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Número 111-112

Serie XII

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II. La inflación, la enfermedad de la construcción y el desarrollo

de otro modo: el gregoriano ha dejado de ser algo vivo para
la iglesia para
convertirse, en

un lugar extraño a él, en una
expresión del pasado. Y esto me parece que es lo
s-ufi:cientemen­
te

grave para que llamemos la atención sobre
ello, teniendo
en
cuenta la enorme responsabilidad que hemos contraído no sólo
iinte las formas· de

la liturgia, sino también ante la historia.
»Ahora bien, lo
más grave

es que hemos dejado el gregoria­
no para
la sala de conciertos, con toda la carga de siglos de
belleza y espiritualidad que esta.
-expresión contiene
en
sí mis ..
ma,

para sustituirlo en nuestros
templos por
unas cancioncitas
estúpidas
hechas según el

patrón
rítmico-melódico-ármónico de
las

·.canciones
de las películas -
del Oeste en boga en
-los años
cuarenta.»
«Hace

unos días en
un pueblo
de Castilla, que tiene una
bellísima iglesia
romániea, oí-.cantar durante-

la misa
las más
increíbles
sandeces

a un buen sacerdote
agarrado a

un micró­
fono con el que aturdía a unas pobres gentes que, por el hecho
de ser humildes, no carecían de sensibilidad. Con su silencio y
con la seriedad que car_acteriza los rostros profundament-e
caste­
llanos

de los que allí se encontraban, estaban
dando la prueba
más
válida

de
que ni el lugar -una iglesia de un románico
purísimo- ni
la circunstancia -una misa oída por gentes de
Castilla- eran aptos para tanta tontería cantada con aires
de
dox-trot:».
»Ese silencio de las gentes· que llenaban la iglesia castellana
como respuesta a unas músicas estúpidas que ni
gustan ni
van
con ellas, y ese clamor del público
qu·e abarrotaba el teatro Real
para

escuchar el canto. gregoriano «en concierto» me han hecho
meditar
y son_ la causa. de estas líneas.
» ... no veridría mal
llenar-nuestras
iglesias de un
poco de
silencio,

tan
necesario en ~uestro tiempo,
en
·vez de
tanta
roú ..
sica

auténticamente inútil,
mal escrita, mal cantada y mal tocada,
que
sólo consigue

rebajar más aún el
grado de
sensibilidad
de
nuestra sociedad materialista precúmmente en

lugares donde
ca ..
hría

esperar. que esa sensibilidad
se intentase
depurar.»
II. LA INFLACIÓN, LA ENFERMEDAD DE LA CONSTRUCCIÓN Y DEL DESARROLLO-.
El tema de la inflación vuelve a estar al orden del día· y todos los
gobiernos se aprestan a luchar contra sus efectos ¡después, de habet'la
impulsadt:,/
La voz de alarma arete el momento lnflocionario actu&l ha sido dada
178
Fundaci\363n Speiro

por' el Comité de Política de la O. C. D. E., según ha sido publicado en
la
prensa diaria. Así en .ABC del 19 de ncvi~bre ele 1972 leemos la
crónica desde París de su corresponsal _AndréS Travesi,. precedida de este
título: LA INFLACIÓN, DE SEGUIR, AL RITMO ACTUAL, PODRÍA PROVOCAR _ LA
RtnNA EN EL ESQUEMA ECONÓMICO.

DE
OCCIDENTE. De ella recortamos:
«Acaban de· ter~ar las re~iones del Comité de Política
Económica de la O. C. D. E., a las que han asistido personali­
,
dades muy destacadas del

mundo financiero
y político occiden­
tal en rl'JJ)resentación de los 23 países ... »
.. . . . . •. . . . ....
«No puede, sorprender que la pri.oridad se otorgase a la in­
_flación en e.ste repaso a la· coyuntura internacional llevado a
cabo por
tan distinguidos -especialistas. El presidente del Comité,
Douglas Haven, se ha

mostrado _preocupa_do, Y su
~reocupación
va mueho más

allá de los puros mecanismos
econó~ic.os. Si
la
inflación
sigue progresando como

hasta ahora
-es su penea­
miento-

puede conducir a la
ruina-del

esquema económico oc­
cidental
-~ incluso

afectar gravemente a los sistemas políticos de
Occidente.»
De INFORMATIONS, REVUE QUETIDIENNE DE PRE.SSE (54 Avenue
Hoche, Par&; Vlll), núm. 4.327, del mifrcoles 13 de seplkmbra, iradud•
mos este párrafo:
«PECADO MORTAL. Es asi como Luwy &hard califica la
inflación.
En el_ centenario de la Dresdner Bank, el antiguo-Can­
ciller de la_ R. F. A. ha declarado que «hacer creet .al buen pue­
blo que la inflación es la suerte
fa~al del
mundo
y que incluso
puede
resultar beneficiosa

para
e_l pleno empleo~ es
dar prueba
de
inconsc.ie.ncia». Conduce,

ha añadido el mismo Erhard,
«fa­
talmente al dirigis~o en

_ materia
de: divisas

hasta la total
sier­
. vidumbre.»
Su verdadero remedio consiste en atacar las causas, g no en impedir
los efectos sin dJecidit:se a extirpar aquéllas. También en ABC, el 17 de
noviembre, y en la misma sección, Andrés Tra.vesi comentó la noticia de
que Pompidou. había pedido con;sejo a Pinay:
«Un político a la vieja .usanza,· ministro varias veces en tiem­
pos de

la IV República, Antoine Pinay,
ha_ sido llamado al Elí­
seo por el seiior Pompidou. No
es la p~Iilera vez
que esto ocu­
rre. Pero sí en
cireunstancias tan inquietantes como las

actua-
~79
Fundaci\363n Speiro

les. La marea de preocupación ante la inflación ha llegado
hasta la
propia. Presidencia. Pinay
sabe mucho
de
e~tos pro­
blemas. Su

nombre
se retrotrae_
veinte años. Pinay preside
en­
tonces el Consejo durante nueve meses, entre marzo y diciembre.
Y adopta una
serie de deci-sione.s bien
simples para atajar la
inflación. Desoye los consejos
-d~ Baumgartner y

de Rueff, los
dos
grandes expertos,

no atiende a
las exigencias
del Patronato.
Quiere, · sencillamente,
, restablecer

la confianza en la moneda a
través de una
estabilización de

los pre_cios.
La expansión hay que
financiarla con el ahorro.
Se -añade una -amnistía fiscal y tam•
bién una liberalización
del control
de cambios ...
»
. ~ ~ . . . . . .
«Por es.o, ahora- Pinay, consultado por i:-ompidou, insiste en
que
es preciso 1«tomar medidas simples, de sentido común, ba­
sadas en la confianza y
el apoyo de la opinión pública». El
pueblo francés

.tiene que· sentirse protegido por sus
gobernante!.
Sólo

así responderá a
.sus llamadas.
Para Pinay,
l(l receta
tiene
:infalibles efectos. El

problema
e8lá en que -y lo decíamos
ayer- Jos
.. franceses .empiezan

a
desconfiar-de qltj~nes rigen sus
destinos

políticos y
ecollómicos. Y asi no
puede.
.a,plicarse la
fór­
mula Pinay. Los
franceses --dice-quieren saber la

verdad de
lo.que-ocurre, tienen dereeho a

ello.
Por ahí pued,e establecerse
~te canal

_de_ confianza
mqtua en .qu':' apoya
el ex-presidente
su
sistema.

Que
es,, ni más

ni
menos, que
un sistema quizá tosco y
aldeano,
pero -al

menos en otro tiempo-
eficaz.»
En Y A del 1 ;¡, de nD~iemb,e, el economista Luis Olamaga apunta más
aUé. de la ca,,isa. ecanómlca de. la tnflación, es decir, busca . la causa por la
cual los nobiernos actuales favorecen la finenciacíón ·de u.na expansión
que no
es. -realizada cori el ahorro.
180
« ... es el abecedario de-,Ja técnica económica que la inflación
presente no Cs sino

e correctivo del
exceso de
consumo,
el ha­
ber lanzado al mal común a la masa hu.mana y haberla dotado
de recursos
para gastar lo que se suponía que se produciría
mafíana
y luego
-no se produce
a tiempo o no se produce nunca.
La
inflación que nos duele -y no acertamos ni a · contenerla es
un subproducto económico
de un giro de muchos grados del
pensiam.iento social

hacia el puro
m_aterialiMDo, que
aceleraron
en el horizonte
: histórico

y
extendierQn _
por la .cultura de Occi­
dente las dos
últimas ·grandes.

guerras.
Ese clima fil.osófico es el
que
acrisO'ló el

únicó ideal
de. vida fu.tnr.a que. iba a orientar al
mundo, hamhriento· no -sólo de paz, sino también de placeres.»
Fundaci\363n Speiro

Este mismo número· de -VERBO reproduce en castellano un artículo
de
Loíl.is Salieron, en el cual · de nos muestr-a la revoludón que la inflación
dónica
produc:f;, cuánto destruye y cuánta· riqueuvtransfiere de. rm sector
a otro
bajo

la
falsa apariencia ·de U1ll8 creación de. riqueza. Con las im­
porlaciones
·"de choque" de productos· agrícolas~-una enorme transfere~
cia se produce del campo a la:s. ciudades, que a.sí ayuda a im,pu/SEU el des­
mesurado c,ecimiento ck éstas.' Amola J. Toynbee, en el Afl,C dmninical
del

19
de noviembre, publicó un a:rticu.lb titulado: "LA ENFERMEDAD DE LA
CONSTRUCOON , en· el qae muestra muy claramente las causas.. económica
y
filosófica, de ella
«La p&lahi-a «constr"ticéión», Cuyo si~ific'ado es la apar1c1on
de grandes edificios en
lá.s · 'zonas iirharias, es un eufemismo que
oculta

deliheradamenté
· 1a_ natúral,ezá y

las
c&usas de· ·esa nota.
ble

actividád
de nuestra épOca. No expresa· el ·désiliollo de la
ca'pacidiid prodnétiva

de los
recursos Ilaturales ó de la riqueza
común del . género· 'humano; no

tiene
relaci6ll eon la felÍeidad
h'.-um:ana. Es ·uná énfei-medád prOvoeada
por la inflación finan­
éiera, intlacióll (Jue Sé erige en el brazo e'j~cUtor . de una codi­
cia sin limii:eu
«
...

hasta la época actual, el ejemplo
de los santos hizo que
el resto de nosotros nos avengonzáramos cuando dejábamos de
cumplir sus
normas.
»Todavía

codiciábamos
fa riqueza material, pero no nos sen­
tíamos orgullosos de
nuestra codicia; admiréhamos más bien

la
victoria de los
santos sobre su

propia
codicia, Reconocíamos
que

habían
eonsegliido esta · heroica conquista por

el
deseo de
lograr un tesoro espiritual, y

no
BOiameniC ·¡m su único bene­
ficio,

sino de
fodos nosotros, para

que fuésemos
capaces ·de rea·
lizar

el mismo esfuerzo
espiritual.
«Durante

la revolución industrial,
los occidentales rompimos
con
el pasado de

la Humanidad, y los
rusos y
los
japOnesés ha'n
seguido
ahora nuelJl:ros pasos.

Superficialmente, la nueva vía que
se abrió 'fue la mecaiiización 'dé la produc"ción de artículos ma·
teriales;

en
'el fondo, -Se camhiilrón los ideal'es y Objetivos tra.
dicionales.»
«Se

han
necesitado menos·
de
dos siglos; contando desde el
cOmienzo de la:· revolución

industrial,
para demostrar
que
ese
objetivo moderno es

inalcanzable (sabíamos durante· todo el tiem­
·, po, éll nues'tt.o interior, que tal pretensión era inmoral). Los po­
líticos· modernos., de tddos los pal'tidos y en todos-los países, so·
Fundaci\363n Speiro

licitaban los votos prometiendo a 'sus p8.rtidarios una 'elevación
anual
progl'esiv'a de su nivel de· vida material. Esta promesa no
puede

ser cumplida, porque un crecimiento
infinito de
la ri­
queza material es

imposible, incluso para una minoría injusta­
mente privilegiada,

en
un-a biosfera inexorablemente limitada.
»Nuestra

biosfera es una delgada capa de agua,
tiérra y aire
que
rodCa la

superficie del
planeta. Su volumen y sus recursos
insustituibles son

limitados y sus recursos
- 6Spirituales, vu.lne­
rables. La Humanidad es una parte integranre de la vida que
la biosfera contiene y sustenta.
La biosfera podría hacerse fá­
cilmente inhabitable a call.8!8 de un uso injusto del poder ma­
terial que el: hombre ha adquirido, trabajando en· común para
eliminar
el freno tradicional de su codicia. Si el hombre deja
que
m codicia·

le impulse a arruinar
-la biosfera,
destruirá su
propio género y a
todos los

demás
seres vivientes.
«Para· mantener

la
biosfel'a -habitable dutalite

otros 2.000
milloneS de· afios, nosotros

y nuestros descendientes tendremos
que _olvidarnos del ejemplo

de Pietro
Bernardone, mayorista
de
tejidos- ·del·
"Siglo xu,

y de su bienes
tal" material, y

empezar a
seguir el

de Francesco,
San Francisco, su hijo·~ el más grande
enire
lo¡¡ h.ombres que_ ruµl existido en _todo Occidente.»
lll, LA "LIBERACIÓN", EL CRISTIANISMO Y EL SOCIALISMO.
Nos hal.lamOs en Pléna pole11li.ca llnte la palal:ira LIBERACION. En
especial ante el 'USÓ que 'lure de ella el llamado pr'ogresi&nl.O ,católico. Por
eSo resúlta aún más · de ard.'enie actdalidaicf el resumen cjue: la edición en
castellano de 'L'OSSEI?VATORE JX)MANO del 12 de n<>viembre pu­
blica de la-ccinfererrda :que;·Mons. Franz Hengsbach, "obispo de Essen
(Alemania), pronunció en Rom~-en el aula mágna· de' la ''ReSi.denza Uni-­
vetsit8t'ia lnternazíonale",' clatisuriindo el'
ciélo "Violeircia; Justicia y Re-­
dención". Recortemos:·
182
«St,' le·-repfocha a la· Iglesia el ser uh sis-tema de opreswn
o, al menri~ de haber· éolahorado r'egularmeÍlte con · los opreso­
res;

el Evangelio, en cambio -así se afirma-,
sería un·· documen­
to

de -liberación y especialmente de liberación
int:romunda:na. Por
eso, el
cristiailo debe· ponerse de pS:rte' de los oprimidos y apoyar_
la·
revoluC.ión, si nó · 'quiere s·er acusa-do de' traidoi-al

mensaje
evangélico.
»Pero, ¿qué -significa

realmente
liberación? ¿De qué se li­
bera y P8ra qué se libera? · ¿Cuál eé la taréa de la Iglesia en
Fundaci\363n Speiro