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Número 483-484

Serie XLVIII

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XL Encuentro tradicionalista de Civitella del Tronto

En Civitella del Tronto, última de las plazas del Reino de Nápoles que resistió la invasión unitaria, hace cuarenta años que el profesor Paolo Caucci von Saucken, quien había trabado relación con el Carlismo y amistad con el profesor Francisco Elías de Tejada, con un pequeño grupo de amigos quiso emular la romería de Montejurra. La elección del sitio no podía mejor, y no sólo por su simbolismo histórico, sino también por su situación en los Abruzos, alejado de las grandes poblaciones; militar y ascético, coronado por la gran fortaleza española. A partir de entonces, habitualmente en las proximidades de la fiesta de San José –pues el día 20 de marzo de 1861 fue el de la rendición de la plaza– se ha desarrollado la cita durante un fin de semana cada año.

La estructura, bien simple: reunión de estudios, convivio y actos religiosos. La reunión de estudio, el sábado, durante los primeros años fue encomendada a la Asociación “Felipe II”, creada por Elías de Tejada. Y tras la muerte de éste y el consiguiente adormecimiento de aquélla, ha sido cuidada por el propio profesor Caucci, con la ayuda del doctor Maurizio Di Giovine y, en ocasiones, de los profesores Danilo Castellano o Miguel Ayuso.

Este año la conmemoración del aniversario redondo (bajo el lema La Tradizione attra verso quaranta incontri a Civitella del Tronto), ha centrado las exposiciones. En efecto, el profesor Caucci, presidente del Comité Internacional de Expertos del Camino de Santiago, abrió la sesión con un repaso de la historia de Civitella del Tronto, en la que recordó las personas y los temas centrales del encuentro. A continuación, el profesor Miguel Ayuso recordó la vida y la obra del profesor Elías de Tejada y, en particular, su íntima relación con el Reino de Nápoles, que estudió exhaustivamente en su período hispánico y que contribuyó a rehabilitar en interpretación tradicionalista. Giuseppe Catenacci, presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos de “La Nunziatella”, trajo a la memoria a Roberto Selvaggi, que también tuvo un papel relevante en la formación del napolitanismo contemporáneo y que nos dejó un imprescindible Uomini e volti di un esercito dimenticato. El infatigable y entusiasta Giovanni Salemi, organizador de los encuentros “Glieroi del Volturno”, en Capua, habló de Urraca de Borbón Dos Sicilias, católica y contrarrevolucionaria, que honró los encuentros de Civitella con su presencia en diversas ocasiones en las décadas de mil novecientos ochenta y noventa. El magistrado Edoardo Vitale, por su parte, evocó la figura de Pino Tosca, amigo de Elías de Tejada, quien influyó decisivamente en su formación y al que incorporó al proyecto de la “Felipe II”, hoy felizmente recuperado. Su libro Il cammino della Tradizione, aunque ecléctico en algún punto, ofrece en general una excelente introducción al tradicionalismo de la península italiana. La profesora Dianella Gambini, de la Universidad de Perusa, presentó al docente universitario Antonio Allegra, hijo del gran hispanista Giovanni Allegra, quien hasta su muerte tuvo igualmente papel destacado en las reuniones de Civitella, y que tuvo por eje de sus estudios la España inactual y antimoderna, de modo que no pudo no caer bajo el influjo del Carlismo, quintaesencia de la tradición y por lo mismo enemigo de la modernidad, tomada ésta no en sentido cronológico sino axiológico. Para concluir la parte de las conmemoraciones, Maurizio Di Giovine, caballero de la Orden de la Legitimidad Proscrita y delegado de la Comunión Tradicionalista en la Península italiana, se refirió al abogado Silvio Vitale. Fundador de L’Alfiere, compadre de Francisco Elías de Tejada, ha sido el patriarca del tradicionalismo napolitano, del que no se movió nunca sin que a ello obstaran algunas concretas tomas de posición prácticas.

Junto con todas las intervenciones anteriores otras dos ofrecieron el cuadro teórico de los encuentros de Civitella durante los últimos cuarenta años. La primera, del profesor Giovanni Turco, napolitano que enseña en Údine, se refirió a la cuestión de la verdad en su relación con la libertad, en sus aspectos teoréticos pero también prácticos, encareciendo la trascendencia de la verdad de la política y del Estado católico. La segunda corrió a cargo de Monseñor Ignacio Barreiro, también caballero de la Orden de la Legitimidad Proscrita, que trató de la revolución contra Dios y la soledad del hombre, examinando la conexión profunda entre nihilismo y desesperación.

Los actos de convivencia se desarrollan habitualmente en torno a la cena del sábado por la noche y el almuerzo de clausura de la reunión. Este año la primera se celebró en honor de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, presente en Civitella. Menú tradicional, ambiente festivo y recital de canción napolitana, marcaron el banquete. Don Sixto Enrique se desvivió con todos, más de un centenar de asistentes, que querían saludarle y presentarle su homenaje. A los postres del almuerzo final, tras la Misa, de la que inmediatamente hablaremos, en un ambiente más íntimo, en presencia de los organizadores y dirigentes tradicionalistas, el Abanderado de la Tradición pronunció unas palabras en respuesta a las que le dirigió el profesor Caucci von Saucken, a quien acompañaba su distinguida esposa Clara.

La Santa Misa en la fortaleza, en la Capilla de Santiago de los Españoles, celebrada en el rito romano tradicional por Monseñor Ignacio Barreiro, y ofrecida por los Mártires de la Tradición, constituye el momento fuerte de la jornada del domingo. Que venía precedido por la ofrenda floral a la tumba de Matteo Wade, oficial que participó en la defensa de Civitella a principios del siglo XIX frente a los revolucionarios franceses, así como por el izado de la bandera del Reino de las Dos Sicilias en la explanada de la fortaleza. Y a la que sigue la conmemoración del Soldado Napolitano.

JOSÉ DÍAZ NIEVA