se afilieu al partido y se conviertau eu agentes
del· P.
C. F., ameuazándoles con echarles y .haciéndolo ·así cuando no
se
someten a Ias presiones
(I, 107
y sigs.; II, 146 y sigs.).
Como
afirma· Montaldo, «la mala gestión no es debida al azar o
a errores desafortunados, ·sino que son consecuencia ineluctable de
su sistema>> (II, 136); «(la) exagerada presión fiscal, ( el) endeu
damiento
excesivo,
(los) gastos de
personal demasiado
elevados:
tales
son las
principailes características de
la politica financiera de
los
ayuntamieuto6 comuniotas» (II,
143).
A continuación se refiere a la «corrupción de la
cultura» por
el
P.
C. F. (II, 229-250); sólo hay una cuiltura, sólo existe la cultura
marxista, la cultura revolucionaria para el P. C. F. (II, 230 y sigs.).
«Los organismos de
información, de
educación y de cultura contro
lados por los municipios comunistas no son más que las correas de
transmisión de las directrices
políticas e ideológicas del P.
C. F.»
(II,
229).
En la
sexta parte
se refiere a
«la grau conquista de
las em
presas»
realizoda por
el P.
C. F. (II, 253-308); de su poder dan
idea las 9.558
células existentes en fas empresas,
lo que resulta ser
el arma suprema del partido (II, 253).
«El P.
C. F. constituye un grupo de presión sabiamente ramifi
cado,
capaz de
pesar en las decisiones del gobierno, no solamente
por su
peso político, sino por su formidable capacidad para desor
ganizar toda la economía» (II, 256). «Eurocomunismo, democrati
zación,
abandono de
la "dictadura del proletariado", son
lemas con
los
que se distrae a la opinión, mientras que la conquista tenaz,
concreta, constante ,de las empresas desde su interior, queda en se~
gundo plano» (II, 256-257); y queda ampliamente puesto de re
lieve cómo para d P. C. F. no se trata para na:da de conseguir re
formas -sociales en
las empresas,
sino de
la primacía de las ideas
re
volucionarias (II, 260).
Finalmente, concluye el autor refiriéndose al
«asalto del
Ejército»
practicado por el P.
C. F., señalando algunas de las líneas maestras
puestas en práctica hoy
por los comunistas para infiltrarse, y
poste
riormente
adueñarse del Ejército, tras la depuración correspondiente
(II, 315-323). Y es que «Lenin
aconsejaba a
los comunistas des
truir todo el aparato del Estado inmediatamente después de
la toma
del poder, y construir en todas sus piezas
el aparato estatal nece
sario
para d ejercicio de la dictadura del proletariado. Progresiva
mente, esta
noción ha cedido su lugar a otra: los comunistas
deben
infiltrarse
en el
aparato del listado (la
administración, la policía,
el Ejército) no para destruirlo, sino para que
el partido pueda ser-
1179
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
vii:se de este aparato después de la toma del poder, sin estar obligado
a construir otro: bastará con una depuración parcial de las anti
guas administraciones para . volverlas dóciles a las ordenes del nue
vo
poder revOllucionario» (II,
315).
Resulta imposible, en
el espacio, necesariamente breve, de una
recensión,
seña.lar todos y cada. uno de los aspectos tratados por
Montaldo; por lo que hay que concluir
señailando la importaocia
del
estudio
realizado, con
el cúmulo de datos en que se basa, que
no ha sido discutido por el P. C. F., porque resulta indiscutible.
F.stamos
ante un
estudio
actual del Partido Comunista francés, que
nos
muestra la realidad de la
actuación comunista
en
el mundo occi
dental
y nos advierte de lo que puede ocurrir en un mañana previ
sible
en la
sociedad. occidental, que
a fuerza de dormir
sobre el
plano
inclioado
del liberalismo, puede despertar
en el abismo del
comunismo,
al que aquél conduce.
ESTANISLAO CANTERO.
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