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Armonía y dialéctica en la naturaleza

ARMONIA Y D!ALECTiiGA EN LA NATURALEllA.
POR
JULIO GARJUDO
Las ciencias naturales, cuyo objero es describir y explicar el
mundo que nos rodea,

tienen
su método propio de observación,
experimentación y dedua:rión
y en estas ttes etapas apw,ecen los
conce¡pws de armonía y dialéctica.
Pero, ¿cómo se pueden definir estos dos conceptos desde el
punto de

vista de las ciencias
naturales?
Ordinariamente
se define la """'""" como el conjunto de reJa. ciones que eJásten entre las

diversas
pa,tes de un rodo que hacen
que estas partes
concurran a

un
mismo efecto en esta rota.lidad. Re­
sulta, pues, que este concepto se relaciona directamente con el omen
y la nrganizaciñtl y hasta con la noción de finalidad; así, decía Glande
Bemard, que "todos los fenómenos de un cuerpo vwo está en armo­
nía recíproed".
En la naruraleza hay que tener en cuenta la existencia de dos
tipos

de annonía: la
dmzimía sincrónica y fa armoma diaorónica:
La armonía ,sincrónica se refiere al conjunto de relaciones entre
fas diversas partes de un todo en un momento deeemzinado, o sea, en
su
constitudón, independientemente de fa variable

tiempo. Dentro
de esta categoría se comprenden las armonías de constitución o es·
trucrural.es de los seres naturales.

De
estas armonías fas más especta·
rulares

son Jas maravillas
anatómicas del

cuerpo
humano o
de los
anúooles, del

ojo por ejemplo.
Lás annonías diacrónicas son

aquellas relacionadas con las
di­
versas
partes

de un
todo que varía . con el tiempo, un todo dint,.
mico que se tram/wma o si se quiere que es evolutiw. Aquí las
armonías se refieren a fas conexiones, · víncuflos o tmbuzónes entte
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Fundaci\363n Speiro

JUUO GARRIDO
dos estructuras diferentes de un todo; una, anterior a la transforma~
ción y, .otra, posterior a ésta.
Las transfoomaciones o evoluciones pueden ser debidas 6nio,..
mente a causas internas a aquello que sufre l:a ttanofomiación, pero
más frecuentemente intervienen también caus-as ex11ernas y la trans­
fotmación o evolución es el producto de interferencias, enfrenta­
mientos, colaiboraciones, conexiones o con'SOD.ancias entre dos o más
elemeotos de la realidad.
Es
por

la consideración de estas
interferencias que
ha sutgido
la noción
de dialéctica en su acepción hegeliana.
La dia/,éaica hegeliana tiene su origen en Heráclito que veía en
la "guerra", o
sea, en la oposición de contratios, el "origen de todas
las cosas". Según esta concepción, lo real es esencialmente el deve­
nit con la inseparabilidad de los contradictorios (tesis y antítesis)
que se unen en una

categoría
superior (síntesis).
Esta

visión hegeliana
addlece, a nue~o juicio, del defecto de
su
simplismo, pues existen muy
diversos tipos de relaciones y la
oposición
y los antagonismos son sólo un aspecto de las interacciones
o
interferencias que coadyuvan en el devenir.
Sería

útil
establecer una tipología completa de todas las posiMes
in o

interferencias posibles en la
natura:leza. Se
vería
entonces
que la dialéctica heg&iana y el axioma de la produoción
de
una categotía superior (síntesis) por la ludha de los contrarios es
un aptiorismo
s
casos. Ni
todas
las categorías superiores son producto de antagonismos, ni todos
los antagonismos producen
categorías superiores.
La di,,J,écüca hegeliana no sólo es un apriorismo simplista, sino
que
adolece de un
marcado antropomorfismo
subjetivo anticientí­
fico.
Bn ,efecto, el antagonismo conflictivo y la guetra son categorías
derivadas de actitudes y
comportamientos humanos que

no
signifi­
can

gran cosa en
la naturaleza.
Para que exista dfaléltica es necesario que exista cierta armonía
entre

los contrarios, o
sea que

deben éstos
poseer un

conjunto de
ca~
racteres

comunes para poder oponerse en uno o varios de los
caracte­
res en que discrepan. Es posiole, como hacen 'los materialistas dia­
lécticos,
utilizar los antagonismos asimilación-desasimilación, polo
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Fundaci\363n Speiro

ARMONIA Y DIALECTICA EN LA NATURALEZA
nort:e o polo sur o burgueses-proletarios, para explicar diversos as­
pectos
del
devenir de la realidad, porque
elida uno de los ele­
mentos que estos pares de
antagonistas poseen entre ellos determi­
nada armonía, dete,minados caracteres y modalidades comunes. Los
conttatios están bajo un mismo género, decía Aristóteles.
La dia!éotica u oposición sólo es posible si existe cierta a1'tnonía.
Lo que

es todavía más
discutible es

la
afirmación que el enfren­
tamiento de los
contrarios produzca una categoría sulpetior.
Para

no caer en el
antropomoJlfismo subjetiviota había

que po­
nerse de
acuerdo sobre lo que

se entiende por
categoría superior.
¿Será aquella que contenga mayor· número de armonías, mayor com­
plejidad, mayor estabilidad o mayor belleza?
En
estas afirmaciones sobre

la
superioridad de
las síntesis hege­
lianas, los
marxistas cometen cantidad de

errores ya señalados por
mu estos
errores la
tonfusión entre el conocimiento de la realidad y
la realidad
misma. Un

ejemplo muy demostrativo es el que
utili7All
muchos

marxistas
para exponer su tesis, el de la naturaleza de la
luz que
sería la sínt:esis de
dos
contrarios: onda y co~púscufo y la
mecánica ondulatoria
sería la

síntesis superior surgida de
esta con­
tradicción. Pero esta dualidad, onda-corpúscU'lo, no corresponde a
una
contradittión, sino

que es
el resultado de la necesidad que tie­
ne
el físico de proceder por esquematizaciones, idealizaciones y abs­
tracciones.
Se encuentra con esto en presencia de aspectos diversos
que
son
en apariencia contradictorios, pero son complementarlos y,
como dice el fundador de la mecánica ondulatoria I.ouis de Broglie,
estos dos aspectos que
parecen irreconciliables,
no
implican nunca
contradicción. Cuando

uno de ellos se
afirma, el otro se esfuma en
la medida exata para que se pueda evitar el enfrentamiento y la con­
tradicción.
La síntesis no es en este caso más que una hipótesis más perfecta
que recoge en una sola doctrina los aspectos diversos de una rica
realidad. La dialéctica no ha creado ninguna categoría su,perior en
la
realidad, sino
sólo en nuestro conocimiento. 11¡,rnaron< "categoría
superior" porque
es U11a. teoría que contiene mayor número de ar­
monías

entre la realidad y nuestra
imagen mental
de ésta.
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Fundaci\363n Speiro

¡uuo GARRIDO
Lo que interesa a las ciencias natuncles es acercar lo más posible
nuestros conocimientos

o
imágenes subjetivas del

mundo
con la
realidad misma.
En la realidad de la natural-, la ll~ dialéctica hegeliana
no es más que uno de los aspectos de la complejidad y de las inte­
raociones entre los

seres,
fenómenos, las leyes y las regularidades que
rigen estas intreraocion-es. Estas interacciones son la apresión de ar­
monías en el devenir. La natu:raleza se desarrolla bajo el signo de la
armonía y del otden y no del enfrentamiento y la destrucción.
• • •
Esta afirmación que se desprende de todo análisis de las reali­
dades del mundo
maretial merece ser examinada con más detalle.
m primer problema es considerar si este orden y armonía tiene ca­
rácter objetivo o es simplemente el resultado de una esquematiza­
ción e
idealización subjetiva.
Es necesario insistir en estas consideraciones sobre la subjetividad
y la objetividad de la armonía, pues ·a1ioira estamos en un momento
en que el subjetivismo lo iovade todo
y muchos creen que la verdad,
la
bondad o la belleza son algo que depende principalmente de
nuestra opinión, de nuestras profodas o de nuestra conciencia. Si
así fuese, sobraría la ciencia y sobraría la inteligencia.
Pues

bien, en la
f~ ,elación objeto-,ujeto, hay que
cons.iderat cuando

se aplica a
la noción de armonía: prim,,,o, la re­
lación entre el objeto
(la naturaleza) y el sujeto que la contempla,
o sea,
Jo que se llama la observación; segtmdo, la relación entre el
objeto y el sujeto que lo interpreta, o ses, las deduociones y tercero,
la relación entre el objeto y el sujeto que lo ha creado, o sea, el pro­
blema de los
orígenes.
• * *
La contemplación de la naturaleza revela inmediatamente la pre­
sencia de un
orden, de. una

armonía.
Hay órdenes sendllos en los
cuales los elementos ordenados no se juntan para formar un todo
tal como
ocurre con
la
. serie de los números enteros, no surge de
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Fundaci\363n Speiro

ARMONIA Y DIALECTICA EN LA NATURALEZA
este orden un todo limitado e individualizado. Este tipo de orden es
propio
del mundo inorgánico y el ejemplo más demostrativo es el
de

los cristales en los que los
elementos que los forman se agrupan
de

un modo ordenado,
triplemenre peri6dico

según simetrías regu­
lares que la observación y
la deducción

racional han
demostrado que
obedecen

a 230
grupos de simetrías. Este heobo nos indica clara­
mente que

en
el mundo inorgánico rige un orden y una armonía ra­
cionales. Nuestra

inteligencia es
capaz no
sólo de
"Preciar este
orden
y esta =onla, sino de reconocer y sistematiza< las posibilidades m­
ciolll>!es
de

ordenación..
Cuando
subimos en

la escala de los seres
naturales, nos
encon­
tramos con

ordenaciones y armonías que forman un todo, en que las
partes contribuyen cada una de ellas a
una finalidad determinada
del

todo: son los seres
vivos, los seres orgánicos, que tienen órganos.
Es sol=ente en los seres orgánicos que se pu truos. No existen monstruos minerales, no existen monstruos me­
cánioos. Todo aquello que no posee una cOhesión interna, orgánica,
cuya. forma,
estructura y dimensiones no están fijadas por un módulo
o modelo, no puede ser
tllChado de monstruosos en
el sentido es­
tricto de la palabra. Se podrá decir de una roca o de las montañas
que

son
eno,mes o
grandiosas, pero no se puede
decir que
sean mons­
truosas pues en esta idea entra una noción de
calidad y no de can­
tidad. Y la calidad
principal es

la armonía
y el orden.
El estudio, esta calidad dada por el orden y la armonía nos lleva
al
esrudio de

las relaciones entre
el ob¡eto y el suiet<> que lo inte,­
-¡,reta, es decir, a las deducci estudio
de las
aimonías de

la
naturaleza. El
estudio de estas armonías
es, ni más

ni menos, la finalidad de
las cieru:ias naturales. Se

ex­
presan estas armonías
por medio de leyes que actúan como causas
materiales y eficientes de los hechos naturales. Los mat&ialistas y
los
mecanicistas niegan el
prim:iipio de
finalidad. En
oposición al
sentido

común (sin el cual no existe la ciencia), no
wcilan en
afir­
mar que

las
oves no
están dotadas de
all>s ,para volar sino que vuelan
porque

tienen alas y el ojo no está
hecho ,para ver, sino que vemos
porque tenemos

ojos. Posiciones
·esencialmente anticientíficas,
pues
en el
an:ilisis de

las
estructuras y fenómenos naturales no hay nada
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JUUO GARRIDO
más fructífero que el preguntarse, ¿pam qué existe tal o cual par·
ticularidad de la
estructura o

del
comportamiento?
A

muchos
. cientJficos modernos les resulta difícil reconocer la
existencia real de un principio
de :finalidad, pero en realidad lo ad­
miten

disimulando su claudicación,
empleando otro nombre

de
re­
sonancias

pedantes :
J., teleonomía.
Se ha pretendido demostrar que la contingencia de las leyes na­
turales

es tanto mayor
cuanto más· ,nos elevamos en

los grados de
nrgaoimción de

los seres;
ésta fue la posición de Boutroux en sus
obras

clásicas
L'idée de lt>i naturelle y Contmgence des lt>is de la
ndtfltt'e. No creemos que esta tesis sea sostenible actualmente, pues a
medida que nos elevamos en la jerarquÍJt de los seres, disminuye la
contingencia
en Jo

que se refiere a las
regolatidades de
su
esrrnc­
rura y c:o.tnporramiento. ·
Las leyes

morfugenéticas son tanto más
¡,recisas y definidas y
mejor coordinadas cuanto más complejo es el ser natural considerado.
El estudio
de estas
leyes
mottogenéticas nos lleva

a considerar
el
tercer aspecto de !las , rando
el sujeto que h~ creado el ob¡et fundamental de
la existencia de un plan en la naturaleza o la ausen­
cia de éste,
y entonces todas las regwaridades y armonías serían
simplemente
fruto del azM". ¿Es el universo fruto de un ¡,Jan o un
mero accidente casual?
Un · premio Nobel de biología, con ribetes de filósofo, enunció
como
solución a
este
problema la antinomia: amr y necesidad. El
amr surgiría

de
forma imprevisible,

insólita y
fortuita en
la
naru­
mleza;
la

necesidad
sería, por

oposición, aquello que no varía en un
proceso, lo que
puede ser previsto y

lo que ocurre
ineluctablemente.
Las leyes

marcan
la necesidad, la contingencia, el amr. Pero dejando
de un lado la
contingencia debida
a nuestra ignorancia
vencil:,le o
inveócible
y !a a drío, en el desarrollo de la realidad, la existencia de leyes, de nece·
s~es,
implica la presencia de un plan e indica <¡ue el universo
no es mero accidente casuai, sino que en su estructuración y desa­
rrollo intervienen leyes y regu!M"idades .necesarias, y leyes y regu­
laridades

en la interacción e
intetterencia de

éstas, creando un
a ma--
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Fundaci\363n Speiro

ARMONIA Y DIALECTICA EN LA NATURALEZA
nera de trama o tejido más o menr,s ,ompücado que las ciencias na­
tu Lo que ocurre es que muchos científicos modernos no quieren
admitir
la existencia de up. plan pam 110 tener que admitiJ: un pla­
nifa:ador. Es una maaifest¡¡ción de la teofobia que muohos quieren
disfrazl>r con

ropajes de objetividad
.y espíritu científico.
Reoordemos a Auguste Comte,

que con su positivismo quería
elevar a

la categoría de
religión el espíritu científico, doctoraJmen­
te afürmó que

"nunca se
podría saber cómo están los átomos" (1).
Algún tiempo después, el
descubrimiento de los fenómenos

de di­
fracción de
los rayos X y los progresos de la físicoqulmica permi­
tieron
decermiuar
con . toda seguridad la estruetura a<óm.ica de los
cuerpoo materiales. Es una buena lección para aquellos que quieren
deducir conclusiones definitivas generales a
partir del
estado momen­
táneo de
las ciencias naturales.
A medida que se desarrolla nuestro conocimiento científico, se
destaca más
claramente a
todos
los niveles (partícttlas elementales,
átomos, ·cristaies, seres vivos) :la. coherencia y la unificación de los
elementos en un todo, de acnerdo con un princi¡pio que se llama
ahora de integración. íntimamente relacionado con la finalidad o te­
leonoJJÚa.
Es la integración fuente de las construcciones, estructuras y fun­
cionamientos que se despliegan en el espacio y en la temporalidad
de

los
acontecimientos. La integración es una operaci6n unificadora
y sobre todo 7erarqllÍzante que rige la construcción según una ar­
quitectura en "un edificio que se estructura por 'Ullla serie de !inte­
graciones formando conjuntos que se asocian para construir otros
conjuntos de nivel superior"
como dice
el
proresor F. Jacob en su
libro Lo logique du vwam, donde expone su teoría del "integr6n"
como unidad constituida por la integración armónica de subunidades.
Las integraciones se llevan a cabo de acuerdo con las leyes na­
turales y en este concepto de ley na mismo
los marxistas

(aunque no les
gusta 1-tblar demasiado de él)
(1) Co11r.s de philosophia positive, París, 1930-42, .. vol. VIII, pág. 115.
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Fundaci\363n Speiro

¡uuo GARRJDO
que los espiritualistas y tomistas. Oparin, miembro de la Academia
de

Ciencias soviética,
ba dicho, criticando el mecanicismo: "los pro­
gresos
enormes

de las ciencias de la
naturaleza han
permitido
llegar
a

la
mnvicción que la aparición de la vida no ha sido el fruto de
un
azar feliz, como se pensa:ba anteriormente, sino que debe ser
considerada como

un fenómeno
inseparable de

la evolución
general
de nuestro planeta". Esta afirmación de Opatin, que no. ha sido
proihibida rpor el partido comunista, lleva consigo la idea de que
existe aJgo ,que ditige el proceso evolutivo. Y la confesión de la
necesidad de
admitir la

existencia de este
"algo" es ro que ha hedho
afirmar
,a varios autores

( entre ellos
el excelente filósofo argentino
Paulina
Ares Som07a), que los marxistas sigueo

en
mudhos puntos
a Aristóteles y quiereo presentar numerosas tesis aristotélicas romo
descubiertas
rpor ellos mismos. Pero en el discurrir de su peosa­
miento mimético veo que van a chocar coa las tesis del materia:lis­
mo
dialéctico y se ven· obligados a detenerse, pues delante de ellos
se
abre inexorablemeote

un abismo de contradicciones que les obli­
garía a revisar y a abandonar sus tesis furulamentales.
La divergencia fundamental entire el marxismo y el tomismo es
que para el marxismo la ley natura! es sólo inmaoeote a Jo que exis­
te;
y de la materia original ha surgido todo lo que existe. Es una
metafísica de

tipo panteísta-monista. En cambio,
para el tomismo
y para .toda ortodoxia católica, la ley natural es expresión de un
Pensamiento o lnteligeocia
inmanente pero también tranSCendeote.
Resulta

una alternativa: o el
materialismo dialéctico con su metafí­
sica panteísta-monista o el
realirmo est_,i,ritfhtista ron s.u metafísica
de
la
Creación.
E:l marxismo a.firma que sólo existe la materia y a partir d-e ésta
y de sus propiedades se debe ""J)licat todo cuanto existe y ha exis­
tido, y todo cuanto sucede y sucederá ea el Universo.
Pero
si rodo es consecuencia de la materia, ésta contenía en su
origen
todo lo que

luego apareció
y entonces se cae de nuevo en el
materialismo mecanidstia qu,e se ha creído superar con el materia­
lismo dialéctico; o si no, en un mnjunto de inmngtueocias como la
afirmación
del
filósofo soviético Konstatioov que

llega a decir que
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ARMONIA Y DIALBCTICA EN LA NATURALEZA
"la ronciencia procede de la materia pero no es material", sin que
por esto acepte la iomaterialidad de
lia ronciencia.
Si

la
materia tenía en

su
origen todo
lo
. que vemos sutgir de
ella, estructuras, vida, pensamiento, conciencia, ete., entonces la ma­
teria ya poseía en sí misma, desde siempre, la vida y .la conciencia,
aunque
sea de
una manera "virtual'" o ",potencial'". Si la materia
contenía

vida y conciencia, entonces oo
hay dialéctica en la naturaleza,
porque

la
diailéctica en

el
marxismo significa
novedad
y progreso
y todas las posibilidades de romplejidad y progreso estaban ya en
la materia primitiva y lo
6nico que bi ocurrido es que estas cuali­
dades de la materia se !han manif~stado de un modo gradual.
Si la materia
original no

tenía
rodas las !pIOlpiedades que luego
se
han manifestado en ella, no hay más remedio que apelar a Ou-o,
a Alguien, que las contiene y este ,.;igu;en es un sujeto portador de
estas propiedades que se
manifiestan en la materia por medio de las
leyes de cuya
incidencia surgen

las armonías de
la naturaleza.
Además, cuando

nos
remontamos en el tiempo vemos que lama­
teria
se simplifi01, disminuye

su complejidad
y llega a ser, en el
límite de nuestro viaje a través de'l tiempo, "casi t'kxhl' y este "casi
nada" estaría solamente formado por partículas elementa!les y radia­
ciones, formando
un plasma amorfo con · algunos átomos de hidró­
geno, puesto que este e)ementó se conrvierte de un modo permanente
y de un modo irreversible en helio. Para mantener el dogma de la
eternidad del universo, algunos llegan a admitir gratuitamente que
existe una creación continua de hidrógeno. Existe, por tanto, una
contradicción rentre 1a eternídad de la materia y su agotamiento.
Si se admite que el universo no es eterno, podemos afirmar que
existe uo ser necesario, pues, si en un momento dado nada existía,
nada existirá nunca, puesto que
la nada absoluta no puede producir
nada. Pero
el universo existe y nosotros vivimos y, por lo tanto, la
nada absoluta no existe ni ha existido nuna..
La ciencia nos 'informa de un modo cada vez más preciso sobre
su .pasado y su !Presente. El universo ha tenido un principio y la
ciencia astronómica confirma este modelo que hace impensable
_ el ateísmo. Si se considera el universo material como un ser abso­
luto, increado, es el que ha producido la vida y el ,pensamiento, el
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JUUO GARRIDO
hidrógeno o las partículas elementa:les tendrían vida y pensamiento.
Para a ciencia positiva, son estas afirmaciones, fantasías inútiles, y
para la filosofía, defEcto de raz.onamiento basados en prejuicios ar­
·~itrarlos cuando no anti.rracionaies.
Algunos han hablado de autocreación, lo cual es algo absurdo,
pues para crearse llay que ser primero y si se es ya no es necesario
crearse.
El mundo y la materia no son cientlficamente concebibles solos.
EstltlllOs obligados,

como decía Aristóteles,
a buscar algo por en­
cima de la materia. No tenemos más remedio que admitir una dua­
lidad: el mundo
y Dios.
El mundo está regido por un conjunto de leyes coherentes que
dirigen nuestra cosmología. Cosmología
y leyes que los progresos
de
ios estudios espaciales han demostrado que son universales, las
leyes de la física y de la química son constantes e iguales en todos
los planetas
y en las más lejanas estrellas. Es interesante recalcar esta
observación,
pues actualmente
circulan innumerables obras de cien­
ciaAicción en las que de un modo más o menos feliz se imaginan
mundos diferentes del nuestro en los que rigen leyes distinras de
las que
conocemoo. No
tienen estas lucubraciones valor superior al
de los cuentos de
,hadas y son mucho menos divertidos.
Solamente serán probablemente
cambiadas las leyes del cosmos
en el momento del
fin y de la renovación del mundo, según nos
enseña la fe ortodoxa.
Sería de gran interés estudiar
y analizar a la luz de la ciencia
moderna
fas afim,,iciones de

la Tradición sobre esta renovación del
mundo en el
último día. A mi juicio nunca se insistirá demasiado
sobre la idea de que nuestra rellgión
es una
religión patrística más
que
U11i! religión bíblica, porque los Santos Padres son los auténti­
cos
intérlpretes · de

las
enseñanzas de
Nuestro Señor transmitidas por
los Evangelios
y por la tradición oral. De modo que la importancia
de
las ensefianzas de

la Iglesia es tanto mayor cuanto
más nos acer­
camos a sus odgenes, porque estamos más cerca de la fuente y a me­
dida que nos alejamos de este origen se diluye ly adultera la doctrina
con facilidad. Lo mismo ocurre con los Concilios, que cuanto más
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ARMONIA Y D/ALECTICA EN LA NATURALEZA
antiguos son, se refieren a verdades más fundamentales en su aspectO
dogmático.
En lo referente a la cosmología después de la . segunda venida de
Nuestro Señor Jesucrisro, tenemos escritos doctrinales en

San Cirilo
de Jerusalén (siglo rv), que en su catequesis bautismal número XV
dice
textualmente:
"N.S. Jesu-Cristo vendrá

de los cielos
al fin del mundo,

el últi­
mo día pues el mundo tendrá un
fin y ese mundo creado será reno­
vado.
Como consecuencía de
la cotrupción, el

adulterio
y las faltas
de
toda índole se han extendido sobre la tierra ... y para que la mo­
rada del hombre no esté llena de injusticias, este mundo pasará, y
será inaugutado otro más bello".
Otros ilustres padres
de la Iglesia como los dos Gregarios ( el
Nazianzeno y el Niseno), San Juan Crisósromo, y San Agustín, en­
señan ""que el mundo creado será renovado"
San

Juan Crisóstomo
IJ.ace notar
que así como los
hombres que
habitan

la tierra no serán destruidos
y no desaparecerán sino que
serán
transformados en la incorruptibilidad, lo mismo ocurrirá con
el conjunto de la creación
""Estará liberada
de la servidumbre de la
corrupción".
San Gregario Niseno hace notar que aquel que no admitiese la
idea de la consumación del mundo "no sería
capaz tampoeo de com­
prender que en el
principio Dios creo el cielo y la tierra"".
¿Cómo se realizará esta consumación y trunsfonnadón del mun­
do? Esto escapa a nuestra curiosidad, declata
el mismo Gregario.
Creemos, dice, del mismo modo como tenemos conocimiento por
la fo, que el mundo visible ha sido formado a partir de "elementos
'mdavía no aparentes que desafían la investigación". Del mismo
modo que creemos que la voluntad de Dios basta para producir, a
partir de
la nada, todo lo que existe, "la misma potencia creadora
se
puede aplicar a
la renovación de sus elementos constitutivos".
San Agustín hace notar que cuando el juicio haya terminado, el
cielo actual y la tierra cesarán y serán reemplazados por un cielo
nuevo
y una tierra nueva. m mundo pasará por una transformación
y no ,por una destrucción total. Las propiedades de los elementos co­
rruptibles adoptados a nuestros cuerpos cotruptibles desaparecerán
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¡uuo GARRIDO
y su esencia adquirirá, por una ad:imrable transformación, propie­
dades
que estarán adaptadas a nuestros
cuenpos inmortales.
Pero la denominaci6n de nuevos delO.S y nueva tierra, ¿se debe
aplicar a la rotalidad del universo? Esto es un misterio, pero parece
que siendo
las leyes físicas universales, el cambio de éstas no puede
afectar a una sola porción del cosmos,
por ejemplo, e'! sistema solar.
Aquellos que gocen de
la eterna bienaventuranza vivirán como
los ángeles, como nos dice Nuestro Señor. Toda
esta nueva cosmo­
logía es
para nosotros un misterio reservado por el Señor a la Re­
velación
después de la consumación del mundo. Pero en los nuevos
cielos y en la nueva tierra habitará la justicia y, por lo tanto, la
armonía, la dialéctica perderá todo carácter de antagonismo, pues
en
la nueva antropología desaparecerá la noción del mal y cesará la
oposición de la came y el espfitu, y el drama del abandono de
Dios
y la lucha para la conversión.
Como dice San Sirneón, el nuevo teólogo: "La creación, porque
ha envejecido, porque ha sido mancillada, por nuestros pecados, será
disuelta
por el
fuego 'y será refundida y transmutada para volverse
hriUante y nueva sin ninguna comparación con 1a que vemos ahora".
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