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Número 299-300

Serie XXX

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Ángel González Álvarez

IN MEMORIAM
ANGEL GONZALEZ ALVAREZ
Fue una unidad coherente y densificada· de vida y pensa­
miento. Don Angel González Alvarez se nos ha ido de esta vida
fugaz el día 29 de junio de este mismo año de 1991. Como en
tantos casos,
y como en uno de los mejores, nos agradaría poner,
en lugar de muerte,
la palabra tránsito. Pasó de esta morada te­
rrena a otra de más colmada plenitud. Había nacido en 1916.
Y en todos sus · años de existencia supo mantener, como meta o
estrella de su vida, ser siempre él mismo. Creo que el mejor
l.omenaje que podemos tributar a
su memoria es el de resaltar
esa unidad, dentro del amplio campo de su actividad cultural, y
que se diversificó fundamentalmente en tres facetas: la de pro­
fesor de filosofía,
la de pedagogo y la de pensador religioso. Nos
tenemos que
esforzar para que el hondo sentimiento de su pérdida
no nos impida
del4,ear ese mínimo cuadro objetivo de su vida y
de su obra.
I. Itinerario cultural y docencia· filosófica.
Después de haber cursado la carreta de Magistetio y de Filo­
sofía
y Letras, ejetció rápidamente la docencia en los Institutos
de La Coruñá y del Ramiro de Maeztu de .Madrid. En 1946 ganó
por oposición la Cátedra de
Metafüica de la Universidad de Mur­
cia. A partir de 1949 sus viajes y estancias de años en la Argen­
tina le hicieron desarrollar una
intensa labor docente, de transmi­
sión de conocimientos :filosóficos t de· incitación cultural, como pro­
fesor
y como director del Instituto de Filosofía· y Disciplinas
Auxiliares
y director también de la revista Philasophia, en la
Univetsidad .de Cuyo (Mendmea), desde donde ampliaba su ac­
ción en conferencias, organización• de cursos de doctorado y
publicaciones. Como
reconocimiento a ésa labor fue nombrado
mienlbro honorario de las Universidades Argentinas, aparte de
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recibir otras distinciones que venían a ratificar el agradecimiento
a su trabajo intelectual. También por parte del Gobierno español
se le cdncedieron las encomiendas de Isabel la Católica y de Al­
fonso X el Sabio.
Pero cuando
de modo más =ano e inmediato se manifestó
más fructífera y eficaz su actividad entre nosotros fue a partir
del
año 1954 en que ganó la Cátedra de Metafísica de la Univer­
sidad de Madrid
y que regentó hasta 1985, fecha de su jubila­
ción.
¡Mucho habría que recordar de todos esos años, de su de­
dicación a los alumnos, de su consagración a vigorizar la vida
cultural
y a formar mentes capaces de orientarse especialmente
en
el campo filosófico!
Eran tiempos de indigencia
y penuria, y de luchas muy varias,
por poner a España en otro nivel del·
que venía· saliendo en el
orden cultural, y
su acción hubo de· extenderse además a otros
puestos
de-la vida académica .española: Director General de En­
señanzas Medias (1962-1967), Secretario General del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (1967-1973), Rector de
la Universidad Complutense (1973-1977), Director del Instituto
de Filosofía «Luis Vives», del C.S.I.C. y Director, por motivos
de eficacia, de la Biblioteca hispana de Filosofía,
y desde 1959
Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Su amplia abra escrita iba respondiendo a las necesidades de
su
docencia y de ser punto de referencia para muchos de sus
alumnos y discípulos. Así nacieron, entre· otros, sus libros de
Introducción a la Filosofia ( 1953 ), Manual de Historia de la
Filosofla (1957), sus dos volúmenes del Tratado de Metaflsica
(l. Ontología y JI. Teología natural) en 1961, por sólo citar los
más representativos y con mayé>r número de sucesivas ediciones;
No es aquí el lugar de hacer un elenco de todas sus publicaciones
filosóficas que
podría alarga¡:se. con facilidad. Sin embargo, acaso
sea conveniente c<>nsignar d 11.echo de que; , antes de céñirse a
una línea bien definida de su pensamiento, ·había debutado,. en
el ámbito del campo filosófico,
ya en 1945, con la publicación
del trabajo de su tesis
doctOtal sobre El tema de Dios en la filo­
wf!a existencial (CSIC), estudio que le habla obligado a plan­
tearse desde un primer momento la problemática de actualidad
que
traía esa corriente, la más incitadora y desafiante de aquella
· hora. Ello podría explicar, para muchos, el hecho de que el pro­
fesor González
Alvarez se atuviera a la decisión . de fidelidad;
· ahondamiento, renovación y síntesis de ·un pensamiento tradicio­
nal
como era el aristotélico-tomista. En él se .situaban sus · con­
vicciones doctrinales más arraigadas y que él nunca ,dejó de hacer
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IN MEMORIA·M
constar y formular: «La exigencia de objetividad que proclamá·
brunos
al principio es compatible.con el reflejo en este Tratado de
las
personales concepciones del autor. Eu las disciplinas filos6-
ficas
no nos está permitida la renuncia a las propias ideas. La
metafísica desaparece donde falta la tensa
rcflexión personal sobre
el triple misterio del ser.
Por eso tatnpoco neis es dada la posibi­
lidad de prescindir de nuestras
convicciones en el tratamiento de
los problemas metafíscos
én su contenido y despliegue objetivos.
Para que los hechos hablen hay que aprender a consultarlos. Nad,¡
obsta a la objetividad y universalidad de la metafísica su necesi­
dad de ser elaborada sobre el diálogo .con el .ser -el mismo para
todos-de un espíritu irrenunciablemente personal» (Tratado .de
Metafísica, cit., I, 8 ): . · ·
Quienes tuvimos la suerte u . oportunidad de escuchar sus
lecciones o conferencias,
en muy distintos lugares y momi;,ntos,
sabernos muy bien de la e,;quís,ita forma d.e Íl)tentar 'siempre con­
jugar la claridad de fa e,¡;posición ·. opktiva de la materia. presen­
tada con la firmeza
dé la valdración · y enjuicia,jtlento des.de esas
sus convicciones personales e irrenunciables.
II. El pedagogo.
Puede ser muy
discutible el que los estudios de las Escuelas
de Magisterio impriman o
no carácter .especial a la docencia. Pero
ofrecen al menos
la posibilidad de enfocar con mayor conciencia
los ángulos de acercamiento
al alumno y a los modos más apro­
piados de aprendizaje. En cualquier caso, el profesor don Angel
González Alvarez actuaba
en su docencia como pedagogo por
vocación y por disciplina. La· forma hablada de presentar ·y d"'
sarrollar los temas, al igual que, toda su obra escrita, lo testifican
y corroboran. Pero además de eso,, e,;plicó y . desarrolló. con de­
terminadd empeño las doctrinas pedagógicas. Bástenos recordar
aquí su
Filosofío de la educación (1952) unida·a: escritos post"'
riores como Hacia una educación integral (1966),. Politia, educa­
tiva
y escolaridad obligatoria (1975), La Universidad de nuestro
tiempo (1976), además de la lista hien alargada de artículos y
ensayos menores· dedicados a aspectos édncretos sobre la esencia
de
la educación, a la incidencia. de lo político y .de lo sociál en
ella, lo mismo que a.las formas de mejorar los sistemas educati­
vos desde
el nivel de las· enseñanzas primaria y media hasta el
más alto
. de la fonnación · universitaria. · Acaso nd. resultaría ine­
xacto decir que sabía
promocionar, a la vez, iniciativas en el· ám0
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bito de los contenidos .y buscar una «escrupulosa didáctica» ( T ra­
tado, l. c.) para llevarlos a la mente de los educandos.
111. Pensador cristiano. ·
La · dimensión que más cumplidamente podría définir la vida
y obra
dedon Angel González Alvarez es, sin duda, la de pen­
sador cristiano. Ello no le llevaba a ser excluyente de saber al­
guno, pero sí a modular y concretar los fines de sus actos educa­
tivos, docentes
y de otra váriada suerte de iniciativas, desde lá
perspectiva cristiana.· De ahí el no prescindir nunca de sus cón­
vicciones personales, expresarlas con libertad y sin velos de nin­
gón género, y el mantenerse siempre atento a las directrices que
podían alimentar y vigorizar con nuevos elementos sus propias
actitudes
y comportamientos. En este sentido, también cabría
hacer una larga
enumeración de escritos especiales, que podrían
ir desde el Discurso leido en· la Academia de Ciencias Morales y
Políticas sobre
Teización y ateización del Universo (1968) hasta
uno de sus últimos artículos sobre
La llamada teología de la libe­
ración
(publicado en esta misma revista Verbo, 241-242, 1986), sin
dejar de pasar
obligadamente por el libro Juan Pablo II y el Hu­
manismo cristiano (
1982), publicado en la Fundación Universi­
taria Española, de
la que fue patrono varios años. Repetimos que
ninguna
de las listas que aquí damos de sus publicaciones es ex­
haustiva, y quizá en este punto sea en el .que más acortemos su
número.
Aunque haya de ser sólo como una muestra del talante deci­
dido
y permanente que presidía esta dimensión cristiana, nos
permitimos transcribir, para terminar, dos textos literales de otros
dos libros, de los que ya anteriormente hemos hecho mención,
y que iban dirigidos tanto a sus alumnos como a cualquiera
de
sus posibles lectores. ·
En su Filosof!a de la educación resume el fin de la actividad
educativa con estas palabras: «La actividad educativa se ordena
a
realizar la imagen de Dios. Expliquemos. También ahora de­
ben ser distinguidos tres momentos que hacen relación, como
anteriormente,
al principio, la operación y el fin. De los cuales
resultan: la imagen
entitativa, la imagen operativa y la imagen
consumativa o· final. Dijimos más · atrás que el hombre ha sido
hecho a
irí:lagen de Dios. Es la' imagen" entitativa o esencial en
que
el hombre -cuya naturaleza· "intelectual representa la esen­
cia
divina-consiste como hechura de Dios. Pero también indi-
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camos que el hombre debe hacerse a imagen. de Oios. Es la ima­
.gen operativa o existencial.que el hombre... realiza obrándo a
.semejanza
de Dios. Y agregamos· ahol)l la referencia a la imagen
de Dios conseguida en la consumación de la vida humana, Es
la imagen final o consumativa
,a la cual · se ordenan .Jas otras dos»
(págs. 167-168).
Y en
el Tratada de M~tafisica concluye el último párrafo con
este doble signo
de.· afirmación y oración: «Dios es la vida, el
poder, el amor, y el entender.
Por Dios entendemos, amamos,
obramos y vivimos. Quiera
El que con este nuestro vivir, obrar,
amar y entender demos testimonio de su Bondad y manifestemos
su Gloria»
(II, pág. 527). . . . . · · ·
No podemos dejar de ver y evidenciar en estas. decisivas pa­
labras el símbolo de la plegaria bien cumplida. y realizada en todo
el trenzado de su vida de trabajp temporal, Ellas. nos ayudan
igualmente a acrecentar la certeza
de. su presencia trascendida a
otra forma de vida más colmada
y feliz, además de. consolarnos
en
el dolorido sentir de su desaparición material de entre nosot~.
LYDIA ]IMÉNEZ. ·
AUGUSTO DIAZ-CORDOVES Y ·GONZALEZ-BESADA
Los amigos de la Ciudad Católica y · Speiro, con el fallecimien­
to de Augusto Díaz-Cotdovés, hemos perdido otra múy impor­
tante figura de la
genel)lción de sus fundadores y uno de los
mayores púntales. Personalmente he perdido uno
de mis mejores
amigos, con quien me sentía compenetrado plenamente· en
mies-
tros afanes dentro de nuestra labor común. ·
Augusto nació el 8 de agosto de 1918 en Poyo (Pontevedra)
en casa de sus abuelos maternos
González.Besada; los paternos
Díaz-Cordovés eran de raigambre toledana, y sus padres residían
habitualmente en Madrid, donde estudió el bachillerato en' el
Colegio de Areneros· de los Padres Jesuitas.
Hallándose
en Austria estalló el Movimiento nacional, al qúe
pronto se incorporó,
efectuando los cursillos de Alférez provisici'
na! de Artillería.
Con este grado lucha éfi pecialmente en las
batallas,que se dieron en el de Madrid. Perdió
parcialmente el oído y obtuvo diversas condecoraciones.
Acabada la guerra, se incorporó a la Academia militar, ini-
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