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Número 457-458

Serie XLV

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Antonio María Rouco Varela: La cuestión ética ante el futuro del Estado

bres los caminos de la vida eterna. J esús, el gran libertador, que
compartió con nosotros los hombr es la carne y la sangre, «para des-
truir con la muer te el poder de la muerte, es decir del diablo, y libe -
rar así a todos los que con el miedo a la muerte, estaban toda su
vida sujetos a ser vidumbre» (Hebr II, 14-15). J esús es nuestro
Redentor.
J
UANBERCHMANSVALLET DEGOYTISOLO
Cardenal Antonio María Rouco V arela:LA CUESTIÓN
ÉTICA ANTE EL FUTURO DEL EST ADO (*)
Contiene este v olumen el Discurso que el Emmo. y Rvmo . Sr.
D. Antonio María Rouco V arela pronunció en el solemne acto de
su investidura como D octor honoris causa por la Universidad CEU
San P ablo el 16 de junio de 2006. La publicación, ciertamente cui -
dada, nos ofrece también los demás discursos que en dicho acto se
pronunciaron. La primera intervención r ecogida es la del profesor Dalmacio
N egro P avón, N umerario de la Real A cademia de Ciencias M orales
y P olíticas, quien haciendo la Laudatiodel Cardenal r esumió los
hitos principales de su fecunda via y analizó los puntos esenciales
de su ideario . Definió al D r. Rouco como “ un gran jurista de la lla -
mada Escuela de M unich, renovadora del Der echo canónico” y
recor dó su labor magistral en Alemania y en España, compatibili-
zada con una activa labor pastoral en ambos paises. El prestigio de
Rouco ha tenido el más alto reconocimiento en 1998, cuando S.
S. Juan Pablo II le creó Ca rdenal de San Lor e n zo in Dámaso,
incorporándolo a las Congregaciones del Clero y de l a Ed u c a c i ó n
c a t ó l i c a .
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(*) M adrid , CEU Ediciones, 2006, 63 págs.
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A ese reconocimiento de los méritos de Rouco Varela por parte
de la Iglesia, se ha unido el científico hecho por la R eal Acdemia de
Ciencias M orales y Políticas, al elegirlo como N umerario de esa
Corporación, a la que se incorporó el 29 de mayo de 2001 con un
Discurso sobre Los fundamentos de los der echos humanos;el tema
escogido para ese ingreso académico era uno de los más esmerada -
mente estudiados por el Cardenal desde sus tiempos de M unich.
A las mismas inquietudes responde, y en la misma línea se
sitúa, el discurso que en este volumen se transcribe y que versa
sobre La cuestión ética ante el futur o del Estado.Discurso riguroso y
claro en el que el ilustre purpurado afronta cuestiones trascenden -
tales de la hora presente, estudiándolas desde la perspectiva de un
jurista cristiano .
P arte R ouco de una sugestiva evocación histórica, obser vando
que “ en el capítulo de la historia del Estado y de las teorías políti-
cas que lo han sustentado en los dos últimos siglos, marcados por
la Ilustración, la cuestión del control jurídico del ejer cicio de la
autoridad pública ha ocupado un lugar sistemáticamente prece -
dente ”. Al filo ya de los años cincuenta –expone– la pr egunta lace-
rante que se alzaba ante la opinión pública mundial era “ cómo sal-
var y garantizar un orden de justicia en todos los Estados u or de-
namientos políticos, capaz de librar al hombre de la violación sis-
temática de sus der echos mas elementales y a la humanidad de la
guerra y de la lucha del todos contra todosde la terrible máxima del
homo homini lupus”. Por un momento, “ se creyó encontrar la respuesta en un nuev o
desarrollo jurídico-positivo del D erecho internacional en torno a la
Organización de las Naciones Unidas y de su De c l a r a c i ó n
Univ ersal de los Derechos H umanos”. Pero, por desgracia, no ha
sido así porque, según obser va también el Cardenal, a diferencia de
los M aestros de la Escuela de S alamanca, que fundaban su teoría
del jus gentium en el Derecho natural, las N aciones Unidas no han
pretendido superar el plano doctrinal y moral del positivismo jurí-
dico, de la teoría pura del derecho, la reine R echtslehre de Hans
Kelsen. Y hoy , a juicio de Rouco, “ en los umbrales del nuevo siglo
y del nuevo milenio resulta inevitable hacer dos constataciones: los
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derechos fundamentales de la persona humana, especialmente los
más significativ os y decisivos, como son el derecho a la vida, a la
libertad religiosa y de conciencia y el derecho al matrimonio y a la
familia, junto con el principio y el valor del bien común o, lo que
es lo mismo, el postulado ético de la solidaridad, se encuentran en
profunda crisis tanto en el plano nacional como internacional.
C risis que puede arrastrar consigo, quiérase o no, la crisis del
Estado mismo de derecho tal como fue surgiendo y consolidándo -
se en la segunda mitad del siglo XX”. Ante esa perspectiva el D r. Rouco indaga los presupuestos éti-
cos, pr e-políticos, del Estado democrático de derecho . Nos recuer-
da que “ ya en los años sesenta del pasado siglo un famoso teórico
alemán del derecho, luego Magistrado del Tribunal Constitucional
de Alemania, Ernst W olfgang Böckenförde planteaba la pregunta
“ si el Estado libr e y laico –secularizado– no se alimenta de pr esu-
puestos normativ os que él mismo no puede garantizarse ”. Y los
ecos de este interrogante, según obser va también el Cardenal, “han
llegado con creciente resonancia hasta nuestros días: hasta el ya
famoso diálogo Jürgen Ha b e r m a n s - Joseph Ratzinger que tuvo lugar
el 19 de enero de 2004 en la Academia Católica de B a v i e r a” (*).
U n futuro inquietante se abre así en la hora actual. Consciente
de sus causas y consecuencias, el D r. R ouco expone: “El riesgo
máximo para la subsistencia de un ordenamiento libre y democrá-
tico de la comunidad política llega cuando la teoría del absoluto
relativismo ético se constituy e en doctrina justificadora de la actua-
ción del Estado, cuando no de la moral privada. S i, además, trata
de enseñarlos obligatoriamente a través del sistema educativ o, por
encima del derecho de los padr es y de los alumnos, el peligro resul -
ta extraordinariamente pr eocupante”.
E n esta situación, el Cardenal Rouco pone de r elieve algunas
urgencias de la hora pr esente y nos recuerda palabras de H eidegger,
que en el final de su vida afirmó: “Sólo Dios puede todavía salv ar-
nos ”. P alabras esperanzadoras a las que el Car denal une, cerrando
su reflexión, las de que “ recurrir a la oración para despejar y abrir
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( * ) Remitimos aquí el riguroso artículo del profesor Juan Fernando Se g ovia, que
en este mismo número de Verbose refier e críticamente al mismo (N. de la R.).
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generosa y magnánimamente mentes y corazones a la hora de pro-
ponerse sin demora y de alcanzar ese objetivo históricamente
urgente e ineludible de poner renovados fundamentos éticos a la
sociedad y al Estado entre nosotros, europeos y españoles del siglo
XXI, es un medio al alcance de todos y de una probada eficacia ”.
Al Discurso del Cardenal se unen en el volumen, los discursos
que pronunciar on en el mismo acto don J osé Alberto P arejo y don
Alfonso Coronel de P alma, a la sazón, r espectivamente, Rector y
G ran Canciller de la U niversidad CEU San P ablo. El v olumen es
realmente digno de una lectura detenida tanto por la v aliosa refle-
xión del Dr . Rouco como por el interés de las otras inter venciones
que la acompañan.
J
OSÉM.ª CASTÁNVÁQUEZ
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