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Número 431-432

Serie XLIII

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La verdad del hombre y su respeto desde su concepción a su muerte

LA VERDAD DEL HOMBRE
Y SU RESPETO
DESDE SU CONCEPCIÓN A SU MUERTE
La verdad del hombre, su llamada a ser acogido desde la c·oncep­
ción con amor y en el amor, no puede sacrificarse al. dominio
de las tecnologías y a la prevaricación de los deseos.
da verdad del hombre, su lla.mada a ser acogido desde la concep-.
"dón con amor y en el amor, no put;!tie sacrificarse al dominio de las téc­
"nologfas y a la prevaricadón de los deseos sobre los auténticos derechos.
"El deseo legitimo del hijo o de la salud no puede transformarse en un
"derecl10 incondicional, hasta el puntn de Justificar la eliminación de
"otras vi.das humanas. La ciencia y la tecnología sólo están verdadera­
"mente al servido del hombre si tutelan y promueven a todos los seres
"humanos implicados en el proceso de la generación.
,Las asOCiaciones católicas, junto con todos los hombres de buena
"voluntad que
creen en los valores. de la familia y de la vida, no pueden
"ceder a las
presiones, de una cultura que arnenaza los fundamentos
"mismos del respeto a la vida y a la promoción de
la familia.
,Entre las eformas de n1ovilización» ya propuestas en la Familiari,;
"consortio, por las que las familias deben tomar cada vez mayor con­
"dencia de que son
Protagonistas, de la politica familiar» y tienen la
"responsabilidad de transformar la sodedad
(cf. n. 44), la voz profética
"del Foro de las asociaciones familiares es muy relevante para.Italia y
"para Europa».
JUAN PABLO II: Discurso a los participantes en la asam­
blea del Foro de las asociaciones familiares, 1 de diciem­
bre. L 'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua
española, año XXXVI, núm. 52 (1878), 24 de diciembre
de 2004.
Verbo, núm. 431-432 (2005), 3-13. 3
Fundaci\363n Speiro

Defender, promover y amar la vida.
~Queridos médicos católicos, sabéis muy bien que vuestra misión
"imprescindible consiste en defender, promover y
amar la vida cada ser
"humano, desde
s~: comienzo hasta su_ ocaso natural. Hoy, por desgra~
"cia, vivimos en una sociedad donde a menudo dominan no sólo una
"cultura abortista, que lleva a la violapión del derecho fundamental a la
"vida del concebido, sino tanibién una concepción de la autonomía hu­
"mana, que se expresa en la reivindicadón de la eutanasia como aufo­
"/iberación de
una situación que, por diversos motivos, ha llegado a ser
"penosa.
&béis que al católico jamás les es-Jfdto hacerse cól11plice de un pre­
"sunto derecho
al aborto o a la eutanasia. La legislación favorable a
"semejantes cdmenes,
al ser intrínsecamente inmo'ral, no puede consti.­
"tuir
un imperativo moral para el médico, que podrá recurrir /fcit.amen­
"te a la objeción de conciencia. El gran progreso logrado durante estos
"años en los r;uidados paliativos eje} dolor permite resolver de modo ade­
"cuado las situadones difíciles de los
fJnferm0$ terminales».
JUAN PABLO 11: Disturso a un grupo de ·médicos católi­
cos de todo el mundo, 7 de julio. L 'Dsservatore Romano,
edición semanal ert lengua española, año XXXII, núm. 28
(1646), 14
de julio de 2000.'
El ·aborto "es un· crimen abominable"., Es un sofisma hablar de
pre-embrión como algo distinto del embrión.
da vida es el don más grande de Dios dado a los seres humanos.
"Solamente el Creador puede darla o quitarla.
El.hombre y la mujer son
"colaboradores de Dios
en la transmisión de la vida, tarea /lena de r.es­
"ponsabilidad y dignidad.
1E1 aborto es mn crimen abomint[J.ble, que va contra el quinto man­
"damiento de la ley de Dios: »Aunque asociadones de planificación familiar quieran definir el
"embarazo solamente desde
la implantación del óvulo fecundado en la
'pared del útero materno, las con_clus~onés deritfficas de la genética per­
"miten afirmar que.la
vida de un· i1uévp ser comienza en el momento de
"la fecundación. El óvulo fecundado ya tiene el genoma completo de un
''nuevo ser, es vida humana.
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Fundaci\363n Speiro

,Es un sofisma hablar de pre-embri6n como algo distinto al embri6n.
"El 6vulo fecundado, es decir, el cigoto unicelular, tiene un desarrolln
"conti.nuado, gra(iual y coordinado, sin saltos .cualitativos.
,La anticoncepct6n hormonal post-coita/ (píldora del día después},
"cuando impide la implantación o anidaci6n del óvulo fecundado,
es
"claramente abortiva, ya que elimina directa y voluntariamente la vida
"de un ser humano recién concebido .
. ,La ley de la Iglesia católica, contenida en el Código de derecho ca­
'hónico1 expresa claramente: •Quien procura el aborto, si éste se produ­
"ce, incurre en excomunión inmediat@ (c;_ }398).
,No se puede ser mi.embro vivo del Cuerpo de Cristo, que es la-Iglesia,
"si se es cómplice en la promoclón de métodos abortivos. El que asi Jo
"hace se sitúa en contra del Dios de la vida y, por consiguiente, se exclu­
'ye de la comuni6n en el Cuerpo de Cristo. Eso significa la excomuni6n.
,Exhortamos a los sacerdotes, agentes de pastoral y a todos los fieles
"cristianos laicos, a reflexionar en comunidad sobre esta problemática,
"a esclarecer las equivocadones inducidas en muchas personas a través
"de la publicidad incompleta y manipulada, a orar más intensamente
"para que esta_ campaña no sea un intento más de obtener la Jegaliza­
"ci6n del aborto y a conservar la unidad del Cuerpo de Cristo, que es la
"Iglesia,.
JUAN PABLO ll: Coniunicil.do de los obispos de Hondu­
ras al final de su primera reunióri plenaria de 2004 el 6 de
febrero. L 'Osservatore Romano, edición semanal en lengua
española, año XXXVI, núm. 8 (1834), 20 de febrero de 2004.
Sentido de la muerte e inaceptabilidad de la eutanasia.
Jloy se discuten muchas cuestiones relacionadas con el tratamiento
"de los padentes enfermos de cáncer. Tanto la razón como la fe nos exi­
"gen resistir a la tentación de poner fin a la vida de un paciente median­
"te un acto deliberado de omisión o una inteIVen_dón. activa, dado que
"la ,eutanasia es una gráve -vióladón de la ley de Dios, en cuanto eliml~
"nación deliberada y moralinente inaceptable. de una persona human@
"{Evangelium :vitae, .65). Nada, ni siquiera la petici6n del paciente, que
'ínuy a menudo no es otra cosa que un grito pidiendo ayuda.puede Jus­
"tifi.car la eliminación de una vida que es preciosa a los ojos de Dios y
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"que puede ser un gran don de amor para la familia, incluso en su sufri­
''miento de
los últimos días.
,Por
Jo que atañe a las propuestas que se han hecho en algunos lu­
"gares para legislar en favor de la eutanasia y del suiddio asistido, per­
"mitidme· destacar que
,compartir la

intención
suidda de otro y ayudar­
"Je a realizarla mediante el llamado suicidio asistido significa hacerse
"colaborador, y
algunas veces autor en primera persona, de. una injusti­
"cia que nunca tiene Justificación, ni siqlliera cuando es solici!Bda,
"(,b., 66). Tampoco se puede apoyar o justificar la asf llamada ,autode­
"terminación, del moribundo,
cuando esto significa de hecho que un
"médito· ayuda a suprimir la vida, que es el fundamento mismo de todo
"acto libre y responsable,.
JUAN PABLO II: Discurso a la sociedad internacional de
oncología ginecológica. L 'Osservatore Romano. Edición
semanal
en lengua española, año XXXI, núm. 42 (1607),
15 de octubre de 1999.
Aunque se encuentre grave1nente enfermo un hombre jamás se
convertirá en un "vegetal".
,2. La Iglesia, con gran estima y sincera esperanza, estimula los es­
"fuerzos de los hombres de denda que se dedican diariamente, a veces
"con grandes sacrificios, al estudio y a la investigación para mejorar
'1as posibilidades diagnósticas, terapéuticas, de pronóstico y de rehabi/i­
"tación de
estos padentes totaknente confiados a quien los cuida y asis­
"te. En efecto, la persona en estado vegetativo _no da ningún signo evi­
''dente de candencia de
si o del mnbiente, y parece incapaz de Jnterac­
"donar con los demás o
de reaccionar a estimulas adecuados.
,Los estudiosos consideran que es necesario ante tocio llegar a un
"diagnóstico correcto, que normalmente requiere una larga y atenta
"obsérvadón-en centros esped_alizados, teniendo en cuenta también el
'gran número de errores de diagnóstico referidos en la literatura. Ade­
"lilás, no pocas de estas personas, con una atención apropiada y con
"programas específicos de rehabilitación, son capaces de salir del estado
"vegetativo.
Al contr,ari.o, muchos otros, por desgracia, permanecen pri­
"sioneros'de su estado, incluso durante periodos de tiempo muy largos y
"sin necesitar soportes tecnológicos.
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Fundaci\363n Speiro

»En particular, para indicar la condición de aquellos cilyo restado
"vegetativo,
se prolonga m'1s de un a/lo, se ha acuñado la expresión
"estado vegetativo permanente. En realidad, a esta defínidón no corres­
"ponde
un diagnóstico diverso, sino sólo un juicio de previsión conven­
"cional,
que se refiere al hecho de que, desde el punto de vista estadfsti­
"co, cuanto m'1s se prolonga en el tiempo la condición de estado vegeta­
"tivo, tanto más improbable es la recuperación del paciente.
»Sin embargo, no hay que olvidar o subestimar que existen casos
"bien docwnentados de recuperación,
al menos parcial, incluso a dis­
"tancia de muchos a/los, hasta el punto de que sepuede afirmar que la
"ciencia médica, hasta
el día _de hoy, no es aún capaz de predecir con
"certeza quién entre los pacientes en estas condiciones podrá recuperar­
"se y quién no.
"3. Ante un paciente en esas condiciones clínicas, hay quienes /le­
"gan a poner en duda incluso ,la permanencia de su ,calidad humana,,
"casi como si el acljetivo .vegetab (cuyo uso ya se ha consolidado}, sim­
"bólicamente descriptivo de
un estado clfnico, pudiera o debiera referirse
"en cambio al enfermo en cuaÍ1to tal, degradando de hecho su valor y su
"dignidad personal. En este sentido,
es preciso notar que el término cita­
"do, aunque se utilice solo en el ámbito cllnico, ciertamente no e,; el más
"adecuado para referirse a sqjetos humanos. ·
»En oposición a esas tendencias de pensamiento, sientó el deber de
"reafirmar con vigor que el valor intrfnseco y la dignidad personal de
"todo ser humano no cambian, cuale.squiera que sean las circunstancias
"concretas de su vida. Un hombre, aunque esté gravemente enfenrio o se
11alle impedido en el ejercicio de sus funciones más elevadas, es y será
"siemp!e un hombre;jamás se convertirá en un ,vegetab o en un ,animal,.
»También
nuestros hern1anos y hermanas que se encuéntran en la
"condición cllnica de
.está.do vegetativa, conservan toda su dignidad hu­
"mana. La mirada amorosa de DJa,; Padre sigue posándose sobre ellos,
"reconociéndolos como hijos suyos particularmente
necesitad,os de asis­
"tencia.
,4. Los médicos y los agentes sanitarios, la sociedad y la Iglesia tie­
"nen, con respecto a esas personas, deberes morales de los que no pueden
"eximirse sin incuu1plir las
exigencias tanto de la deontología profesio­
"nal como de
la solidaridad humana y cristiana.
»Por tanto, el enfermo en estado vegetativo, en espera de su recupe­
"ración o de su fin natural, tiene derecho a
una asistencia Msica (ali-
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'mentación, hidratación, higiene, calefacción, etc.), ·Y a la prevención de
"las compli.cadones vinculadas a/hecho de estar en cama. Tiene derecho
"también a una intervención. espécffica de rehabilitadón y a la monito­
"rización de los signos cllnicos de eventual recuperación.
,En particular, ·quisiera poner de relieve que la administración de
"agua y alimento, aunque se lleve- a .cabo por vías artifi.dales, represen­
"ta siempre un medio natural de consetvadón de la vida, no un acto
"médico. ·Por tanto,-su uso se debe considerar, en principio, ordinario y
'proporcionado; y como tal· moralmente obligatorio, en la medida y
"hasta que .demuestre alcanzar su finalidad propia, que en este caso con­
"siste en propordonar alimento al paciente y alivio a sus sufnmientos.
·
,En efecto,· la obligación de proporcionar dos cuidados normales de­
"bidos al enfermo en esos casos» (Congregadón para la doi::trina-de la fe,
lura et bona, p. 11?, incluye también el empleo de la alimentación y la
"hidratación. (cf. Consejo pontificio ,Cor unum,, Dans le cadre, 2. 4. 4;
"Cons{!j(!.pontifído para la pastoral.de la salud, Carta de los agentes sa­
nitarios, n. 120), La valoración de las probabilidades, fundada en las
"escaSflS esperanzas de recuperadón cu,ando, el estado vegetativo se pro­
"loJ?ga más de un año, no puede Justificar éticéllTlente el abandono o la
"interrupción de Jds Cl.J.idados núnimos al pad.ente incluidas la alimen­
"tación y la hidratación. En efecto, el único res,ütado posible de su
~suspensión es la muerte por hambre y sed; En este sentido, si se efectl1a
"con.sdente y deliberadamente, ~rJ!iina siendo. una verdadera eutana-
"sia por omisión. ·
,A este propósito, reci.Jerc;Jo lo, que escrtbf en la encfcllca Evangelium
'Vitae, aclarando, cjue fJOT eutanasia, en sentido_ verdadero y propio, se
"débe,"entender una acdón o UTJB omisión que por su naturaleza y en la
)ntenCÍón causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolar,; esta
. "acdÓn constituye siell}pre tW18 grave violación de. la ley de Dios, en
"cuan.to eliminadón deliberada y moraln}en,te inaceptable de una per­
"sona humana, (n. 65),
,Por otra parte, es conocido el principio moral según el cual incluso
"la simple duda de estar en presencia de una persona viva implica ya la
"obligación de su pleno respeto y de la abstención de cualquier acción
"o~eiJtadá a anticipar su 1riuette:
,5. Sobre esta referenda general no pueden prevalecer considerado­
"nes acerca de la «:a/idad de vid,@, a nienudo dictadas en realidad por
''presiones de. carácter psicológico, social y económico.
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,Ante todo, ninguna evaluación de costes puede prevalecer sobre el
"valor del bien
fundamental que se trata de proteger: la vida humana.
"Además, admitir que se puede decidir sobre la vida del hombre basán­
"dose en un reconocimiento exterior de su calidad equivale a reconocer
"que a cualquier sujeto
pueden atribuírsele desde fuera niveles crecien­
"tes o decrecientes de calidad de vida y, por tanto, de dignidad humana,
"introdudendo un principio discrtminatorto y eugenésico en_las relacio­
"nes sociales.
,Asimismo, no se. puede excluir a priori que la supresión de la ali­
"mentación y la hidratadón,. según cuanto refieren es.tu dios serios, sea
"causa de grandes sufrimientos
para el sujelf! enfermo, aunque sólo po­
"damos ver las reacdones a nivel de sistema nervioso autónomo o de
"mf111ica. En efecto, las técnicas modernas de neurofisiología clínica y de
"diagnóstico cerebral por imágenes parecen indicar que en estos paden­
"tes siguen existiendo formas elementales .de comunicadón y de análisis
"de los estimulas.
,6. Sin embargo,
no basta reafirmar el prindpio general según el
"cual el valor de la vida de
un _hqmbre no puede someterse a un juido de
"calidad expresado por
otra,; hombres; es necesario promover acciones
'positivas para contrastar las presiones orientadas a la suspensión de la
"hidratadón y la
alimentadón; como medio para poner fin a la vida de
"estos padentes.
11Ante todo, es preciso sostener a la,s fainilias que han tenido a un ser
"querido afectado
por esta terrible condición clinica. No se las ·puede
"deyar solas con su pesada carga humana, psicológica y económica.
"Auncjue, por Jo general la asistenda a estos pacientes no es particular­
"mente costosa, la sociedad debe invertir recursos suficientes para la
"ayuda a este tipo de fragilidad, a través de la realización de oportunas
"inidativas concret.as como, por ejemplo, la creación de
una extensa red
"de unidades de reanimadón, con programas espedflcos de asistencia y
''rehabilitadón; el apoyo económico y la asistenda a domicilio a las fa­
"milias, cuando el padente es trasladado a su casa al final de los pro­
"gramas de rehabilitación intensiva,· la creación· de cer1tros de acogida
"para los casos de familias incapaces de afrontar el problema, o para
"ofrecer períodos de
,pauséP asislf!ndal a las que corren el riesto de ago­
"tan1iento psicológico
y moral.
11Además, "la asistenda apropiada a estos padentes y a sus familias
"deberla prever la
presenda y el testimonio del médico y del equipo de
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"asistencia, a los cuales se les pide que ayuden a los familiares a co1n­
"prender que son sus aliados y luchan con ellos; tambil!n la participa­
"ción del voluntariado representa
un apoyo fundamental para hacer
"que las familias salgan del aislamiento y ayudarles a sentirse parte va­
''liosa, y no abandonada, del entramado social.
11En estas situaciones reviste,. asimismo, particular importanda el
"asesoramiento
espiritual y.la ayuda pastoral, como apoyo para recupe­
"rar €1 sentido más profundo de una condidón aparentemente deses­
"perada.
117. Ilustres señoras y señores, para concluir, os exhorto, como perso­
"nas de
denda, resfXJnsables de la dignidad de la profesión médica, a
"custodiar Celosamente el principio según el
cual el verdadero cometido
"de la mediciná es ~curar si es posible, pero prestar asistencia siempre,
"(\o
cure if possible, always to care}.
11Como sello y apoyo de vuestra auténtica misión humanitaria de
"consuelo y asistencia a los hermanos que sufren, os recuerdo las pala­
"bras de Jesús: ~n verdad os digo que cuanto hidsteis a uno de estos
''hermanos
míos más pequeños, a 111/ me Jo hicisteis» {Mt 25, 40).
»A esta luz, invoco sobre vosotros la asistencia de Aquel a quien una
"sugestiva fórmula patrística calJfica como Q1ristus medicus; y, enco­
''mendando vuestro trabajo a
la protección de María, Consoladora de los
"afligidos
y consuelo de los moribundos, con afecto imparto a todos una
"especial bendición apostólica,.
JUAN PABLO 11: Discurso a un congreso sobre "trata­
mientos de mantenimiento vital y estado vegetativo",
sábado 20 de marzo. L 'Osservatore Romano, edición sema­
nal en lengua española, año XXXVI, núm. 13 (1839), 26 de
marzo de· 2004.
Evitar toda forma de eutanasia.
da medicina se pone siempre al servido de la vida. Aun cuando
"sabe que no puede curar una enfermedad grave, dedica su capacidad
"a aliviar sus sufrimientos. Trabajar con ahínco para ayudar al paden­
"te en toda situación significa tener candencia de la dignidad inaliena­
"ble de todo ser humano, tan1bién en las condiciones extremas de la fase
"terminal. En esta
dedicación .al servicio de los que sufren en cristiano
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"reconoce una dimensión fundamental de su vocadón, pues al cumplir
"esta tarea, sabe
que está sirviendo a Cristo mismo (et. Mt 25, 35-40).
efJor Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muer­
"te, que fuera de su Evangelio nos abrum@, recuerda el Condlio (Gau­
"dium et spes, 22). Quien en la fe se abre a esta luz, encuentra consue­
"lo en su sufrimiento y adquiere la capaddad de aliviar el sufrimiento
"de los den1ás. De hecho, existe una relación directamente proporcional
"entre la capacidad d~ sufrir y la capacidad de ayudar a quien sufre. La
"experiencia diaria enseña que las personas m;ls sensibles al dolor de los
"demás y
m.ás delicadas a ·aliViar su dolar, son también lél.S más dispues­
"tas a aceptar, can la ayuda de Dios, sus propios sufrimientos.
,El amor al prójimo, que Jesús describió con eficacia en la parábola
"del
buen samaritano (cf. Le 10, 29 y sigs.}, permite reconocer la digni­
•aad de toda persona, aunque la enfermedad haya alterado su existen­
"cia. El sufrimiento, la ancianidad, el estado de incansdenday la inmi­
"nenda de la muerte no di "creada a
imagen de Dios.
,Entre los dra1nas causadas
por una ética que· pretende establecer
"quién
puede vivir y·quién debe morir, se encuentra el de la eutanasia.
"Aunque esté motivada par senümientas de una mal entendida compa­
"sión o de
una cornprensión equivocada de la dignidad que se debe sal­
"vaguardar, la eutanasia,
en Jugar de rescatar a la persona _del sufri­
''rniento,
la elimina.
,La compasión, cuando no se tiene la voluntad de afrontar el sufrí·
"1niento y
acompañar al que sufre, lleva a la supresión de la vida para
"elirrlinar el dolor, tergiversando así el estatuto ético de la dencia médica.
,Por el contrario, la verdadera compasión promueve todo esfuerzo
"razonable para favorecer la curación del paciente.
Al mismo tiernpo,
"ilyuda a detenerse cuando ya ninguna acción resulta útil para ese fin.
~ .............................................. , ...................................... .
, ... la denda y la técnica Jamás podrán dar una respuesta satisfac­
"toria a
los interrogantes esenciales µel corazón humano. A estas pregun­
"tas sólo puede responder la fe. La Iglesia quiere seguir dando su contri­
"bución
espedfica a través del acompañamiento humano y espiritual de
"los enfermos que desean abrirse al mensaje del amor de Dios, siempre
"atento a las lágrimas de quien se dütge a él (et. Sal 39, 13). Aqui se ma­
"nifiesta la importancia de la pastoral de la salud, en la que desempe­
"ñan
un papel de espedal importancia las capellanías de los hospitales,
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"que tanto contribuyen al bien espiritual de cuantos pasan por las Jnsti­
"tur:Jones sanitartas.
,No podemos oMdar la valiosa. contribución de los voluntarios, los
"cuales con
su·servido realizan 'ia creatividad de la caridad, que infunde
"esperanza incluso en la amarga experienda del sufrimientn. También
"por medio de ellos Jesús puede seguir pasando hoy entre los hombres,
"para hacerles el bien y curarlos (et. Hch 10, 38),.
JuAN PABLO IÍ: Discurso a los participantes en la Confe­
rencia internacional sobre los cuidados paliativos, viernes
12 de noviembre. L 'Osservq.tore Romano, edición semanal
en lengua española, año· XXXVI, nt1m. 47 (1873), 19 de
noviembre de 2004.
Debe rechaz.arse el ensañamiento terapéutico y practicar los cui­
dados paliativos.
,El rechazo del ensañamiento terapéutico no es un rechazo del pa­
"ciente y _de su vida. En efecto, el objeto de la deliberación sobre la con­
"venienda de iniciar o continuar una práctica terápéuüca no es el valor
"de la vida del paciente, sino el valor de la intervención médica en el
"paciente.
"La decisión de no emprender o de interrumpir una terapia será
''éticamente correcta
cuando ésta. resu_lte ineficaz o claramente despro­
"porcionada para sostener la vida o recuperar la salud. Por tanto, el
"rechazó del ensañamiento tefapéutico es expresión del respeto que en
"todo momento se debe al padente.
,Preclsameilte este sentida de respeto amorosa ayudará a acompa­
"ñar al papente has_ta e1 final, realizando todas las acciones y cuidados
"posibles para· disminuir sus súfrimientos y favorecer en la última fase
"de su existencia terrena una vida serena, en la medida en que sea po­
"sible, que prepare su ahna para el encuentro con el Padre celestial.
>Sobre todo en la fase de la enfermedad en la que ya no es posible
"realizar terapias profXJrdotJ_adas. y eficaces, se impone la obligación de
"evitar.toda forma de obstinación o ensañamiento terapéutico, se hacen
"necesarios los «:uidados paliativos, que, como afirma la encfclica Evan­
"gelium vitae,
están «iestinados a hacer más soportable el sufrimiento en
"la fase final de la enfermedad y, al mismo tiempo, asegurar al paciente
"un acompañamientohun1ano adecuado, (n. 65).
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,En efectó, los cuidados paliativos tienden a aliviar, especialmente en
"el paciente terminal, una vasta gama de síntomas de sufrimiento el.e
"orden físico, psíquico y mental,· f}Dr eso, requieren la Jntervendón de ur1
"equipo de especialistas con competencia médica, psicológica y religiosa,
"muy unidos entre
si para sostener al paciente en la fase crítica.
,Especialmente
en la encíclica Evangelium vitae Se ha sintetizado la
"doctrina tradidonal sobre el uso Udto y a veces .necesario de los anal­
"gésicos, respetando la libertad de la, pacientes, los cuales, en la medida
"de Jo posible, deben estar en condiciones «Je poder cumplir sus obliga­
"ciohes morales y familiares y, ~obre ttx:Jo, debeIJ poderse preparar co11
"plena conciencia al encuentro definitivo con Dios» (ib.}.
,Por otra parle, aUil(jue no se debe permitir que faite el alivio prove­
"niente de los analgésic~ a los pacientes que los f).ecesiten, su suminis­
"tración deberá ser efectivamente proporcionada a la intensidad y al
"alivio del dolor, evitando to4a forn1a de eutanasia, que se practicaría
"suministrando ingentes dosis
de ana~slcos prticisamente con la finali­
"dad
de provocar la muerte.
»Para brindar esta ayuda coordinada. es preciso estimular la forma­
"ción
de espedalistas en cuidados-paliativos, j espedalmente eslructuras
"didácticas en las que puedan intervenir también psicólogos y profesto­
"nales de
la salud».
JUAN PABLO 11: Discurso a los participantes en la Con­
ferencia
internaCional sobre los cuidados paliativos, vier­
nes 12 _de noviembre. L 'Osseivatore Romano, edición se­
manal
en lengua española, año XXXVI, núm. 47 (1873), 19
de noviembre de 2004.
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Fundaci\363n Speiro