Volver
  • Índice

Dimensión social de la Realeza mariana: Benedicto XV y Santa María, «Reina de la Paz»

DIMENSIÓN SOCIAL DE LA REALEZA MARIANA:BENEDICTO XV Y SANT A MARÍA,
“REINA DE LA P AZ”
POR
SANTIAGOCANTERAMONTENEGRO, O.S.B.
S U M A R I O :I. LARE A L E ZAD EMA R Í A: F U N D A M E N TO S.—II. DI M E N S I Ó N S O C I A L
D E LA
RE A L E Z AMA R I A N A: 1. Fu n d a m e n t o s ; 2. La Reina de la P a z; 3. Reina y
Pr o t e c t o r a de la Cr i s t i a n d a d . — III. C
O N C L U S I Ó N.
Giacomo della Chiesa, Benedicto XV (1914-22, nacido en
1845), como es sabido, es considerado corrientemente “el Papa de
la paz”, dado que realizó incontables esfuerzos por detener la I
Guerra Mundial (1914-18) y por aliviar la situación de los afecta-
dos por ella. Esta causa la encomendó de manera muy singular a
la mediación maternal de la Virgen Santísima, de la que fue siem-
p re fiel y ard o roso devoto, según manifestó él mismo (1): “El
culto de veneración soberana para con la Santísima Ma d re de
Dios, que desde la tierna edad encendió en Nos la llama del amor
y sin interrupción la alimentó, hace que nos pr o p o rcionen un
g o zo sumo todas las manifestaciones de fe y piedad en honor de
____________
(1) Abr eviaturas y siglas utilizadas en las citas: AAS: Acta Apostolicae Sedis; Aloc.:
Alocución; Carta Ap .: Carta Apostólica; Carta Enc.: Carta Encíclica; Const. A p.:
Constitución Apostólica; E xhort. Ap.: E xhortación Apostólica; S. P enit. Apost.: docu-
mento de la S agrada Penitenciaría Apostólica; BAC: M
ARÍN, Hilario, S. J. (ed.),
Doctrina P ontificia, vol. IV (Documentos marianos), Madrid, Biblioteca de A utores
C ristianos (B.A.C.), 1954 (se citará BAC y núm. del texto); NS: Nuestra Señora,
Presentación e índices por los M onjes de Solesmes, Prólogo de Monseñor M. M.
D ubois, Buenos Air es, Ediciones Paulinas (Enseñanzas P ontificias, 6), 1963 (se citará
NS y núm. del texto).
Verbo, núm. 447-448 (2006), 609-620. 609
Fundaci\363n Speiro

la Virgen, que es amantísima y queridísima Ma d re de todo el
g é n e ro humano” (2). A Ella, pues, la invocaría singularmente en
los años del gran conflicto como “Reina de la P a z ” .
I . L
AR E A L E Z AD EMA R Í A: F U N D A M E N T O S
El fundamento sobre el que se sustenta la Re a l eza de la
Santísima Virgen es, por supuesto, su Maternidad divina, que es
la razón de todos sus privilegios. Benedicto XV no ofrece en sus
documentos una relación directa entre Maternidad divina y
R e a l e za de María, pero tal relación es la que señala la Ma r i o l o g í a
y la que más claramente indicará Pío XII cuando trate a fondo
la cuestión en su enseñanza magisterial. No obstante, aunque
Benedicto XV no refiera de manera expresa el vínculo entre
ambos aspectos porque no los abordó doctrinalmente con detalle,
en sus propias palabras y en las de algunos otros documentos fir-
mados por él es fácil comprender la existencia del nexo existente.
En un documento de la Sagrada Penitenciaría Apostólica de
finales de 1920, se invoca a María como “pura e inmaculada y
bendita Virgen, Ma d re sin culpa de tu gran Hijo, Señor de todas
las cosas, íntegra y santísima, esperanza de los desesperados y de
lo s re o s ”. Y a continuación advierte que el motivo de nuestra espe-
cial veneración a Ella es el hecho de ser la Ma d re de Dios y de
haber sido por ello singularmente escogida y bendecida: “Te ben-
decimos como llenísima de gracia, que diste a luz a Cristo Dios y
h o m b r e; todos nos postramos a tus plantas; todos te invocamos e
imploramos tu ayuda”. Y por esa Maternidad divina, se ha con-
ve rtido también en M a d re espiritual de todo el género humano y
Abogada y Medianera universal, a la que cabe acudir como
“Virgen y Ma d re dulcísima y clementísima”, “nuestra única espe-
ranza segurísima y santísima ante Di o s” (3). Cabría añadir algu-
____________
(2)Carta Maximus I lle, 14-XI-1921, sobre la cor onación de Nuestra Señora de
los E nfermos, en la catedral de Vercelli; BAC 570.
(3) S. Penit. A post., 21-XII-1920; BA C 564. En la Carta Maximus I lle, 14-XI-
1921, según hemos visto al principio, habla de María como “ amantísima y queridísima
S A N T I AG O C A NT E R A M O NT E NE G RO , O . S . B .
610
Fundaci\363n Speiro

nos otros testimonios más para corroborar estos principios funda-
mentales, con re f e rencias más o menos parecidas en otros docu-
mentos de la misma Penitenciaría Apostólica (4). En consecuencia, como M a d re de Dios que es, María Sa n t í -
sima ha sido elevada al Cielo y desde allí reina sobre los hombr e s
y el universo entero. Por eso se la invoca como “In m a c u l a d a
Ma d re de Dios, Reina de los Cielos, Ma d re de misericordia, abo-
gada y refugio de los pecad ore s” (5), y en algún texto más se la
llama “Santísima Reina de los Cielos” (6). Además de este título regio y del de “Reina de los Ánge-
l e s ” (7), en ciertos documentos de Benedicto XV también se re c o-
nocen otros a la Beatísima Virgen vinculados a la vida de la
Iglesia, como el de “Reina de los A p ó s t o l e s” (8), y algunos más
que reflejan que su R e a l eza se extiende sobre la Tierra, como lo
s u g i e re sin duda el de “Reina de los M o n t e s” (9).
____________
Madre de todo el géner o humano”; BAC 570. También es importante el texto de la
Carta A p.Inter sodalicia , 22-V-1918, a la Congregación de N uestra Señora de la Buena
M uerte, en el que se r esalta su Maternidad espiritual sobr e todos los hombres; BA C
556; NS 265-268, especialmente 268.
(4)Así, S. P enit. Apost., 15-I-1921 y 7-IV -1921; BAC 565 y 566.
(5) S. Penit. Apost., 27-VII-1920; BA C 562.
(6) Así, en la Carta A p.Sacr as conspicuas, 23-XI-1917, por la que se elev a a basí-
lica menor la parroquia de N uestra Señora de la M erced de Buenos Air es (Argentina);
AAS X, 8. Y en la Carta Enc. Fausto appetente die , 29-VI-1921, en el VII centenario del
nacimiento de S anto Domingo de Guzmán; BAC 567; NS 274.
(7) Carta Ap. Cum magis, 14-VIII-1916, para la er ección perpetua de la Archi-
cofradía de N uestra Señora R eina de los Ángeles, junto al santuario de la abadía de
E insiedlen (Suiza); BA C 546.
(8) Carta Ap. Anno iam ex eunte, 7-III-1917, al superior general de los marianis -
tas en el centenario de su Congregación; BA C 549; NS 263. Y Carta In his r erum,
1-VI-1919, sobre los méritos de la Congregación Mariana Regina Apostolorum de
Budejovice (Checoslo vaquia); AAS XI, 274.
(9) Carta Ap. Sanctuarium beatae, 8-IV -1920, otorgando la categoría de abadía
nullius al santuario de N uestra Señora de P olsi, en la diócesis de Gerace (I talia); AAS
XII, 151.
DI M E NS I Ó N SO C I A L DE L A R E A L E Z A M A R IA N A
611
Fundaci\363n Speiro

I I .DI M E N S I Ó N S O C I A L D E LARE A L E ZAMA R I A N A
1 .Fu n d a m e n t o s
El fundamento que explica la existencia de una dimensión
social en la Re a l eza mariana es la Maternidad espiritual que la
Santísima Virgen ejerce en favor del género humano, según
hemos indicado ya. Ella es la In t e rcesora y Abogada nuestra,
Dispensadora de todas las gracias. “La dispensadora de los teso ro s
c e l e s t i a l e s ” es como se le invoca en un documento de la
Penitenciaría Apostólica (10), y en la carta apostólica S o d a l i t a t e m
n o s t r a e, de mayo de 1921, se habla de Ella como “Mediadora de
todas las gracias” (11). No dejan de ser significativos, de cara a la
doctrina de la Mediación universal y de la Corredención, los tex-
tos en que se re f i e re que María es “R e c o n c i l i a d o r a” (12), “Con-
ciliadora ante Dios de maravillosas gracias” (13), “Conciliadora
de las gracias ante el Se ñ o r” (14). Además, recogiendo una expre-
____________
(10) S. Penit. A post., 15-I-1921; BAC 565.
(11) C a rta Ap. Sodalit atem nostr a e, 31-V-1921, concediendo indulgencias a la
C o n g reg ación de Nuestra Señora de la Buena Mu e rte; AAS XIII, 342. También habla
de Ella como “Administradora y Árbitra” de las gracias de su Hijo, y como “ Ma d re
de la gracia y M a d re de la miserico rd i a”, en la Carta Enc. Fausto appetente die , 29-VI-
1921, en el VII centenario del nacimiento de Santo Domingo de Guzmán; BAC 567;
NS 275. (12) Sagrada Congregación del S anto Oficio, 21-XII-1915, por el que no se pr o-
hibe la devoción a la Santísima Virgen bajo el título de “Reconciliadora” o vulgarmen-
te “de la S alette”; BAC 544.
(13) Carta Ap. Romanorum pontificum, 15-VII-1916; AAS VIII, 259.
(14) Carta A p.Locar ni, intr a fines, 3-I-1919; AAS XI, 66. Y semejante en la
Carta A p.Illustrior es inter, 28-III-1919; AAS XI, 226. Similar asimismo en la Carta
E pistola tua, 5-V -1919; AAS XI, 271. También es interesante tener en cuenta el signi -
ficativ o texto de la Car ta Ap.Inter sodalicia , 22-V-1918, en la que concedía indulgen -
cias a la Congr egación de Nuestra Señora de la B uena Muerte; BAC 556; NS 265-268.
E n esta Carta Ap ., Benedicto XV resaltaba el papel de la Virgen en el Calvario y decía
que, conforme a la enseñanza común de los doctores de la Iglesia, “ se puede afirmar,
con razón, que redimió al linaje humano con C risto” uniendo su propio sufrimiento al
del H ijo y ofreciendo a Éste en inmolación al P adre; BAC 556; NS 267.
S A N T I A G O C A NT E R A M O NT E NE G RO , O . S . B .
612
Fundaci\363n Speiro

sión muy habitual entre los grandes clásicos cristianos del Me -
d i e v o, dice que Ella ha sido “constituida por voluntad divina
canal de toda gracia y de todo f avo r” (15), y menciona el nombre
de Mediatrix mediatorum omnium con que los Santos Pa d res la
s a l u d a ron (16). Ella, pues, lejos de despreocuparse de la suerte material y espi-
ritual de sus hijos, atiende sus súplicas y oraciones y las lleva ante
Di o s .
2 . La Reina de la P a z
Benedicto XV tenía muy claro que “la fuente de todos los
males que padece la humana sociedad es apartarse d e Cr i s t o” (17).
Y sabemos que éste, ciertamente, ha sido el camino de la
Modernidad, el cual halló uno de sus puntos culminantes en el
d e s a s t re que supuso la I Guerra Mundial. P e ro, por eso mismo,
conociendo que “se va a Jesús por camino recto y por atajo sir-
viéndose de Ma r í a”, deseó que se difundiera cada vez más el culto
eucarístico y mariano (18). “Cuando el hombre ha endurecido su
corazón y el odio invadido la Tierra; […] cuando las p re v i s i o n e s
humanas han resultado fallidas y el bienestar social se tambalea, la
fe y la historia nos señalan, como único refugio, a la inter c e s o r a
omnipotente, a la Mediadora de toda gracia, Ma r í a” (19).
Según hemos dicho al principio, Benedicto XV fue p ro n t o
considerado “el Papa de la paz”, ya que el inicio de su pontificado
(3 de septiembre de 1914) casi coincidió con el de la Gran Gu e r r a
(28 de julio de 1914, un mes después del asesinato del ar c h i d u-
que Francisco Fernando de Austria en Sa r a j e vo), tal como re c o r-
dó en varias ocasiones: “Tan pronto como, aceptado el Sumo
____________
(15) Aloc. a los peregrinos presentes en la apr obación de los milagros para la
canonización de J uana de Arco, 6-IV -1919; NS 271.
(16) Ibid., NS 272.
(17) Carta Proximis diebus, 24-IX-1914, sobre el éxito del Congreso E ucarístico
de Lourdes; BA C 540.
(18) Ibid.
(19) Aloc. al Consistorio, 24-XII-1915; NS 261.
DI M E NS I Ó N SO C I A L DE L A R E A L E Z A M A R IA N A
613
Fundaci\363n Speiro

Pontificado, nos vimos envueltos en el peligro de la lucha mundial,
entendimos inmediatamente que Nos, más que nuestros pre d e c e-
s o r es, debíamos trabajar principalmente en aplacar la ira divina en
f a vor de la sociedad humana, cuya salvación era muy par t i c u l a r-
mente de nuestra incumbencia” (20). Y ningún medio tuvo por
mejor que ordenar a todo el orbe católico oraciones por este fin,
valiéndose de la Virgen Ma d re como P a t rona para alcanzar la cle-
mencia divina, pues, “ e n t re los muchos títulos gloriosos que con
razón ha recibido, se cuenta el de Omnipotencia suplicante” (21).
Por lo tanto, el Papa daba un valor especial al papel de M a r í a
de cara a obtener de Dios bienes temporales para la sociedad
humana, como el tan importante de la paz. Si la raíz de todos los
males y desastres de la convivencia humana es la apostasía o,
cuanto menos, el alejamiento respecto del divino S a l v a d o r, el
remedio no podrá ser otro que vo l ver hacia Él, y es aquí donde la
Virgen Santísima, como Ma d re de Dios y M a d re de todos los
h o m b r es, resalta en un puesto de honor singular.
Desde muy pronto, pues, Benedicto XV encomendó a María la
causa de la paz y solicitó a los católicos que rogasen a E lla por este
bien. E n mayo de 1915 deseaba que, “ por su poderosa intercesión,
nos alcance de su divino H ijo el pronto fin de la guerra y la vuelta
de la paz y de la tranquilidad” (22). E n septiembre del mismo año,
r ecomendaba el rezo del “R osario perpetuo”, entre otras cosas por-
que “la tristeza de las grav es horas que vivimos; la progr esiva fragi-
lidad de los espíritus; la necesidad ha tiempo sentida de estr echar las
naciones beligerantes en un abrazo de paz, nos confirman, con la
evidencia que pr oyectan las obras que llevan el sello de D ios, en la
idea de que es ho y más necesaria la oración para implorar la divina
clemencia, a fin de alcanzar una compasiva tr egua en medio del luc-
tuoso desarr ollo de esta justicia vengadora. Rogad mucho todos los
devotos del R osario. Día y noche levantad vuestros brazos al cielo
implorando per dón, fraternidad, paz ” (23).
____________
(20) Carta Decessorem nostrum , 19-IV-1915, sobre las fiestas de N uestra Señora
de la M isericordia junto a Sav ona (Italia); BAC 541.
(21) Ibid.
(22) Carta, 31-V -1915; BAC 542.
(23) Carta, 18-IX-1915; BAC 543.
S A N T I A G O C A NT E R A M O NT E NE G RO , O . S . B .
614
Fundaci\363n Speiro

Si a María se la puede invocar pidiendo su intercesión en
f a v or de la paz, es porque Ella es la “ Ma d re del Príncipe de la Pa z ,
Mediadora entre el hombre rebelde y el Dios de misericordia, es
la a u ro r a pacis ru t i l a n s en medio de las tinieblas del mundo con-
vulsionado; es la que jamás deja de interceder ante su Hijo por la
paz, aunque nondum venerit hora ejus ; Ella, que con tanta fre c u e n-
cia tiende su mano en favor de la humanidad doliente en la hora
del peligro, escuchará hoy con más prontitud nuestras plegarias,
Ella que es l a Ma d re de tantos huérfanos, la Abogada en tan terri-
ble catást ro f e”. Ella es, ciertamente, la “Reina de la P a z”, y por eso
quiso el Papa, haciéndose “eco de los anhelos de tantos hijos nues-
t ros, de cerca y de lejos”, intercalar en las letanías lauretanas tal
i n voc ación; y así, “María, Reina, no de guerras ni de ruinas, sino
de un reino pacífico, ¿podrá desatender hoy los deseos y oraciones
de sus hijos confiados?” (24). En consecuencia, cabe p ro n u n c i a r
“con segura confianza: Regina pacis, ora pro nobis! ” (25).
A estas consideraciones hechas en diciembre de 1915, debe-
mos añadir otras muy significativas de mayo de 1917 en una car t a
al cardenal Gasparri, en la cual refería sus esfuerzos realizados para
obtener la paz y ordenaba oraciones especiales con tal fin, por
mediación de la Santísima Virgen (26). El Romano P o n t í f i c e
re c o rdaba las bases que él había señalado como fundamentos del
equilibrio entre los Estados y decía que les había conjurado, “ e n
n o m b re de Dios y de la humanidad, a que abandonasen sus pro-
yectos de mutua destrucción, llegando a una equitativa conformi-
d a d” (27). No obstante, se lamentaba de que su voz hubiera que-
dado sin eco y que hubiera proseguido su marcha “el espantoso
conflicto, suicidio de la Eu ropa civilizada”; pero, al mismo tiem-
po, adve r tía que nunca había decaído su esperanza de que se
pudiera alcanzar un día la paz y “nos es grato esperar que no está
ya lejano el suspirado día en que todos los hombres, hijos del
mismo P a d re celestial, vo l verán a mirarse como hermanos” (28).
____________
(24) Aloc. al Consistorio, 24-XII-1915; NS 261.
(25) Ibid.; NS 262.
(26) C a rta Ap. Il 27 aprile, 5-V-1917, al cardenal Gasparri; BAC 550-552; NS 264.
(27) Ibid., n. 2; BA C 551.
(28) Ibíd.
DI M E NS I Ó N SO C I A L DE L A R E A L E Z A M A R IA N A
615
Fundaci\363n Speiro

Para lograr esa meta deseada, proponía el Papa que “suba a este fin
hacia Jesús la oración de la infortunada familia humana, […]
especialmente durante el mes dedicado a su santísimo Corazón” ;
ello sin olvidar que, “ p o rque todas las gracias que el Autor de todo
bien se digna conceder a los pobres descendientes de Adán, por
un misericordioso consejo de la divina Providencia, son distribui-
das por las manos de la Santísima Virgen, queremos que, en esta
espantosa hora, se vuelva más que nunca hacia la Ma d re de Di o s
el vivo y confiado ruego de sus hijos muy afligidos” (29). Para llevar a cabo este propósito, Benedicto XV encargó en el
mismo documento que el cardenal Gasparri transmitiera a todos
los obispos del mundo su deseo de recurrir a María solicitando la
paz y su mandato de que, desde el próximo 1 de junio, “ q u e d e
d e f i n i t i v amente introducida en las letanías de la Santís ima Vi r g e n
la invocación Regina pacis, ora pro nobis , que Nos permitimos a los
obispos añadir temporalmente en ellas por decreto de la Sa g r a d a
C o n g r egación de Asuntos Eclesiásticos Ex t r a o rdinarios con fecha
16 de nov i e m b r e de 1915. Suba, entretanto, la piadosa y de vo t a
i n v ocación de todos los ámbitos de la tierra […]. Que suba hacia
María, que es M a d re de misericordia y todopoderosa por gracia,
llevándola el grito angustioso de las madres y las esposas, los gemi-
dos de los niños inocentes, el suspiro de todos los corazones bien
nacidos, y que Ella la conduzca […] a obtener para el mundo tras-
tornado la deseada paz […]” (30). Todavía en plena guerra, Benedicto XV re validó algunas ve c e s
más el título y la invocación de María como “Reina de la P a z ” ,
como lo hizo al aprobar con total agrado que los benedictinos de
Nuestra Señora de Cogullada, cerca de Zaragoza (fundación
actualmente inexistente), dedicasen su iglesia a Ella bajo esa advo-
cación en octubre de 1917: “Pues comprendiendo que nuestra
alma está triste de resultas principalmente de tanta matanza de
hijos nuestros, os esforzáis, en cuanto está de vuestra parte, en
consolarnos, implorando la protección de la Santísima Vi r g e n :
p o r que hemos manifestado públicamente que, para terminar la
____________
(29) Ibid., n. 3; BA C 552; NS 264.
(30) Ibid., n. 3; BA C 552; NS 264.
S A N T I AG O C A NT E R A M O NT E NE G RO , O . S . B .
616
Fundaci\363n Speiro

guerra, Nos confiamos muchísimo en su valimiento ante Dios por
haber dado al mundo al Príncipe de la Pa z” (31). Cabe re c o rd a r
que el lema de la Orden de San Benito es Pa x .
Y de la condición de María como “Ma d re de Nu e s t ro Se ñ o r
Jesucristo, Príncipe de la P a z, y Ma d re benignísima del género
h u m a n o ”, trataría en algunos documentos más, por ejemplo al
atribuir a su intercesión la anhelada llegada de la paz en la guerra
y señalar que se debía seguir pidiendo ahora “que se establezca la
paz que los mejores aguardan, conviene a saber: la que consolide
e n t re todos los pueblos los vínculos de la cristiana caridad, sin
dejar a un lado la justicia y la equidad” (32). Consecuentemente
con todo lo que venimos viendo, Benedicto XV aprobó con gusto
la erección de un monumento a la “Reina de la P a z” en la basíli-
ca de Santa María la Ma yor de Ro m a .
3 . Reina y Protectora de la Cri s t i a n d a d
En un mundo que continuaba adentrándose abier t a m e n t e
por la v e rtiente del laicismo y la irreligiosidad, Benedicto XV
r e c o rdó en varias ocasiones la oportunidad y, más aún, la nece-
sidad de recurrir a María Santísima como remedio de estos
males y sugirió su intervención maternal en pro del pueblo cris-
tiano y de la civilización cristiana. Es especialmente hacia el
final de la I Guerra Mundial y después de ésta cuando nos pode-
mos encontrar con más r e f e rencias a tales cuestiones. Además, le
tocó conocer los primeros pasos o incluso el estallido y triunfo
de algunas r e voluciones claramente hostiles al espíritu cristiano,
como la República P o rtuguesa de 1910 (si bien ésta atravesó un
muy b re ve período mejor de estabilidad y de intento de conti-
nuidad con la tradición católica y portuguesa bajo Sidonio P a i s
en 1917-18), la Re volución Mexicana de 1911 y la Re vo l u c i ó n
Rusa de 1917, que sería la de ma yo res consecuencias a nivel uni-
ve r s a l .
____________
(31) Carta Admodum probatur, 20-VI-1917.
(32) Carta Cum annus, 20-I-1919, al obispo de Tarbes y Lour des; BAC 558.
DI M E NS I Ó N SO C I A L DE L A R E A L E Z A M A R IA N A
617
Fundaci\363n Speiro

Con motivo del VII centenario de la fundación de la Ord e n
de la M e rced, indicó que la Santísima Virgen está “ s i e m p re pre p a-
rada para ayudar al pueblo cristiano en los gravísimos pelig ro s” ,
como se vio en Ba rcelona en 1218 con aquel acontecimiento,
en unos momentos en los que la situación de los cautivos cristia-
nos en tierras musulmanas requería un remedio especial y urgen-
te (33). Y es que Dios ha confiado “al imperio de su Sa n t í s i m a
M a d re” la Tierra, como re c o rdó al declarar aprobados los milag ro s
para la canonización de Juana de Arco (34). El Papa se complacía en traer a la memoria cómo Sa n t o
Domingo de Guzmán, bajo el patrocinio de María, había em-
p r endido la defensa de la fe frente a la herejía albigense, y añadía
que el santo fundador de la Orden de P re d i c a d o res invocaba su
auxilio repitiendo con frecuencia estas palabras: “Permíteme que
te alabe, Virgen sagrada; dame valor contra tus enemigos” (35).
Además, no olvidaba que la victoria de Lepanto sobre el peligro
t u r co en 1571 se había producido bajo el pontificado de un gran
Papa dominico, San Pío V, el cual “ha merecido bien para siem-
p r e de la Cristiandad y de la civilización, pues él, habiéndose
unido a sí, con gran insistencia y apremiante exhortación, los ejér-
citos de los príncipes católicos, desbarató para siempre, junto a las
islas Equínadas, las fuerzas turcas, bajo los auspicios y ayuda de la
Virgen, M a d re de Dios, a la cual mandó que por eso se la in vo c a-
se en adelante Auxilio de los cristianos”. Y esto, según lo supo por
inspiración celestial el referido Papa del siglo
X V I, tuvo lugar “ e n
el momento preciso en que por el orbe católico las asociaciones
piadosas oraban a María con el Santísimo Ro s a r i o” (36).
En circunstancias apremiantes vividas por una parte de la
Iglesia en su propio tiempo, Benedicto XV no dejaba de tener pre-
sente a María: cuando aprobó la actitud del episcopado mexicano
f ren te a la Re volución propiamente masónica, envió también sus
____________
(33) Carta Dum tanta, 4-VI-1918; BAC 557.
(34) Aloc. a los peregrinos pr esentes en la aprobación de los milagros para la
canonización de J uana de Arco, 6-IV-1919; NS 272.
(35) Carta Enc. Fausto appetente die, 29-VI-1921, en el VII centenario del naci-
miento de Santo Domingo de G uzmán; BAC 567; NS 273-275, concr etamente 273.
(36) Ibid.; BA C 567.
S A N T I A G O C A NT E R A M O NT E NE G RO , O . S . B .
618
Fundaci\363n Speiro

ánimos y quiso hacer patente su cercanía indicando que ofre c e r í a
la Santa Misa por el pueblo de México el día de Nuestra Se ñ o r a
de Guadalupe (37). Por todo lo visto y por otros documentos más, se deduce que
es óptimo acudir piadosamente a la Virgen. P e ro las cosas no
deben quedar en mera devoción y en cantar sus glorias, sino que
“las flores de una devoción tierna hacia María florezcan como
lirios, y que los actos de una auténtica vida cristiana exhalen ‘ s u
p e r fume suave y se expandan en gracia’ (Ecclo 39, 19)”; es decir,
se hace precisa la promoción de las costumbres cristianas (38). En fin, cabría añadir que, conforme a la idea de la
i m p regnación de toda la vida social por el sello cristiano,
Benedicto XV presentó a la Virgen de Loreto como P a t rona de la
aviación, en una época en la que ésta comenzaba a desarr o l l a r s e
con creciente importancia (39).
I I I .C
O N C L U S I Ó N
En medio de los importantes pontificados del siglo X X, el de
Benedicto XV, junto con el brevísimo de Juan Pablo I, ha queda-
do casi olvidado con no poca frecuencia, lo cual no deja de supo-
ner cierta injusticia por parte de la memoria de los historiadores y,
p a r ticularmente, de los católicos. En realidad, su figura merece un
inmenso reconocimiento por muchos aspectos, pero singularmen-
te por su denodada labor en pro de la paz europea y mundial
durante el gran conflicto de 1914-18 y por la honda perspectiva
cristiana con que afrontó el problema y las soluciones al mismo, así
como por el magnífico espíritu de caridad que impulsó sus inicia-
t i vas en favor de las víctimas de la guerra. En gran medida, hay que
____________
(37) Carta Explor atum nobis, 15-VI-1917.
(38) Carta Ap. Cohaeret plane, 21-III-1919, a los obispos de Colombia acer ca del
plan de celebrar un Congreso Mariano de Bogotá; BA C 559; NS 269-270; concreta-
mente, las citas se hallan en NS 270 (39) Decreta authentica Congr egationis Sacrorum Rituum, ab anno 1588 ad a.
1946, Roma; n. 4.358.
DI M E NS I Ó N SO C I A L DE L A R E A L E Z A M A R IA N A
619
Fundaci\363n Speiro

agradecer a Benedicto XVI el que se haya re c o rdado y se haya v a l o-
rado de nuevo al último Papa que llevó el mismo nombre que él. Benedicto XV encomendó la causa de la paz a la Sa n t í s i m a
Virgen, a la que invocó como “Reina de la P a z”. Era éste un títu-
lo ya más antiguo, pero que él contribuyó ahora a extender y a
c o n s o l i d a r , hasta el punto de que determinó que fuera incluido
de forma completamente definitiva en las letanías lau re t a n a s .
Muchos elementos de la consideración de María como “Reina de
la P a z” nos los encontraremos luego cuando Pío XII acuda a El l a
bajo la misma advocación, solicitándole el fin de la II Gu e r r a
Mundial y su intercesión ante Dios para el remedio de los ot ro s
conflictos que empañarían o amenazarían la vida de la T i e r r a
durante los años siguientes. El Papa aquí tratado no presenta un desarrollo detallado ni
una síntesis doctrinal acerca de la Re a l eza mariana y de los aspec-
tos de la dimensión social de ella. Sin embargo, podemos decir
que, del estudio de sus textos más significativos al respecto, cabe
deducir que el fundamento no es otro que la Maternidad divina
de María, así como su Maternidad espiritual sobre el género
h u m a n o. De ahí se deriva, pues, su R e a l eza y la proyección de ésta
s o b r e la vida social de los hombres. Y es por eso por lo que la
Virgen Santísima se constituye en “Reina de la P a z”, capaz de
atraer de Dios este don para sus hijos. También por tal moti vo ,
Ella ejerce una labor de protección y patrocinio, en calidad d e ve r-
dadera Reina, sobre la Cristiandad y los pueblos y miembros de
ésta, ya que es Dios quien le ha concedido el imperio sobre la
Tierra. Es lo que explica, en consecuencia, que en Lepanto y en
tantas otras ocasiones realizase un papel singular en favor del
mundo cristiano.
S A N T I A G O C A NT E R A M O NT E NE G RO , O . S . B .
620
Fundaci\363n Speiro