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Discurso de Sebastián Mariné Bigorra [San Fernando 1979]

EN LA FESTIVIDAD DE SAN FERNANDO. PATRON DE «SPEIRO» (*l
D]SCURSO DiE, SEBASTIAN MARINE B,JGORRA
Catedrático de la Facultaid de FilOsofía y Letras de la Universidad
Complutense de Madrid
Desde
q11e tuve la suerte y el honor de conocerlos, había admirado en los
hombres
de
«Speiro» muchas cualidades~ Entre ellas destacaba lo polifacético
de .rus
conocimientos ¡11rídicos, canónicos, civiles, po/flicos, económicos ... En
esta oca.rión he

de
añadir, también, los diplomáticos,

Pues,
para ~eddirme a
poner por obra la tremenda osadía que, n,pone el dirigirles yo

la
palahra esta
noche,
han actuado con habilidad más tremenda todavía: confiando la invi­
tación a· persona a quietT jamás podré pagar lo que debo-, la han transformado
en requerimiento poco menos que natrJrial, al que de ningún modo podía
negarme, aun a tr11eque de tlN'ostrar las iras del auditorio, que no tendrá
ningún trabaio en percatarse de cuán grande es mi alrevimiento.
Nada especial, en efecto,
me vincula peculiarmente al conocimiento de
la
gran figura

de
San Fernando. Con sinceridad rayana ya en el escnípr1lo,
profesionalmente,
no

he
tenido otros /co-rrtaclos inmediatos con

los
datos que
sirven de rasgos para esa su figura que los relalivamente muy indirectos de
haber
actut:fáo como

testigo
en la elaboración de algunos trahaios sob-re do­
cumentos

de
tierras por él reconquistadas, Ni otra vivencia particular que la
impresi6n todavía viva

con
qne recuerdo qufJ me alborozaba el ver tómo, con
una sencillez _pasmosa, ton
el adelanto de las fechas, iba aumentando t'IO
menos pasmosamente la extensión de ,/os P,otocol-os: no a base d(J litu/o,s ho~
noríficamente concedidos, sino de reinos erforzmlamente sanados se pasaha
de· los solos C4SliJJa y Toledo de los primeros años, al conjunto impresio­
nante de los últimos,

en
cuyq encahezamiento se

han ido
añddiendo a aqulllos
los
de León-y Galicia, Sevilla y Cf?rdoba, Murcia y Jaén, Bada;oz y Baeza ...
¡E.spllndida decena, en la que el número de los heredados -directamente de
su madre o indirectamente (Por renuncia de sus hermanas) de st, padre-- no
alcanza
el de los reronqui.rtado.t por su denuedo:· aquellas taifas morunas que,
al fin, ante su embale, dan la impresi6n de haberse de"11mbado como ún
castillo de naipes!
Pero
si, para mí, siempre iba ·a ser difícil ocuparme¡ del santo CQ11 alg11na
autoridad,
he

de
reconocer que esa su actividád, vitalmmte reconquistdllora,
ht1e-e q11e, precisa
y deJgrariadamente en este año, sea menor la dificultad Je
invocarle aquí como Patrono de la! actiridadés de «Speiro». En efecto -como
ya ha insinuado
el amigo Ayuso

con
gran acierto--, es precisamer;te sólo a
partir de

este
año, a lo largo Je todos los trttnscurridos desde su fundación,
cuando
esas actividades van a ctUarterizarJe como ef"tivamente de recon­
quista. Lu tiert"a.r re.red!lddas al d<>mini<> 'infiel por el rey sailto_ -euya san-
(*) Véa,se, in VERBO 1~5-176 (/)ágs. 750-755), la. C,-ónit:ti de esta conmemoración y los di.rcursos de Miguel Ayuso y de Cecilia. Orti:r de Z6"ate. -
1105
Fundaci\363n Speiro

lidad comistió básicamente en librar las bataJlas de Dios en un taJ rescate,
según proclama literalmente la oración de

la
misa que acaba de celebrarse:
«batallar Tus batallas y derrotar a los enemigos de la Fe»-no habían deiado
iamás de.rde entonce.r
de reconocerse súbditas de e.re Dios, en aras de

esa
f.J,
baio ninguno de los .s11ce.sore.s de San Fernando: sólo los años rep11b/icanos,
en que se prescindió de Sus católicas Maiestaties, hahian silenciado también
el
reconocimiento de

la
soberania de Di'os. Y
lo mismo las
tierras que había
heredado
y que, a través de su persona -que se diría vacada a la re11nifi­
cación
de España: lo que en su reiuado se

unió,
ya no volvió a separarse
jamás-,
se

reintegraban a la
unidad, quebrada sólo por la

invasión
extran­
¡era e
infiel,

de la
que aquellas taifas reconquistadas eran triste y ridícula
culminación.
Pero

no
loca en
esta
ocasión lamentar aquí que también sea

en estos
tiempos cMando vuelva a resquebrajarse una unid«d tan

esforzadamente rein­
tegrada,
y que nuevamente la bandera de los -almohades pueda o.ndear en las
tierras

de
aquella «Spanna» por antonomasia, sueño y anhelo de ocho -siglos
que habla acunado r acuñado ',/ renacer de la nación. No es lo politicQ !o
sustantivo en
las actividades de «Speiro», sino lo religioso; y-a la unidad
religiosa procurada afanotamentq por la vocación vital del rey santo de Cas­
tilla, eJ a: lo que

se refiere
sustantivamente la adecuación de su patronazgo
a

las
actividades de «Speiro», atiténtícamente reconquistadoras a partir de su
Fiesta

en este
año, primera que se

celebra
en la intimidad del /tito por la
desconfesionalización {= descatolicize1eión, y aun descristianiu«ión, toda vez
que
no

ha
ocurrido -como ha;o los reyes y prí,rcipes protestantes o

empera­
dores
ci-smáticos-. que_

sencillamente se haya
sustraido el
Estado
a la
debida
obediencia a

la Iglesia, o
a- la ·profesión de

todos
sus dogmas, sino que se
ha
renunciado por entero a

Cristo-Dios),
oficializada como pretfndidamente
fundamental, ·del
Estado foriado con temple

de
erpadas por el

rey ·santo
·y
sus sucesores los católicos.
Como
sabéis, el próximo domingq ·.re 110s invita

a celebrar en
el-Cerro
de

los Angeles el
sexagésimo aniversario de la consagración oficíal de España
al Sagrado corazón (un_ puco rápido resulta en este caso el cON'er de las
generacion_es¡ pero el hecho presenta ya la terrible innegabilidad de los atesti­
guadamente hislóricos:
la generación ·de /-os abuelor cansagró, lá de sus
nietos

ha
desconfesionalizado). Permitidme, entre· -tantas <>tras ,osas que me
aguantáis, que
me deje· llevar ahora algo·

de mi
deformación profesional y
reclame una corrección epigráfica en el .mont1mento nuévo: a partir précisá­
mente.

de este sexagésimo
aniversario .del derroca4ó por
la vesania
roja, previo
fusilamiento·

de/·
Homena¡eado, la verdad reclama aliad.ir un. acento en

la
inscripcif:ín ttm il,1.sionadamente esculpida

en·
el que sustituyó:· ya· no

«Reino
en España», sino

«Reinó en
Esp4;ña».
No

se
me objete que esta corrección que presento como exigen.tia de -la
verdad histórica es ·mero fruto de un resentimiento sub¡etivo: una ·especie de
venganza o derecho al patal"eo· que me. llevara_ a calumniar de irreligi'oso a
un -régimen por aversión politica a quienes mt .fo han·

impuesto
traicionera­
mente destr-ozando al -legitimó que ·les encumbró. No: su anticristiani.rmo es
patente y

no
me lo invento:· permite -(¡ y por una miseria de votos!) no sólo
la, verJta, --sino la propaganda-de los -anticonceptivos/ es. decir, la negación en
público de

la
moral dt Diot- y s11 oposición directa a ella.-

Blasona de-la_
in~
mineme.disponibilidad 'de-una•Jey
Je divorcio¡ en la·que -dada la. igmddad
de

los
ciudadanos ante la Constitución, unidctd indiscriminable segú,n sea por
m(Jtivos religiosos-ningNna ·excepción cabrá hacer que de¡e a salvo ante el
Estado la indisolubilidad. del matrimoi'1io entre católicos· incluso.
1106
Fundaci\363n Speiro

(¡Cuácn d11ro h,;tblar Je ello }ustamente· en la.fi'esta-de San Fernando! Se
dirí(!, que él llevaha en s11 vida misma el antidivorcio. hecho

persona.
Hiio de
un malrimonio der:Jarado
_ luego nulo, f11e ed11cado- en la santidad por 11.fJ.Uella
Berenguela que
jamd; contrflio otro. Enfrentado en una ocasi6n politicamente,
ya

como
rey de CasttJla, al de León, Je. rnegá la· avenencia en términos en~
ternecedores: aun heredero
en

lo político· del reino de
su madre -que, en
-virt11d
de

la
sentencia, ninguna obediencia ma1'ital debía a Alfonso-IX

de
Le6n,-, se

le
declara hi¡o sumiso y protesta que iamás podrá llevar af'mas
contra su padre. Dios.

le iba
a recompensar, aun en esta .. -vida, y pronto, tanta
piedad
filial: a la muerte. .de su padre, sus hermanas,

sin resistencia, Je ceden
el
reino Je

León, del
que aquél las había h~ho herederas, y et s®to hi¡Q
ciñe --en toda la. plenitud del -vocablo-la corona paterna a

la de
su madre,
uniendo huma,iamente, ya

más
·allá de la muerte, los ·derechos de quienes no
habían
estado canónicamente unidos en
vida) .
. Todo IQ contrario en

estos
lriste.r tiempos de. reconquista, que nQs_ha tocado
vivir: diputados y ministros de organizaciones áprJSt6Jicas, clérigos y te6logos,
incluso
obispos -sí, los obligados a

vivir en
'{!stado de perfe~ción- andan
con distíngos, votan «globalmente», propagandizan el mal menor, subreptan
como
enanos frente a· la gallarda 4/irmación del

Maestro:
«Lo que Dios ha
unido, no
lo separe el hombre».
Demasiado taiante
PtW.4 ellos, los hQmbres CQftes411,_os y pgJiJo.r, los del
mn.renso y el papel de liia, lo.r del cambrdache y el difuminador, Todavía el
Pontífice
con quien se cierra, por

el
momento,. la serie de
los
grandes Papa.r,
Pío XII, podía que¡arse .rolamente de

la pérdida de
Ja conciencia
del
pecadó,
como_ mal IÍpico de su tiempQ de recio gobierno y nítida doctrina. En la ac­
tualidad,
a aquel desconocimiento del m'al de

parte
el# muchos que lo obran
incon1cientemente1 ha venido a sumarJe el oscurecimiento del bien por quienes
estaban apost6licam'ente. obligado.r a

hacerlo
brillar. Es el ra.rgo estilístico. más
acusado de la prosa (para-y post-) conciliar. El sí, pero no -y el no, pero
acaso-de

la Declaración
sobre la Libertad

religiosa, del
Novus Ordo Missae,
de la práctica invalidez 4e tanto canon antes de haber sido abolido o refor­
mado
y_ de _tantlsimas cosas más .. , Entre-_ ellas, los arrepentimientos siempre
del
mismo cariz: · las desexcomuniones, Ji, «compr.ensión» respecto a la po­
sible
evoJ11ci6n de la ma.,ronería, la palinodia -en pluma del mismo prelado­
de que «cuando di¡e que, si España dejaba de .rer · cat6lica, deiaría de rer
España, ~irmé una tontería». No, ¡eiior cMdenaJ: f11"e entonces c11ando. llevaba
raz6n Su Eminencia,
y el tiempo. se ha encargado rápirJamente de reconocér­
sela. España, aJ de¡ar de ser católica, es una Colonitl, yanqui o

soviética, según
manden
unos o

manden
otros,- podrá ser', -incluro,· .ri me apura, una colonia
vaticana,
si
mand(ltJ algunos de los que ahora Su' Emin_encia patrocina, Pero,
como

colonia,
deia de ser libre y, por ello, ya no es la España que pedazo a
pezado, taifa a taifa, iba liberando San Fernando y acabaron de liberar los
Reyes
Católicos, hasta que hubo que hacerlo

nuevamente del
empef'ador de los
franceses, y aun de

nuevo contribuyó
a liberar Vuestra Eminencia en más
reciente

ocasión,
¡Oh
beatitud, ya en vida, la de San Fernando, que, en lugar de haber de
entendérselas con Úna Conferencia

episcopal dadagliana, se
las entendía
y se
entendía
perfectamente con un coloso

del arzobispado
toledano, como fue
don

Rodrigo Jiménez de
Rllda, y en lugar de aguantar los embates de gene­
rales y
provinciales progresistas y socializantes contaba con la disciplinada
obediencia

de
Maestres y súbditos de las Ordenes militares. ¿Cómo no- habla
de entenderse
con el arzobispo reconquistador y con los

frailes del voto
gue­
rrero
contra invaJOres infieles

el
rey que se

declaraba, a
su vez, Caballero
1107
Fundaci\363n Speiro

de Dior, Siervo de la Virgen 'J Alférez. de Santiago? Y no sólo de palabra,
sino

de hechos
'J continuamente: derde aq11ella fidelidttd al i11ramento empe­
ñado incluso con -los

enemigos de
la Fe, q11e Janlo debla de costar/e mantener,
pero que observó impoluto según ellos mi.Imos
le reconoclan, hasta

la edifi­
cantfrima escena de poco antes de -su muerte, auténtico-antidoto

de la
comu­
nión en la -mano de

los
tirayafluiadores postconciliares, en q11e no

sólo el
rey
.re levanta
del

Jecho
de su enfermedad y re portra para rdbir el Viático, rino
que, para demostrar sJI indignidad ante
el

Rey
verdadero y univer.ral, se dis­
pone a hacerlo con una soga atada aJ cuello, reconociétlfiote vil ere/avo ante
la Ma¡estad divina.

Y ello
pete a que el
Señor
.re lo llevaba cari ;oven de
cuerpo todavia y ¡ovencisimo de espíritu e ilutiones, c11ando, estratega cono­
ceder de
la valla de los seg11ndos frente.r y predecesor, así de la «política afri­
cana»
de

la reina
católica, se

disponía a
llevar a ti(Jf'f"as mauritanar la recon­
quista

de la
Cruz ...
Así
de limpio y enl81'o el perfil recio y los rasgor actuador de la santidad
del Patrón a lo largo de toda s11 vi.da, htt,Sta en lo que la muerte le impidió
consumar. Todo lo contrario de·la dif11mina&ión y la pérdida

de
matices. ¿Ha­
béis pensada, amigos,
lo que seria Un mundo de .rólo .riluetas oscuras, sin
brillo
ni color, e1e m11ndo de

la
etapa JJroxima a la ceguera absoluta, en que
ya

sólo se capta el bulto de
las cosas?
Gran Patrón
San Fernando pttra qttiene.r con vue.rtro pen.ramiento y vues­
tras publicaciones combatís la dif11minación
de las perfiles del bien y su
ensombrecimiento en una ~nodina mezcolanza
con las tendertcias al mal y
con el mal mi.rmo,. Gracias, amigo.r de «Speir.o»: segut'á, bajo la guia del rey
reconq11i.rtador, la r«onquista del trazo_ certero en vue.rtra labor a pluma;
continuad iluminándonor, como lo.r coloriltas medievales que ilumini:,tas segai­
mos
llamando,

lo.r
colores prer:i.ros con q11e hacen lri.rar la figura de

la
bondad
inalterable
los

cambiantes
ac,ddentes de las luces de cada tiempo.
Amigor
de la Ciudad Cettólica.·. el m:í.r entrañable de

los reinos
recobrado,
para
el Rey de reyes

por
San Fermmdo, tiene

a gala,
todavía hoy, el .rer lla­
mado «Santo reino». Sí, también lo.r reinos están llamados a /a. 1antidad, me­
diante unas leyes y Nna pdesta en práctica de lar mi.rmas que faciliten a /01
súbditos

la
santificación en
la
colectividad; En feconq11istar aq11'ellus funda­
mento.r
legales que uno de vosotroi llam6 acertadisimamente «ortodaxia pú­
blica», estriba
la labor ineludible del

momento.
Porque e1ta santidad colectiv:t
representa
el auténtico adelanto y el verdadero progre.ro de las ciudade1, toda
vez que les procura
la máxima felicidad que como tale.r le1 e.r alcanzable: el
máximo bien común.
Y

la
esencia de la amistad verdadera con.risle en de.rear y con1eguir para
el

amigo la
mayor felicidad.
nos
Fundaci\363n Speiro