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El hombre como ser social. Análisis y comparación del pensamiento de Santo Tomás de Aquino y Carlos Marx

EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
ANÁLISIS Y COMPARACIÓN DEL PENSAMIENTO DE SANTO TOMÁS
DE AQUINO Y CARLOS MAilx.
POR
ABBLMU>0 Loé.ATO' 0. P.
El hombre es individuo porque se encuentra en el seno de una
multitud. La humanidad ha reconocido primero esa 'base de la cual
emerge el singulaJ: · y en la cual encuentra su apoyo y consistencia.
Ser

hombre será, en todo, compartir la propia
existencia con los
hombres, convivir. No hay confines detenninadós tc>tt\lroente pata
separár al singular. Ya no es da.ro dónde comienza el hombre y
termina el mundo 'físico circundante; porque todo en ruda uno de
los
sujetos está

compenetrado
con el ambiente y hay un concinno
recibir
y dar, en cuyo ejercicio consiste en buena parte la vida en
su vertiente biológica. No se puede arrancar al hombre del mundo.
Por lo
mismo tampoco cabe separa_r al hombre del hombre, del con­
torno humano en el cual nace, con el cual se forma y desde el cual
se encuentra consigo mismo. El otro es límite y es posibilidsd para
el singular. El individuo, el ser personal humano, tiene en su confín
a los
otros, la multitnd, en cierto modo todos los lbornbres. Si el
hombre
ya

desde
Mtiguo se

sintió ciudadano del mundo,
cosmo­
polita, por esa vinculación con la realidad cósmica, también se creyó
próximo a todo hombre y a todo lo humano. Htmw sum, mhil hu­
m""""' a me IIUenum ,Pt#o (I). Si el hombre no puede aislarse del
todo, porque se

encuentra vinculado
con el mundo y con los hombres,
(t)_ Terencio: Hea11tontim()r11me1101,. 71. Es 11:ll verso que quizá deriva de Menandro. El estoicismo lo difuodi6; Cfr. Séneca: E¡,i11.; 95, 53; Cíe.: De Offirlis, l, 9.
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Fundaci\363n Speiro

ABELARDO LOBATO, O. P.
tiene que saber dar razón de esta su condición de ser abierto, indi­
viduo de
la comunidad, miembro de la socied:ad, ser social. La ron­
ciencia

moderna
se ha

tornado sensible a esta
dimensión, ya

vieja
como el hombte. Porque si
el descubrimiento y la emergencia del
individuo ha sido un proceso lento y
difícil, la

conciencia social y
comunitaria
acompaña al

hombre a lo largo de la
historia de
mil
formas diferentes: la
familia, el grupo, la polis, la raza, el pueblo,
la
clase, el partido. Esta conciencia se ha renovado en nuestros días.
Y aquí la necesidad de
convivir, de

participar en
la empresa, de
bacer el

mundo,
ha creado el órgano .. El ''nuevo ojo" que tiene el
hombre aaual para

percibir lo
soclal y su valor radical en Jo humano
brota

de esta situación. Todo descubrimiento se
presta a
la
exalta­
cln
pardal, a convertirse

en centro de
pergpectiva de
la realidad. De
hecho esto ha ocurrido con la conciencia moderna que para mientes
en la dimensión social del homb1e, y trata de ver lo humano sólo
desde el
polo de esta realidad. El M#-Jein oe torna ah,orbente. El
individuo y la perb'Otta ·se encuentran amenazados, no reconocidos, sin
derecho de ciudadanía, desde el momento en que todo se resuelve
en dimensión .social. El spcialismo es tentación moderna, aún ne;> su­
perada. Tal como ha sido encarnada en el siglo XX se presta a todos
los extremos
totalitarios. Puede

decirse
la gran tentación del h9rnbre
de hay. Tendremos que examinar las raíces humanas de este fenó­
meno. Pero de pronto nos interesa.
advertir el
problema que nos
presenta con
toda la fuerza de los movimientos revolucionarios esta
dimensión humana.
No
. está el problema en reconocer esta dimensión en el hombre,
sino

en determinar su fundamentación
y determinar su aloante. Una
vez que tenernos

ya las bases para poder partir del
ser individual
humano con

todas las implicaciones
que lleva su profundidad de
sujeto y

de persona,
necesitamos pasar

a
esta perspectiva comple­
mentaria,
de
su. vinculación con los tlemás entre los cuales inexora­
blemente se encuentra. Hemos

dejado al
ser concreto como ser abier­
to
para ulteriores complementos, como ser capaz de encuentro y
vocación, romo apto para ir más allá de sí. mismo, desde el confín
en que se encuentra.
l!n ·esa línf!l· .teoemos que prolongar el desa­
rrollo, no pot exigencias dialécticas, sino potque la realidad hwna-
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EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
na concreta así lo exige. Las ciencias del hombre se afanan en. los
dos
campos complementarios. Del individuo se
ocupa la psicología
en todas sus ramas. Del fenómeno social fa ciencia, .nacida con la
hora del positivismo, la aportación de Augusto Comte en el pasado
siglo, la sociología. Una y otta han enriquecido mucho nuestta apro­
ximación a

las
manifestaciones del
hombre.
Han hecho posible un
cietto descubrimiento de las profundidadl!s del ser humano.
Han
desenm«scarado muchas raíces ocultas de nuesttos comportamientos
y aun de fenómenos cotidianos que constituyen la ttama de nuestta
vida
personal y social. Pero ambas necesitan de una ulterior prolon­
gación y desarrollo en una comprensión de totalidad. Esta penetra·
ción en la dimensión social del hombre puede set horizonte de des­
pliegue de todo el
saber sociológico.

Porque no se quiere quedar en
lo fenoménico, sino adenttanie
hasta los

fundamentos del ser hu­
mano que

implican esta dimensión. Y
con dio no se contradice la
ya
descubierm en

cuanto individuo, sino que
más bien
se completa
y se comprende de raíz.
La dialéctica de este proceso de comprensión del fenómeno so­
cial del
hombre implica ttes momentos sucesivos. En primer lugar
vamos a apelar a la dr,cliir,a sr,cia/ de TomáJ de Aqum se
nos ofrece una
primera y magistral posición del hombre como
ser social por nacurale:m·. Frente a ·esta concepción que se -atiene a
los datos radicales de la sociabilidad humana, surge la concepción
marxista
del hombre oom<> ser ctmU111itário. Será el objeto de la se­
gunda ~eflexión. Y en tercer lugar ttamremos de buscar una posible
slntesis donde tengan cabida
los elementos
positivos
y fundados de
una
y otta perspectiva y queden eliminados los aspectos sin funda­
mento en
la realidad del hombre que somos cada uno de nosottos.
En este
proceso podemos
recoger
toda una rica herencia del pasado.
Y necesitamos -concurrir con los esfuerros de nuestro tiempo a una
más completa anticipación del futuro, que se manifiesta como la
más
poderosa palanca de renovación del presente. Pocas veces en
su
historia
fa humanidad ha vivido un ¡¡rado tan alto de tensión pot
su propia suerte y ha fabricado utopías .tan ...iuctoras. El proceso
convergente

de la
'humanidad que se ·unifica c,n rodos. los campos
del saber
y del poder hace posible a:hora esta visión del futu:ro del
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ABELARDO LOBATO, O, l,'. ,
hombre sobre 1a· tierra como si fuera la d.e un sol.o hombre. Era ya
la raíz de la concepción agustiniana de la humanidad, , y es .en · el
fondo, una idea cristiana (2).
1. Et CARÁCTER SOCIAL »EL HOMBRE EN ToMÁs DE AQuJNo
Al intentar una apro~ión al peosamienro de Tomás de Aquino
sobre la dimensión social delbombre hay que partir de la prep,isa
de que QQ le debe pedir más de-lo cjue él ha querido dar. Tomás es,
ante
rodo,. un teólogo,,en cuyo oficio entra buscat la verdad donde­
quiera que se encuentre, y Oll>e muy bien el ejercicio del fi!osofur
y :la verdad sobre las realidades terrenas (3). lln ese oorizonte de su
tarea supe;,
elaborar una filosofía . otigit!al y se ganó el nombre de
filósofo, ~in !haber intentado escribir una Sumnu, pbitosopl;,ae para
la
cual .estaba tan bien dotado. La doctrina sobre el hombre ocupa
buena
parte de

su
obra. Con gran pasión y tienro ha trabajado en la
antropología. Desde .
ella hay que recoger su doctrina social. E.laboró
con
gran penetración •sus comentarios a las obras de Aristóreles. · En
la Etk., y la Politi&rJ descubrió ricos filones de material ya estudiado
y comprendido por . Aristóteles COlllQ verdad · sobre el hombre. Fue
más· ade!a,¡te
en

su trabajo
personal. Comenzó un tmtado de gobier­
no
y no pudo llev11tlo a cabo. Su obra De Reghni,,e p,incipum o
De regno, escrito .hacia 1266 pam.· Hugo II, rey de Q,ipre, en su
brevedad, contienen

las intuiciones más profundas en esta
mate·
ria

(4). Aquí nos tendremos que contentar
con indicar
los puntos
capitales sobre los

cuales.
se pc;,dría levantar tildo el edificio de doc­
trina social tomista como una consecuencia bien clara de su doctrina
sobre

el hombre.
(2) Thomas: SN[ler !'atdum ,,,¡ Rom., 12, lect. 2; Il Ad Cor., 12, lect.
3:_ Omner homines comptnandi sunt qua.ri 1111111-homo.
(3) C!r. SCG, I, c. 2,-n. 9, donde _Tomás se- define así mismo como
toologo cog, polabras de San Hilario.
(4) Cfr. M. D. Chenu: Introd•éiimz a 1aini Thomas d'Aq'llin, Pá.Íis, Vrin,
r9,o) págs. 286 y 'sigs; A.· Meozzi:. I11trodtlv~ne al De Reg. Prin,.,' Lanciano~
1924, L. Alonso Getino, Valencia, 19H. ·
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EL HOMBRE COMO SER. SOCIAL
Para Tomás de Aquino el ser del hombre es ser social. Lo es
por naturaleza, por necesidad. La sociedad es el decisivo comple­
mento del set singular, del individuo personal. A esta conclusión
llega Tomás
desde

tres consideraciones:
la primer" ve al hombre
llamado
a la sociedad por su condición de ser una persona con una
vocación comunitratia en

la
cual necesariamente ha de integrarse; la
segumúl atiende a la actividad humana por la cual se origina la so­
ciedad; y la tercera analiza la sociooad como producto de la inte­
gración

de los ,individuos
y origen de los mismos, wmo organismo
viviente. Todo ello indica una gmn penetración y reviste el máximo
interés para nuestro tiempo.
1.1. La raíz de la oooiahilidad humana
El carácter social del hombre tiene profundas raíoes. Tomás in­
dica
dos principales: una desde la fuerza de la causa final y otra des­
de
la e,rigencia de la causa material La primera atiende al hombre
como ser personal con una vocación teologal; la segunda estudia la
finitud humana insuficiente para satisfacer las necesidades que la
vida misma le presenta. Para 'l'ivir, para llevw: una vida digna de
hombre,
para no fallar en su misma vocación :humana, la naturaleza
inclina al homb,e a la sociedad. No hay hombre sino en sociedad.
Si

desde un
lado el

hombre origina
la sociedad, desde otro la socie­
dad
es causa del
hombre.
En primer lugar hay que atender a la vocación uologal del
hombre. Porque el fin es la primera de
las oaúsas y origen de todos
los procesos. Para Tomás de Aquino
es"1 raíz tiene un
peso decisi­
vo.
En verdad el hombre sólo se comprende del todo como un pro­
ducto de la creación. Es un don de Dios, de quien procede oada uno
de
los hombres, por obra de

ese amor· que da origen
a todo y llena
el mundo de vestigios de su bondad. El amor de Dios crea e infunde
la bondad en las cosas (5). No ha habido mediadores en este acro
creador
que

termina en el sujeto
singular, lleno de riquezas y dones.
(5) Thomas: ST, I, ·20, 2: Amor Dei esf i,zf•náens el creans bonitatem
in reb11r,
100,
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ABELARDO LOBA.TO, O. P,
Por este origen tan alto tiene ta.o.ta dignidad el hombre desde el pri­
mer momento: es imagen de

Dios, tiene
una vocación personal,· y
su destino está en las manos de Dios. Sólo Dios lo crea, lo conserva
y. lo muev:e (6). Y todo ello no obsta, antes al contrario hace posible
que
el hombre
tenga su

propia
autonomía, sea dueño

de su propio
destino,
y tenga que conseguir su propio fin desde sus proyectos y
decisiones personales. La vida. humana. se convierte en un itinerario_,
una ascensión hasta Dios, posibilitada por Dios que llama y reali­
zada por el lbombre que responde. Tomás habla del movimiento de
la creatura
racional_ hacia Dios (7). Al hombre se le ha dejado libre
para
que se

mueva por sí mismo
hasta el

fin. Esta
tarea es ineludi­
ble. Nadie
se la hace. Es

una
conquista propia.

El
final de esta gran
aventura
de

la
existencia humana, de este peregrinar hasta el

abso­
luto, es la convivencia, la
vida compartida, la plena comunión con
las personas, con
la Persona Absoluta,

la unión con Dios (8). Tomás
de Aquino·
encueri.tra · la finit11d humana

entre
estos dos polos: el
comienzo ·y el fin. Ambos se 1e dan al hombre sin contar ·con éL
Cada

uno de los mortales es como
una de esas navecillas que surcan
el Mediterráneo,
enire Roma y Chipre, que cuentan con la seguridad
del puerto en

uno
y otro extremo. El principio y el fin de -la vida
humana
trascienden a

cada
hombre en particular. Y

ambos
son
proporcionados. Tal es el. principio ta1 ·es el fin, porque el fin es el
que mueve al agente a comenzar su proceso. Lo que importa en
definitiva para dar
séntido a

la
vida humana, es lo. que agudamente
preguntaba
el mismo iB. Bloch: "de dónde venimos, a dónde va­
mos·· (9). Tomás de Aquino
está bien cierto de ambas cosas, no
sólo
por la fe que le da seguridad, ·sirio por la misma razón que es
(6) Tbomas: ·ST, I;· 4,, 5: wli111 'Dei est creare,-104, 2: DeNs conser-vat
res in esse; 10,, '.S: De11s opera111r imn.edittté in omni operante.
(7). -Thomas: ST, _l-II, pro~.: De_ motu f'ali<»Z.alis c,-ea111rae in Deum .
. (8) Thomas: 1-11, 3, 8: «Ad perfectam igitur beatitudinem requiritur
quod íntellectus pertingat ad -ip.wll essentiam ptti.ma~ causae. Et sir: perfec­
tionem suafn hahebit ,Per um<>nem cum Deo, sicut ad objectum, in quo solo
beatitud.O hominis conSiStit». Cfr. J. Ramtrez: De HomÍnis B-eatit11di1'1e, Ope­
ra, t. III, Madrid, 1971.
(9) E. Bloch: Das P,ínzip Hóffnu•g, 1, 1, edic. Suhrkamp, Frankfurt,
1967.
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EL HOMBRB COMO sm¡. SOCIAL
capaz de encontrarlas: ''.Hominis autem ese aliquis finiis ad quem
tota vita eius et actio ordínatur, cum sit ~ per intellectum cuius
est manifeste propter finem operari" (lO).
El
fin impera . en todo el proceso. Pero necesita ser <:<>OOcido,
porque d~ lo contrari
mueve.
lg,,oti nulta cupido. Dada la di­
versidad de
los hombres

singulares
han de ser muy divets9& los
modos
de comprensión.
y descubrimiento del. fin y por tanto de las
vlas elegidas para conseguirlo. Todos Ios hombres tienen en sí mis­
mos suficiente capacidad para la propia comprensión y la ordena­
ción de su vida
al .fin que la trasciende. Tomás afirma esto con toda
segw:idad: "Est-autJe.tn unicuique bomini na.tu.raliter i,nsitum ratio­
nis lumen, quo in suis actibus dirigatut ad finern·· (11). Pero esa
luz ilwnina a oada uno

conforme a
sus. gustos
y
apetitos, conforme
a

su
capacidad, conforme al uso de la · propia libertad. El resultado
es
que cada uno va. al fin a su modo: "Contingit autem diversimode
homines
ad
finem
intentum procedece, quod

ipsa
divecsitas huma­
norum studiorum et actionum dedatat" (12). La conjunción de La
necesidad

de
tener que ir a un fin y 1a libertad de buscado por sí
mismo distingue los caminos de los hombres 'Y los hace que se en­
cuentre¡,, todos al final. El destino del hombre es una sociedad de­
finitiva.
En segundo lugat Tomás atiende con mayor atención aún a la
finitud humana, a la necesidad de remedio para la mdigeooa que
cada individuo tiene por su misma condición de singular y como
miembro de una comunidad

en
el seno de la cual se encuentra. Por­
que el !hombre singular no se . basta a sí mismo para remediar todrui
sus

necesidades vitales.
Es un set indigente, menesteroso, desampa­
rado,
con

menos
recursos que

los demás
0;0imales para la consecva­
ción, para la

defensa,
para realizarse como hombre. Por ello la mis­
ma naturaleza que

lo
•hace finito y limitado; lo empuja alá sociedad,
le
da la

tendencia a
uni
los demás, a agruparse,
a buscar el
remedio
para su Iimitación. El hombre se ve obligado a vivir en
(10) De Regno, c. 2, edk. de J. Perrier: Of.111scs/a phi/osophica, París,
I.ethielleux, 1949, n. 2.
(11)
DR, c. 2. n. 2.
(12) Thomas: DR, c. 2, n. 2.
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ABELARDO WBATO, O. P.
sociedad para set hombre. La sociedad es el estado natural del hom­
bre: "naturale ese homini ut sic animal sociale et politicum in mul­
cicudine
vivens"
(13). Esta condici6n del !hombre hay que verla
desde su cnismo ser partícipe del espíritu, desde su condici6n racio­
nal que lo constituye y que le da una ciecta suficiencia y autonomía,
pot la cual se eleva sobre los animales y no llega a la plenitud de
los
dioses como ya advertía Ariscóte'les. El hombre está en ese con­
fín entte la
g,ex y el theo, (14). El hombre, para Tomás es más so­
cial que el animal por CllreCet de más cosas para el desarrollo de su
vida. Por
naturaleza los

animales tienen
inclinaci6n para procurarse
por

sí mismos
el alimento, tienro el v,escido y los medios de defen­
sa en
la vida que es para ellos también una constante luoha contta
el medio
y a expensas de él El animal conoce Jo que le oonviene y
lo que debe evitar por un cierto instinto; ,el !hombre no. La natura­
leza no provee al hombre para que pueda mantenerse pot sí solo,
defenderse, remediar sus necesidades, como otorga eso el animal. En
la comparaci6n con el animal en estos órdenes pierde el hombre (15).
Pero en lugar de codo ello tiene el hombre algo singular por el hecho
de
sec hombre: la razón para dirigirse y como complemento la mano
para procurar Jo que necesita. Tomás vuelve a esta visi6n profunda
del
hombre
como ,.,. dotado de raz6n y de """""'· La menre y la
mano lo distinguen de todos los demás animales. C.On ello glosa y
prolonga una rica intuición de Aristóteles (16). "Homo autem ios­
titutus

ese nullo
'hOrum slbi a natura ptaepa.raro, sed Joco omoium
data

est ei
ratio, pec quam slbi lntec omnfa officio manuum possit
praeparare"
(17).

Y aquí viene
~ conclusión buscada, la sociabilidad
del hombre brotando de su misma raíz !humana. La naturaleza le
(13) Thomas: DR, 2, n. 2.
(14) Aristóteles: Polit. l, l. Thomas: ibid., lectio, la.
(15) Thomas: DR, 2. n. 2: «Aliis enim anima11Dw natura praeparavit
cibum tegumenta pilonun, defensionem. ut dentes, comua, ungues, vel saltem
velocitatem ad fuga.m. Homo at1tem imtit1lt11S est n11/lo horum sibi a nat111a
p,-aeparato».
(16) Arist6teles: De Anima, III, 8, 432 a 1; Thomas: In De Anima III,
Lect.
13, n. 790. ST, I, 76, 5; 91, 3 ad 2.
(17) Thomas: DR, c. 2, n. 2.
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EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
propotciona la eicisrencia, las necesidades de la vida y lo deja en esa
insuficiencia pora remediarlos por sí solo. Por ello la misma ru,,tura­
leza
que :lo hace indigente lo empuja a unirse ron otros, con cuya
ayuda pueda satisfacer sus necesidades_
Tomás multiplica los fórmulas de esa radical insuficiencia de un
hombre
a solos: "Nam unus lhomo per se sufficienter vitam transi­
gere non posset" (18). "Non est autlem possibile quod unus homo
ad omnia
'hujusmodi per sua.m rationem pertingat" (19). Si por sí
solo
no
se basta puede recurrir a otros. Unidos, siendo díveISOS, y
bastando cada uno en un campo, todos pueden remediar su propia
insuficiencia.
El hombre sólo encuentra su expansión en .Ja multitud,
entre

otros
hombres. Esto le viene. del impulso natural que se con­
vierte
en necesidad: "Est igitut homini
naturale ut in
societate mul­
torum

vivar" (20).
"Est igitut nea,ssarium 'homini ut

in
multitudíne
vivat, Ut unus

ah alio
adjuvetut, ut díversi diversis iueveniendís per
ratiouem occupentut" (21).
Las necesidades que tiene el hombre y le empujan a vivir en
sociedad son de toda clase, porque en todos los órdenes el hombre
se encuentra limitado y empujado al desarrollo. Pero las nea,sida­
des

que dan origen
a la sociedad no están ya fijas y son limitadas
como para el animal. El hombre es en cierto modo un ser abierto.
Sus
necesidades son .Jas de un ser libre, que no sólo tiene que vivir
sino que exige viv.ir C01DO bomb~ vivir humanamente, vivir bien.
Y a este impulso del hombre que despliega su vida desde_ la natura­
l=.
a la cultura, desde la dependencia del mundo. hasta el dominio
del mismo, con necesidades que
crecen a medida que desarrolla su
propia

dimensión humana,
responden los dos sociedades que Tomás
enruentra en la naturaleza m,sma del hombre: la doméstica y la
civil. El lrombre es por natural=. un-animal ¡,,,,,,¡;.,, y .¡,oUtico,
No sólo tiene n=sidades físicas, las tiene también económicas,
morales y espirituales. La naturaleza empuja al hombre al remedio
de
los angustias que

ella le
presenta. La sociedad es como su remedio,
(18) Thomas: DR, c. 2, n. 2.
(19)
Thomas: DR, c. 2, n. 2.
(20)
Thomas: DR, c. 2, n. 2.
(21) Thomas: DR, c. 2, n. 2.
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ABELARDO LOBATO, O. P.
su complemento, una totalidad de la cual el individuo humano forma
parte. ''Consequen:s
est

quod
homo natill:aliter sit pars alicujus mul­
titudinis, per
quam praestetur sibi auxilium dd bene .,,;,,,,mdu,m" (22).
El impulso de la naturaleza es total, porque se ordena a la vida
en
plenitud

y
·"barca todos sus grados. La vida humana es la vida
digná · del hombre, la · vida conforme al fin,· y éste sólo es el que lo
conserva y

lo
promueve en

su dignidad
humana . y en el desarrollo
de

su
libertad, liberado de las esclavitudes. ll1 hombre no puede
vivir bufuanam,,.nte sin la conquista de· la virtud; Vivir como hom­
bre es. vivir bien. La sociedad tiene que haoer posible la consecnción
de
este fin . a los hombres. "Ad hoc enim homines congregantur ut
simul
bene vivant,
quod consequi non posset unusquisque singula­
riter vivens: bona autem vita est serundum virtuteJil; ffl'tuora igit,w
vil~ esl congregl#ioms humlJlldfl fims" (23). No hay distinción en­
tre el fin de uno y el de la multitud, porque todos los singulares tie­
nen la misma dimensión humana y tienen que vivir como hombres.
"Oportet

eumdem finem
esse multitudinis hunianae qui est homlnis
unius" (24). La vida conforme a la virtud no se realiza del todo en
la ,soJa vida social con cmos hombres. Hay que· dejar un espacio
abierto a
la comunicación con Dios, porque cl hombre, de suyo, es
capax Dei, y Dios es el fin pleno de la vida humana y la sociedad en
Dios
es es la plena sociedad a la que está llamado eL hombre (25).
La vida social se hace necesaria al hombre ,en la medida en que
no se basta a sí mismo. Tomás piensa que hay dos caminos por los
cuales esta necesidad disminuye. Bien porque el hombre se degrada
en su
humanidad y rewrna a la mera naturál.eza animal, se embru­
tece por los vicios, haciéndose incivil, o porque se aproxima a una
condición superior, haciéndose mejor que los demás. El hombre per·
vertido,
y el hombre perfecto, el malo y el santo, prescinden de la
sociedad: "A111 neqfktm est ..• aut est 1ne/ior qfklm h= (26). Tomú,
(22) Thomas:· In Ethi,orilm Arittote/iJ, Proemium. n. lectio l. n: 4.
(23) Tbomas: DR, 15, n. 44.
(24) Thomas:
DR, 15, n. 45.
(25) Thomas: DR., 15, n. 45: «perducere-ad illum ultimum "finem · non
est humani regiminis sed d.ivinii..
(26) Thomas: I Politicor11m1 Iect. 1, n. 35:
1010
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EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
sólo pone ejemplos de la segunda categoría· Y. nombra a; Juan Bau­
tista
y a San Antonio eremita.
Todos esros motivos,

bien ponderados en
Tomás de
Aquino,
llevl!Il a um conclusión: .que la naturaleza que .proporciona un fin
único al hombre, le da también un impulso .para . que lo consiga.
Lo que no puede por sí mismo lo puede por la ayuda de los demás.
Tomás

habla
del ímpetus que hay en cada hombre para conseguir
con
la ayuda del hombre
lo que solo. no puede (27). La sociedad
tiene

en
verdad una

raíz
onoológica en

el.hombre tanto por su des­
tino
cuanoo por su limitación individual.
l,2. Actividad humana y · sociedad
Para Tomás de Aquino la sociedad es también fruoo del hombre,
porque son
las actividades
humanas las que la originan. Sin hom­
bres
concretos y sin las actividades de esros sujeoos· singulares, ooor­
denadas

en un
proyecoo, no habría sociedad.
También aquí se re­
curre a
la misma narntaleza humana que es el principio de las ope­
raciones, de dinamismo.
La. actividad hnmana, por su condición de
mediadora entre
sujeto y realidad, pued_e ser considerada desde dos
vertientes. Es
illla ernanaci6n, que procede de un interior y es cons­
titutiva del

mismo
sujeoo activo.

En cuanto expansión
hacia afuera
de

una interioridad, la actividad admite grados y formas diversas.
Cuanto
más profundo es el ser, tanto lo que procede de él es más
íntimo

(28). Al mismo tiempo la
aa::ión_ procede de

la
actualidad
fundante

del
sujeoo, lo explaya y revierte en él, porque cada uno
de los seres
está constituido

con· visras
a su

propia operación
y sólo
logran la plenitud en la medida en que despliegan sus virrualidades.
La actividad humana se desarrolla en los dos campos deÍ uni­
verso
personal, el interno de la inmanencia, donde todo
comienza y
oodo concluye

en una cierta
circularida en donde la
_actividad ttasciende del

sujeto y llega .a
la realidad del
(27) Thomas: In I P0Jiticor11m1 lect. 1, n. 40: «In omnibus hotninibus
est quidam naturaliI .impetllS ad communitatem dvitatis ·sicu.t. et a:d virtutes».
(28) Thomas: SCG, IV, 11.
1011
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO LOBATO, O. P.
m1llldo circundante que está unido al hombre por medio de su
cuerpo (29). En el mundo de la .interioridad, a través de la concien­
cia
y la libertad, el hombre se encuentra consigo mismo, se posee en
una autocomprensión como sujeto. Es1x> lo capaci de sí y
comunicarse, abrirse al otro, tomar ron1l!Cto con el hombre.
Es

hombre
ron el hombre es la más humana.
Tiene muohos modos

de
e,¡:presión, pero el más pleno es el lenguaje.
Porque tiene interioridad, por su wadición espiritual, el hombre es
un ser
do porque
habla, sino
que
habla porque

es
mteligente. Su
actividad
tanj],ién recorre el

campo
de
la exterioridad. fil hombre entra en con medio
de la
praxis ordenada a las personas y
a las
cosas. De este
modo nacen las actividades que van más allá del hombre singular.
Tomás tiene en cuen
poéticas. El hombre, a,nvivieado en la multitud, requiere organi­
zación
de
su vida
práctica en
los dos niveles del
agere y del facere.
La creatividad en estos campos es. como una proyeo::ión desde s.í
mismo.

La
actividad humana, brotando de
la persona
singular, lleva
una

dimensión
social porque
es
Clll!Dplemento de lo que a cada uno
le
fal
de
la mente, de
la mano y de la actividad uru'tiva de quien gobierna.
Locución, trabajo humano y gobierno de los hombres, soo las tres
actividades humanas, que

en un
ornen de complemenwiedad, origi­
nan la sociedad

humana.
fil hombre es sociall porque habla, trabaja
y convive unido y organizado con otros hombres.
El lenguaje es signo y es factor de la sociabilidad humana. fil
hombre se expresa y se edifica en la palabra. Por el lenguaje, el
hombre tiene una convivencia con el hombre que supera a los
demás anlmales r d,ispone para. la compenetración de las personas
humanas. Tomás vuelve

a
la comparación del! hombre a,n los demils
animales

para ver, en la diferencia, las
virtualidades sociales
del
lenguaje. Porque también
los animales se agrupan y tienen modos
pecu[iares de comunicarse

sus
propias vivencias. Tomás cita tres
(29) Thomas: 'In Bthico,um J, lect 1, n: 13; De Verhate, 8, 6; De Poi.,
10, t.
1012
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRB COMO SER SOCIAL
animales gregarios: la grulla, la ho.rmiga y la abeja. Los naturalistas
griegos habían observado esta maravilla de convivencia que supone
ei mundo animal en algunas especies. Plinio ha escriro páginas ad­
mirables (30). Bl dominico Vicente de Beauvais, que convivía con
Tomás
cerca del rey San Luis de Francia, escribía su Speu,h,m na­
turale pata solaz y reaeo de los cristianos que se gmaban contem­
plando
las matavillllS de la creación (31). Tomás no se detiene en
descripciones de tipo natutalista. Anota e'! hecho y establece la com­
paración con el hombre. Sólo el hombre time lenguaje y es animal
que

habla
(32). Y e!l habla es signo de su vida interior, es cauce de
su
manifestación y es el modo de romunicar con e!l otro para poder
colaborar
con él. De esta constatación del hecho del leognaje hu­
mano se doouce la condición social del hombre, su posibilidad y su
necesidad de convivir comunicando cuanro ;!Jay en su interior. He
aquí
un teXtO de Tomás que contiene toda una condensación de su
pensamienro sobre la interioridad humana, el sigi.ficado de la pa·
labra
y su aportación a la construcción de la sociedad:
"Hoc etiam eV'identissime declaratw: per hoc quod e,t prl>f_Jrium
hominis locutrone u#, per quam unus homo aliis suum conceptum
rotallter exprimere potest. Alia quidem animalia, exprimunt mutuo
suas passiones in rommuni, uti mnis iram per lattatum, et alía ani~
malia passiones alias diversis modis. Mogis igitur homo e,t comms­
nicotivus
alteri quam quodcumque aliud animal quod gregale videtnr,
ut grus, e.t formica et apis" (33).
De momento no "ªmos a ir más allá y ocuparnos de penetrar en el
proceso del verbo humano,
tanro en

su
interior cuanto
en su proyec­
ción
externa. Tomás gustaba de estas cosas y en ello desplegaba su
vocación
de fraile predicador, de
hombre de
diálogo en constante
comurucación con los pensadores de

todos los tiempos que llegaron
a SU6 manos, con los discípulos, con sus amanuenses, con sus herma-
(30) Plinio: His1oria NalNral, lib. IIII.
(31) Cfr.

E.
Male: «El arte religioso», México, 1952, pág. 50, Los
cuatro espejos de Vkewle de Bea1111ai.s.
(32) Aristóteles: I Po/ilictw11m, 1~ 1252b, 12: «sólo el hombre tiene
lenguaj"e entre

todos los animales».
(33) Thomas: DR, 2, n. 3.
1013
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO LOBATO, O . .P.
nos, sobre todo con los que estaban más próximos a el. Tomás se
refleja a


mismo en su pa:labra, siempre tan uanspu:ente, tan densa,
tan pen!'ttante. La pa!labra viva y Juego esctita, para que perdure
en

su
carga y en su capacidad oomunicativa, parte de la persona y
se dirige .a las personas. La palabra humana que brota de la interio­
ridad
y la expresa en la onda sonora, termina en las personas. Por
la palabra las petsonas se comunican y en esta comunicación se en­
riquecen
como hombres. La sociedad bumana brota en el espacio
abierto por la palabra.
El trábajo humano es el factor más eficien1le de la sociedad, por·
que por medio de
él encuentra el

hombre el remedio a sus necesi­
dades. Son las necesidades del individuo las que hacen al hombre
singular ·

venir a pedir
ayuda a !os demás y convivir con ella!. · Pero
también
le invita a prestar ayuda a los otros por modio de su acti­
vidad.
Esta actividad es di trabajo. El trabajo es faao< de sociedad
humapa, La doctrina sobre el trabajo refleja toda la antropología to­
mista y adquiere el profundo significado para las relaciones entre el
individuo y la comunidad en la dialéctica del bien perronal y del
bien común.
Tomás de Aquino ha ofrecido una -reoría sobre el tra·
bajo, nueva,
profunda, abierna. Tomás

ha visto que
el hombre se
realiza mediante

el trabajo,
toma.do éste

en toda su amplitud. Por
el
trabajo la obra de la creación alcanza un desarrollo, porque el hom­
bre roncurre a

la
creación para llevarla a su complemento. El hom­
bre, trabajando, conquista su plenitud. El
trabajo le
une a
los demás
hombres. Es cierro que el individuo singular es quien posee la ra­
cionalidad, fa inmortalidad, fa espiritualidad, y por esta condición de
persona se abrle a la cooperación ron los demás y tiende a la sociedad
de personas. El hombre solo no habría llegado a conseguir la cultura,
la dvilización. Tomás se ha ocupado con gran esmero de penetrar
en las diversas ¡,ro¡,ledades del trabajo humano, de fas dimensiones
del
trabajo,
de
las diversas artes por las cuales el hombre rontribuye
al

bien de los demás, no sólo a la vida,
sino .a la vida conforme a la
perfección. El

trabajo es
una e,cpresión del

hombre
totaJ. La razón
y J.. mano van de acuerdo en el trabajo. No haiy sólo trabajo 71UW1t#ll,
porque la mano humana sólo trabaja dirigida por la razón, y el trabajo
intelectual requiere el com:urso del cuerpo. 1ll hombre trabaja para
1014
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE. COMO SER SOCIAL
procurar el alimento, para domar el cuerpo, . para venoei: el ocio,
para adquirir
la perfección, para formarsé romo hombre (34), Contn
todos

los que querían reducir a los religiosos al s61o
tral,e.jo manual,
Tomás defendió la necesidad del ttabajo de los que se ocupan de la
enseñanza para la ronstrucci6n de la sociedad (35 ). Todo hombre
está obligado a:! trabajo, a la ley del trabajo, aunque no todos rengan
que
estar obligados al trabajo manual. La razón y la mano coope­
rando tienen
una virtualidad intinita. El hombre posee por natura­
leza "rationem et manus" y uniendo ambas puede _producir infini­
tos
instrumentos para ronseguir los fines que _pretende de modo
siempre nuevo: "infinitorum tttodorum et ad

infinitos
effectus" (36).
El trabajo es romo la expresión del homo sapiens y del hamo fabsr,
que no pueden andar divididos sino que tienen que ser ambos la
expresión del único Set humano que~ existiendo como persona, coe·
xisre y coni_parte su vida ron los demás. ·
En el trabajo resplandece la rora:lidad de lo humano, su dimen­
sión
social.

Porque
la actividad manual, romo la intelectual, se orien­
tan hacia el

servicio de los
demás; 'la _plumlidad de oficios responde
a las habilidades de cada uno y a las necesidades que es preciso re­
mediar.
El fruto del tr~bajo son fos bieoes

que
el hombre adquiere
para sí y para otros; transformando el mundo y dispensando los
bienes que hay eo él para. servicio de todos. Bl mibajo crea la soli­
oariedad entre fos hombres, los unifik:a.
Por

ello es origen de
la
sociedad (37).
(34) Thomas: De opere ftUIINali. Quodl,betum VII, qNMstio, 7, l.
(35) Thomas: <;ontra impugnantes Dei &11/tum el religion·em. Este opús­
culo lo escribe contra Guillermo de Santo Amor, que se opone a los mendi­
cantes como profesores en la universidad, y -defiende la posidón de los se­
culares. Es la defensa del derecho al trabajo y a vivir de él: «Breviter. quod­
cumque officium homo agit, de quo possit. licite vi.lCtum adquirere, sub, la­
bore manuum comprehenditur». De opere manuali, l.
(36)
Thomas: ST, !, 76, 5; 91, 3 ad 2.
(37) Thomas: Contra impugnante.r, II, 2. La «societas economica» re­
quiere 1a interdependencia de varias actividades de tr_abajo: .la familia co­
mo «societas politica», el estado como «societas perpetua.»; los· pactos. esta-
101'
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO LOBATO, O, P.
El gobierno es aotividad socializante. Porque se orienta a unir
a los distintos miembros de la multitud en la búsqueda del bien
común

y
estreelba los w.os de convivencia.. Los individuos tienden
por naturaleza a buscar el bien pw:riorlar de cada uno. Se hace pre­
ciso unlficar los esfuerzos singulares en un fin superior. Ocurre con
los
\hombres oomo con

las naves
cuando hay que llevat·las al puerro
o saarlas del

agua. "Multi navem in
unam parrem non ttaherent
nisi aliquo modo coniuooti" (38). llsa conjunción de todo, es una
necesidad
para la convivencia. Y esa es la tarea del gobierno. La unidad
es una condición de la vida en sociedad. O se encnentta o se crea. El
p.rincipio de unidad se extiende a todos Jos órdenes del ser. Vale
para el individuo, y tiene vigencia en la muititud. La unidad social
es
algo producido

por quien ordena a
rodos hacia un mismo fin.
La sociedad humana necesita ser . gobernada para ser unificada.
Si :la mi5ma natura!leza impulsa a los hombres a vivir en sociedad,
es ella también la que les lleva a tener un principio de sociedad,
una cabeza de dirección, un gobierno. lll p.rincipio de unidad y de
gobierno es
una consecuencia de la iooinación ns,tu,:al a vivir en
sociedad.
"Si igitur
naturale est homini quod in societate multorum
vivat, necesse est in homioibll'S esse aHquod per quod multitudo re­
gatur"
(39). E.sta necesidad un.ifü:ame se advierte ali tener en cuenta
la diferencia que existe entre e!l bien propio de cada uno y el bien
común de

todos. El bien
común no

coincide con el bien de
cada
uno, ni es

la
SWlll> de todos los bienes particulares. Tomás advierte
que
todll$ las realidades que se integran de mudlos elementos re­
quieren

un
principio dirigente
y
unificador. Así,
el
alma unifilca las
diversas fuerzas de!l hombre, la cabeza dirige todos los miembros del
cuetpD, la razón impera en el trabajo de las manos, todos los cuer­
pos del mundo están sometidos y dirigidos por el hombre, bajo cuyo
dominio está puesto e!l mundo. :&e bien común, tanto en su aspecto
bles; como «Societas· temporalis», los pactos rescindibles; como «societa,
publica»,
los

fines sociales,
y los intereses de algunos como «societas privata.».
CTr. G. Cenacchi: 11 lavoro ne/ pensiero Ji Tommaso d'Aq11ino, Ro·
ma, 1977.
(138) Thomas: DR, 3, n. 9,
(39) Thomas: DR, 2, n. 4.
1016
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
inmanente, cuanto en a base de organización y de coordinación de los esfuerzos de ,todos.
La necesidad del principio rector de toda mulirirud !humana cae por
su
peso. "Oportet igilm eue in omni mu/t#tldi,ne aliqttid regiti­
vr,m" (40), cooduye Tomás.
El
oficio del
que gobierna
es
unificar, hacer posible la convi­
vencia entre

los hombres.
Bs un oficio semejante w que conduce
la nave al puerto, de donde le viene el nombre de gobernador. Hay
algo que se impone por sí mismo, como un fin evidente, en la tru:ea
de gobierno, la convivem:ia pacífica entre todos. 1ll hombre es un
animal pacífico y sólo en la paz puede vivir y prosperar. Pero esa
paz

es
dificil, porque la convivéocia engendra tensiones y = con­
flictos de un modo casi permanente. Junto a la exigencia de paz,
algo fulla en el hombre que lo empuja a la discordia. Bl que gobierna
tiene

que procurar la
paz entre todos. A él le compete instituir, con­
servar y promover todos [os modos humanos de comunicación pací­
fica y de bienestru: (41). Pata ello tiene que procurar la cooperación
de todos. Porque la vida social no se ordena a tener hombres bajo
un
tirano que los dirige tomo si fuetan esclavos. La sociedad está
ordenada " las hombt-es libres, los que se clirigen a sí mismos en su
conducta
y son causa std (42). El hombre llbre es o,;paz de com­
prender, de
Optru", de colaborar en la unificación. Quien gobierna
tiene

que
promover esa cooperadón de los lb.ombres lllbres en los di­
versos campos y con los diversos oficios. Fl trabajo de cada uno es
uno
de los modos de promoción de 11a vida social. Por vez primera
en la historia de la cu1-a, Tomás de Aquino relaciona el trabajo
con la rea[idad socia[ ly política, y hooe del trabajo un instrumento
de
convivencia y de buen gobierno (43).
( 40) Thomas: DR, 2, n. 4.
(41) Thomas: DR, 3, n. 8.: «Quanto igitur regimen efficacius fuerit ad
unitatem pa.cis servandam, tanto erit utilius».
(42) Thomas: DR, B, n. 40: Hoc igitur officíum .re:x: se suscepisse
cognoscit 111 sit in regntJ .ricut in corpore anima et sictlt De11.r in mundo». In
Politic-Ot'um
VII, lect. 2, n. 1.075.
(43) Cfr. G. Cenacchi: I/ lavoro 11el pensiero Ji Tomma.ro á'Aqtdno,
pág. 138.
1017
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO WBATO, O. P.
La auténtica unidad tien,, un nombre, la paz. El arte del buen
gobierno es procura, la paz de todos los miembros de .la comunidad
humana. '.'Multitudmi.r un/tas, quae pax didtur, pe, regentis indus­
wÜ>m est pr.acuranda" ·1(44). La paz no es posil!le sin la coopen,ción
d,e todos. No basta una cooperación en la ptaxis, o del mabajo que
tranSforma Ía. Se requiere algo
más. La paz es convivencia más profunda, unidad específica de los
hombres. La paz no se · consigue si los individuos del ruer:po social
no tienen· virtud. Las
grandes virtudes humanas son un requisito de
la paz ciudadana. La paz se basa so~ fa justicia, implica la pru·
dencia, requiere
moderación y fortaleza. Todas las grandes virtudes
del
hombre están ejercidas en la vida social.. Por eso la paz se rompe
cuando falla la virtud.
Tomás insiete en. la exigencia de la virtud
para la vida social, jpdrque la vida de la sociedad se construye en el
encuentro de las personas, en e'! mutuo apoyo y promoción. La ne­
cesisidad de la paz y •su consecución con la cooperación de todos,
desde la dirección de quien gobietna, no enrtmn en discusión. Es un
dato evidente un punto de partida. Como
al médico no se tiene que
poner en discoo.ión la salud del! enfermo, sino que es algo que se
impone de suyo, al que
gobierna se [e impone el ptincipio de que
los
hombres necesitan vivir

en
paz. Su tarea es lograr los medios
adecuados para que esa vida pacífica se desarrolle y prospere (45).
El
despliegue ordenado de estas tres grandes actividades: comu­
nicación
humana por medio del.

lenguaje,
trabajo organizado para
remedio de las nece.,idades, y gobierno uoilficador de los diversos
proyectos y bienestar de los hombres en la paz, son para Tomás los
caooes por [os cuales la sociedad !humana se desarrolla y se perfeccio­
no.

Desde
esta perspectiva, la sociedad es una conquista permanen­
te
del hombre que

convive
ron el ibombre. No es al.go dado de una
vez por todas.
Es algo que se edifica desde la responsabilidad de
las personas.
(44) Thomas: DR, 16, n. 49.
(45) Thomas: DR, 3, n. 8.
1018
Fundaci\363n Speiro

EL HOM.BRB COMO SER SOCIAL
1.3. La sociedad como organismo viviente
La vida social y política es la gran tarea humana, el arte de las
artes,

porque procuta el bien común, desde
el ow,J todos los demás
bienes

son
.pos;bJes. Tomás ha visto

en
profundidad lo
que
debe ser
la vida del hombre en sociedad: una promoción en Jo auténtica­
mente hum.ono, lla mejor ohm del hombre, la edificación de la ciudad
terrestre, con todo lo

que comprende.
"Hoc tott,m quod e,t cw#as
est principatí,us 001,nil,m totis quae ra#one h"""""' oogno,d et cons­
titm possum" (46). La ciudad es un todo construido por el arte de
gobierno.
El arte ,¡,ara Tomás imita a la naturaleza en cuanto puede,
de
modo que el arte tiene que lograr, por obra de la
razón, Jo que
la nanmtle,a logra por sus medios. Pero !os medios de que dispone
el

hombre son los
hombres mismos, seres

libres
con los
cuales
hay
contar para todo. Y los hombres rienden a unirse para convivir.
Para Tomás
hay tres órdenes de unidad humana: la familia, la ciu­
dad
y el estado. Todos ellos son fruto de la humana cooperación, del
encuentro
del

!hombre
con el hombre, para remediat las diferentes
necesidades
que

por sí
solo no resuelve. En la familia . encuentra el
complemento
para la vida personal; en la ciudad, el remedio para
sus derec!h<:,s 'Y deberes de persona. Tomás ha desarrollado largamente
y con profundidad su pensamiento en torno a estos tffiJJlS (47). No
sólo refleja
la realidad ambiente del mundo medieval en que vive,
sino
que
alca:nza una
visión de
la sociedad humana como organismo
que se desarrolla para dar

origen a
la constante renovación de la
vida
humana en todos sus omipos. El

hombre, desde
esta perspectiva,
es
también fruto de la sociedad de la cual vive 'Y desde la cual se
forma.

La
cultura humana es

componente del hombre. Y
la cultura
le afecta radicalmente.
Es

muy
radical la relación entre la persona y la comunidad so­
cial y polltica. Tomás, que ha .partido de la realidad personal, donde
(46) Thomas: In Politlcoi11m Arislolelis, Proemi11m, n. 4.
(47) Cfr. M. D. Roland-Gossclin: La doctrine politig11e de .taint Thomas,
París, 1928; L. La.chance: L'humanisme po/itique de Stlint Thomas; T, Giiby:
The

Po/itical
Thought of Thomas, Chicago, 1958.
1019
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO LOBATO, O. P.
radica la razón, el espíritu y la vocación a la oomunidad de vida con
Dios, precisa el alca= de esta relación, desde dos consideraciones
complementarias. El

individuo
homano, por un lado es parte de la
ciudad, la cual se concibo como un todo, parte del ,Estado que es la
totalidad más perfecta que agrupa todas ilas unidades inferiores. Por
eso tiene que estar sometido a las exigencias del bien común, que
por su misma condición excede todos los bienes particulares. Pero
por otro lado, en cuanto persona, es una totalidad anterior a la misma
sociedad, con una voca:ci6n irreounci:aMe, a cuya promoción com­
pleta
se ordena la misma
sociedad. Desde esta perspectiva, la sociedad
es para la persona. &ta dualidad de puntos de vista aea una dia­
léctio, que

no se
puede ignoru.
En cuanro
el individuo, es pars de esas totalidades a las cuales
pertenece: familia,
ciudad, estado; el hombre necesita integrarse coo
los
demás .miembros de

la
oomunidad. "Quaelibet persona singulatis
comparatur
ad totiam communitatem sicut pars ad toturn (48). Y la
parte se ordena siempre al todo como lo incompleto a lo complero.
Todos los miembros de las diversas comunidades tienen el deber de
integrarse
para procurar el bien común. Ese ,bien común es como el
fin a que cada uno está ordenado, son las realidades que proporciona
a oada
uno

de los
miembros la
vida en
común (49).
En cuanto el
individuo
singulat es persona, ya es un todo antes de formar parte
de las sociedades.

Posee una
dignidad y unos deredhos por su misma
condición
que las sociedades tienen que respetar. Hay algo que tras­
ciende en el ser personal la dimensión familiar, civil o política.
Por ello Tomás afirma:
"Homo non o,-dh,at,,,- ad commt1nitatem
politicttm secund11m
se t<>tflm et secundtlm omma sw" (SO). La per­
sona es at,terior y superior a la sociedad. La unidad de estos dos
( 48) Thomas: ST, II, II, 64, 2.
(49) Thomas: DR, 16, n. 49. En tres cosas consiste el bien común que
se ha .de conseguir por el gobierno: «Sic igitur ah bonam vit.am multitudinis
instituendam tria requiruntur: Primo quidem, ut m11!titudo in 11nitate pads
co,utit11at11r, Secundo,
111 multitudo 11i11c11/o pads 1111ita áirigaJllf' ad hene
agend1111i ...

Tertio
vero requitur ut per regentis industriam necessariorum ad
bene vivendum aJ1it sgffidens ~opitn.
(50) Thomas: ST, 1-II, 21, 4 ad 3.
1020
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
aspectos se realiza en J,a. persona, que ya es un fin para sí misma. La
persona, en la comunicación civil, es capa,: de darse y dar Jo que tie­
ne sin por ello perderse a sí misma. La convivencia, social coordina los
diversos modos de
comunicación de las persooas. La auroridad de la
sociedad ordena los esfuerzos al bien común. La mtoridad mioma es
ya una
presencia del absoluto personal. La sociedad supera ali> per­
sona cuantitativamente. La. persona es superior en cualidad. La co­
nexión. de ambos órdenes no sólo es· posible sino que hace real la vida
social y la personal. Todos los componentes de li> sociedad •se inte­
gran. en una dialéctica de opuestos que están mutuamente referidos
y mutuamente •implicados. La sociedad es el orgaoismo con vistas a
la plenitud de la persona humana, su medio de desarrollo, su propio
horizonte.
Para Tomás de Aquino el hombre es en verdad un ser social
por

su carácter de persona. Es
esa realidad fundanre la que hace
que -esté llamado a. una vida última de sociedad con Dios, que sea
capaz de de,iarrollo r de virtud en la coo¡,eración ron otros, que
despliegue
sus
capacidades de acción en todos los órdenes y logre
un
desatrollo pleno

en
la unidad ron todos ros demás.· Para Tomás,
la multirud de todos los hombres está llamada a 'llllificarse hasta
formar, en lo posible, un solo hombre. La gran ®lrea social del
hombre es

lograr
la unificación y la paz con· todos los demás.
2. EL HOMBJIJ! COMO SER COMUNITA.1<1O Si!GÚN K.uu. MAltx
Si Tomás de Aqnino ha logrado una profunda compreosión del
hombre
romo ser socio! original y revolucionaria para su tiempo y
aún no explicitada en todas sus ,vittua!idades, Karl Marx ha centrado
todas sus reflexiones .en torno a este tema y ha podido ofrecer . una
teor!a seductora sobre la dimensión social !rumana. La intuición de
Marx también es profunda. Tmta de llegar a io radical en el hombre.
Y esta
radicalidad la

encuentra en
la esencia social. La sociedad no
sólo es de exigencia
humana, es la misma esencia del hombre. Marx
no OOlo oontinúa la indagación en to111l0 a 1a düp.énsióo social, sino
que la eleva a supremo rango. Si el hombre es algo, lo es ,por la so-
1021
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO LOBATO, O. P,
ciedad. En ella está su misma esenci¡¡. El individuo pierde su relieve,
no
tiene emergencia en

lo
humano, po,:que no

es sino uu signo de
la especie.
Marx afirma rotundamente: "La esencia humana oo es una
abst,-acoi6n que mora en el indwiduo particuw,-. En su realidad es el
conjunto de las re/adanes socúiles" (51). Tenemos así una cierta po­
laridad con el pensamiento aquiniano. Allí se parte del individuo
persona para llegar
a fundar la sociedad; aquí, en cambio, se parte
de la rotalidad esencial de lo sociai para pod,:r comprender al indi­
viduo en la parte que le corresponde en el todo. Se ha invertido el
foco de atención. Ante un problema hay que volver la mirada a todos
los posibles puntos de vista. Pero merece atención especial porque
no se trata sólo de una teoría abstracta y lejana, sino de una ma­
nera de considerar al
hombre que ha sido encarnada con una fuerza
de
atrlllcción y de arrastre como pocas veces Iba ocurrido en la histo­
ria. Marx ha logrado seguidores. Su intento 110 era descubrir, desde
una

lejanía contemplativa,.
como quien observa un espectáculo, la
realidad humana. La ha e:x11roinado en todo su dramatismo. La ha
creído injusta. Ha centrado su atención en el hornhre, se ha .sentido
profundamente implicado en esta tragedia humana, y ha querido
cambiarla. Frente a
la tradicional "miseria de la filosofía" (52), él
ofrece la posibilidlld de cambio, la necesidad de revolución y la pro­
mesa de un mundo nuevo,
de. un cierto pa1'aÍSO a1 alcance del hom­
bre, de una sociedad
y un hombre li'berado. La revolución comienza
por
la función que asigna al pensamiento y a la cultura. No se trata
de contemplar, sino de
caro1biar (53).
Para oompreruler mejor

su pensamiento
habrla que
tener en
cuenta dos
factores capitales

que lo
condici011Wl y
lo
hacen posible.
(51) Karl Marx: Obra.r, 3, 6; K. Marx-F. Engels: HistQfisch-Kritische
Gesamta11sgahe, edic. del Instituto Marx-Engels de· Moscú, en 12 vols, 1927-
1935,
Mega.
(52) Marx: Elentl tler Phi/mophie, Bruselas, 11147. Era una respuesta' á
la obra de Proudhon: Contradicriones económictM o filosofia de la mi.reria.
Cfr Y. Cálvez: .El pensamiento Je-KarJ M(lrx, Madrid, 1960.
(53) Marx: Tesis sohre Peuerhach, 11.a edic. «Los filósofos no han hecho
más que interpret~ el murido de 0diVersas maneras, pero de lo que se ·trata
es de -,,ansformai'lo». ·
1022
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
Uno de orden teórico, otro de tipo histórico y faaua:I. No se podría
decir
cuál de los dos es de mayor peso, porque sólo la mutua unión
de
ambos ha dado este resultado. Históricamente su pensar está
condicionado por la realidad
social e indµstrial en que se encuentra
el

mundo
oo::idental en
esa
primera mitad de'! siglo XIX, cuando tiene
las primeras inmiciones y en todo el proceso de ese siglo cuando
las

desarrolla. Ya no estamos
en la paz geórgica del

mundo antiguo,
ni en
el incipiente

desarrollo de la vida
económica de la edad media.
A
distancia de

siglos del mundo de Aristóteles
y de Tomás de
Aquino,
se
prod«en los primeros fenómenos masivos

de
la creciente
industtiafüación
del · mundo módemo. Se ha reaiizado en parte el
sueño de Bacon, la únión del saber con el poder en el dominio del
mundo. La industria concentra los hombres en· rorho a las fábricas,
los hace auxiliares de la máquina productiva, los especializa en al­
gunas técnicas y los convierte en instruJllentós ·de· producción, des­
tinada, en una carrera sin fin, al consl.11Ilo. El hombre Se convierte en
un· instrumento de exploración del mercado. La era industrial origina
una
fractura entre los hombres. Enriquece a unos sin medida y a
otros los ernprohrece más. Una buena parte de

hombres son
meros
instrumentos

de
trabajo, prolerarios, segregados

de
fos demás

como
una casta en
la India. Son los que tmbajan y no perciben el fruto
de

su
trabajo: son hombres reducidos a iDStrumentos de producci6n.
Están perdiendo su propio ser humano. Porque no son duefios ni
-del
trabajo, ni

del
produ
de
si mismos. Ha ocurrido en este
proceso la gran alienación humana. Apenas son hombres, son una
masa.
Matx ha· sido .desde su juventud muy sel)Sible sil problema
humano. Se ha sentido cerca del hombre y ha querido compren­
derlo como
tal El Matx joven ha sido el Marx que advierte este
problema

de
la deshumanización creciente del hombre (54). ·
Y

junto a este
factor histórico, analizado. en profundidad con

la
colaboraéión de Engels,
el_ horizonte doctrinal en que se mueve, la
herencia hegeliana qne-llega a .sus manos en

un
diálogo y una cons-.
(54) Marx: Ma1111scritos económicos y filosóficas de 1844, Alianza. Edi­
torfal, M-adrid, 1969.
1023
Fundaci\363n Speiro

ABBLARDO LOBATO, O. P.
tante disputa con Feuerbadh (55). La izquierda hegeliana reacciona
contra
la tentación idealista del maestro.· Quieren it a la realidad
cual

se encuentra
en la vida humana. Pero conservan intacto su mé­
todo,
su
dialéatica, sus insttumenros de análisis de la realidad. Hay
una inversión

de
horizonte. fil espíritu

que lo
llenaba todo

se
torna
materia.
Pero ios procesos de desarrollo de esta materia cienen lugar
en
el hombre romo 'ser histórico. Es aquí donde O de la conciencia y donde toma cuerpo la auténtica dialéctica del amo
y del
esclavo (56). La realidad ya no es Dios, ni es siquiera el mundo.
Todo se
ha reducido al hombre, en CU)"' conciencia la materia se
encuentra reflejada y polatizaaa. Hegel impone a Marx horizonte
y método de comprensión.
Desde estas premisas se puede
. comprender
la teoría marxiana
del hombre

como ser forjado
por el ronjunto de las rekiciones so­
cial.es. No

es
preciso proloogat 'mu tener en cuenta
los hombre en
seno de

una
naturaleza envolvente y origina.ria; la pro­
funda realidad

humana
como esencia genéri&á de la "1IBli. los indivi­
duos
son manifestaciones;
y por fin la génesis áel .hombre, .que en
el diálogo con ia naturaleza ·se. hace .creador de sí mismo en la
marcha de la !historia. Tres momentos de una sola realidad proce­
sual y
materialista. El
hombre
, no
sólo
,tiene . su punto

de
partida
en 1a materia, sino que se comprende s6fu como materia, tomada
en sus más
genuinas acepciones. Exynateria f#homo.
2,1. La emergencia del hombre en el seno d,, la naturaleza.
Pata MJU:x, la naturaleza está en el origen del hombre. Y esa na­
turalem se entiende como ·materia llena

de posibilidades, como
(55) Man< ha seguido las pistas de Feuerbach para la disputa contra
el idealismo, y apelando al· materialismo realista.. Al encontrar aún demasiado
idealista • Feuerbach se enfrenta con él. lhy una etapa de diAlogo y otra de
dispu~. refleja.da en 1845 con las Tesis sobre Feuerb«h, CTr. M. Cabada: E/
humanismo pre.marxista de Feue,bach, Madrid, BAC, 1975.
· (56)
Hegel: Fenomenologia· del espíril11, c. 4, edic. México, FCE, 1966,
¡,Ags. 113 y sigs.
1024
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE-COMO SER SOCIAL
fueme y origen materno de tOdo <:nanto existe. El hombre brota en
el
seno de la natura!leza y se constituye como el atto polo _de la rea­
lidad. La Illlllteria que tOdo lo abarca se explica en sus dos compo­
nentes
polares: la naturaleza de un !lado, el hombre de otto. Se si­
túan frente a frente, en dialéctica de opuestos, pero con una vincu­
lación mutua

que los torna
inseparables. No, my naturaleza sin
hombre,

no
hay hombre sin naturaleza. 'El ProoeSI> de hominizadón,
por el rua!l el hombre se va haciendo a sí miomo, y el mundo queda
constituido por

el
hombre, es la historia de es111 muitua relación dia­
léctica. La naturaleza gana porque se transforma y el hombre se en­
riquece con los bienes de la
naturaleza. Para Marx, el principio ori­
ginante
de la sociedad humana es este diálogo ineludible entre na­
turaleza y hombre. La naturaleza está en el principio de la sociedad,
Porque el
hombre, en

la
teoría manciana, que trata de interpre­
..., la realidad auténtica y profurula, no es un ser terminado, sino
un ser en camino, un ser necesitado, indigente: "una esencia do­
liente, condicionada, oprimida" (57). Esta necesidad del, hombre se
manlfiesta en el fenómeno mis radioail. e impulsivo, en el hambre.
El hombre es un ser oon halnbre continua y profuoda, un ham­
briento por su misma coodición de hombre, El !hambre empuja al
hombre a salir fuera de sí, lo saca más allá de sí mismo, lo reladona
por necesidad con la naturaleza. "El hambre es una necesidad na­
tural; por esto, pam satisfacerla, para calmarla, es necesaria una
natura:leza, un objeto

fuera de
ella, •• Un ser que

no
tiene su objeto
fuera de él, no es un ser natuml, no. parniripa ,en el ser de la natu­
raleza. Un ser que no tiene objeto alguno fuera de sí, no es un ser
objetivo" (58).
El hambre empuja al

hombre
hacia la naturaleza que [e envuel­
ve

porque en
ella hay bienes pata saciado. La naruraleza es la rea­
lidad que
conciene inagotable cantidad dé objetos, de riquezas, de
bienes y de fuerzas. F.s el ser a la medida del hombre, romo su propio
cuerpo
inorgánico. Dice reladón al

hombre,
puede llamarse su

misma
esencia
pero objetivada. Todo Jo que el hombre necesita, la natura-
(57) Marx: MantlJc,iloS ecimómicos y #losófieos, ·pag, 136.
(58) Marx: Manqsmtos, pág. 137,
1025
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO'LOBATO, O. P.
leza lo encierra y se lo ofrece gcatuitamente. Sólo se pre<;isa una
relación que estable= entre ambos el modo propio de la conexión
vinculante.
Y esta relación se efectúa por medio del trabajo. Marx
ve

el trabajo
como el

gran vínculo
mediador entre natutaleza y
hombre.
m trabajo es lo típicamente humano. m trabajo del hombre
sobre
la naturaleza no sólo es

una
manera de producir para remedio
del hambre, es también el

modo de
hacerse hombre en el mundo.
Esto no
acaece en el animal, que también tiene necesidades y
recurre a la natutaleza para pedirl.e el · remedio. ·El hambre es un
fenómeno animal, que el· hombre romparte con otros seres. Pero el
modo
de
buscar el remedio es
el c¡ue hace que el hombre
logre dlfe­
renciarse cada vez mk; de la · natutaleza, mientras el animal queda
inmerso en elfa. La comparación del hombre y el animal, ali indagar
el fenómeno social, es cosa antigua. La hemos visto en Aristóteles
y en Tomás. La han prolongado Hegel y Feuerbaoh, De estos dos
últimos la reco¡Je
Marx y la glosa a su modo. El animal, para Marx,
construye y produce en la · naturaleza, movido por el instinto. Así
ve Marx el trabajo de la abeja, del castor y de la hormiga. Hay, en
todos esos
casos mru,avillosos, una operación de

dominio sobre
la
naturaleza,
como en el caso del •hombre. Pero se advierte la dife­
rencia, porque el animal está movido por el instinto, y por ello
produce siempre del mismo modo. La
naturaleza sigue dominando
sobre

el
animal, sin fogtar éste una emergencia. m hombre primi­
tivo

se encontrwba en una
situación semefante. Pero a medida que
el hombre sigue
produciendo para remedio

de
sus necesidades, logra
algunos productos c¡ue son transfonnaci6n · de la natutaleza y se
destinan a todos
los hombres.

Porque en el
proceso el hombre llega
" conocer más a

fondo
ria naturalleza, sus procesos y el medio de
dominarlos. La
técnica es dominio del hombre sobre el medio. Coti.
el saber aplicado el hombre· arranca los secretos de ria natural= y
la somete a su servicio. Por di.· ronocimienm reail de la naturaleza
el

sujeto humano posee en sí mismo, en
su conciencia,

el
reflejo del
mundo

exterior.
Esta posesión lo-eleva por encima de ella, lo hace
selíor del mundo natura:!. Así mo, como
rellacionado• con ·lll. natutaleza y diferente de ella, en el
proceso de
trabajo para remediar el hambre que la misma natura-
1026
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE .COMO SER SOCIAL
leza le impone, arrojándolo con cietta. violencia fuera de sí mismo a
ese confín
donde puede

remediarla (59).
Desde el

seno indiferenciado de la
oarutalieza, el hombre se en­
mentta consigo mismo como diferente y dominador del mundo. Es
el primer paso del hombre como hombre (60).
2.2. El hombre como esencia genérica
En la relación ron _la naturaleza, el hombre ha logrado diferen­
da,se de

ella,
superar la animalidad en i.. racionalidad y así encon­
trarse

consigo
mismo, en el seoo del tOdo y diferente. El trabajo ha
hedbo este primer peldafio de la conquista de la humanidad del
hombre.
Y con
el primero viene el segundo. Éste consiste en el
encuentro
y en la comunicációi, ron · el otro, ron los· hombres. El
hombre
s{jjo es
hombre cuando convive
y comparte su exisre-ncia
con

los
demás hombres. Y también este

es
fruto del trabajo sobre
la
na1maleza para remedio del hambre. Del trabajo brotan las re­
laciones que
constituyen al
hombre.
Man: habla del hombre romo hombre. No pone atención al
individuo
singular,
potque piensa
que en
los individuos no

se da la
auténtica realidad

de lo humano.
Hay · que ir más ,J!á, a la esencia
rea!!. Cuando se melina por esa profunda realidad comunitaria, que
acoge
en su seno a
tOdos ios hombres,

sigue la
pendiente ya
iniciada
por
Spinoza y los idealistas alemanes. Lo universal y lo infinito tie­
nen

valor. Lo
perfecto s&o se

puede dar en
lo infinito. La realidad
finita y singu1ar excluye el absoluto. Ya los jóvenes hegelianos es­
timaban que no había
posi~ilidad para la encarnación, porque el
hombre

es finito
y no puede ser el lugar del absoluto. Strauss afirma
que
fo infinito y lo divino no pueden ser de un hombre singular,
(59) CTr. Gregorio de Yurre: El m'1:rxi.m1.q, éxposición y crítica, Madrid,
BAC,

1976,
vol. I, págs, 1020.
(60) Cfr. G. A. Weter: El materiaiiJmo dialéctko, Madrid, '1963·,
págs. 86. y sigs.
1027
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO LOBATO, O. P.
tienen. que ·ser de la especie humana en cua.ntO tal (61). Feuerbach
llevó esta tesis a:l extremo. Puso en coru:raste a:l individuo ron la
especie. Cada. individuo . es pobre, imperfecta, menesteroso en todos
los omipos. En cambio fa especie humana tiene ya una innegable
perfección. Es

ella el
sujero de la vida, de la ciencia, de la auténtica
realidad.

Por eso escribe:
"Los hombres se completan mutuamente
tanto en el orden moral

como en el físico e
intelecrual, de suerte
que,

sumados en su conjunto, son como
deben ser, representan

al
hombre
perfecto" (62).

Visto
así quiere
la dimensión de lo dlivino. Porque, para
Feuerbach, "el
ser
divino no es
orra rosa que el ser humano; rodas l:as dererminacio­
nes del ser
divino son por tanto dererminaciones del ser huma·
no" (63). El amor al hombre no es ya egolsmo, es comunismo, por­
que todos los hombres se dan en uno y todos son uno.
Todo
esto es decisivo para Marx, porque condiciona su pensa­
miento en torno al hombre, aun reaccionando en cierta medida
contra ese modo de
pensar de
Feuerbadh.
De hecho, Marx quiere
ver
todo
esto menos ideali~ado, más

encarnado en la realidad. El
hombre real es

la
toralidad de los. individuos

que
componen la
so­
ciedad:
"La sociedad es ratI sólo el número toral de individuos" (64).
1!l hombre es esa toralidad que se une en el ciempo y en el espacio
y consti~e la historia. Los individuos nacen y mueren, la sociedad
continúa.
1!l individuo tiene que morir para dejar paso a orros y
hacer
posil:,le la renovación del proceso que afecra a todos. El indi­
viduo
exisre. La humanidad es. "La esencia nunca agota la esfera
de su realidad en una
unidad sino

en
muchas individualidades.
Por­
que la esencia es lo universal coocrero. Por ello la vida individual
y la vida de
la especie del hombre no son diferentes, a pesar de que
necesariamente el modo de
la existencia de la vida individual sea
(61)' Strauss: Vida de Jmh: Das Lehen Jm, hilisch bearbeitet, Tübin­
gen, 1835, I, págs. 755. Cfr. B. Rambaldi: Le originl della sinutra hegeliana,
Firenze, 1966.
(62) Marx: Mega, t, 322.
'( 63 )' Feuetbach: La esencia del r,islianísmo, Salamanca, Sígueme, 1972,
pág. 84.
(64) Miu-x: Mega, 1, 322.
1028
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE COMO SER SOCIAi.
un modo más particular o más general de la vida de la especie, o de
que
la vida de la especie sea una vida individual .más particular o
más general" (65). Sólo en el seno de la ·especie el hombre concreto
dice relación a
todos, está

en comunión
con todos, y sólo así es
hombre.
Por el trabajo se establece este vínculo del hombre con el hom­
bre, de la comunión
del hombre con todos, porque

para el
r,emedio
de las necesidades humanas el hombre tiene que unirse con los otros
y el producto hu:mano lo pone en relación oon todos. Ser hombre
es
ser con

los otros,
alcanzar la esencia específica, o la rea:lidad su­
praindividual. Quien

se aísla en
la singularidad, huye del nivel hu­
ma.no. (66).
2.3. El hombre eomo productor y producto del hombre
lll
trabajo humano tiene
una enorme
virtuailidad. Es
una media­
ción entre
los enremos. De un lado la narural=, .de otro el hombre
mismo. Y ambos quedan modificados en profundidad por la fuerza
y la eficacia del trabajo. El hombre es productor en la naturaleza y
producto del trabajo de otros hombres. Porque toda producción por
el
rrabajo se realiza en la naturaleza y se ordena a todos los hombres.
Bl trabajo origina· la auténtica vida huma:na en sociedad, donde se
consuma esa unidad de hombre y mundo. "En la sociedad está la
oonsumación esencial

del hombre con la naturaleza,
la verdadera re­
surrección de -Ia naturaleza, el naturaiJi-smo -consumado del hombre,
y el humanismo consumado de la naturaleza" (67). Así ha surgido
un mundo nuevo
y en el mundo renovado un hombre nuevo, el
hombre nuevo,
el hombre ya no alienado, liberado.
Marx

no duda en afirmar que
el hombre es \Jn creador del hom­
bre, creador de sí mismo, de la situación en que se encuentra y de
la realidad profunda que ha logrado. Ese es el resultado definitivo
(65) Marx: Manuscritos1 pág 90.
(66) G. De Yurre: El marxismo, l. pág. 40:
(67) Marx: Manuscritos, pág. 89.
1029
Fundaci\363n Speiro

ABHLARDO LOBATO, O. P.
de la producción. Porque el hombre viene al mundo por medio de la
especie. I!l árbol produce hojas, ,fJores, frutos, la especie humana
produce

hombres singulares, individuos. El
hombre se conserva en
su

ser, recibido por
los productos narura!es que consigue en forma
de
alimentos y
ayudas, obras

del hombre en ese diáilogo con
la natu­
raleza.
En .este proceso el hombre

supera
. a:l animal, se distancia
del salvaje,
se

humaniza. Cada uno de los sentidos humanos comien­
zan a distanciarse de

la
narur~leza y del animal. El ojo humano se
humaniza al hacerse social, y es capaz de percibir la belleza; el oído
humano despierta

en el hombre
el sentido musical. Todo
el orden
de la sensibilidad
se. transforma y se eleva en el proceso de dominio
del mundo. Para
Marx no se nace ya hombre, se deviene en el pro­
ceso de la producción (68).
En este proceso nace !a conciencia, un producto social por el
cual el hombre es
capaz de ser verdaderamente hombre, "un ser de
la especie". Al nacimiento de la conciencia contribuyen tanto el
objeto sobre el cual recae
la acción del hombre, cuanto la sociedad
que. hace posible la acción humana. El objeto · es producto d~l hom­
bre,
una cierta

proyección del mismo. "El hombre se contempla a
sí mismo en el
mundo que

él
mismo ha creado" (69). Pero sobre
todo
ro el trato con los demás hombres,

porque son ellos los que
tienen las mismas necesidades,

sentidos
y ao!he!os. También en ellos
el lhombre se descubre a sí mismo. La conciencia es, por esto, un
producto social. Van a la par la producción y la conciericia. El hom­
bre
salta la valla que lo diferencia del animal· desde que ha sido
capaz de comenzar ese

proceso de
la producción. Marx afirma con
decisión:
"I!l primer acto histórico del individuo por el cual se
distingue del
animal, no

es que los individuos piensan, sino que
los individuos
comienzan a

producir
por sí mismos sus medios de
vida" (70). Y el trabajo de producirlos despierta en ellos la concien­
cia de
ser hombres.
( 68) Marx: Manuscritos, 88: «El hombre produce al hombre, se produ­
ce a sí mismo y al otro hombre».
( 69) Marx:
Manuscritos, 54.
(70) Marx: Ideo!ogia .alemana, pag. 30.
1030
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
A la conciencia sigue -concomitante el lenguaje, otto producto
humano en esta misma línea de evolución, medio ¡,a.ta la ·comuni­
cación
de

los hombres entre sí.
"fil lenguaje es tan atttiguo como la
conciencia; el lenguaje es la conciencia real práctiea que existe
tanto para

los
demás hombres como también ¡,a.ta mi m lenguaje
nace, romo fa conciencia, solamente de la neoesid.ad y exigencia del
comercio con .otros hombres" (71). m hombre habla, no porque
es persona con una int'erioridad, sino porque es ser social que con­
vive con
otros seres humanos y con .ellos produce y trabaja. No ha­
bla porque piensa, sino porque produce.
En esta
emergencia del
hombre sobre
el fondo animal, adviene
también a 'libertad humana que es, para Marx, la liberación de las
esclavitudes y Ó:Jienadones, que son una consecuencia de que el
hombre aún no se
ha encontrado consigo mismo y está, como el
animal, alienado y dominado por la naturaleza. La ¡;bertad se con­
quista
en el proceso
de' la historia y se conquista ¡,a.ta el hombre en
su
totalidad. La libertad marxiana es una libertad del hornbre como
esencia
genérica,
como totalidad. La libertad es de tndos o no es
libertad (72).
Todos estos
caminos le condu pas de un proceso dialéttico necesario. m _ hombre no se encuentra
con
el don de la existencia; la esencia del hombre, como fruto de
las relaciones, de la dialéctica de hombre y naturaleza por medio del
trabajo,
es una conquista colectiva
y social. "La sociedd produce
al, hombre en cuanto hombre" (73). fil hombre es el nuevo Prometeo
que tiene
que construirse a sí mismo y dar origen al nuevo hombre.
Esta es

la
tarea del futuro. Marx sueña con

el hombre del
mañana,
el hombre liberado, que ha wncido a la .naturaleza y todas las opre­
siones que
ha . conocido en la historia. Ese hombre ya es posible, una
vez que

el
hombre mistn0 ha tenido conciencia del modo de lograr
(71) Marx: Ideología aJem411a1 pág. 30.
(72) Marx: Mega, 3, 21, Cfr. G de Yurrec El ma,xismo, II, pági­
nas, 438 y· s.igs.
(73) Marx: Manu1critos1 989.
1031
Fundaci\363n Speiro

ABBLARDO LOBATO, O. P.
ese futuro. Con Marx se hace posible la uropía perfecta al alcance
del hombre
y en esta mundo, como dice Bloch (74).
Marx nos ha dado así una poderosa visión de la realidad social
Jlegruido a

desen.m,,sa,rar todos los hilos
oculros en
esta
trama de
la sociedad de la producción y el consumo, y tratando ,de descubrir
la raíz profunda de este fenómeno de la socialización. Hay mucbos
más aspectos en la obra marxiana. La seducción socialista los ha re­
cogido y ha trarado de llevarlos al mundo de lo real La revolución
ha comenz.ado y p¡¡ra mucbos ese t°""""' no, pero Y" del futuro al
alcance de la mano del hombre, ya es
semilla en

tierra que
produce
sus

frutos. Desde
la perspectiva que nos interesa tener en cuenta
aquí, el acenro que

Marx
1ia puesro en la sociabilidad del · hombre,
desde esa radioalidad que

origina los individuos
y da la e,q,!icación
fáctica

de todo, es de
gran importancia. Puede decirse que es una
visión de

toda
la compleja realidad humana, en su vertiente social,
desde abajo, desde las exigencias de la materia y de la relación del
hombre
con
el mundo para el remedio del hambre. La causalidad
material se
extiende a todo el proceso. La paradoja de esta e,opli­
cación se baoe patente: todo queda reducido a la materia y sus pro­
cesos,
pero esa promesa d_e hombre liberado en el futuro origina la
mayor revolución "humanizante" y "mí~ica" del siglo XX. ¡Ironías
de la historia del hombre!
3. LA. NATURALEZA SQCIAL DEL HOMBRE
Las dos perspectivas que hemos indicado en torno a la sociabili­
dad

del hombre,
ciertamente no son

las únicas. De
la cantera de la
historia podríamos arrancar otras muchas

para poner aún
más al
rojo
la cuestión. Pero quizá no es necesario, ni aquí es poslble. Las
dos
indicadas son lo
suficientemente serias
y
e,q,resivas del
estado
(74) E. Bloch: Dar Princip Huffnrmg, 1, págs, 640, y sigs. Esa utopía
se
alcanza al llegar al estadio donde tenemos :la relación a.uténticamente
del hombre con el hombre:
homo homini hamo, y esa es la utopía. ejemplar
de :Marx, el auténtico regn11m homlnis. Por cl.lo, para Bloch, Ubi Marx, ibi
Jerusalem.
1032
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE COMO SER. SOCIAL
de la cuestión en nuestro tiempo. El movimiento pendular de la
razón ·hwnru,a hace que las posiciones se radicalicen y todo se ex­
preae
en términos de dialéctica de opuesros. Nuestro mundo. se
mueve oscilando entre los individualismos a uitranza y los socialis­
mos
radicales. Mientras unos reducen

el
hombre a

mero individuo,
cuyos Ilimites son los demás con 1os cwcles roexiste, otros son pro­
pensos a

la
masificación del

hombre, donde no haya sino
una igual­
dad 1D'11temática para todos. Es el hombre el que ...rá en causa. L•
historia ronremporánea es bien elocuente al respOOto. En los diver­
sos
vaivenes, una cosa ha penetrado con profundidad en la concien­
cia:
la dimensión social del hombre. Si antes analizamos la emer­
gencia del

individuo, ahora
cenemo,; que indicar el relieve que ha
adquirido esta dimensión social. Se ha conveotido en una marea
envolvente

que
ameruw. arrasarlo todo. Algunos

de los movimientos
más vivos de nuestro tiempo en el orden cultural han cifrado sus
esfuerzos
en
penetrar en

esta
realidad humana, romo la escuela de
Frankfurt (75). Hay un .intento de prolongación de las doctrinas de
Marx, y también una crício, de las mismas. La sociabilidad del
hombre nadie la pone en duda. Nuestro tiempo ha hecho impo­
sibles los Robinsones o los solitarios ron que soñaba en otro tiempo
el

filósofo de Guadix, Ibn Tufayl
{76). Lo que se discute de verdad
es la fundamentación y el alcance de esa sociabilidad como catacte­
rística del hombre. Este es el nudo de la cuestión.
Las posibilidades de Tomás y de Marx son ciertamente muy di­
ferente& La mera ynxtaposición lo ha dejado bien claro. No resue!l­
ven
el problema desde bases coincidentes, ni llegan a ""'111tados
iguaJes. El punto de partida rondiciona todo el proceso. El hombre
es de tal manera que todo en é1 está implicado. La interpretación
completa

de
alguno de sus fenómenos lleva ronsigo una antropo­
logía. La visión del hombre que tiene Tomás y la que tiene Marx
son muy diferentes. Peto en medio de esas innegables diferencias
(75) Cfr. Umberto Galeazzi: La sc11°'4-di F,mmJforte, Cittá nuova edi­trice, 1975; F. Perroux: Marcuse, Filo.rafia e teoria critica della .rocieta,
Cittá nuova editrice, 1970.
(76) Cfr. Ibn Tufayl: El filó1ofo a11lodiá4'to, Madrid, 1948, trad. e introducción de A. González Palencia.
1033
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO LOBATO, O, P.
hemos enCODttado algunos puntos ·. de contacro, elementos que se
encuentran en
ambos sistemas, una cierta dialéctica que tiene sus
analogías. Podre!lD.OS ahora examinar de cerca. esas coincidencias,
vet las discrepancias, y preguntamos si será posible un diálogo entre
ambos y, fo que más cuenta, si· las aportaciones de ambos serán inte­
grables en · un sistema o en una teoría profundamente radicada en
lo bumooo que dé razón cabal de esta dimensión social del hombre.
En pos de Tomás no podemos contentamos
ron menos
que con
=• perspectiva fundante, metafísica (77).
La verdad es fo que cuenta en definitiva. Y esa verdad se impone
por sí miSIDll, y no importa quién la ha dioho, sea Tomás o sea
Marx.. Pero sí importa mucho que sea verdad, y en este caso
verdad sobre el set humano en su condición social
3.1. Naturaleza y sociedad
m problema · del hombre como ser social se plantea en formss
muy análogas

en
Tomás y

en
Man:. En aml,os se acientúa la insufi­
ciencia dcl hombre para

resolver sus
probleroas pot sí solo en
cualquiera de los
órdenes. de la vida. Se diría que el hombre es so­
cial a
más no

poder. El hambre lo empuja a buscar
el remedio en
los
otras. Ya

Aristóteles
había iniciado la búsqueda de los funda­
mentos de la sociabilidad humana (78). Con su agudo sentido rea­
lista dirigía su investigación hacia las diferencias
con los animales
que se presenmn llevados

por su instinto para vivir gregatiamente.
Las diferencias se destacan sobre un fondo común
(79), Coinciden
(77) Tomás de Aquirio estima. que no se puede dar razón del .hombre
sino superando el _nivel de 1a experiencia. y entrando en la realidad pro­
fun~ alauttando el ser, lo _ que compete sólo al filósofo que -da razón no
del 'fenómeno Sino de la realiruid. El acto de ser, la forma espiritual, la
dimensión profuri.da y total del hombre son del domirúo de la metafísica,
del philosophus primus: «Error qui pertinet ad omnia entia et omnes
sclentlas non est reprobandus a naturali, sed

a metaphysico».
In. VIII Phys.,
lec, 8 5 .. ª, n: 1.006.;
(78)
Aristóteles: Politicorum, l, 1, 1252a-1253b.
(79) Aristóteles: PoUtiiorum, 1. 1, 1252a 33. Alude a las abejas y a
todos los animales gregarios.
1034
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
Tomás y Marx en indicar las insuficienci .. de esa agrupación en el
caso humano. El hombre no se mueve sólo
por instinto y para re­
medio

de
necesklades biológicas.

Le empuja algo más. Su
misma
condición de hombre se Jo impone. También se .da la coincidencia
de indicar ambos
la actividad humana como originante de la socie­
dad.
En Tomás cubre toda la gama de actividades transitivas, que
implican las
inroa o entes y llega hasta las que indican la presencia
de algo superior a todos,
aJgo absoluto como es la autorklad. En
Marx, originalliamente la

actividad se
designa como

trabajo
y se en­
tiende oomo trabajo transformador

de
una materia,

como
praxis.
Pero

en ese proceso
aparece el

lenguaje,
la conciencia del otro; la
libertad que se conquism junto con la suficiencia para la vida. La
sociedad se presenfu como una querida conquista humana, como un
triunfo del hombre
sobre la animalidad, por la vía de la racionali'
dad

(80).
La palabra que más se repite corno fundamento de todo esto
en ambos autores

es la
palobra naturaleza. Es la noturaleza la que
hace

posible
la sociedad. En Tomás el hombre es social porque su
miSiria natnraleza Jo

empuja a ello con
una cierra necesidad, porque
la naturaleza mda hace en vano y no puede ser impedida en· sus pro­
cesos necesirantes. Lo que compete al hombre por naturaleza se
encuentra en todos.

Por
ello, sólo el

hombre que se
degrada a
ser
menos
que hombre,

o
el que · supera la naturaleza para llegar a 'ser
más que hombre puede decirse un ser solitario, no social (81). En
Marx J:a insistencia es ami mayor, porqne no hay otro proceso posi­
ble
más que el diálogo con la naturaleza, como fondo oscuro· y
( 80) En Tomás se parte de la substancia racional individual, de la forma
de naturaleza espiritual y de la apertura' infinita. de la ·razón humána. En
Marx hay una convicción de poder dominar los procesos desde el mottiento
que se conocen. La necesidad es ciega sólo - cuando: no "es comfwend;Ja, Hay
una ,xigencia de radonabilidttd para Situarse en el proceso Je· la ntZluraleza.
(81) La naturaleza puede corromperse y p'uede mejorarse. Por ello cabe
que haya -hombres pervertidos· y enemigocs dé lo social, malos· y nocivos,
como buenos· y santos. ·En ambos casos 'la naturaleza ya se· entiende desde su
inclinación peor o mejor. Si se ha inclinado mal és un peligro, «sicut videmus,
quod
volatilla, quae nQfi sunt sodalia, s11nt rapacid'I>. Thomas: In Polilicorum
I, lect. t.!-, n. 35.
1031
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO LOBATO, O. P.
absoluto del cual todo emerge y. frente al cual el hombre se realiza.
La sociclad· es pos.ible porque la naturaleza esta ahí frente ol. hombre,
llena

de
riquezas y dispuesta comunicarlas a los que se las piden
por medio del trabajo .. Lá narutaleza no es Ia sociclad, es el polo
coxrelativo. a

la
sociedad, pero

un polo posibilitante,
impelente (82).
Tomás habla

de un
impet1'S en Ia natutaleza que empuja a los hom­
bres a Ia convivencia. Marx descubre en la narutaleza las fuerzas
ocultas

que esperan ser
explotadas por
el hombre
pata dar
origen al
proceso de la historia (83).
Hay que
precisac mudio más. Pero a primera vista se diría que
hay entre

ambos todo un cúmulo de coincidencias en la
fundamen­
tación del fenómeno

de
la sociabilidad humana. La confianza en la
razón y en

la ciencia, en la inteligencia con
·su capacidad
de
llegar
a

esa realidad social,
acentúa esta posible convergencia de ambos (84).
3.2. Persona y sociedad
En la filosofía cuentan poco los nombres cuando se busca_ llegar
a

Jas cosas. Hay coincidencias
verbales que
encubren un
abismo de
diferencias

en
el modo de

concebir la realidad. Un filósofo
proccle
desde una
profunda intuición de_ la realidad. Desde esa intuición
int:erpreta los diversos datos-Y

los ensarta en una
rotalidad de
tal
modo que unos implican
a los otrOS y sólct en esa mutua implicación
tienen sentido. Tomás de
Aquino decía que no cabe en
un ser
cual­
quiera más de una forma sustanciall, porque cualquiera otra. fotma
que venga
ha de ser accidental. Algo así ocurre con los pensadores
(82) Marx: Man11scri101, pág. U6.
(83) Hay un modo de entender al hombre como ser nalural acti110. Por
ello trabaja. La pasión es la fuerza esencial del hombre. «La explosión sen­
sible de mi actividad es la pasión, la cual deviene por eso la actividad de mi
ser». Marx: Mím111Mitos, pág. 97.
(84) La confianza en la razón humana para llegar a la verdad de lo real,
el peso de lo real para ser fundamento del · saber, el posible acuerdo entre
hombre y mundo en la. teoría. y en la praxis· pueden ser puntos de· contacto
en
un diálogo de
ambos pensadores. Pero sólo como puntos iniciales· de com­
prensión, que se diferencian
a medida qUf' se prolongan.
1036
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE COMO SER. SOCIAL
esenciales que logran una visión profunda de la realidad. Aquí los
principios son decisivos. Un principio diverso origina visiones

di­
versas. Y desde esta
perspectiva, si los principios difieren, los sls­
temas difieren, y toda cuincidenda es meramente accidental (85 ).
En reallidad est0 es lo que ocurre entre Tomás y Marx, Tomás parte
de una visión totai del hombre, de una antropología que implica
una ontología y una toología, como sistemas coocéntricus que se unl­
fücan en

la
concepción del ser :(86). En Marx hay una visión reduc­
tiva. El hombre no es el ser abierto,, sino el ser reducido a materia
y explicado desde esa dimensión. Se trata de una aproximación al
otden real, a los
problemas cuncretos, sobre todo a la economía, cuyas
leyes

misteriosas
y ocultas se tratan de descifrar. Para desmitificar
las creencias que curren por el mundo sobre el hombre como ser
edificado desde la fuerza
de!! espíriru, Marx propone un modo de
verlo en
su cruda fflrlidad como consecuencia de un estómago ham­
briento
(87). Desde esas concepciones
globales diferentes se com­
prende

que
los elementos que integran el sistema, aunque coincidan
en algo, difieren en lo profundo y se hacen heterogéneos. En ambos
se
halJ!a de naruraleza, pero ambos h entienden de modos muy di­
versos. Para
Tomás la narutaleza es principio constitutivo y re¡¡.[ de
cada ser, aquello que es principio de todo su dinamismo, si se toma
en propiedad (88). Para Marx, en cambio, es una totalidad amorfa,
un absoluto indiferenciado,

materia y
po11enda de ser, el opuestO de
la idea hegeliana (89).
La diferencia más radical entre Tomás y Marx está en el modo
de situar
alJ hombre en la sociedad. Para Tomás de Aquino el set hu-
(85) Tomás citaba con frecuencia la sentencia. de Arist6teles, de que un
desvío en
106 principios

aumenta a medida que se
procede a las condwiones:
Aristóteles: De C<>elo, I, 5 a 271; Thomas: In De coelo, lect. 9. De Enle et
essentia, proemium.
( 86) El concepto de eue como piedra clave del tomismo, es hoy una
de las tesis más consolidadas. CTr. E. Gilson: L'itf'e et r es.rence, París, 1948.
(87) Marx: La ideolog/a alemana, págs. 28-29.
(88) Thomas: De Ente' et e.r.renlia, c. l.
(89) Marx: Manuscritos, pág. 146. Or, P. Bigo: Marxisme et h11mani.r~
nu, París, Puf1 1953.
1037
Fundaci\363n Speiro

ABBLARDO LOBATO, O. P.
mano, por su condición de · substancia individual de persona, es el
sujew de la razón,

el
Jugar del espíritu y el concrero con una voca­
ción
de
absoluto en

la comunión con Dios.
La sociedad es requerida
como complemento y pos;bilidad de desarrollo de rodo Jo implicado
en esas
notas individuales, anteriores y fundamentos de la sociedad.
La sociedad, en definitiva, se ordena a la perfección de las personas
que

la componen (90). En
Marx hay una inversión de la perspectiva.
Es la sociedad la realidad fundante, la esencia de la realidad hu­
mana, de
ta!! modo que fuera de ella rodo se reduce a mera abstrac­
ción.

Y la sociedad,
conaci.tuida por
la suma
y la relación de los
individuos, apenas deja

espacio
para la persona, a no ser en sus di­
mensiones económicas (91). En Tomás la persona exige la sociedad
para que sea posible la
comunión en

todos
!los niveles. En Marx la
sociedad
· hace imposible la vida personal. Persona y sociedad se en­
cuentran en los
antípodas en ambos aurores.
3.3. Persona y relación social
En esta situación, toda componenda resulta artificial. Tomás y Marx
pueden dialoga,, pero

no llegarán a entenderse, desde
esos supuestos.
Son

puntos de vista divergentes. Por
ello su doctrina tiene que dar
origen a
doo tipos de sociedad muy diversoo. En vez de forzar la
narura[eza da cada uno

de los estilos de
pensar, quizá sea oportuno
prolongar las

reflexiones de
l>mbos en

aquello que tienen de
posible
acuerdo por estar fundado en la realidad del !hombre y admite nue­
vos
modoo de comprensión en nuestro tiempo. En Tomás de Aquino
prew[ece la mentalidad antigua y medievail que tendría que buscar
la realidad en los
estnatos profundos, y por ello acentuaba el valor
de la substancia.
Bl individuo humano se concibe en esta línea desde
(90) Cfr. J. Maritain: La per1onne et le bien commun, París, 1947.
(91)
Los neomarxistas han querido ampliar esta visión estrecha del
Marx de la. economía. Así, Bloch, Garaudy, Luka,;s. Pero los resultados no
han sido
aceptados por
el sistema. Cfr. R. Garaudy:
Per.rpectivas del hombre,
Madrid, Font,¡neJla, 1970.
1038
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
Boecio, como una substancia individual de natw:aleza racional (92).
En Marx prevalece el estilo moderno de pensar que ha cambiado
de
rumbo después de Kant y siente un cietto horror de las substancias
y de todo lo que vaya más allá de la experiencia. llevado este pensar
por la fuerza de los resultados de la ciencia, ha reducido todo arela·
ción.

Es
la nueva categorfu. en uso, el trascendental más acogido en
la hora modema (93). Por ello Marx reduce 'la sociedad a una red de
relaciones, como el
oienúfico reduce su mnocimiento de

los
fenó­
menos

a
una serie

de medidas
cuantificadas. Quizá el camino para
la solución de este grave problema esté en la recta romprensión de
la
substancia y de la relación y de su mutua e,q,licación e implicaciÓIL
En esta coyuntura acude a la mente el recuerdo de Boecio, que
tuvo
la osadfu. de decir a los latinos lo que era en verdad la eyposrasis
de
los griegos y se ocupó de descifrar por un proceso lógico el enig­
ma

de
la persooa

en su libro
De· persona e;_ dtkJbus 1ldluri.r. Prunero
recurrió

a
la substancia y esculpió la hermosa definición. Pero cuan­
do

trató de
aplicarla a

la vida trinitaria no Je
cuadraba y recurrió
a

la categoría de
·relación, que

era
más abierta y renía ya mejor tra·
dición agustiniana (94). Los teólogos llegaron a dar razón de 'las
personas
divinas y de la sociedad más profunda con esas palabras
unificadas: relationes sub,;stemes (95). Toda la filosofía de la per­
sona

ha tenido un
proceso de seculari2,ad6n. Desde las alturos del
misterio
cristiano
ha venido descendiendo para designar a cada uno
de los individuos
mormles. Podemos interrogamos si en

esta
coyun·
tura no habrá que unificar ambos aspectos, dando a cada uno su
valor rortelativo y salvar la persona y la relación constitutiva de la
realidad social. De
hecho, la persona es una realidad muy compleja
y no se comprende bien desde un solo punto de vista. Ya se han
intentado los tres a Jo largo de
la historia: la substancia, la actividad,
(92) Cfr. A. Lobato: Peno na y naluraleza en Boecio, Mise. Manuel
Cuervo, Salamanca, 1970, págs. 443 y sigs.
(93) Cfr. D. Dubarle: Cosmologie thomiste et philowphie naJurelle con­
temporaine,
Recherches
de Philosophie,
1963, 137-169.
(94) Boethius: Quomodo Trinitas anns Deus, PL, 64, 12498, c. 5,
2154 b.
(95) Thomas: ST, I, 29, 5.
1039
Fundaci\363n Speiro

ABELARDO LOBATO, O. P.
y la relación. Yo pi.eoso que entre :los tres no hay ruptura, ni opo­
sición, sino
más bien complementatiedad (96).
Quizá
sea ésta l:a pista para dar razón de todos los elementos
que entran en juego en nua;tro caso. La mentalidad moderna ha
descubierto el dinamismo. Y a no se puede identificar lo inmóvil
con lo perfecto, potque cuanto más pleno es el ser, mayor dinamismo
y actualidad implica. El roncepto de substancia no puede ser está­
~co.
La persona indica una profunda acrualidad que permanece idén­
tica a sí misma, no obstante los procesas a que está sometida. .La
persona implica esa capacidad del espíritu de entrar en sí y salir de
sí, de autoconciencia y a~todominio, de una interioridad en ac­
ción (97). En las persoaas finitas esa actividad brota hacia afuera en
todas direcciones: hacia
la ratlidad cósmica para dominarla, hacia
ia realidad de los demás seres personaless para entrar en rontacto
ron
ellos. Cada conciencia se abre a los demás. El yo implica el tú
y
lo encuentra romn 11mite y como posibilidad. Y se abre hacia la
transcendencia desde el momento en que se ba hedho capaz del eme
y por ello capaz de Dios. Las personas se encuentran por la activi­
dad comunicativa, por la mutua
expresión de la interioridad, por la
vinculación significada. Persona y acción van a la par (98). Por la
acción su:!'gen las diversas relaciones. El acto es punto de encuentro
del sujeto con
lo que le rodea, consigo mismo, con los otros sujetos,
ron
el

mundo de las
~-La relación se torna exptesiva del mundo
personal. Pero quizá hay más en ella. Porque la conexión ron :los
demás, en este orden de COI!lunicación ron otras individuos, se hace
necesaria por su incidencia misma en la persona.
El yo se afitma
a

medida que
se encuentra

en el límite con el
tú y es capaz de inte­
grarlo en su propio mundo sin dejar de ser lo que es. En este orden,
las relaciones resultan constitutivas de la realidad humana, como
un
complemento de
la realidad personal más profunda. Es posible
(96) Cfr. A. Lobato: De Homine, Acta VII Congr. Thomisticus, vol II,
OnJologia de la persona, pág. 325.
(97) Cfr. A. Lobato: La mef4fi,i
ranea, Sapienza, 1969, págs. 384 y sigs.
(98)
Cfr. A. Lobato: El principio libertad, Doctor Communis, 1977,
págs. 33 y ,igs.
1040
Fundaci\363n Speiro

EL HOMBRE COMO SER SOCIAL
que desde esta dimensión se puedil dar razón de los diversos tipos
de sociedad, debido a las
diversas relaciones

que las constituyen y
determinan
el mmportamiento de cada uno frente a los demás. Ya
es clásica la distinción entre socied«J J e~. El hombre crea
las sociedades conforme a los fines y a los objetos que se propone.
Pero el hombre a su
vez es formado por la comunidad que unifica
las personas (99).
Las indicaciones de Tomás de Aquino son decisivas y últimas
por
su misma

condición.
Así como el individuo humano se-salva
en la persona, la persona llega a su complemento de la vida com­
partida en sociedad, en la comunidad

de
personas donde se hace
posible la

comunión,
oo sólo en el nivel de la indigencia sino en el
de la plenitud desbordante.
(99) Cfr. A. Lpl,oio, «Religión y política desde la porspectiva de la
libertad», Verbo, 1977, p,lgs. 342 y sigs.
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