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Daniel Boira: Liberalismo y socialismo ante la doctrina católica

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Daniel Boira: "LIBERALISMO Y SOCIALISMO ANTE
LA DOCTRINA GATOLICA" (*).
Libro de la máxima actualidad que expone ron toda claridad
;._ posición
de la Iglesia frente

a
las doctrinas libernles y socialistas.
La primera parte de la obra está dedicada a:! origen y fin del
poder, las formas
de gobierno y el poder coercitivo de la autoridad
pública.
Frente
al dogma de la soberanía popular, que afuma que el
poder reside en el pueblo, la Iglesia ha enseñado y enseña su ori­
gen divino.
La autoridad viene de · Dios, de ahí la obediencia que
le
deben
los miembros

de
la comunidad. Pero existe al mismo tiem­
po una jerorquía de normas y de principios en virtud de la cual
cuando los poderes públiros "impugnan manifiestamente la Justicia
y la Verdad 'hasta desrruir los fundamentos de la autoridad'º, surge
el derecho a la rebelión, al que el autor dedica gran parte del ca­
pínüo primero.
La razón de ser del Estado es el servicio y la promoción del
bien común.
La ley no es dictada por la muchedumbre ni por el príncipe,
sino ,por
la Verdad y la Justicia. Es, como dice Santo Tomás, "la
ordenación de la razón dirigida a:l bien común promulgada por
aquel que tiene a su cargo la comunidad". Las leyes son obligato­
rias, pero,
como dice León XIII, "si discrepan abiertamente del
derecho divino, si causan injuria a 1a Iglesia . . . entonces resistir es
deber; obedo,cer es crimen".
Si
el poder político procede de Dios y es de Derecho divino,
la forma de gobierno que adquiere dicho poder procede de la so­
ciedad
y ,es de Derecho humano. "La Iglesia no reprueba ninguna
forma de gobierno determinada, con tal de que sea <>pta para la
utilidad de los ciudadanos".
Esta afimiación de León XIII es una
constante en

la doctrina de
fa Iglesia, Monarquía frente a la tiranía,
aristocracia frente

a
oligarqula y democracia orgánica, basada en
el pueblo, frente a democracia inorgánica, basada en la masa.
(*) Ediciones Acervo, 348 págs., Barcelona, 1977.
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INPORMACION BIBUOGRAPICA
la .disrinción entre pueblo y masa sirve para distinguir la de­
moaracia
que

la Iglesia
condena de

la democracia que la Iglesia
admite. "la sana democmcia --escribe el autor- entendiendo por
tal la justa y proporcionada participación de las clases sociales, fiv
mfilias, regiones, municipios y corporaciones en la república es com­
patible

con
todas las

formas de gobierno
que promueven el bien
común"". Esta panicipación ,es un deber de caridad política para
los católicos, que en servicio a la religión y a:l bien común de su
patria debe
buscar, romo señaló Pío

XII, "la
compenerración recí­
proca del apostolado migioso y de la aa::ión política".
Expnne
en el capítulo tercero
la doctrina natural y cristiana arerca
del
poder coercitivo de

la autoridad
pública, dedicando especial
~tención a la legitimidad de la pena de muerte. El poder coercitivo
que
posee toda sociedad perfecta se extiende hasta la imposición
de la máxima
pena. "Por Derecho natural y siempre que lo requie­
ra
el

bien
común -dice-, la autoridad pública puede imponer la
pena de muerte a 1os malhechores reos de gravísimos crímenes".
Después
de anaJh,a,r este principio, recoge wrios testimonios de la
Sagrada Escrituta, del Magisterio pontificio y de Santo Tomás en
los que se legitima
la aplicación· de la pena capital para delitos
gravísimos y

siempre que sea
conveniente a,! bien romún.
Tras esta parte
introductoria, los

siguientes capítulos están de­
dicados a1 libera.lismo en todas sus diversas facetas.
Cuando se habla de liberal y liberalismo no se entiende hoy la
práctica de la
vittud de la liberalidad, sino la profesión de los sis­
temas
filosóficos, políticos

y económicos
del! liberalismo.
El liberalismo tal y como constata la endclica "Libertas'" es
enemigo
de
la libertad, entendiendo por tal la facu:ltad de elegir
aquello que es ronvenienl!e para nuestro propósito; es deci,c, la Ver­
dad

y
el Bien, pues por libettad entiende licencia y desenfreno y
facultad de elegir la mentira y el mal. Analiza, siguiendo a la "Li­
bertas" ios tres grados de liberalismo que recoge la encíclica, que
van desde el rechazo de toda ley divina y natuta.l, en su manifesta­
ción

más extremada, hasta su
manifestación . más moderada, según
la
cuai las 1.eyes divinas han de regir en la vida particular, pero no
en la vida pública. Son consecuencias del 'liberalismo --cuya base
está en el racionalismo y el naturaliS!IID'-, la soberanía popular, el
indiferentismo
del

Estado en
materia religiosa, lo que equivaile al
ateísmo, la •ebelión contra las legítimas potestades, las libertades
del
llamado Derecho nuevo, la Jegalización del divorcio, del aborto,
la pornogta:fía y el laicismo.
Termina este capitulo cuarto

con un extenso
texto de la "Tra­
dició cntalana" de Torras y Bages en el que se pone de manifiesto
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INFORMACION BÍBUOGRAFICA
la desastrooa actuación del liberalismo en la España del siglo XIX.
Trata .el siguiente capítulo de la comesionalidad del Estado, la
tolerancia y la libertad religiooa.
Es preciso señalar, romo muy bien demuestra el autor, que el
Magisterio pontificio más reciente y el Concilio Vaticano II no se
separan de la doctrina que robre el tema fue definiendo la Igksia
desde
la antigüedad. Doctúna que se detalló más desde Pío IX,
como consecuencia misma de la importancia que tomaban los erro­
res liberales.
El Estado debe set confesioru,!mente católico. La Iglesia recha­
za la separación de las dos potestades y el indiferentismo del Esta­
do en materia religiosa. El Estado debe, como tal, rendir a Dios
culto público
y debe colaborar con la Iglesia, especialmente en aque­
llas

materias de competencia
mixta. Debe
favorecer a
la verdadera
religión,

pues
al hacerlo sitve al bien común, que es su razón de
ser. Debe
reconocer y promover el Reinado Sociail de Cristo. Nada
se opone a que el Estado otorgue un
tlrato de

favot a
la religión ca­
tólica;

es
más, el

no
hacerlo supondría

una grave
injuria, pues
co·
focaría a

la misma
ailruta a

la
Verdad y al errot, a la religión de
Ctisto y a las sectas impías. No obstante y atendiendo a circuns­
tancias

del momento,
el Estado puede tolerar la práctica de religio­
nes falsas y la difusión del error, cuando de su prohibición fuera
previsible que
se detivadan males mayores. Por supuesto que ni el
Estado ni ninguna otta potestad pueden obligar a na por la fuerza; pues como dijo San Agustín, "no se puede creer sino
queriendo'". Lo deseable es siempre la unidad religiosa, que es el
principio; ahora hien, atendiendo al fenómeno social de tiempo y
lugar, el plutalismo rel!igioso puede set una realidad que ni la Igle­
sia

ni el Estado
pueden desconocer.
En cu,,nto a

la libertad
religiosa, la

postura del último Concilio
Vaticano es, como no podía ser de otra manera, plenamente -acorde
con la antigna y tradicional doctrina de la Iglesia. Son las interpreta·
clones progresistas y libetales las que pretenden ver en la Declaración
sobre la
libertad religiosa, lo

que no hay en ella. Juan XXIII ha
de­
finido la libertad religiosa diciendo que, "entre los derecsos del hom­
bre

hay que
enunciar tatnbién
el de poder
honrat a
Dios
según la
recta notma de su conducta y profesar la religión, privada y públi­
camente".
Es la libertad de seguir la recta nomia de su conciencia.
Por libertad la Iglesia nunca ha entendido
la facultad de escoger o
de
practicar lo
que es

erróneo o nocivo.
Eso es licencia y desenfreno
pero

no libertad. La
libertad tiene

su fundamento en
la Verdad:
"conoceréis
la Verdad y la Verdad os •hará libres", Pot otra parte,
cuando

el Magisterio de la Iglesia habla de religión se refiere siern·
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lNFORMACION BIBUOGRAFICA
pre a la verdadera. Por tanto, la libertad religiosa hay que enten­
derla como
la inmunidad de coocción para

la práctica de la religión
católica privada
y públicamente. De las religiones failisas no puede
decirse que tengan derechos. Para ellas la Iglesia ,ha reservado siem­
pre

el
término tolerancia. La

inmunidad de
coo.cción de
que habla
la
D. H. tiene, además; unos límites que la propia declaración se­
ñala (núms. 2, 3, 4 y 7).
Es preciso señalar que la D. H. no se opone en absoluto a la
confosionalidad del Estado, pues ia misma. señala, en su: número 1,
que "el Concilio deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca
del

deber
moral de
los
hombres y de fas sociedades paro con la
verdadera religión y la única Iglesia de Cristo".
En cuanto al ecumenismo, pone el autor especial etopeño en di­
ferenciar lo que es · intento apostólico de atraer a la Fe católica a
quienes se
han separado de ella, del itenismo, pues sólo puede darse
el .ecwnenismo en la unidad, en la Verdad. Concretamente en lo
que
se refiere a la religión judaica, piensa el autor que no es po­
sible colaboración. El judaísmo desde el "Deicidio" que perpetró
no ha cesado en su odio a:l cristianismo, a la Iglesia y a la civiliza­
ción que
ést>a forjó.
Recoge el
capítulo ocravo
la posición de
Ja Iglesia frente al na­
cionalismo.
El origen del nacionalismo lo encontramos en la revo­
lución protestante;
posteriormente en fa soberanía nacional. El Es­
ta pio de
las nacionalidades, son los postulados inherentes a los na­
cionalismos, que han producido
y siguen produciendo (autodeter­
minación de los pueblos,
separatismos, etc.) espantosas convulsio­
nes
en
fa humanidad;
Distingue

entre Estado, nación
y patria. Frente al nacionalismo,
siempre
artificial,
está la vittud del patriotismo, que nace de la pie­
dad
y de la justicia.
Deliciosas son las páginas del capítulo IX que, con
innumerables
documentos

pontificios
y citas de autores del pensamiento contra­
rrevolucionario
español, ponen de ~elieve la unidad católica de las
Españas. Desde Recaredo hasta las constituciones lil,er,;Jes, fue la
ley más importante de las
Españas. En el catolicismo, se forjó la
unidad nacional. Religión y patria están en nuestra historia indi­
solublemente unidas. Cuando el laicismo liberal hizo su aparición,
el pueblo español combatió por su religión en las cruzadas del si­
glo XIX. Recoge por último este capítulo la historia de la tradición
¡acobea
y mariana.
A los aspectos económicos del liberalismo están dedicados los
cap/rulos
X y XI.
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
Libertad individual, interés indivilrutl, la consideración del tra­
bajo como mercancía, la no subordinación de la economía a la mo­
ral, la abusiva preponderancia del capital, la considemción exclusiva­
mente privada

del
contrato de

trabajo; la destrucción de los cuer­
pos intermedios, con
la subsiguiente indefensión del trabajador y
el principio de no intervención del Estado son muchas de las ca­
racterísticas del

libetalismo
económico cuya base está en el filo­
sófico.
El autor recoge-textOS pontificios que ana'lizan y condenan el
capitalismo liberal y no el sano capitalismo con contenido social
orientado al
bien

común;
y, aprovecha para exponer la doctrina so­
cial de la Iglesia a través, especialmente, de '1a Rewm novarum,
Quadragesimo anno
y Oct-0gesima: subordinación del interés pri'
vado al social,

respeto de la economía por
el orden moral. y reli­
gioso; cuerpos intermedios y
función subsidiaria
del
Estado. El
justo salario y !la mejor distribución de la riqueza, que no está tanto
en las esrrucruras como en el obrar honrado y caritativo de las per-
sonas.
Fue el Jibernlismo el que dio paso al socialismo. Bien puale afir­
marse que sin la obra destructora del liberalismo, d socialismo no
habría nacido, y en todo caso estaría destinado al más estrepitoso
de

los
fracasos.
A! análisis del sociail.ismo a la luz de la doctrina carólica, des­
tina ios siguientes capítulos. En el primero de dios analiz.a los su­
puestos básicos del socialismo: la concepción materialista de la his­
toria y la teoría del "precio y sobreprecio". La historia se mueve
por la dialéctica, por el enfrentamiento de contrarios, por el odio
de quienes ocupan social
y económicamente pues1Xl6 diferentes. El
final del proceso dialéctico conduicl en la dictadura del proleta­
riado y en la socialad sin clases. La lucha de clases acelfilará el final
del
proceso. Su filosofía es una filosofía de la praxis, de la. aoción.
La materia es autodinámica. El fin justifica 'los medios.
Todos los papas sin excepción
han condenado al comunismo
como sistema radicalmente contrario al orden natural y a la Fe.
Recogernos algunas expresiones de ,los mismos contenidas en la
obra.
Pío IX, "abominable, sumamente contrario al Derecho naru­
ral" (Qui -¡,luribus), "sistema horrendo y catastrófico" (Alocución
Quibus quantisque); León

XIII, "monstruoso
atentado" (Quod "/J<>S­
tolice muneris); Pío XI, "poder atroz e inhumano", º'grande ene­
migo de la Santa Iglesia y del mismo Dios" (Quadrageshno MmlJ);
"peste e infamia", ··cxlio y ferocidad de furiosa barbarie", "inttíse­
camente perverso·· (Divim Redemptoris); Paulo VI, "oistemas ra­
dicalmente
incompatibles
con la Fe" (Octogesima) y un largnísi-
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
roo etc. No se piense además que la Iglesia condena el comunismo
.por su carácter ateo exclusivamente. Pío XII ha precisado que la
Iglesia condena al comunismo "como sistema social" (Radiomensa­
je navideño de

1955).
El
caplrulo XIII

está dedicado al
análisis del
socialismo mode­
rado o social democracia, En cuanto a. si este socialismo no comu­
nista puede
bautizarse de

cristiano, responde Pío XI,
"considérese
como doctrina, como hecho histórico

o como
a:cción, el socialismo,

sigue

siendo verdadero
socialismo .
. . no puede
ser compatfüle
con
los dogmas de la Iglesia católica, puesto que concibe la misma
sociedad lo
más sumamente opuesta

a
la verdad
cristiana'". Mien­
tras que

ésta enseña que la finalidad del hombre es dar Gloria a
Dios
y .por ese medio salvar su alma, el rocialismo prescinde total­
mente de este sentido trascendente en aras de un puro bienestar de
la comunidad humana. Pío XI es tajante, "Socialismo religioso, so,­
cialismo cristiano, implican pailabras que se contradicen: nadie pue­
de· ser a la vez buen católioo y socialista verdadero".
Pero

liberalismo
y socialismo no son opuestos entre sí. "El padre
de
este socialismo -lsefiaila Pío XI-, ha sido el liberalismo y su
heredero
Jo

será
el boldhevismo". "Ambos

sistemas
-escribe el
autor-

rechazan la sujeción de
la economía y de la po!lítica a la
moral
cristiana, ambos

admiten
el materialismo histórico ... , ambos
rechazan la caridad social ... " y, se pregunta; "¿qué ruferencia pue­
de

haber en
cuanto a

los
efectt>,;, en que el único .y gran empresario
sea

el Estado, o en
que U11QS pocos superdotados sean árbitros de la
economía total del país?".
Liberalismo y socialismo difieren en Jo accidental. Ambos son
contrarios
al

orden
natural y opuestos al Reinado Social de Gristo.
Ambos tienen además uo origen común: la
masonería. "Son raíces
de

la apostasía moderna
- el materialismo dialéctico, el laicismo
y la masonería madre común
de
todas ellas".
Existe una

Revolución
mundi"1 contra Cristo y su
Iglesia, denunciada
. .por los Pontlfices. La masonería es su promo­
tora
y liberalismo y comunismo no son sino armas hábilmente ma­
nejadas

por ella.
Como sociedad secreta y tenebrosa es difícil co­
nocerla, pero sí se fa puede conocer a través de los fines que persi­
gue y de los medios que emplea pata conseguinlos. Il1 autor hace
una

paráfrasis de la encíclica de
León XIII, H""'""" Genus, a
través

de
la cual muestra. el origen y propósito de ese enemigo "falaz
y doloso". Un
extenso capírulo -XV-está dedic,do a

los movimientos
demócrata-cristianos y su progresiva apertura. a la izquierda. Il1 ori­
gen de la democracia cristiana es 1legftimo, pero hay que matizar.
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
Es legítima k palabra democracia cristiana si por tal se entiende
la "acci6n cristiana benéfica en favor del pueblo". El apellido cris­
tiano

para la democracia
en sentido político ha sido reprobado des­
de

su
misma aparición

en
k Graves de communi.
Se detiene el autor en el análisis de las herejías americana y
modernista y su influencia en los movimientos demócrata-cristianos.
Se ocupa asimismo

de Le Sillon, movimiento que
pretendía fundar
la sociedad sobre las bases anticristiru,as de k Revolución identifi­
car
democracia con

cristianismo y
Revolución con Evangelio. El
postukdo según el cual la

autoridad pública reside en
el pueblo,
mantenido

por Le Sillon, es íntegramente aceptado por las demo­
cracias cristianas
actuales, que admiren k posibilidad

de
someter a
plebiscito
principios de

la Ley
uamral.
Un

inciso de este capítulo está dedicado a la
docrriua revolu­
cionaria, totalitaria

y nacionalista del
fascismo reprobado, sobre
todo

en
sus actuaciones, por

Pío XI.
Pero, no toda k doctriua

social de la Iglesia está
dclinida ne­
gativamente;

es decir, frente a
fos errores.
La Iglesia
posee una
doc­
trina social propia
inseparable de la religión y obligatoria

por
tanto
para

todos los católicos. Esta doctrina
oo es
un punto
in•enne­
dio

entre liberalismo
y socialismo. Difiere de ambos radicalmen­
te.

El
sistema que propugua para fa organización de la sociedad está
basado en

las instituciones
uatutales, como lo son los cuerpos inter­
medios
(familia,

municipio, corporaciones profesiouales,
etc.). La
organización social basada en estas cuer¡x,s recibe el nombre, entr~
otros, de corporativismo. Estos cuerpos ,tienen su origen y funda,
mento en la misma naturaleza y, .por tanto, no han de ser cread.OS
y dirigidos por el Estado (corporativismo fascista) sino que han de
desarrollarse
y brotar de abajo hacia arriba, de modo que sean
auténticamente representativos.
La función
del Estado
es
ayudarlos
y ordenarlos ,cl bien común y ha de estar guiada por el principio de
subsidiariedad en vi
que puede
realizarse y cum•
plirse por las comunidades menores e inferiores es injuria y, a la
vez, grave

daño
y perturbación del recro orden quitárselo para dár­
selo a una sociedad mayor y más elevada".
Este

principio,
fundamental en
la organización natural
y cris­
tiana de la
sociedad, tiene

una aplicación concreta
y de máxima
actualidad en el ámbito de la enseñanza. Las competencias educa­
tivas de la
Iglesia, la familia y el listado en un régimen de libertad
de
enseñanza, es el tema del penúltimo capítulo.
Finaliza el

libto dedicando su último capitulo a
analizar la gra­
vedad
específica

de los
pecados Hberal y socialista. En él están con­
tenidos los
decretos de

excomunión de
la masonería
y el comunismo.
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INFORMACION BIBLJOGRAFICA
En resumen, un libro de la máxima actualidad que expone de
manera transparente, a

través de
las mismas fuentes, en un trabajo
que demuestra esfuerzo
y seriedad por la ingente recopilación de
documentos pontificios y obras propagadoras de la doctrina en ellos
cont'ellida, la posición de la Iglesia ante la cuestión sociail, frente al
liberalismo y el socialismo.
El Magisterio de la Iglesia desde Pío IX hasta Paulo VI, no ha
variado. El Concilio Vaticano II no supone en absoluto una ruptu­
ra
con Paulo
VI (audiencia del 12-I-66) "no debemos desatar las enseñan­
zas del Concilio del patrimonio doctrinal de la Iglesia, sino ver
cómo se insertan en él, cómo son con él coherentes ... ".
FllDERICO CANTERO NÚÑEZ.
EL PROGRESISMO RELIGIOSO
(Orígenes, desarrollo y erítica)
POR EL
P. MANUEL MOLINA
I. TESTIMONIO
II.

NA:CIMIENTO Y DESARROLLO DEL
MODElR:N-FS­
MO-PROGRESI1SMO
!H. NATURALEZA, CAUSA Y FRUTOS DEL PROGRE­
SISMO
IV. RAilCES DEL

PROGRESISMO
V. FRUTÓS DEL PROGRESISMO:
ANTROPOCENTRIS­
MO, DESACRAUSMO, SECULARISMO
VI. FRUTOS DEL PROGRESLSMO: HORIZONTAUSMO,
RELATIVISMO, HISTORICISMO
VII. FRUTOS DEL PROGRESISMO: IRENISMO, FILO­
MARXISMO, CLERICAUSMO POLITICO
VIII. FRUTOS DEL PROGRESISMO: EL SEUDOPROFE­
TISMO
96 págs. 120 ptas.
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