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Número 111-112

Serie XII

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La Iglesia y la civilización cristiana ante el mundo secularizado de hoy

LA IGLESIA Y LA CIVIUZACION CRISTIANA ANTE EL
MUNDO SECULARIZADO DE HOY
Nuestra civilización, síntesis del pensamiento cristiano y el pro­
fano,
recoge

los
tesoros de

la tradición humanística,
inte ..
lectual, científica y pedagógica católica.
«La-Universidad Católica es necesaria, a fin de que los tesoros
"de la tradición humanística, intelectual, científica y pedagógica ca­
"tólica no permanezcan sepultados en un inadmisible letargo, sino 11 que puedan demostrar, incluso /;Joy, su inagotable vitalidad; que
"puedan
favorecer la síntesis
entre el pensamiento cristiano
y el pen-
11samiento profano, sobre la cu4/ se funda nuestra civilizaci6n; y que
"puedan contribuir a/, incremento de la cultura moderna, que cons­
"tituye uno de los máximos deberes de nuestra época.
"La Iglesia

ha sido .siempre la
gran promotora
de escuelas, desde
"las primarias y populares a las superiores para los servicios espe,
"cializados
y profesionales de una sociedad desarro/Jada y compleja,
"y para la búsqueda y a-firmación de las más amplias, más verdaderas,
nmás humanas

concepciones de la
vida,-la
Iglesia ha sido
y es maestra
"al mismo tiempo dé ciencia y de .rabid11,ía, Ella tiene, por mandatO
"divino,

el conocimiento de los primeros principios
y de los últimos
"fines del

saber. Y dejando, mejor dicho, imponiendo,
al estudio
"racional su libre
y riguroso ejercicio, la Iglesia ofrece a la escuela
"universitaria una
dignidad y una autoridad que verdaderamente le
"confirman el derecho de

adornarse,
incluso 'hoy, con

el
titulo de:
"< PAULO VI: Alocución durante el Angelus del
19 de marzo de 1972. («O. R.» .20-21-3·-72'; ori­
ginal
italiano, traducción de
.Eccle1ia núm. 1.587
del.15 de abril).
La Iglesia y la civilización cristiana y la herencia de Roma.
<<. .. ninguno, pensamos, querrá desconocer la estima y el amor
"que los Papas sintieron por la urbe y por su herencia cultural. Te­
"nemos la seguridad de que Italia, soberana en Roma y heredera de
"su incomparable

patrimonio de
civilización humana y cristiana, pe­
"rennizado para ejemplo en los monumentos, en la
lengua latina,
en
"el Derecho

Romano,
será siempre ·su celosa y genial guardiana, no 11sólo en .la conservacíón de sus altísimos valores, sino en su pro-
3
Fundaci\363n Speiro

l.,
"pia capacidad de atraer para sí misma y para el mundo su fecundidad
ninagotable.»
PAULO VI: Mensaje al Presidente de la Repú­
blica Italiana con .lllotivo del centenario de la ca­
pitalidad de Roma (texto italiano en L'O.rserva­
tore Romano del 20 de septiembre de 1970,
texto en castellano: Ecclesia núm. 1.510 del 26 de septiembre). · ·
El proceso histórico que ha separado~ en la llamada civiliza­
ción
occidental, Ia sociedad religiosa de la sociedad civil
en
un mundo

secularizado
y agnóstico.
< "ha séparado en nuestra civilización, así llamada occidental, la so-
11 ciedad religiosa· de la sociedad civil, ha advertido la necesidad de
"ilasificar de

alguna
manera la
Iglesia fuera del ámbito del
Estado,
"que
ha

reivindicado para
sí toda
prerrogativa de la convivencia hu­
"mana: cuál es.-la figura, cu4l es la función, cuál e.r la razón de ser
"de la

Igle.ria en el
mundo mo4erno, secularizado, suficiente por

sí,
"agnóstico respecto

a las_
diversas manifestacione.r
de la religión.»
·PAULO VI: Alocución en la Audiencia General
del 24
de noviembre
de 1971; traducción de
Ec­
cleJia núm. 1.570 del 4 de diciembre.
Ventajas de la época en que la Iglesia vivía en estrecha sim­
biosis con

la sociedad de su tiempo, inspirando su cultura.
« ... si el e¡ercicio del magisterio episcopal fÚe -relálivamente fácil 11 cuando la Iglesia. 11ivía en e.rtrecha simbiosi.r con la .rociedad de su
"tiempo,

inspirándole su cultura
y compartiendo sus modos de ex­
"presión, hoy

día se nos pide
un serio esfuerzo para que la

doctrina
"de la fe
conserve la

plenitud de
su sentido
y de
su alcance, expresán­
" dose

en una forma
que le

permita llegar al espíritu y al corazón de
"todos los hombres a quienes
va dirigida.»
PAULO VI: Exhortaci6n apost6Jica a todos los
obispos,
con ocasión·
del
quinto aniversario
de la
clausura del Concilio Vaticano 11
(hecha pública
el
5 de

enero de 1971; traducción castellana del
Vaticano,
Ecc/esia núm. 1.524 del 9 de enero).
Necesidad de los princip~os de la sabiduría cristiana para la
oonstrocción de

la
ciudad humana.
«Algo falla en la base de la construcción de la ciudad humana, y
4
Fundaci\363n Speiro

"son los principios. Los principio.s ilerdadero.s e insustituible.s del "humani.smo auténtico, los

principios de la sabiduría
cristiana, sin "los cuales

no se sostiene a la
larga el edificio de una sociedad
pro­
,, greJivd. Debemos

reflexionar
mur:ho sobre
este aspecto de la
crisi~
"que todos

hemos observado ahora.»
PAULO VI: Alocución a los fieles en la hora
del Angelus (26
de enero de
1969; texto italiano
en L'Osservatore Romano del 27-28; texto en cas­
tellano: Bcclesia núm. 1.427, sábado 8 de febrero de 1969).
La orgullosa e intoler.ante autosuficiencia de nuestro secula­
rismo .ttiega la herencia de la .civilización .cristiana por re­
chazar nuestra
necesidad de Cristo Salvador.
« ... hoy más que nunca se rebela y protesta_y declara: No tene-11mos necesidad de esa salvación, no conocemos ese Salvado,r, no lo
"queremos conocer. ¿NO es

ésta la actitud
que asume nuestro radical
"secularismo
de

hoy día?
c:Nuestra orgullosa
e intolerante
autosup­
"ciencia? No

bastó la
voz (;tpostólica; izo bastó

la
sa,,gre _de los már­"tires; no bastó la sabiduría de toda una civilización que se distin­
" guió como

cristiana; no
bastó una hi'.Jtoria entera, ve.stida de santi:­
"dad,
de

belleza e impregnada de usanzas nuestras
y humanas para "conservar
en la civilización
moderna, no ya una realeza

temporat
"que El

no ambiciona,
.rino una afectuosa

hospitalidad
espiritual Ji.-.
"quiera para el Cristo

de los siglos,
y _como en el momento de su_ "nacimiento

para la Madre
Maria, que lo llevaba en

su
seno, a.si en "nuestro.f tiempoJ para

la
madre !gleJia, que lo. engendra

para
la,
"nueva sociedad,

la
untencia está

dictada: no hay
lugar para f,f, "quede marginado.
" . .
"Hermanos todos: Pensad. No eJ _éste el m_omento para, hace.r
"la apología

de
Nue.ftro Señor fe.sucristo. Pero creemos.que vo,sotror
"mismos deberíais estár en Condiciones de hacerla, y J.e co.nve_rtit e1:. "testimonio para El

tanto la
concienc~a de

la
iitsuficie11efa final J.e(
"hombre para lograr una altura

digna de sí mismo,
·ctiqrtjo· et recuer.­
"do de

la herencia
cristiana, de

la cual todos
d'ebelJn,os ··sentirnós ·or­
,, gullo.so.f
y humildes (/ la vez, es decir! respon'sabtes! par'ti}JOder de~
"cir
todavía que'es nuestra. . __ · ·.'. _ ·: __ "- _::-' . : "Hermanos

todos. Ha venido
Cristdi hoy núestrO Salvador, ma,­
"ñana nuestro juez.
No

lo rechacemos. No lo ignoremos, Al
igual
"que los

pastores,
de.spués del anuncio1 digamos a nosotros mismos:
"VamoJ a ver de qué.se trata. Abrámosle a

El,
a Cristo,
la puerta
"de nuestra

conciencia, de nuestra· vida personal
1 familiar y social. "El no
viene para
quitar, sino para dar.

No viene para ocupar la
5
Fundaci\363n Speiro

"morada de nue1tra libertad, de nuestra actividad, de nuestra huma­
"nidad. Viene más
bien

para iluminarla, para
ampliarla, para alegrar
vesta
morada de

nuestra vida
que, mirándolo
bien, tiene realmente
11nece1idad bajo todos los aspectoJ, de este miJterioso y pequeño hués­
"ped:

Jesús.
PAULO VI: Alocución en su Mensaje Navideño,
de 1971;· traducción de
Ecclesia núm. 1.573 de
1 de
enero de··1972,
Fidelidad a los valores eternos de los que la Iglesia es depo­
,sitaria,
a pesar de
la mentalidad profana
d-e hoy,
que
oree
que

el
desarrollo, el progreso y la novedad son liberación,
que es victoria

el alejamiento
radical de
la tradición
y que
'la revolución

es método normal.
«Ahora bien, la fidelidad no es la virtud de nuestra época, en la
"r¡ue todo

está afectado por
un torbellino de

cambios
r¡ue pueden,
"incluso,
eJtar de acuerdo con

el pensamiento de
Dios, el
cual llama
"al hombre

al
desarrollo, al
progreso, a
la novedad, a la perfección,
"pero r¡ue hoy

frecuentemente son
canonizados con
mentalidad pro­
"fana por


miJmos, por
el hecho
mt'smo de que son
cambios,
y" son
"de1eado1 y promovidos como si .constituyesen la esperanza y el éxi­
"to de

la
vida, hasta ser

considerado como liberación
y victoria el
"alejamiento radical ·de la
11adici6n, _ y la revolución considerada como
"método normal

de medro personal
y social. Esta es la catua por la
"que la

Iglesia, depositaria de los
valore.r eternos
y siempre operan­
"tes, siente
má.r que nunca

la
necesidad de
la
fideUdad ·a esos mis­
"mos

valores y
sufre extraordinariamente por la ligereza y la infideli­
" dad
de

tantos
hijos suyos,

de los predilectos especialmente, de los
"vinculados
por deberes cualificados de

fidelidad.
"Como ya

dijimos en otra
orasi6n, tdes valores

permanentes ejer­
,, cen función de
raJz1 de fuente, que no paralizan el incremento pro­
,, gresivo de

la
vitalidad humana1 tanto del individuo, particularmen­
"te considerado,

como de la comunidad, sino
que lo
alimentan, lo
"hacen posible, lo exigen.
La fidelidad es razón de vida, no espere­
"za,
no

es
cadena que frena

lo.r
arrojos del
ingenio
'J del amor, sino
"que, cuando, como decíamo1, consi.rte en

la adhesión a nuestro cre­
"do, que jamás envejece y que jamá.r .se agota, le.r abre el camino en
"el orden siempre positivo, firme y feliz.»
6
PAULO VI: Alocución en la audiencia general
del miércoles 11 de octubre de 1972 (O. R., 12
de octubre de 1972; original italiano; traducción
de
Ecdesia núni. 1.615 del 28 de octubre).
Fundaci\363n Speiro