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Número 457-458

Serie XLV

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Europa y sus raíces cristianas, la vida, el diálogo de la razón y sus tareas en el mundo

EUROPA Y SUS RAICES CRISTIANAS,
LA VIDA, EL DIÁLOGO DE LA RAZÓN Y SUS T AREAS EN EL MUNDO
«La «casa eur o p e a», como solemos llamar a la comunidad de este conti-
”nente, sólo será para todos un buen lugar para vivir si se constr uye sobr e
”un sólido fundamento cultur al y moral de valor es comunes tomados de
”nuestr a historia y de nuestr as tradiciones. E uropa no puede y no debe
”r enegar de sus r aíces cristianas, que representan un componente dinámi-
”co de nuestra civilización mientras avanzamos por el tercer milenio. El
”cristianismo ha modelado profund amente este continente, como lo ates-
”tiguan en todos los países, par t i c u l a rmente en Austria, no sólo las
” n u m e r osas iglesias y los importantes monasterios. La fe se manifiesta
” s o b r e todo en las innumerables personas a las que, a lo largo de la histo-
”ria hasta hoy, ha impulsado a una vida de esperanza, amor y miseri-
” c o rdi a. Ma r i a z ell, el gran santuario nacional de Austria, es también un
”lugar de encuentro para varios pueblos de E u ropa. Es uno de los luga-
” r es en donde los hombres han encontr a d o, y siguen encontr a n d o, la fuer-
”za de lo alto para una vida r e c t a .
». . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
»Ho y se habla a menudo del modelo de vida europeo . Con esa expr e-
” sión se alude a un or den social que combina eficacia económica con jus-
” ticia social, plur alismo político con toler ancia, liberalidad con apertur a;
” pero también significa conser vación de valores que otorgan a este conti-
” nente su car acterística peculiar . Este modelo, con los condicionamientos
” de la economía moder na, afronta un gran desafío. La –a menudo cita-
” da– globalización no se puede detener , pero la política tiene la tarea
” urgente y la gr an responsabilidad de regular la y limitarla para evitar que
” se r ealice a expensas de los países más pobres y , en los países ricos, de las
” personas pobres, y que vaya en detrimento de las futur as generaciones.
»C iertamente, como sabemos, E uropa también ha vivido y sufrido
” terribles caminos equivocados. E ntre ellos: restricciones ideológicas de la
” filosofía, de la ciencia y también de la fe; el abuso de la r eligión y la
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”razón con fines imperialistas; la degr adación del hombre mediante un
” materialismo teórico y práctico; y , por último, la degeneración de la tole-
”r ancia en una indifer encia sin referencia a v alores permanentes. P ero
”E uropa también se ha car acterizado por una capacidad de autocrítica
” que la distingue y cualifica en el vasto panorama de las cultur as del
”mundo. ». . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
»Fue en E uropa donde se formuló por primer a vez la noción de der e-
”chos humanos. El derecho humano fundamental, el presupuesto de todos
” los demás derechos, es el derecho a la vida misma. Esto vale para la vida
” misma desde el momento de la concepción hasta la muer te natural. En
” consecuencia, el aborto no puede ser un derecho humano; es exactamen-
” te lo opuesto . Es una profunda «herida social», como destacaba conti-
”nuamente nuestro difunto hermano el cardenal Franz König. »Al afir mar esto , no expr eso solamente una pr eocupación de la Igle-
” sia. Más bien, quiero actuar como abogado de una petición profunda-
”mente humana y portavoz de los niños por nacer, que no tienen voz. No
” cierro los ojos ante los pr oblemas y los conflictos que experimentan
” muchas mujeres, y so y consciente de que la cr edibilidad de mis palabr as
” depende también de lo que la Iglesia misma hace par a ayudar a las
”mujer es que atr aviesan dificultades.
»E n este contexto, hago un llamamiento a los líder es políticos para
” que no per mitan que los hijos sean considerados una especie de enferme-
” dad, y par a que en vuestro ordenamiento jurídico no sea abolida, en la
” práctica, la calificación de injusticia atribuida al aborto. Lo di\
go impul-
” sado por la pr eocupación por los v alores humanos. P ero este es sólo un
” aspecto de lo que nos pr eocupa. El otro es la necesidad de hacer todo lo
” posible par a que los países eur opeos estén nuevamente dispuestos a acoger
” a los niños. I mpulsad a los jo venes a fundar nuevas familias en el matri-
” monio y a conver tirse en madres y padres. De este modo , no sólo les haréis
” un bien a ellos mismos, sino también a toda la sociedad. T ambién apoyo
” decididamente vuestr os esfuerzos políticos por fomertar condiciones que
”per mitan a las par ejas jóvenes criar a sus hijos. P ero todo ello no servi-
” ría de nada si no logr amos crear nuevamente en nuestros países un clima
” de alegría y confianza en la vida, en el que los niños no sean consider a-
” dos una carga, sino un don par a todos.
»Otr a gran pr eocupación que tengo es el debate sobr e lo que se ha lla-
mado «ayuda activa a morir». Existe el temor de que, algún día, sobre las
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”personas gra vemente enfermas se ejerza una presión tácita o incluso explí-
”cita para que soliciten la muerte o se la pr o c u ren ellos mismos. La r e s p u e s -
”ta adecuada al sufrimiento del final de la vida es una atención amorosa y
”el acompañamiento hacia la muerte –especialmente con la ayuda de los
”cuidados paliativos– y no la «ayuda activa a morir». »Sin embargo, para realizar un acompañamiento humano hacia la
”muerte hacen falta reformas estr ucturales en todos los campos del sistema
”sanitario y social, y la organización de estructur as para los cuidados
”paliativ os. También se deben tomar medidas concretas par a el acompa-
”ñamiento psicológico y pastor al de las personas gravemente enfermas y de
”los moribundos, de los parientes, de los médicos y del personal sanitario .
”E n este campo el «H ospizbewegung» está realizando una buena labor. S i n
”e m b a r g o , la totalidad de esas tareas no puede delegarse solamente a ellos.
”Muchas otras personas deben estar dispuestas –o ser impulsadas a esa dis-
”ponibilidad– a dedicar tiempo e incluso recursos a la asistencia amo ro s a
”de los enfermos gr a ves y de los moribundos.
». . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
» P or último, también forma parte de la herencia europea una tr a d i -
”ción de pensamiento que considera esencial una correspondencia sustancial
”e n t r e fe, ve rdad y razón. Aquí en definitiva, se trata de ver si la razón esta
”al principio de todas las cosas y en su fundamento, o si no es así. Se tr a t a
”de ver si la realidad tiene su origen en la casualidad y la necesidad y, por
”t a n t o , si la razón es un producto casual secundario de lo irracional y si, en
”el océano de la irracionalidad, se convierte, en fin de cuentas, en algo sin
”sentido; o si es v e rdad, en cambio, lo que constituye la convicción de fondo
”de la fe cristiana: « In principio erat Verbum», «En el principio era la
”Pa l a b r a», es decir, en el origen de todas las cosas está la Razón cr e a d o ra de
”Dios, que decidió comunicarse a nosotros, los seres humanos. » Pe rmit idme citar, en este contexto, a Jürgen H a b e rmas, un filósofo
”que no profesa la fe cristiana, el cual afirma: «P a ra la auto-conciencia nor-
”m a t i v a del tiempo mod ern o, el cristianismo no ha sido solamente un cata-
”l i z a d o r . El universalismo igualitario, del que br o t a ron las ideas de liber-
”tad y de convivencia solidaria, es una herencia directa de la justicia judía
”y de la ética cristiana del amor. Esta herencia, sustancialmente inalter a d a ,
”ha sido siempre hecha propia de modo crítico y nuevamente interpr e t a d a .
”Hasta hoy no existe una alt ern a t i va a ella».
». . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
» S in embargo por el carácter único de su vocación, E u ropa tiene tam-
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”bién una responsabilidad única en el mundo. A este re s p e c t o, ante todo no
”debe renunciar a sí misma. E u ropa, que desde el punto de vista demográ-
”fico está envejeciendo rápidamente, no debe conv e rtirse en un continente
”viejo espiritualmente. Además, será cada vez más consciente de sí misma
”si asume la responsabilidad que le corresponde en el mundo por su singu-
” lar tradición espiritual, por sus extr a o rdinarios recursos y por su gran poder
” e c o n ó m i c o . Por tanto, la Unión europea debe desempeñar un papel desta-
”cado en la lucha contra la pobreza en el mundo y en el compromiso en
” f a vor de la paz.
BENEDICTOXVI: Dicurso a las autoridades de Austria y
al cuerpo diplomático, viernes 7 de septiembre. L’Osservatore
Romano, edición semanal en lengua española, año XXXIX,
núm. 37 (2020), 14 de septiembr e de 2007.
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