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Asociaciones del campo

ASOCIAGIONES DEL CAMPO
POR
J. GIL MORENO DE MORA.
Para acometer este tema es preciso comenzar con unas observa­
ciones:
l.º El cmnpo entero.-Se tiende, sobre todo en los ambientes
administrativos, a reducir
el concepto de "campo" a

la mera pobla­
ción
laboral agraria. Esto

no es
real. El campo, además
de abarcat
multitud
de actividades, desde el maestro y el médico rural hasta
los

artesanos
y comerciantes campesinos, tiene en cada 'hombre un
vecino de un municipio, un aficionado a ta1 o tal cosa, un padre de
familia, etc. Reducir la personalidad del campesino a su actividad
labtadora
es amputar al campo de multitud de sus miembros y de
sus personalidades.
2.0 El c,m¡,po vario.-& tiende también a una visión unifor­
mista prescindiendo de los condicionamientos tan poderosos en este
sector

donde caben pocos artificios, por lo
cmtl es irutlcanzrrble la
uniformidad
urbana de

las grandes megápolis.
3.º F,l ctmvpo cor,w cwilizádón.--Se tiende también a reunir
la

manera de vivir,
la manera

de pensar
y de actuar de los hombres
del campo dentro de las corrienres que
se dan en las poblaciones no
campesinas. El campo
encierra una

civilización
marcada por el
arraigo

esencialmente diferente de la
civilización urbana
marcada
por el

nomadismo. En el campo lo importante no es el oficio sino
la casa; en la civifüaci6n urbana

lo
importante es el negocio y la
empresa.
Dados estos puntos e; fácil ver que el asociacionismo del cam­
po no se limita a un simple sindicato de labradores y ganaderos o
a una organización cooperativista agraria, sino que debe extender-
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J. GIL MORENO DE MORA
se en multitud de esferas diferentes, desde ias gremiales de rodas
las diferentes actividades campesinas hasta las corporativas de mu­
nicipio, de
padres de familia, de ideas políticas, culturales, recrea­
tivas,
deportivas, religiosas, benéficas, etc.
Si no se
limita el concepto de política al de meros partidos po­
líticos y si se contempia que, en realidad, es política y se hace po­
lítica en cada ocasión en que un hombre se telaciona con los de­
más, sobre todo en los
aopectos públicos,
surge un hecho cietto, el
de que toda una civilización campesina, un modo de vivir, pensar,
actuar, morit, con toda una secuela de hábitos, usos, costumbres pro­
pias del campo, se halla enfrentada a otta civilización esencialmente
urbana que opone otro modo de vivir, de pensar, actuar, etc., radi­
cialmente opuesto al de los campesinos. En el campo, aparte de unos
faetores
comunes de contacto con
la
naturaleza y, por tanto, de ma­
yor
realismo, de ooa valoración superior de la familia como agente
del

arraigo,
y de la casa romo resultado del a,,raigo, todo se divet­
sifica acoplándose
al paisaje, al clima, a las condiciones naturales y
las asociaciones; por ello, multiplican la diversidad de usos y cos­
turnbtes (por consigwente de Derecho) y cada lugar o grupo tiene
peculiaridades
de personalidad
acusada como persona y como grupo.
En la civilización rubana cada día se tiende más a un uniformism.o
general, .tanto en ·las costumbres como en el modo de vivit y el ar­
tificio, el
aire acondicionado,

la ca:lefaccióu,
el rrabajo bajo techado,
alejan al hombre del contaeto con la kcción cotidiana de ,la natura­
leza,

lo
cual abona las utopías. La visión de la riqueza es, en el
campo, coru:reta, tomando imagen de kilos de productos mienrras
en

la urbe
es a,J,scracta en

columnas de números contables. Todo lo
cual indica

que aparte de
las múltiples

asociaciones profesionales
y
corporativas antes menci~as, sería conveniente una asociación
coherente,
no

politizada según
ideologías, coru:retada a

la
civiliza­
cióu

propiamente campesina, que en las
Cortes pudiera presenta< un
dique
a la aplastante supremacía de la civilizacióu
urbana que barre
para

adentro los presupuestos del Estado, se
apodera de él y redu­
ce, finalmente, al campesino
a1 estado de ciudadano de categoría
inferior,
para quien

son
difíciles ios accesos a;J apoyo estatal, a la edu-
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ASOCIACIONES DEL CAMPO
cación, a la palabra pública en las Cortes y en los medios de co­
municación social.
Por la característica campesina todas las actividades que en este
ámbito se
dan tenderán, en su asociación profesional, mucho más a
los moldes gremiales clásicos
que a los modernos sistemas sindica­
listas,
casi siempre nacidos en
las graodes aglomeraciones comer­
ciales
e
industriales y que, aplicadas por presión de los diferentes l!P­
biernos, en muchos países al sector primario se hao demostrado
ineficaces y inapropiados, con el único fruto visible de dejar inerme
al
campo.
El municipio

de los pueblos campesinos también
difiere pro­
fundamente del

municipio de las
grandes dudadas, porque la dimen­
sión

del núcleo de población permite que
sean bien
conocidos de
todos los concejales que se eligen, con lo
cual la rorporación es
verdaderamente
parte del
pueblo y se encuentra muy próxima a
todos los problemas reales de
1los vecinos. Por ello, se puede decir
que
el municipio campesino es una forma auténtica de asociación
y tal vez lo sería mucho más si la Ley de Régimen Local abandona­
se

el exceso de
centralismo y uniformismo que la caracteriza acrual­
mente y que obliga, por ejemplo, a hacer -la contabilidad y el pre­
supuesto de una forma tan enrevesada que sólo lo pueden entender
los
especialistas, 0tto ejemplo de los males derivados de la actual
Ley de Régimen Local es el problema de los secremtios, que por
sí sólo es capaz de imposibilitar la existencia de
los pequeños mu­
nicipios y que impone en este cargo a personas las más veces -extra­
ñas al pueblo.
Quedan, por fin,
las asociaciones de tipo ecooómico, entte las
que destacan, en primer lugar, las cooperativas agrarias pero que
además, en frecuentes ocasiones, se' dan: en mudhors otros casos C:Omo el
de los centros recreativos que en Cataluña se llaman "ca.siaJs", en
los que se asocia ·1a mayoría de la población pata construir un com­
plejo de cine,
bat, sala

de juegos,
bai1e, bibli=, etc. Las activi­
dades deportivas, a veces, entran dentro de estos mismos casales,
otras son independientes en asociaciones propias de fútbol, balon­
cesto, piscinas, etc. Y es frecuente que haya asociaciones culru.rales
para coros, teatro, ronfcrencias, etc.
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Se podda, pues, resumir todas estas posibilidades de asociación
en el
campo dentro de los siguientes bloques:
A) Políticas: en este grupo estarán, en primer lugar, el muni­
cipio,
y luego esa asociación política del campo sobre la que nos
extenderemos un
poco.
B) Profesiona:Jes, abarcando todas las actividades gremiales o
sindicales.
e
C) Económicas, entre las que destacarán las cooperativas y to­
das las actividades en que haya asociación para acometer empresas de
tipo económico colectivamente.
D) Sociales: vasto grupo donde están las recreativas, cu:ltw:a­
les, deportivas, religiosas) etc.
Conviene ampliar un poco el concepto de una asociación políti­
ca del .. Campo Entero"'. Esta

debiera
ser una
asociación con voca­
ción
parlamentaria y

de
diálogo' con
la
Adminisl!ración. Debe
agru­
par al campo entero,

es decir, no
sólo a
los agricultores, sino
tam­
bién a todas las activichdes de los pueblos: maestros, artesanos, mé­
dicos, industriales ruta:les, comerciantes rumies, abogados, juristas,
intelectuales, campesinos, -etc. En realidad, es -una a80Ciación que de­
biera formarse pata defender la civilización campesina del despiada­
do ataque que le
inflige la civilización urbana.
Debiera
ser una aso­
ciación con su propia doctrina, prescindiendo de todas las ideologías
de
partidos en curso, que

siempre son de origen
urbano, basando la
doctrina en los valores de la civilización campesina, en la idea de
la
.. casa", del

atraigo,
de la permanencia por razonamientos de rea­
lismo total,
c,,paz de considerar el equilibrio de lo espiritual y lo
material que es esencia humana, razonando
por caminos
de simple
sentido común sin altas
lucubraciones filosóficas, reivindicando

el
papel de ser base de la patria
y de ,la nación, de la patria por estar
cercano

a su
más vital patrimonio que es el territorio y de la na­
ción, por
ser siempre el estamento más fértil en

vidas de las que se
han
aJimentado rodos los

desarrollos industriales y
urbanos que he­
mos

conocido. A esta asociación cabe
asignarle una

importancia re­
levante ya que una
gran parte de la errónea actuación seguida con
el campo sólo se puede subsanar en las Cortes y rectificando ,las
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ASOCIACIONES DEL CAMPO
Leyes, así como poniendo coto a los abusos de · la Administración,
que

en el campo
ha obrado a sus anchas sin la menor oposición. La
bandera ha de ser la restauración del campo. El campo a través
de muchas
reformas ha sido destruido y arruinado en buena parte;
sus

estructuras naturales han sido substituidas por
p<Ótesis estatales
pocas veces eficaces, su derecho propio antaño vivo en los Fueros
ha sido paralizado, dictado desde arriba. Restauración no de los mol­
des medievales ciertamente, pero restauración de una salud física y
moral perdidas en las reformas. Restauración de la posibilidad de
una evolución del campo desde dentro
del campo para bien gene­
ral en la línea .que mencionaba el General Primo de Rivera en su
prólogo al Curso de Ciudadanía celebrado en Toledo en
= del
año 1929.
Esta asociación política del campo es la que puede . restaurar
municipios sanos
y eficaces, legislaciones tributarias ordenadas, cuer­
pos
intermedios
vigorosos y actuantes. Es la que ha de formar el
frente
político campesino.
Del
mismo modo

el campo
deberá tratar
de
forma, un
frente
económico que le permita liberarse de la servidumbre
actual a la
Gran Ciudad. Pero el
frente político

es previo,
porque de él depen­
de la posibilidad del frente
económico.
A

este frente
económico corresponderá

un frente profesional,
el
maestro, el médico, el mecánico rural hablará de su inferioridad
frente al colega ciudadano.
Y de estos frentes surgirá, como resultado, un frente
cultural. y
social que será el defensor de que esta civilización campesína hoy
agonizante en la conv,icción de que esta civilización es la única ca­
paz de volver a ínformar en el sentido común Ia civilización gene­
ral de

toda la
naci6n.
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