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Número 431-432

Serie XLIII

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Antiacadémicos y malditos (Un libro de Pedro Pablo Ottonello)

ANTIACADÉMICOS Y MALDITOS
(UN LIBRO DE PEDRO PABLO OTTONEILO)
POR
MARio SolllA
1
Nos referimos a Antiacadémicos y malditos, publicado en
Génova, año 2004.
Antes
de hablar de la obra, hagámoslo un poco de su autor.
Catedrático
de historia de la filosofia, en la universidad ligur.
Escritor
de numerosos libros y artículos. De los primeros desta­
quemos
Estructura y formas del nihilismo europeo, en cuatro
volúmenes; dos
esn.idios acerca de Miguel Federico Sciacca, con
los sugestivos títulos de
Re.nacimiento de Occ;idente y Anttcon­
formismo constructivo;
cuatro volúmenes sobre Rosmini; La mo­
soña de Italia, hoy; Ontología y mística; Diálogo y silencio; La
barbarie civilizada,
etc. Extensa producción que ha seguido
sie1npre
al magisterio eclesiástico. Así, es de notar la coinciden­
cia de juicio de Ottonello respecto del pensador roveretano, con
la idea que, generalizada, tiene Juan Pablo II en su encíclica Fides
et ratio.
Trátase de la opinión de Ottonello sobre la amplitud
enciclopédica de la obra rosminiana
y el oponerse esta "enciclo­
pedia" a la racionalista dieciochesca
y la hegeliana (1). En efec-
(1) ÚTTONELLO: "El horizonte sapiericial del pensamiento rosminiano", publi­
cado en Revista Rosrniniana, octubre-di<:;iembre de 2001, pág. 325, y "El Gran
dicdo¡jarJo antológico del pensamiento de Antonio Rosmfni", en ídem, enero-_
marzo de 2002, págs. 10 y sigs.
Como advertencia general señaleinos
que casi siempre traducimos, para faci­
lidad del lector, títulos y textos itali~QS al castellano. Valga esta observación lo
mismo para el cuerpo del artículo que para las notas.
Verbo, núm. 430-431 (2005), 125-143. 125
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MARIO SORIA
to, entre quienes, según el papa, "han seguido un camino de bús­
queda filosófica
que ha obtenido considerables beneficios" para
la
fe, es mencionado don Antonio (2).
Preparó Ottonello, junto con su esposa (hoy difunta), María
Adelaida Raschini (también catedrática, discipula
de Sciacca, ex­
perta
en Rosmini y notable escritora), varias obras de la edición
crítica del Roveretano. Ahora él revisa otros volúmenes, todavía
inéditos. Además, dirige diversas colecciones filosóficas y revistas
de dicha materia:
Filoso/fa, hoy; Revista Rosminiana, Studi sciac­
chiani, Estudios Europeos.
(Todas en italiano. Hemos traducido
algún nombre). Preside
Archipiélago, sociedad internacional para
la unidad científica o, dicl10 con 1nayor precisión, para la promo­
ción de la cultura sotto JI segno di Rosmini (3). Fundado Archipié­
lago
en 1990, por Ottonello y Maria Adelaida Raschini. Asimismo,
condujo nuestro profesor (septiembre
de 2000) un curso de la cáte­
dra "Sciacca", de la universidad genovesa, sobre el gran siciliano y
las ideas metafisicas actuales. Un año más tarde, regentó Ottonello
otro curso acerca de Sciacca y Sll relación con lo más granado del
peilsa1niento európeo: nústicos, filósofos, literatos, ensayistas. Ce­
lebráronse estas últimas jornadas en Génova y Madrid. Las actas
aparecieron pocos meses después en edición florentina. Ve.roo
ha reproducido algunas ponencias en el número 399-400, y una
crónica acerca del susodicho congreso puede leerse también en
Ve1bo, número 411-412. Es de notar, igualmente, que ha publicado
Ottonello varios artículos
en nuestra revista.
Entre ellos, leemos
en el número 429-430 uno interesantísimo
sobre los derechos
hwnanos fundamentales. Los basa el opúscu­
lo
no sólo en la naturaleza del hombre, al modo del yusnatura­
lisn10: se re1nonta más alto, hasta Dios, siguiendo a Rosn1ini, Pí_o
XI, Juan Pablo TI, los cuales son en esto discipulos de la mejor
tradición gr~corro1nana, San Agustín, San Gregario VII, etc. ó sea,
que cimenta Ottonello, co1no buen filósofo, el derecho no sólo
1netajuñdica1nente, sino metaffsicamente.
(2) Ene. Fides et ratio, § 74 .
. (3) Luc1AN0 MA.LuSA: "Conmemoración de María Adelaida Raschini", publica­
do en Revista Rosminiana, enero-junio de 2001, pág. 66.
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ANT/ACADÉMICOS Y MALDITOS
11
El libro que nos ocupa, Antiacadémicos y malditos, 148 pági­
nas, versa sobre diecisiete pensadores tnodemosi los cuales encar­
nan, a juicio del autor, la crisis culrural de nuestro tiempo, las tri­
bulaciones actuales, la desorientación que a todos nos aflige, cier­
tos intentos restauradores de la ontologia tradicional. "Antiacadémi­
cos" y "malditos". Lo primero, porque surgen estos escritores un
tantc) al modo silvestre, fuera de las aulas, con rabiosa fuerza1 1nás
autodidactas que discípulos (pág. 18). Poco gratos tal vez al saber
oficial, pero sabios. "Malditos", ténnino tomado
de la denominación
de poetas desconcertantes. En este caso, quizá porque los rechace
el cristiano l1orrorizado, quizá porque a veces se entreescucha en
ellos la voz ctónica que creia bon-ada para siempre la razón,
. , . Mox caetera cantu
Explica! haemonio penetratque in tartara lingua ( 4).
Son los analizados tres rusos, Kropotkin, Chéstof, Berdiáyef;
seis francesas: Sorel, Sartre, Can1us, Wahl, Jankelevitch, Marce!; un
alemán, Vaihinger; dos españoles, Ganivet y Unamuno; tres ita­
lianos: Rensi, Tilgher, Levi; un ru1nano: . Ciaran; un austríaco:
Michelstaedter. Breves semblanzas y exposición critica de ideas.
Llbro de no
fácil lectura. A menudo se expresa el escritor en estilo
alusivo, fónnulas hipersintéticas, inexplicadas; referencias fu-gaces
englobadas
en conjuntos no siempre claros; similirudes imprecisas
por el uso y abuso de términos técnicos y analogías nebulosas; lar­
gos páffafos de frases subordinantes y subordinadas, donde la
extensión y sucesivas modificaciones y precisiones del sentido
hacen perder el hilo
de la lectura. Por ejemplo, en las páginas 144,
sobre el "verbalismo"; 146, acerca del nihilis1no; 146 y siguiente, res­
pecto de las vicisirudes del subjetivismo; 20, re-ferente al romanti­
cismo (5).
Sin duda, suscribimos todas las ideas del autor, aunque
(4) LUCANO: canto VI, vs. 693 y Sigs.
(5) Cfr. 0TTONELLO: "Sobre la superación de la metafísica", publicado en
Revista Rasminfana, enero-junio de 2001, págs. 95 y sigs.', respecto de Maritain.
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MARIO SORIA
acá y allá nos llame la atención la fom1a. Además, crea Ottonello
neologismos generalmente atinados y que muy bien podemos em­
plearlos, después de castellanizados:
ormiinvadente (pág. 15), afa­
sidta (pág. 22), vaniflcazione (pág. 20), ormiindudente (pág. 113),
sadomasodnico (pág. 113). Y no agotamos el tema.
Resumen la obra
la introducción y el epilogo: "Construcción
del caos", la primera, y "Racionalización del caos", el otro.
Dicha
"construcción", dell'umilta metaflsica al squallore antimetaflsico
(pág. 15), se inicia aproximadamente con Lutero (págs. 18 y sig.,
134 y sig.), si no mucho antes, con novedades que desembocarán
a la larga
en la modernidad nihilista: hacia 1054, año del cisma
entre Oriente y Occidente, y, más o 11lenos contemporáneamente
con ese desgarro de la cristiandad, cuando aparecen la logica
nova, el nominalismo, la poliforúa, el gótico, etc. (pág. 133). Con­
tinua el desastroso camino, después
de fray Martín, con los sueños
de Campanella, la revolución inglesa, la prostitución de
la filosofía
a la política, vale decir, el
Leviatán, de Hobbes. Siguen el despe­
ñarse materialistas, ateos y pornógrafos del siglo
XVJJI (págs. 19
y sig.). Se afinna el mal mediante Sade y los románticos (pág. 20),
y culmina en las blasfemias de Nietzsche, su interpretación de la
verdad, su idea del superhombre (pág. 21, cfr. págs. 146 y sig.).
En cuanto a la "racionalización del caos", o sea, la-"111oderni­
dad" (pág. 131), consiste.en un complejo de nominalismo, empi­
rismo, relativismo
y nihilismo (págs. 131, 148). Los caracteres de
este pensamiento cabe n~eiicionarlos rápidatnente: alejamiento
del ser, predominio de las abstracciones, hipertrofia de la subje­
tividad, desprecio
de la metafísica, abandono de toda filosofía o
reducción
de ésta a mera metodología científica, aniquilamiento
de la personalidad (6).
Vanos
han sido los intentos de detener la catástrofe cultural y
humana, ideológica tanto como política.
Vano, por incompleto, el
empeño de filósofos existencialistas, de
un lado, y el de pensado
(6) Antlacadémfcos y malditos, págs. 136 y sigs., 146. También Ü'ITONELLO:
art. cit., págs. 91 y sigs. Respecto de la función instrumental de la filosofía, anci­
Jla scfentfarum, Habermas, cit. por Vfcroa PossENTI: "La filosof'ia después del nihi­
lismo", publicado en Revista Rosminiana, núm. cit., pág. 105.
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ANTIACADÉMICOS Y MALDITOS
res que denomina Ottonello "éticoprácticos", y entre los que cuenta
a algunos de la escuela de Fráncfort, aunque no a Horkheimer, cuyo
Eclipse de la razón lo creemos fundamental al respecto (pág. 147).
m
Despiertan los estudiados más o menos la simpatia del estu­
dioso.
La despierta Camus por su sinceridad, su paradójica "per­
severancia de
un esfuerzo reputado estéril", su anhelo de "luci­
dez" (págs. 89 y sigs.). Unamuno, gran meditador y anhelador, al
que injustamente posterga
el racionalismo de Fernández de la
Mora, también suscita la simpatia
por su afán de inmortalidad, su
ímpetu vital, su preferir a la razón la sabiduria y la
fe, su con­
cepto
.de la vida "agónica" (págs. 52 y sig.). A más de que no
puede olvidar Ottonello, discípulo de Sciacca, cuánto apreciaba
el siciliano
al maestro bilbaíno (7).
En cambio, Sartre
no logra ninguna indulgencia del crítico:
"Mediocre alumno de Sade" (pág. 85),
"simia sapiens'' (pág. 81).
Y su doctrina vese calificada de "consumada impudicia pseudo­
dialéctica" del
Ser y la nada (pág. 87), "fenomenología inauténti­
ca, pseudoontología" (pág.
86), engaño de burgués aquejado de
remordimientos y
que intenta disiparlos mediante la "hoja de
parra"
maixista (pág. 87; foglia di fico, dice el escritor), etc. La
honda antipatía que hace brotar Sartre por su justificación del te­
rro1is1no argelino y particularmente a causa de una inmunda pro­
miscuidad sexual que era también flagrante. abuso de superiori­
dad, alcahueteria y engatusamiento de débiles; todo ello impide
en ocasiones reconocer aciertos del llamado psicoanálisis exis­
tencial y la agudeza con que se examinan situaciones cotidianas.
En el muladar sartriano hay varias perlas.
Tampoco Marce! parece gustarle a Ottonello.
Diriase la expo­
sición
que de la doctrina del gran católico hace nuestro catedrá-
(J) LUISA GIORDANO: "Sciacca y Unamuno", excelente ponencia publicada en
Verbo, núm. 399-400, de noviembre-diciembre de 2001. MARio SoRIA: "Sciacca y Euro­
pa", publicado en Verbo, núm. 411-412, de enero-febrero de 2003, págs. 135 y sigs.
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tico estar teñida de irorna: "Mórbi.do autobiografismo", "empiris­
mo impresionístico", "sensuosa asees!', así como las comillas con
qu_e encierra ciertos términos: "metafísica", "1nisticismo", "intelec­
tual" (págs. 126 y sig.).
El capítulo más extenso lo dedica el autor al judío italoaustría­
co, ensayista y poeta, Carlos Michelstaedtér, nacido en Gorizia.
Este, de extraordinaria precocidad intelectual, crítico de Schopen­
hauer, Nietzsche, Hegel
y Marx, no menos que de Croce y D'Anun­
zio, obtiene
derta gracia ante el juez. Filósofo y poeta que lleva el
nihilismo· hasta sus últimas consecuencias, pre~rsor del existen­
dalis1no, habiéndose suicidado a los veintitrés años, 1910, 1nereció
Michelstaedter un estudio de Maria. Adelalda Raschini. El afán de
absoluto, la "metaffsica parmenidea" (pág. 59), su diatriba
de la
"decadencia radical
hi.stórica" del conocimiento, segón Sócrates y
Aristóteles (pág. 60); el rechazo de las ciencias naturales (ídem), el
desvío respecto de la existencia limitada y de toda finitud, así como
"la negación de la negación" (pág. 66), inducen a suponer a la
señora Raschini que
en el fondo de esta desesperación, a la vez
vital e intelectual, existe
una percepción inexpresable, lejanamen­
te emparentada con la dialéctica apofática del Corpus dionistacum
y de San Juan de la Cruz (pág. 67). Criterio que no parece com­
partir el esposo (ídem).
Impresiona a Ottonello la grandeza casi monstruosa
de
En1ilio Ciaran. Ingenio penetrante, sensibilidad en carne viva¡
imaginación capaz de conocer el infierno: facultad más o me­
nos tranquila, sistematizada, dialectizada
por Schopenhauer y
Eduardo
de Hartrnann, vuelta "rabia desesperada", "deseo de
tormento", "angustia visceral"; según expresiones del propio
rumano (pág. 115). Capítulo el más largo, el del tremendo pesi­
mista, después del dedicado a Michelstaedter. Y aunque califi­
que Ottonello de "jeremiada sadoánica" (pág. 109) los aforis­
mos
de Ciaran, no puede sino chapotear por el fangal del
genio.
Así, nota sus burlas a Nietzsche, su obsesiva autointros­
pección, su radical desprecio de sí 111is1no, su misantropía, su
concepto
de Dios como -en dichos de Ciaran-"aluci_nadón
sonará",_ "detnencia aceptada", "últilna tentación". P"ara a la pos­
tre sostener el desconsolado que "Dios es, a11nque no sea";
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ANTIACADÉMICOS Y MALDITOS
reconocer el imborrable, insofocable anhelo de absoluto en el
hombre, y calificar el misticismo teresiano
de "momento divino
de la historia humana" (pág. 123).
IV
Huelga decir que necesita el crítico no sólo conocer bien el
pensamiento ajeno, sino confrontarlo con un criterio de verdad.
De no habér esta confrontación, sola1nente se dan descripción1
historia, fenomenología. No· se establece la relación del pensa-
1niento con la realidad; se supone ser aquél únicamente conoci­
miento de estados de conciencia,, o en exclq.siva sistema concep­
tual coherente, tesis.autoasertivas, conf~rme a determinada.expe­
riencia sensible y la lógica. Por lo tanto, es imposible determinar
si una especulación es cierta o no, aparte q.e parecer genial, ori­
ginal o sugestiva. Caso de admitirse ·tal limitación, explícita o
implícita,
el estudioso trata de filosofia, pero no es propiamente
sabio
en la materia. lnstmido, ilustrado, perito cabe llamarlo;
pero
nada más. Situación de cierto crítico español de filosofia,
literatura y política, consunrado aprehensor, intérprete y exposi­
tor de las especulaciones más abstrusas (de Zubiri y Amor Ruibal,
por ejemplo), pero que, al menos en metafisica, balbucea cuan­
do trata
de sentar sus propios conceptos en este campo.
¿Cuál es, entonces, el fiel ve1ificador de _Ottonello?
Que nos responda no sólo nuestro catedrático, sino también
algunos miembros del nutrido grupo de pensadores que gravitan
en tomo de Ottonello y las instituciones que él anima. Recor­
demos, ante todo, hallarse
preocupado este gmpo más que del
ateísmo} la irreligión o el laicistno a ultranza, de~ nihilis1no, su
índole y efectos. El libro de Ottonello precisamente trata de quie­
nes hal1 caído en la sima nihiliStá, a ella se aproxi1nan o han reac­
cionado de fmma peculiar ante el peligro. Así, Víctor Possenti, en
un artículo acerca del nihilismo, caracteriza tal corriente como el
rechazo
de la intuición intelectual del ser y la intencionalidad
cognoscitiva, o sea, la <;a¡)acidad del pensamiento para com­
prender la realidad. A mayor abundamiento, niega dicha escuela
la verdad como
conformidad
con lo real, la adaequatio mentís et
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MARIO SOR/A
reí, y encierra a lo finito en si, excluyendo a priori cualquier tras­
cendencia, cualquier relación con Dios (8). Esta caracterización
negativa determina lo que
debe ser la metaf1Sica y sirve, lógica­
mente,
de instru1nento crítico.
Entendemos, pues, tal intuición intelectual a
modo de base
de una filosoffa genuina. Pero, ¿en qué consiste la pri1nera? ¿Es
un conocimiento directo del ser, o hay que concebirla más bien
como aprehensión abstracta, derivada? ¿Y qué es el ser así intui­
do? ¿Materia de la lógica o de la ontologfa? ¿O de ambas? ¿Es algo
detenninado o indefinido? ¿Corresponde a
una entidad concreta
o es atributo
de todo ser? ¿Se intuye y predica primordialmente
de una entidad y srcundariamente de las demás ... ?
No entraremos a
qui a dilucidar todo esto. Limitémonos a
decir que la intuición tratada
no es una noción lúbrida, respecto
de la cual
no se sabe si ba nacido de la abstracción o de la impre­
sión directa.
Se excluyen, por ende, especulaciones como las del
padre Garrigou-Lagrange acerca
de la idea de ser, especulaciones
que hacen (si
bien se entiende) de dicho conocimiento ontológi­
co
una noción deducida, abstractiva, según lo indica la denomi­
nación misma (9). Asimismo, se excluyen las tesis del cardenal
(8) POSSENI'I: art. cit., -págs. 102, 104.
(9) RllGINALDO GARRIGOU-LAGRANGE: Dios, su existencia y su naturaleza (Ma­
drid, 1980), vol. 1, págs. 113 y sigs.; vol. 11, págs. 361 y sigs. No dejan de resultar
chuscas las cavilaciones en que se debate el dominico Galo Manser para deter­
mitlar el concepto de ente y evitar, de un lado, el abstraccionismo, y de otro, la
tesis rosminiana de la intuicióh: La esencia del tomismo (Madrid, 1953), págs. 310
y sigs. Como también sorprende
.encontrar al jesuita Dónat (profesor de Ins­
bruck), patrocinando
un proceso de "abstractlo imperfecta para hallar el ente:
deseo inconfeso, sin duda,
de no convertir el ser en mera idea del ser: Ontología,
tesis· 2.ª (Barcelona, 1944, págs. 25 y sigs.). O al también jesuita Jesús lturrioz
hablando del ser
como imago quá.edam intentionalis et spiritualis {quae} mentí
relucet, no obstante haber nacido la noción de ente de la abstracción: Metaphy­
sica generalis,
§§ 58, 51, en PhilOSophiae ·scholasticae summa, vol. I (Madrid;
1957), págs. 512, 508 y sigs.
En cambio, otro tomista o neotomi.~ta, el canónigo Cayetáno de San Severino,
concibe
sin ntás ei ser derivándolo dé la abstracción: como "esencia" de las cosas
y como "verdadero", es decir, como elemento lógico de ellas: Elementos de filo­
soffa cristiana (versión francesa, pub!. en Aviñón, 1876), vol. I, "Dinamología",
§ 158. La misma tesis, y aun sostenida con una claridad y energía nacida de cier­
ta superftcial~dad oratoria, propugna Monseñor Mauricio d'Hulst, rector de la uni-
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ANTIACADÉM!COS Y MALDITOS
Tomás Maña Zigliara acerca del ente y los universales, tanto por
inexactas
en lo que impugnan, cuanto porque son afinnaciones
simplemente descriptivas de ambos objetos del conocimiento y
no
explican ni el origen de los mismos ni cómo son cognosdbles
especificamente (10). E idéntica cosa decimos de autores similares.
Concluyamos,
por lo tanto, que la intuición del ser es. pre­
sencia de esta noción delante
del. entendimiento, con sentido
ontológico y gnoseológico, a saber, siendo a la vez aprehensión
de la realidad radical y base
de posteriores conocimientos (11).
Con todo, respecto de la intuición del ser y su diferencia del
concepto de ser, hay que notar
que en un. caso excepcional no
dilieren aquélla y éste: al hablar de Dios y preguntarse uno por su
existencia,
se aprehende simultáneamente en el concepto la reali­
dad del sujeto indagado, y en la realidad del mismo su esencia: si
Dios es Dios, existe, y si ~ste, no puede menos de ser absoluto
y necesario. Con otras palabras, si a
Di.os se lo concibe provisto de
todos los atributos c01respondientes a su noción auténtica, entre
ellos la perfección de
ser, cabe colegir su existencia de esa simple
idea. Según el célebre argumento de San Ansehno, resultan con­
vertibles idea y ente, o sea,
que transfonna el ens qua majus cogi­
tari nequJt en cierta la proposición hegeliana: "Lo ideal es real y lo
real
es ideal". Pero exclusivamente en el caso divino (12).
Señalemos de paso que los ténninos "comprender", "apre­
hender",
"captar", "penetrar", "calar", "ahondar", quizá expresen
versidad católica francesa: la noción de ente es sólo abstracción sacada de los
datos sensibles: M~langes philosophiques, citado por Alfredo Bai.tdrillart, en lada
de Monseñor d'Hulst, vol. 1 (París, 1925), págs. 74 y sig.
Interesante seria cotejar la doctrina
de Ottonello, Possenti y demás, a saber, el
neorrosminianismo,
con la teoría que cabe llamar presencialista o de actualidad de
la esencia, conforme a Gilsón, en El sei y la esenda (Buenos Aires, 1951), págs. 266
y sigs. Teoría esta última que creernos ser también de Juan Antonio Wídow.
(10) Summa philosophlca, vol. 1 (Lión-Paris, 1887), págs. 362 y sigs., 376 y sigs.
(11)
ScJACCA: Perspectiva de la metafísica en Santo Tomás (Madrid, 1976),
pág.
69, nota.
(12)
MARIO SoRIA: "¿Existe Dios? El argumento ontológico' art. publicado en
Philosophica (Valparaíso de Chile), núm. 17, año 1994, págs. 53 y sigs. En el párra­
fo 21, cita
de Garrigou-Lagrange, donde se admite la verdad restringida de la tesis
hegeliana.
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mejor la capacidad y función intelectual que "entender" o "cono­
cer", porque los primeros entrañan apropiarse, co1npenetrarse,
tocar la realidad, núentras que los otros parecen más bien señalar
la relación puramente racional entre
espíriru y ser. La inruición, que
pone
en tensión todas las fuerzas del alma y le presenta la realidad,
participa, a nuestro juicio, de la aprehensión y
el entendimiento.
V
La filosofia de todos estos pensadores parece moverse en un
can1pü distinto del llamado c0111únmente tontlsmo, que quizá no
sea sino una versión racionalizada y secularizada del Angélico. Es
decir, son tributalios nuestros italianos de una tendencia menos
razotladora que perceptora, n1enos aristotélica que platónica, más
próxima a San Agustín y al Buenavenrura del Itinerario, que a
lo
que llama Küng triple vuelco ( Wende) del Aquinate hacia lo
creado y en1pírico, hacia el análisis racional y la investi&ación
científica (12 bis). Tal divergencia la ha perfectamente compren­
dido Sciacca (13), y la
ha patrocinado, aun cuando haya habido
quienes intentasen apr?xitnar el metafísico siciliano a posiciones
propias, por ejemplo, del padre Santiago Ranúrez. Así, creemos
que radical,
en el sentido etimológico de la palabra, es la dispa­
ridad
que aleja el saber apoyado en una aprehensión concreta
fundamental,
de proposiciones nacidas del discurso racional,
saber laicizado y abstracto, tal como contribuyeron a hacer del
tomismo Cayetano y Báñez, sin duda que fuera del propósito
de
ambos (14). Por su parte, Ramirez, también en oposición al de
Giarre, concibe al hombre no a modo de ser metafísico y tras­
cendente, ·sino primordialmertte como énte fisico, con lo cual
encierra el teólogo a la criatura humana en un círculo 1naterial y
(12 bis) HANS KONG: _ Grosse christliché Denker (Munich, 1994), pág. 129.
Ocioso es indicar que dichos elementos también se hallan en la ftlosofia francis­
caria medioeval,. pero
cum granó salls.
(13) Op. cit .. págs. 68 y sigs., 75 y sig.
(14) ENRIQUE DE LUBA~: Sobrenatural(Yarís, 1946), págs. 279 y sig., 312 y sig.,
478.
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ANT!AGADEMIGOS Y MALDITOS
de expe1iencias sensibles, semiateísmo del ser y del conocer,
tejiendo además su método
un sistema que no exageradamente
cabe calificar de criptorracionalismo (15).
La antítesis entre el autor dé Ontología triádica y trinitaria y
la versión tomista anotada, abarca, además de la intuición onto­
lógica originaria, el concepto del hombre como ser indigente,
no
sólo contingente. Sciacca está acorde en esto con Enrique de
Lubac y Carlos Rahner, ambos jesuitas (16). Tal concepto antro­
pológico conserva, huelga decirlo, las cinco pruebas tomistas de
la existencia de Dios,
pero subvierte el orden de las mismas,
subordinándolas todas,
en cierta forma, a la quinta, teleológica,
aunque
no apoyada sólo en el principio abstracto de obrar todo
ser
por un fin, sino principalmente en el concepto más determi­
nado,
ínsito en toda criatura, de aspirar siempre al fin. Por otra
parte, se encuentra
en las cinco vías susodichas irnpl!cita la
participación platónica. Por el contrario, según los pensadores
opuestos, todos los argumentos del Angélico parecen supeditar­
se al concepto del primer motor aristotélico y su interpretación
cristiana de causa primera
(17). Igualmente, es antitética la con­
sideración de lá tnística, experienc_ia agiiadá, fría, mecanizada
pseudosobrenan.1rahnente, 1nariposa prendida con alfileres,
se­
gún la versión de Santiago Ramírez (18), pero que capta el pen­
sador siciliano
en toda su dimensión maravillosa (19). Y po-
(15) VICENTE MARRERo: Santiago Ramfrez, O. P.: su vida y su obra·(Madrid,
1971), págs. 195 y sigs. ·Elogiando tales tesis.
(16)
La teorfa rahneriana acerca del "existencial sobrenatural" ya había sido
apuntada, aunque sin llamarla así,
casi' treinta años antes· por don ÁNGEL AMOR
RUIBAL: Cuatro manuscritos iriédiios (Madrid, 1963), págs. 286 y sigs. El pasaje
citado
arriba de Rahner: Escritos de teología, vol. 1 (Madrid, 1963), págs. 330 y sigs.
(17)
Sc!ACCA: op. dt., págs. 118 y sigs. Por lo que se refiere a lo sostenido en
contrario, GARRIGOU-LAGRANGE: op. clt, vol. 1, págs. 204 y sigs. Indiquemos que, en
el fondo, imprescindibles son ambos ·enfoques, el de la Curiosidad por conocer y
el de la felicidad anhelada, actitudes ambas inspiradoras de los argumentos.
(18)
Opera omnia, vol. VII (Madrid,_ 1974), págs. 436. y sigs. No hay más que
comparar estas· disertaciones de Ramírez con lo que acerca del misticL"lmo escri­
be su cofrade"fray Juan González Arlntero, para advertir lo que va de lo pintado
a lo vivo,
de la ideología a la comprensión simpática y jugosa.
(19)
SORIA: qMiguel Federico Sciacta y los místicos españoles", publicado en
Verbo, núm. 399-400, págs. 851 y sigs.
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MARIO SOR/A
dríamos seguir señalando oposiciones entre una interpretación
acartonada y otra bullente.
VI
La intuición intelectual no se limita a ser fundamento cog­
noscitivo, según otro pensador de esta coniente italiana, Giusep­
pe Riconda. Si en sentido restringido cabe equipararla con lo vul­
garmente admitido respecto del ontologismo: rudimentaria visión
trascendental,
en sentido amplio entraña la definición del hom­
bre como partícipe
de lo divino, presencia en el hijo de Adán de
algo ajeno a él y que remite a Dios (20). Dicho de otro modo,
participación platónica, distinta de las sutilezas
de la analogía
entls, salvo que ésta se tome en el sentido religioso del jesuita
Erich Przywara. En cambio, la negación
de ese elemento intuiti­
vo precipita el pensamiento
-con arreglo a la tesis de Augusto
del
Noce--en el nihilismo (21). Desarrollado y sistematizado el
principio y unido al "concepto viviente
de la tradición" (22),
forma
un conjunto de ideas que Del Noce, Riconda, Possenti (23)
llaman "vía francoitaliana hacia Dios", para explanar la cual
ponen a conttibución no sólo a Ros111ini, sino a una larga teoría
de pensadores: Gioberti, Vico, el último Schelling, Malebranche,
Kierkegaard, Pascal, Berdiáyef, Blondel,
Mar.ce!. ..
No es sorprendente, pues, que
en el libro de Ottonello cons­
tituyan mayoría los existencialistas, ateos o religiosos:
Porque el
catedrático genovés y sus a1nigos, aullque discípulos o simpati­
zantes
del Roveretano, o pÍ'ecisamente por esto ·nris1no, no se
1nuestran de ninguna 1nanera despreocupados o sistemáticamen­
te hostiles respecto de los. trastornos del hombre contemporáneo:
pretenden, además
de restablecer la base del conocimiento en el
(20) GIUSEPPE RICONDA: "La vía francoitaliana Como respuesta al nihilismo",
publicado
en Revista Rosminiana,·enero-junio de 2001, pág. 28.
(21) Op. clt., pág. 30.
(22) RrcoNDA, cit. en ~Notizie", de Revista Rosrnínfana, octubre-diciembre
2001, págs. 446 y sig. Las mismas pal~bras emplea Juan Pablo II: Fides et ratio,§ 93.
(23) RlcONOA: art. cit., págs. 18, 24, 36; ... ; PosSENTI: art. cit., pág. 126.
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ANTIACADÉMICOS Y MALDITOS
ser, recomponer la relación religiosa Oa religación, que diria
Zubiri) de la criatura humana, escudriñando, además, si hay
algún ele1rtento positivo en la nllsma desviación. No se agotan en
la curiosidad ni la teoria; tienen una actitud práctica: la filosofia,
como en el caso del Dasein agustiniano, empieza aprehendien­
do la realidad y termina con la redención (24).
Está cerca, ¡Jues -cree1nos-, la "vía francoitaliana", con sus
múltiples aspectos y heterogénea aportación, de la idea principal
que anima a la encíclica Fides et ratio, atenta a los errores nihi­
listas
de hogaño, afanosa de corregirlas, pero también conscien­
te
de la necesidad metafisica del hombre, de sus ansias, de su fin
último; documento impregnado de agustinismo y hasta de ro­
manticismo
al estilo de Chateaubriand y de Brentano (25). Por­
que el texto de la Santa Sede pretende, de. un lado, responder al
anhelo humano fundamental de felicidad y conocimiento, y de
otro, 1nás que in1pugnar el ateís1no, sólo síntoma de la irreligio­
sidad contetnporánea, co1nbatir la raíz de todas las desviaciones
actuales,
el nihilis1110. Pone éste en peligro la subsistencia nlisn1a
del hombre y su dignidad (26), toda vez que defiende el es­
cepticis1no, convierte la filosofia. en pura meditación sobre las
ciencias
natl..1raleS, ignorada co1no conocimiento científico inde­
pendiente y substituida por técnicas o instrumentos de poder
político (27). Se ha llegado a sostener está el escrito pontificio
redactado contra la
teoria del "pensamiento débil", de Váttimo (28),
es decir, en contra de_ la teoría que niega toda certeza incontro­
vertible,. el conocimiento ontológico, la verdad, en suma. Sea de
esto lo que fuere, ¿nos equivocaria1nos al sostener que tiene .el
texto vaticano
en 1nente errores 1nuy concretos, particularment~
de pensadores italianos (Norberto Bobbio, Gianni Váttimo, Pablo
(24) ToMAs Buooss1: Lo evidente, velado (Génova, 1999), págs. 18 y sigs.,
acerca
del proceso en cierta forma soteriológico de.la fdosofía cristiaria.
(25) .MAR10 SoRIA: "UÍl punto romántico de la encíclica Fides et ratid', art.
publicado en la revista Roca. Viva, enero-febrero de 1999, págs. 16 y sigs.
(26) Fides et ratio, !! 46, 90.
(27) Op. ctt., ! 47.
(28) HuMBERTO REG!NA: "Nihilismo y fe cristiana, hoy'', art. publicado·en Re­
vtsta Rosminlana, enero-junio de 2001, pág. 79.
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MAR!OSOR!A
Flores de Arcais ... ), pero no sólo de ellos: incredulidad o indi­
ferencia general, sinsentido del ser, finitismo, doble o múltiple
verdad, etc.? (29). Y
en vista de tales aberraciones y de la nece­
sidad de excogitar réplicas nuevas al error, es
por lo que elogia
Juan Pablo
II a pensadores aludidos en el párrafo 59 y nombra­
dos el 74, amén de
hacerlo con Pascal y Kierkegaard en otros
pasajes. Aprovechemos la ocasión para observar
que este pensamien­
to del
papa diríase no haberlo advertido ciertos comentadores del
texto pontificio, limitándose a insistir en la alabanza, generosa,
pero tatnbién muy circunstanciada, del tomismo, como si
no se
pusieran en parangón con el Doctor Angélico a San Agustín y a
allegadores de recursos frescos: Rosmini, Matitain, Gilsón, New­
man, Lossky, Solóvief, Edith Stein,
por la cual se le entreabre la
puerta a Husserl ... (30).
VIl
Otro aspecto por indicar es la latitud de todo el gmpo afin a
Ottonello. Este, como hemos dicho, habla
en su libro particular­
mente de los existencialistas, salvo los capítulos dedicados
al
anarquista Kropotkin y al sindicalista revolucionario Sorel. Dicha
escuela filosófica está igual presente muy a menudo
en las medi­
taciones de escritores emparentados con nuestro autor, o que
bien son discípulos suyos, bien de Sciacca. Y se explica tal pre­
sencia por el interés que suscita el existencialistno en pensadores
confesionalmente cristianos, deseosos de husmear
fuera de la
Iglesia vestigios religiosos. Ya la señora Raschini había encontra-
(29) Op. dt., págs. 73 y ,;g,.
(30) De esta visión restringida de la encíclica es ejemplo EUDALDO FORMENT:
Fides et ratio, art. publicado en Verbo, núm. 369-370, de noviembre-diciembre de
1998, págs. 757 y sigs. Claro está que nuestra objeción vale únicamente respecto
de lo que
falta, no para lo expresado, en general excelente. Y nos parece que la
exaltación del Angélico en este caso hay que interpretarla como ya lo había hecho
León Ollé-Iaprune en referencia a la Aeterni PatriS: EDUARDO LECANUET: Vida de
la Iglesia en tiempo de Ledn XIII (París, 1930), págs. 468 y sigs.
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ANTIACADEMICOS Y MALDITOS
do elementos de esa fndole en el preexistencialista Michelstaed­
ter. Esta lectura reaparece
en ciertas interpretaciones de Nietzsche,
Heidegger, Bobbio ...
De un lado se insiste en la situación actual
del cristianismo, "silencio
de Dios", como dice Rafael Gambra en
su bello libro homónimo. Pero tal situación no se concibe como
anómala, sino más
bien como correspondiendo de forma esen­
cial
al cristianismo, de acuerdo con Kierkegaard, y hasta con
Heidegger y Nietzsche
(31). A la regularidad y racionalidad de
una Iglesia afincada en la sociedad y animadora de la civilización,
las sustituye la incertidumbre
de una comunidad creyente pere­
grina. Recuérdese la
magnífica contraposición, política y religio­
sa,
de Kazantzakis en su novela Cristo de nuevo cmcificado. En
lugar, pues, de
lo previsible, abarcable, Clodoveo convertido, la
paradoja y
un sentido casi trágico de la fe, similar a .la exhorta­
ción
de Pascal, "No durmáis. C1isto está en agonía hasta el fin del
mundo" (32).
La idea de la nada connatural al ser sirve, confor-
1ne he1nos visto, para rastrear la religiosidad latente en el ateís­
zno. Lo cual, si bien se mira, no contradice en absoluto detenni­
nadas teorfas ontológicas y teleológicas de Agustín, Buenaven­
tura, Tomás. Con todo, tal interpretación,
en extremo benévola o
penetrante,
no es la de Ottonello, al menos en el libro presente.
Algunos de estos escritores,· adscritos, parece ser, al concep­
to cenótico de la Encamación, según San Pablo
(Phil., Ii, 6 y sigs.),
quizá exageren sus conclusiones acerca del núcleo dramático de
la fe cristiana, de la batalla con el nihilismo, de la religiosidad
posterior a tal enfrentamiento: paisaje de ruinas
por donde vagan
los nuevos bárbaros. Por ejemplo, Giuseppe Puzo,
que concibe a
Dios, Dios cristiano, corno "sinsentido absoluto"; califica de "in­
certidumbre absoluta" el vivir del cristiano (33), y ve en Dios la
impotencia total,
en contraste con la noción "pagana" de Dios
potente (34). Hasta cierto punto, para sustentar dicha idea del Ser
(31) REGINA: op. cit., pág; 80; GIORGIO PENZO: "Un pensar cristiano posible
después del nihilismo", publicado en Revista Rosminiana, enero-junio de 2001,
pág. 174.
(32) PASCAL: Pensamientos(edició_ti de Migud Le Guern, París, 1977), § 717.
(33) PENZO: op. cit., pág. 174.
(34) Idem, pág. 168.
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MARIOSORIA
Supremo sirven especulaciones de Váttimo acerca de la nece­
sidad
de depurar el cristianismo de contaminaciones helénicas
(como ya lo había
propugnado Amor Ruibal), con objeto de ser
aquél
lo que había al principio pretendido ser, follia, conforme a
San Pablo (35). Cabe hablar, entonces,
por influjo del nihilismo,
no de triunfo, sino de sconfltta di Dio (Sergio Quinzio), de nulla
de J'uomo e di Dio nella croce di Cristo (Simone Weil); no de con­
ciliación ni
de reconciliación entre cielo y tierra: más bien, de fra­
caso místico,
abandono total del Hijo por el Padre, cénosis, casi
tragedia
de rasgos neocalvinistas (36). Jesuaisto, varón de dolo­
res, leproso; según lsaías¡ crucificado
de Matías Griinewald: aun­
que perdida la perspectiva
de la resurrección. Y, al contrario de
Novalis, es preciso deducir la inconvergencia de cristianis1no y
Emopa, de acuerdo con la esencia misma del primero, según sos­
tiene Máximo Cacciari (37).
Y otra consecuencia
de tal hennenéutica es la hipotética reli­
giosidad inconsciente, quizá
no tanto de los filósofos ensoberbe­
cidos, cuanto
de su filosoffa, cuya negación radical bien puede
entrañar, conforme indicábainos, el abismo 1netafísico de San
Dionisia Areopagita (quienquiera haya sido), Eckhardt, el Cusano,
San
Juan de la Cruz, Carlos de Bouelles (38), etc. A lo cual cabria
añadir fructíferas inconsecuencias e irracionalidades acerca del
hombre, como las que aporta el cardenal
de Berulle: (el hom­
bre),
"ángel, animal, nada, nlllagro, centro, inundo, dios; nada
rodeada de Dios, indigente
de Dios, capaz de Dios, llena de Dios,
si el hombre quiere" (39). Y sumar ciertos pensamientos de
(35) REGINA: op. cit, pág. 87.
(36) Idem, págs. 87 y sigs.
(37) Idem, pág. 88. Cacciari está, según Regina, sulla sog/Ja della fede. Vere­
mos si termina entrando en el templo y· qué dice entonces.
(38) De nihilo, págs. 126 y sigs.1 de la edición parisiense, 1983.
(39)
Opúsculos de piedad, pag. 1137 de las Obras completas, edic. Migne,
París, 1856. Pasajes análogos
de Berulle citados por' BREMOND: Historia literaria
del sentimiento religioso en Franda; vOI. III, parte 1.• (París, 1967), págs. n, 117.
Cfr. en Chroniques de Port ROyal, núm. SO (París, 2001), págs. 436 y sig.
Expresiones
n1uy parecidas, del abad de San Clrán: ·oRcmAL, Los orígenes del Jan­
senismo, vol. V (París, 1962), págs. 11 y sig., 31, 84. Esta piedad barroca, expre­
sada en asimilaciones y contraposiciones, recuerda pero es también antagónica
de la antropología laica y optimista de Pico de la Mirándola.
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ANTIACAD2MICOS Y MALDITOS
Pascal, alguno de esos saltos felinos tan propios suyos: (el hom­
bre), "medio entre nada y todo ... incapaz
de ver la nada de
donde lo han sacado, ni el infinito que lo engulle" (40), "caña
pensante"
(41). Y todavía necesitamos acercarnos al acervo ina­
gotable del Antiguo Testamento, con su concepto de la omnipo­
tencia divina ( 42).
No hay dificultad
de señalar el corolario práctico. Es preciso
atender a los nihilistas y dialogar con ellos, descubrir su llaga
oculta, pero también reconocer la causa última
de su anticristia­
nismo,
no absolverlos a la ligera, si bien tampoco condenarlos
por sistema, que de seguro jueces y delincuentes son todos ras
con ras culpables. Urdir, además, detrás
de la guerra abierta, sote­
rrados armisticios entre creencia y una impiedad criptocreyente.
Tal
puede ser la fundón del "nihilismo cristiano" (43).
VID
Empero, esta actitud cabe calificarla -a nuesto juicio-,-de
propedéutica, o de fonnar específicamente tan splo una etapa
determinada del proceso redentor, restaurador. Porque el fin
de
todas estas especulacioneS,_ en apariencia no por co1npleto
concordantes, es superar el nihilismo interpretándolo, transfor­
mándolo, asumiéndolo
en un aistianismo purificado. O sea, res­
tablecer el valor ontológico del conodrniento, aunque teniendo
( 40) La idea, quizá originaria, aunque intelectualizada, de la conocida an~­
dotá. contada por Beda el Venerable: a la intemperie, en medio de la noche inver­
nal, algunos bárbaros rodean una hoguera para calentarse y alumbrarse. Un pája­
ro, surgiendo de _la oscuridad, cruza veloz el círculo iluminado y desaparece otra
Vez en las tinieblas. Reflexión de los presentes: así pasa la vida. Esta convicción
de lo pasajero y frágil Vllélvese experiencia y sentimiento en el viajero Chateau­
briand,
suspendido entre cielo y mar (Genio del cristianismo, parte l.ª, libro V,
cap. 12). Y sin el recuerdo navegado", ateniéndose sólo a la situación abstracta,
parafrasea Renato el pasaje de los PensamientoS: op. cit., parte l.'", lib. N, cap. 2.
Correspcinde la cita de Pascal al § 185, pág. 155.
(41) PASCAL, § 186, op. di.
(42) JUAN MoRETIO: "La religiótl después del nihilismo", publicado en Revista
Rosmfnlana,
enero-junio de 2001, págs. 131 y slgs.
(43) REGINA: op. cit., págs. 87 y sigs.
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MARIOSORIA
presente la nada: dando juicios convincentes, sin olvidar el dolor
de Dios y el dolor del hombre. La vía francoitaliana supone tal
solución positiva peculíar,
uniendo en lo posible la intuición fun­
damental del
ser con ideas existencialistas. ¿Errariamos soste­
niendo que tal es el fin del libro de Ottonello, como lo es tam­
bién el de pensadores próximos al catedrático genovés: Riconda,
De Vitiis, Possenti, Bugossi, Alberto _Caturelli, Valeria Ghiron,
Víctor Stella ...
? Y que lo es el de Sciacca (44).
A mayor abundamiento,
no parece dejar otra alternativa la rei­
vindicación de Rosmini como maestro
de pensar. Preparada dicha
reivindicación desde
Juan XXIII y alentada por los tres pontífices
siguientes ( 45); iniciado el proceso de beatificación del Rovereta­
no en Roma, 1994; elogiado el filósofo en la enáclica Ftdes et ratio;
derogado en 2001 el. decreto Post obitum, de 1888 ( 46); todo, en
su1na, señala el propósito vaticano de recuperar a un gran pensa­
dor que puede resistir y reconquistar. No parecen, pues, haber los
discípulos y simpatizantes
de don Antonio marrado el camino al
enfrentarse con el nihilismo, tal como aquél lo hizo
con Kant y
Hegel: impugnando, pero también dialogando,
confmme observa
Juan Pablo Il lo había hecho Santo Tomás con la cultura árabe y
hebrea
de su tiempo y con el Alistóteles renacido. Y acomodando
lo contrario acomodable, aduefiándose de lo ajeno provechoso,
bautizando lo bautizable. Adaptación y diálogo que, no seamos
desmemoriados, también realizaron de modo egregio los doctores
franciscanos medioevales: respecto
de Avicena, por ejemplo.
(44) CARLOS DAVID LARA: "Ser, dialéctica y díálog'o", publicado en Sciacca. La
intelfgenda inetafísfca, hoy(Florencia, 2001), págs. 51 y .sigs.
(45) HUMBERTO MACALUSO;' Antonio Rosmini (1vladrid, 1998), págs. 197 y sigs.;
LUCIANA PoÍtTIER: Antonio Rosminf (Paris, 1991), pág. 292.
(46) CARDENAL]OSÉ RATZINGER y TARCISIO BERTONB: "Notesu]valore del decre­
ti doffrinali concernentl 11 penslero e Je opere del Rev.do sacerdote Antonio Rosml­
nl Serbatl", publicado en Revista Rosrnlnlana, julio-septiembre de 2001, págs. 187
y sigs.; MURATORE: "Después de la nota vaticana del primero" de julio de 2001", en
ídem, enero-niarzo de 2002, págs. 1 y sigs.; LUclANO MALUSA: "La nota de lacón­
gregación para la doctrina de la fe y los estudios rosminianos", en ídem, abril-sep­
tiembre
de 2002, págs. 371 y sigs.; MARIA CATALINA BERGÉY: "Rosmlnl apres la note
vatlcane
de rehabllltatlon", en ídem, enero-marzo de 2004, págs. 1 y sigs. Tam­
bién,
MALUSA: "Recordando a María Adelaida · Raschini", en ídem, enero-junio de
2001, págs. 64 y sigs.
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ANTIACAD!!MICOS Y MALDITOS
Pero no nos equivoquemos. Si no resulta aceptable (aunque
sf utilísitno pasar por ·ello) ·acam¡Jar en un cristianismo negativo,
tatnpoco cabe volver a las síntesis puraniente racionales, falsa-
1nente omnirresolutorias, horras
de fe viva y sentilniento, tan
ausentes de la realidad como si hubiesen sido excogitadas en la
luna. El pensamiento inspirado ¡Jor el neorrosminianismo tiene,
como hemos apuntado, un resultado en cierta forma soteriológi­
co,
scienza desembocada en sapienza (47), al modo de mil teó­
logos que asocian intimamente la piedad al dogma, en palabras
del abate Bremond ( 48),
y de filósofos cristianos para los cuales
no es el conocimiento de las verdades superiores mero juego
racional, ascenso
de abstracción en abstracción l1asta -una estra­
tosfera irrespirable, descubrimiento de generalidades, agudeza,
pedantesca minuciosidad (49).
(47) ÜTIONELLO: "El horizonte sapiencial del pensamiento-rosminiano", pu­
blicado en Revista Rosmlnlana, octubre-diciembre de 2001, pág. 321.
(48) Op. cJt, vol. Ill, parte l.", págs. 17, 41; vol. III, parte 2.• (Paris, 1921),
págs. 162 y sigs., nota.
(49) La apologética de Chateaubriand, por ejemplo, procede, aunque el
autor probablemente no lo haya advertido, de esa unión tan del Siglo XVII fran·
cés, de dogma y piedad, razón y sentimiento, fe y devoción.
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