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Alexandre Solzhenitsyn: Archipiélago GULAG (Tomo II)

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
So/,jenitsin.: EL ARCHIPIELAGO GULAG. Tomo II.
En este segundo tomo del Archipiélago Gulag, Soljenitsin, con
nna
amarga ironía; nos narra la creación y desarrollo del Archipiélago,
estudiando el período comprendido entre 1918
y 1956.
Los

monjes Savatiy y Germán fnndaron el monasterio de
Solovetsk
en la Isla Mayor de las Solovld. Monjes y campesinos contribuyeron
al esplendor de la isla erigiendo catedrales, iglesias capillas y ermitas,
construyendo canales y diques
y convirtiéndola en tierra ganadera y
agrícola. Esa isla solitaria con sólidos
muroo de

piedra ya constnúdos
hizo
concebir ideas de cárcel. Enviarían allí a los delincnentes peligrosos
y se encargó a los monjes la vigilancia de los prisioneros. La abnndancia de tesoros acnmulados en el monasterio despertó
la
codicia de los comisarioo. Prendieron fuego .:1 monasterio y desapa·
recieron muchos tesoros de la sacristía, pero, en especial, se destru­
yeron todos los registros del inventario ... Se culpó a los monjes. Fue­
ron

eviados al Continente
y las islas Solovki se transformaron en
Campos de Destino Especial del Norte (jnnio de 1923 ).
A partir de entonces, los prisioneros que logran sobornar al jefe
del pelotón duermen de costado. Los otros pasarán la noche de pie entre las tarimas, salvo el que haya cometido
alguna falta

que
perma­
necerá

entre la
pared y el zambullo.
«Todo esto durante los gloriosos años 1923, 1925, porque a partir
de 1927 las
tarimas las ocuparán los

malhechores, que dispararán sus
piojos sobre los intelectuales de pie». El
sueño de muchos reclusos es

la ropa de uniforme. Sólo visten
capote corto
y gorra los miembros del cuerpo administrativo. El resto
se enfunda en sacos o llevan su propia ropa, con la que fueron dete­
nidos, aun cuando sea verano.
Si hay que desinfectar la enfermería sarnn a los enfermos envuel­
too en mantas y los tienen tres botas sobre la nieve ...
Los
trineos y carretas son arrastrados por hombres AFDEC (Acci­
dentalmente
en

Funciones de Caballo).
Para castigar

a los presos se utilizan diferentes sistemas: En las
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Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBUOGRAFICA
celdas de castigo sobre una pértiga del grosor de una mano, que van
de pared a pared, los reos
están obligados a permanecer sentados todo
el dia, no llegan con los pies al suelo y si se caen los muelen a palos.
O también: atan a un hombre a un tranco y
lo hacen rodar escaleras
abajo a lo
fargo de

256 abruptos escalones que conducen a un lago.
Stalin manda construir el canal del mar Blanco al Báltico,
¡en
veinte

meses!
¡y ha de salir barato! Para ello se snstituye el hierro
por la madera.
Y se prescinde de la maquinaria, todo se hace a mano :
«a pico, pala
y carret6n>> ...
«Así
se llevaba a
cabo el extenninio, porque para cámaras de gas
no
había combustible».
En 1934, apenas
=hado el
canal,
ya hubo el proyecto de reha­
cerlo; no era lo bastante hondo.
Inmediatamente después del canal Blanco-BMtico se ernpez6 el del
Volga-Moscova. Este, por lo menos, result6
útil.
Se trabajaba aun con tormenta, con el agua hasta la cintura, durante
62 horas initerrurnpidas, «durante 3 días 500 hombres estuvieroo
tratando de perforar la tierra congelada» ... inutilmente.
El transporte
de
«turba» (tierra mezclada con cascotes y cantos rodados) se hacia
en trinecs a los que se enganchaban unos hombres.
Se decide el trabajo en equipo para el «enriquecimiento psicológico
de la persooalidad a través del grupo». La escasísima ración diaria se
asigna al grupo siempre que cumpla un determinado trabajo; así
consiguen que los reclusos se vigilen entre sl.
Los malhechores tenían los puestos de mando en el campo y se les
permitía
robar, pegar y asesinar a los Cincuenta y Ocho (presos polí­
ticos cualquiera que sea su número). A
452 bajo cero no permitían
encender hogueras
para calentarse ( a los malhechores sí). Para los
Cincuenta y Ocho la jornada de verano se aumentó a 14 horas, los
fríos de 45° a 50" fueron declarados aptos para el rrabajo y s6lo a
partir
de
los 552 se penniti6 «dar de baja» el día.
El escorbuto colaboraba al exterminio. Pero todo esto no parecía
snficiente
y comenzaron los fusilamientos, «verdaderos asesinatos
en masa». También arreciaron las segundas condenas con juicio o
sin el.
Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial en todo el Archipiélago
dejaron de
liberar a los Cincuenta y Ocho, incluso se dieron casos
de gente
ya liberada que a mitad de camino, ruvo que volver. Dis­
minuyó también la raci6n alimenticia en los campos, y los productos
eran cada vez de peor calidad. Habla menos caiefaoci6n, peor vesti­
menta,

un reglamento más despiadado,
mayor vigilancia y más trabajo.
Al final de la guerra hubo amnistía para desertores, granujas y
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Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBUOGRAFICA
ladrones, pero a los Cincuenta y Ocho los mand destino
especial.
En 1939, antes de la guerra con Finlaodia, los campos de las
Solovji,
alma mater del Gu1ag, y demasiado próximos a Occidente,
fueron trasladados por

el océano
glaciai hacia la desembocadura del
Y enisei, y de ahí se fundieron con el Norilag, de reciente creación, que
muy

pronto llegó
a contar
con 750.000
prisioneros. Los despoblados
desiertos del Kazajstán fueron

conquistados para el Archipiélago.
Hubo
nu= formaciones en la provincia de Novooibirsk, en la re­
gión

Krasnoiarsk, en
Jarkasia, en

Bnriat-Mongolia, en Uzbekistán, en
Gornoi-Shor,
el norte de Rusia y en los Umles.
Se creaban campos declarando a poblados enteros «zonas de con­
centración».
Al comenzar la guerra con Finlandia, Stalin se dio cuenta de que
no
había vías de

comunicación en
e1 norte, por lo que era imposible
abastecer

al
ejército. Decidió

que se
constrnyeran tres vías férreas,
una principal y dos secundarias en "tres meses". Frenkel dirigió la
operación, pero no llegó a tiempo con los ferroca.rriles, Stalin termia
nó la guerra en tablas.
En capítulo aparte Soljenitsin recuerda su época de recluso. "En
este
campo no dan colchones, ni tampoco sacos para rellenar. La ex­
presión 'ropa' es desconocida para los reclusos de Navyi Ierusalim;
ni la hay de auna, ni dan ni lavan la interior, sólo la que traigas
puesta, y que tú te ocupes de ella. De noche, al acostarte sobre tu
tabla, si quietes, puedes descalzarte, pero ten cuidado, ¡te robarán
los
zapatos!, y lo mismo pasa con la ropa".
Fue

destinado a
trabajar en
la cantera: "A las
seis de
la
.mañana
comenzaba tni martirio ...
"A raíz de la amnistía
faitaba mano
de obra en todas
partes, por
lo que
se pasaba la poca que quedaba de un puesto a otro. Por poco
tiempo me 'lanzaron' de la cantera al taller". Tras describir la falta
de
humanidad en

los
trabajos encomendadoo, Soljenitsin

asegura que
no sintió que le
volvieran a

mandar a la cantera. Trabajaba con un
compañero. En un turno
debían cargar, cavar, cargar y empujar hasta
la cabria seis vagonetas (seis metros cúbicos) de arcilla por persona.
Para dos eran doce. "Nosotros, con tiempo seco, apenas si llegába­
mos a cinco entre ambos. Pero entonces empezó la fina llovizna.
otoñal, y, además, no daban chaquetas acolchadas, ni calzado" ...
¿Qué comía? ¿Cómo dormía?: "Tres veces ai día la misma in­
fusión negruzca de hojas de ortiga, sin sal, más una vez un cucha­
roncillo

de polenta, un tercio de
litro. Sólo

nos
dan 450 gramos de
pan, por la mañana. Siguen poniéndonos en fila bajo la lluvia para
pasar lista y seguimos durmiendo sobre las tablas desnudas de nuestras
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Fundaci\363n Speiro

INFOR.MACION BIBUOGRAFICA
tarimas, sin quitaro05 la tiritamos, porque las barrn<:as no tieneo calefaaión. A esta vida in­
humana hay que agregµ el ere,,no temo< de que a la dirección se le
ocurra suprimir el día de descanso ... Todo ello unido a la perpetua
inestabilidad

de la vida en
el campo. Tan p,onto son rumores de
ttruslado como el traslado mismo, como alguna repentina reestructu­
ración de "efectivos" eo interés de Ia p "Y, además, tu ipersistente, ~ in.separación: no eres una per·
sona, sino un miemb del día,
cada día del año, cada año de tu larga condena, nn como
decides tú, sino romo le ronviene al equipo."
Las
enfermedades oohboran en

el
plan de
exterminio: el
€SCO!­
buto, plaga y distrofia. Hasta 1932 el personal sanitario de los cam­
pos dependía del
Comisariado de

Sanidad, los
médiros pedían ser
médicos. Pero a ~r de 1932, todos _pasaron a depender de Guiag,
y enrooces se transformaron en simples ayudantes de verdugos y se­
pultureros. ¿«Para qué iban a mantener en el Arch.ipiélago una sec­
ción que no
ronrriibuyera al plan de exterminio?».
"La muerte es la principal producción del Arahipiélago". Al
principio eorerraban a la gente en· paños menores. Pero acabaron
enterrándoloo c;ompletrunente desnudos, para no hacer gasto de ropa
interior y ronservar la misma para uso de loo vivos. Loo cadáveres
eran sacados en trineo o ca cadáveres o les ataban brazos y piernas ron cuerdas para que no se
bambolearan. Luego

les amontonaban
y los cub<ían ron lanas. Se les
enterraba en fosas comunf:S.
En capítulo aparte, Soljenitsin estndia. a la mujer en el campo.
~l
llegar

son examinadas romo si
,., tratata

de una
mercancía. La re­
visión antipiojos y el rasu:rndo de axilas y pubis permite a los pe­
luqueros (miernb un vismzo a las nuevas mujeres"'. Las_únicas que-no tienen problemas,
que encuentran todos _los caminos abiertos, son aquellas "que por su
natnraleza misma nn son demasiado exigentes en lo que a sexo opues­
to
se refiere, y están dispuestas a ir ron el primero que llegue".
Las enfermedades venéreas '"" extendían rápidamente.
En cuanto al trabajo, en los campos integrados exclusivomenre
pot mujeres, ellas Jo hacen todo: derriban árboles, cavan la tierra,
levantan paredes •..
Si
quedan embarazadas,
tras dat a luz, la mayor parte de las
veces,
:la mujer

no
vuelve a
su antiguo campo,
al lado del marido y el
pa~re no

conoce a
·su hijo mientras dura su prisión. Los niños, des­
pues del destete permanecen
todav!a un

año en la ciudad
infantil.
EI
aborto

penado
por la

ley, se
velá con

buenos ojos en
el campo.
1'24
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INFORMACION BIBUOGRAFIC'A
La separación entre hombres y mujeres comenzó en el Archipié­
lago en 1946 y llegó a su término en 1948. No dio resultado; proli­
feró la homosexualidad.
Los enchufados:
En el campo llamaban enchufados a los que supieron eludir los
«trabajos generales» los eslabones de la administración
y del tra­
bajo en el campo.
Su categor!a era como la de un catedrático en la
vida corriente. Son los sastres, zapateros, cocineros, aJmacenistas, ·mé­
dicos, practicantes, peluqueros, jefe de baños, jefe de panadería,
jefe

de depósito.
El enchufado se levanta
más tarde, trabaja en su zona de habita­
ción con lo
cual se

evita las largas caminatas al lugar de trabajo.
Es
tratado con menos severidad, gasta menos energía, su jornada termina
antes, se desenvuelve en lugares con calefacci6n O· con_ acceso a una
habitación para calentarse un poco. Además, por lo general, no tra­
baja en equipo, sino de maestro individual, y por
tanto sólo
le me­
ten prisa sus jefes, no sus compañeros. Como muchas veces ejecuta
su trabajo por encargo personal de sus jefes, en lugar de reprimendas
recibe dádivas o pequeños favores, como ropa o calzado fuera de
tumo. Las nueve décimas partes de los supervivientes son enchufa.
dos. Para llegar a conseguir un puesto para manejar lo relativo a ali­
mentación y vestimenta por ejemplo, «es necesario saber abrirse paso
a codazos,
y ser astuto para. mantenerse en ellos es necesario no tener
corazón, ser sordo a la voz de la conciencia ( ¡y la mayor parte de las
veces un

soplón!). Hubo enchufados
honrad05, «sólo
que no se
mantuvieron mucho tiempo en esos empleos».
Los enchufados vivían a expensas de los trabajadores, robando
lo que les perteneda. ¿Por qué enviaban al Archipiélago a
los reclusos?

«Un sastre,
para que no se le extraviara la aguja, la clavó en un diario colgado
en la pared y dio justo en el
ojo de
Kagauovich. Fue visto por un
cliente. Artículo 58, diez años (terrorismo)». «Una vendedora, en el momento de recibir mercancía de un
mayorista, a falta de otro papel
anotoba la

cantidad en una hoja de
diario. El número de pastillas de
jabón cayó

justo en
la frente del
camarada Stalin.

Articulo
58, diez

años».
Y Soljenitsin nos cuenta decenas de casos por el estilo ...
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INFOR.MACION BIBUOGRAFICA
Lo.r bienintencionados:
Soljenitsin llama así a los que llevaban sus convicciones comu­
nistas muy dentro de sí,
y no como objeto de ostentación. «Por lo
general esa clase de gente no
habla ocupado
altos
puestos en
libertad,
y en el campo eran simples trabajadores». Aceptan el reglamento del
c=po, son
respetuosos con las auto­
ridades del campo. Aprueban el trabajo en
el campo. Nunca tratan
de evadirse. Jamás se confunden con sus compañeros de infortunio.
Colaboran con el comisario ( son soplones).
Su fé en el poder soviético
les. hace

respetar
el espíritu del ré­
gimen, incluso antes de que se lo exija el personal de vigilancia. «Desollar dos veces al mismo
hombre», así

titula el autor el
capitulo XIII. En la
época de

los planes quinquenales se generali­
zaron las segundas condenas. «Porque sin segundas ( terceras, cuartas)
condenas, ¿cómo hubieran podido guardar en el fondo del Archipié­
lago,
y allí exterminar a todos cuantos se hablan propuesto?
«Un reo dijo
que las
maquinas de coser "Singer" son buenas y las
de Podolsk no valen nada». Diez años.
Durante la guerra no se fusilaba mucho ( salvo en las Repúblicas
que tuvieron que evacuar precipitadamente) ; lo que más se hacia era
distribuir nuevas condenas. ¡Ea cambio, en 1938, en las altas es­
feras se notaba una
particular impaciencia por fusilar! «En todos los
campos se fusilaba a
más no poder, pero la palma se la llevaron
Kalyma y Vorkuta.>>. En

Vorkuta los presos políticos se
hallaban
mezclados

con los
malhechores entre

los cuales
habla asesíoos
condena­
dos a muerte.
Les hablan dado instrucciones de que debían aplastar
a esos políticos
canillas, y que

a cambio de eso,
· a
ellos, los malhe-
chores les
iban a

suavizar el régimen.
.
Fueron

los
malhechores los
que el día del
aniversario de
Lenin
liquidaron disparando con
ametralloras al

grupo de 200 hombres
que salieron del campo imaginando que
iban a

trasladarlos a otro
lugar.
Eva.riones:·
Hubo bastantes durante todo el tiempo de los campos. «Durante
el solo mes de
marzo de
1930, de los lugares de detención de
la
RSFSR se evadieron mil trescientas veintiocho personas». «Segura­
mente en el
Gulag hablan hecho

cuentas,
y llegado a la conclusión de
que les resultaba mucho más económico perder anualmente un
pe-
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Fundaci\363n Speiro

INFORMACION BIBUOGRAFICA
queño porcentaje de reclusos que instituir una guardia verdaderamente
severa en cada una de las miles de islas del Archipiélago.
Soljenitsin, tras contarnos algunos
casos de evadidos, cocluye: «Las·
historias

que acabo de contar demuestran que
ni aun teniendo éxito
acaba
la evasión en la libertad, sino tan sólo en una existencia constan­
temente oprimida
y amenazada».
También fueron numerosas las evasiones en grupo. Dicen que en
1956, en un pequeño campo cerca de Monchegorsk, se evadió la
totalidad de los prisioneroo».
Calabozos:
Considerado,; como propios de los tiempos burgueses. El nuevo
sisteroa de castigos internos no se
basaba en

la soledad sino en todo lo
conrrru:io, lo «wlectivo» y además [os castigados debían seguir tra­
bajando.
Los RUR, «compañías de régimen intensivo», fueron reempla­
zadas por los BUR, «barracones de régimeo inteusivo», brigadas disciplinarias y por los ZUR, «zonas de régimen intensivo». Más
tar­
de, se fueroo agregando los SHIZO, «aisladores disciplinarios», cel­
das de incomunicación.
Al SHIZO se va a parar por lo que sea: «por haber desagradado
al
jefe; por haber saludado mal, por no haberse levantado a tieropo ...
Un SHIZO ha
cle ser

uo lugar frio, húmedo,
oseuto, dónde
se pase
hambre. No hay calefacción ni cristales en las ventanas, ni siquiera
a 30 grados bajo cero. La BUR puede ser uo simple barracón como los
demás, separado
por

alambre de espinos,
a cuyos
habitantes se destina a los
trabajos más
duros
y desagradables del campo, con todos los atributos de uoa
auténtica prisión: palizas, cerrojos, mirillas y calabozo especial deotro
de la BUR. El prisionero puede
permanecer en la

BUR uoo, dos, seis
meses, un año, muclhas veces incluso sin límite de tiempo, sólo
porque lo consideran peligroso. «Si una vez te han puesto en la lista
negra, luego ya iras a la BUR por si acaso» ... En la subcomandaocia disciplinaria del Sevdjedorlag en los años
1946-1948, había canibalismo; se mataban
hombres para

asar su carne
y comérsela.
Los menores Je edad:
Desde 1926 se permitía coodenar a los niños a partir de los DOCE
años por robo, violación, lesiones
y homicidio ( se incluía implicita­
mente
el artículo 58 tarnbíen), pero condenarlos con moderación.
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INFORMAC(ON BIBLIOGRAFICA
En 1935 las condenas. se equiparan a los adultos, incluyendo el
fusilruniento. Sé les condenaba a ocho añoq,or ami.ru:ar espigas, por
llenarse loo bolsillos de patatas ...
Normalmente,
no eran hijos
de padres
ricos, eran hijos de tra­
bajadores que
aun en libermd entendfun que la vida se basa en la
injusticia, aunque no todo se ks presentaba en su cruda desnudez.
Pero, en el Archipiélago vieron que
¡ sólo la fuerza es ley! que ¡ sólo
el depredador tiene
deredio a

vivir!
«También los adultos

vemos
así el
Archipiélago, pero

tenemos la posibilidad de oponerle nuestra
experiencia, nuestras reflexiones, nuestros ideales y todo lo gu.e hemos
leido hasta ese día! En cambio, los niños asimilan con ese divino
poder de asimilación que tiene la infancia. Y en pocos días se con­
vierten en bestias, o peor aún que bestias, por carecer de toda noción
ética ... » «El odio engendra el odio».
Lo, ZEKOS
(Reclusos del Archipiélago) constituyen una «clase» social, una «na­
ción particular
y diferenciada.
«Su "modo

de vida" es uniforme en todo el
Archipiélago,
"robar como sepáis". Consumen "alimentos" que no come nadie
más
en la tierra, visten
como no visten nadie más,
y hasta su horario
es el mismo en todas las islas y obligatorio para cada zeko».
El
clima del Archipiélago es siempre polar. Incluso en verano
loo zekos

van enfundados en grises chaquetas acolchadas. El cráneo
lo llevan rapado. El zeko no
ama el trabajo, piensa

que «tiene como
único objetivo chuparles la vida entera». Su escala de valores está
invertida: «los valores ideológicos, espíritu de sacrificio
y deseo de
trabajar desinteresadamente para construir el porvenir, entre los
zekos
no s6lo no se da, sino que no tiet;te el menor valor. Basta decir que los
zekos están totalrnente desprovistos de sentido patriótico. Que no sien­
ten el menor afecto por sus islas natales», Resulta difícil representar
«individuos» al hablar del pueblo zeko, debido a
,,, modo de vida
gregario».
En la escala de valores zeka el primer puesto lo ocupa la ración
de pan negro con impurezas
y mal cocido. Eo segundo lugar apre­
cian el tabaco. El tercer lugar lo ocupa la balanda ( sopa isleña sin
materias grasas, sin carne, sin cereales y sin verduras). El valor si­
guiente es el sueño.
El zeko es astuto
y debe utilizar la astucia haciendo gala de esa
cualidad a

cada paso
y con los motivos más fütiles. Debe hacer gala
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INPORMACION BIBUOGRAFICA
también, de una conducta flexible según las circunstancias y la psi­
cología de su :JJdversario.
Los zekos tienen una debilidad nacional : su sed de justicia.
El zeko llega
al Archipiélago «por una inexplicable jugarreta del
destino o un cruel concurso de vengativas circunstancias, y en nueve
de cada diez casos no se siente culpable del menor crimen».
El

idioma zeko es «la
unión aglomerativa
de lengua
y taco&».
Los concentracionero.r:
Así llama Soljenitsin a los que dirigen y administran un campo
de
coru:entración.
Rasgos

característicos de los concentradoneros: arrogancia: El
concentracionero superior vive en una isla separada del
resto del
mundo,

donde
es el número uno, Mantiene en un estado de humillan­
te sumisión a todos los reclusos,
y a los ciudadanos libres también.
«Su poder no

tiene
límites ni conoce errores».
Tiene la mejor
casa
de

la isla. El mejor medio de transporte.
«La suficiencia engendra estupidez. No necesitan leer ni escribir
y
nadie puede comunicarle nada digno de reflexión».
Otra característica es su poder absoluto.
Despotismo. «En
este
aspecto, los coru:entracioneroo han logrado igualar o superar a los
peores hacendados de los siglos XVIII y XIX. Todos los jefes de cam­
po los
consideran "patrimonio" suyo, por el tiempo que permanez­
am en
sus funciones».
El rasgo más universal entre los concentracioneros es su avidez;
«codicia». <
son déspotas, pero de enriquecerse a costa del
trabajo gratuito de los
zekos y de los bienes del Estado tratan todos
sin excepción,
sea el gran jefe del lugar, sean subalternos». «A los
amos del =po no les basta con ~ vestir y calza, ellos y
sus familias por los artesanos del campo. No les basta con que allí
les fabriquen muebles y cualquier objeto doméstico. No les basta con
que allí mismo
les fundan

plomos ( para ir a cazar furtivamente en
los parques nacionales del lugar). No les basta con que sus cerdos se
alimenten en la cocina del campo. ¡Nada les basta! En eso se distinguen
de los antiguos
hacendados :

su poder no es vitalicio ni hereditario.
Por eso los terratenientes no tenían necesidad de robarse a sí mismos,
en tanto que los jefes del campo no piensan más que en una cosa:
cómo robar algo de su propia hacienda».
La concupiscencia: «La posición de jefe de campo y todas las
atribuciones inherentes
"l cargo
abrían un amplio campo a las incli-
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
naciones «harenísticas». Algunos jefes reclaman para si las mujeres
jóvenes
y agraciadas (¿y qué otra salida les quroaba a ellas salvo la
muerte?).
Los hay aficionados a los registros nocturnos en los barra-
cones
de mujeres.
.
Maldad,

crueldad: «No
existía ningún
tipo de
trabas, ni de
carácter práctico ni de carácter
moral, que

pudiera reprimir tales
cualidades. Un poder ilimitado en
manos de

gente limitada siempre
conduce a la crueldad». «Un jefe de campo
no puede ser bueno: o
se desnuca o lo echan».
El personal de vigilancia de los campos se considera como mandos
subalternos.
Son los suboficiales del Gulag, y su tarea consiste en
«arrear y

vigilar». Tienen menos derechos
y más trabajo que los ofi­
ciales. «claro que lo que hacen
sin chistar, y cuando hay que apalear
a alguno
eo el ai,lador desciplinario o en la sala de celadores, lo hacen
valerosamente a tres contra uno hasta dejarlo sin sentido» ...
Los celad01'es imitan a sus oficiales, tanto en su conducta romo en
su

carácter.
Pueden utilizar los servivios de un zeko para hacer leña
o fregar los suelos, pero
con mesura. Como está prohibido recurrir
a los que trabajan, recurren a los que descansan. ¡Da igual si acaba
de acostarse tras
12 horas de labor ininterrumpida!
La escolta tiene un poder por encima de la ley. «Abre fuego sin
previo aviso. No
tiene ninguna
investigación ni ha de dar cuenta a
nadie.
Todo el

que dispara tiene
razón. Todo
el que
ha muerto es
culpable de haber querido huir o de haber cruzado la
zona de
se­
guridad».
Soljenitsin termina la tercera parte de su libro preguntándose si
supuso
un beneficio para el Estado el trabajo de los reclusos, si valía
la pena haber montado todo
ese «tinglado»
del Archipiélago.
Y da
algunos ejemplos: El campo Pechdjeldorlag entero estuvo constru­
yendo el
ferrocarril o

Vorkuta, sinuoso a más
no pod,,r. Una vez ter­
minado se pusieron a enderezarlo. En 1938 se concentraron gran.des
campos
para construir
el ferrocarril Lalsk-Piniug, que debía llegar
hasta Syktyvkar.
Se constmyeron cuarenta y cinco kilómetros de vía,
después se
abandonaron. También

se abandonó la via Salejard-Igarka
que
empezó a

construirse en 1949. Resulto inútil, no
había nada
que
transportar por allí. Había sido
un error ...
Las últimas hojas del libro,
la cuarta parre, la dedica el autor a
hacer algunas reflexiones acerca de la «elevación» «o corrupción»
y «consecuencias de la estancia en el campo» y «la libertad amordaza­
da», enumerando los aspectos de la cindad del Archipiélago o que compartieran un mismo estilo con
el constante
remor, sujeción

(no existe la posibilidad de cambiar fá­
cilmente de lugar), disimulo,
deocoofianza, ignorancia

general: ocul-
1'30
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INPORMACION BIBUOGRAFICA
tándonos los unos de los otros, recelosos y descoofiados, nosotros
mismos contribuimos a instaurar esa absoluta ausencia de información
y de publicidad que es la causa fundamental de todos nuestros males
tanto de
los millones
de arrestos como de su aprobación masiva».
Soplonería,
traición como

forma
ele vida, corrupción, la mentira
como forma de
existencia y

crueldad
y psicología de esclavos son
otros tantos

aspectos.
El final lo dedica Soljenitsin a
algunas vidas

de
presos: como
Anna

Petrovna Skripnikova,
y Stepan V asilievich Loschilin.
MAITE VALLET REGÍ.
Michel J.e Samt Pi,erre: MONSIEUR DE CRA.RET'UE,
CHEVALIER DU ROi(*)
Michel de Saint Pierre, escritor bien conocido en España por sus
libros, como «Los aristócratas» o «Los nuevos curas», acaba de publicar
nna nueva obra en torno a la epopeya de la Vendée, a través de uno
de sus mayores héroes: Francisco Atanasia de Charette de la Contrie (Monsieur de Charette), general del Ejército realista. Porque si el
libro trata fundamentalmente de Mousieur de Charette, a través de sus
páginas se ve claramente lo que fue
ía guerra

de la V endée.
Fue ésta, más que una guerra, una Cruzada, como lo fueron la
guerra de los cristeros en México y las guerras carlistas.
La V endée se alzó en armas, como pueblo, frente a la intransigen­
cia
y a la tiranía de la Revolución franoesa. No fueron los nobles los
que
incitaron al

pueblo al
levantamiento para defender ~sus privile­
gios». Fue

el pueblo
el que se alzó, oblig.,ndo con frecuencia a los
nobles a
ponerse a

la
cabeza del

movimiento
contrarrevolucionario.
La

V endée se levantó teniendo por bandera la Cruz
y los lises :. por
la Religión y por el Rey; principalmente por la primera, como lo
demuestra el hecho de que tanto en
el momento de la rebelión como
en los intentos de pacificación, la cuestión fundamental fue la cons­
titución civil del clero, ruyo juramento por parte de los sacerdotes
fue considerado abominable por el pueblo, así como la libertad reli­
giosa, la libertad de profesar libremente la religión católica, cuestión
fundamental para aquellos que no concebían una Francia que no fuera
católica,
(*) La Table Ronde, Pads, 1977, 429 .págs.
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