Índice de contenidos
Número 111-112
Serie XII
- Textos Pontificios
-
Actas
-
Programa del IX Congreso del «Office International»: La educación de los hombres
-
Palabras iniciales de la XI Reunión de Amigos de la Ciudad Católica
-
Resumen de la plática, en el acto Eucarístico de clausura de la XI Reunión de Amigos de la Ciudad Católica
-
El Derecho romano como derecho común de la Cristiandad
-
Comunidad hispánica y Cristiandad
-
- Estudios
- Información bibliográfica
-
Ilustraciones con recortes de periódicos
-
I. La música en los actos litúrgicos
-
II. La inflación, la enfermedad de la construcción y el desarrollo
-
III. La «liberación», el cristianismo y el socialismo
-
IV. El camino hacia el socialismo
-
V. A dónde lleva la utopía socialista cuando alcanza la meta del poder absoluto
-
VI. La información parcial y el silenciamiento en el mundo llamado libre de la existencia
-
Autores
1973
III. La «liberación», el cristianismo y el socialismo
licitaban los votos prometiendo a 'sus p8.rtidarios una 'elevación
anual
progl'esiv'a de su nivel de· vida material. Esta promesa no
puede
ser cumplida, porque un crecimiento
infinito de
la ri
queza material es
imposible, incluso para una minoría injusta
mente privilegiada,
en
un-a biosfera inexorablemente limitada.
»Nuestra
biosfera es una delgada capa de agua,
tiérra y aire
que
rodCa la
superficie del
planeta. Su volumen y sus recursos
insustituibles son
limitados y sus recursos
- 6Spirituales, vu.lne
rables. La Humanidad es una parte integranre de la vida que
la biosfera contiene y sustenta.
La biosfera podría hacerse fá
cilmente inhabitable a call.8!8 de un uso injusto del poder ma
terial que el: hombre ha adquirido, trabajando en· común para
eliminar
el freno tradicional de su codicia. Si el hombre deja
que
m codicia·
le impulse a arruinar
-la biosfera,
destruirá su
propio género y a
todos los
demás
seres vivientes.
«Para· mantener
la
biosfel'a -habitable dutalite
otros 2.000
milloneS de· afios, nosotros
y nuestros descendientes tendremos
que _olvidarnos del ejemplo
de Pietro
Bernardone, mayorista
de
tejidos- ·del·
"Siglo xu,
y de su bienes
tal" material, y
empezar a
seguir el
de Francesco,
San Francisco, su hijo·~ el más grande
enire
lo¡¡ h.ombres que_ ruµl existido en _todo Occidente.»
lll, LA "LIBERACIÓN", EL CRISTIANISMO Y EL SOCIALISMO.
Nos hal.lamOs en Pléna pole11li.ca llnte la palal:ira LIBERACION. En
especial ante el 'USÓ que 'lure de ella el llamado pr'ogresi&nl.O ,católico. Por
eSo resúlta aún más · de ard.'enie actdalidaicf el resumen cjue: la edición en
castellano de 'L'OSSEI?VATORE JX)MANO del 12 de n<>viembre pu
blica de la-ccinfererrda :que;·Mons. Franz Hengsbach, "obispo de Essen
(Alemania), pronunció en Rom~-en el aula mágna· de' la ''ReSi.denza Uni-
vetsit8t'ia lnternazíonale",' clatisuriindo el'
ciélo "Violeircia; Justicia y Re-
dención". Recortemos:·
182
«St,' le·-repfocha a la· Iglesia el ser uh sis-tema de opreswn
o, al menri~ de haber· éolahorado r'egularmeÍlte con · los opreso
res;
el Evangelio, en cambio -así se afirma-,
sería un·· documen
to
de -liberación y especialmente de liberación
int:romunda:na. Por
eso, el
cristiailo debe· ponerse de pS:rte' de los oprimidos y apoyar_
la·
revoluC.ión, si nó · 'quiere s·er acusa-do de' traidoi-al
mensaje
evangélico.
»Pero, ¿qué -significa
realmente
liberación? ¿De qué se li
bera y P8ra qué se libera? · ¿Cuál eé la taréa de la Iglesia en
Fundaci\363n Speiro
este servicio en favor de la liberación del hombre? ¿ Qué con
secuencias se derivan de esto
pára el
cristiano que vive en me
dio -del niundo?
»Frecuentemente, para referirs·e a liberación, se habla de
-emancipación. Emancipación, en su sentido o-riginario, significa
alcanzar
un estado juddico propio.
Pero la
-aceptación
e impor
tancia actual de este concepto se logró
al ser
empleado -como
éonsecuencia
de la filosofía evolucionista de la historia de He
gel-
·para postular
una libertad total de todas
clases, de vínculo~
también
del
que
liga el hombre a Dios.
»Tal
«liberación» del
hombre -también de la religión y,
cOmiguientCmente, de
todo orden objetivo de
valores---.:. compor·
ta
neéesariamente conflictos soci8.les, ya
que una libertad
sin
límites
lesiona
irremisiblemente la libertad de otros y la con
vivencia
humana. Es el antiguo y siempre actual intento, que se
rebela Contra· toda
limitación,.·
de lograr una ciencia -que lleve
a la completa autodeterminación.
Ese intento
fracasó
· ya
en el
paraíso. «Para los personajes verdaderamente
grandes ·que ama
ron
la libertad
-como Francisco ·de Asís y
Tomás
·de Aquino,
po·r
ejemplo-, vincularla.
con Dios ha
sido algo
natural
y lógico.
Sófo cuando con el humanismo se perdió esta vinculación, se
empezó
a reivindicar una
libertad absoluta». Las utopías filo
sóficas
o
políticas, que
pidieron o piden una
Iiherta,d absoluta,
están amenazadas por el peligro de caer en la tiranía. Cuando
desapafece el·
último vestigio
· de
la teología, la idea de que
el hombre debe ser respetado
y, niás aún, -amado, pierde su fun
damento lógico ·(M. Horkheimer). Hoy día somos testigos de
qu~ muChas-.veces, en nombre de alguna liberación, se lee priva
a
los
hombres de
su
libertad.»
«...
la
lihértad ve:rdadertt ·es aquella
que Cristo nos ha ga
nado con
Sn· obra redentora: la libertad del pecado, la libertad
para Dios.
Llevar a los hombres
a
es4l libertad
es la primera
misión de la Iglesia. »Con esta
libertad,· que eS un
don de Dios, el
hombre es
Capaz· y esi:á obligado ·a empeña~sé ·por:· la libertad ·-interior y
exterior de
los deinás· homh-re's.
»La libertad· que Dios· otorga y la qúe el hombre tiene que
realizar nO
deben· separars~ ili ·mezclarse.»
«En Cristo. Dios
se revela como el abogado del
hombre y
de Sú. dignidad-: Cristo, Hijo de_ Dios y Dios verdadero, es al
;n mismo -·tiempo· hombre _perfecto y medida de. todo lo humano.
,183
Fundaci\363n Speiro
No puede haber destino más esencial ·Y elevado para el hombre
que conformarse
con Dios en Cristo. Por eso, todo -ataque a la
dignidad del hombre --en
nuestros días, por
ejemplo, en la cues
tión del
aborto-- es un ataque a Dios,
»La ·preocupación de Je&ús por los pobres y oprimidos no
quiso sólo ·
llam.a:l'" la
atención, sino que,
además, determinará
la
actuación
de la lgl~ia. Pero Jesús ·no
era
un revolucionario so
ci~.
Igual que Pablo, que predicó la lihertad en Cristo Jesús
y no la -revolución de los esc'lavos, también la misión de la Igle
sia
es --como la de su señor.....:: wia misión universal: no una
liberación
que se · agom en la superación de condicionamientos
intramundano-s,
sino
la
liberación de
todos
los hombres del pecado.
»De
nada sirve al hombre ser liberado de todás las coac,cio
ries
temporales, si co·ntinúa 1a opresión del pecado».
Incluso si
se llegal'a a suprimir toda falta de libertad y todas las miserias,
el homhre
seguiría necesitando la
redención,
y la Iglesia tendría
que
anunciar la salva-ción en Cristo y predicar la conversión
"'1 la penitencia.
-»
«La verdadrera causa dd ·
mal
en la historia de los hombres
no
f)s
· este
o aquel
sistema político~ esta o aquella estructura
socio-económica,
·sino el
pecado, el
pecado original y el pecado
personal. La liberación de todós los pecados es la lihera-ción de
las liberaciones».
»Esta
liberación
se
realiza en lli cruz de Jesucristo.
«Como
en la muerte de Jesús en la cruz se realiza la libMtad suprema
en el
cumplimiento
de la
voluntad
amorosa de Dios, así seguir
al Crucificado libera :rea'lmenre y
da frutos para la libertad de
los demás. La
locura de la cruz se hace la
níás alta sahíduría>.
»Tres
tesis
fundamentales para el
'S'ervicio cristiano
en pro
de la
liberación de este mundo:
1)
Llevar a los
hombres la liberación del pecado
y de la
mnerté, a
tl'avés de la· palabra y de los sael'amentos, es el pro
prium y el prius de la misión de la · Iglesia, que" no puede ser
sustituido
ni por el
más a-pto y perfecto servicio ·social.
2) El mejor
medio de cambiar rectamente la sociedad y de
'superal' situaciones injustas es
el
cambio del hombre,, fundamen
tado,
hecho posible y
exigido por el Evangelio.
3) Una
reinterpretación de
la redención que niegue la rea
lidad
del pecado y
se limite a propagar el cambio de
las estruc
turas, sería una-funesta
falsificación
de
nuestra fe.>
El 3 de dic:iembr, aiguiente vuelve a ocapEll'se L'OSSERV ATORE
ROMANO de la liberac:iótl en un estudio Monseñor Quarradno, Obispo
184
Fundaci\363n Speiro
de Avellaneda ( Argentina.), titulado "REFLEXIONES SOBRE LIBERACIÓN y
SOCIALISMO.
Plantea este estudio el examen en ,répidos trazos de la teologia de la
liberación:
«La idea dé la liberación, que es smonuno de redem:µón y
salvación,
serpentea por
toda la
Sagrada Escritura, desde el mo
mento
que hace
6U entrada en la humanidad el pecado. La pro
mesa del Sal,vador es la respuesta amorosa de Dios a :la huma
nidad
pecadora. Y cuando
Dios constituye
un pueblo
..:...-el pue
blo de Israel-para que junto con el culto. a El -único Dios
vivo
y
verdadero-mantuviera
viva la esperanza del Salvador
que de
ese mismo
pueblo habría de
tomar carne
y sangre --el
Hijo
de Dios hecho hombre--, arranca y lihefa a ese mismo
pueblo
de la
esdavitud y
sometimiento de
los egipcios.
Y a tra•
vés del desierto, de dificultades y
hasta de
rebeliones
contra -El,
lo
hace llegar a la ansiada «tierra
prometida». Dios se manifestó
así
como
liberador que un a
un hombre privilegiado
-Moisés-
para
que
encabece en su nombre la liberación de
su pueblo
y
por su intermedio Dios realiza una
Alianz~ como si dijéramos
un
contrato de fidelidad
mutua, en ese pueblo
elegido. A través
de la historia, en
más de
una oportunidad,
ese pueblo
no fue
fiel a Dios, y
Dios por
medio de sus profetas
Q determinados
castigos le reclamó a
1~ fidelidad:
y nunca
aconteció la
rup
tura de esa Alianza y
de_ la promesa del
Salvador por
parte de
Dios.
En tiempos de Cristo la esperanza mesiánica -estaba entur
biada
por consideraciones
de tipo polítieo-nacionalístico y pura
mente
temporal; el Mesías liberaría al
pueblo elegido
de toda
dominación extrafia y constituiría un reino sobresaliente y po
deroso. Cristo purifica esa imagen presentándose como el «Siervo
-sufriente» y no como rey temporal;
claro que ello-implicaba
ser
negado como el Mesías liberador~ puesto que no se ponía
al
frente de
batallones o
comatidos para
expulsar a los romanos .••
»Se ha pretendido presentar el relató bíblico del Eiodo como
una especie de manual
revolucionario-guerr~llero. Ello ea-, sen
cillamente, una
aberración. La liberación de Israel, s.n maicha
y
entrada en
la tierra-de promisión, son acontecimientos encar
nados en una realidad (y, dicho
se& entre paréntesi9t Dios se
expresa y manifiesta por. ellos, pero privilegiadamente y ante
todo por
su palabra,
no secundariamente como algunos
dicen
hoy)
y
ciertamente tuvo
dimensiones. políticas y so-ciales, pero
ese hecho
no se agota
en ellas, 'SÍno que se abre· a otras dimen
siones
más profundas y trascendentes. Hay
allí todo un con-
Fundaci\363n Speiro
junto de signos de esas otraB dimensiones: el paso de la hu
manidad camino a una patria definitiva, en la
gloria del
Señor,
el «nuevo pueblo»
salvado por
el único y definitivo -
liberador
que
es Cristo, el
cual libera
no a
cos-ta de
la
sangre ajena,
sino
de la propia, y cuyo principado es de paz y no de odio.
»Por consiguiente, Cristo liberador advino~ Y cuando en la
sinagoga de Nazareth
inaugUJ'a de una manera _ solemne 811 mi
sión, lo hace Con palabras de lsaías: «El Espíritu del Señor está
sobre nú, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar la
Buena
Nueva a "los pobres, a
proclamar la liberación de los
cautivos
y dar vista a lo-s ciegos, libertad a los Oprimidos y pro
clamar un año de gracia del Señor .. .
Está escrituÍ'a que acabáis
de oír se ha cumplido
hoy» (Le
4, 18-19, 22). Toda la acción
liberadora de Cristo se extiende al
~ito del pecado: «Todo
el
que comete pecado
es un esclavo» (Jn
8, 34); y la Buena No
ticia
liherado_r~ es El mismo. Por
un lado, por su
Mensaje que
nos
:fiahla de la paternidad universal
y _ amo fosa de Dios, de la
superación del egoísmo,
·del orgullo,
de la avaricia, de cuanto
_encierra y oprime en
· sí mismo al
corazón del
hombre, de
la
fuerza de la
fe y del amor, del sent!.do de la existencia humana;
es decir,
Cristo
Dos libera
en la Verdad (Jn 8, 32). Por otro
lado, por
su PascWl -Muerte y
Resurrección- Cristo quiebra
el poder del
mal, del ·pecado y d~ la muerte y hace Posible y
. real
una
participación de su vida. Por la Pascua del Señor Jesús
estamos:
ya liberados
--salvados-, pero
como la liberación de
finitiva llegará al final de los tiempos
.,-,-todavía_ no
se
da plena
mente-,
la, liberación se . va ,realizando en la historia de cada
1,lllO y de la hµmanidad. -En este sentido la verdadera. liberación
es histórica
y transhistórica. La sa1v_ación, la liberación, comien
za aquí y
.ahora, pero e~ proyecta
hacia la
eternidad.
»Cristo resucitado es el
«Hombre
nuel'.'"O» por eJ!:eelencia y
El
es la, fuente
de donde
brota ,la vida
que
hace-de
_la -persona
hu
mana
un
«-ser nuevo»,, un
«hombre
nuevo».
»El
homhre
liberado
, por Cristo
es
el «hombre Q.uevo». La
Pascua, es «novedad de vida», una vida_ nueva,. en. «justicia y
santidad verdaderas», El
«hombre nuevo> ~n Cristo nace por la
fe y se va realizando constantem:eute en el, amor. En .definitiva,
el «holllhre viejo» es ei pecado, en cualquiera de sus formas o
expresiones. Cuando el.hombre se
libera. del
p~o-«esta lihe
Tación
penetrá todos los
as¡iectos· de
su ser y
transforma nece
sariamente laas estruc-tura.:s ·
del pecado. La conversión interior
di Ce : relación · ·con lo 'social. El ~onvertido, el recreado en el
Fundaci\363n Speiro
amor, sahe ir hacia sus hermanos en nuevas formas de fraterni
dad, de eficaz solidaridad».
«Esto
está
conectad.o con el probléma de
Cristo como
libe
rador
político, más aún, como revolucionario. Creo que Cullman
ha
escrito sobre el asunto unas páginas breves· pero definitiva-&.
Cristo
no - fue
«zelote» revolucionario
violento ni
pacifista ene
migo
de todo cambio. El supera la disyuntiva «revolución-orden
establecido». Predicó
su reino que está
más allá, -vale decir, ea
distinto
. . . Ese
relllo que se realiza
fundamentalmente en
el
corazón del hombre, en su . radical conveni-ión por la fe y el
amor y cuya norma suprema es· la adhesión y ewnplimiento de
la voluntad
del Padre.
Es enemigo
del
inmovilismo, porque
la
cor.versión
es tarea
permanente; pero no
-Se orienta
a la
des
trucción
en vistas a un estado de cosas
tal que alcance en este
mu~ el fin · de todas las alienaciones en una situación de 1iber
ta«4
justicia
o
igualdad absolutas. Pensar eato último constduye
uno
de
los errores -o · utopías-frindamentales· del marxismo.
»Para hablar «en cristiano»
sobre. la
liberación hay
que tener
~n-cuenta estos principios básicos, de lo contrario se disuelve el
cristianismo en una ideología sOcio-polítiea más y· ·se lo vacía
del cOntenido
·profundo y trascenden~e dé liberación salvadora.
»Al afirmar
esto no
se reduce
el Evangelio y
el cristianismo
a
un
«a~gelismo» abstracto y
descarnado. Sabemos que
el plan
de
salvación
de Dios respecto al hombre,-a
las
na.Clones, al mun
do,
se
realiza en una historia, y en ella -como el fermento en la
masa.:..... deben operar la
Verdad· y
la Vida de Jesucristo. Es vo
luntad ·de Dios
que personahnente y Cstru-cturálmente el hombre
y-la sociedad crezca en su &er de . preso ria lihi-e y responsable,
que
las
estructuras~ eS decir,
todos
áqu.élloé elementos
que
en
matean
y condicionan · al
hombre,
fa.éilitCil , y ayudeii a
esa per
aonaliza'ción dol hombre y no lo ali~rién 'o esclavicen. Y esta
tare&, que
es
permanente, se mueve siempre entre amhigüe_dades,
p'or
lo
que
siempre debe
ser enjuiciada a
· 1a lUZ de
la verdad
de
Dios, y mm~_ 'puede decirse· que
una forma
·o modalidad
de
esa tarea, esto ~ los dÍ~ersoS proyeCtoS ·h~anos de sociedad,
se ide~tifican plenamente
con
ei · E~angelio~ -
«Ciertamente
a
todos hay que·
liberar; a
los unos de su situa
ción
-de opresió~ a
los_
otros de
su egoísmo, avaricia o
prepo~
teneia,
y sabiendo que
en todos -hay· algo que los encasilla en
una sola
«clase»: la_ condición de pecadores, y de. ella todos
1187
Fundaci\363n Speiro
déhen ser libera
batir, y no por cierto a
fuerza de
metralla y
88Dgre.»
«La pobreza
del Evangelio no
cataloga en una
-«clase>, sino
que
es, ante todo, una.
disponihiliwad y una apertura de corazón
a
la palabra y
el amor de Dios que, es .verdad, más fácilmenl.'e
se
hacen presentes cuando no se rellena
el corazón
de riquezas,
ambiciones_
y
orgullo de
c1J1il.quier especie.»
Y, en la segunda parte ele su estudi.o, examiná si el socialismo puede
traemos la liberación p,etendk!a:
188
«Hay quienes señalan como médula del sociali&mo y condi
ción
esencial para la transformación socialista de la sociedad,
la socialización -de los medios de producción. No me
correspon
de
ni
·puedo examinar
a fondo este tema, difícil, complejo y
la
mentablemente «agitado» a veces con poca seriedad. Sólo haré
algunas anotaciones.
a) Creo que si alguno -entendiera con esos términos la ne
gación del derecho
del hombre a poseer
bienes propios -pri
vados-, estaría equivocado.
·El derecho de· propiedad tiene, por
cierto,
sus alcances
y limitaciones, entre las que sobresale ante
todo
la norma fundamental del bien común, pero no puede ser
negado; es. natural al hombre.
b) A este respecto quiero señalar que no tiene cOnsistencia
el argumento aducido a veees para defender desde una óptica
cristiana 'la posesión en
común de todos· los bienes como un
cierto·
ideal de
socialismo eristiano, sobre la
base de
lo que
nos ·dicen los Hechos de los' A-póstoles (cap. 4·, 32 ss.) sobre la
primera comunidad Cristiana de Jerusalén en
la que «todas las
cosas. éran de
todos ... No había
.entre ellos
ningún necesitado,
porque todos
los
que tenían casa la vendían, y tra(an el dinero
y lo entregaban a los
apóstoles, y se repartía a cada uno según
sus necesidades>. Los-
Heehos
hacen referencia a la experiencia
--que
sin, .du:da duró escaªº tiempo- de una sola comunidad, la
de
Jerusal~ y reducida por
cierto. Por otro lado,
se trataba
de
algo tan libre y
tan ún obligación formal que, cuando Ana
nías y Sáfira
se quedan
con
parte del dinero y
presentan la otra
a los
apóstoles, Pedro lo& reprendé
por querer
«mentir al Es
. píritu: Santo». «¿Acaso ilo era tuyo el terreno· ... , no era tuyo el
dinero?» El pecádo estuvo en la ~ntira, no en la
apropiación
de
sus biene's. {Una cosá es que un grupo de cristianos quiera
Fundaci\363n Speiro
hacer «;omunidad d~ bienes; y o.tra bien dist,~ta pretender hacer
de
ello
nn «si~tema» ... ~.
e) Otras veces, al. decir socialización de los medios de pro
ducción,
se entiende
afirmar que
lo~ _,grandes. medios, el planea
mient~
y
el contral_or de la produccJón
y, especialmente, todo
cuanto
se refiera a los
«órganos» vitales
de
nn país:
los
trans
portes,
las comµnicaciones,
1~ banca,
la_ variada riqueza que
es
conde el territorio de la nación: petróleo, minerales, gas ... ,
deben
estar en
manos del Estado. Por supuesto, no voy a dis
currir sobre es-te
problema, sino
solamente
sefialar, ante
todo,
que se
Írata de
una
cuestió~ de
técnica
p~lílÍco-económica, vale
decir,
de
«una decisión
respeéto a
la ~lección y utilización de
un
medio para efectua~ la 'justicia, esi0 es, el bien común» (Sam•
pay) y que,
exigiría previamente conocer to-do el
alcance
dado
a
los
términ0s «medÍos de pl'Oduccibn». Anoto,
en segundo lugar,
', . ,. ¡ ' algo que eatá muy unido a fo anterior y que expresaría de ma
nera interrogativa: ¿ es cierto y realista· qaC ello redunda en
beneficio
del bien eom-6.n? P~fque también e_s~ en
cuestión
su
eficacia Para el desarroIÍo au:ténticO de un ()'sís y una participa
ción_ de
todos en .i1, y no Su' paüí.atin0. ~undimiento én ia po
breza nacion~l. En tercer lugar, anoto él h,echo na'cia ¡.:¡frecuente
de
hablar de
sociaHzación' (más "bien estlltiz!ci4D) de los medios
de
producción, dejando
ilegítimámente de lado ulla comproba
ción
diáfana· y
evidente:.
eri la mayoría ·de lo-s país-es de' estricta
econolllía socialista~
ni ele lejos háy socialiZllción ni J.)árlicipación
política,
puesto que
-todo el pod"ei- está en
·
WIDos ele un único
y particular
partido, a m vez man~jado pof un_ conjunto de
·burócratas,· amos absolut~s.;>
IV. EL CAMINO ·,f!ACIA. EL SOCIALISMO.
Sin embargo, el c¡µninc,· hacia el soeia:Jismo , ~~e y se pregona por
d,x¡ukr.
Bajo la firma de J. Ulibarri, ¿QUE .PASA? ckl 25 ck novremb,e ck
1972, publicó el articulo ••Q>N, DE, EN, POR, SIN,· .SO];JRE, TRAS EL SOCIALIS
MO".
en el cual, ,:e/iriemwse • f>()ticia• publicadas en el dia,jo YA del
7 del mismo mes,. se comenta:
«Seguimos leyendo el mismo. diario, y en la página 25 en
contramos la
figura inversa, es decir, unas declaraciones fonéti
camente asépticas tra·s
de las _ cuales late un
concepto peligrosa
mente
próximo a_l socialismo. Nos_ hemos topado con
~os nada
discretos
.titulares
, qu.e
dicen:
«Estamos decididos
a
concluir con
189
Fundaci\363n Speiro
anual
progl'esiv'a de su nivel de· vida material. Esta promesa no
puede
ser cumplida, porque un crecimiento
infinito de
la ri
queza material es
imposible, incluso para una minoría injusta
mente privilegiada,
en
un-a biosfera inexorablemente limitada.
»Nuestra
biosfera es una delgada capa de agua,
tiérra y aire
que
rodCa la
superficie del
planeta. Su volumen y sus recursos
insustituibles son
limitados y sus recursos
- 6Spirituales, vu.lne
rables. La Humanidad es una parte integranre de la vida que
la biosfera contiene y sustenta.
La biosfera podría hacerse fá
cilmente inhabitable a call.8!8 de un uso injusto del poder ma
terial que el: hombre ha adquirido, trabajando en· común para
eliminar
el freno tradicional de su codicia. Si el hombre deja
que
m codicia·
le impulse a arruinar
-la biosfera,
destruirá su
propio género y a
todos los
demás
seres vivientes.
«Para· mantener
la
biosfel'a -habitable dutalite
otros 2.000
milloneS de· afios, nosotros
y nuestros descendientes tendremos
que _olvidarnos del ejemplo
de Pietro
Bernardone, mayorista
de
tejidos- ·del·
"Siglo xu,
y de su bienes
tal" material, y
empezar a
seguir el
de Francesco,
San Francisco, su hijo·~ el más grande
enire
lo¡¡ h.ombres que_ ruµl existido en _todo Occidente.»
lll, LA "LIBERACIÓN", EL CRISTIANISMO Y EL SOCIALISMO.
Nos hal.lamOs en Pléna pole11li.ca llnte la palal:ira LIBERACION. En
especial ante el 'USÓ que 'lure de ella el llamado pr'ogresi&nl.O ,católico. Por
eSo resúlta aún más · de ard.'enie actdalidaicf el resumen cjue: la edición en
castellano de 'L'OSSEI?VATORE JX)MANO del 12 de n<>viembre pu
blica de la-ccinfererrda :que;·Mons. Franz Hengsbach, "obispo de Essen
(Alemania), pronunció en Rom~-en el aula mágna· de' la ''ReSi.denza Uni-
vetsit8t'ia lnternazíonale",' clatisuriindo el'
ciélo "Violeircia; Justicia y Re-
dención". Recortemos:·
182
«St,' le·-repfocha a la· Iglesia el ser uh sis-tema de opreswn
o, al menri~ de haber· éolahorado r'egularmeÍlte con · los opreso
res;
el Evangelio, en cambio -así se afirma-,
sería un·· documen
to
de -liberación y especialmente de liberación
int:romunda:na. Por
eso, el
cristiailo debe· ponerse de pS:rte' de los oprimidos y apoyar_
la·
revoluC.ión, si nó · 'quiere s·er acusa-do de' traidoi-al
mensaje
evangélico.
»Pero, ¿qué -significa
realmente
liberación? ¿De qué se li
bera y P8ra qué se libera? · ¿Cuál eé la taréa de la Iglesia en
Fundaci\363n Speiro
este servicio en favor de la liberación del hombre? ¿ Qué con
secuencias se derivan de esto
pára el
cristiano que vive en me
dio -del niundo?
»Frecuentemente, para referirs·e a liberación, se habla de
-emancipación. Emancipación, en su sentido o-riginario, significa
alcanzar
un estado juddico propio.
Pero la
-aceptación
e impor
tancia actual de este concepto se logró
al ser
empleado -como
éonsecuencia
de la filosofía evolucionista de la historia de He
gel-
·para postular
una libertad total de todas
clases, de vínculo~
también
del
que
liga el hombre a Dios.
»Tal
«liberación» del
hombre -también de la religión y,
cOmiguientCmente, de
todo orden objetivo de
valores---.:. compor·
ta
neéesariamente conflictos soci8.les, ya
que una libertad
sin
límites
lesiona
irremisiblemente la libertad de otros y la con
vivencia
humana. Es el antiguo y siempre actual intento, que se
rebela Contra· toda
limitación,.·
de lograr una ciencia -que lleve
a la completa autodeterminación.
Ese intento
fracasó
· ya
en el
paraíso. «Para los personajes verdaderamente
grandes ·que ama
ron
la libertad
-como Francisco ·de Asís y
Tomás
·de Aquino,
po·r
ejemplo-, vincularla.
con Dios ha
sido algo
natural
y lógico.
Sófo cuando con el humanismo se perdió esta vinculación, se
empezó
a reivindicar una
libertad absoluta». Las utopías filo
sóficas
o
políticas, que
pidieron o piden una
Iiherta,d absoluta,
están amenazadas por el peligro de caer en la tiranía. Cuando
desapafece el·
último vestigio
· de
la teología, la idea de que
el hombre debe ser respetado
y, niás aún, -amado, pierde su fun
damento lógico ·(M. Horkheimer). Hoy día somos testigos de
qu~ muChas-.veces, en nombre de alguna liberación, se lee priva
a
los
hombres de
su
libertad.»
«...
la
lihértad ve:rdadertt ·es aquella
que Cristo nos ha ga
nado con
Sn· obra redentora: la libertad del pecado, la libertad
para Dios.
Llevar a los hombres
a
es4l libertad
es la primera
misión de la Iglesia. »Con esta
libertad,· que eS un
don de Dios, el
hombre es
Capaz· y esi:á obligado ·a empeña~sé ·por:· la libertad ·-interior y
exterior de
los deinás· homh-re's.
»La libertad· que Dios· otorga y la qúe el hombre tiene que
realizar nO
deben· separars~ ili ·mezclarse.»
«En Cristo. Dios
se revela como el abogado del
hombre y
de Sú. dignidad-: Cristo, Hijo de_ Dios y Dios verdadero, es al
;n mismo -·tiempo· hombre _perfecto y medida de. todo lo humano.
,183
Fundaci\363n Speiro
No puede haber destino más esencial ·Y elevado para el hombre
que conformarse
con Dios en Cristo. Por eso, todo -ataque a la
dignidad del hombre --en
nuestros días, por
ejemplo, en la cues
tión del
aborto-- es un ataque a Dios,
»La ·preocupación de Je&ús por los pobres y oprimidos no
quiso sólo ·
llam.a:l'" la
atención, sino que,
además, determinará
la
actuación
de la lgl~ia. Pero Jesús ·no
era
un revolucionario so
ci~.
Igual que Pablo, que predicó la lihertad en Cristo Jesús
y no la -revolución de los esc'lavos, también la misión de la Igle
sia
es --como la de su señor.....:: wia misión universal: no una
liberación
que se · agom en la superación de condicionamientos
intramundano-s,
sino
la
liberación de
todos
los hombres del pecado.
»De
nada sirve al hombre ser liberado de todás las coac,cio
ries
temporales, si co·ntinúa 1a opresión del pecado».
Incluso si
se llegal'a a suprimir toda falta de libertad y todas las miserias,
el homhre
seguiría necesitando la
redención,
y la Iglesia tendría
que
anunciar la salva-ción en Cristo y predicar la conversión
"'1 la penitencia.
-»
«La verdadrera causa dd ·
mal
en la historia de los hombres
no
f)s
· este
o aquel
sistema político~ esta o aquella estructura
socio-económica,
·sino el
pecado, el
pecado original y el pecado
personal. La liberación de todós los pecados es la lihera-ción de
las liberaciones».
»Esta
liberación
se
realiza en lli cruz de Jesucristo.
«Como
en la muerte de Jesús en la cruz se realiza la libMtad suprema
en el
cumplimiento
de la
voluntad
amorosa de Dios, así seguir
al Crucificado libera :rea'lmenre y
da frutos para la libertad de
los demás. La
locura de la cruz se hace la
níás alta sahíduría>.
»Tres
tesis
fundamentales para el
'S'ervicio cristiano
en pro
de la
liberación de este mundo:
1)
Llevar a los
hombres la liberación del pecado
y de la
mnerté, a
tl'avés de la· palabra y de los sael'amentos, es el pro
prium y el prius de la misión de la · Iglesia, que" no puede ser
sustituido
ni por el
más a-pto y perfecto servicio ·social.
2) El mejor
medio de cambiar rectamente la sociedad y de
'superal' situaciones injustas es
el
cambio del hombre,, fundamen
tado,
hecho posible y
exigido por el Evangelio.
3) Una
reinterpretación de
la redención que niegue la rea
lidad
del pecado y
se limite a propagar el cambio de
las estruc
turas, sería una-funesta
falsificación
de
nuestra fe.>
El 3 de dic:iembr, aiguiente vuelve a ocapEll'se L'OSSERV ATORE
ROMANO de la liberac:iótl en un estudio Monseñor Quarradno, Obispo
184
Fundaci\363n Speiro
de Avellaneda ( Argentina.), titulado "REFLEXIONES SOBRE LIBERACIÓN y
SOCIALISMO.
Plantea este estudio el examen en ,répidos trazos de la teologia de la
liberación:
«La idea dé la liberación, que es smonuno de redem:µón y
salvación,
serpentea por
toda la
Sagrada Escritura, desde el mo
mento
que hace
6U entrada en la humanidad el pecado. La pro
mesa del Sal,vador es la respuesta amorosa de Dios a :la huma
nidad
pecadora. Y cuando
Dios constituye
un pueblo
..:...-el pue
blo de Israel-para que junto con el culto. a El -único Dios
vivo
y
verdadero-mantuviera
viva la esperanza del Salvador
que de
ese mismo
pueblo habría de
tomar carne
y sangre --el
Hijo
de Dios hecho hombre--, arranca y lihefa a ese mismo
pueblo
de la
esdavitud y
sometimiento de
los egipcios.
Y a tra•
vés del desierto, de dificultades y
hasta de
rebeliones
contra -El,
lo
hace llegar a la ansiada «tierra
prometida». Dios se manifestó
así
como
liberador que un a
un hombre privilegiado
-Moisés-
para
que
encabece en su nombre la liberación de
su pueblo
y
por su intermedio Dios realiza una
Alianz~ como si dijéramos
un
contrato de fidelidad
mutua, en ese pueblo
elegido. A través
de la historia, en
más de
una oportunidad,
ese pueblo
no fue
fiel a Dios, y
Dios por
medio de sus profetas
Q determinados
castigos le reclamó a
1~ fidelidad:
y nunca
aconteció la
rup
tura de esa Alianza y
de_ la promesa del
Salvador por
parte de
Dios.
En tiempos de Cristo la esperanza mesiánica -estaba entur
biada
por consideraciones
de tipo polítieo-nacionalístico y pura
mente
temporal; el Mesías liberaría al
pueblo elegido
de toda
dominación extrafia y constituiría un reino sobresaliente y po
deroso. Cristo purifica esa imagen presentándose como el «Siervo
-sufriente» y no como rey temporal;
claro que ello-implicaba
ser
negado como el Mesías liberador~ puesto que no se ponía
al
frente de
batallones o
comatidos para
expulsar a los romanos .••
»Se ha pretendido presentar el relató bíblico del Eiodo como
una especie de manual
revolucionario-guerr~llero. Ello ea-, sen
cillamente, una
aberración. La liberación de Israel, s.n maicha
y
entrada en
la tierra-de promisión, son acontecimientos encar
nados en una realidad (y, dicho
se& entre paréntesi9t Dios se
expresa y manifiesta por. ellos, pero privilegiadamente y ante
todo por
su palabra,
no secundariamente como algunos
dicen
hoy)
y
ciertamente tuvo
dimensiones. políticas y so-ciales, pero
ese hecho
no se agota
en ellas, 'SÍno que se abre· a otras dimen
siones
más profundas y trascendentes. Hay
allí todo un con-
Fundaci\363n Speiro
junto de signos de esas otraB dimensiones: el paso de la hu
manidad camino a una patria definitiva, en la
gloria del
Señor,
el «nuevo pueblo»
salvado por
el único y definitivo -
liberador
que
es Cristo, el
cual libera
no a
cos-ta de
la
sangre ajena,
sino
de la propia, y cuyo principado es de paz y no de odio.
»Por consiguiente, Cristo liberador advino~ Y cuando en la
sinagoga de Nazareth
inaugUJ'a de una manera _ solemne 811 mi
sión, lo hace Con palabras de lsaías: «El Espíritu del Señor está
sobre nú, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar la
Buena
Nueva a "los pobres, a
proclamar la liberación de los
cautivos
y dar vista a lo-s ciegos, libertad a los Oprimidos y pro
clamar un año de gracia del Señor .. .
Está escrituÍ'a que acabáis
de oír se ha cumplido
hoy» (Le
4, 18-19, 22). Toda la acción
liberadora de Cristo se extiende al
~ito del pecado: «Todo
el
que comete pecado
es un esclavo» (Jn
8, 34); y la Buena No
ticia
liherado_r~ es El mismo. Por
un lado, por su
Mensaje que
nos
:fiahla de la paternidad universal
y _ amo fosa de Dios, de la
superación del egoísmo,
·del orgullo,
de la avaricia, de cuanto
_encierra y oprime en
· sí mismo al
corazón del
hombre, de
la
fuerza de la
fe y del amor, del sent!.do de la existencia humana;
es decir,
Cristo
Dos libera
en la Verdad (Jn 8, 32). Por otro
lado, por
su PascWl -Muerte y
Resurrección- Cristo quiebra
el poder del
mal, del ·pecado y d~ la muerte y hace Posible y
. real
una
participación de su vida. Por la Pascua del Señor Jesús
estamos:
ya liberados
--salvados-, pero
como la liberación de
finitiva llegará al final de los tiempos
.,-,-todavía_ no
se
da plena
mente-,
la, liberación se . va ,realizando en la historia de cada
1,lllO y de la hµmanidad. -En este sentido la verdadera. liberación
es histórica
y transhistórica. La sa1v_ación, la liberación, comien
za aquí y
.ahora, pero e~ proyecta
hacia la
eternidad.
»Cristo resucitado es el
«Hombre
nuel'.'"O» por eJ!:eelencia y
El
es la, fuente
de donde
brota ,la vida
que
hace-de
_la -persona
hu
mana
un
«-ser nuevo»,, un
«hombre
nuevo».
»El
homhre
liberado
, por Cristo
es
el «hombre Q.uevo». La
Pascua, es «novedad de vida», una vida_ nueva,. en. «justicia y
santidad verdaderas», El
«hombre nuevo> ~n Cristo nace por la
fe y se va realizando constantem:eute en el, amor. En .definitiva,
el «holllhre viejo» es ei pecado, en cualquiera de sus formas o
expresiones. Cuando el.hombre se
libera. del
p~o-«esta lihe
Tación
penetrá todos los
as¡iectos· de
su ser y
transforma nece
sariamente laas estruc-tura.:s ·
del pecado. La conversión interior
di Ce : relación · ·con lo 'social. El ~onvertido, el recreado en el
Fundaci\363n Speiro
amor, sahe ir hacia sus hermanos en nuevas formas de fraterni
dad, de eficaz solidaridad».
«Esto
está
conectad.o con el probléma de
Cristo como
libe
rador
político, más aún, como revolucionario. Creo que Cullman
ha
escrito sobre el asunto unas páginas breves· pero definitiva-&.
Cristo
no - fue
«zelote» revolucionario
violento ni
pacifista ene
migo
de todo cambio. El supera la disyuntiva «revolución-orden
establecido». Predicó
su reino que está
más allá, -vale decir, ea
distinto
. . . Ese
relllo que se realiza
fundamentalmente en
el
corazón del hombre, en su . radical conveni-ión por la fe y el
amor y cuya norma suprema es· la adhesión y ewnplimiento de
la voluntad
del Padre.
Es enemigo
del
inmovilismo, porque
la
cor.versión
es tarea
permanente; pero no
-Se orienta
a la
des
trucción
en vistas a un estado de cosas
tal que alcance en este
mu~ el fin · de todas las alienaciones en una situación de 1iber
ta«4
justicia
o
igualdad absolutas. Pensar eato último constduye
uno
de
los errores -o · utopías-frindamentales· del marxismo.
»Para hablar «en cristiano»
sobre. la
liberación hay
que tener
~n-cuenta estos principios básicos, de lo contrario se disuelve el
cristianismo en una ideología sOcio-polítiea más y· ·se lo vacía
del cOntenido
·profundo y trascenden~e dé liberación salvadora.
»Al afirmar
esto no
se reduce
el Evangelio y
el cristianismo
a
un
«a~gelismo» abstracto y
descarnado. Sabemos que
el plan
de
salvación
de Dios respecto al hombre,-a
las
na.Clones, al mun
do,
se
realiza en una historia, y en ella -como el fermento en la
masa.:..... deben operar la
Verdad· y
la Vida de Jesucristo. Es vo
luntad ·de Dios
que personahnente y Cstru-cturálmente el hombre
y-la sociedad crezca en su &er de . preso ria lihi-e y responsable,
que
las
estructuras~ eS decir,
todos
áqu.élloé elementos
que
en
matean
y condicionan · al
hombre,
fa.éilitCil , y ayudeii a
esa per
aonaliza'ción dol hombre y no lo ali~rién 'o esclavicen. Y esta
tare&, que
es
permanente, se mueve siempre entre amhigüe_dades,
p'or
lo
que
siempre debe
ser enjuiciada a
· 1a lUZ de
la verdad
de
Dios, y mm~_ 'puede decirse· que
una forma
·o modalidad
de
esa tarea, esto ~ los dÍ~ersoS proyeCtoS ·h~anos de sociedad,
se ide~tifican plenamente
con
ei · E~angelio~ -
«Ciertamente
a
todos hay que·
liberar; a
los unos de su situa
ción
-de opresió~ a
los_
otros de
su egoísmo, avaricia o
prepo~
teneia,
y sabiendo que
en todos -hay· algo que los encasilla en
una sola
«clase»: la_ condición de pecadores, y de. ella todos
1187
Fundaci\363n Speiro
déhen ser libera
fuerza de
metralla y
88Dgre.»
«La pobreza
del Evangelio no
cataloga en una
-«clase>, sino
que
es, ante todo, una.
disponihiliwad y una apertura de corazón
a
la palabra y
el amor de Dios que, es .verdad, más fácilmenl.'e
se
hacen presentes cuando no se rellena
el corazón
de riquezas,
ambiciones_
y
orgullo de
c1J1il.quier especie.»
Y, en la segunda parte ele su estudi.o, examiná si el socialismo puede
traemos la liberación p,etendk!a:
188
«Hay quienes señalan como médula del sociali&mo y condi
ción
esencial para la transformación socialista de la sociedad,
la socialización -de los medios de producción. No me
correspon
de
ni
·puedo examinar
a fondo este tema, difícil, complejo y
la
mentablemente «agitado» a veces con poca seriedad. Sólo haré
algunas anotaciones.
a) Creo que si alguno -entendiera con esos términos la ne
gación del derecho
del hombre a poseer
bienes propios -pri
vados-, estaría equivocado.
·El derecho de· propiedad tiene, por
cierto,
sus alcances
y limitaciones, entre las que sobresale ante
todo
la norma fundamental del bien común, pero no puede ser
negado; es. natural al hombre.
b) A este respecto quiero señalar que no tiene cOnsistencia
el argumento aducido a veees para defender desde una óptica
cristiana 'la posesión en
común de todos· los bienes como un
cierto·
ideal de
socialismo eristiano, sobre la
base de
lo que
nos ·dicen los Hechos de los' A-póstoles (cap. 4·, 32 ss.) sobre la
primera comunidad Cristiana de Jerusalén en
la que «todas las
cosas. éran de
todos ... No había
.entre ellos
ningún necesitado,
porque todos
los
que tenían casa la vendían, y tra(an el dinero
y lo entregaban a los
apóstoles, y se repartía a cada uno según
sus necesidades>. Los-
Heehos
hacen referencia a la experiencia
--que
sin, .du:da duró escaªº tiempo- de una sola comunidad, la
de
Jerusal~ y reducida por
cierto. Por otro lado,
se trataba
de
algo tan libre y
tan ún obligación formal que, cuando Ana
nías y Sáfira
se quedan
con
parte del dinero y
presentan la otra
a los
apóstoles, Pedro lo& reprendé
por querer
«mentir al Es
. píritu: Santo». «¿Acaso ilo era tuyo el terreno· ... , no era tuyo el
dinero?» El pecádo estuvo en la ~ntira, no en la
apropiación
de
sus biene's. {Una cosá es que un grupo de cristianos quiera
Fundaci\363n Speiro
hacer «;omunidad d~ bienes; y o.tra bien dist,~ta pretender hacer
de
ello
nn «si~tema» ... ~.
e) Otras veces, al. decir socialización de los medios de pro
ducción,
se entiende
afirmar que
lo~ _,grandes. medios, el planea
mient~
y
el contral_or de la produccJón
y, especialmente, todo
cuanto
se refiera a los
«órganos» vitales
de
nn país:
los
trans
portes,
las comµnicaciones,
1~ banca,
la_ variada riqueza que
es
conde el territorio de la nación: petróleo, minerales, gas ... ,
deben
estar en
manos del Estado. Por supuesto, no voy a dis
currir sobre es-te
problema, sino
solamente
sefialar, ante
todo,
que se
Írata de
una
cuestió~ de
técnica
p~lílÍco-económica, vale
decir,
de
«una decisión
respeéto a
la ~lección y utilización de
un
medio para efectua~ la 'justicia, esi0 es, el bien común» (Sam•
pay) y que,
exigiría previamente conocer to-do el
alcance
dado
a
los
términ0s «medÍos de pl'Oduccibn». Anoto,
en segundo lugar,
', . ,. ¡ ' algo que eatá muy unido a fo anterior y que expresaría de ma
nera interrogativa: ¿ es cierto y realista· qaC ello redunda en
beneficio
del bien eom-6.n? P~fque también e_s~ en
cuestión
su
eficacia Para el desarroIÍo au:ténticO de un ()'sís y una participa
ción_ de
todos en .i1, y no Su' paüí.atin0. ~undimiento én ia po
breza nacion~l. En tercer lugar, anoto él h,echo na'cia ¡.:¡frecuente
de
hablar de
sociaHzación' (más "bien estlltiz!ci4D) de los medios
de
producción, dejando
ilegítimámente de lado ulla comproba
ción
diáfana· y
evidente:.
eri la mayoría ·de lo-s país-es de' estricta
econolllía socialista~
ni ele lejos háy socialiZllción ni J.)árlicipación
política,
puesto que
-todo el pod"ei- está en
·
WIDos ele un único
y particular
partido, a m vez man~jado pof un_ conjunto de
·burócratas,· amos absolut~s.;>
IV. EL CAMINO ·,f!ACIA. EL SOCIALISMO.
Sin embargo, el c¡µninc,· hacia el soeia:Jismo , ~~e y se pregona por
d,x¡ukr.
Bajo la firma de J. Ulibarri, ¿QUE .PASA? ckl 25 ck novremb,e ck
1972, publicó el articulo ••Q>N, DE, EN, POR, SIN,· .SO];JRE, TRAS EL SOCIALIS
MO".
en el cual, ,:e/iriemwse • f>()ticia• publicadas en el dia,jo YA del
7 del mismo mes,. se comenta:
«Seguimos leyendo el mismo. diario, y en la página 25 en
contramos la
figura inversa, es decir, unas declaraciones fonéti
camente asépticas tra·s
de las _ cuales late un
concepto peligrosa
mente
próximo a_l socialismo. Nos_ hemos topado con
~os nada
discretos
.titulares
, qu.e
dicen:
«Estamos decididos
a
concluir con
189
Fundaci\363n Speiro