Índice de contenidos
Número 111-112
Serie XII
- Textos Pontificios
-
Actas
-
Programa del IX Congreso del «Office International»: La educación de los hombres
-
Palabras iniciales de la XI Reunión de Amigos de la Ciudad Católica
-
Resumen de la plática, en el acto Eucarístico de clausura de la XI Reunión de Amigos de la Ciudad Católica
-
El Derecho romano como derecho común de la Cristiandad
-
Comunidad hispánica y Cristiandad
-
- Estudios
- Información bibliográfica
-
Ilustraciones con recortes de periódicos
-
I. La música en los actos litúrgicos
-
II. La inflación, la enfermedad de la construcción y el desarrollo
-
III. La «liberación», el cristianismo y el socialismo
-
IV. El camino hacia el socialismo
-
V. A dónde lleva la utopía socialista cuando alcanza la meta del poder absoluto
-
VI. La información parcial y el silenciamiento en el mundo llamado libre de la existencia
-
Autores
1973
La Iglesia y la civilización cristiana ante el mundo secularizado de hoy
LA IGLESIA Y LA CIVIUZACION CRISTIANA ANTE EL
MUNDO SECULARIZADO DE HOY
Nuestra civilización, síntesis del pensamiento cristiano y el pro
fano,
recoge
los
tesoros de
la tradición humanística,
inte ..
lectual, científica y pedagógica católica.
«La-Universidad Católica es necesaria, a fin de que los tesoros
"de la tradición humanística, intelectual, científica y pedagógica ca
"tólica no permanezcan sepultados en un inadmisible letargo, sino 11 que puedan demostrar, incluso /;Joy, su inagotable vitalidad; que
"puedan
favorecer la síntesis
entre el pensamiento cristiano
y el pen-
11samiento profano, sobre la cu4/ se funda nuestra civilizaci6n; y que
"puedan contribuir a/, incremento de la cultura moderna, que cons
"tituye uno de los máximos deberes de nuestra época.
"La Iglesia
ha sido .siempre la
gran promotora
de escuelas, desde
"las primarias y populares a las superiores para los servicios espe,
"cializados
y profesionales de una sociedad desarro/Jada y compleja,
"y para la búsqueda y a-firmación de las más amplias, más verdaderas,
nmás humanas
concepciones de la
vida,-la
Iglesia ha sido
y es maestra
"al mismo tiempo dé ciencia y de .rabid11,ía, Ella tiene, por mandatO
"divino,
el conocimiento de los primeros principios
y de los últimos
"fines del
saber. Y dejando, mejor dicho, imponiendo,
al estudio
"racional su libre
y riguroso ejercicio, la Iglesia ofrece a la escuela
"universitaria una
dignidad y una autoridad que verdaderamente le
"confirman el derecho de
adornarse,
incluso 'hoy, con
el
titulo de:
"<
PAULO VI: Alocución durante el Angelus del
19 de marzo de 1972. («O. R.» .20-21-3·-72'; ori
ginal
italiano, traducción de
.Eccle1ia núm. 1.587
del.15 de abril).
La Iglesia y la civilización cristiana y la herencia de Roma.
<<. .. ninguno, pensamos, querrá desconocer la estima y el amor
"que los Papas sintieron por la urbe y por su herencia cultural. Te
"nemos la seguridad de que Italia, soberana en Roma y heredera de
"su incomparable
patrimonio de
civilización humana y cristiana, pe
"rennizado para ejemplo en los monumentos, en la
lengua latina,
en
"el Derecho
Romano,
será siempre ·su celosa y genial guardiana, no 11sólo en .la conservacíón de sus altísimos valores, sino en su pro-
3
Fundaci\363n Speiro
l.,
"pia capacidad de atraer para sí misma y para el mundo su fecundidad
ninagotable.»
PAULO VI: Mensaje al Presidente de la Repú
blica Italiana con .lllotivo del centenario de la ca
pitalidad de Roma (texto italiano en L'O.rserva
tore Romano del 20 de septiembre de 1970,
texto en castellano: Ecclesia núm. 1.510 del 26 de septiembre). · ·
El proceso histórico que ha separado~ en la llamada civiliza
ción
occidental, Ia sociedad religiosa de la sociedad civil
en
un mundo
secularizado
y agnóstico.
<
"ha séparado en nuestra civilización, así llamada occidental, la so-
11 ciedad religiosa· de la sociedad civil, ha advertido la necesidad de
"ilasificar de
alguna
manera la
Iglesia fuera del ámbito del
Estado,
"que
ha
reivindicado para
sí toda
prerrogativa de la convivencia hu
"mana: cuál es.-la figura, cu4l es la función, cuál e.r la razón de ser
"de la
Igle.ria en el
mundo mo4erno, secularizado, suficiente por
sí,
"agnóstico respecto
a las_
diversas manifestacione.r
de la religión.»
·PAULO VI: Alocución en la Audiencia General
del 24
de noviembre
de 1971; traducción de
Ec
cleJia núm. 1.570 del 4 de diciembre.
Ventajas de la época en que la Iglesia vivía en estrecha sim
biosis con
la sociedad de su tiempo, inspirando su cultura.
« ... si el e¡ercicio del magisterio episcopal fÚe -relálivamente fácil 11 cuando la Iglesia. 11ivía en e.rtrecha simbiosi.r con la .rociedad de su
"tiempo,
inspirándole su cultura
y compartiendo sus modos de ex
"presión, hoy
día se nos pide
un serio esfuerzo para que la
doctrina
"de la fe
conserve la
plenitud de
su sentido
y de
su alcance, expresán
" dose
en una forma
que le
permita llegar al espíritu y al corazón de
"todos los hombres a quienes
va dirigida.»
PAULO VI: Exhortaci6n apost6Jica a todos los
obispos,
con ocasión·
del
quinto aniversario
de la
clausura del Concilio Vaticano 11
(hecha pública
el
5 de
enero de 1971; traducción castellana del
Vaticano,
Ecc/esia núm. 1.524 del 9 de enero).
Necesidad de los princip~os de la sabiduría cristiana para la
oonstrocción de
la
ciudad humana.
«Algo falla en la base de la construcción de la ciudad humana, y
4
Fundaci\363n Speiro
"son los principios. Los principio.s ilerdadero.s e insustituible.s del "humani.smo auténtico, los
principios de la sabiduría
cristiana, sin "los cuales
no se sostiene a la
larga el edificio de una sociedad
pro
,, greJivd. Debemos
reflexionar
mur:ho sobre
este aspecto de la
crisi~
"que todos
hemos observado ahora.»
PAULO VI: Alocución a los fieles en la hora
del Angelus (26
de enero de
1969; texto italiano
en L'Osservatore Romano del 27-28; texto en cas
tellano: Bcclesia núm. 1.427, sábado 8 de febrero de 1969).
La orgullosa e intoler.ante autosuficiencia de nuestro secula
rismo .ttiega la herencia de la .civilización .cristiana por re
chazar nuestra
necesidad de Cristo Salvador.
« ... hoy más que nunca se rebela y protesta_y declara: No tene-11mos necesidad de esa salvación, no conocemos ese Salvado,r, no lo
"queremos conocer. ¿NO es
ésta la actitud
que asume nuestro radical
"secularismo
de
hoy día?
c:Nuestra orgullosa
e intolerante
autosup
"ciencia? No
bastó la
voz (;tpostólica; izo bastó
la
sa,,gre _de los már"tires; no bastó la sabiduría de toda una civilización que se distin
" guió como
cristiana; no
bastó una hi'.Jtoria entera, ve.stida de santi:
"dad,
de
belleza e impregnada de usanzas nuestras
y humanas para "conservar
en la civilización
moderna, no ya una realeza
temporat
"que El
no ambiciona,
.rino una afectuosa
hospitalidad
espiritual Ji.-.
"quiera para el Cristo
de los siglos,
y _como en el momento de su_ "nacimiento
para la Madre
Maria, que lo llevaba en
su
seno, a.si en "nuestro.f tiempoJ para
la
madre !gleJia, que lo. engendra
para
la,
"nueva sociedad,
la
untencia está
dictada: no hay
lugar para f,f, "quede marginado.
" . .
"Hermanos todos: Pensad. No eJ _éste el m_omento para, hace.r
"la apología
de
Nue.ftro Señor fe.sucristo. Pero creemos.que vo,sotror
"mismos deberíais estár en Condiciones de hacerla, y J.e co.nve_rtit e1:. "testimonio para El
tanto la
concienc~a de
la
iitsuficie11efa final J.e(
"hombre para lograr una altura
digna de sí mismo,
·ctiqrtjo· et recuer.
"do de
la herencia
cristiana, de
la cual todos
d'ebelJn,os ··sentirnós ·or
,, gullo.so.f
y humildes (/ la vez, es decir! respon'sabtes! par'ti}JOder de~
"cir
todavía que'es nuestra. . __ · ·.'. _ ·: __ "- _::-' . : "Hermanos
todos. Ha venido
Cristdi hoy núestrO Salvador, ma,
"ñana nuestro juez.
No
lo rechacemos. No lo ignoremos, Al
igual
"que los
pastores,
de.spués del anuncio1 digamos a nosotros mismos:
"VamoJ a ver de qué.se trata. Abrámosle a
El,
a Cristo,
la puerta
"de nuestra
conciencia, de nuestra· vida personal
1 familiar y social. "El no
viene para
quitar, sino para dar.
No viene para ocupar la
5
Fundaci\363n Speiro
"morada de nue1tra libertad, de nuestra actividad, de nuestra huma
"nidad. Viene más
bien
para iluminarla, para
ampliarla, para alegrar
vesta
morada de
nuestra vida
que, mirándolo
bien, tiene realmente
11nece1idad bajo todos los aspectoJ, de este miJterioso y pequeño hués
"ped:
Jesús.
PAULO VI: Alocución en su Mensaje Navideño,
de 1971;· traducción de
Ecclesia núm. 1.573 de
1 de
enero de··1972,
Fidelidad a los valores eternos de los que la Iglesia es depo
,sitaria,
a pesar de
la mentalidad profana
d-e hoy,
que
oree
que
el
desarrollo, el progreso y la novedad son liberación,
que es victoria
el alejamiento
radical de
la tradición
y que
'la revolución
es método normal.
«Ahora bien, la fidelidad no es la virtud de nuestra época, en la
"r¡ue todo
está afectado por
un torbellino de
cambios
r¡ue pueden,
"incluso,
eJtar de acuerdo con
el pensamiento de
Dios, el
cual llama
"al hombre
al
desarrollo, al
progreso, a
la novedad, a la perfección,
"pero r¡ue hoy
frecuentemente son
canonizados con
mentalidad pro
"fana por
sí
miJmos, por
el hecho
mt'smo de que son
cambios,
y" son
"de1eado1 y promovidos como si .constituyesen la esperanza y el éxi
"to de
la
vida, hasta ser
considerado como liberación
y victoria el
"alejamiento radical ·de la
11adici6n, _ y la revolución considerada como
"método normal
de medro personal
y social. Esta es la catua por la
"que la
Iglesia, depositaria de los
valore.r eternos
y siempre operan
"tes, siente
má.r que nunca
la
necesidad de
la
fideUdad ·a esos mis
"mos
valores y
sufre extraordinariamente por la ligereza y la infideli
" dad
de
tantos
hijos suyos,
de los predilectos especialmente, de los
"vinculados
por deberes cualificados de
fidelidad.
"Como ya
dijimos en otra
orasi6n, tdes valores
permanentes ejer
,, cen función de
raJz1 de fuente, que no paralizan el incremento pro
,, gresivo de
la
vitalidad humana1 tanto del individuo, particularmen
"te considerado,
como de la comunidad, sino
que lo
alimentan, lo
"hacen posible, lo exigen.
La fidelidad es razón de vida, no espere
"za,
no
es
cadena que frena
lo.r
arrojos del
ingenio
'J del amor, sino
"que, cuando, como decíamo1, consi.rte en
la adhesión a nuestro cre
"do, que jamás envejece y que jamá.r .se agota, le.r abre el camino en
"el orden siempre positivo, firme y feliz.»
6
PAULO VI: Alocución en la audiencia general
del miércoles 11 de octubre de 1972 (O. R., 12
de octubre de 1972; original italiano; traducción
de
Ecdesia núni. 1.615 del 28 de octubre).
Fundaci\363n Speiro
MUNDO SECULARIZADO DE HOY
Nuestra civilización, síntesis del pensamiento cristiano y el pro
fano,
recoge
los
tesoros de
la tradición humanística,
inte ..
lectual, científica y pedagógica católica.
«La-Universidad Católica es necesaria, a fin de que los tesoros
"de la tradición humanística, intelectual, científica y pedagógica ca
"tólica no permanezcan sepultados en un inadmisible letargo, sino 11 que puedan demostrar, incluso /;Joy, su inagotable vitalidad; que
"puedan
favorecer la síntesis
entre el pensamiento cristiano
y el pen-
11samiento profano, sobre la cu4/ se funda nuestra civilizaci6n; y que
"puedan contribuir a/, incremento de la cultura moderna, que cons
"tituye uno de los máximos deberes de nuestra época.
"La Iglesia
ha sido .siempre la
gran promotora
de escuelas, desde
"las primarias y populares a las superiores para los servicios espe,
"cializados
y profesionales de una sociedad desarro/Jada y compleja,
"y para la búsqueda y a-firmación de las más amplias, más verdaderas,
nmás humanas
concepciones de la
vida,-la
Iglesia ha sido
y es maestra
"al mismo tiempo dé ciencia y de .rabid11,ía, Ella tiene, por mandatO
"divino,
el conocimiento de los primeros principios
y de los últimos
"fines del
saber. Y dejando, mejor dicho, imponiendo,
al estudio
"racional su libre
y riguroso ejercicio, la Iglesia ofrece a la escuela
"universitaria una
dignidad y una autoridad que verdaderamente le
"confirman el derecho de
adornarse,
incluso 'hoy, con
el
titulo de:
"<
19 de marzo de 1972. («O. R.» .20-21-3·-72'; ori
ginal
italiano, traducción de
.Eccle1ia núm. 1.587
del.15 de abril).
La Iglesia y la civilización cristiana y la herencia de Roma.
<<. .. ninguno, pensamos, querrá desconocer la estima y el amor
"que los Papas sintieron por la urbe y por su herencia cultural. Te
"nemos la seguridad de que Italia, soberana en Roma y heredera de
"su incomparable
patrimonio de
civilización humana y cristiana, pe
"rennizado para ejemplo en los monumentos, en la
lengua latina,
en
"el Derecho
Romano,
será siempre ·su celosa y genial guardiana, no 11sólo en .la conservacíón de sus altísimos valores, sino en su pro-
3
Fundaci\363n Speiro
l.,
"pia capacidad de atraer para sí misma y para el mundo su fecundidad
ninagotable.»
PAULO VI: Mensaje al Presidente de la Repú
blica Italiana con .lllotivo del centenario de la ca
pitalidad de Roma (texto italiano en L'O.rserva
tore Romano del 20 de septiembre de 1970,
texto en castellano: Ecclesia núm. 1.510 del 26 de septiembre). · ·
El proceso histórico que ha separado~ en la llamada civiliza
ción
occidental, Ia sociedad religiosa de la sociedad civil
en
un mundo
secularizado
y agnóstico.
<
11 ciedad religiosa· de la sociedad civil, ha advertido la necesidad de
"ilasificar de
alguna
manera la
Iglesia fuera del ámbito del
Estado,
"que
ha
reivindicado para
sí toda
prerrogativa de la convivencia hu
"mana: cuál es.-la figura, cu4l es la función, cuál e.r la razón de ser
"de la
Igle.ria en el
mundo mo4erno, secularizado, suficiente por
sí,
"agnóstico respecto
a las_
diversas manifestacione.r
de la religión.»
·PAULO VI: Alocución en la Audiencia General
del 24
de noviembre
de 1971; traducción de
Ec
cleJia núm. 1.570 del 4 de diciembre.
Ventajas de la época en que la Iglesia vivía en estrecha sim
biosis con
la sociedad de su tiempo, inspirando su cultura.
« ... si el e¡ercicio del magisterio episcopal fÚe -relálivamente fácil 11 cuando la Iglesia. 11ivía en e.rtrecha simbiosi.r con la .rociedad de su
"tiempo,
inspirándole su cultura
y compartiendo sus modos de ex
"presión, hoy
día se nos pide
un serio esfuerzo para que la
doctrina
"de la fe
conserve la
plenitud de
su sentido
y de
su alcance, expresán
" dose
en una forma
que le
permita llegar al espíritu y al corazón de
"todos los hombres a quienes
va dirigida.»
PAULO VI: Exhortaci6n apost6Jica a todos los
obispos,
con ocasión·
del
quinto aniversario
de la
clausura del Concilio Vaticano 11
(hecha pública
el
5 de
enero de 1971; traducción castellana del
Vaticano,
Ecc/esia núm. 1.524 del 9 de enero).
Necesidad de los princip~os de la sabiduría cristiana para la
oonstrocción de
la
ciudad humana.
«Algo falla en la base de la construcción de la ciudad humana, y
4
Fundaci\363n Speiro
"son los principios. Los principio.s ilerdadero.s e insustituible.s del "humani.smo auténtico, los
principios de la sabiduría
cristiana, sin "los cuales
no se sostiene a la
larga el edificio de una sociedad
pro
,, greJivd. Debemos
reflexionar
mur:ho sobre
este aspecto de la
crisi~
"que todos
hemos observado ahora.»
PAULO VI: Alocución a los fieles en la hora
del Angelus (26
de enero de
1969; texto italiano
en L'Osservatore Romano del 27-28; texto en cas
tellano: Bcclesia núm. 1.427, sábado 8 de febrero de 1969).
La orgullosa e intoler.ante autosuficiencia de nuestro secula
rismo .ttiega la herencia de la .civilización .cristiana por re
chazar nuestra
necesidad de Cristo Salvador.
« ... hoy más que nunca se rebela y protesta_y declara: No tene-11mos necesidad de esa salvación, no conocemos ese Salvado,r, no lo
"queremos conocer. ¿NO es
ésta la actitud
que asume nuestro radical
"secularismo
de
hoy día?
c:Nuestra orgullosa
e intolerante
autosup
"ciencia? No
bastó la
voz (;tpostólica; izo bastó
la
sa,,gre _de los már"tires; no bastó la sabiduría de toda una civilización que se distin
" guió como
cristiana; no
bastó una hi'.Jtoria entera, ve.stida de santi:
"dad,
de
belleza e impregnada de usanzas nuestras
y humanas para "conservar
en la civilización
moderna, no ya una realeza
temporat
"que El
no ambiciona,
.rino una afectuosa
hospitalidad
espiritual Ji.-.
"quiera para el Cristo
de los siglos,
y _como en el momento de su_ "nacimiento
para la Madre
Maria, que lo llevaba en
su
seno, a.si en "nuestro.f tiempoJ para
la
madre !gleJia, que lo. engendra
para
la,
"nueva sociedad,
la
untencia está
dictada: no hay
lugar para f,f, "quede marginado.
" . .
"Hermanos todos: Pensad. No eJ _éste el m_omento para, hace.r
"la apología
de
Nue.ftro Señor fe.sucristo. Pero creemos.que vo,sotror
"mismos deberíais estár en Condiciones de hacerla, y J.e co.nve_rtit e1:. "testimonio para El
tanto la
concienc~a de
la
iitsuficie11efa final J.e(
"hombre para lograr una altura
digna de sí mismo,
·ctiqrtjo· et recuer.
"do de
la herencia
cristiana, de
la cual todos
d'ebelJn,os ··sentirnós ·or
,, gullo.so.f
y humildes (/ la vez, es decir! respon'sabtes! par'ti}JOder de~
"cir
todavía que'es nuestra. . __ · ·.'. _ ·: __ "- _::-' . : "Hermanos
todos. Ha venido
Cristdi hoy núestrO Salvador, ma,
"ñana nuestro juez.
No
lo rechacemos. No lo ignoremos, Al
igual
"que los
pastores,
de.spués del anuncio1 digamos a nosotros mismos:
"VamoJ a ver de qué.se trata. Abrámosle a
El,
a Cristo,
la puerta
"de nuestra
conciencia, de nuestra· vida personal
1 familiar y social. "El no
viene para
quitar, sino para dar.
No viene para ocupar la
5
Fundaci\363n Speiro
"morada de nue1tra libertad, de nuestra actividad, de nuestra huma
"nidad. Viene más
bien
para iluminarla, para
ampliarla, para alegrar
vesta
morada de
nuestra vida
que, mirándolo
bien, tiene realmente
11nece1idad bajo todos los aspectoJ, de este miJterioso y pequeño hués
"ped:
Jesús.
PAULO VI: Alocución en su Mensaje Navideño,
de 1971;· traducción de
Ecclesia núm. 1.573 de
1 de
enero de··1972,
Fidelidad a los valores eternos de los que la Iglesia es depo
,sitaria,
a pesar de
la mentalidad profana
d-e hoy,
que
oree
que
el
desarrollo, el progreso y la novedad son liberación,
que es victoria
el alejamiento
radical de
la tradición
y que
'la revolución
es método normal.
«Ahora bien, la fidelidad no es la virtud de nuestra época, en la
"r¡ue todo
está afectado por
un torbellino de
cambios
r¡ue pueden,
"incluso,
eJtar de acuerdo con
el pensamiento de
Dios, el
cual llama
"al hombre
al
desarrollo, al
progreso, a
la novedad, a la perfección,
"pero r¡ue hoy
frecuentemente son
canonizados con
mentalidad pro
"fana por
sí
miJmos, por
el hecho
mt'smo de que son
cambios,
y" son
"de1eado1 y promovidos como si .constituyesen la esperanza y el éxi
"to de
la
vida, hasta ser
considerado como liberación
y victoria el
"alejamiento radical ·de la
11adici6n, _ y la revolución considerada como
"método normal
de medro personal
y social. Esta es la catua por la
"que la
Iglesia, depositaria de los
valore.r eternos
y siempre operan
"tes, siente
má.r que nunca
la
necesidad de
la
fideUdad ·a esos mis
"mos
valores y
sufre extraordinariamente por la ligereza y la infideli
" dad
de
tantos
hijos suyos,
de los predilectos especialmente, de los
"vinculados
por deberes cualificados de
fidelidad.
"Como ya
dijimos en otra
orasi6n, tdes valores
permanentes ejer
,, cen función de
raJz1 de fuente, que no paralizan el incremento pro
,, gresivo de
la
vitalidad humana1 tanto del individuo, particularmen
"te considerado,
como de la comunidad, sino
que lo
alimentan, lo
"hacen posible, lo exigen.
La fidelidad es razón de vida, no espere
"za,
no
es
cadena que frena
lo.r
arrojos del
ingenio
'J del amor, sino
"que, cuando, como decíamo1, consi.rte en
la adhesión a nuestro cre
"do, que jamás envejece y que jamá.r .se agota, le.r abre el camino en
"el orden siempre positivo, firme y feliz.»
6
PAULO VI: Alocución en la audiencia general
del miércoles 11 de octubre de 1972 (O. R., 12
de octubre de 1972; original italiano; traducción
de
Ecdesia núni. 1.615 del 28 de octubre).
Fundaci\363n Speiro