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Número 431-432

Serie XLIII

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El beato Pere Tarrés i Claret y las páginas finales de su Diario de guerra

EL BEATO PERE TARRÉS I CLARET
Y
LAS PÁGINAS FINALES DE SU DIARIO DE GUERRA
POR
JUAN BMs. VALLET DE GOYTISOLO
1
El 5 de septiembre de este año 2004, en Loreto, el Santo
Padre
Juan Pablo II, beatificó al médico, presbítero y apóstol de
la juventud Pere Tarrés i Ciare!.
L 'Osservatore Romano, en su edición se1nanal en castellano
del 3 de septiembre, publicó de él la siguiente semblanza:
,Nació
en la ciudad de Manresa el 30 de mayo de 1905, en el
seno de una familia obrera. Era el 1nayor de tres her1nanos. Cursó
los primeros estudios
con la ayuda de unas becas del Ayunta­
miento
de su. ciudad natal. En 1921 se trasladó a Barcelona para
estudiar Medicina, ya que en la profesiqn médica descubría,
con10 el 1nis1no afinnó, la gran n1anera de poder ayudar a los que
sufrían. Hizo con gran brillantez los seis años de estudios uni­
versitarios
y alcanzó el premio extraordinario de licenciatura, a
los
23 años de edad.
,Atnaba su profesión. Decía: "La medicina es el medio más
adecuado para servir a Dios en los cuerpos y las almas de nues­
tros semejantes". Tenía
un gran sentido de responsabilidad y se
entregaba a los enfermos con una delicadeza y una caridad hasta
el l1erofsmo, viendo en sus pacientes al mismo Cristo.
»Comp_aginó sus estudios y su 1nisnia J)rofesión tnédica con
actividades en la Acción católica y en otras organizaciones ecle­
siásticas, siendo
un-apóstol celoso y un dirigente responsable. A
Verba, núm. 431-432 (2005), 117-123. 117
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finales de 1931 entró a formar parte de la recién creada Federa­
ción de Jóvenes Cristianos de Cataluña·, un 1novi1niento para jóve­
nes que sentían anhelo de renovación y veían la necesidad de 11n
resurgimiento del espíritu cristiano. Tarrés entró en ella con la
disponibilidad
en él tan característica, y con su prestigio de médi­
c<:>, su profunda formación religiosa, su celo infatigable y su sim­
patía proverbial. Con
su pequeño coche, que para él era un ins­
tmmento
de trabajo, recorrió casi toda la geografía catalana para
hablar abiertamente
de Dios, de la Iglesia y de la vida cristiana,
ante jóvenes congregados en actos generales comarcales o reu­
nidos en gmpos.
•Para él, como para muchos otros, el periodo de la guerra civil,
de
1936 a 1939, fue una época de gran tensión y ruptura, que le
obligó a
ab1ir un paréntesis en su vida. Perseguido a muerte por sus
convicciones cristianas, pasó más de un año refugiado en varias
casas de Barcelona; estuvo diez meses en la vivienda de un familia
que tenía
una fábrica de sacos en un barrio de la vieja Barcelona.
En su refugio rezaba, leía mucho, escribía y estudiaba. A mediados
del año
1936 fue obligado a incorporarse como médico en el ejér­
cito republicano. Fueron meses de
sufrimiento. Escribía dia a día
sú "Diario de guerra" y en él ponía de 1nanifiesto cómo vivía en
el frente, dejando un valioso documento de la guerra con unos
hechos referidos con toda veracidad y con plena objetividad, y a la
vez reflejaba el espíritu de
un cristiano que mantiene su fe.
·El 29 de septiembre de 1939, al terminar la contienda, ingre­
só _en el se1ninario, itnpulsado por su amor y entrega a los demás.
Recibió la ordenación sacerdotal el 30 de mayo de 1942. En la
vigilia de ese día anotó e·n su "Diario íntitno": "¡Señor, 1nañana1
sacerdote! No puedo escribir todos 1nis pensa1niento. ¿Propósitos?
Uno, Señor. Sacerdote santo. Cueste lo que cueste".
"A los pocos días recibió su primer destino como coadjutor
del pueblo
de Sant Esteve Sesrovires. Estuvo allí diecisiete, meses.
Al 1narcharse, escribió en su diario: "He trabajado, eso sí, tanto
como he podido". En el pueblo quedó una huella profunda de
su ¡)aso, qt1e culminó,. al año ·de su 1nuerte, con la dedicación a
su nombre de la plaza mayor y la colocación de una lápida en la
pared de la iglesia.
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EL BFATO PERE TARRÉS l CLARET Y LAS PÁGINAS FINALES DE SUD!ARIO DE GUERRA
•En 1943, por deseo del obispo, interrumpió sus trabajos
apostólicos para completar sus estudios teológicos
en la Univer­
sidad pontificia de Salamanca, obteniendo la licenciatura. Con
toda sencillez, como declaran sus compañeros, dio testimonio de
su profunda vida interior y de su alegría y atención a los demás.
»Con su retorno a Barcelona e1npezaron }Jara el presbítero
Tarrés cinco años de un apostolado incansable. Abarcaba campos
muy diversos: vice-consiliario diocesano
de los jóvenes de Acción
católica, capellán de las religiosas Franciscanas Concepcionistas
del Poble Sec, consiliario de los centros de Acción católica feme­
nina de señoras y jóvenes de Sarriá; posteriormente, fue no1n­
brado director del Secretariado diocesano de beneficencia; direc­
tor de
la Obra de la Visitación; también consiliario de los "Antic,
escalans' de Montserrat; profesor y consiliario de la Escuela cató­
lica de enseñanza social; capellán del hospital de
"La Magdalena",
destinado a mujeres
en fase terminal por la prostitución o la
extrema miseria moral Y todavía le quedaba tie1npo para aseso­
rar a la Junta de protección de la mujer. Fue nombrado confesor
ordinario del sentinario conciliar. Una tarea ardua y amplia. El
bien que sembró es incalculable. Sus jornadas, saturadas de acti­
vidad, eran abrumadoras; su descanso, breve; su oración, n1ucha
e intensa.
«Se preocupaba por los más necesitados de su tiempo: las
familias
que vivían en los suburbios de la gran ciudad, y por los
enfermos de tuberculosis, enfermedad muy extendida
en aque­
llos años. Siendo director del Secretariado diocesano de bene­
ficiencia
.--entidad que precedió a la futura Cáritas-- fundó el.
Organismo benéfico antituberculoso para ayudar a estas perso­
nas. Con la colaboración de un anligo, ta1nbién 1nédico, fundó la
clínica sanatorio Nuestra Señora
de la Merced, co1no respuesta al
considerable n'mero de enfermos tuberculosos que acudían al
Secretariado de beneficencia para pedir ayuda, y no tenían posi­
bilidad
de entrar en alg·n sanatotio.
•A los siete años de su ordenación y de agotador apostolado,
durante los primeros meses de 1950
el reverendo Tarrés sintió
que su salud se debilitaba cada vez más. Cayó gravemente enfer­
mo de cáncer, dando un admirable ejemplo de caridad y acepta-
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ción de sus intensos sufrimientos, que ofrecía por la santificación
de los sacerdotes._ Dio una verdadera lección de fcirtaleza, lo cual
fue causa de gran admiración y ejemplo para los médicos y enfer­
meras que lo atendieron, para los sacerdotes amigos y para los
1nismos enfermos del sanf!,torio. Decía: "Me preparo pará morir
como un buen sacerdote. ¡Oh el sacerdocio! Después de la crea­
ción, es lo que
he hallado más grande en la tierra. En él lo he
encontrado todo. Ahora celebro mi última misa; es la mejor y la
más solemne. ¡Qué grande es la dignidad sacerdotal! ¡Qué gozo
haber podido ser sacerdote y n1ori~ en continuo acto de a1nor y
de sufritniento, como un presente digno del Padre del cielo".
·Mutió el 31 de agosto de 1950, a los 45 años. En su lápida
está gravada una síntesis de su vida:
"Su juventud fue una llama
de apostolado y una glosa viviente de la pureza; su profesión
médica fue siempre
un sacerdocio y su vida sacerdotal una locu­
ra de amor a Dios y a las almas"".
11
En sus memorias tituladas Mi diario de guerra 1938-1939,
escrito y publicado en catalán, después de varias ediciones, fue
traducido y publicado en castellano por Editorial Casals, Barce­
lona 1987, con
un prólogo de S.E. Dr. Narcis Juvany, entonces
Cardenal-Arzobispo de Barcelona. En ese prólogo destaca
de su
Diari de guerra, ·fa vivencia detallada de la terrible y dutisima
vida en el frente de guerra, con sus violencias, sus angustias, sus
1niedos, sus heroísmos y bajezas, los recuerdos fa1niliares de los
soldados y sus ansias de paz, etc. El Diatio describe, con lenguaje
ágil y estilo muy expresivo, todo cuanto vivió aquel médico ejem­
plar en un ambiente tan inhumano.
,Lo m.ás importante del Diatio es que en él se refleja clara­
mente la
tiquísima personalidad humana y cristiana del doctor
Tarrés. Este poseía
un gran corazón, que completaba su compe­
tencia profesional. ¡Con _qué ai11or recuerda a su madre, residen­
te en Barcelona, a la cual .escribía con frecuencia! También pien­
sa
en las madres de los soldados, angustiadas por la ausencia de
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sus hijos que estaban en el frente. ¡No pocas los llorarian toda la
vida, porque
moririan en el campo de batalla! Trató a los heridos
con -gran solicitud y tuvo para sus compañeros en el puesto de
socorro las mejores delicadezas. Todos le respetaban y todos le
querían aunque algunos conoc(an o sospechaban sus ideas
reli­
giosas. El teniente médico dio testimonio de una caridad que no
distinguía ni-1nenospreciaba a nadie».
IIJ
Aquí interesa reproducir el final del Diario, cerrado el 26
enero 1939:
•Son las cuatro de la tarde. Vivimos momentos únicos. Mo­
mentos
de emoción sublime. Saltarla de gozo. Llorada de aleglia.
Radio Zaragoza ha dado ahora mismo la noticia de que Barcelona
ha sido totalmente rodeada y que ya
han comenzado a entrar.
Discursos. Gritos de "Barcelona" y "Cataluña". España y el mundo
entero están pendientes de las noticias que se· van dando, Barce­
lona reconquistada para España
y para Cristo. Barcelon_a liberada
del infierno rojo. El marxis1no·, bajo todos los aspectos, ha su­
flido el golpe más decisivo. Cataluña. Cataluña está ya salvada.
Horas históricas. Estamos conmovidos. Aquí
con la familia Casa­
nelles y
con los amigos Pallarols y el padre Evangelista es.tamos
emocionados junto
a la radio. Las ametralladoras todavía suenan.
Algún cañonazo retumba
en nuestro cielo. Radio Asociación da
m·sica. La aviación sobrevuela la ciudad, a baja altura.
•Dios mio, ¿es posible que llegue la hora de la liberación?
¡Benedícite omnia opera Domini Domino! Cuando todo parecía
hundido. Tú has resurgido lleno
de gloria. ¡Señor, es tu gloria lo
único que 1ne interesa, la única cosa por la cual late mi corazón!
¡Dios 1nío, Dios núo, gracias por haber1ne pennitido presenciar
tanto gozo, la alegría de un pueblo que resucita! ¡Dios mio, Dios
mío! ¡Laudate Dominum!
»A las cinco de la tarde, en 1nedio de una emoción indes­
criptible, Radio Asociación de Cataluña ha señalado la entrada
del Ejército Nacional liberador
de España en las Ramblas. Ha sido
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algo grandioso. A los gritos de "Arriba Espafia" y "Viva Franco",
con la voz fatigada, casi sin aliento, han anünciado · a los cuatro
vientos la conquista de Barcelona. Las lágrimas casi han asoma­
do a los ojos. La emoción y el entusiasmo populares que se han
lanzado a la calle han sido fonnidables. No he podido resistir la
alegría;
me he puesto el traje de paisano y hemos salido a la calle
con los amigos Casanelles y Pedrero!.
La gente .aclamaba por la
calle a las tropas y las colun1nas 1notorizadas que iban llegando1
aclamando a Franco y a la Espafia única, libre y grande. Nos
abrazábamos
en plena calle. La gente te paraba en medio de
felicitaciones y gritos de alegría. Abrazos, besos, lágrimas. ¡Dios
mío, qué admirable!
¡Ha sufrido tanto Catalufia! ¡Ha llegado la
hora
de su liberación! He ido a casa y hemos rezado una estación
al Santísimo. Hemos ido a casa de Pedro Llumá, mosén Pedro
Llumá, y
de allí con Rof y Bassols a casa del padre Torrents, que
nos ha recibido lleno de alegría.
"¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo, Dios de amor!
.. ¡Viva la Virgen de Montserrat! ¡Viva la Purísima e Inmaculada
Concepción, patrona
de Espafia!
"Me he sentido profundamente espafiol y nunca como hoy
me sale del corazón
un grito bien alto de:
•¡Viva Espafia! ¡Viva Cataluña espafiola! Espafia está destinada
a ser. una gran fuerza: Ella será el nuevo hogar del cristianis1110.
Dios núo, ilmnina a Franco y los otros dirigentes, para que todos
sus actos estén informados
por las doctrinas de amor y de paz
cristianos, co1no hasta ahora.
·¡Dios mío, salva a la Patria! Te ofrezco todos los sufrimientos
y angustias padecidos hasta ahora. Por nada del
mundo querría
cambiar esta satisfacción
de haber sufrido por amor a Ti. Que
estos afios de sufrimientos sirvan para tu gloria y para la santifi­
cación de nti ahna.
•Los generales del Ejército han pronunciado ahora una alo­
cución formidable, que ha encendido nuestro corazón, hablando
de amor, de paz y de justicia .
.Virgen María, Madre mía, contempla la gloria de tu Hijo.
Reina
de Espafia, continúa velando por nuestra Patria. Reina
nuestra, que pronto los templos canten tl1s glorias. ¡Au1nenta tni
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vocación, au1néntala n1ucho, mucho! I-Iaz1ne un gran apóstol de
tu Hijo y de tus grandezas. ¡Dios te salve, María! Madrecita mía,
consuela a las familias a las
que les faltarán tantos seres queridos
que contemplan nuestra alegria desde el cielo. Que ellos conti­
núen velando por la salvación de la Patria. Madre mía, consuela
a tantas 1nadres desoladas, tantas hermanas, tantas esposas viu­
das, tantos· huérfanos ..
.. Jesús 1nío, te ofrezco a _Ti todo este sufrintiento, este sufri­
miento colectivo, toda la sangre derramada, todo el dolor de tus
hijos; y
la vida de tantos inocentes y de tantos amigos ...
·Los desgraciados de la CNT-FAI están resistiendo todavía. Es
cosa de pocas horas. Que Dios se apiade de ellos.
•¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España cristiana! ¡Viva Cataluña espa­
ñola!
"Y pongo fin a mi Diario de guerra•.
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