Índice de contenidos
Número 197-198
Serie XX
- Textos Pontificios
- Noticias
- Estudios
-
Actas
-
Libertad y principio de subsidiariedad
-
Cuando falta el principio de subsidiariedad
-
El principio de subsidiariedad y la educación
-
El principio de subsidiariedad y las agrupaciones supranacionales
-
El principio de subsidiariedad aplicado a las asociaciones de constitución voluntaria
-
El fisco y el principio de subsidiariedad
-
- Información bibliográfica
- Documentos
Autores
1981
Charles Maurras: La démocratie religieuse
INFOR.MACION BIBUOGRAFICA
Por lo expuesto comprenderá el lector la imporrancia de este
documento. Su manejo será
imprescindible para
los historiadores.
Pero, evidentemente,. su trascendencia rebasa el ámbito de los estu diosos. Porque es muy posible que Roma tenga algo que decir de
unos obispos que querían traer un
piccolo divorcio y, como suele
ocurrir en estos casos, se han encontrado
con una
amplísima ley. Y
los que probablemente
tampoco callarán
son los católicos españoles,
a los que se les
han descubierto
unas actitudes ¿asombrosas?, ¿in
dignantes?, ¿increíbles? Que el lector califiqne a su gusto.
FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA CiGOÑA.
Charles Maurras: LA DEMOCRATIE RELJGIE.USE (*)
En el número 188 de Verbo, al hacer la recensión del libro de
Ploncard D'
Assac, L'Eglise occupée, señalaba que
en los
illtimos
años habían visto
la luz diversas obras
contrarrevolucionai:ias, e
in
cluía entre las que últimamente se habían
vuelro a
editar, a
La de
mooratie ,religieuse, de ,Maurras, junto a las de Barruel, Cretineau
Joly y Cochin. Al hablar de la 'literatura contrarrevolucionaria in
dicaba que lo que la caracteriza no es tanto
el hecho de la oposición
a la Revolución como el considerarla, sobre todo y fundamental
mente, como
un movimiento, una doctrina opuesta
,a. la religión
católica, opuesta y contraria a Dios. Y añadía que
la bibliografía
contrarrevolucionaria
no
se conforma con describir la obra de la
Revolución, sino
que, necesariamente, supone una obra de recons
trucción, cuyo
:fundamento principal estriba
en
.el rechazo de los
falsos principios, de
las falsas ideas en que la Revolución se basa.
La obra de Maurras, y especialmente La democraue re#giet1se,
¿participa
de esos
dos caracteres?
¿Es contrarrevolucionaria en ese
sentido pleno? Quienes hemos seguido
la enseñanza de n,,uestro maestro Eugenio
Vegas,
hemos considerado
siempre que, en efecto, la obra de Mautras
y de
la Action Fran,aise (1) -pnes no se puede hablar de aquél sin
referirse a
ésta y vicervesa- pertenece de pleno derecho a la Con
trarrevolución. Sin embargo, ¿es eso exacto? ¿Acaso no fue conde nada
/' Action FranftlÍS~?
(*) Nouvelles Editions Latine5, París, 1978, XI + 580 págs. Intro
ducción
de Jean Madiran e índice biográfico de Jacques Vier.
( 1) Sobre .. la Acción Francesa y su historia puede verse el libro de
Albert Marty: L' Aclion Fran;ai.re racontle par elle-meme, Nouvelles Editions
Latines,
París, 1968.
Véase en
Verbo núm. '126-127 (junio-agosto, 1974),
Francisco José
Fernández de la Cigoña: Maurras, Maritain, Mounier.
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
En efecto, algunas obras de Maurras ( en concreto Le chemh, tk
Paradis, Anthirtéa, les amants de V enise y Trois idéés politiques)
y el periódico r: Action Franfaise, · fueron condenados por Roma e
incluidos en el Indice
el 29 de diciembre de 1926. ¿Entonces?
Dicha condena, cuya significación
ha sido estudiada
por Lucien
Thornas en una obra
{2) que
merece
ser leída
para comprender
ro
mo fue llevada a cabo, no parece que hoy quepa duda respecto a
que sus causas no fueron el velar
por la integridad de la fe y de
la motal de los católicos franceses, especialmente de su juventud;
más bien estuvieron originadas por el deseo de evitar el auge de un
movimiento que ,estaba poniendo en serio peligro
la militancia en
el
catolicismo liberal
y la propia supervivencia de los movimientos
democráticos en
el seno del catolicismo francés e, incluso, de la
República misma, aunque naturalmente Roma no lo sospeclrara.
Sus resultados fueron negativos para el catolicismo en Francia y ya
con el mismo Pío XI
-el Papa que la condenó--comenzaron los in
tentos para conseguir un arreglo satisfactorio, que fue logrado en
los comienzos del pontificado de Pío XII en julio de 1939, cuando
la condena del periódico L'
Action Franfaise fue levantada.
Así, -se puso de relieve que fa Acción Fmncesa no era pernicio
sa ni peligrosa para el catolicismo. Pero el rrutl ,staba hécho. El
renacimiento de un catolicismo a nivel político, ca:paz de derribar
1as instituciones anticatólicas fue efizcamenre evitado con esa con·
dena. Condena que, en numerosas ocasiones, há sido puesta de roa·
nifiesto,
silenciando el hecho de que fue
pooteriormrote levanta·
da (3) e, incluso, se ha llegado a afirmar que nunca fue levantada ( 4),
omitiendo o falseando de
ese modo
la verdad, fue conseguida, por
caminos
tortuosos (5), por lo., enemigos de Francia, por los enemi
gos
del catolicismo, por los enemigos
de la autoridad, del orden,
de la patria
y de 'la religión.
Por consiguiente,
el hecho de la condena no debe hacer creer
(2) Luden Thomas: L'Action Frtt.nfaise devant l'Eg/ise (de Pie X a
Pie XII), Nouvelles Editions Latines, París, 1965.
(3) Así, Alberto Martín Artajo, en la «Exposición sistemática de la
doctrina pontificia acerca de la constitución cristiana de la Sociedad y del
Estado», estudio introductorio a
la edición de los -Documentos Políticos de
la I)octrina Pontificia, en B. A. C., Madrid, 1958, pág. 14x_ Se señala la
condena, también, en las págs. 518·523, pero nada se dice de que fue le
vantada.
(
4)
Así. David Littlejohn: Los patriotas traidores, Caralt, Barcelona,
1975, pág. 206 (la edición original inglesa es de 1972, ¡ 33 años después
de que la condena fuera levantada!). (5) Lucien
Thomas, op. cit., págs. 181 a 184, especialmente; Albert
Marty, op. cir., págs. 245-261. · ·
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que, por ese motivo, la obra de la Acción Fram:esa y ron ella la
de Maurni.s (a excepción de los cuatro 'libros citados) no sea a>n
rrarrevolucionarla. La Encuesta sobre /., Mon,wquú,, la obra política
quizá más conocida die Maurras, podría ser suscrita por todo con
trarrevolucionario. No estaría en ella todo
lo que la contrarrevo
lución indica, pero lo que está sí es contrarrevolucionario.
Se ha escrito que el tradicionalismo de Maurras era un tradicio
nalismo "de izquierdas"
(6). Pero ello no es totalmente exacto ni
justo.
Es cierto que le falta d aspecto derivado del orden sqbrena
tural;
que carece
d;, cdl.gar todo de Jo alto, el poner a Dios· como
causa
origen
y fin de todas nuestras obras y nuestros afanQS y que
la civilización y la organización de la sociedad sólo se logra plena~
mente cuando es vivificada por la comunión en fa misma fe cató
lica, fo que ·entraña 1a contrarrevolución (esta sería la contrarrevo
J.uci6n "de derechas" ; la auténtica revolución: doctrina opuesta a
Dios). Pero no por ello deja de ser a>ntrarrevolucionaria. Al me
nos por dos razones:
En primer lugar, porque la contrarrevolución, aunque no se limi
ta al orden natural, no niega éste, sino que lo contempla como
(lll orden natural en toda su integridad. Y la base de toda la doc
trina de Maurras se encuentra en la averiguación y el respeto del
orden natural
de
la •ociedad y de sus leyes. Llegó a ello por los
caminos del
positivismo de Omite. Pero
por
este motivo no hay
que negarle su
válida defensa
del orden natural.
En segundo lugar, porque siendo agnóstico (no por otra
ra2Ón
que
por
una pérdlida de la fe, que al final de su vida •u alma, siem
pre
en busca
de la verdad, recuperaría) por
razones naturales
llegó
a
la necesid,d de la religión cstólica, de su excelsa grandeza y se
alz6
como defensor de la religión
católica romana, de la
Iglesia
y del Papa. As!, no era sólo el orden natural lo que Maurras defen
día. Por eso, no creo que sea exacto
hablar de
una contrarrevolu
ci6n o de un tradicionali'Smo "de izquierdas" en Maurras como
contrapuesto a otro "de derechas".
En la Francia de su época fue Maurras y el movimiento de la
Acción Francesa el principal enemi.e;o de las doctrinas por Roma
tondenadas y el principal defensor de la Iglesia católica; y no por
oportunismo político ni por táctica J)olítica, como le -acusaron algunos
enemigos del peligro que para ellos representaba la Acción Francesa.
Maurras era contrario a la democracia como sistema político y
( 6) Recoge esta distinción Rafael Gambra: La monarqula social y re.
presentt!lliva en el pensamiento trmlkional, Rialp, Madrid, 19,4, pág. 2,.
Hay una edición de Sala, Madrid, 1973.
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como sentimiento espiritual. Conoci
mo«acia, la demooracia es la mtterte"., consignada en la respuesta
á Paul Bourget en su Encuesta (7). Para !Maurr.as estaba claro y su
ficientemente probado que "una democracia no se organiza, porque
la idea
de organización en cualquiet grado que sea, excluye,
tam
bién en cualquier grado, la idea de igualdad: organizar es diferen
ciar
y es, en consecuencia, establecer grados y jerarquías" (8). Mau
rras
había visto
bien cuando afirmaba que
nada positivo
se había
realizado en la Historia que hubiera sido hecho
por una mayoría {9);
de ahí la defensa de la., élites, de las autoridades sociales, de la des
cenrralización,
del antiparlamentarismo, de la rradición, de la mo
narquía hereditaria y antidemocrática; y el que viese que "el tér
mino natural de una República democrática {Maurras se refería a
su patria,
pero en realidad se puede
decir de toda democracia) es el
socia!lismo de
Estado
democrático, la obra cumbre de la centraliza
ción y el
funcionarismo" (10).
Esa crítica a la democracia, fundamentada en la naturaleza y en
la historia, le condujo a la defensa de la Iglesia y sus libertades y
de
la religión católica. Y este es uno de los máximos va:Jores de la
crítica y de la doctrina de Maurras: que el orden natural, la naru
raleza
y la historia, conducen a la defensa de la religión y de la
Iglesia. Y no hay que restarle mérito por el hecho de que fuese
realizada por un no creyente. Al contrario, pues .pone de relieve
que la verdadera comprensión del orden naturall lleva no sólo a
respetar a
la religión católica y a la Iglesia, al orden sobrenarural,
sino induro a defenderlo como algo necesario partL que ese orden
natural no se destruya; aunque, eso sí, no sea suficiente para llegar
a creer con la fe teologal propia del creyente, pues para ello es
necesaria la Gracia.
Todo lo que Mauttas combatía se oponía también a la Iglesia
y
a la religión católica, no siendo el menor enemigo, ciertamente,
la "dlemocracia religiosa". As.i'., pues, no soi::t solo las falsas ideas lo
que Maurras comb3.te, .Jo que, ciettamente, no es poco; no es .sólo
el individualismo,
el libera1ismo,
la democracia, o las ideas, "vuel
tas locas", de libertad o igualdad. O>mbate, también, el.anticatoli
cismo,
el anticlericalismo sectario de
la República; por eso; la con
trarrevolución de· Maurras es también contrarrevolución en cuanto
(7) Charles Maurras: E11011esta sobre Ja monarquía, Sociedad General
Española de Librería, Madrid,
1935, pág.
281 (traducción y notas de Fer•
nando Bertrán) .
(8) Charles Maurras: Enr:11esla ... , pág. 287.
(9) Cf. Charles Maurras: Enr:11esta ... , págs'. '305-306.
( 10) Charles Mawras: Encuesta ... , pág. 368.
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defensora del catolicismo y de 1a Iglesia, y el mismo San Pío X
llegó a
llamarle defensor de la
fe (11).
No creo, pues, que sea exacto hablar de una contrarrevolución
"de izquierda.s", en Maurras considerada en contraposición a una
contrarrevolución "de de.recbas" que sería la verdadera y auténtica.
Me parece más ocertada para ap!licarla a Maurras, la distinción que
Roberto de
lMattei (12) señala entre una contrarrevolución que
parte de un plano metafísico
(la Revolución se concibe bajo esa
perspectiva como una metafísica contra Dios) y otra conttarrevolu~
ción limitada al plano o dimensión político-socia! (la Revolución
como obra caótica).
La crítica de Maurras se desenvuelve en este último plano, pero
no se puede prescindir de sus consecuencias que lo rebasan. Porque
Maurras también defiende a la Iglesia y a '1a religión católica. No
como lo haría un católico, es cierto, pero no por ello con menor
tesón y efectividad. La solución de Maurras implica el reconoci
miento de la superioridad de la religión
y la Iglesia Católicas; el
reconocimiento de su misma necesidad.
Ese doble carácter de la contrarrevolución (la acertada caracte
rización de la Revolución y la necesaria obra de reconstrucción en
consonancia con esa caracterización). se encuentra en
La demooratie
,eligieuse. El libro se reedita tal como vio la luz en su última edi
ción de 1921. Va precedido de una
inrroducción de
Jean Madiran
y concluye con un índice biográfico de las principales personas a
las que Maurras ,e refiere a lo largo de sus páginas, que ha sido
realizado por Jacques Vier, y que facilita su 1localizaci6n política y
religiosa. El libro comprende tres
obras distintas: Le dilemme de Marc
Sangmer,
La politique religieuse y U Acüon Fr""f
catholique.
¿Qué es la democracia religiosa? Como señala Jean Madiran
en la introducción,· "la democracia religiosa
es 1'a política democrá
tica cuando se profesa
y se
practica por los ambientes intelectuales
y
sociales que son religiosos, es 1a democracia ·entre los católicos ...
Con la democr.acia religiosa nos encontramos en presencia de un
fenómeno pc!ítico resultado de un triple error :religioso: creer en
el advenimiento de la democracia por una ·especie de acto de fe
(una especie de acto de fe que, psicológicamente ... , incluso, ocupa
el lugar de la fe teologal): una creencia arbitraria, de naturaleza
(11) Cf. Luden Thomas, ofi. cit., pág. 81,
(12) Roberto de Mattei: «Agustín Cochin y la historiografía contrarre
volucionaria», en
Verbo (Madrid),· núm. 145-146, mayo-julio, 1976. pág. 633.
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religiosa, introducida por extrapolación -en el terreno político; un
mesianismo temporal. En segundo lugar ... , que la esencia y el fu.
turo temporal de la religión cristiana residen en la democracia.
liste etror
religioso, finalmente, consiste en no aceptar ninguna ley
que, al menos en teo:ría, no sea su legislador la conciencia indivi
dual; en no admitir obedecer má.s que a sí mismo; y fundar la de
mocracia política en el imperativo caregórico de esta insurrección
moral contra el orden natural y sobrenatural".
El dilema de Marc Stmgnier constituye una crítica del idealismo
democrático de Sangniet. El
título de la obra responde al dilema
{falso dilema como
Maurras muestra)
que Marc Sangnier planteó.
Este, en mayo de 1904, escribió en la revista Le Sülon: "... tarde
o temprano un- imperioso dilema deberá plantearse: o el positivismo
monárquico de la Acción Francesa o el cristianismo social de Le
Si/Ion'.
Maurras
respondió que ese dilema era inexistente, puesto que
''el cristianismo social, que no se inventó en Fr:ancia, jamás excluyó
el positivismo monárquico". Y la Acción Francesa tampoco excluye
al catolicismo, pue; "nuestro naturalismo social, escribe Maurras,
encontraba en el catolicismo uno de sus puntos de apoyo más sóli;.
dos y más estimados", coincidiendo ambos, si bien por caminos
distintos, en las mismas leyes
y verdades naturales.
De ahí surgió una correspondencia pública entre ambos, en la
que Mautras ,analizó, criticó y rebatió punto por punto las tesis de
Marc Sangnier, recogiendo en esa obra los artículos que -con tal mo
tivo habían aparecido en U Action Fr"'1faise.
La crítica de Maurr.as no va dirigida a mostrar que el cristia
nismo social de
Le Sü/,on no es el verdadero cristianismo social
(de ello se oru_parían otros amigos de la Acción Francesa que eran
católicos, como René de
Mataos, señalando que el cristianismo de
Le Sil/on era individualista y liberal), porque Maurras no discutía
acerca de la ortodoxia católica de la doctrina de
Marc Sangnier
y
Le Sillün, por considerar que por su agnosticismo no era persona
adecuada para ello. La crítica- de Maurras se dirige contra la con
cepción etérea e ideal del detnocratismo de Marc Sangnier.
Así, éste escribía: "la tepública democrática nos parece el tér
mino histórico y lógico de la evolución nacional francesa". Pero
a esta conclusión no llegaba por el ,análisis de la realidad, de ia SO·
ciedad, de la natur'aleza y de la historia, sino por un sentimiento,
por una fe; para Marc Sangnier se trataba de ·una creencia. Así, ha
blará de "la fe democrática que alienta sus corazones".
Marc
Sangnier, imbuido de las falsas ideas del
liberalismo filo
sófico y de la Revolución, coné:ibe la religión de un modo que le
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conduce a la democracia, al tiempo que ésta necesita de la reli
gión
tal como él la entiende para poder funcionar. Marc Sangnier
profesa un
idealismo a ulrraru,a: una minoría de santos y virtuosos
logrará que
funcione bien
la
democracia; fe en el futuro, en un
'futuro concebido conforme a su idealismo democrático, un futuro
que no
existe m:ás que ,en su mente; .animado de su espíritu repu
blicano, Marc Sangnier se esforzará en defender lo imposible: una
organización democrática, una
República buena, acorde
con los
in
tereses de la nación francesa.
La crítica de Maurras destaca por su realismo: no basta con ser
santos y vinuosos, incluso aunque todoo lo ineran sería insuficiente,
eS: preciso, además, la competencia, que cada cual sea competente
en sus tareas ; no puede
hablarse de
un
futuro desconocido
como si
se hubiera ya realizado, pues del futuro no sabernos nada, y sola
mente puede ser previsto en función de las
lecciones del
pasado
y
de la realidad presente; democracia orgánica, igual vrue decir círcu
lo cuadrado; no podrá crearse "otra" República,
Le Sillon sólo
podrá ronsolidar la existente; imposibilidad de que surja un re
snltado nacionalista o católiro de la agitación democrática de
Le
Sillon; imposibllidad del gobierno de las masas, del gobierno de
mocrático.
Marc Sangnier exigía en nombre del orden moral la elaboración
de una
organización
democrática. Pero romo Maurras
le
respondía:
"No se organiza la democracia." No se de.i:nocratiza la organización.
Organiza"r fa democracia es instituir aristocracias; democratizar una
organización
es introducir la. desorganización: organizar significa di
ferenciar, es decir,
crear desigualdades
útiles; democratizar es igua
lar, es establecer en lugar de diferencias, de desigualdades, la igual
dad que es estéril e incluso mortal".
Maurras rebatió el democratismo de Maré: Sangoier
y de Le
Sillon en el terreno político. Ese ·democratismo profesado por Sang
nier, le llevó a su oposición a la doctrina católica, siendo condenado
por Roma (condena que; ésta sí, jamás fue levantada) en la carta
Notre charge ,q,ostolique. Y esá condena le fue anunciada por Mau
rras
en
el año 1905, cuando le indicaba que en un futuro próximo
Marc Sangnier _se encontraría' con un dilema, éste sí auténtico: o
cambiar o
romper con
Roma. Pero antes se
había enfrentado a la
Acción Francesa con todo lo que ello significaba.
Como
indica Jean Madiran en su introducción, "la crítica reo
lógica de la diemocracia religiosa se hizo de una vez por todas en
la carta sobre
Le Sillon. La crítica de Maurras que está en pleno
llcuettlo intelectual,
en .plena consonancia moral,
es distinta.
Es
política. ¿Cómo -entender esta política? ¿Que Maurras somete una
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
realidad religiosa a una crítica política? En absoluto. .Maurras ob
serva la aparición en el terreno político de cierta democracia y exa
mina su evolución. Esta observación le hace vet que el fenómeno
estudiado
no tiene una causa política
sino religiosa;
más
exacta
mente, que es la traducción y el instrumento políticos ele unos in
tereses religiosos y que esos intereses religio.sos lson hostiles al ca-
tolicismo".
.
l.., política religios• constituye una defensa de la religión cató
lica y de la Iglesia y sus libertades; Es la política que debería se
guirse en Francia según M.aurras en materi~ -de religión, pues todos
en la Acción Francesa estaban de acuerdo en reconocer "la bondad
del catolicismo tanto respecto a la naci6n como a la civilización y a
la humanidad".
Así, lMaurras señala, frente a los librepensadores, que cuando se
proclama el libre pensamiento se requiere el liberarlo del dogma;
y en su crítica muestra que el dogma no impide ser libre
al pensa
miento, de tal modo que, dice, "si u.sárarnos las paiabtas en su
sentido verdadero y si entendemos por libre
peru,amiento un
pen
samiento libre de lo. que no es el pensamiento y sujeto únicamente
a su propia. ley, colherente y sumiso a .Ja verdad, que es su objeto,
e independiente de todo lo demás, didarnos que el libte pensamiento
es la Iglesia,
porque la
Iglesia
es la. única
fuerza puramente
.espiri
tual del muudo civilizado, la única que, manteniéndose y . desarro
llándose, no se apoya en ninguna. fuerza .material, sino. que pro
clama siempre -su distinción perleoR ·con lo que no es ,espiritual".
Al protestantismo fo critica y lo rechaza Maurras como enemigo
del hombre y contrario al set de Francia, señalando. fa anarquía
individual como raíz del protestantismo. Rebate el individualismo;
el
considerar la
conciencia.
propia como oosma suprema de la mo
ral; Ja moral individualista de Kant, indicando que -ello _es contra
rio a.l interés general, al bien ··común; y señala·. que con ese -prin
cipio individualista la Revolución ha rebajado o disuelto los lazos
sociales
de los
franceses, reducido al pueblo a ull' e.stado de división
atomista,
donde todo· individuo vive aislado de
los demás.
Para
Maurras estaba
claro que la·
religión católica y la Iglesia,
tal como lo consigo a en Ja
. presente.
obra, no era algo ante lo cual
el patriotismo, el
nac!ontl!ismu integral, pudiera permanecer indife
rente. Maurras no está refiriéndose a algo, accidental o circunstan
cial cuando escribe que "el catolicismo coincide con los intereses
esenciales de la patria francesa y del mundo civilizado", _pues. se
trata de
algo que la ciencia demuestra, "se trata
de. •lgo que cle
muestta, que,
en
política· o
en sociología,
toda· separación del cato
licismo, lejos de
suponer un ·progreso,
demuestra un
retroceso".
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INFORMl'ICION BIBLIOGRAFICA
"Los má.s altos valores políticos y sociales, asignados y fijados por
la crítica
y la ciencia politicas, son idénticos a los que · señala la
enseñanza católica", de tal modo que "hace falta servir a la Iglesia
de. Francia por deber -re1igio,so si se es creyente y, en otro caso,
por deber patriótico", como se afirmaba en el boletín de la Liga
de
la Acción Francesa de 1 de enero de 1906.
La tercera parte de la polí#t:a religws¿¡ se titula d•fema poUtúa
de lor intereses ,religiosos.-Con ella Maurras realiza - una defensa
clara y ronrundente de las Congregaciones religiosas, suprimidas
por
la
legislación republicana; pone de manifiesto que una Iglesia
nacional separada de Roma resultaría antinacional y antifrancesa;
criti01 una política religiosa exclusivamente religiosa, que· sólo qui
siera obrar
en el terreno religioso, reedificando constantemente, una
y
otra vez,
lo que continuamente la legislación anticlerical y anti
rreligiosa se encarga de destruir, ya que aunque esa clase de resis
tencia es necesaria, resultaría -sumamente peligroso limitarse tan
sólo a eso.
Para Maurras
la política religiosa, la política que debe seguirse
en el campo de los intereses religiosos es una política. Y la
pdlítica
entrafia
la conquista
del poder.
Por
ello, "la conquista del
poder
por lo.s católicos es el único medio seguro para una resistencia
seria". Maurras no deja de advertir las dificultades de esta política,
pero sefiala que
es la única
y la verdadera. Porque, dice, hay que
tomar medidas para que
la política
,antirreligiosa no pueda volver,
porque
hay que
tomar
medidas contra
la causa que produce los
efectos, a
fin de que
estos no
vuelvan
a producirse.
De
ahí el
fa.
moso
po/itique d'abord. '"Ante todo política. Política ofensiva diri
gida contra el régimen".
Poliüque d' abord. Con esta expresión jamás pretendió Maurras
poner
a la
política por encima de la religión,
romo arteramente
ha
bía sido
acusado (13). No pretendió
nunrn dar primacía a la po
lítica del nacionalismo integrai frente a la re1igi6n en el ámbito
ontol6gico; tan sólo pretendió, en el campo de fas realizaciones
prácticas, una táctica que .asegurara un triunfo efectivo que traería
ron él rodb lo demás; también la restauración católica.
Frente a quienes señalaban que había que sacrificarlo todo frente
a
la re1igi6n,
MaW'ras escribe: .. los demócratas
cristianos,
los anar
quistas cristianos
y también los liberales del mejor mundo conser
vador y rallié (14), nos explican muy gravemente que es preciso
(13) Cfr. Luden Thomas, op. cit., págs. 278-285.
(14) Sobre el ralliement, Jacques Ploncard D'Assac: L'Eglise oct:Npée
Diffusion de la Penséé ·Franc-aise, Chiré-en-Montreuil, 197'.5, págs. 11'.5-131,
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INFOIV',IACION BIBLIOGRAFICA
sacrificar todo a la denfensa religiosa. &te sentimiento sería del
más grandioso heroísmo si la ·defensa de la religión en Francia exi
giera el menor sacrificio de la defensa dcl país y del ejército, de la
defen.sa del
orden social, de
la legítima propied,d y del bien pri
vado de cada uno. Pero 'lejos de excluirse mutuamente, lejos incluso
de estorbarse con ninguna fricción, las tres causas -patria, socie
dad,
religión- se
llaman, se engranan, se entrelazan, se comple
mentan y se defiende la una por la otra". La fórmula, escribe Mau
rras, es ía siguiente: "Defensa religiosa
+ (y no: -) defensa so
cial + (y no: -) defensa nacional'". E indica claramente que en
esa
clasificación
ha seguido un orden decreciente según su impor
tancia. Pero
para Maurras, prácticamente, sólo con la defensa na
cional se incluía a las otras, al incluirías el nacionalismo integral,
lo
que no ocurría con ías otras. De
aihí su ante todo polJtica,
política nacionalista, política del nacionalismo integral. Se podrá
discutir si en el terreno práctico la concepción maurrasiana era o
no acertada, pero no acilacarle propósitos que nunca tuvo.
La Acción Francestl y la relig,ón católica es la tercera de las
obras que forman
/a d,em'()Crada religiosa. fu una defensa de Mau
rras frente a los ataques de que
fue objeto, en los que se le acusaba
de ser enemigo de la religión católica y un peligro para los católi
cos. Maurras señala ías
falsas imputaciones
que le lean sido
hecltas
y las aviesas intenciones que se le atribuyeron, así como rebate la
acusación de opottun.ismo político de sus posiciones y las de la
Acción Francesa respecto a la religión católica. De nuevo vuelve. a
señalar
al catolicismo como un elemento bienhechor.
Respecto a los autores cuyo magisterio !e fue reprochado: Proud
hom, Sainte-Beuve, Renan y Comte, Maurras indica que tomó de
ellos lo que tenían de positivo sin que ello significase peligro algu
no o demérito para los católicos. Así, un cierto nacionalismo en
Proudhom que le llev6 a combatir la unidad italiana, lo que implica
la defensa del poder temporal del Papa; ía
aplicación a la política
del método de análisis y disección que Sainte-Beuve introdujo en
la critica literaria y no su anticlericalismo o su irreligiosidad; ía
crítica rigurosa efectuada por Renan respecto a IJ.a Revolución y a la
democracia;
la crítica al individualismo, a la Revolución, a la .de
mocracia y a las formas modernas de ía anarquía y la defensa de la
autoridad y la
jerarquía
realizada por
Cornee, excluyendo absoluta
mente ía idea de que los cac61icos podrían aceptar la filosofía de
Cornee.
y Eugenio Vegas Latapie: Catolicismo Y República, Madrid, 19132, Imprenta
Gráfica Universal.
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Quien lea o conozca las páginas de w Jemorra#e rel;gie,ue,
no creo que pueda dudar acerca de la apología de la religión cató
lica
y de la Iglesia que en las mismas contiene. Apología realizada
"desde fuera", .desde luego
(y en este sentido sí puede hablarse de
la contrarrevolución o del
tradicionalismo "desde fuera·· a
que
Gam
bra alude) (15); pero una apología y una doctrina (la de Maurras y
la Acción Francesa) cuyos efectos consistían en volver católicos
a los oo creyentes die Acción Fraocesa, sin que por otra parte, los
católicos perdieran
su fe.
Maurras fue, a mi juicio, un incomprendido y al
mismo tiempo
fue muy bien comprendido.
Y no me refiero en ninguno de los
casos a quienes participaron de sus ideas. Fue un incomprendido
por quienes no vieron o no quisieron ver, de un lado, que el senti
miento democrático, el espíritu democrático apoderado de la mente del
hombre es esencialmente destructor: destructor de
uoa sociedad or
ganizada sobre sus bases naturales, destructor del orden natural que
posee sus propias leyes ínsitas
por Dios en la naturaleza, destruc
tor también de la religión católica, cuya fe
reemplaza por
otra
etérea
y difusa; de otro lado, que el régimen republicano, la República
francesa, no podía ser
cambiada. por
otra "buena" república, que
toda defensa
de fa: democracia no establecería otra república -esta
vez la buena- sino que afianzaría aquélla.
Por el contrario, Maurras fue muy bien comprendido
por quie
nes
advirtieron el peligro que
las doctrinas de Maurras y la Acción
Francesa entrañaba
para ellos, para fa: supervivencia de la demo
cracia, bien como espíritu y sentimiento; bien como entidad políti
ca. Los enemigos que Maurras combatió, que lo eran no sólo del ser
de Francia, sino también de la Iglesia, se encargaron de dat buena
cuenta de
él, no
sólo
.con la condena arrancada a Pío XI, sino tam
bién con la increíble y calumniosa persecución de que fue objeto
una vez que Francia
fue liberada •1 finalizar la segunda guerra
;mundial (16).
"Hemos saludado a la obra eclesiástica -escribe Maurras en las
últimas páginas, lamentando los ataques de que fue objeto por parte
de un sector de los católicos-'--como un refugio del pensamiento,
l¡nduso puramente humano, así romo de la civilización, incluso pu
ramente temporal: ¿hay que castigarnos porque esta barbarie (se
refiere a la revolucionaria y democrática) se ha desatado contra
·nosotros?". Ciertamente no.
ÍA democratie ~eligieuse sigue constituyendo una crítica válicht
( 15) Rafael Gambra, op. cit., pág. 28.
(16) ar. Albert Marty, op. cit., págs. 408-430.
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y eficaz a ese sentimiento democrático, a e$a democracia religiosa
cuyos caracteres esenciales señala Madiran; porque hoy esa demo
cracia religiosa casi
ha adquirido carta ~ naturaleza, pese al Syllá
bus, la carta Notre charge aposwiique '(que como apéndices incluye
Mautras en
esta
obra) y l!' Pascendi; porque hoy, desgtaciadarnente,
ya
no puede
decirse lo
que
. Mautras decía casi al término de la
obra, que "la pequeña minoría de
«intelectual.es» e idealistas de
mócratas
y republicanos representa un elemento espiritual antagó
nico del espíritu católico romano", pues no se trata ya de una pequeña
minoría.
La crítica a las doctrinas, .a las falsas doctrinas de la Revolución
ae encuentran a lo largo de todo el libro que hemos comentado, así
romo 'los elementos para una 1'econstrucción. Reconstrucción que
Maurras veía en la monarquía tradicional hereditaria, antiparlárnen
taria y descentralizada, para la cual. la democracia, la democracia
moderna
y el espíritu en que ia misma se basa con la democracia
religiosa, constituía el mayor ·enemigo.
E.s'rANISLAO CANTERO
Alvaro d'Ors: AUTARQUIA Y AUTONOMIA (*)
Este reciente trabajo de Alvaro d'Ors se inscribe en la línea de
su pensamiento, desenvuelto, a lo largo de años, en tomo al actua
Iísimo -y confuso--tema de los conceptos de autonomía. Digo
conceptos por indicar con esa palabra las diversas definiciones que~
por
citar ejemplo contemporáneo, se contienen en el
<
de uso del español», de María Moliner. «Autooomía»: «indepen
dencia», «libertad>>; «Estado del país que se gobierna a sí mismo
por completo o en cierto aspecto que se expresa>> : «Conceder auto
nomít a una colonia. Disfrutar autonomía administrativa». «Se em
plea también con referencia a personas -naturales o jurídicas-,
significando facultad para gobernar las propias acciones, sin de
pender de otro:
"En mi departamento obro con autonomía"». «Po
testad
dentro de un Estado que pueden
gozar los
municipios, pro
vincias u otras entidades constitiutivas del mismo para regir los
asuntos o ciertos asuntos de su propia administración». «Tiempo que
puede volar un av}ón, o distancia que es
capaz de
recorrer
sin ne
cesidad de repostar combustible».
(*) Publicado en La Ley, Buenos Aires, abril · de 1981, año XLVI,
núm. 76.
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Por lo expuesto comprenderá el lector la imporrancia de este
documento. Su manejo será
imprescindible para
los historiadores.
Pero, evidentemente,. su trascendencia rebasa el ámbito de los estu diosos. Porque es muy posible que Roma tenga algo que decir de
unos obispos que querían traer un
piccolo divorcio y, como suele
ocurrir en estos casos, se han encontrado
con una
amplísima ley. Y
los que probablemente
tampoco callarán
son los católicos españoles,
a los que se les
han descubierto
unas actitudes ¿asombrosas?, ¿in
dignantes?, ¿increíbles? Que el lector califiqne a su gusto.
FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA CiGOÑA.
Charles Maurras: LA DEMOCRATIE RELJGIE.USE (*)
En el número 188 de Verbo, al hacer la recensión del libro de
Ploncard D'
Assac, L'Eglise occupée, señalaba que
en los
illtimos
años habían visto
la luz diversas obras
contrarrevolucionai:ias, e
in
cluía entre las que últimamente se habían
vuelro a
editar, a
La de
mooratie ,religieuse, de ,Maurras, junto a las de Barruel, Cretineau
Joly y Cochin. Al hablar de la 'literatura contrarrevolucionaria in
dicaba que lo que la caracteriza no es tanto
el hecho de la oposición
a la Revolución como el considerarla, sobre todo y fundamental
mente, como
un movimiento, una doctrina opuesta
,a. la religión
católica, opuesta y contraria a Dios. Y añadía que
la bibliografía
contrarrevolucionaria
no
se conforma con describir la obra de la
Revolución, sino
que, necesariamente, supone una obra de recons
trucción, cuyo
:fundamento principal estriba
en
.el rechazo de los
falsos principios, de
las falsas ideas en que la Revolución se basa.
La obra de Maurras, y especialmente La democraue re#giet1se,
¿participa
de esos
dos caracteres?
¿Es contrarrevolucionaria en ese
sentido pleno? Quienes hemos seguido
la enseñanza de n,,uestro maestro Eugenio
Vegas,
hemos considerado
siempre que, en efecto, la obra de Mautras
y de
la Action Fran,aise (1) -pnes no se puede hablar de aquél sin
referirse a
ésta y vicervesa- pertenece de pleno derecho a la Con
trarrevolución. Sin embargo, ¿es eso exacto? ¿Acaso no fue conde nada
/' Action FranftlÍS~?
(*) Nouvelles Editions Latine5, París, 1978, XI + 580 págs. Intro
ducción
de Jean Madiran e índice biográfico de Jacques Vier.
( 1) Sobre .. la Acción Francesa y su historia puede verse el libro de
Albert Marty: L' Aclion Fran;ai.re racontle par elle-meme, Nouvelles Editions
Latines,
París, 1968.
Véase en
Verbo núm. '126-127 (junio-agosto, 1974),
Francisco José
Fernández de la Cigoña: Maurras, Maritain, Mounier.
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
En efecto, algunas obras de Maurras ( en concreto Le chemh, tk
Paradis, Anthirtéa, les amants de V enise y Trois idéés politiques)
y el periódico r: Action Franfaise, · fueron condenados por Roma e
incluidos en el Indice
el 29 de diciembre de 1926. ¿Entonces?
Dicha condena, cuya significación
ha sido estudiada
por Lucien
Thornas en una obra
{2) que
merece
ser leída
para comprender
ro
mo fue llevada a cabo, no parece que hoy quepa duda respecto a
que sus causas no fueron el velar
por la integridad de la fe y de
la motal de los católicos franceses, especialmente de su juventud;
más bien estuvieron originadas por el deseo de evitar el auge de un
movimiento que ,estaba poniendo en serio peligro
la militancia en
el
catolicismo liberal
y la propia supervivencia de los movimientos
democráticos en
el seno del catolicismo francés e, incluso, de la
República misma, aunque naturalmente Roma no lo sospeclrara.
Sus resultados fueron negativos para el catolicismo en Francia y ya
con el mismo Pío XI
-el Papa que la condenó--comenzaron los in
tentos para conseguir un arreglo satisfactorio, que fue logrado en
los comienzos del pontificado de Pío XII en julio de 1939, cuando
la condena del periódico L'
Action Franfaise fue levantada.
Así, -se puso de relieve que fa Acción Fmncesa no era pernicio
sa ni peligrosa para el catolicismo. Pero el rrutl ,staba hécho. El
renacimiento de un catolicismo a nivel político, ca:paz de derribar
1as instituciones anticatólicas fue efizcamenre evitado con esa con·
dena. Condena que, en numerosas ocasiones, há sido puesta de roa·
nifiesto,
silenciando el hecho de que fue
pooteriormrote levanta·
da (3) e, incluso, se ha llegado a afirmar que nunca fue levantada ( 4),
omitiendo o falseando de
ese modo
la verdad, fue conseguida, por
caminos
tortuosos (5), por lo., enemigos de Francia, por los enemi
gos
del catolicismo, por los enemigos
de la autoridad, del orden,
de la patria
y de 'la religión.
Por consiguiente,
el hecho de la condena no debe hacer creer
(2) Luden Thomas: L'Action Frtt.nfaise devant l'Eg/ise (de Pie X a
Pie XII), Nouvelles Editions Latines, París, 1965.
(3) Así, Alberto Martín Artajo, en la «Exposición sistemática de la
doctrina pontificia acerca de la constitución cristiana de la Sociedad y del
Estado», estudio introductorio a
la edición de los -Documentos Políticos de
la I)octrina Pontificia, en B. A. C., Madrid, 1958, pág. 14x_ Se señala la
condena, también, en las págs. 518·523, pero nada se dice de que fue le
vantada.
(
4)
Así. David Littlejohn: Los patriotas traidores, Caralt, Barcelona,
1975, pág. 206 (la edición original inglesa es de 1972, ¡ 33 años después
de que la condena fuera levantada!). (5) Lucien
Thomas, op. cit., págs. 181 a 184, especialmente; Albert
Marty, op. cir., págs. 245-261. · ·
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INFORMACION BlBLIOGRAFICA
que, por ese motivo, la obra de la Acción Fram:esa y ron ella la
de Maurni.s (a excepción de los cuatro 'libros citados) no sea a>n
rrarrevolucionarla. La Encuesta sobre /., Mon,wquú,, la obra política
quizá más conocida die Maurras, podría ser suscrita por todo con
trarrevolucionario. No estaría en ella todo
lo que la contrarrevo
lución indica, pero lo que está sí es contrarrevolucionario.
Se ha escrito que el tradicionalismo de Maurras era un tradicio
nalismo "de izquierdas"
(6). Pero ello no es totalmente exacto ni
justo.
Es cierto que le falta d aspecto derivado del orden sqbrena
tural;
que carece
d;, cdl.gar todo de Jo alto, el poner a Dios· como
causa
origen
y fin de todas nuestras obras y nuestros afanQS y que
la civilización y la organización de la sociedad sólo se logra plena~
mente cuando es vivificada por la comunión en fa misma fe cató
lica, fo que ·entraña 1a contrarrevolución (esta sería la contrarrevo
J.uci6n "de derechas" ; la auténtica revolución: doctrina opuesta a
Dios). Pero no por ello deja de ser a>ntrarrevolucionaria. Al me
nos por dos razones:
En primer lugar, porque la contrarrevolución, aunque no se limi
ta al orden natural, no niega éste, sino que lo contempla como
(lll orden natural en toda su integridad. Y la base de toda la doc
trina de Maurras se encuentra en la averiguación y el respeto del
orden natural
de
la •ociedad y de sus leyes. Llegó a ello por los
caminos del
positivismo de Omite. Pero
por
este motivo no hay
que negarle su
válida defensa
del orden natural.
En segundo lugar, porque siendo agnóstico (no por otra
ra2Ón
que
por
una pérdlida de la fe, que al final de su vida •u alma, siem
pre
en busca
de la verdad, recuperaría) por
razones naturales
llegó
a
la necesid,d de la religión cstólica, de su excelsa grandeza y se
alz6
como defensor de la religión
católica romana, de la
Iglesia
y del Papa. As!, no era sólo el orden natural lo que Maurras defen
día. Por eso, no creo que sea exacto
hablar de
una contrarrevolu
ci6n o de un tradicionali'Smo "de izquierdas" en Maurras como
contrapuesto a otro "de derechas".
En la Francia de su época fue Maurras y el movimiento de la
Acción Francesa el principal enemi.e;o de las doctrinas por Roma
tondenadas y el principal defensor de la Iglesia católica; y no por
oportunismo político ni por táctica J)olítica, como le -acusaron algunos
enemigos del peligro que para ellos representaba la Acción Francesa.
Maurras era contrario a la democracia como sistema político y
( 6) Recoge esta distinción Rafael Gambra: La monarqula social y re.
presentt!lliva en el pensamiento trmlkional, Rialp, Madrid, 19,4, pág. 2,.
Hay una edición de Sala, Madrid, 1973.
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lNPORJ\!ACION BIBUOGRAFICA
como sentimiento espiritual. Conoci
á Paul Bourget en su Encuesta (7). Para !Maurr.as estaba claro y su
ficientemente probado que "una democracia no se organiza, porque
la idea
de organización en cualquiet grado que sea, excluye,
tam
bién en cualquier grado, la idea de igualdad: organizar es diferen
ciar
y es, en consecuencia, establecer grados y jerarquías" (8). Mau
rras
había visto
bien cuando afirmaba que
nada positivo
se había
realizado en la Historia que hubiera sido hecho
por una mayoría {9);
de ahí la defensa de la., élites, de las autoridades sociales, de la des
cenrralización,
del antiparlamentarismo, de la rradición, de la mo
narquía hereditaria y antidemocrática; y el que viese que "el tér
mino natural de una República democrática {Maurras se refería a
su patria,
pero en realidad se puede
decir de toda democracia) es el
socia!lismo de
Estado
democrático, la obra cumbre de la centraliza
ción y el
funcionarismo" (10).
Esa crítica a la democracia, fundamentada en la naturaleza y en
la historia, le condujo a la defensa de la Iglesia y sus libertades y
de
la religión católica. Y este es uno de los máximos va:Jores de la
crítica y de la doctrina de Maurras: que el orden natural, la naru
raleza
y la historia, conducen a la defensa de la religión y de la
Iglesia. Y no hay que restarle mérito por el hecho de que fuese
realizada por un no creyente. Al contrario, pues .pone de relieve
que la verdadera comprensión del orden naturall lleva no sólo a
respetar a
la religión católica y a la Iglesia, al orden sobrenarural,
sino induro a defenderlo como algo necesario partL que ese orden
natural no se destruya; aunque, eso sí, no sea suficiente para llegar
a creer con la fe teologal propia del creyente, pues para ello es
necesaria la Gracia.
Todo lo que Mauttas combatía se oponía también a la Iglesia
y
a la religión católica, no siendo el menor enemigo, ciertamente,
la "dlemocracia religiosa". As.i'., pues, no soi::t solo las falsas ideas lo
que Maurras comb3.te, .Jo que, ciettamente, no es poco; no es .sólo
el individualismo,
el libera1ismo,
la democracia, o las ideas, "vuel
tas locas", de libertad o igualdad. O>mbate, también, el.anticatoli
cismo,
el anticlericalismo sectario de
la República; por eso; la con
trarrevolución de· Maurras es también contrarrevolución en cuanto
(7) Charles Maurras: E11011esta sobre Ja monarquía, Sociedad General
Española de Librería, Madrid,
1935, pág.
281 (traducción y notas de Fer•
nando Bertrán) .
(8) Charles Maurras: Enr:11esla ... , pág. 287.
(9) Cf. Charles Maurras: Enr:11esta ... , págs'. '305-306.
( 10) Charles Mawras: Encuesta ... , pág. 368.
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INFOI(MACION BIBUOGRAFICA
defensora del catolicismo y de 1a Iglesia, y el mismo San Pío X
llegó a
llamarle defensor de la
fe (11).
No creo, pues, que sea exacto hablar de una contrarrevolución
"de izquierda.s", en Maurras considerada en contraposición a una
contrarrevolución "de de.recbas" que sería la verdadera y auténtica.
Me parece más ocertada para ap!licarla a Maurras, la distinción que
Roberto de
lMattei (12) señala entre una contrarrevolución que
parte de un plano metafísico
(la Revolución se concibe bajo esa
perspectiva como una metafísica contra Dios) y otra conttarrevolu~
ción limitada al plano o dimensión político-socia! (la Revolución
como obra caótica).
La crítica de Maurras se desenvuelve en este último plano, pero
no se puede prescindir de sus consecuencias que lo rebasan. Porque
Maurras también defiende a la Iglesia y a '1a religión católica. No
como lo haría un católico, es cierto, pero no por ello con menor
tesón y efectividad. La solución de Maurras implica el reconoci
miento de la superioridad de la religión
y la Iglesia Católicas; el
reconocimiento de su misma necesidad.
Ese doble carácter de la contrarrevolución (la acertada caracte
rización de la Revolución y la necesaria obra de reconstrucción en
consonancia con esa caracterización). se encuentra en
La demooratie
,eligieuse. El libro se reedita tal como vio la luz en su última edi
ción de 1921. Va precedido de una
inrroducción de
Jean Madiran
y concluye con un índice biográfico de las principales personas a
las que Maurras ,e refiere a lo largo de sus páginas, que ha sido
realizado por Jacques Vier, y que facilita su 1localizaci6n política y
religiosa. El libro comprende tres
obras distintas: Le dilemme de Marc
Sangmer,
La politique religieuse y U Acüon Fr""f
¿Qué es la democracia religiosa? Como señala Jean Madiran
en la introducción,· "la democracia religiosa
es 1'a política democrá
tica cuando se profesa
y se
practica por los ambientes intelectuales
y
sociales que son religiosos, es 1a democracia ·entre los católicos ...
Con la democr.acia religiosa nos encontramos en presencia de un
fenómeno pc!ítico resultado de un triple error :religioso: creer en
el advenimiento de la democracia por una ·especie de acto de fe
(una especie de acto de fe que, psicológicamente ... , incluso, ocupa
el lugar de la fe teologal): una creencia arbitraria, de naturaleza
(11) Cf. Luden Thomas, ofi. cit., pág. 81,
(12) Roberto de Mattei: «Agustín Cochin y la historiografía contrarre
volucionaria», en
Verbo (Madrid),· núm. 145-146, mayo-julio, 1976. pág. 633.
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INFOKMACION BIBUOGRAFICA
religiosa, introducida por extrapolación -en el terreno político; un
mesianismo temporal. En segundo lugar ... , que la esencia y el fu.
turo temporal de la religión cristiana residen en la democracia.
liste etror
religioso, finalmente, consiste en no aceptar ninguna ley
que, al menos en teo:ría, no sea su legislador la conciencia indivi
dual; en no admitir obedecer má.s que a sí mismo; y fundar la de
mocracia política en el imperativo caregórico de esta insurrección
moral contra el orden natural y sobrenatural".
El dilema de Marc Stmgnier constituye una crítica del idealismo
democrático de Sangniet. El
título de la obra responde al dilema
{falso dilema como
Maurras muestra)
que Marc Sangnier planteó.
Este, en mayo de 1904, escribió en la revista Le Sülon: "... tarde
o temprano un- imperioso dilema deberá plantearse: o el positivismo
monárquico de la Acción Francesa o el cristianismo social de Le
Si/Ion'.
Maurras
respondió que ese dilema era inexistente, puesto que
''el cristianismo social, que no se inventó en Fr:ancia, jamás excluyó
el positivismo monárquico". Y la Acción Francesa tampoco excluye
al catolicismo, pue; "nuestro naturalismo social, escribe Maurras,
encontraba en el catolicismo uno de sus puntos de apoyo más sóli;.
dos y más estimados", coincidiendo ambos, si bien por caminos
distintos, en las mismas leyes
y verdades naturales.
De ahí surgió una correspondencia pública entre ambos, en la
que Mautras ,analizó, criticó y rebatió punto por punto las tesis de
Marc Sangnier, recogiendo en esa obra los artículos que -con tal mo
tivo habían aparecido en U Action Fr"'1faise.
La crítica de Maurr.as no va dirigida a mostrar que el cristia
nismo social de
Le Sü/,on no es el verdadero cristianismo social
(de ello se oru_parían otros amigos de la Acción Francesa que eran
católicos, como René de
Mataos, señalando que el cristianismo de
Le Sil/on era individualista y liberal), porque Maurras no discutía
acerca de la ortodoxia católica de la doctrina de
Marc Sangnier
y
Le Sillün, por considerar que por su agnosticismo no era persona
adecuada para ello. La crítica- de Maurras se dirige contra la con
cepción etérea e ideal del detnocratismo de Marc Sangnier.
Así, éste escribía: "la tepública democrática nos parece el tér
mino histórico y lógico de la evolución nacional francesa". Pero
a esta conclusión no llegaba por el ,análisis de la realidad, de ia SO·
ciedad, de la natur'aleza y de la historia, sino por un sentimiento,
por una fe; para Marc Sangnier se trataba de ·una creencia. Así, ha
blará de "la fe democrática que alienta sus corazones".
Marc
Sangnier, imbuido de las falsas ideas del
liberalismo filo
sófico y de la Revolución, coné:ibe la religión de un modo que le
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·INFORMACION BIBUOGRAFICA
conduce a la democracia, al tiempo que ésta necesita de la reli
gión
tal como él la entiende para poder funcionar. Marc Sangnier
profesa un
idealismo a ulrraru,a: una minoría de santos y virtuosos
logrará que
funcione bien
la
democracia; fe en el futuro, en un
'futuro concebido conforme a su idealismo democrático, un futuro
que no
existe m:ás que ,en su mente; .animado de su espíritu repu
blicano, Marc Sangnier se esforzará en defender lo imposible: una
organización democrática, una
República buena, acorde
con los
in
tereses de la nación francesa.
La crítica de Maurras destaca por su realismo: no basta con ser
santos y vinuosos, incluso aunque todoo lo ineran sería insuficiente,
eS: preciso, además, la competencia, que cada cual sea competente
en sus tareas ; no puede
hablarse de
un
futuro desconocido
como si
se hubiera ya realizado, pues del futuro no sabernos nada, y sola
mente puede ser previsto en función de las
lecciones del
pasado
y
de la realidad presente; democracia orgánica, igual vrue decir círcu
lo cuadrado; no podrá crearse "otra" República,
Le Sillon sólo
podrá ronsolidar la existente; imposibilidad de que surja un re
snltado nacionalista o católiro de la agitación democrática de
Le
Sillon; imposibllidad del gobierno de las masas, del gobierno de
mocrático.
Marc Sangnier exigía en nombre del orden moral la elaboración
de una
organización
democrática. Pero romo Maurras
le
respondía:
"No se organiza la democracia." No se de.i:nocratiza la organización.
Organiza"r fa democracia es instituir aristocracias; democratizar una
organización
es introducir la. desorganización: organizar significa di
ferenciar, es decir,
crear desigualdades
útiles; democratizar es igua
lar, es establecer en lugar de diferencias, de desigualdades, la igual
dad que es estéril e incluso mortal".
Maurras rebatió el democratismo de Maré: Sangoier
y de Le
Sillon en el terreno político. Ese ·democratismo profesado por Sang
nier, le llevó a su oposición a la doctrina católica, siendo condenado
por Roma (condena que; ésta sí, jamás fue levantada) en la carta
Notre charge ,q,ostolique. Y esá condena le fue anunciada por Mau
rras
en
el año 1905, cuando le indicaba que en un futuro próximo
Marc Sangnier _se encontraría' con un dilema, éste sí auténtico: o
cambiar o
romper con
Roma. Pero antes se
había enfrentado a la
Acción Francesa con todo lo que ello significaba.
Como
indica Jean Madiran en su introducción, "la crítica reo
lógica de la diemocracia religiosa se hizo de una vez por todas en
la carta sobre
Le Sillon. La crítica de Maurras que está en pleno
llcuettlo intelectual,
en .plena consonancia moral,
es distinta.
Es
política. ¿Cómo -entender esta política? ¿Que Maurras somete una
1040
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
realidad religiosa a una crítica política? En absoluto. .Maurras ob
serva la aparición en el terreno político de cierta democracia y exa
mina su evolución. Esta observación le hace vet que el fenómeno
estudiado
no tiene una causa política
sino religiosa;
más
exacta
mente, que es la traducción y el instrumento políticos ele unos in
tereses religiosos y que esos intereses religio.sos lson hostiles al ca-
tolicismo".
.
l.., política religios• constituye una defensa de la religión cató
lica y de la Iglesia y sus libertades; Es la política que debería se
guirse en Francia según M.aurras en materi~ -de religión, pues todos
en la Acción Francesa estaban de acuerdo en reconocer "la bondad
del catolicismo tanto respecto a la naci6n como a la civilización y a
la humanidad".
Así, lMaurras señala, frente a los librepensadores, que cuando se
proclama el libre pensamiento se requiere el liberarlo del dogma;
y en su crítica muestra que el dogma no impide ser libre
al pensa
miento, de tal modo que, dice, "si u.sárarnos las paiabtas en su
sentido verdadero y si entendemos por libre
peru,amiento un
pen
samiento libre de lo. que no es el pensamiento y sujeto únicamente
a su propia. ley, colherente y sumiso a .Ja verdad, que es su objeto,
e independiente de todo lo demás, didarnos que el libte pensamiento
es la Iglesia,
porque la
Iglesia
es la. única
fuerza puramente
.espiri
tual del muudo civilizado, la única que, manteniéndose y . desarro
llándose, no se apoya en ninguna. fuerza .material, sino. que pro
clama siempre -su distinción perleoR ·con lo que no es ,espiritual".
Al protestantismo fo critica y lo rechaza Maurras como enemigo
del hombre y contrario al set de Francia, señalando. fa anarquía
individual como raíz del protestantismo. Rebate el individualismo;
el
considerar la
conciencia.
propia como oosma suprema de la mo
ral; Ja moral individualista de Kant, indicando que -ello _es contra
rio a.l interés general, al bien ··común; y señala·. que con ese -prin
cipio individualista la Revolución ha rebajado o disuelto los lazos
sociales
de los
franceses, reducido al pueblo a ull' e.stado de división
atomista,
donde todo· individuo vive aislado de
los demás.
Para
Maurras estaba
claro que la·
religión católica y la Iglesia,
tal como lo consigo a en Ja
. presente.
obra, no era algo ante lo cual
el patriotismo, el
nac!ontl!ismu integral, pudiera permanecer indife
rente. Maurras no está refiriéndose a algo, accidental o circunstan
cial cuando escribe que "el catolicismo coincide con los intereses
esenciales de la patria francesa y del mundo civilizado", _pues. se
trata de
algo que la ciencia demuestra, "se trata
de. •lgo que cle
muestta, que,
en
política· o
en sociología,
toda· separación del cato
licismo, lejos de
suponer un ·progreso,
demuestra un
retroceso".
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INFORMl'ICION BIBLIOGRAFICA
"Los má.s altos valores políticos y sociales, asignados y fijados por
la crítica
y la ciencia politicas, son idénticos a los que · señala la
enseñanza católica", de tal modo que "hace falta servir a la Iglesia
de. Francia por deber -re1igio,so si se es creyente y, en otro caso,
por deber patriótico", como se afirmaba en el boletín de la Liga
de
la Acción Francesa de 1 de enero de 1906.
La tercera parte de la polí#t:a religws¿¡ se titula d•fema poUtúa
de lor intereses ,religiosos.-Con ella Maurras realiza - una defensa
clara y ronrundente de las Congregaciones religiosas, suprimidas
por
la
legislación republicana; pone de manifiesto que una Iglesia
nacional separada de Roma resultaría antinacional y antifrancesa;
criti01 una política religiosa exclusivamente religiosa, que· sólo qui
siera obrar
en el terreno religioso, reedificando constantemente, una
y
otra vez,
lo que continuamente la legislación anticlerical y anti
rreligiosa se encarga de destruir, ya que aunque esa clase de resis
tencia es necesaria, resultaría -sumamente peligroso limitarse tan
sólo a eso.
Para Maurras
la política religiosa, la política que debe seguirse
en el campo de los intereses religiosos es una política. Y la
pdlítica
entrafia
la conquista
del poder.
Por
ello, "la conquista del
poder
por lo.s católicos es el único medio seguro para una resistencia
seria". Maurras no deja de advertir las dificultades de esta política,
pero sefiala que
es la única
y la verdadera. Porque, dice, hay que
tomar medidas para que
la política
,antirreligiosa no pueda volver,
porque
hay que
tomar
medidas contra
la causa que produce los
efectos, a
fin de que
estos no
vuelvan
a producirse.
De
ahí el
fa.
moso
po/itique d'abord. '"Ante todo política. Política ofensiva diri
gida contra el régimen".
Poliüque d' abord. Con esta expresión jamás pretendió Maurras
poner
a la
política por encima de la religión,
romo arteramente
ha
bía sido
acusado (13). No pretendió
nunrn dar primacía a la po
lítica del nacionalismo integrai frente a la re1igi6n en el ámbito
ontol6gico; tan sólo pretendió, en el campo de fas realizaciones
prácticas, una táctica que .asegurara un triunfo efectivo que traería
ron él rodb lo demás; también la restauración católica.
Frente a quienes señalaban que había que sacrificarlo todo frente
a
la re1igi6n,
MaW'ras escribe: .. los demócratas
cristianos,
los anar
quistas cristianos
y también los liberales del mejor mundo conser
vador y rallié (14), nos explican muy gravemente que es preciso
(13) Cfr. Luden Thomas, op. cit., págs. 278-285.
(14) Sobre el ralliement, Jacques Ploncard D'Assac: L'Eglise oct:Npée
Diffusion de la Penséé ·Franc-aise, Chiré-en-Montreuil, 197'.5, págs. 11'.5-131,
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INFOIV',IACION BIBLIOGRAFICA
sacrificar todo a la denfensa religiosa. &te sentimiento sería del
más grandioso heroísmo si la ·defensa de la religión en Francia exi
giera el menor sacrificio de la defensa dcl país y del ejército, de la
defen.sa del
orden social, de
la legítima propied,d y del bien pri
vado de cada uno. Pero 'lejos de excluirse mutuamente, lejos incluso
de estorbarse con ninguna fricción, las tres causas -patria, socie
dad,
religión- se
llaman, se engranan, se entrelazan, se comple
mentan y se defiende la una por la otra". La fórmula, escribe Mau
rras, es ía siguiente: "Defensa religiosa
+ (y no: -) defensa so
cial + (y no: -) defensa nacional'". E indica claramente que en
esa
clasificación
ha seguido un orden decreciente según su impor
tancia. Pero
para Maurras, prácticamente, sólo con la defensa na
cional se incluía a las otras, al incluirías el nacionalismo integral,
lo
que no ocurría con ías otras. De
aihí su ante todo polJtica,
política nacionalista, política del nacionalismo integral. Se podrá
discutir si en el terreno práctico la concepción maurrasiana era o
no acertada, pero no acilacarle propósitos que nunca tuvo.
La Acción Francestl y la relig,ón católica es la tercera de las
obras que forman
/a d,em'()Crada religiosa. fu una defensa de Mau
rras frente a los ataques de que
fue objeto, en los que se le acusaba
de ser enemigo de la religión católica y un peligro para los católi
cos. Maurras señala ías
falsas imputaciones
que le lean sido
hecltas
y las aviesas intenciones que se le atribuyeron, así como rebate la
acusación de opottun.ismo político de sus posiciones y las de la
Acción Francesa respecto a la religión católica. De nuevo vuelve. a
señalar
al catolicismo como un elemento bienhechor.
Respecto a los autores cuyo magisterio !e fue reprochado: Proud
hom, Sainte-Beuve, Renan y Comte, Maurras indica que tomó de
ellos lo que tenían de positivo sin que ello significase peligro algu
no o demérito para los católicos. Así, un cierto nacionalismo en
Proudhom que le llev6 a combatir la unidad italiana, lo que implica
la defensa del poder temporal del Papa; ía
aplicación a la política
del método de análisis y disección que Sainte-Beuve introdujo en
la critica literaria y no su anticlericalismo o su irreligiosidad; ía
crítica rigurosa efectuada por Renan respecto a IJ.a Revolución y a la
democracia;
la crítica al individualismo, a la Revolución, a la .de
mocracia y a las formas modernas de ía anarquía y la defensa de la
autoridad y la
jerarquía
realizada por
Cornee, excluyendo absoluta
mente ía idea de que los cac61icos podrían aceptar la filosofía de
Cornee.
y Eugenio Vegas Latapie: Catolicismo Y República, Madrid, 19132, Imprenta
Gráfica Universal.
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
Quien lea o conozca las páginas de w Jemorra#e rel;gie,ue,
no creo que pueda dudar acerca de la apología de la religión cató
lica
y de la Iglesia que en las mismas contiene. Apología realizada
"desde fuera", .desde luego
(y en este sentido sí puede hablarse de
la contrarrevolución o del
tradicionalismo "desde fuera·· a
que
Gam
bra alude) (15); pero una apología y una doctrina (la de Maurras y
la Acción Francesa) cuyos efectos consistían en volver católicos
a los oo creyentes die Acción Fraocesa, sin que por otra parte, los
católicos perdieran
su fe.
Maurras fue, a mi juicio, un incomprendido y al
mismo tiempo
fue muy bien comprendido.
Y no me refiero en ninguno de los
casos a quienes participaron de sus ideas. Fue un incomprendido
por quienes no vieron o no quisieron ver, de un lado, que el senti
miento democrático, el espíritu democrático apoderado de la mente del
hombre es esencialmente destructor: destructor de
uoa sociedad or
ganizada sobre sus bases naturales, destructor del orden natural que
posee sus propias leyes ínsitas
por Dios en la naturaleza, destruc
tor también de la religión católica, cuya fe
reemplaza por
otra
etérea
y difusa; de otro lado, que el régimen republicano, la República
francesa, no podía ser
cambiada. por
otra "buena" república, que
toda defensa
de fa: democracia no establecería otra república -esta
vez la buena- sino que afianzaría aquélla.
Por el contrario, Maurras fue muy bien comprendido
por quie
nes
advirtieron el peligro que
las doctrinas de Maurras y la Acción
Francesa entrañaba
para ellos, para fa: supervivencia de la demo
cracia, bien como espíritu y sentimiento; bien como entidad políti
ca. Los enemigos que Maurras combatió, que lo eran no sólo del ser
de Francia, sino también de la Iglesia, se encargaron de dat buena
cuenta de
él, no
sólo
.con la condena arrancada a Pío XI, sino tam
bién con la increíble y calumniosa persecución de que fue objeto
una vez que Francia
fue liberada •1 finalizar la segunda guerra
;mundial (16).
"Hemos saludado a la obra eclesiástica -escribe Maurras en las
últimas páginas, lamentando los ataques de que fue objeto por parte
de un sector de los católicos-'--como un refugio del pensamiento,
l¡nduso puramente humano, así romo de la civilización, incluso pu
ramente temporal: ¿hay que castigarnos porque esta barbarie (se
refiere a la revolucionaria y democrática) se ha desatado contra
·nosotros?". Ciertamente no.
ÍA democratie ~eligieuse sigue constituyendo una crítica válicht
( 15) Rafael Gambra, op. cit., pág. 28.
(16) ar. Albert Marty, op. cit., págs. 408-430.
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INFORMACION BIBUOGRAFICA
y eficaz a ese sentimiento democrático, a e$a democracia religiosa
cuyos caracteres esenciales señala Madiran; porque hoy esa demo
cracia religiosa casi
ha adquirido carta ~ naturaleza, pese al Syllá
bus, la carta Notre charge aposwiique '(que como apéndices incluye
Mautras en
esta
obra) y l!' Pascendi; porque hoy, desgtaciadarnente,
ya
no puede
decirse lo
que
. Mautras decía casi al término de la
obra, que "la pequeña minoría de
«intelectual.es» e idealistas de
mócratas
y republicanos representa un elemento espiritual antagó
nico del espíritu católico romano", pues no se trata ya de una pequeña
minoría.
La crítica a las doctrinas, .a las falsas doctrinas de la Revolución
ae encuentran a lo largo de todo el libro que hemos comentado, así
romo 'los elementos para una 1'econstrucción. Reconstrucción que
Maurras veía en la monarquía tradicional hereditaria, antiparlárnen
taria y descentralizada, para la cual. la democracia, la democracia
moderna
y el espíritu en que ia misma se basa con la democracia
religiosa, constituía el mayor ·enemigo.
E.s'rANISLAO CANTERO
Alvaro d'Ors: AUTARQUIA Y AUTONOMIA (*)
Este reciente trabajo de Alvaro d'Ors se inscribe en la línea de
su pensamiento, desenvuelto, a lo largo de años, en tomo al actua
Iísimo -y confuso--tema de los conceptos de autonomía. Digo
conceptos por indicar con esa palabra las diversas definiciones que~
por
citar ejemplo contemporáneo, se contienen en el
<
dencia», «libertad>>; «Estado del país que se gobierna a sí mismo
por completo o en cierto aspecto que se expresa>> : «Conceder auto
nomít a una colonia. Disfrutar autonomía administrativa». «Se em
plea también con referencia a personas -naturales o jurídicas-,
significando facultad para gobernar las propias acciones, sin de
pender de otro:
"En mi departamento obro con autonomía"». «Po
testad
dentro de un Estado que pueden
gozar los
municipios, pro
vincias u otras entidades constitiutivas del mismo para regir los
asuntos o ciertos asuntos de su propia administración». «Tiempo que
puede volar un av}ón, o distancia que es
capaz de
recorrer
sin ne
cesidad de repostar combustible».
(*) Publicado en La Ley, Buenos Aires, abril · de 1981, año XLVI,
núm. 76.
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