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Los signos de los tiempos y la plenitud de los tiempos

LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS
Y
LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS
Significado de los ·usignos ~e los tiempOS". No hay que c~n­
fundirlos
con las modas del moméntO: sigriifican leer el pre­
_sente a la luz de la tradición.
«La investigáci9_n·_teoÍógica, en.el propósito_ de (fScrutar el ·'mis­
nterio de Dios', deberá mantenerse, además, constantemente abier­
"ta a las indicaciones que le vienen de los 'signos de los tiempos'.
"Esto no signifitil que deba preocuparse de ir servilmente al paso
"de las modas del momento. · Significa, en cambio, que debe es­
"forzarse para recoger con d6cil prontitud 'lo que el Espíritu dice
"a las Iglesias' (Ap 2, 7) también en el curso de nuestra genera­
" ción, tratando de interpretar las indicaciones que, ba¡o su acción,
"surgen de las esperanzas de los pueblos, de los sufrimientos de
"los pobres, de los descubrimientos de la ciencia, de las propuestas
"de los santos.
»Tarea de una teologia madura es, finalmente, la de leer el
"presente a la luz de la Tradición, de la .ci "taria.
La Traditi6n ·es vida,· eti ella se expresa la riqueza del mis­
"terzO··-.cristiano,-. manifestando-poco ª"poco, en cOntacto con las
"cambiantes vicisitudes de la historia, las virtualidades implicitas
"en lós
valores perennes de la Revelaci6n, El te6logo que dese.e
)'ofrecer una respúe'sta ··auténticamente cristiana a" las preguntas
nde sus contemporáneos, no _podrá menos que sacarla de esta
!'fuente». _
· ' · .
JuAN PABLO II: Homilía con motivo de la inllu-
. guración· del año ·académico de tódas las Univer­
sidades Pontificias y centros de estudios ·ecleSiás­
ticos de Roma en -In. Basílica de San Pedro el 23
de octubre de-1981. L'Osservatore Romano, edi­
ci6n sem.a,nal en lengua española,: año XIII, .nú­
mero 46 (6'?2), domingo 15 de noviembre de 1981. .. .
Verbo, núm. 301-302 (1992), 3-5
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La "plenitud del tiempo".
«'Cuando se cumpli6 el tiempo .. .' (Gál 4, 4).
»Hoy, primer dio del año nuevo 1983, la Iglesia nos invita a
"meditar sobre
la 'plenitud del tiempo'.
»¿Tiene el tiempo su plenitud?
»Hoy podemos decir que
el año 1982 se ha cumplido, porque
"ha pasado. El tiempo es s6lo una medida del transcurso de todo
"cuanto existe, sometido
al tiempo; es una medida del transcurso
"del mundo,
y del hombre en el mundo. Podemos pensar en la
"'plenitud del tiempo' solamente con relación a lo que acontece
"en el tiempo.
»Asi razona también San Pablo en el texto de la Carta a los
"Gálatas que hemos leido en la liturgia de hoy, prestada su espe­
"cifica plenitud del bien que se realiza en él».
JUAN PABLO II: Homilía durante la misa cele­
brada en la Basílica de San Pedro el 1 de enero.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XV, núm. 2 (732), domingo
9 de enero de 1983.
La plenitud escatológica del tiempo en la noche que nació
el hijo de Dios.
« Y éste es el bien:
»'Envi6 Dios a su Hi¡o, nacido de una mu;er, nacido ba¡o la
"ley, para rescatar a los que estaban ba¡o la ley, para que recibié­
"ramos el ser hi¡os por adopci6n' (Gál 4, 4-5).
»La plenitud del bien para el hombre es precisamente ésta;
"es lo que aconteció en el tiempo en la noche del nacimiento de
"Dios.
»Es la plenitud del bien y del amor, dada al hombre en el
"tiempo y para cada tiempo: para cada d!a, para cada año, para
"cada siglo, para cada época. A la vez ésta es la plenitud escato­
"lógica, que supera todo tiempo, plenitud que lleva dentro de si
"misma una dimensi6n de eternidad.
» 'Y como sois bi¡os de Dios envi6 a vuestros corazones el Es­
"piritu de su Hi¡o que clama: Abbá, Padre. As!, que, ya no eres
"esclavo, sino hi¡o; y si eres hi¡o, eres también heredero por vo­
"luntad de Dios' (Gál 4, 6-7).
»Por tanto, en el designio de Dios el tiempo ha llegado a su
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"plenitud en la noche del nacimiento de Dios. En raz6n de esta
"'plenitud del tiempo' el hombre puede, en todo fragmento del
"tiempo, llamar a Dios 'Padre' y puede existir como hijo adoptivo
"en
la perspectiva de la herencia que tiene en Cristo. Esta herencia
"es eterna».
JuAN PABLO II: Homilía durante la misa cele­
brada en la Basílica de San Pedro el 1 de enero.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XV, núm. 2 ·(732), domingo
9 de enero de 1983.
El nuevo año, como nuevo fragmento de la plenitud del tiempo
que llegó de una vez para siempre con el nacimiento de
Dios en la historia del hombre.
«A caballo entre el viejo y el nuevo año, celebramos en la litur­
" gia la festividad de la Navidad: la solemnidad y la octava. Este
"hecho nos permite mirar
el paso del tiempo humtJno y el naci­
" miento del año nuevo cuando acaba el vieio, a través de la di­
"vina 'plenitud del tiempo'.
»Si miramos así las cosas, cada año es como un nuevo frag­
"mento de esta plenitud que lleg6 de una vez para siempre, con
"el nacimiento de Dios, en la historia del hombre. Desde esta
"perspectiva, a
cada año le llamamos, como cristianos, 'el Año del
"Señor' (Annus Domini)».
JuAN PABLO 11: Homilía durante la misa cele.
brada en la Basllica de San Pedro el 1 de enero.
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XV, núm. 2 (732}, domingo
9 de enero de 1983.
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