Índice de contenidos

Número 193-194

Serie XX

Volver
  • Índice

La tentación pagana

LA TENTACION PAGANA
POR
THOMAS MOLNAR
Nada podría resumir mejor nuestra tesis que este
pasaje extraído del texto que sigue: "Lo que llrunamos
cla tentación pagana» cpnsiste en el desafío periódico
lanzado a

la visión del mundo cristiano
por los
cultos
y
los mitos popu1ares y por las teorías · elaboradas en el
seno de las élites, Cultos y mitos no del todo suprimidos
o adaptados.
en lo que se

refiere a
las masas; argumentos
contra

los fundamentos
.de la d~trina cristiana en fo que
concierne
a jntelectwdes, sabios_

o
eruditos_."
.
Desde su nacimiento, y durante ¡os tres siglos de lucha por su
igualación con el paganismo. (más
tarde por la exclusividad), i,l
cristianismo

aportó dos
cosas absolutamente originales

en el área
me­
diterránea:

una religión que
bacía sitltar el cuadro de [os cultos Jo..
cales, tribales y estatlstas (1), y una vlsión del universo creado bueno,
des-demonizado y des-mitificado, co.,;Jstivo con un tiempo ya no
cíclico,. sino que explica y justifica los cambios
de. la historia. · Jll
individuo cesó arbitrariedad de los dioses, parn ,hacerse ro-creador con un Diqs único,
por 1o mismo libre en sus movimientQs. , Como ha escrito Brehier, "el
cristianismo transforma el cosmos de los · griegos"' (2), lo que, per·
mite el desarrollo de la ciencia y funda la libertad del ciudadano en
eÍ Estado.· La historia. no será ya un encadenamiento fatalista de aron-
(1) No había más que dos seroi~rivales: la religión de Mithra, difundida
en
y ·por- el ejército, que no tenía·-peso doctrinal; y la .. fjlosofia estoica,
demasiado fría y abstracta.
(2) Histoire de la Philosophie, 1/489.
285
Fundaci\363n Speiro

THOMAS MOLNAR
tecimientos y hombres, indefinidamente repetidos de un cicio a
otro

(3). En este universo nuevo
enrontró el
hombre su razón de
ser r de amar, y el sabio -incluidos el historiador y el polí~,
un ronjunto de fenómenos roherentes que podría romprender y
ver funcionar inteligentemente.
Esta superioridad de la visión cristiana no se alcanzó sin unta
pesada hipoteca. La religión de Cristo penetró en un mundo pagano
en plena expansión,

en el que
las masas disfrutaban de fa comodidad
de sus cültos múltiples - muy

exigente- y en el que las élites
hablan alcanzado una

sabi­
duría satisfactoria
merced a fa fusión de los grandes sistemas de fa
filosoffa griega. Así, la W elt,m,chat,ng nueva había de trastrocar, de
una
parte, los cultos

y los mitos,
y, de otra, las doctrinas recibidas
de la sabiduría antigua. Cuando el Gran Papa fue condenado a muerte,
fa concepción
animista de
la naturaleza murió con él. Desde su misma raíz, para
bien y para mol, para los resultados obtenidos por ios sacrificios
como
para los
sufrimientos infligidos,
la naruraleza se convirtió en
en un sistema materia[ exploraMe por una ciencia indiferente. Lo
que ganó ésta, abierta desde ahora a un destino asombroso, lo per­
dieron la imaginación· y el misterio .. Y esto no tuvo lugar sólo en el
momento de
la primera confrontación entre el cristianismo y el pa­
ganismo ea. e'! área helenístico-romana: el fenómeno se repitió por
cuantos sitios y épocas aparecieron 1.os misioneros: en el mundo
americano, en Africa, en las islas de Oceanía. El mito fundador
(corno
dirían Eliade y Girard) fue
abandonado, y
su sustitución
por
la historia. sagrada, sin raíces en la. tierna y en la memoria cdl-ecti~
va, peligmrla de fragllidad. Los mitos y los deroonios tendrían que
vengarse.
Lo que escribió E. R. Dodds acerca del mundo griego es
también válido para otros sitios y otros sistemas de creencias: "Los
daimo-nes no forman parte deil «cada uno» puesto que no están so­
metidos
ai dominio consciente del

hombre; están dotados
de vida
( 3) Según Duhem, el fracaso. a fin de cuentas, de la ciencia griega se
debió
a. doctrinas teológicas como la divinidad de la esfera supra-lunar y
como el eterno retorno.
286
Fundaci\363n Speiro

LA TENTACION PAGANA
y energfa propias" (4). Al dejar de aplacarlos por actos propiciatorios
no
se hizo sino
exlliarlos; pero no por ello dejaron de acechar al
subconsciente.
A
medio camino de

la
cristianización de :las masas (que perma­
necieron largo tiempo
fl~ganos prestos a volver a. serlo), se yuxtapuso
el semifracaso con la élite greco-romana. Lo principalmente inadmi­
sible
a los ojoo de ésta era

la irrupción
de lo divino en la esfera
tertenal,
la

afirmación
de que "Dioo se hizo

hombre". ¿Cómo los
diooes: inmortales,

felices
y egoístas, podrían preocuparse del hom­
bre:
esclavo, mortal, miserol:JJ.e, lleno de temores? ¿A qué fin des­
cender
entre los hombres cuando gozan de una situación superior?
Lo mejor que puede el hombre hacer es coovertirse a su vez en
"dioo": desligado de ·sus pasiones, accede al estado de "sabio", ver­
sión
sub-oiímpica de

la divinidad.
Es aquí abajo, con la ayuda de la
reflexión y del humanismo de la moderación, eucerrado en su ecuani­
midad (véase Séneca o M.arco-Aurelio), como cumple su destino. El
intelectual pagano percibe la diferencia entre su propía filosofía y
la del cristiaoo como la distancia entre logmru,s {convicción ra.,,o­
nable) y fjms {fe ciega). Ligado a ésra, el cristiano es básioaroente
ignoraote, y ie falta la fr6nesis, la comprensión intelectuol (5). &
la opinión de Celso, de Marco-Aurd!io, de Galeno; es la opinión que
pretenden
refutar los primeroo filósofos de la Iglesia en su diá!logo
con la élite pagaoa.
He aquí, en resumen,
la ambigüedad de la conquista del cris­
tianismo,
primero

eo
lo sucedido en Occidente, después en otros
lugares. No se
trata aquí
de
mediar entre
él
y el paganismo (/o,
paganismoo), ·sino de mostrar el efecto de esta ambigüedad a nivel
de
las masas, y después a nivel de los intelectuales. Porque [o que
llamamos la "teomción pagaoa" consiste en el desafío periódico lan­
zado a la visión del mundo cristiaoo por los alltos populares "/ por
!as teorías elaboradas en el seoo de las élites. Cultos y mitos no de'!
todo

eliminados o adaptados eo
lo que se refiere a las masas; ar-
( 4) Les Gr«s et l'imtlionnel, pág. 50.
( 5) Dodds, P11gan and Christian in an age of anxady .. _Wjles Founda­
tion Lectures, 1963, pág. 120.
287
Fundaci\363n Speiro

.THOMAS MOLNAR
gumentos rontra 1os fundamenros de la doci,rina cristiana en lo que
concierne a intelectuales, sabios o eruditos.
· . A) Son numerosos los fenómenos contemporáneos en que se
ve revivir el espíritu
del paganismo antiguo. Al

suprimir
áos cultos
arcaicos, autóctonos, el cristianismo había preparado, con gran· an­
telación, las crisis ulteriores, unas más graves para él que otras. En
la propia Iglesia, el movimiento carismático actua!l, así como los
''
grupos de búsquech" son síntomas de que la imaginación ha estado
bloqueada y que se ha llevado demasiado lejos el intelectualismo,
especialmente en
la liturgia, cuyo elenco simboli..dor se ha desecado
y cuya vitalidad ha sido eliminada. No es solamente el hecho de fa
Iglesfa oficial: ello se ha visto agravado podas varias reformas desde
el siglo XVI al XX, O,nsecuencia es que los hombres busquen nuevas
expresiones del Herr!IBn::lt.m, y crean encontrarlas en las _ emociones
fuertes, en 'las novedades del día, y aún mfrs en el ocultismo, eri los
cultos irracionales, · en las religiones orienml.es, en· la simbología
arcaica: Si

los
sisterrJas gn6sticos reaparecen después de haber sido
·v,u-ias veces refutados y rechazados, es que sus adeptos modernos
quieren, confusamenre, reencontrar la natura1eza del mal fuera de la
·desobediencia
a

Dios
y de lo que el lllilgisterio romano señala, ex
sa1bedr", como intn0ra!l. Para· ellos, como eo la época de las primeras
gnosis, el mal es la creación misma, la desgarradura en la nada; el
remedio es 1a unidad primotdilll, que se trata de captar, una vez más,
como en la Antigüedad (y en el Renacimiento, primera "tentación
¡,agana"), con ayuda de la astrología, de la iallquimia, de las cábal~.
del

hermetismo, e
incluso de· hls mandalas· descritas por los enfermos
de Jung.
Para el esoterismo sólo aquieta la posibilidad de vivir de
acuerdo con las leyes naturales. Emancipado de los determinismos
cósmicos
y transportado a un

mundo de
libertad personal, el hombre
(cristiano)

moderno
se aventura demasiado lejos

en la integración
cósmica.·
El propio éxiro de Freud se explica por la previa eliminación,
por impacto del cristianismo, . de lo que hay de inquietante en las
profuodidades del alma y,,
p<)t su sustitución por fa adhesión doctri­
nal, más intelocruaJ que vivida, como en la 1X>nfesión. Según GNberto
288
Fundaci\363n Speiro

LA TENTACIÓN PAGANA
Durand, el psicoanálisis redescubre l,i ünportancia de las im:ágenes
y "rompe con ocho siglos de r~ y de coerción de [ó im:agina­
tivó.

El
-trata de reintégmr la· imaginación simbólica.,. y de reducir
la simbolización a un simbdliza elemento mistetio se ve ahogado en uu intelectualismo positivisra,
peto de un tipo nuevo,
Es que los hompres de Iglesia se dieron cueota de hasta qué punto
la · imaginación está unida. a 'Íll doctrina, y 'de que fa multiplicidad de
imágenes -y de Otacione1r--- dejadas a · fa inspiración de cada uno
harían
difusa a la doetrina. 1.a necesaria rigidez de la fe _;_,Ji coin°
ddencia de la /ex cr,,Jendi y de la kx empobrecimiento

de
'las imiiginaciones. G.

Durand
ttené nazón al
escribir que J;i Iglesia "nri podía admitir la libertad de inspiración
eo

la
imaginación simbólica"

(7).
Incluro cuando se acomo­


a
representaciones extranjeoas, lo bada suprimiendo poco a poco
los aspectos no-adecuados. Un excelente ejemplo es la figura de la
Señora, que incorpom en su ·origen un gtan número de· diosas-madres
del
Medio

Oriente e incluso de
más lejos,

pero que
se impone final;
mente por su "universalidad armoniosa" '(8). No dlvidernos que bajo
una multiplicidad

de
estilos, desde
el
ru:te bizantino hasta Rafael y
la Virgen negta de Guada.lupe, l,i historicidad de María y !la doctrina
de la Encarnación limitaron la representaci6n de Nuesir,a Señora.
Limitación

que se
im:pone apeoas en tos sistemas doetrinales menos
estructurados. ·El cristianismo parece pagar el precio de sus definido-
(6) L'imagínaliQfl symbolique, _P, U.- F., págs. 42-3. Es ·significativo
que entre los partícipes en la encuesta sobre «El mito hoy» (Esprit, abril
1971) hubiera. una· mayoría de psicoanalistas.
(7) Jdem, He aquí lo que sobre ello piensa Jung: < suavizarse, ha ido abandonando con el paso de · los siglos el desarrollo de
su mito. Ha negado audiencia a quienes reconocían sentido al movimiento
oscuro de
las representaciones míticas. Un Joachim, un Eckhart, un Boehme,
han permanecido para la masa tomo secretos herméticos» (Md:-Vie, Gallimard,
págs. 376-7). El psicólogo suizo pensaba. Sobre todo, en el protéstantismo,
pero

sus juicios son hoy válidos también
para la Iglesia romana
del
aggior•
namento.
(8) Friedrich Heiler, The Madonna as Religious Symbol, Eranos, 1934.
289
Fundaci\363n Speiro

THOMAS MOLNAR
nes sutiles, de _su ·teología nan exactamente articulada, de su edificio
doctrinal convertido en intangible.
Las
masas de hoy se asimilan a la imaginación popular de an­
taño,
asimismo cana:!izada pot los grandes cultos dtotónicos y los
culto.s de la fertilidad .. En
términos genem!les, puede

decirse que
el
hombre pagano se encontraba mejor integmdo con las fuerzas ocul­
ras que le rodeaban, y que, si ésras limitaban iguallmente su imagi­
nación, no
experimentaban, sin
embargo,
la tensión entre el alma
y el cuerpo, la ciencia y la vida, la mora!! y lo natural. Como ha
escrito l.evi·Strauss, el mi,to proporcionaba un instrumento para me--­
diar en los proMemas de cultura insolul,les. Para el ateniense del
siglo v,

escribe Dodds, el
alma no era, en absoluto, la prisionera
recalcitrante del

cuerpo; era
más bien

la
vida o el espíritu del cuer­
po en el que se encontraba
tan a gusto (9).
El hombre moderno de fines de este siglo
busca confusamente
esta integración porque, al recibir escaso apoyo de un cristianismo
aridecido, se siente a menudo cansado de vivir ,les tensiones entre
razón ~ fe, cuerpo 'Y alma, la moral y la sociedad. Los existencialis­
mos son tentativas-, aunque demasiado cerebrales, de abolir esas di~
cotomías, por más que la reacción de Nierz.sche y de Heidegger ron·
rra Platón
-y su "heredera", la teología católica-se explique por
la voluntad de retorno a lo indistinto, al ser compacto, a lo inefable
(R. Guenon). Es lo que sucede a todos
los niveles:

jóvenes, margi­
nados e

incluso elementos en otro tiempo "estables".
Las doctrinas
panteístas penetran

desde Oriente
con su

negativa a un mundo creado
ex mháo y a un Dios personal. A pesar de su activismo, especie
de
gesticulación copiada

de
las máquinas,

nuestros contemporán=
(9) Subyacen en toda esta descripción las ideas que sobre la acción his­
tórica del cristianismo se
expresan en el primer párrafo de este ensayo. Todos
estos riesgos y aun esta pesada hipoteca
nada contaron para la Iglesia ante
su sobrenatural misión de preservar intacto y difundir su
mensaje, la ley de
Gracia.

El saldo histórico, por lo demás
y. aun en lo puramente humano. re­
sulta incorunensurablemente favorable a
la huella del cristianismo. Como
queda
escrito, «en este

universo nuevo encontró
el hombre su razón de ser y
de amar», libre de determinismos. y ante su ciencia -precisamente por la
des-demonización del· mundo antiguo--«se :,abrió - un destino asombroso»
(N. del
I,).
290
Fundaci\363n Speiro

LA TENTACION PAGANA
se acomodan int.eriormente a la pasividad irresponsal>le del hombre­
masa;
a pesar de

su hedonismo
(realmente huelga espiritual), cap­
tan
el sufrimiento como una experiencia radical, pero también romo
e'l precio exorbitante pagado por la individualidad, por de la razón. De igual modo se entusiasman por los ritos purificado­
res,

por la
liberación o la absorción en la nada: por la droga, por la
iniciación -esotérica de 1os gurús, e -inversión compr-emible--por
la revolución. He aquí los métodos modernos de transportarse "a
otro

sitio", de lo que
M. Jlliade describe como "el deseo primordial
de

volar"", de desasirse
---- Nada hay hasm la preocupación actual por cl mito que no sea un
síntoma de
nostalgia del

paganismo. Podría
pensarse que al evocar
los trabajos de Eliade, Jung,
Keren}ii, Girard, l.evi'Strauss, etc., tra­
tamos sólo con investigaoiones erudims de una élite. 'En realidad,
hay mucho más,

porque
ésta sufre la influencia del medio, incluso
está motivada por la
r..,_parición del

mito
romo riwl de la ideología.
la ideología es fotigoslJ: interviene en las prioridades naturales y
se
proyecta hacia

un porvenir adivina.ble, hacia
una -sociedad inexis­
tente, abstracta; el mito es oonfo,tlKÚN, devuelve al individuo a .Ja
tribu, y, como dice Levi-Strauss, domestica el elemento brutaJI de
la existencia, asimila fo heterogéneo, traduce al otro a la propia
lengua.
B) Conocemos con preo.smn las razones por las que la élite
helenizada rechazaba los postulados cristianos. Citemos a Celso, visto
a través de
labriola: "Si
Dios desciende en persona
hasta la
huma­
nidad, :será que abandona su mansión. Trastoca así por el mismo
hecho el universo. Cámbiese así la mínima parte de este universo y
el conjunto se vendrá abajo" (10). No faltaban, ciertamente, otras
razones, especiahnente el origen modesto de Jesús y su crucifixión,
ina,mpatibles con la majestad divina; pero el argumento principal
era el postulado de un universo como un mecanismo estricto que
excluye la encarnación, los profetas, ios mi1agros, tantas intervencio­
nes

divinas en un orden que no resulta compresible
si no perm-anece
inmutable.
(10) P. de Labriolle, La, reactíon pttianne, pág. 119.
291
Fundaci\363n Speiro

THOMAS MOLNAR
& cier,to que · en el siglo siguiente los filósofos· comenzaron a
abandonar su ci~ lucreciana para volver de nuevo a Platón, pero
menos al Platón filósofo que a1 "divino Platón", autoridad suprema,
tanto
en teligión como

en
filosofía (! ), & decir, que, a pa,,tir de
Marco-Aurelio y frente al pensamiento cristiano, el paganismo trató
de reforroa.rse segón el modelo de la religión que lo amenazaba y
que era necesario combatir (11). El "Dios bueno" no sería ya una
contradicción; el esfuerro gigantesco, pero no logrado, de Plotino
pata comprenderlo roa.rea la transformación de la especulación an­
tigua,

que se detiene, sin
embargo, ante el escándalo del cred-0 ,a
;r,telligám, sobre la colaboración de la razón y la re (12).
Por más que el cristianismo vicrorioso recogió la herencia pla~
tónica {por in1lerllledio de San Agustín), el materialismo pagano;
epicúreo
y escéptico, continuó, tras una pausa de detención, nutriendo
el pensamiento árabe y, por fin, la Escuela de Padua., centro del
averroísmo medieval, que disocia la ciencia de la religión. He aquí
una primera inanifestación de la "tentación pagana", manifesm-­
ción que se escalonará durante varioo siglos y será representada por
diversoo humanistas, sabios, filósofos, incluso "magos" (o brujos),
para empl Nettesheim, a
Ounpanella, etc., por Frances A. Yates (13). Añadamos
a

estos nombres los
de Pico de la Mirandola, Maquiavelo, Espinosa,
Vico, y calibraremos la importancia de 1a ,tesis pagana que se afirma
entre el siglo xrv y el xvn. Tesis prácticamente tomada de 1a pri­
mera
pagt:mittJ.I: humanismo radical sin contacto alguno con la tras­
cendencia; negación del ahna y. su sustitución por mediáones me~
cánicas más tarde biológicas; negación de sentido a la vida en nom­
bre de un noroirurlisroo qne sólo recotioce al individuo; clara indife­
rf:ncia hacia la cosa pública, socia:l, siempre en nombre de ese mismo
nominalismo; en fin, afirmación del progreso entendido como pro­
greso de la ciencia. Por una
a&p,tación de

esras tesis,
y guardadas fas debidas distan'.
(tí) G. Boissier, La ,-elígion romaine, I/IX.
(12) Véanse los escritos de Marcel de Corte sobre el misticismo de Plo~
tino,

especialmente en
Aristoleles et Plolin, 1935.
(13)
Giordano Bruno-and the Hermetic TraditiQfl, N. York, 1969.
292
Fundaci\363n Speiro

LA TENTACION PAGANA
das, reena>ncramos uí la Nueva DeteciJa romo representación de la
segunda "tentación pagana", representativa, por io demás, de nuestraS
oociedades
recpa¡¡anizadas (14). Analicemos, bajo esta luz, sus mó­
viles y sus postuhlos.
Mientras
los anticristianos, desde Comte a Spengler, desde el
joven Maurms a Luis Rougier, veían en la Iglesia la deposit,iria de
la autoridad romma ( el principio del orden) ericuadrando y limitando
los excesos bíblioos-proféticos, se acomoda.ron 111 cristianismo como
grandiooo sistema
de

equilibrio social. Pero no
=ron por ello en
recelar de los
profetas y de [os evangelistas como preparadores, en
nombre
de la
obediencia a Dios, de otras servidumbres, a c:uya ca­
beza
estaría la humillación de la fiera inteligencia pagan.a: la capi­
tulación
del

individuó
superior ante la masa de los débiles, del amo
ante el esclavo, de Ju:liano el Apóstata ante el Galileo, y, para refe-'
rirse a la lireratuta ¡,c,lítioa, de Mishima ante la democliacia nipona.
de

un
puñado de fninceses a!nte las hordas venid2s,de la India (Juan
Raspail). A:wn
de

Benoist
hace derivar de la religión cristiana, ya
no encuadrada eri la. autoridad romana, las servidumbres que oós
humilfan: el igwilitarismo,: la democracia, la rebelión de las masas,
la sociedad de ron.sumo; el 'marxismo, ' vldumbres se agraven cada día y si nuestra civilización se desintegra
es
porque la Iglesia ha ,;,,.,ptado su propio envilecinÍienro, hábléri~
dose

dejado
invadir, lógicamente, por su propio evangelismo. Rota
la
estrucnim, e'! CQntlenido oscuro y rurbio desborda, . '
La Nuevil. Derecha descubre de pronto 1á traición de dos mil años
de

historia
y se remonta a un punto inkia.l distinto de la Cruz, un'
punto

que
hubiere, f>"dido ser. Poniendo entre paréntesis la historia
de Occidente, la Nueva
Derecha exige tla reanudación de J.á obra'
interrumpida de Celso, de Porfirio, de Lucrecio, de Juliano, buscando
(14) Se puede discutir ~i se trata de Ja segunda o, en rigor, de la misma
«tentación
pagana:». El ·subtítulo de la obra de Peter Gay, The EñUghJément,
an lnJerP,etation· ·(Knopf, N. York,. 1967), reza~· ·«The· rise of· modéih pa~
ganism», y se sitúa, consecuentemente, en el siglo XVIII. Lo que no puede, en
cambio, discutirse es la «paganización» actual de toda la sociedad, incluso de
sus medios estatales, ·a veces de los medioS eClt':Siásticos, de laS · institución~ y
de la cultura.
Fundaci\363n Speiro

THOMAS MOLNAR
prolongarla según la ocurrencia de un distinto porvenir basta la
utopía racionalista
(L. Rougi,r), que podría ser la de Lucrecio: hom­
bres que
no temen :la muerte porque se ,..ben mortales, consagrados
al saber

y a la
libertad, al

desarrollo
del individuo
superior. Es el
estoici5ir10 optimista com~inado C()ll el refinamiento .epicúreo, la
combinación pra:isamente al gusto .de Virgilio a Marco-Aurelio, una
verdadera
utopía durante los

tres cuartos de siglo desde Trajano a
Celso. Y después,
otra prdlongación de la pagllllÍtds resulta asimismo .
concebible, y es lo que e,oploran las publicaciones propias de la
Nueva Der~a: el r~rno a :los celtas paganos, a los vi~ingos e
indoeuropeos (por la mediación de los cuales han retornado también
a
los griegos)

o
la ex,almción de las virtudes varoniles que los alei\'
por

sobre
las adulaciones cristianas a los esclavos, a los crucificados,
a !os

débiles.
Está claro que el
progr~ no

es político ni incluso ideológico
si este término implica
la búsqueda de _un Je.adership en la Sociedad­
Estado
por un estrato de la población dirigido por los teóricos. La
Nueva Derecha es .más ambici=:. pretende forjar otra civilización,
más
exactamente una

versión
modernizada del helenismo científico
y cultural en la medida en que éste. habla heredado el gran fondo
indoeuropeo
y podría refugiatse en él. No se trata de conquistar el
planeta, sino de promover una oilu,mene de pueblos y civilizaciones.
que hayan
redescubierto su

origen.
~ía entonces el dominio de
las ideologías apátridas y, con cll,,s, la del liberalismo. americano y
la del socialismo soviétiro. Se confía a !os paganismos re!hllbilitados
el devolver a los pueblos su verdadera identidad, a.nterior a la co­
rrupción monoteísta. Pero, sobre. todo: "una vez levantada la dicta­
dura de

los valores cristianos, escribe
Juan Markale, los

antiguos va­
lores
reaparecerán más fue_rtes que nunca" (15). Están entt)tlces per­
mitidas rodas las esperanzas, puesto que .. hemos por los estudios de
psicólogos, arqueólogos, emólogos
y mlrólogos que el cristianismo
no
ha hecho más que recubrir, pero sólo de un tenue vdo, las tra­
diciones que le antecedieron. Si el ocultismo y la alquimia han ¡,o..
(15;) pEurope paienne, avec la collaboration de A. _de Bcnoist, Serge
Bukowski,

Pierre Crepon, etc. (Seghers).
294
Fundaci\363n Speiro

LA TENTACION PAGANA
dido sobvevivir a la larga noche cristiana, ¿por qué no "la herencia
espiritual de las antiguas .religiones que hubieron de ocultarse mte
la

ideología
dominante?" (Id.).
_ Los nombres, a menudo prestigiosos, que se asocian a la Nueva
Derecha --o que al menos han sido promovidos por ella-, mani­
fiestan con claridad la orientación neopagan:a. Lo que ios relaciona
entte
sí es que cada uno en su especialidad
elabora una visión en que
se reconoce un~ inspiración extra o post..a-istiana. Nietzsche, Hei­
degger, Jung, Dumezil, Eliade, Rougier, Koestler, E. Wilson, K. u,..
renz, más tarde Evola Montherland, Abellio, Spengler, Moeller van
den

Bruck: estos nombres no han sido reunidos
fortuitamente. ID
que los distingue es, ante oodo, fa nostalgia de un pa!J""ismo no
necesariamente grecolatino,

pero con supuestos
compatibles. Un pa·
ga.nismo que, reinstalado, autorizaría esrudios, experiencias, organiza.­
. dones de vida hoy margimulas por la moral judeo-cristiana y sus
derivaciones.
El retorno a los orígenes.sería absoluto, y a este respecto el uro.
pismo

de
la Nueva Derecha --que combate oodos los utopismos­
es sorprendente. Ni,etzsche, en efecto, remonta a Dionysios;_ Heideg­
ger, a los presocráticos; Dumezil, a los indoeuropeos. Rougier, a Ce!·
so; Montherland, a

los romanos; Eliade,
a! aunpesioo (pagano) del
Danubio; Spengler, ,al germanismo; Abellio, a los cátaros; Jung, al
subconsciente prehistórico. NietZSChe, Heidegger y Elfade se consi·
deran r,ecurso,e, de un desvcla:miento nuevo dd Ser (término de
Heidegger,
opuesto a
la "revelación"),

como
inve,¡.tores de un len­
guaje y de una nueva religión -término que dudo en emplear por­
que

"nueva
s•bidnría" sería
quizás
más correcto. Hervé Rousseau
nota

en
Comentario que, según Eliade, el hombre modevno no ha
dejado de. ser religioso más que en el sentido cristiano, "que 1,a . per·
manecido
pagano sin

saberlo" (16).
"Siento en

mí un
precursor
-añade Eliade-; tengo consciencia de .encontrarme en la vanguar­
dia del mañana o del pasad~mañana" (Id.). NietzSche, Heidegger
y Jung hablan
el mismo lenguaje. Mucho antes de su caída eo la
(16) «Mircea· Eliade et l'avenir de la- religion», núm. 8, Hiver, 1979/80,
pág •. 634.
29~
Fundaci\363n Speiro

THOMAS MOLNAR
demencia, Nietzsche escribía cartas a Peter Gast y a otros multipli­
awdo las imágenes (aurora de los nuevos tiempos, cresta de la mon­
taña, tempestades nunca conocidas, etc.) según las cuales una hu­
manidad
nuev .. comienza con

él. Heidegger ve a
1a humanidad actual
en una depresión histórica a 1a espera de un nuevo despliegue. "¿Nos
encontraremos --« pregunta-en vísperas de la más grandiosa rrans­
formación del lugar terrestre y del tiempo del espacio histórico de
que está suspendido?"
(Ctmii,,o,, pág. 266). En numerosos ,pasajes
de

su
autobiografía (Mi vidd, Gallimard), Jung se sitúa en esceoa
como el depositario de secretos que sólo el wemendurm podría comu­
nicarle,
rodeado de ritos personales, etc.
Este despliegue en dirección de un fuera del cristianismo, con­
siderando
incluso su de<;adencio., abre grandes proyectos m,opaganos
-más allá di!! bien y del mal-de ,ehacer al hombre a imagen del
hombre.

No sólo es la
utopía roi:ionalista de Rougier; también el
sueño

de Koestler,
'1a sustitución del pa:leocorre,r, fuente de las pa·
siones y de la incalcuhbilidad, con el neocorte,r, garantía de lucidez
raronadora; la man:ipuladón bio-política del profesor Wilson, mo­
delar genes que ayudan sólo a sus semejantes {e,r,plioación de la soli­
daridad biológica; por consiguiente, del egoísmo de las mms, de las
naciones); el restablecimiento de la división tripartita· de clérigos,
guerreros
y artesanos; la eliminación del Dios trascendente y único
(monoteísmo) a favor de lo sagrado inmanente en que los dioses en­
carnan cada uno un valor y están así ·junto a los hombres, puesto que
son hombres (A. de Benoist).
• • •
Resumamos. Hemos mencionado, como de paso, dos tentaciones
de retorno al ,paganismo, en el Renacimiento y en el siglo XVIII, que
no forman quizá más que una. Esta vez se
·trata de

algo
más serio,
porque el
espíriru y las instiruciones cristiánas se han debllitado y
su impacto sobre. la masa y sobre 1a élite se acerca a cero. F.spírirus
too diferentes por su inspiración como Levi-Strauss y el poeta anglo­
irlandés W.

B.
Yeats, afirman que

nuestra civilización
ha abolido
hasta en

sus
raíces la miaginaci6n popular y el sentido del misterio.
296
Fundaci\363n Speiro

LA TENTACION PAGANA
El poeta, aun siendo muy católico, se lamenta de la huida del ani­
mismo, de la armonía que enlazaba al hombre con los animales, las
plantas, las nubes y
la tempestad;

el sabio advierte que por las ca­
rencias de
la. "civilización mecánica, el mito se refugia en el hombre
mismo"
(ai haber tenido que abandonar la dimensión social), y que
el
psicoanálisis
se ha
convertido en
la "forma moderna de la técnica
shamanística". El habla del miro fundador de la curación" (17).
Por
parte de las élites, ¿a qné pensadores "'.P"ganos" nos referi­
mos? Es evidente que '.la especulación ?gano-greco-romana se extien­
de
durarne varios siglos, por lo que
puede pareoer una referenoo de­
masiado
va¡,¡a. Ello

no impide que
1a especulación de los sabioo
=-materialistas, estoicos, humanistias-- se pongan de acuerdo para
condenar y menospreciar al cristianismo. Los argumentos de Gelso
expresan
ese ocuerdo: Dios es la necesidad permanente e inmutable.
Nuestras
ffites -más circunspecras a causa de las revoluciones
en
la ciencia- no suscribirían esa afirmación categórica: adoptarían
más
bien
el
wait atnd si,e de los gnósticos de Princeton. Lo que no
impide que el núcleo de sus estudios
e investigaciones dejen

de lado
los supuestos del
cristianismo y se precipiten por el camino del nro­
pagonismo. Renl,to Giratd, a!l que se reputa "salvador" de los pooru­
lados

del cristianismo,
declara tranquilamente que

Dios no es otra
cosa que la
violenoo masivamente expulsada una

primera vez (18).
No
hace, en el fondo,

más que
tmsponer el
debate desde
el pllano
lucreciano

de
la materia al '.lllllderno del mito. Comcide ahí con Be­
noisr.

Dios, decían
los '.J"'ganos cultivados,

es la necesidad;
la reli­
gión,

concluye Girard,
es la protección de las sociechdes humanas
contta la violencia. Pero no es :1a violencia: es 1a ,trascendencia lo
que se expulsa.
(17) Anthropo/ogie structurale, p\1,gS. 202-226.
(18) La vWlenr:e et le stKré, pág. 396.
297
Fundaci\363n Speiro