Índice de contenidos
Número 177
Serie XVIII
- Textos Pontificios
- Noticias
-
Estudios
-
Cien años de la Aeterni Patris. Actualidad y vigencia de la encíclica
-
La revolución en el lenguaje político
-
Contribución a una crítica sobre el derecho al error
-
Libertad, liberalismo y tolerancia (II)
-
La mariología marxista de Leonardo Boff
-
Los presos de conciencia en la URSS
-
Rousseau, de las conjeturas al mito y del mito a la ficción
-
- Actas
- Información bibliográfica
Autores
1979
Los presos de conciencia en la URSS
LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA URSS (•)
POR
NATALIA S0LZHENITSIN
Queridos amigos: Quiero llamru:les así, porque nadie de ustedes
esperaba
hoy de mí historias divertidas, y sin embargo han venido.
Han venido a enterarse de nuestra desgracia. Gracias.
Este verano, la prensa ameriawa ha escrito más que nunca de
los
condenados
sin culpa en la
Unión
Soviética. Han pasado miles,
millones de personas por nuestros campos de cooa-ntración, pero
ha
sido la primera
vez que la prensa lo 'ha comentado mocho y en pro
fundidad.
La prensa
ha descrito la cruel presión que se había ejercido
sobre
los acusados durante
la instrucción, en qué condiciones,
inima
ginables
para los libres ciudad= de Occidente, traJnscUttió el jui
cio. También ha
esccito la
prensa
que aquellos hombres no se confe
saron
culpables ni
imploraron
:Ia clemencia del tribunal. Que han
salvado su honor, que han conservado su dignidad.
Ellos
sí lo
han salvado., Ellos sí lo han conservado.
Pero ¿y nosotros?
(*) Bl 29 de noviembre de 1978, en el campus uníveisitacio de Dart
mouth (Nueva Inglaterra, USA), tuvo lugar _el primer acto público organizado por la asociación «Cristianos por la libei;tad», fundada a iniciativa de los
estudiantes de Dartmouth y miembros de la sociedad «Comunidad Cristiana». En e'ste acto tomó 1a palabra Nata.lia, esposa del premio Nobel de literatura
Alejandro Solzhenistsin, · como pcesidente del Fondo Social Ruso de ayuda
a los presos de conciencia, cu.yo discurso reproducimos a rontinuá.ción. Al acto asistieron, pese a la intensa nevada y -,el peligroso estado· de las carreteras, cerca de 2.000 personas, que escucharon a la oradora con intensa
emoción, muchas con
lágrimas en
los ojos.
La prensa y televisión americana
han hecho amplio
eco de esta intervención.
Sentimos el deber de publicar este discurso
que Natalia Solzhenitsin pronunció en ese acto.
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NAT ALIA SOLZHENITSIN
Nosotros, ¿qué? Contra nuestro honor parece que nadie ha aten
tado, -nuestra dignidad está intacta, se lee en nuestro rostro.
En agosto, los condeoados se han ido a los campos de concen
tración, y
nosotros, de vacaciones. Bueno -me dirán ustedes--no
puede
deteoerse la vida
porque eo algún sitio haya injusticias.
Y
además, no sabemos exacramente qué ocurre a11i está tan lejos. Y
por fin, seamos realistas: ¿qué podemos hacer noSOtros desde el otro
lado del océano?
Y o quisiera hacer notar que esta meota:lidad de isleño tiene, hoy
día, al menos
doo profundoo fallos. El primero es precisameote el
olvido de la realidad. El mundo actmd está unido ,en un apretado
ovillo. No hay
que ser especialista, no hay que ser político, econo
mista, para comprender que la ignorancia se vuelve peligrosa para
ustedes
mismos. Sin ~go, no es éste el tema de nuestro en
cuentro de hoy. Sólo quisiera desear que superen ustedes este pe
ligroso error antes de que pueda llamarse fatldico. Hoy quisiera
hablar de
otro
peligro, quizá más profundo aún.
Siempre
había esrado convencida de que
[os hombres
habían cam
biado poco en el tiempo de su existencia histórica. De que e[ hom
bre que apretaba la ,empuñadura de una espada se diferencia del
que tiene
el dedo puesto en el botón "Arranque", im:onmensura
blemeote menos de
lo que
se diferencia la espada del cohete. Pero
ahora
ya llevo cinco años viviendo en: Occidente y empiew a dudar
de
es,e hecho.
En los primeros
slg!os de
cristianismo, cuando una
comunidad su.fría crueles persecuciones, enviaban a un correo a las
demás comunidades, a las demás Iglesias. No había tipografías para
imprimir llamamientos, no había radio,
no
había aviones. Y el des
calm
emisario lba de Corinto a Antioqu.la, comiendo de lo que
mandara Dios,
caminaba semanas y
meses, llega¡ba, sacaba la epístola
de
su
zurrón de mendigo, y no oía en respuesta: "¡ Es asunto inter
no del Imperio
Romano! ".
¿Dónde
está, pues,
su respuesta a la epístola de nuestros mártires?
Comprendo
muy bien que la compasión no puede ser
abstracta.
Es
difícil
compadecer sin
saber a quién, es
dificil llevar una res
ponsabilidad sin saber por qué. Pero ustedes han venido, y esto
puede
querer decir
que desean
saber.
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LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA URSS
Mi exiperiencia en Amé.rica me ba ~ostrado que, casi siempre,
incluso los que
se interesen por la Unión Soviética no saben por
qué wsas, realmente, se mete en la cárcel en nuestro país. Y por
qué tenemos tantos de los llamados
.presos de conciencia. Pero
es
muy sencillo. Lo que pasa es que nuestro . Estado, como cualquier
Estado comunista, no se
contenta sólo
con
funciones económicas
y politicas. Ptetende asumir el papel de jefe espiritual absoluto. No
se reconocen, no -se toleran ni las más mÍ!llimas desviaciones de las
ideas que están obligados a profesar los ciudadanos de un pa!s comu
nista. Por
esto tenemos tantos presos de conciencia. Algunos ejem
plos:
En Leningrado, en 1967, detuvieron a un
grupo de
estudiantes.
Habían decidido esaidiar por
su cuenta, sin
un romisario encima, el
marxismo. Fueron detenidos todos, condenas de entre 2 y 12 años.
Un
sacerdote, el ucraniano V asili Romaniuk, puso su firma bajo
una
carta en defensa de otro ucraniano, historiador: ocho años al cam
po de concentración sov,iético más terrible, el e,-pecial. ¡Pero es el
deber de un sacerdote, interceder por los perseguidos!
Una
simple obrera de Riazán, Svetlana
Shramko. Protestó
más
activamente que los
demás de que su subnrbio obrero lo envenena
ban los humos de la fábrica vecina: la
metieron en la casa de
locos.
Y por fin, Alejandro
Guinsburg, cuya
suerte nos ha
reunido hoy
aquí, recibió su primera condena, aun en sus .años de estudiante,
por lo siguiente: había tecleado a máquina y divulgado entre sus
amigos
unos
versos no
comprobados por la
censuta. Entre
los autores,
los
los que hoy vienen a Europa y aquí como representantes
oficiales de la
poesía soviética. Su crimen eta haber impreso estos
versos antes de que hubiesen pasado la
ceosura estatal:
sólo
el Es
tado puede decidir qu.9 han de leer y qué no han de leer sus ciuda
danos.
Ahora intentemos acompaña! a un detenido en su "víacrucis". Ya
el primer día, la primera hora de su detención, el preso de concien
cia comprende que para él no
habrá compasión. En sesenta años no ha
habido en nuestro
pals un
solo
caso de
absolución de un acusado
po·
!frico. Y m una sola amnistía política en sesenta años. ¿Puede alguien
indicarme
otro
país igual? Y ya el primer día, el detenido sabe que
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NATALIA SOLZHENITSIN
la instrucción será cruel, que el juicio será una comedia, y que el
cálli tendrá que beberlo hasra el fondo. Así desoribe su primer día
de
cárcel el historiador V anlentín Moroz, que por cierto, aún sigue
en un campo de concentración:
"El
primer
día de cárcel es una infinidad llena de dolor. Todo
absolutamente, los
sooidos, l.os olores, las formas, las palabras, está
tejido de dolor.
El primer
día de
cár
un hombre sin piel. Cada
recuerdo es
una gora al rojo vivo... El
primer día
de cárcel es el
mundo partido en
dos. Gada nervio pattido en dos."
Esto, el primer día, pero hoy Moroz ya lleva 2.800 días. En el cam
po donde está, y donde
está ahora Alejandro Guinzburg, hay un pre,
so,
Daniil
Shumuk, que
está oumpliendo ¡su 34º año! Y
otro, el li
tuano
Balis Galyauskas, cumplió 25 años; en 1973 fue puesto en li
betrad, pero este verano fue condenado a 10 años más.
Hablábamos de lo difícil, de lo duro que es el primer día, pero
el primer día el preso aún no tiene hambre, aún recuerda las ma
nos delicadas de su mujer y las caritas sonrientes de sus hijos., Pero
¿y después?
He estado muchos años estudiando documentos sobre
los campos soviéticos, los de
ahora, los
campos de Jrusohev y de
Bre7Jhnev, y
con plena responsabilidad declaro
que los actuales cam
pos
de
concentración soviéticos
son campos
de tortura. Seis días a la
semana, ocho horas al día, un durísimo, agotador trabajo. Vacaciones
no hay nunca. Celdas húmedas,
frías. La luz especialmente rapada. De
comida, apenas
más de una libra de pan crudo al día. Col podrida,
parata podrida. Categórioamente prohibidas las vitaminas.
La Biblia,
prohibida, Los libros preferidos, prohibidos.
Recurrir, imposible.
Ponerse enfermo sí se permite, pero no
>habrá médico. Miren lo
que
escribe el detenido
de
un campo especial, Inri Fiódorov
(está
escrito en verano de 1977): "Me es difícil imaginar una cárcel en que no
maten de
hambre,
no aterroriceri, no insulten, no provoquen all preso a cada paso, en
que dejen ver a los familiares y amigos. En cár
he estado. He
e,q,erimentado en au,ne propia toda la gama de es·
carnios
y
castigos, pensados pata quebranrar espiritualmente y matar
físicamente.
"En siete añOS he visto a mi mujer y "a mi madre cinco veces. Por
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LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA URSS
intento .de escribir un recurso me metieron en solitaria por dos meses.
Desde allí fui directamente a la enfetmetla, pesaba 5 5 kilos, mi
diendo 185 cm. Durante la alimentación forzosa, cuando mi huelga
del
hambre, me ponlan oada vez unas. esposas, ceJ:!tárulolas cerca del
codo. Es un dolor tan infernal que hasta pierdes el conocimiento.
Cuando dije al oficial que _por ley las esposas se ponen en las muñecas,
rontestó, en
son de burla: «pues aquí las muñecas llegan hasta
el
hombro>.
"Por si acaso, ruego que cuiden de mi familia si no vuelvo.
Ruego a todos los cristianos del mundo una oración por la salvación
de
mi alma."
Pero nuestros verdugos tienen otra arma más, quizá la -más re
rrible: las casas de locos. Si .una perocma no ha cometido, ¡vaya!, nada
en absoluto que bien o mal se pueda encajar en la ley, lo meten en
la casa
de loros. Y 3illí lo
someten a
tratamiento, a
la
fuerza, des
truyen
su mente, destruyen su alma. He aquí el grito, desde la casa
de locos,
del preso Grerriyshov.
"Apelo
a los creyentes. Aquí lleva más de 25 años consumién
dose N. I. Broslavski,
creyente. Y Timonin... sus
sentimientos
re
ligiosos son escarn·ecidos, exigen que .reniegue de su fe, si no 110 lo
sueltan. jCríscianos! Vuestros hermanos en CriSto están sufriendo.
¡ Salid en defensa de mi alma! No es mi cuerpo, es mi alma que
quieren
clavar en la cruz, ¡mejor que pisoteen
el
cuerpo! ¡Cristñanos!
No
toleréis
que a un hombre sano le empiecen a administrar una
oustancia que
destruya su alma".
Aquí, ahora, ha oscurecido; en cambio en Rusia está amaneciendo.
Y pronto
empezarán los
tratamientos médicos. Y la
primera de ¡.,,
tres inyecciones diarias para destruir el alma, se la van a poner
bajo
la pie! a los desdic!hados.
Hoy aquí hay muchas mujeres. Imagínense que es a su marido
al que se han llevado y no sabe cuándo Jo volverá a ver. Y acto se
guido de su detención, a
usred, tal vez, la despiden de su trabajo. Sé
que es
difídil de
imaginar,
¡pero hagan
un esfuerzo! Usred necesita
sacar adelante a
los hijos,
necesita ir
al campo a la visira. Pero el
billete
cuesta tres,
cinco,
quizá siete
de sus sueldos mensuales. ¿Y con
quién dejará a los nifios? Llevárselos con una es muy caro y muy cruel.
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NATALIA SOLZHENITSIN
Y también puede ser que usted llegue, y Je diga un guardián, con una
risita: "Pues
su
marido está castigado sin visitas". Y se irá usted
de vuelta, tragándose las lágrimas.
Lágrimas, lágrimas, desdicha, abandono, Pero, ¿dónde están los
amigos, dónde
están las
orgánizaciones --no estatales, privadas
llamadas a
atendet a estos
infelices/ Ullll pregunta
lógica.
Pero su
respuesta son
los 60
años de
guerra sin cuartel que lleva haciendo el
comunismo contra la
misei,icordia en
nuestro
país. Después de
la
revolución fueron sup.rimidas todas las entidades
benéficas, que
eran
numerosísimas en
Rusia, A
la · Iglesia se la ha privado legalmente
del derecho a la
beneficencia. De modo que
hoy las parroquias pue
den recoger fondos, pero no tienen
derecho a gastárselos en
ayuda
del prójimo. Y
cada petsollll que por su propia cuenta ayuda a sus
amigos o familiares caídos bajo
las nreclas de nuestra "justicia"
sabe
que por este solo
hecho y.. se hace sospechosa y se pone ella también
en peligro. Pero la misericordia está profundamente arraigada en
nuestro pueblo
y no
han podido matarla. Y as~ cada vez más, cada
vez más abiertamente se han puesto las personas a ayudarse unas a
otras. Y ha aparecido un hornbte que decidió hacer esta ayuda re
gular, importante,
seguida. Para
aquella fecha, este hombre
ya
había
estado dos veces en nuestro "archipiélago". Su nombre es Alejandro
Guinsburg. En 1972
salió en libertad tras su segunda condellll, gra
vemem-e enfermo. Y conoció a Alejandro Solzhenitsin. Los dos son
auténticos
hijoo de1 Gu/,ag. No a todo el que ha estado allí se Je
puede llamar hijo
del Gulag, sino sólo al que no ha olvidado a
los que quedan·
tras rejas. Sol,,henitsin y Guinsburg decidieron or
ganizar un Fondo Social Ruso de aynda a
loo presos
de conciencia.
Para este
fin A. Solzhenitsin entregó sus
derechos de autor sobre
sus obras publicadas en Occidente. Y
la ayuda empezó a materiali
zarse ya en 1973. Cuando en 1974 Solzhenitsin fue
expulsado por
la fuerza del país, ·su primer acto en el extranjero fue la confirma
ción en Suiza de esta Fundación .
.A:lejandro Guinsburg pasó a ser
su
director-administrador en
la
URSS.
Eta amigo íntimo de nuestra familia. Y puedo decir que es
una de las personas más maravillosas de nuestra generación. Autén
tico cristiano, vivía con la
conciencia de
que
la fe sin fas obras .es
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LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA URSS
muerta. Gravemente enfermo, jamás se .negaba a quien lo necesi
taba. Para
rodos encontraba
tiempo, una
p,!lahra amable, . compren
sión.
Tenía una memoria
privilegiada, y en su memoria ronservaba
las
direcciones,
loo nombres de cientos de reclusos. Se le podía des
pertar en mitád de '.la noche y sabía exactamente quien necesitaba
U!geotemente dinero para ir a viSitar a su marido, qué niño, · hijÓ
de un preso, estaba enfurmo, y qué medicina necesitaba, a qué niña
se le había quedado
pequeña la ropa de abrigo ron el invierno en
puertas. Lo que es ser
oristiano. Pero
mirémosle desde el punto de
vista
del poder.
Desde
el punto de viista del poder, es un peligro0
sísimo delincuente, desde el momento en que nuestro Estado nao
considera a todos como su propiedad, no sólo nuestros cuerpos, sino
también nuestras almas. Quiere no sólo matar físicamente, sino
también quebrantar el alma. Pero a un preso le es más fácil
resistir si sabe que sus hijos no pasarán hambre ni frío, que a su
mujer la ayudan. De modo que el delito de Guinsburg es haber aten
tado
a la totalidad del poder.
Luego es un
enemigo,
luego hay
que
quitarlo de
en
mwio, y lo mejor matarlo.
Lo detienen. La. instrucción
dura diecisiete meses. Ahora se ha
sabido que los 17 meses enteros le
han esmdo ilegalmente amena
zando con fusilarlo.
Las leyes soviéticas no permiten tener abogado
durante la instrucción. Está usted sólo frente a su juez de instrucción
hasta que -no termine el sumario: ni una carta a su famil~ ni una
visita. Pues bien: 17 meses de instrucción, 400 testigos ititerrogaR
dos, los acosaban: ¿habéis recibido ayuda del Fondo? ¿Cuándo, de
quién, cuánta?; 55 grandes tomos de
expediente judicial.
Y esta
grane
diosa instrucción, ¿qué?
¿Cuál
es su
conclusión, qué delitos ha des
cubierto? Pues ahí tienen un doa.unento impresionante, 1a sentefida
de Guinsburg. Les ruego a todos que se hagan bien cargo de lo que
van·a oír:
. -En 197 4 Guinsburg entregó a Podobáilov Archipiélago Gu,.
lag
de Solzhenitsin y la oolección Habla Sáiarov.
-En 1975, dio a Gradobóyev Archipiélago Gulag.
-A otros ciudadanos (se enumeran seis nombres) dio la colee-
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NATAUA SOIZHENITSIN
ción Voces he,;o /a, ,ocas, las revistas "Viestnik RSJD" y "Continent"
(editadas fuera
de la
URSS, n. del t.).
-Además, Guinsbntg participó en la confección de docwnentos
de
contenido calumnioso
para el régimen social soviético. (Se trata
de documentos acerca de la
süwción en las cárceles y campos de
concentración, y de la perserución religiosa.)
-Asimismo Guinsbntg ha confeccionado tres documentos di
rigidos al Praesidium del Soviet Supremo de la
URSS y a la Comi
sión de ilos Detechos del Hombre.
¿Y nada más?
Nada mós. Sigo leyendo la sentencia:
- La culpabilidad de Guinsbntg de tenencia, propagación y
divulgación de la citada Iitetatura antisoviética está probada.
- Por
todo lo expues.to fallamos: declaramos a Guinsbutg, Ale
jandro Ilyich, culpable del delito previsto en el
art. 70, aparrado 2.',
del
C. P. de la RSFSR y lo rondenamos a la pena de privación de
libertad por tiw,po de odbo años, que cumplirá en una colonia de
reeducación por el
trabajo de
régimen
especial.
Con la salud quebrantada de Gulnsbu
especial es la muerte, y los jueces lo sabían petfectament!e. Luego
lo
asesinaban. Pero no hubieran sido ellos si se hubiesen con
formado con
esto. Todos
nuestros juicios
siempre se
acompañan,
además, de
escarnios.
Ahí van sólo unos pocos:
El enfermo Guin
rante .la vista,
y ,en un momento dado solicitó la autorización de
sentarse.
El juez
se la denegó.
El tribunal se basó en las declaraciones del ratero Gradob6yev,
cuatro veces
condenado por
hurto, falsificaciones
y pornografía. Cuan
do el
primer día hubo
lanzado rontra Guinsburg un torrente de
sucias
fulsedades, la mujer del
acusado Je dijo
en un receso: "Dios
te
juzgue por las lágrimas de mis hijos". Este testigo
se quejó
al
tribunal,
y la mujer de Guinsbutg fúe expulsada de la sala del jui
cio,
hasta el
final.
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LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA URSS
Los amigos de Alik, a ninguno de loo cuales se les dejó presen
ciar el juicio, estuvieron loo cuatro días enteros de pie ante el juz
gado,
literalmente de
pie. Allí enfrente, en un jardincito, siempre
habían estado
uno,; bancoo; la
víspera del juicio, se los llevaron.
Y, por fin, la escena final. Los que la han presenciado dicen
que no la olvidarán
jamás. La
mujer de Guinsburg
y todos sus
amigo esperan de pie en la calle, en un silencio contrito, que lean
la sentencia. El último día, todos han ttaído floces. Para tirarlas
bajo las medas del furgón que se
lleve a Alik
Guinsburg. No pue
den darle un ab~az:o, ni estrecharle la mano, ni siquiera verle: só
lo echar flores a la mugrienta calzada. Conocen el furgón en que
se lo llevan cada día y espera.o. que . arranque. Callados, rinm6vi1es,
cada
uno con una flor en la mano, como cirios en un entierro. El
furgón arranca, y los amigo,; van tras él. Empiezan a escandir:
'· ¡A-lik! ¡A-lik!
", El académico Sájarov,
nuestro orgullo
y nuestra
conciencia, con su cabeza
oana, jadeando, corre tras el furgón y
grita: "¡A-lik!".
Yde pronto
el
furgón se para, alrededor se levan
ta
una algarabía,
unas risotadas: son gente
de la KGB. Abren las
puertas traseras
y se ríen: "¡Mirad vuestro Alik!". Lo que hay son
cajones
de botellas vacías de
leche.
¿Verdad
que es divertido?
Nuestros anfitriones hoy aquí son estudiantes. Her~éis un
mundo alegre y doliente, inmenso y complejo. Uno no elige a sus
padres, y tampoco elige a su patria. Vuestra patria es el líder del
mundo
libre,
y Jo queráis o no, esto os impone obligaciones. La
suerte del mundo depende no sólo de la riqueza de vuestro país,
no sólo del acierto de vuestros políticos, sino también de su espí
ritu, o sea, de vuestro espíritu. Ya sé que el orgulloso espíritu d-e
hombres libres es difícil de ronservat. Máxime que mudhoo de
vuestros líderes os dan lecciones de oportunismo, de cinismo e
indiferencia. Este otoño el consejero del Presidente Marshall Shul
man redactó un informe sobre las · !elaciones soviético~americanas.
Enwneró diversos gestos de pretendida buena volunmd de la URSS,
que significaban, en opinión del corisejero, ·su intención de mejorar
las relaciones. Entre estos .. movimi-enros de buena volutad" nom
bró Cínicamente: la Unión Soviética ·no ha condenado a la pena
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NAT AUA SOLZHENITSIN
máxima a sus ciudadanos. No será "la pena máxima", pero hay de
sobra
para morirse. No será la pena máxima, · pero la han impues
to
a
hambres inocentes. Este informe, y esve argumento, "La Voz
de América" los ha
radiado a la Unión Soviética. Y allí la gran
masa lo .ha interpretado como lo que es, como cinismo. Y la se
mana pasada, el presidente del
Comité Olímpico publicó una de
claración de que todo deportista
occidental que
en
Moscú hiciese
un
acto que pudiese
ser calificado
de manifesmción política, sería pri
vado de sus medallas. Pero desde el .punto de vista del
gobierno
soviético, dar una Biblia a quien lo necesita es una manifestación
política. Y si uno intenta hablar sin chivatos, sin policías disfra
zados, con un
soviético, también
es una manifestación política.
De modo que este
respetado Hder os
invita
a, lo siguiente: no pen
séis en los que sufren, no penséis en Sll'S mujeres e hijos, no pen
séis en los que quieren la Biblia; pensad en las fotos, en las me
dallas, en
el
éxito. Pero
una juventud, si se vuelve
tal como la
quiere el O,mité Olímpico, ¿qué falta le hará a la humanidad?
¿Qué le podrá
aportar?
¡ Estudiantes! Os enseñan a comprobar la teoría en la práctica.
No os pido
que me
oreáis, pero os pido que comprobéis lo que
he
dicho hoy.
Sólo os pido una cosa: no
seáis iruliferentes. Dudad.
Pero
comprobadlo. Cread comisiones, no oficiales, privadas, esas
vuestras, estudiantiles,
y tratad de que os dejen simplemente ver
los campos de concentración y las cárceles soviéticas. Ni un sólo
extranjero ha visitado nunca nuestros campos. En cambio Chile,
este -año, ha dejado a una comisión vuestra, americana, visitar sus
cárceles. No os dejarán entrar, no os contestarán, o lo harán con
groserías, pero con esta sola exigencia . aliviareis la suerte de los
prisioneros en los
campos.
¡Cristianos!
No
os haré
ningún llamamiento, por que cada uno
de vosotros, quien es de verdad cristiano, ya está llrunado. Pero
permitidme que pregunte: ¿dónde estáis? Es que en el siglo XX,
Rusia está mucho más cerca de América que Corinto de Antioquía
en los
primeros siglos. ¿ Dónde estabais
cuando
destrulan nuestra
Iglesia?
Nos
han dejado sin pastores: 300.000 sacerdotes había en
Rusia al final del siglo pasado; ahom hay 14.000. Han enmudecido
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LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA u~s
las campanas. 60.000 iglesias, 25.000 capillas, 800 .monasterios ha
bla en Rusia. Ahora los monasterios son menos de diez, y las igle
sias, 6.500. La gente va a cientos de kilómettos pata encontrar una
iglesia., Y
en
las fiestas,
la multitud
es tan
densa que no se puede
levantar la mano
pata persignarse. Y
jóvenes padres están
horas
con sus hijos
en
btazos y sus rostros irradian · luz.
En
nuestros
dlas se utiliza mucho
la
palabra "milagro".
Va
un
cohete a
Venus,
es un mi1agro. Y
aprenden a
operar el corazón,
otro milagro. Yo,
de profesión,
soy maremático. Y sé qué profun
da emoción, qué
alegria, im::luso júbilo,
puede provocar en noso
tros una idea humana fuerte y luminosa. Pero a pesar de todo, yo
llamaría milagro sólo a
lo que tiene relación con
el Espíritu. Y
tengo la
dicha de
decirlo
hoy que uno de estos milagros se ha pro
ducido en
mi Rusia. La Iglesia asesinada, escupida, destrozada, está
viva. La fe no ha muerto, ha renacido. No estuvisteis con no
sotros cuando nos asesinaban. Pues venid hoy, cuando nos levan
tarnos. Habrá muchas víctimas más. Un hombre
estupendo, mag
nífico,
fuerte, Igor
Ogurrsov, del
que
podrla enorgulleoerse cual
quier pueblo, y llegará el día que se enorgullezca Rusia, jha reci
bido veinte años de condena! Por el delito de pensar en las
vías
de rocristianización de nuestra patria. Once años ya los ha. rom
plido, y su salud está destruida irreversiblemente, está pereciendo
en el campo, Quizá la semana que viene será el juicio del jefe de
los adventistas,
Vladimir Andréyevich
Shelbov, de 83 años. Es su
cuarta detención, en
las cárceles de
la Unión Soviética ya ha
pa
sado
veintitrés años. Y ayer ha llegado a Occidente la noticia de
que han detenido al joven Alejandro Ogoródnikov. Su crimen
está
en
haber organizado
grupos de estudio de jóvenes, grupos de estu
dio cristianos. Es que en nuestro país es delito criminal reunir a
un grupo de más de tres niños y enseñarles el catecismo.
¿Quién cuidará de viejos y
jóvenes metidos
en la cárcel? ¿ De
mujeres y hombres? ¿De sus hijos
y ancianos padres? Nuestro fon
do lo hará.
Pero también
el Fondo
está amenazado. Ahora lo diri
ge la mujer de Guinsburg, Irene. Pues ya la están amenazando.
Alrededor de ella se organiza una mascarada de pseudobandidos.
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NATAUA SOLZHENITSIN
La am.eruu:an con asesinar a sus hijos si no entrega el dinero, si no
renuncia al Fondo. ¿Tal vez hoy acudáis en ~a?
No hare ningún Uaroaroiento a los cristianos, pero quiero com
partir
con eUos una reciente alegría.
Hace tres semanas he reci
bido, naturalmente, no por correo, un escrito de la Unión Sovié
tica. mm carta la ha escriro un obrero que ya ha estado dos veces
en
nuestro "arelhlpiélago",. Escribía sobte 1a importancia del Fondo,
no
sólo
por el apoyo material, sino mmbién por el mota!. Daba las
gracias, y desde luego, recibir una carta así es agradable. Peto la
príncipe[, la inmensa, la indecible alegría que be tenido fue por
lo siguiente: de epígrafe a su escrito,
había puesto las palabras del
Salvador:
Porque tuve hambre, y me disteis de comer;
ruve sed, y me disteis de beber;
esta!ba desnudo, y me vestisteis;
enfermo, y me visitasteis;
preso, y vinisteis a verme.
Creedme, ésta es la máxima alegría que puede experimentar un
cristiano.
Trobajad, ayudad, y vosotros también compartiréis esta.
alegría.
880
Fundaci\363n Speiro
POR
NATALIA S0LZHENITSIN
Queridos amigos: Quiero llamru:les así, porque nadie de ustedes
esperaba
hoy de mí historias divertidas, y sin embargo han venido.
Han venido a enterarse de nuestra desgracia. Gracias.
Este verano, la prensa ameriawa ha escrito más que nunca de
los
condenados
sin culpa en la
Unión
Soviética. Han pasado miles,
millones de personas por nuestros campos de cooa-ntración, pero
ha
sido la primera
vez que la prensa lo 'ha comentado mocho y en pro
fundidad.
La prensa
ha descrito la cruel presión que se había ejercido
sobre
los acusados durante
la instrucción, en qué condiciones,
inima
ginables
para los libres ciudad= de Occidente, traJnscUttió el jui
cio. También ha
esccito la
prensa
que aquellos hombres no se confe
saron
culpables ni
imploraron
:Ia clemencia del tribunal. Que han
salvado su honor, que han conservado su dignidad.
Ellos
sí lo
han salvado., Ellos sí lo han conservado.
Pero ¿y nosotros?
(*) Bl 29 de noviembre de 1978, en el campus uníveisitacio de Dart
mouth (Nueva Inglaterra, USA), tuvo lugar _el primer acto público organizado por la asociación «Cristianos por la libei;tad», fundada a iniciativa de los
estudiantes de Dartmouth y miembros de la sociedad «Comunidad Cristiana». En e'ste acto tomó 1a palabra Nata.lia, esposa del premio Nobel de literatura
Alejandro Solzhenistsin, · como pcesidente del Fondo Social Ruso de ayuda
a los presos de conciencia, cu.yo discurso reproducimos a rontinuá.ción. Al acto asistieron, pese a la intensa nevada y -,el peligroso estado· de las carreteras, cerca de 2.000 personas, que escucharon a la oradora con intensa
emoción, muchas con
lágrimas en
los ojos.
La prensa y televisión americana
han hecho amplio
eco de esta intervención.
Sentimos el deber de publicar este discurso
que Natalia Solzhenitsin pronunció en ese acto.
869
Fundaci\363n Speiro
NAT ALIA SOLZHENITSIN
Nosotros, ¿qué? Contra nuestro honor parece que nadie ha aten
tado, -nuestra dignidad está intacta, se lee en nuestro rostro.
En agosto, los condeoados se han ido a los campos de concen
tración, y
nosotros, de vacaciones. Bueno -me dirán ustedes--no
puede
deteoerse la vida
porque eo algún sitio haya injusticias.
Y
además, no sabemos exacramente qué ocurre a11i está tan lejos. Y
por fin, seamos realistas: ¿qué podemos hacer noSOtros desde el otro
lado del océano?
Y o quisiera hacer notar que esta meota:lidad de isleño tiene, hoy
día, al menos
doo profundoo fallos. El primero es precisameote el
olvido de la realidad. El mundo actmd está unido ,en un apretado
ovillo. No hay
que ser especialista, no hay que ser político, econo
mista, para comprender que la ignorancia se vuelve peligrosa para
ustedes
mismos. Sin ~go, no es éste el tema de nuestro en
cuentro de hoy. Sólo quisiera desear que superen ustedes este pe
ligroso error antes de que pueda llamarse fatldico. Hoy quisiera
hablar de
otro
peligro, quizá más profundo aún.
Siempre
había esrado convencida de que
[os hombres
habían cam
biado poco en el tiempo de su existencia histórica. De que e[ hom
bre que apretaba la ,empuñadura de una espada se diferencia del
que tiene
el dedo puesto en el botón "Arranque", im:onmensura
blemeote menos de
lo que
se diferencia la espada del cohete. Pero
ahora
ya llevo cinco años viviendo en: Occidente y empiew a dudar
de
es,e hecho.
En los primeros
slg!os de
cristianismo, cuando una
comunidad su.fría crueles persecuciones, enviaban a un correo a las
demás comunidades, a las demás Iglesias. No había tipografías para
imprimir llamamientos, no había radio,
no
había aviones. Y el des
calm
emisario lba de Corinto a Antioqu.la, comiendo de lo que
mandara Dios,
caminaba semanas y
meses, llega¡ba, sacaba la epístola
de
su
zurrón de mendigo, y no oía en respuesta: "¡ Es asunto inter
no del Imperio
Romano! ".
¿Dónde
está, pues,
su respuesta a la epístola de nuestros mártires?
Comprendo
muy bien que la compasión no puede ser
abstracta.
Es
difícil
compadecer sin
saber a quién, es
dificil llevar una res
ponsabilidad sin saber por qué. Pero ustedes han venido, y esto
puede
querer decir
que desean
saber.
870
Fundaci\363n Speiro
LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA URSS
Mi exiperiencia en Amé.rica me ba ~ostrado que, casi siempre,
incluso los que
se interesen por la Unión Soviética no saben por
qué wsas, realmente, se mete en la cárcel en nuestro país. Y por
qué tenemos tantos de los llamados
.presos de conciencia. Pero
es
muy sencillo. Lo que pasa es que nuestro . Estado, como cualquier
Estado comunista, no se
contenta sólo
con
funciones económicas
y politicas. Ptetende asumir el papel de jefe espiritual absoluto. No
se reconocen, no -se toleran ni las más mÍ!llimas desviaciones de las
ideas que están obligados a profesar los ciudadanos de un pa!s comu
nista. Por
esto tenemos tantos presos de conciencia. Algunos ejem
plos:
En Leningrado, en 1967, detuvieron a un
grupo de
estudiantes.
Habían decidido esaidiar por
su cuenta, sin
un romisario encima, el
marxismo. Fueron detenidos todos, condenas de entre 2 y 12 años.
Un
sacerdote, el ucraniano V asili Romaniuk, puso su firma bajo
una
carta en defensa de otro ucraniano, historiador: ocho años al cam
po de concentración sov,iético más terrible, el e,-pecial. ¡Pero es el
deber de un sacerdote, interceder por los perseguidos!
Una
simple obrera de Riazán, Svetlana
Shramko. Protestó
más
activamente que los
demás de que su subnrbio obrero lo envenena
ban los humos de la fábrica vecina: la
metieron en la casa de
locos.
Y por fin, Alejandro
Guinsburg, cuya
suerte nos ha
reunido hoy
aquí, recibió su primera condena, aun en sus .años de estudiante,
por lo siguiente: había tecleado a máquina y divulgado entre sus
amigos
unos
versos no
comprobados por la
censuta. Entre
los autores,
los
los que hoy vienen a Europa y aquí como representantes
oficiales de la
poesía soviética. Su crimen eta haber impreso estos
versos antes de que hubiesen pasado la
ceosura estatal:
sólo
el Es
tado puede decidir qu.9 han de leer y qué no han de leer sus ciuda
danos.
Ahora intentemos acompaña! a un detenido en su "víacrucis". Ya
el primer día, la primera hora de su detención, el preso de concien
cia comprende que para él no
habrá compasión. En sesenta años no ha
habido en nuestro
pals un
solo
caso de
absolución de un acusado
po·
!frico. Y m una sola amnistía política en sesenta años. ¿Puede alguien
indicarme
otro
país igual? Y ya el primer día, el detenido sabe que
871
Fundaci\363n Speiro
NATALIA SOLZHENITSIN
la instrucción será cruel, que el juicio será una comedia, y que el
cálli tendrá que beberlo hasra el fondo. Así desoribe su primer día
de
cárcel el historiador V anlentín Moroz, que por cierto, aún sigue
en un campo de concentración:
"El
primer
día de cárcel es una infinidad llena de dolor. Todo
absolutamente, los
sooidos, l.os olores, las formas, las palabras, está
tejido de dolor.
El primer
día de
cár
un hombre sin piel. Cada
recuerdo es
una gora al rojo vivo... El
primer día
de cárcel es el
mundo partido en
dos. Gada nervio pattido en dos."
Esto, el primer día, pero hoy Moroz ya lleva 2.800 días. En el cam
po donde está, y donde
está ahora Alejandro Guinzburg, hay un pre,
so,
Daniil
Shumuk, que
está oumpliendo ¡su 34º año! Y
otro, el li
tuano
Balis Galyauskas, cumplió 25 años; en 1973 fue puesto en li
betrad, pero este verano fue condenado a 10 años más.
Hablábamos de lo difícil, de lo duro que es el primer día, pero
el primer día el preso aún no tiene hambre, aún recuerda las ma
nos delicadas de su mujer y las caritas sonrientes de sus hijos., Pero
¿y después?
He estado muchos años estudiando documentos sobre
los campos soviéticos, los de
ahora, los
campos de Jrusohev y de
Bre7Jhnev, y
con plena responsabilidad declaro
que los actuales cam
pos
de
concentración soviéticos
son campos
de tortura. Seis días a la
semana, ocho horas al día, un durísimo, agotador trabajo. Vacaciones
no hay nunca. Celdas húmedas,
frías. La luz especialmente rapada. De
comida, apenas
más de una libra de pan crudo al día. Col podrida,
parata podrida. Categórioamente prohibidas las vitaminas.
La Biblia,
prohibida, Los libros preferidos, prohibidos.
Recurrir, imposible.
Ponerse enfermo sí se permite, pero no
>habrá médico. Miren lo
que
escribe el detenido
de
un campo especial, Inri Fiódorov
(está
escrito en verano de 1977): "Me es difícil imaginar una cárcel en que no
maten de
hambre,
no aterroriceri, no insulten, no provoquen all preso a cada paso, en
que dejen ver a los familiares y amigos. En cár
e,q,erimentado en au,ne propia toda la gama de es·
carnios
y
castigos, pensados pata quebranrar espiritualmente y matar
físicamente.
"En siete añOS he visto a mi mujer y "a mi madre cinco veces. Por
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LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA URSS
intento .de escribir un recurso me metieron en solitaria por dos meses.
Desde allí fui directamente a la enfetmetla, pesaba 5 5 kilos, mi
diendo 185 cm. Durante la alimentación forzosa, cuando mi huelga
del
hambre, me ponlan oada vez unas. esposas, ceJ:!tárulolas cerca del
codo. Es un dolor tan infernal que hasta pierdes el conocimiento.
Cuando dije al oficial que _por ley las esposas se ponen en las muñecas,
rontestó, en
son de burla: «pues aquí las muñecas llegan hasta
el
hombro>.
"Por si acaso, ruego que cuiden de mi familia si no vuelvo.
Ruego a todos los cristianos del mundo una oración por la salvación
de
mi alma."
Pero nuestros verdugos tienen otra arma más, quizá la -más re
rrible: las casas de locos. Si .una perocma no ha cometido, ¡vaya!, nada
en absoluto que bien o mal se pueda encajar en la ley, lo meten en
la casa
de loros. Y 3illí lo
someten a
tratamiento, a
la
fuerza, des
truyen
su mente, destruyen su alma. He aquí el grito, desde la casa
de locos,
del preso Grerriyshov.
"Apelo
a los creyentes. Aquí lleva más de 25 años consumién
dose N. I. Broslavski,
creyente. Y Timonin... sus
sentimientos
re
ligiosos son escarn·ecidos, exigen que .reniegue de su fe, si no 110 lo
sueltan. jCríscianos! Vuestros hermanos en CriSto están sufriendo.
¡ Salid en defensa de mi alma! No es mi cuerpo, es mi alma que
quieren
clavar en la cruz, ¡mejor que pisoteen
el
cuerpo! ¡Cristñanos!
No
toleréis
que a un hombre sano le empiecen a administrar una
oustancia que
destruya su alma".
Aquí, ahora, ha oscurecido; en cambio en Rusia está amaneciendo.
Y pronto
empezarán los
tratamientos médicos. Y la
primera de ¡.,,
tres inyecciones diarias para destruir el alma, se la van a poner
bajo
la pie! a los desdic!hados.
Hoy aquí hay muchas mujeres. Imagínense que es a su marido
al que se han llevado y no sabe cuándo Jo volverá a ver. Y acto se
guido de su detención, a
usred, tal vez, la despiden de su trabajo. Sé
que es
difídil de
imaginar,
¡pero hagan
un esfuerzo! Usred necesita
sacar adelante a
los hijos,
necesita ir
al campo a la visira. Pero el
billete
cuesta tres,
cinco,
quizá siete
de sus sueldos mensuales. ¿Y con
quién dejará a los nifios? Llevárselos con una es muy caro y muy cruel.
873
Fundaci\363n Speiro
NATALIA SOLZHENITSIN
Y también puede ser que usted llegue, y Je diga un guardián, con una
risita: "Pues
su
marido está castigado sin visitas". Y se irá usted
de vuelta, tragándose las lágrimas.
Lágrimas, lágrimas, desdicha, abandono, Pero, ¿dónde están los
amigos, dónde
están las
orgánizaciones --no estatales, privadas
llamadas a
atendet a estos
infelices/ Ullll pregunta
lógica.
Pero su
respuesta son
los 60
años de
guerra sin cuartel que lleva haciendo el
comunismo contra la
misei,icordia en
nuestro
país. Después de
la
revolución fueron sup.rimidas todas las entidades
benéficas, que
eran
numerosísimas en
Rusia, A
la · Iglesia se la ha privado legalmente
del derecho a la
beneficencia. De modo que
hoy las parroquias pue
den recoger fondos, pero no tienen
derecho a gastárselos en
ayuda
del prójimo. Y
cada petsollll que por su propia cuenta ayuda a sus
amigos o familiares caídos bajo
las nreclas de nuestra "justicia"
sabe
que por este solo
hecho y.. se hace sospechosa y se pone ella también
en peligro. Pero la misericordia está profundamente arraigada en
nuestro pueblo
y no
han podido matarla. Y as~ cada vez más, cada
vez más abiertamente se han puesto las personas a ayudarse unas a
otras. Y ha aparecido un hornbte que decidió hacer esta ayuda re
gular, importante,
seguida. Para
aquella fecha, este hombre
ya
había
estado dos veces en nuestro "archipiélago". Su nombre es Alejandro
Guinsburg. En 1972
salió en libertad tras su segunda condellll, gra
vemem-e enfermo. Y conoció a Alejandro Solzhenitsin. Los dos son
auténticos
hijoo de1 Gu/,ag. No a todo el que ha estado allí se Je
puede llamar hijo
del Gulag, sino sólo al que no ha olvidado a
los que quedan·
tras rejas. Sol,,henitsin y Guinsburg decidieron or
ganizar un Fondo Social Ruso de aynda a
loo presos
de conciencia.
Para este
fin A. Solzhenitsin entregó sus
derechos de autor sobre
sus obras publicadas en Occidente. Y
la ayuda empezó a materiali
zarse ya en 1973. Cuando en 1974 Solzhenitsin fue
expulsado por
la fuerza del país, ·su primer acto en el extranjero fue la confirma
ción en Suiza de esta Fundación .
.A:lejandro Guinsburg pasó a ser
su
director-administrador en
la
URSS.
Eta amigo íntimo de nuestra familia. Y puedo decir que es
una de las personas más maravillosas de nuestra generación. Autén
tico cristiano, vivía con la
conciencia de
que
la fe sin fas obras .es
874
Fundaci\363n Speiro
LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA URSS
muerta. Gravemente enfermo, jamás se .negaba a quien lo necesi
taba. Para
rodos encontraba
tiempo, una
p,!lahra amable, . compren
sión.
Tenía una memoria
privilegiada, y en su memoria ronservaba
las
direcciones,
loo nombres de cientos de reclusos. Se le podía des
pertar en mitád de '.la noche y sabía exactamente quien necesitaba
U!geotemente dinero para ir a viSitar a su marido, qué niño, · hijÓ
de un preso, estaba enfurmo, y qué medicina necesitaba, a qué niña
se le había quedado
pequeña la ropa de abrigo ron el invierno en
puertas. Lo que es ser
oristiano. Pero
mirémosle desde el punto de
vista
del poder.
Desde
el punto de viista del poder, es un peligro0
sísimo delincuente, desde el momento en que nuestro Estado nao
considera a todos como su propiedad, no sólo nuestros cuerpos, sino
también nuestras almas. Quiere no sólo matar físicamente, sino
también quebrantar el alma. Pero a un preso le es más fácil
resistir si sabe que sus hijos no pasarán hambre ni frío, que a su
mujer la ayudan. De modo que el delito de Guinsburg es haber aten
tado
a la totalidad del poder.
Luego es un
enemigo,
luego hay
que
quitarlo de
en
mwio, y lo mejor matarlo.
Lo detienen. La. instrucción
dura diecisiete meses. Ahora se ha
sabido que los 17 meses enteros le
han esmdo ilegalmente amena
zando con fusilarlo.
Las leyes soviéticas no permiten tener abogado
durante la instrucción. Está usted sólo frente a su juez de instrucción
hasta que -no termine el sumario: ni una carta a su famil~ ni una
visita. Pues bien: 17 meses de instrucción, 400 testigos ititerrogaR
dos, los acosaban: ¿habéis recibido ayuda del Fondo? ¿Cuándo, de
quién, cuánta?; 55 grandes tomos de
expediente judicial.
Y esta
grane
diosa instrucción, ¿qué?
¿Cuál
es su
conclusión, qué delitos ha des
cubierto? Pues ahí tienen un doa.unento impresionante, 1a sentefida
de Guinsburg. Les ruego a todos que se hagan bien cargo de lo que
van·a oír:
. -En 197 4 Guinsburg entregó a Podobáilov Archipiélago Gu,.
lag
de Solzhenitsin y la oolección Habla Sáiarov.
-En 1975, dio a Gradobóyev Archipiélago Gulag.
-A otros ciudadanos (se enumeran seis nombres) dio la colee-
875
Fundaci\363n Speiro
NATAUA SOIZHENITSIN
ción Voces he,;o /a, ,ocas, las revistas "Viestnik RSJD" y "Continent"
(editadas fuera
de la
URSS, n. del t.).
-Además, Guinsbntg participó en la confección de docwnentos
de
contenido calumnioso
para el régimen social soviético. (Se trata
de documentos acerca de la
süwción en las cárceles y campos de
concentración, y de la perserución religiosa.)
-Asimismo Guinsbntg ha confeccionado tres documentos di
rigidos al Praesidium del Soviet Supremo de la
URSS y a la Comi
sión de ilos Detechos del Hombre.
¿Y nada más?
Nada mós. Sigo leyendo la sentencia:
- La culpabilidad de Guinsbntg de tenencia, propagación y
divulgación de la citada Iitetatura antisoviética está probada.
- Por
todo lo expues.to fallamos: declaramos a Guinsbutg, Ale
jandro Ilyich, culpable del delito previsto en el
art. 70, aparrado 2.',
del
C. P. de la RSFSR y lo rondenamos a la pena de privación de
libertad por tiw,po de odbo años, que cumplirá en una colonia de
reeducación por el
trabajo de
régimen
especial.
Con la salud quebrantada de Gulnsbu
lo
asesinaban. Pero no hubieran sido ellos si se hubiesen con
formado con
esto. Todos
nuestros juicios
siempre se
acompañan,
además, de
escarnios.
Ahí van sólo unos pocos:
El enfermo Guin
y ,en un momento dado solicitó la autorización de
sentarse.
El juez
se la denegó.
El tribunal se basó en las declaraciones del ratero Gradob6yev,
cuatro veces
condenado por
hurto, falsificaciones
y pornografía. Cuan
do el
primer día hubo
lanzado rontra Guinsburg un torrente de
sucias
fulsedades, la mujer del
acusado Je dijo
en un receso: "Dios
te
juzgue por las lágrimas de mis hijos". Este testigo
se quejó
al
tribunal,
y la mujer de Guinsbutg fúe expulsada de la sala del jui
cio,
hasta el
final.
876
Fundaci\363n Speiro
LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA URSS
Los amigos de Alik, a ninguno de loo cuales se les dejó presen
ciar el juicio, estuvieron loo cuatro días enteros de pie ante el juz
gado,
literalmente de
pie. Allí enfrente, en un jardincito, siempre
habían estado
uno,; bancoo; la
víspera del juicio, se los llevaron.
Y, por fin, la escena final. Los que la han presenciado dicen
que no la olvidarán
jamás. La
mujer de Guinsburg
y todos sus
amigo esperan de pie en la calle, en un silencio contrito, que lean
la sentencia. El último día, todos han ttaído floces. Para tirarlas
bajo las medas del furgón que se
lleve a Alik
Guinsburg. No pue
den darle un ab~az:o, ni estrecharle la mano, ni siquiera verle: só
lo echar flores a la mugrienta calzada. Conocen el furgón en que
se lo llevan cada día y espera.o. que . arranque. Callados, rinm6vi1es,
cada
uno con una flor en la mano, como cirios en un entierro. El
furgón arranca, y los amigo,; van tras él. Empiezan a escandir:
'· ¡A-lik! ¡A-lik!
", El académico Sájarov,
nuestro orgullo
y nuestra
conciencia, con su cabeza
oana, jadeando, corre tras el furgón y
grita: "¡A-lik!".
Yde pronto
el
furgón se para, alrededor se levan
ta
una algarabía,
unas risotadas: son gente
de la KGB. Abren las
puertas traseras
y se ríen: "¡Mirad vuestro Alik!". Lo que hay son
cajones
de botellas vacías de
leche.
¿Verdad
que es divertido?
Nuestros anfitriones hoy aquí son estudiantes. Her~éis un
mundo alegre y doliente, inmenso y complejo. Uno no elige a sus
padres, y tampoco elige a su patria. Vuestra patria es el líder del
mundo
libre,
y Jo queráis o no, esto os impone obligaciones. La
suerte del mundo depende no sólo de la riqueza de vuestro país,
no sólo del acierto de vuestros políticos, sino también de su espí
ritu, o sea, de vuestro espíritu. Ya sé que el orgulloso espíritu d-e
hombres libres es difícil de ronservat. Máxime que mudhoo de
vuestros líderes os dan lecciones de oportunismo, de cinismo e
indiferencia. Este otoño el consejero del Presidente Marshall Shul
man redactó un informe sobre las · !elaciones soviético~americanas.
Enwneró diversos gestos de pretendida buena volunmd de la URSS,
que significaban, en opinión del corisejero, ·su intención de mejorar
las relaciones. Entre estos .. movimi-enros de buena volutad" nom
bró Cínicamente: la Unión Soviética ·no ha condenado a la pena
877
Fundaci\363n Speiro
NAT AUA SOLZHENITSIN
máxima a sus ciudadanos. No será "la pena máxima", pero hay de
sobra
para morirse. No será la pena máxima, · pero la han impues
to
a
hambres inocentes. Este informe, y esve argumento, "La Voz
de América" los ha
radiado a la Unión Soviética. Y allí la gran
masa lo .ha interpretado como lo que es, como cinismo. Y la se
mana pasada, el presidente del
Comité Olímpico publicó una de
claración de que todo deportista
occidental que
en
Moscú hiciese
un
acto que pudiese
ser calificado
de manifesmción política, sería pri
vado de sus medallas. Pero desde el .punto de vista del
gobierno
soviético, dar una Biblia a quien lo necesita es una manifestación
política. Y si uno intenta hablar sin chivatos, sin policías disfra
zados, con un
soviético, también
es una manifestación política.
De modo que este
respetado Hder os
invita
a, lo siguiente: no pen
séis en los que sufren, no penséis en Sll'S mujeres e hijos, no pen
séis en los que quieren la Biblia; pensad en las fotos, en las me
dallas, en
el
éxito. Pero
una juventud, si se vuelve
tal como la
quiere el O,mité Olímpico, ¿qué falta le hará a la humanidad?
¿Qué le podrá
aportar?
¡ Estudiantes! Os enseñan a comprobar la teoría en la práctica.
No os pido
que me
oreáis, pero os pido que comprobéis lo que
he
dicho hoy.
Sólo os pido una cosa: no
seáis iruliferentes. Dudad.
Pero
comprobadlo. Cread comisiones, no oficiales, privadas, esas
vuestras, estudiantiles,
y tratad de que os dejen simplemente ver
los campos de concentración y las cárceles soviéticas. Ni un sólo
extranjero ha visitado nunca nuestros campos. En cambio Chile,
este -año, ha dejado a una comisión vuestra, americana, visitar sus
cárceles. No os dejarán entrar, no os contestarán, o lo harán con
groserías, pero con esta sola exigencia . aliviareis la suerte de los
prisioneros en los
campos.
¡Cristianos!
No
os haré
ningún llamamiento, por que cada uno
de vosotros, quien es de verdad cristiano, ya está llrunado. Pero
permitidme que pregunte: ¿dónde estáis? Es que en el siglo XX,
Rusia está mucho más cerca de América que Corinto de Antioquía
en los
primeros siglos. ¿ Dónde estabais
cuando
destrulan nuestra
Iglesia?
Nos
han dejado sin pastores: 300.000 sacerdotes había en
Rusia al final del siglo pasado; ahom hay 14.000. Han enmudecido
878
Fundaci\363n Speiro
LOS PRESOS DE CONCIENCIA EN LA u~s
las campanas. 60.000 iglesias, 25.000 capillas, 800 .monasterios ha
bla en Rusia. Ahora los monasterios son menos de diez, y las igle
sias, 6.500. La gente va a cientos de kilómettos pata encontrar una
iglesia., Y
en
las fiestas,
la multitud
es tan
densa que no se puede
levantar la mano
pata persignarse. Y
jóvenes padres están
horas
con sus hijos
en
btazos y sus rostros irradian · luz.
En
nuestros
dlas se utiliza mucho
la
palabra "milagro".
Va
un
cohete a
Venus,
es un mi1agro. Y
aprenden a
operar el corazón,
otro milagro. Yo,
de profesión,
soy maremático. Y sé qué profun
da emoción, qué
alegria, im::luso júbilo,
puede provocar en noso
tros una idea humana fuerte y luminosa. Pero a pesar de todo, yo
llamaría milagro sólo a
lo que tiene relación con
el Espíritu. Y
tengo la
dicha de
decirlo
hoy que uno de estos milagros se ha pro
ducido en
mi Rusia. La Iglesia asesinada, escupida, destrozada, está
viva. La fe no ha muerto, ha renacido. No estuvisteis con no
sotros cuando nos asesinaban. Pues venid hoy, cuando nos levan
tarnos. Habrá muchas víctimas más. Un hombre
estupendo, mag
nífico,
fuerte, Igor
Ogurrsov, del
que
podrla enorgulleoerse cual
quier pueblo, y llegará el día que se enorgullezca Rusia, jha reci
bido veinte años de condena! Por el delito de pensar en las
vías
de rocristianización de nuestra patria. Once años ya los ha. rom
plido, y su salud está destruida irreversiblemente, está pereciendo
en el campo, Quizá la semana que viene será el juicio del jefe de
los adventistas,
Vladimir Andréyevich
Shelbov, de 83 años. Es su
cuarta detención, en
las cárceles de
la Unión Soviética ya ha
pa
sado
veintitrés años. Y ayer ha llegado a Occidente la noticia de
que han detenido al joven Alejandro Ogoródnikov. Su crimen
está
en
haber organizado
grupos de estudio de jóvenes, grupos de estu
dio cristianos. Es que en nuestro país es delito criminal reunir a
un grupo de más de tres niños y enseñarles el catecismo.
¿Quién cuidará de viejos y
jóvenes metidos
en la cárcel? ¿ De
mujeres y hombres? ¿De sus hijos
y ancianos padres? Nuestro fon
do lo hará.
Pero también
el Fondo
está amenazado. Ahora lo diri
ge la mujer de Guinsburg, Irene. Pues ya la están amenazando.
Alrededor de ella se organiza una mascarada de pseudobandidos.
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NATAUA SOLZHENITSIN
La am.eruu:an con asesinar a sus hijos si no entrega el dinero, si no
renuncia al Fondo. ¿Tal vez hoy acudáis en ~a?
No hare ningún Uaroaroiento a los cristianos, pero quiero com
partir
con eUos una reciente alegría.
Hace tres semanas he reci
bido, naturalmente, no por correo, un escrito de la Unión Sovié
tica. mm carta la ha escriro un obrero que ya ha estado dos veces
en
nuestro "arelhlpiélago",. Escribía sobte 1a importancia del Fondo,
no
sólo
por el apoyo material, sino mmbién por el mota!. Daba las
gracias, y desde luego, recibir una carta así es agradable. Peto la
príncipe[, la inmensa, la indecible alegría que be tenido fue por
lo siguiente: de epígrafe a su escrito,
había puesto las palabras del
Salvador:
Porque tuve hambre, y me disteis de comer;
ruve sed, y me disteis de beber;
esta!ba desnudo, y me vestisteis;
enfermo, y me visitasteis;
preso, y vinisteis a verme.
Creedme, ésta es la máxima alegría que puede experimentar un
cristiano.
Trobajad, ayudad, y vosotros también compartiréis esta.
alegría.
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