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Número 197-198

Serie XX

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Joseph Silk: The big bang

INPORMACION BIBUOGR.APICA
hllblar de los políticos tratando de un .trabajo jurídico) nos nega­
mos
a nna integración que política y jurídicamente no sólo desinte­
graría a
Navarra sino

la separatatía de su razón de ser, foral y
española.
JAVIER NAGORE YÁRNOZ.
Joseph Silk: THE BIG BANG (EL GRAN ESTALLIDO).
THE

CREATION AND EVOLUTION OF THE UNIVERSE
(LA CR&C10N Y LA EVOLUCI0N DEL UNIVERSO(*).
Acabo de leer un libro muy interesante: The Big Bang, por Jo-·
seph Silk, un profesor de astronomía en una Universidad de los
Estados Unidos.
El títuilo quiete

decir
algo así como «La gran explosión>>, es el
principio del espacio
. y del tiempo, que partieron de la nada pata
crear por una gran evolución lo que ahora _son los cielos, de los que
nos habla la Biblia.
El brethilh, «en el principio».
Durante siglos, excepto en la Biblia, todos los sabios, todas las
creencias, desde que se escribe, hasta hace menos de un siglo, siem­
pre se creyó en la inmutabilid•d del Universo, en la «inmutabilidad
de las estrellas», frase hecha que quería como decir que sólo había
una cosa en que se podía tener algo así como confianza.
El creer que hubo una creación, el creer en las palabras del
Génesis, era como u.na especie de leyenda para los niños, que creen
en cuentos de hadas ...
El Universo, para
Laplace, para
Newton, pata Ptolomeo, pata
Kepler, etc.,
la eternidad y la infinitud del Universo era una cosa que
no tenía, como se dice, «vuelta de hoja».
Pero en Ios tiempos modernos se descubrió que las nebulosas,
sobre todo las muy lejanas, tenían una curiooa característica, sus es­
pectros luminosos no tienen las rayas en los mismos sitios que las
de los espectros de los mismos aierpos que se ven en la Tierra, esas
rayas están corridas hacia frecuencias más bajas, es como un corri­
miento hacia el rojo de la luz visible. Ha habido muchas explica­
ciones : el cansancio de la luz al atravesar tanto espacio, muchas ve­
ces

más de un millón
de años

de recorrido; el que hace que en esos
.años la luz era distinta, más rojiza; que el polvo o los gases que se en­
cuentran en los espacios internebulares frenan la
luz, y
por eso se
(•) Universidad de Califomia, Berkeley, 19·so; 394· págs. 184 ilusts.
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JNP vuelve menos blanca, girando hacia el rojo; las masas de otras ne­
bulosas que de acuerdo con la teoría de la relatividad atraen a los
fotones haciéndoles portadores de ondas
menos azules
; el
efecto
llamado

de
Doppler o
de
Fizeau, que
dice que un cuerpo que emita
unas ondas vibratorias, cuando se aleja, esas ondas aumentan de lon­
gitud y por ende disminuye su frecuencia a ser detectadas en un
lugar que se aleja del punto de recepción.
Lo contrario sucede
cuando se acerca:
la frecuencia aumenta en función de la veloci­
dad del objeto vibrante. Un astrónomo, Hubble,
comparando la brillantez

de nebulosas
o de estrellas, que por sus
características debíao

ser iguales,
pero que
por

su lejaoía
erao meaos brillaotes

a los ojos del observador, vio
que cuanto más lejanas, sus espectros tenían un corrimiento hacia
el rojo mayor, eso,
de acuerdo __ con el efecto Doppler, era que esas
estrellas o nebulosas se alejabao tanto más de nosotros cuaoto más distantes se hallabao. También se ha observado que calculando las distaocias, una vez
admitida esa ley, las nebulosas muy distaotes de nosotros
erao .como
menos
formadas que

las cercanas, teníao
menos elementos pesados
que

éstas, era como si las muy alejadas en espacio, y por ende en
tiempo, porque la luz que de ellas partió y que ahora vemos, era una
luz sali,da hacia nosotros muchísimos años antes, millones o miles de
millones de años ... , fueran más jóvenes.
Es como si la historia del Universo, que tiene de eocistencia, se­
gún cálculos más firmes, veinte mH millones de años, la estuviéra­
mos viendo toda a
la vez. La Vía Láctea fa estamos viendo ahora,
bueno, relativamente, porque del Sol al centro de la espirad, que es
la Vía Láctea, la i}uz tarda más de veinrticinco mil años, y nosotros
para ver las estrellas que estén aJ otro lado de donde nosotros es­
tamos las estamos viendo

con un retraso de cincuenta mil años. La
Vía
Láctea, como fa nebu'losa Andrómeda, que es muy parecida,
tiene un diámetro de
más de cien mil años luz. Es decir que ahora
estamos recibiendo
la luz de las estrellas del otro e,ctremo de nuestra
galaxia con un retraso de cincuenta mll años, y
que cuaodo vemos
a

una
nebulosa, como

Andrómeda, que aparentemente
la vemos de
un golpe, estamos viendo
las estrellas

más
cercanas cien
mil años
antes que

las más
alejados.
La

realidad del Universo tal como es ahora, si lo pudiéramos
ver todo al mismo tiempo, sería muy distinto de como fo vemos.
Hay estrellas que estamos viendo, que ya no existen, y estrellas que
no vemos; que sí existen
Las estrellas se -forman de nubes de gas inmensas, que se 'agro·
pao sus moléculas por la fuerza de atracción, que se llama grave-
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INFOJIMACION BIBUOGIMFICA
dad. Este proceso tarda millones de años en realizarse y desarrolla
una energía que calienta
bL nube

hasta volverla luminosa; al mismo
tiempo se
producen cambios

dentro de
fos propios

átomos de
fusión
y de fisión con emisión de rayos luminosos caloríficos, de rayos X,
de rayos gamma, de emisiones de radio de toda · clise de ondula­
ciones con emisiones de partículas de todas
clases. Esta

condensación
de las
nubes de

gases crea a
veces estrellas

de tal energía, que
esta­
llan, produciendo otras nubes., que a su vez se condensan dando lu­
gar a otras estrellas menores con mayor vida, como nuestro Sol y
•nuestros planetas. Porque en esos procesos de fusiones los elementos
estructurales de
los átomos
se hacen
cada vez más

complejos y
por
ende más pesados, con una masa atómica cada vez mayor, dando lu­
gar a los elementos que todos conocemos . y que el sal>io ruso Men­
deleyev ha catalogado
en su famosa tabla.
Y asi; caminando hacfa: atrás en el espacio y en el tiempo, se
puedeo ver ahora, como en un cuadro, fas sucesivas etapas de la
formación de las diversas nebulosas, de las estrellas gigantes, de
las menos grandes, de la novas y superno-vas, de las enanas. y azules,
de las enanas y rojas, etc. etc. Y se llega a un estado muy primi­
tivo, que sólo se conoce ·por las· emisiones de ondas herzianas. Co­
nocemos estrellas hasta los cuatro mil millones de años de luz, o
sea de las que
pasaron del
estado primitivo a una edad de 16 mil
millones de años. Cada
vez se

profundiza más en el Universo,
pero nunca podremos llegar a ver
estrellas o nebulosas que

estén en
el momento del principio. Nosotros nos alejamos del centro de
la
«gran explosión» hace veinte mil millones de años. En ese mismo mo­
mento otras nebulosas se alejaron en dirección o sentido diametral­
mente opuesto

con la
misma velocidad
que
nosotros. En
estos mo­
mentos las nebulosas que se alejaron de nosotros eo dirección
diac
metralmente

opuesta están a
uná distancia real de casi 600 X 10'º
kilómetros
de

nosotros, es decir 60.000 trillones de kilómetros.
Pero nosotros
las estamos viendo

mucho
más cerca, porque la luz ha
ido mucho más deprisa que las
nebulosas. Eso

hace que la geometría
real no pueda ser euclidiana, aunque para un Ser que lo
vea todo
al
momento sea

as!. Esta
teoría del «Big Bang,>, o

la Gran Explo­
sión exige que ta· expansi6n no tenga un fin conocido, como no sea
el aniquilamiento por el gran aumento de la entropía, que acabará
con toda clase de movimiento. Esta es la
teoría del
Universo abierto.
Hay otra
teorla de

un Universo cerrado, es decir, de una expansión
de,
tenida, y con una impulsión hasta llegar al momento inicial de esta
explosión, para empezar otro . ciclo. Esto sería como una negación al
reconocimiento de una creación «a nihilo»; pero, adémás de1 'irre­
futable aumento de la entropía; que haría que estas especies de
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INFORMACION BIBLIOGRAFICA
olas de expansión e impulsión fueran limitadas, las corroboraciones
experimentales unidas a las teóricas y de cálculo, hacen que
la teo­
ría de
la expansión ilimitada, partiendo de un principio del espacio
y
del tiempo, es decir de
un Universo abierto, sea la que cumple
todas las hipótesis.
Parece -que en· el
principio no había un desorden sino
un. orden
perfecto. La creencia del «caos» griego no fne así. Solamente que
el orden era · muy simple, y tieue qne ser así. L1L entropía signi­
fica desorden,
la energía en los diversos cambios tiende a un aumen­
to del desorden de la entropía, luego en el principio todo tenía
que ser orden. Pero -al crearse la. -energía; que en sus - condensacio­
nes da origen a !a· materia, ésta pnede tomar dos formas que se di­
ferencian entre sí, es lo que los ingleses llaman
<>, y que se
llaman materia
y antimateria. Ambas tienen los mismos elementos,
pero con

cargas
elécticas opuestas:

al
_pooitrón el electrón, al
pro­
tón el antiprotón, etc.
Y cuando una -partícula colisiona a una antipartícula, se aniqui­
lan,
pero con el
impacto se desprede

una enorme cantidad de ener­
gía.
Energía que

es
recogida por
otras partículas,
acelerando su
velocidad.
·
Esto,

en grandes
masas, como son las cósmicas,

producen unos
desprendimientos de energía sobre las nebulosas que
d"11 Iugar a
cataclismos enormes,

que producen
_ estrellas y aglornerad0& de es­
trellas, superriovas y novas, etc. etc.
Pero de todo esto, lo maravilloso, lo nuevo, es qne las palabras
de
la Biblia,
las que en otro tiempo se tenían como un cuento para
nifíos, son la realidad. Aunque esto no pueda creerse
por mentes,
en su
criterio, sólidas, es que

las
palabras de

la Escritura, no son
palabras
_ de

hombre, son palabras de Dios: en el Principio _creó
Dios
lc,s Cielos y _la Tierra: bre,bith bará Elohim elh hashr'1nayim
wueth . haart!tJ ...
FAUSTINO RoDRÍGU1JZ SAN PEDRO
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