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Número 111-112

Serie XII

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I. La música en los actos litúrgicos

ILUSTRACIONES CON RElCORTES DE .PERIODICOS
l. LA MÚSICA EN LOS ACTOS LITÚRGICOS,
Hemos oíclD muchas veces cómo ~ criticaba ll-n~os, caras rora/es
de anteiío, calificándoles ele ignprantq y l,árbaroti acusándoles de hlanr­
queac
los mW"08 de piedra y de cuhrii-con ese blanqueo los frescos t'Offlá..
nicos de sus viej~ iglesias. Hoy conocemos otro atentado contra el es..­
piritu de cuya certeza no cabe d~ pues lo perpetran,, ~ la vista. de
todos unos curas que al. cometerlo creen $ituatse (11. d4i en pastoral y en
buen gusto. art~o.
A ello ha a/udidD, nada men<>s, Cri&tooaJ Hallt"' en un articulo titula,,
do "GREGORIANO EN CONOERTO Y DESCONCIEJffQ_ EN ~L. TF..Ml?LO", publicado
en ASC del 14 ,k qici,,ml,re de. 1972 del que h~ ""col'tado los siguien­
tes párrafos:
"
«llace unas _pocas semana&· tuvo. la Comisaría G1iner~ de la
Música el . singular acierto cJe traer al teaJ;ro Real, de Madrid,
a un grupo de monjes del monasterio de Silo& a que cantasen
(en concierto» esa m.arav,ill.a de

música
que es el canto grego­
riano._
Ofertorios, maitines, secuenciM,. gregQ-ri~as-del más alto
y puro valor
musical sonaron
para un público
que abarrotaba
el_ teatro Real; público, conviene deataearlo,' -que -en su gran ma·
yo,ría estaba compuesto por geJJ,te. joven, enormemente entnsias-
1? y que eecuehó estos _ cánticos coµ e'1 ntás profundo respeto y
con una enQrme emoción. El éxito fue tan grande -como la ca­
lidad de la música-y la de sus-intérpretes merecían.>
. . . . . ·-. ' ·-. . . . . . . . . .
«El hecho de .que en nuestros_ templos sea -imposible .oír una
música qu;e esté

a la misma altura
de la belleza de la palabra
que
allí vamos a escuchar, o a la altura de la nobleza de los
gestos y formas que rodean nuestra
liturgia, al mismo tiempo
que
el gregoriano -expresión de la más bella unión · de espiri­
tualidad:

palabra y
mús_icar-se ofrezca ein «concierto:., significa
que esa evolución .de los últimos ~os a esta parte, -tendente a
vulgarizar las formas artísticas que rodean la liturgia,
nqS: -iu-.
llevado a convertir e¡l gregoriano en -un objeto de museo. Dicho
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de otro modo: el gregoriano ha dejado de ser algo vivo para
la iglesia para
convertirse, en

un lugar extraño a él, en una
expresión del pasado. Y esto me parece que es lo
s-ufi:cientemen­
te

grave para que llamemos la atención sobre
ello, teniendo
en
cuenta la enorme responsabilidad que hemos contraído no sólo
iinte las formas· de

la liturgia, sino también ante la historia.
»Ahora bien, lo
más grave

es que hemos dejado el gregoria­
no para
la sala de conciertos, con toda la carga de siglos de
belleza y espiritualidad que esta.
-expresión contiene
en
sí mis ..
ma,

para sustituirlo en nuestros
templos por
unas cancioncitas
estúpidas
hechas según el

patrón
rítmico-melódico-ármónico de
las

·.canciones
de las películas -
del Oeste en boga en
-los años
cuarenta.»
«Hace

unos días en
un pueblo
de Castilla, que tiene una
bellísima iglesia
romániea, oí-.cantar durante-

la misa
las más
increíbles
sandeces

a un buen sacerdote
agarrado a

un micró­
fono con el que aturdía a unas pobres gentes que, por el hecho
de ser humildes, no carecían de sensibilidad. Con su silencio y
con la seriedad que car_acteriza los rostros profundament-e
caste­
llanos

de los que allí se encontraban, estaban
dando la prueba
más
válida

de
que ni el lugar -una iglesia de un románico
purísimo- ni
la circunstancia -una misa oída por gentes de
Castilla- eran aptos para tanta tontería cantada con aires
de
dox-trot:».
»Ese silencio de las gentes· que llenaban la iglesia castellana
como respuesta a unas músicas estúpidas que ni
gustan ni
van
con ellas, y ese clamor del público
qu·e abarrotaba el teatro Real
para

escuchar el canto. gregoriano «en concierto» me han hecho
meditar
y son_ la causa. de estas líneas.
» ... no veridría mal
llenar-nuestras
iglesias de un
poco de
silencio,

tan
necesario en ~uestro tiempo,
en
·vez de
tanta
roú ..
sica

auténticamente inútil,
mal escrita, mal cantada y mal tocada,
que
sólo consigue

rebajar más aún el
grado de
sensibilidad
de
nuestra sociedad materialista precúmmente en

lugares donde
ca ..
hría

esperar. que esa sensibilidad
se intentase
depurar.»
II. LA INFLACIÓN, LA ENFERMEDAD DE LA CONSTRUCCIÓN Y DEL DESARROLLO-.
El tema de la inflación vuelve a estar al orden del día· y todos los
gobiernos se aprestan a luchar contra sus efectos ¡después, de habet'la
impulsadt:,/
La voz de alarma arete el momento lnflocionario actu&l ha sido dada
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