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La sociabilidad humana, las instituciones intermedias y el principio de subsidiariedad

LA SOCIABILIDAD HU.MANA, LAS INSTITUCIONES
INTERMEDIAS Y . EL PRING1Pl0 DE

SUBSIDIARIDAD
La sociabilidad del ho~: la familia, las libres institucio• nes intermedias, la comunidad política con el Estado y sus
articulaciones institucionales.
«El hombre es 11n ser inteligenle y libre, ordenado por destino "natural a realizar las potencialidades de su person,a en la sociedad. "Son

expresiones de esta
su connatural sociabilidad ¡,. sociedad fun·
"dáda sobre
el matrimonio uno e indisoluble, que es la familia, las "libres instituciones intermedias; lt:a cam1111idad política, cuya forma ";urídica .es el Estddo en sus diversas arliculadones institucionales.
"Este debe. asegurar a
todos sus miembros ¡,. posibilidad de zm pleno "desarrollo de su per.rona. Esto

exige
que, a quienes se encuentran "en

condiciones de
necesidad y de-carencia por enfermedad, pobreza, "insuficiencias de diverso género, lis 1ean ofrecidos los servicios y "ayudas que redama s11 situación pe_c11liar. Esto es una obligación de "solidaridad por parte de cáda. ciudtld,ano, antes que una obligaci6n
"de ¡gstkia por

parte del
Estado.
>>Para
el

creyente,
en fin, es «na exigencia ineludible de Ju fe
"en Dios Padre, que llame, a todo'! los

hombres
a formar 11na comuM "nión
de hermano, en Cristo (cf. Mt 23, 8-9}; es= gozosa obe­"diencia al mandato
bíblico:
«Deus man "mis hermanos menores, a mi me Jo. hicisteis» (cfr. Mt 25, 34-40}.»
JUAN PABLO Il: .Alocución a los juristas ita­lianos, 25 de noviembre de 1978, L'Osservatore Romano. Edición semanal en lengua C8pañola. Afio C, núm. 52 (521). Domingo 24 de diciem­
bre de 1978.
Las instituciones comunitarias, el hombre y los cuerpos inM termedios.
«¿Cómo llegar a una fraternidád más amplia sin perder nada de "las trádiciones válidas

de
cáda pais o

regi6n? ¿Cómo
desarrollar "las eJtmcturas de .coordinación sin menoscabar_ la resp011sabilidad nde la base y de los cuerpos int.ermedio_s? ¿Cómo conseguir que los 11individuo1, familias, comunidades locales y pueblos ejerzan sus de­"rechos y t/eheres a la vez que se abren a un bien común más amplio
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11y a mayor armonídi dentro de esta comunidad europea y con el resto
"del
mundo, en jl
resto de Europa
y con los paises
"menos favorecidos? Cuanto más vasto y complejo es el organismo,
'imás se ha de redoblar la vigilancia al querer señalar una línea
ncomún
de acción. Y también! más hay que tener en cuenta las ne­
i'cesidades
reales

de
cada uno
de los
miembros! para evitar que
se
n construya una estrucJ'ftra te·óricai haciendo caso' (JffliSo de estas nece­
" sidádes o

dejándose
guia, del interés de grupo, pa,ticulares. Sigue
"residiend" la verificación de ello

en el
respeto de los derechos fun­
" damentales
de la persona.»
«Las instituciones comunitdlria.r
son

siempre
instrumentosi impor­
ntantes ciertamente; pero
no tlevan a e-abo un trabajo fecundo sino
"poniendo
en el centro de sus preO'cupaciones al hombre en su in­
iitegridad

JUAN PABLO II: Alocución en la audiencia
a la Oficina
de la Presidencia del Parlamento
Eurppeo del

jueves 5 de abril de 1979, L'Os­
servatore Romano. Edición semanal en lengua
española.
Año XI, núm. 20 (542). Domingo
20 de mayo de
1979.
El principio de suhsidiaridad.
«No serían respetadas estas libertades! ni en la letra ni en el
"espirtu, ,i ¡,r,valeciese la tendencia a atribuir al Es/fido, y a las otras
"expresiones territoriales
del poder público una función centrdiza­
" dora
y exclusivista de organización y gestión directa de lor servi­
iic,ios,
o de rig}do,s controles que acabaría con desnaturalizar su le­
n gítima función propia de promoción, de impulso, de integración y
!'también -si es necesdrio-de suplencia de las iniciativas de las
"libres instituciones sociales1 según el principio de subsidiaridad .
. »El Episco,pádo, italiano -como es sabido- también ha maní·
''festa.do recierrtemente
sus preo-cupaciones ante el

peligro
real de que
!'sean restringidas
los espacios efectivos de libertad, de que sea re­
"ducida
y cada vez m·ás limitada la acción libre de las personas, de
"!tJS famr1ias, de las instituciones intermedias, de, las mismas asocia­
,, dones civiles
y religiosas, en favor del poder p·úblico con el resul­
"tádo
de «itresponsabiliz"1' y cr,ar peligrosos presupuestos de una
ii colectividddi que anula
al hombre, suprimiendo sus derechos _fun­
" damentales y sus libres capacidádes de expresión». (Comunicado de
"la Conferencia Episcopal Italiana, enero

de 1978.)
»C"mo también el mismo Epim,pádo italiano ha expresado su
''preocupación
de que sean suprimidas o,
de cualquier mo-do no
su-
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"ficiente y eficazmenJe garrctntizadtlS1 obras beneméritas que, durante
n siglos, bajo el impulso de la. caridad cri.rtíana., han cuidado de los
,, huérfanos, de

los
cie'gos, de
los
sordom11dos1 de los ancianos, de
,,toda clase de necesitados1 gracias a la. generosidad de bienhechores
"y al sacrificio personal, ¡¡1 veces heroico, de religiosas y religiosos1
"y que, en virtud de disposiciones legislativas habían tenido que
"aceptar, muy
a pesar suyo1 la figura jttrídica de instituciones pú­
,, blicas. de asistencia
y beneficencia, con

una
cierta gttrrantía1 por lo
1'demás, para sus fines institucionales.»
JUAN PABLO 11: Alocución a los juristas ita­
lianos, 125 de noviembre de 1978, L'Osservatore
Romano. Edición
semanal en lengua española.
Año C, núm. 52 (521). Domingo 24 de diciem­
bre de 1978.
El principio de subsidiaridad expresa la plena -soberanía de
la

nación.
«... el Estado comprende su ID1s10n sobre la sociedad, según el
"principio de subsidiaridad
(principium ,ubs/diarietatis), que quiere
"expresar la plena soberanía de la nación».
JuAN PABLO II: Alocución a la Conferencia
Episcopal Polaca, con motivo de su 169 asam­
blea plenaria, el martes 5 de junio en el San­
tuario de Jasna Góra; L'Osservatore Romano.
Edición semanal en lengua española. Año XI, núm. 24 (546). Domingo 17 de junio de
1_979.
La debida libertad de los ciudadanos y de la lgle&ia para
ofrecer servicios de
asistencia.
«Et ciudadano, en particular o asociado, debe ser libre para ofre­
" cer servicios de asistencia en conformidad
con

sus
propias posibi­
"
lidades y con su propia ir,spiración ideal.
»Debe

ser
libre la Iglesia, que, como ya ,, de'Sde sus comienzos!
"uniendo el ágape con la Cena Euca>ristica, se mttnifestaba toda ent'era
"unida en tomo a Cristo por el vínculo de la caridad; así en J'odo
"tiempo, se hace reconocer por este distintivo 4e! amor, y, mientras
"se
alegrd de las iniciativas de los demás, reivindica para sí las obras
"de caridad como

deber
y derecho propio que no puede enajenar"
" ( Apostolicam actuositatem, 8) .»
JUAN PABLO TI: Alocución a los juristas ita­
lianos, 25 de noviembre de 1978, L'Osservatore
Romano. Edición semanal en lengua española.
Año X, núm. 52 (521). Domingo 24 de diciem­
bre de 1978.
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